La formación humanista y la
cultura física Humanist education and physical culture in the thinker Francois Rabelais |
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Doctor en Ciencias de la Cultura Física. Máster en Actividad Física en la Comunidad |
Reynier Rodríguez González reynierrodriguezgonzalez@gmail.com (Cuba) |
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Resumen La nueva concepción del Renacimiento, específicamente su nueva apreciación del Humanismo, tuvo su naciente aparición con el escritor francés François Rabelais (1483-1555), considerado también excelente pedagogo y pensador de su tiempo. El presente artículo aborda sus famosas novelas Gargantúa y Pantagruel, las cuales muestran un novedoso plan pedagógico que interrelaciona la educación física con la intelectual y moral como vía para lograr la formación integral del ser humano. Sus nuevas propuestas didácticas, además, critican las costumbres sociales y educativas de la época y lo sitúan entre los precursores de la educación física. Palabras clave: Formación humanista. Pedagogos humanistas. Cultura Física. Renacimiento.
Abstract The new conception of Renaissance, specially its novel appreciation of Humanist, originated with François Rabelais (1483-1555) who was also an excellent pedagogist and thinker of his time. The present article deals with his famous novels Gargantua and Pantagruel in which an unusual pedagogical plan in shown. This plan interrelates physical education with intellectual and moral education as a way to accomplish an integral formation of the human being. His new didactic proposals criticize social and educative customs of his age and place him among the predecessors of physical education. Keywords: Humanist education. Humanist pedagogists. Physical Culture. Renaissance.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 19 - Nº 193 - Junio de 2014. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción
La literatura en lengua francesa tiene una larga tradición que data desde alrededor de finales del siglo XI hasta la actualidad, con anterioridad el latín era la lengua literaria de Francia. En la Edad Media aparecen las canciones de gesta, que relatan los méritos de los caballeros cristianos, mientras en los siglos XII y XIII florecen los fabliaux (breves poemas narrativos). En los siglos XIV y XV se desarrollaron nuevas formas poéticas. En el siglo XVI la literatura francesa recibió la demoledora influencia del Renacimiento italiano. En su comienzo, el humanismo francés es fundamentalmente erudito. El interés por aprender y estudiar las lenguas clásicas tenía como objetivo principal leer la Sagrada Escritura en la versión más usada en esa época en Occidente (la Vulgata Latina) y también en griego y hebreo, para evitar cualquier mala interpretación, interpolación o exégesis realizada durante años por copistas o teólogos.
La nueva concepción del Renacimiento y específicamente su nueva apreciación del humanismo tuvo su naciente aparición con el escritor francés Francisco Rabelais (1483-1555). Estudioso de las lenguas y las letras clásicas, médico de profesión y escritor, se destacó como uno de los cuatro maestros de la sátira junto al poeta y humanista alemán Sebastián Brant (1447-1521), el humanista holandés Erasmo de Rotterdam (1466-1536) y el escritor español Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616). El humanista François Rabelais desarrolló la sátira en prosa, en la cual no solo motivó la risa en sus lectores, sino también tuvo como objetivo construir un nuevo universo y echar abajo los prejuicios que subyugaban el desarrollo del pensamiento. En este sentido, se observa en sus textos una tendencia similar a la utilizada en la novela de Miguel de Cervantes Saavedra El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha: eliminar con el sutil veneno de la sátira los prejuicios y alienantes deleites de su tiempo. En su obra de construcción y restauración de este universo circundante, como señala Pogolotti, utilizó “(…) tres caminos fundamentales: la vía erudita – traducción y exégesis de textos griegos y latinos –; la investigación en el campo de las ciencias naturales y el panfleto polémico.” (1977, pág. VIII)
Entre los años 1505 a 1520 inició sus estudios en la abadía benedictina de Seuilly. En este monasterio estableció una relación de amistad con el monje Buinart, en quien se inspiró para idear la recia figura del hermano Juan de los Entomeures que tanta influencia ejerció en Gargantúa, protagonista de su novela homónima. Realizó el noviciado en Baumette, cerca de Angers, y posteriormente cursó estudios superiores. Luego ingresó como fraile menor en la orden franciscana en Fontenay-le-Comte, donde permaneció desde 1521 hasta 1524, pero dejó la orden cuando le incautaron sus textos en griego y se estableció entonces en la abadía benedictina de Maillezais en Ligupé entre 1525 y 1528. Estos datos revisten una notable importancia no solo por la gran influencia en su formación humanista, sino porque la enseñanza recibida en ambos lugares fue objeto de fuertes críticas que lo llevaron a proponer nuevos métodos para la misma. En la primera parte de su obra se observa cierta simpatía por los reformadores religiosos del protestantismo, pero posteriormente se aprecia cierto desdén hacia ellos.
Rabelais fue un gran conocedor de las lenguas clásicas. Sobre este aspecto, comentaba uno de sus biógrafos que “(…) cuando le hace falta un vocablo para precisar un pensamiento o para dar a una frase la expresión más adecuada, lo inventa con gran desenfado, sirviéndose para ello de su soberano dominio de todas las lenguas vivas y muertas.” (1923, pág. 20) Esto implica que para leer su obra se necesita conocer a fondo dicha particularidad para no incurrir en una lectura parcial de la misma.
En 1529 o tal vez 1530 (según otros biógrafos) inició estudios de Medicina en Paris y recibió el título de bachiller en Montpellier. A fin de graduarse como médico, de acuerdo con los estatutos de aquella época, ejerció, el magisterio en esta Universidad por un determinado período de tiempo. En 1531 impartió las teorías de Galeno e Hipócrates; sobre la obra este último realizó excelentes comentarios. Posteriormente, obtiene el doctorado en Medicina.
Desarrollo
En el ámbito pedagógico, François Rabelais no solo criticó las costumbres sociales y educativas de su época sino también propuso un novedoso plan pedagógico; examinó el de algunos pedagogos y celebró el de otros en sus famosas novelas Pantagruel y Gargantúa 1, consideradas entre las más importantes de la historia de la literatura francesa. El pensamiento pedagógico de Rabelais contiene la idea de la formación completa o “íntegra”, como señalan sus coterráneos. Por eso, este plan pedagógico concibe la educación física junto a la intelectual y la moral como una forma de contribuir a la formación del hombre en su totalidad.
Los gigantes ocupan un espacio en la literatura desde hace varios siglos. En el prólogo del Tomo I (1977, pág. VII) de Gargantúa y Pantagruel, Pogolotti, comenta magistralmente: “Desde hace más de cuatro siglos andan las historias de los buenos gigantes Gargantúa y Pantagruel (…) El maestro François Rabelais (…) les atribuyó una larga genealogía (…) Sin embargo, la verdadera prosapia de los buenos gigantes era otra, antigua y fecunda. Proceden de la tradición de la fiesta popular, de los hombres de campo que celebran la vendimia, el término feliz de la cosecha y del esfuerzo rendido en conjunto, y exalta la feracidad por la tierra. La esencia pagana de estos festejos permanecen inalterables a lo largo de la Edad Media y sigue siendo presencia viva en los tiempos de Rabelais, sin alteraciones sustanciales en sus estructuras básicas…” Los gigantes en la obra de F. Rabelais están en función del desarrollo humanista. Para él, la formación humanista desempeñaba un papel fundamental y defendía la enseñanza en la que se formaba armónicamente el cuerpo y la mente. Sin embargo, en su obra según Pogolotti, se observa un “(...) gusto por la palabra, el deseo de introducir y acuñar términos nuevos, la búsqueda de situaciones cómicas logradas sobre la base de incongruencia, así como de efectos sonoros en páginas que parecen más bien destinadas a una lectura en voz alta, muy cercanas por tanto a ciertas formas de la literatura dramática.”
En las novelas Pantagruel y Gargantúa se exponen sus principales ideas pedagógicas, aunque la temática educativa está menos desarrollada en Pantagruel que en Gargantúa. En esta última aborda la educación del joven Gargantúa y su fracaso por aprender mucho de memoria, y ser incapaz de aplicar este conocimiento adquirido en la vida práctica. El sistema pedagógico de François Rabelais es resumido por Pogolotti al decir: “A la primacía de las cualidades innatas en el hombre (…) opone las virtudes formativas de la educación (…) El sistema pedagógico atribuido en el relato al maestro Ponócrates tiene como objetivo el desarrollo armónico de todas las facultades del hombre; a fin de que éste sea capaz de comportarse adecuadamente en una sociedad (…) De ahí que el aprendizaje debe abarcar tanto las letras como las ciencias, con marcado énfasis, en el caso de las primeras, en las clásicas.” (1977, pág. IX)
Una idea constante en su obra es el ferviente combate al ocio. Gargantúa es sometido a una férrea disciplina, sustentada en el preciso cumplimiento del horario establecido, en el que todos los momentos del día se utilizan para desarrollar las cualidades intelectuales y físicas, lo cual se apareja a una sobrevaloración del trabajo frente a una fuerte crítica a la pereza.
Otra idea fundamental es la importancia de valorar cuidadosamente el contenido de los libros y no someter la educación sólo a aprender de memoria textos sin previo análisis de los mismos. Grandgousier, padre de Gargantúa, preocupado ante los fracasos educativos de su hijo y los pocos juicios de valor que podía emitir, contrata sucesivos tutores y concluye que la causa de la mala educación de su hijo se debía a la didáctica utilizada por estos. Al contratar, al nuevo preceptor (encarnado por Rabelais), la realidad educativa en la que se encontraba Gargantúa cambia: utiliza el juego como método y medio de enseñanza, respeta los pensamientos de su discípulo, lo enseña a vivir en la sociedad, y se vale de los viajes y excursiones como una forma de ilustrar. Además, aumenta la motivación por el estudio, al eliminar el sentido de imposición fastidiosa y aplicar la multilateralidad de la educación por medio de la educación física para fortalecer el cuerpo. Antes de François Rabelais, ya algunos humanistas renacentistas habían señalado no solo la importancia de la educación física sino su posible contribución al mejoramiento de la salud (Rodríguez, 2011a y 2011a). Sobre el fortalecimiento de cuerpo, G. Pogolotti señala que la ejercitación del cuerpo ocupaba “(…) un lugar importante, unida a la práctica de las armas y al desarrollo de las habilidades propias de los torneos. La música y el arte de la conservación son también necesarios, en la medida en que en la vida social empiezan a adquirir peso.” (1977, pág. IX)
F. Rabelais aconsejó la práctica de diferentes actividades como el salto, la natación, el disparo de la honda y la flecha, el manejo de la espada, la equitación, la lucha, el levantamiento de pesas y la gimnasia, así como el ejercicio con carácter higiénico, los juegos, los pasatiempos y las expediciones, de ahí que se le considere como uno de los precursores de la educación física. Entre las actividades mencionadas, consideró muy importante para la educación la gimnasia y los juegos; también la vida y la experiencia como una gran maestra, y el entendimiento y el buen sentido para gobernar los actos humanos.
En su obra se constata que la contraposición entre la cultura científica y la cultura humanista no existía en el Renacimiento. Este fenómeno es propio de la Modernidad. Algunos autores lo han llamado el Mito de las Dos Culturas por esa razón, en una de las novelas abordadas, Gargantúa escribe una carta a su hijo sobre la importancia de estudiar y le propone el estudio de las lenguas clásicas y otras materias humanísticas junto a la cosmografía, la geometría, la aritmética, la medicina, la astronomía y otras científicas, sin minusvalorar unas en detrimento de las otras. También señala el valor ético de la ciencia al decir que “(…) ciencia sin conciencia es la ruina del alma.” (Rabelais, Gargantúa y Pantagruel, 1997, pág. 209)
Las obras Pantagruel y Gargantúa proponen un modelo educativo para el hombre. Los viajes de Pantagruel tienen el objetivo de complementar su cosmovisión del universo, que se materializa en un proyecto utópico, la abadía de Thelema. Allí se vive en comunidad y el estudio ocupa un lugar de suma importancia. Solo una norma es de estricto acatamiento: “Haz lo que desees”, máxima que interpela la conciencia de cada persona.
Conclusiones
Aunque la obra de François Rabelais fue muy novedosa para su época, no deja de tener la influencia renacentista de querer conocerlo todo, lo cual es imposible para el ser humano por su naturaleza limitada. Su formación humanista no solo concebía la formación intelectual al exigirle al alumno el análisis sobre lo aprendido, sino al complementar su formación total mediante la educación física. Su legado pedagógico fue proponer una educación tradicional, dada la importancia de la educación real y práctica. Su realismo influyó en pensadores como Michel de Montaigne (1533-1592), John Locke (1632-1704), Juan Jacobo Rousseau (1712-1778) y Molière, seudónimo de J. B. Poquelin (1622 – 1673).
François. Rabelais muere en 1553 tras haber ejercido el sacerdocio en los últimos días de su vida. En el dintel de la puerta del presbiterio de Meudon, donde celebraba los sacramentos, se esculpió su busto y debajo el dístico latino siguiente:
Cordiger et medicus, dein pastor et intusobivi
si nomenquæris te mea scriptondocent.2
El escritor F. Rabelais fue sin lugar a dudas un maestro de la palabra. Con razón en el prólogo a sus Obras Completas (1944, pág. 7) se expresa: “En la realidad de sus búsquedas, el juego, la alegría y la burla de sus obras, disfrazó sus verdades, para que pudieran seguir viviendo. Lo consiguió, y esa es su gloria, su eternidad y su cielo… ¿Quién que ame lo bello y lo bueno, no ha detenido sus pasos ante Gargantúa y Pantagruel, para recrearse observándoles mientras se goza de sus palabras?” En la actualidad, François Rabelais es admirado no sólo como un excelente pedagogo humanista y literato, sino como el gran pensador que, gracias a sus nuevas propuestas didácticas, criticó los males del sistema educativo de su época, y advirtió la importancia de vincular la acción y el efecto de enseñar con la observación y el estudio de la naturaleza.
Notas
Son un conjunto de cinco novelas (Pantagruel, 1532; Gargantúa, 1534; El tercer libro, 1546; El cuarto libro, 1552 y El quinto libro, publicado póstumamente en 1564); cabe señalar que en las ediciones modernas se coloca a Pantagruel como la segunda, pero fue la primera en publicarse como se puede observar en los datos entre paréntesis.
“Franciscano y médico, después pastor, alcanza aquí la muerte. Si deseas conocer mi nombre, mis escritos podrán revelártelo.” Traducción en el prólogo de las obras Gargantúa y Pantagruel (Rabelais F., 1923, pág. 15). Sobre esto también se comenta cómo “Algunos han creído ver en estas últimas palabras una alusión a la etimología árabe del nombre de Rabelais: Rabbi, maestro, y les, burlón. No es esto probable, más bien parece como si quisiera decir: «Mis escritos están tan difundidos que no podrías ignorar el nombre del Franciscano, Médico y Escritor»”.
Bibliografía
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