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Consideraciones para el estudio del desempeño táctico en el deporte

 

*Doctor en Ciencias de la Cultura Física. Profesor de Psicología del Deporte de la Universidad 

de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte “Manuel Fajardo” Especialista en Baloncesto

para el Alto Rendimiento. Asesor para la preparación psicológica de equipos de baloncesto 

juvenil y de primera categoría. Profesor asistente del departamento Teoría y Metodología

de la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte “Manuel Fajardo”

**Máster en Psicología del Deporte. Profesor consultante de la disciplina Psicopedagogía

en la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte “Manuel Fajardo”

Graduado de Educación Física y Deportes. Licenciado en Psicología

Jorge Pensado Delgado*

jorgedp@uccfd.cu

Leonel Russell González**

russell@inder.cu

(Cuba)

 

 

 

 

Resumen

          El presente artículo es resultado de la revisión bibliográfica que permitió conocer y detallar el objeto de estudio y su situación actual en la literatura. Se analizaron aspectos relacionados con el componente táctico en el deporte de manera general y de la táctica ofensiva en particular, tomando como referencia al deporte Baloncesto para su estudio. Además, se refieren algunos de los antecedentes más importantes sobre su evaluación y se abordan las exigencias y manifestaciones de procesos psicológicos que inciden en este componente

          Palabras claves: Estudio. Desempeño táctico. Deporte.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 19 - Nº 193 - Junio de 2014. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

Aspectos generales sobre el componente táctico en el deporte

    La táctica deportiva es una parte de la teoría general del entrenamiento deportivo donde la definición teórica resulta muy compleja. Autores como Rudik (1974), Kirkov (1975), de la Paz (1985), Weineck (1988), Morales (1995), Sampedro (1999), coinciden en que la táctica es el comportamiento racional y regulado sobre la propia capacidad de rendimiento del deportista, al combinar de manera inteligente hábitos y habilidades motrices desarrollados de forma individual y colectiva. Constituye el modo pensado, racionalizado, económico y planificado de utilizar la técnica.

    Otros autores como Harre (1973), Zatsiorski (1989), Riera (1995), Morales (1995), Forteza (1997), Lindberg (1999), concuerdan en que es un proceso donde se adquieren conocimientos y habilidades necesarias para tomar decisiones correctas en la conducción del encuentro deportivo que permitan seleccionar la mejor solución en función de las acciones de sus oponentes.

    García Ucha (2002), considera que es una actividad que permite al deportista expresar de manera íntegra todas sus posibilidades: físicas, técnicas y psicológicas para alcanzar el mejor resultado en condiciones de competencias.

    Es importante considerar que resulta necesario tener en cuenta el aspecto teórico como premisa esencial para dominar los fundamentos que el deportista necesita para desempeñarse en la actividad, que junto a las posibilidades físicas, técnicas y psicológicas, le posibiliten enfrentar y resolver problemas tácticos durante el entrenamiento en un primer momento y luego en las competencias. Aquí se enmarcan los contenidos referentes a los tipos de táctica y formas de enfrentar las situaciones.

    Luego de analizar las definiciones citadas por los autores antes mencionados pongo a la consideración esta definición de táctica: “Actividad que permite al deportista combinar los conocimientos teóricos con las posibilidades físicas, técnicas y psicológicas con la finalidad de determinar los medios, modos y formas de llevar el juego frente a contrarios de diferentes niveles competitivos, seleccionar la mejor solución y alcanzar el máximo resultado” (Pensado Delgado y Russell González, 2009).

    La táctica hay que verla desde dos puntos de vista: defensiva y ofensiva. Sobre este aspecto autores como Riera (1999) y de la Paz Rodríguez (2005) plantean que: la táctica defensiva debe ser bien concebida en cada uno de los encuentros, organizándola de acuerdo a las particularidades de la ofensiva que emplee el contrario. La defensa debe plantearse como tarea fundamental evitar por todos los medios que el contrario sea el que lleve la iniciativa, romper la coordinación entre los diferentes jugadores del equipo contrario e ir al contraataque, aislando las acciones de su rival para dificultar las acciones ofensivas de equipo.

    Con relación a la táctica ofensiva autores como Riera (1999), Russell y Ortega Parra (2004) y de la Paz Rodríguez (2005), coinciden en que resulta la vía para poder contrarrestar las acciones defensivas del oponente, utilizando para cumplir este objetivo, acciones tácticas ofensivas individuales, de grupo y de equipo, en dependencia del deporte.

    A continuación se abordan aspectos relacionados con este componente de la preparación y su manifestación en los juegos deportivos.

Desarrollo

La táctica ofensiva en el deporte. Su manifestación en los juegos deportivos

    Döbler (1998.), citado por de la Paz (2005), propone los siguientes principios de la táctica ofensiva, en este caso en el deporte baloncesto, desde el punto de vista general:

  1. Introducción lo más rápido posible de una ofensiva en el viraje del juego después de tener la posesión del balón y aprovechar las deficiencias del sistema defensivo del contrario.

  2. Continuidad rápida de pase y recibo, poner en juego el balón dentro de lo posible sin arriesgar la seguridad de este.

  3. Intensificar el trabajo del jugador sin balón, desmarcarse para ir a un lugar libre, cambiar de posición. Realización de fintas colectivas.

  4. Culminación de una ofensiva racional y el empleo y aplicación de variantes condicionadas a situaciones de tiro.

    Para determinar cuáles sistemas tácticos ofensivos de juego pueden ser empleados, resulta importante conocer las características de los jugadores, así como el nivel de preparación física, técnica, táctica, psicológica y teórica que posean estos y a partir de ese momento concebir las formas de ataque del equipo. El éxito de los sistemas de juego o de una determinada combinación consiste en que le sea asignada a cada jugador, de acuerdo con su función y habilidades, la tarea que debe realizar para lograr el objetivo propuesto. No basta con que los atletas dominen los fundamentos del juego, sino que los sepan emplear en determinadas situaciones para solucionar los problemas que se presentan.

    Otro aspecto importante dentro de los juegos deportivos, a la hora de determinar qué sistema táctico ofensivo se debe emplear, es conocer las características y particularidades del contrario de manera general y de cada uno de sus jugadores en particular. De esta forma la concepción del sistema debe ir dirigida a los puntos vulnerables del equipo que se enfrenta. También es importante destacar que cuando no se cuenta con información previa de las principales características del equipo contrario, el sistema o los sistemas ofensivos a emplear, dada su flexibilidad, pueden ser ajustados o sustituidos por otros a partir de la exploración que realicen los jugadores y el entrenador en los primeros minutos de juego.

    La táctica ofensiva puede manifestarse de formas diferentes y depende fundamentalmente de la presencia o no de otros compañeros que colaboren en la obtención del objetivo de la acción táctica. Atendiendo a esta situación las acciones tácticas ofensivas pueden ser: acciones tácticas individuales, acciones de grupo y acciones de equipo.

    La acción táctica ofensiva individual constituye la esencia del enfrentamiento de los deportes de oposición sin colaboración, uno contra uno, aunque es muy frecuente en los deportes colectivos. En esta manifestación cada contendiente actúa para superar al oponente y evitar ser superado por él. Desde una perspectiva táctica, en cada momento el contendiente interactúa con unas situaciones de oposición específicas, valora sus alternativas y realiza la acción técnica que considere más adecuada para vencer al adversario. Interactúa básicamente, según Riera (1999), con tres elementos cambiantes: el oponente (posición, situación, trayectoria, intenciones, consecuencia de las acciones anteriores, recursos técnicos, fatiga, concentración); el elemento para vencer al oponente (pelota, arma, judogui, puños, propio cuerpo del adversario) y el propio jugador (posición, situación, trayectoria, consecuencia de las acciones anteriores, recursos técnicos, cansancio, estado de ánimo).

    Las acciones tácticas ofensivas de grupo se presentan en los deportes de oposición y colaboración, es decir, todos contra todos. En estos deportes, los miembros han de aprender a colaborar entre sí para enfrentarse directamente al equipo contrario. En cada instante, los jugadores han de analizar la situación de los oponentes, el móvil y los compañeros, decidir con rapidez y ejecutar la acción colectiva más conveniente para conseguir el objetivo. (Riera, 1999)

    En la práctica se ha constatado que no todos los jugadores de los deportes de equipo tienen una visión rápida y útil del juego colectivo, ni saben estar en el momento y lugar adecuado para conseguir superar al equipo contrario. Por tanto, lo que caracteriza a las acciones tácticas ofensivas de grupo y constituye su diferencia respecto a las acciones tácticas individuales no es solamente el incremento de elementos alternativos y ejecuciones posibles, si no, la globalidad del enfrentamiento.

    En los deportes colectivos, como los juegos deportivos en su mayoría, el resultado grupal depende de los resultados individuales, aquí la tarea se ejecuta en interacción directa (simultánea) de todos los deportistas. Este tipo de actividad aparece generalmente combinada con otras y constituyen formas de organización de la acción de los pequeños grupos. El equipo deportivo es una unidad estructural, en los marcos de la cual se realiza la actividad y se establecen variadas acciones e interacciones. No basta con que cada miembro del equipo actúe aisladamente, si no que los miembros del equipo perciban correcta y colectivamente la situación, valoren conjuntamente la acción más conveniente para afrontarla y que sepan ejecutarla en grupo.

    Según Tannembam (1990), citado por Cañizares (2004), las acciones tácticas ofensivas de equipo se logran con éxito si se realizan de forma cooperativa. Esta manifestación de la táctica ofensiva se apoya en la táctica individual y de grupo, pero ha de abordarse desde la perspectiva del equipo. Su esencia es que entre los miembros del equipo encuentren las soluciones para superar al contrario y evitar ser superados por este.

    En el equipo deportivo, como en otros tipos de grupos, la significación social de la tarea implica que la actividad se dirija a lograr los compromisos sociales y sea estímulo para elevar la eficiencia. Es importante que el cumplimiento de estas metas se convierta en aspiración de los atletas y del equipo como conjunto.

    Para Cañizares (2004), la eficacia de las acciones tácticas ofensivas de equipo se evidencian en los resultados satisfactorios y exitosos de la acción grupal, garantizada por la calidad de sus procesos dinámicos, la satisfacción de los miembros por el equipo y la influencia educativa del colectivo sobre las personas. El equipo acciona y participa como un todo cuando sus miembros contribuyen, se comprometen y se esfuerzan en la realización de la tarea. Durante la competencia actúan de forma armónica y se manifiestan combativos, realizan roles con responsabilidad, existe apoyo moral entre los jugadores, se evitan discusiones en el juego y realizan acciones cooperativas. Es decir, el equipo utiliza de forma racional sus recursos potenciales.

    La mayoría de las capacidades físicas son comunes para casi todos los deportes, pero las condiciones de la actividad en cualquier deporte no son idénticas a las de los demás, por tanto la orientación de la preparación física está sujeta a las condiciones objetivas y a las exigencias de la actividad, que determinan de manera general y particular el desarrollo de rasgos y cualidades físicas en la personalidad de los deportistas. Un adecuado desarrollo de las capacidades físicas y coordinativas en los jugadores contribuye a la realización y cumplimiento de las acciones tácticas ofensivas en los diferentes juegos deportivos.

    El éxito en las competencias deportivas depende en gran medida del nivel de preparación técnica que muestren los atletas. El dominio de la técnica a partir de la enseñanza y el entrenamiento posibilita el desarrollo de habilidades, hábitos y destrezas que se logran debido a la participación activa de los procesos de atención, sensopercepción, memoria, imaginación, pensamiento, lenguaje, vivencias afectivas, voluntad y las reacciones. Es importante destacar el papel de la ejecución técnica cuando el atleta actúa durante una acción táctica ofensiva ya que la técnica constituye el medio para poder solucionar determinada situación.

    La preparación táctica constituye otro componente en la formación deportiva, está dirigida al perfeccionamiento de los procedimientos racionales que dan respuesta a los problemas que surgen tanto en los entrenamientos como en condiciones de competencia. La preparación táctica tiene en su base un grupo de procesos psicológicos entre los que juega un papel central el pensamiento, el cual vincula las tareas, las condiciones y los modos de solución. Implica planificar acciones, fundamentándose en la anticipación previsora y en la inmediata, las cuales tienen un carácter individual y colectivo y su particularidad depende del tipo de deporte.

    La preparación teórica, también es un componente dentro de la planificación del entrenamiento deportivo y se ubica dentro de los tipos de preparación del deportista; sin embargo, es aquella a la que prácticamente no se hace referencia. Al atleta siempre se le exige un comportamiento de mayor calidad por lo que se deduce que la preparación teórica es una necesidad indiscutible ya que actúa sobre el componente racional del deportista.

    Otro componente importante en el proceso de preparación del deportista es la preparación psicológica, que tiene como objetivo fundamental desarrollar y perfeccionar los procesos y cualidades psicológicas necesarios en los deportistas para la obtención de resultados exitosos y proporcionar métodos y técnicas que garantizan una adecuada disposición psicológica para actuar en condiciones de competencia. Es importante destacar que a este componente hay que prestarle particular atención desde el inicio de la preparación de los atletas. El entrenador, en este sentido y con la ayuda del psicólogo, debe diagnosticar el estado de los diferentes procesos y cualidades presentes en los atletas a partir de las exigencias de su disciplina deportiva y tiene la posibilidad de realizar intervenciones con la finalidad de potenciar aquellos que muestren niveles inferiores atendiendo a las características que exige, de manera particular, la actividad competitiva.

    En la medida que se aborden estos componentes de manera integral durante el proceso de entrenamiento, así será, el desempeño táctico ofensivo de los atletas durante las competencias. Sobre este tema y su evaluación, se exponen a continuación algunos de los antecedentes más importantes.

    Según Riera (1995), la evaluación de la táctica tiene en cuenta, por lo general, la observación de un reducido número de factores y no siempre los más relevantes. Frecuentemente se toman como indicadores tácticos aspectos indirectamente relacionados con el desempeño táctico y a menudo se seleccionan indicadores rápidos y fáciles de obtener, a pesar de que sólo ofrecen una visión parcial de la táctica ofensiva que desarrolla el equipo.

    En la búsqueda realizada se constató que las investigaciones que abordan el tema de la evaluación del desempeño táctico ofensivo en los juegos deportivos y en particular en el Baloncesto, no contemplan la totalidad de sus componentes y no ofrecen un estudio integral del desempeño táctico ofensivo que permita, a partir de la evaluación real, oportuna y precisa, coadyuvar la adecuación del plan táctico ofensivo y la toma de decisiones, fundamentalmente durante la competencia por parte del entrenador. Este tema se ha tratado en dos vertientes esenciales: desde la psicología de equipo como grupo y otros autores que han estudiado la táctica ofensiva en el proceso de preparación táctica.

    García Ucha (2002) plantea que existe un soporte psicológico en la preparación táctica, al igual que en toda la actividad que se despliega durante la preparación deportiva ya que son muchas las variables psicológicas que se encuentran involucradas en esta parte de la preparación deportiva y que deben ser objeto de atención por parte de psicólogos y entrenadores. Categorías como pensamiento, toma de decisión, intuición, memoria, percepción, atención, entre otras, están presentes en toda acción táctica. Conocer cómo piensa, con cuánta rapidez y calidad resuelve los problemas de orden técnico-táctico un deportista, se convierte en una herramienta trascendental para el psicólogo y el entrenador, que conjuntamente con las posibilidades físicas y técnicas de los atletas y su desarrollo, posibilitan alcanzar el mejor resultado en condiciones de competencia y ante sus adversarios.

    Russell González (1974, 2003) refiere como aspecto relevante, la productividad real del equipo a partir de los lazos de cooperación en las combinaciones tácticas ofensivas realizadas por los jugadores, acciones individuales, de pareja, de tríos, cuartetos y quintetos, constituyendo este estudio una primera aproximación a un análisis real del desempeño táctico en este caso particular en jugadores de baloncesto.

    De manera general los estudios consultados, aunque cumplen con los objetivos planteados por sus autores, no abarcan de manera integral la evaluación del desempeño táctico ofensivo en los deportes estudiados y se demuestra a partir de que: no se constata previamente el cumplimiento de las funciones tácticas ofensivas de cada jugador según su posición de juego, no consideran la frecuencia de participación de los jugadores en las acciones tácticas ofensivas (iniciadores, miembros y los que la culminan), la recogida de datos se realiza en períodos muy largos de tiempo y otros aspectos importantes como la posesión del balón y la efectividad del equipo de manera general, tampoco son contemplados.

El desempeño táctico ofensivo. Criterios para su evaluación

    Se maneja el término desempeño táctico ofensivo para denominar la actividad que realizan los jugadores, en este caso, de baloncesto cuando solucionan situaciones tácticas ofensivas en condiciones de entrenamiento y competencia; sin embargo, en la literatura especializada se encuentran términos como: cumplimiento táctico ofensivo, actuación táctica, acciones tácticas, acciones ofensivas, desenvolvimiento táctico, pero todos tributan a una misma realidad, por lo que resulta conveniente esclarecer nuestra posición.

    Al realizar un análisis semántico sobre el significado de los diferentes términos empleados en la literatura especializada para denominar la actividad que realizan los jugadores, cuando solucionan situaciones tácticas ofensivas, se considera que la palabra desempeño resulta la indicada si se tiene en cuenta su significado según el Diccionario de la Real Academia Española que la define como: Cumplir las obligaciones inherentes a una profesión, cargo u oficio; ejercerlos, actuar, trabajar, dedicarse a una actividad, ejecutar lo ideado.

    Al interpretar el significado de este término se coincide con la definición expresada por Russell González (2005): La función llevada a cabo por los jugadores durante la puesta en práctica de las acciones tácticas ofensivas individuales, grupales y de equipo, en la cual se revelan las aptitudes creativas y la disposición efectiva o eficiente de la realización o ejecución, con el objetivo de desestabilizar la defensa del contrario y obtener resultados positivos.

    El componente táctico ofensivo ha presentado dificultades para su evaluación debido, fundamentalmente, a la imprevisibilidad de la actuación de los oponentes, así lo plantea Riera (1995) y con la finalidad de contribuir a evitar los errores anteriores en las diferentes aproximaciones en este sentido, sugiere algunos principios que orientan la evaluación en los deportes de oposición. Los mismos deben considerarse como sugerencias metodológicas derivadas de nuestra concepción táctica, sin que el orden de presentación refleje su importancia relativa.

    Estos principios no deben seguirse con rigidez y es necesario adaptarlos a las peculiaridades de cada deporte y a los objetivos de la evaluación, en este caso, del desempeño táctico ofensivo. Cumplir con los mismos puede ser una tarea difícil ya que incluso algunos de ellos son, en parte, contrapuestos. Por ello, en cada evaluación se deben priorizar unos en detrimento de otros.

    Los principios en que debe basarse la evaluación del desempeño táctico ofensivo son:

Imprevisibilidad: Si la táctica en la ofensiva se define a partir del enfrentamiento entre dos o más oponentes, el análisis del desempeño táctico ha de ser adecuado para reflejar el cambio constante de las relaciones entre ellos. En la evaluación del desempeño táctico ofensivo se da la paradoja de intentar encontrar constancias y regularidades en las relaciones de oposición, que en buena parte, son imprevisibles.

Interdependencia: El análisis del desempeño táctico ofensivo ha de captar la influencia y la interdependencia de los diversos elementos que inciden como: características técnicas propias y de los adversarios, situación propia y del adversario, la trayectoria del móvil (sí lo hubiere), resultado parcial y tiempo disponible.

Subordinación: El desempeño táctico ofensivo individual ha de supeditarse a la del equipo y a su vez, cuando se manifiesta de forma individual o colectiva han de subordinarse al plan táctico ofensivo global. Por tanto, el análisis del desempeño táctico ofensivo ha de completar la subordinación a los objetivos de orden superior.

Globalidad: El análisis del desempeño táctico ofensivo puede efectuarse a partir de la minuciosidad del momento a momento, decisión a decisión o desde una perspectiva más global. La simple numeración de las sucesivas decisiones tácticas ofensivas aisladas puede conducir a un conjunto de anécdotas irrepetibles. Por ello, es necesario que los datos particulares sirvan para captar la globalidad, la esencia del desempeño táctico ofensivo.

Adaptabilidad: Cada situación táctica ofensiva es diferente. La evaluación del desempeño táctico ofensivo ha de adaptarse a las características específicas de cada situación competitiva, particularidades de la disciplina deportiva, contendientes, terreno y entorno.

Simplicidad: Un análisis complejo no siempre es el mejor, sino más bien lo contrario. Pretender comprender la totalidad de la esencia del desempeño táctico ofensivo, el 100 por ciento puede ser incluso contraproducente. Un indicador simple que permita comprender un porcentaje pequeño de la variabilidad táctica ofensiva, puede, sin embargo, ser de mucha utilidad. La simplicidad está íntimamente relacionada con la eficiencia.

Intencionalidad: El comportamiento humano no puede analizarse con independencia de su objetivo. La actuación de un deportista ha de contemplarse desde la perspectiva de lo que pretende conseguir. La descripción de las acciones sin tener presente sus intenciones, no permitirá comprender las decisiones tácticas.

Relevancia: Han de escogerse indicadores relevantes de la táctica. Frecuentemente, la valoración del desempeño táctico ofensivo se efectúa a partir de indicadores técnicos o que sólo tienen una relación indirecta y lejana con la táctica. A menudo, la comodidad es la principal razón para seleccionar los indicadores tácticos, sin revisar previamente su adecuación a la comprensión del enfrentamiento entre los oponentes.

Temporalidad: El análisis del desempeño táctico ofensivo ha de permitir captar la secuencia y temporalidad de las acciones entre los oponentes. Dado que las acciones de los deportistas son mutuamente interdependientes, el olvido de la temporalidad puede representar una gran pérdida de tiempo.

Arbitrariedad: Cualquier evaluación conlleva a una arbitrariedad acerca de lo qué debe ser evaluado, así como de los criterios de la evaluación. Cada entrenador tiene sus preferencias sobre qué aspectos deberían observarse y cómo debería hacerse. Por consiguiente, el análisis del desempeño táctico ofensivo no puede hacerse con independencia de los objetivos del entrenador.

Objetividad: A pesar de que cada técnico puede seleccionar indicadores diferentes, todos ellos han de definirse con la mayor objetividad posible. Toda valoración comporta la comparación de los datos recogidos, al menos entre dos períodos o dos situaciones diferentes. Por tanto, es imprescindible que estos indicadores tácticos hallan sido obtenidos bajo un mismo criterio.

Validez: Todo indicador para evaluar el desempeño táctico ofensivo ha de permitir una aproximación a la comprensión de la lucha, al combate entre los oponentes, así como el resultado de su enfrentamiento. (Riera, 1995)

Conclusiones

  • Cada alternativa de evaluación táctica tendrá diversas ventajas e inconvenientes. Por ello, cada entrenador o investigador en función de las características de su deporte y de los objetivos que pretenda alcanzar, escogerá el tipo de análisis que considera más adecuado

  • La evaluación y el análisis del desempeño de los jugadores y del equipo en general deben constituir una fuente de información esencial e importante para los entrenadores. No basta con los resultados estadísticos que en la actualidad le entregan a estos, inmediatamente después de finalizado cada juego, porque no ofrecen toda la información necesaria que permita evaluar de forma integral el desempeño del equipo, específicamente durante la realización de acciones tácticas ofensivas.

  • Si el entrenador fuera capaz de desarrollar, o se le facilitara una herramienta que posibilite llevar a cabo un procedimiento de observación sistemático, menos subjetivo y centrado en cierta información, referente al juego, se evitarían quizás un gran número de conflictos que surgen por las diferentes interpretaciones y percepciones que los jugadores y entrenadores han tenido del juego y los resultados del análisis de la información obtenida sería el sustento para la implementación de situaciones tácticas ofensivas en las sesiones de entrenamiento, tomando como referencia los aspectos deficientes identificados en la competencia.

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