Importancia de la alimentación saludable y la práctica de actividad física en la educación primaria |
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Graduada en Educación Primaria Mención en Educación Física Universidad de A Coruña, Galicia (España) |
Rocío Riopedre Fernández |
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Resumen En el siguiente artículo se muestra la importancia del tratamiento de la alimentación saludable y la práctica de la actividad física desde todas las áreas del currículo debido a su influencia en el crecimiento y desarrollo del los niños/as. Palabras clave: Alimentación equilibrada. Salud. Actividad física. Ciencias. Educación primaria.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 19 - Nº 192 - Mayo de 2014. http://www.efdeportes.com/ |
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La alimentación humana, como el resto de necesidades básicas, constituye una temática común a diversas disciplinas que se ocupan de aspectos biológicos, culturales, sociales, económicos, ambientales, jurídicos y éticos. En este campo se encuentran las ciencias de la salud y experimentales, las humanidades y las ciencias sociales (Pozuelos, González, Travé, 2008). Como señala Banet (2004) la enseñanza de las ciencias deberá contribuir a promover y consolidar conductas adecuadas y saludables, tanto desde el punto de vista personal como social. Siguiendo a Banet y Núñez (2000), la alimentación humana es uno de los asuntos que mayor relevancia y actualidad tienen, ya sea desde el punto de vista educativo como desde la perspectiva social, y de ahí la importancia de que los profesores abordemos este tema como uno especial e importante en todos los niveles educativos. Este tema es de especial importancia debido a que en muchos casos predominan hábitos alimentarios erróneos, como consecuencia de la publicidad y de los estereotipos que fomenta la sociedad del consumo en la que está inmerso nuestro alumnado y de la falta de preparación cultural de buena parte de la población para entender las informaciones que sobre esta temática se muestran en los diferentes medios de comunicación. Estos se centran principalmente en productos ricos en grasas, azúcar o sal. Muchos datos muestran la gran influencia de publicidad televisiva en las preferencias alimenticias y las pautas de consumo de la población infantil. Además, para promocionar esos productos se recurre a una amplia gama de técnicas que consiguen llegar a los niños en las escuelas, las guarderías y los supermercados, a través de la televisión y de Internet, y en muchos otros entornos (OMS, 2010).
“Los estudiantes tienen ideas sobre los alimentos y la alimentación confusas, en parte desordenadas, poco aceptables desde el punto de vista científico y que se encuentran muy influidas por un conocimiento socialmente compartido” (Núñez, Mazzitelli, Vázquez, 2007, p. 1).
Además el gran desarrollo de las técnicas de conservación facilita el acceso a una mayor variedad de alimentos a lo largo de todo el año, que en muchos casos son nocivos para la salud y llevan a un menor consumo de productos naturales. La mayoría de los mercados ofrecen una amplia variedad de alimentos y bebidas, que permiten combinar sabor, comodidad y novedad. Pero al mismo tiempo la intensa y generalizada promoción de muchos de esos productos, y especialmente de los ricos en grasas, azúcar o sal, desbaratan los esfuerzos que se hacen para comer sano y mantener un peso adecuado, sobre todo en el caso de los niños (Martínez, de Arpe, Urrialde, Fontecha, Murcia, Gómez y Villarino, 2003). Como señalan en estos momentos Pozuelos, González y Travé (2008), es un problema la incorporación de bebidas gaseosas dulces de elevado valor energético en sustitución del agua, y como dice Del Carmen (2010) la abundancia, variedad y facilidad de adquisición de los alimentos no son suficientes para garantizar una alimentación adecuada en la población.
Con todo esto comprobamos que existe una relación directa entre alimentación y hábitos saludables erróneos y una mayor probabilidad de enfermedades, además de una gran gama de productos ricos en grasas, azucares y sal que están al alcance de los niños, de ahí que sea necesaria una educación de los hábitos alimentarios y una mayor información y formación en temas de nutrición y alimentación.
La trascendencia que la alimentación adquiere en la infancia y adolescencia se fundamenta en que durante este tiempo es donde se producen los procesos de crecimiento, desarrollo y maduración del ser humano, que están influidos de manera inequívoca por la alimentación y la nutrición. Además los hábitos alimentarios adquiridos durante estas edades van a tener un carácter determinante frente al desarrollo de ciertas patologías como obesidad, diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, etc. (Gutiérrez, 2012). “Una promoción muy grande de las enfermedades que padecemos están relacionadas con hábitos inadecuados de alimentación” (Del Carmen, 2010.p.67).
Por lo tanto considero que es fundamental buscar tanto desde la escuela como desde las familias, que los niños sean capaces de desarrollar una capacidad de auto regulación alimenticia, es decir, que sean capaces de hacer frente a necesidades fisiológicas de tipo nutritivo, diferenciándolas de aquellas originadas por estímulos sociales como son las modas, la publicidad, las rutinas, etc.
Sobre la relevancia que tienen todas estas temáticas en la enseñanza Banet y Núñez (2000) hacen referencia a la importancia que le da el currículo de la etapa de Educación Primaria, la enseñanza debe contribuir a desarrollar en los alumnos y alumnas la capacidad de comportarse de acuerdo con los hábitos de salud y cuidado corporal que derivan del conocimiento del cuerpo humano, de ahí que la finalidad del estudio de la alimentación en esta etapa debe ser el desarrollo de los hábitos y actitudes saludables. El aprendizaje de actitudes es un proceso complejo, que requiere que los estudiantes adquieran la capacidad de desarrollar determinadas pautas de conducta, y que estas se vean reflejadas en sus comportamientos habituales (Banet, 2004).
Debemos tener en cuenta que en la medida que el alumnado comprenda cuál es la forma correcta de alimentarse, podrá establecer un sistema de valores adecuado en relación al desarrollo corporal, pautas de conducta y que estas se reflejen en sus comportamientos habituales. Para lograr todo esto, debemos promover que el alumnado desarrolle contenidos procedimentales que le permitan establecer la relación de la alimentación con otros ámbitos del conocimiento, y que esto le permita su aplicación a situaciones de la vida cotidiana (Núñez, Banet, 2000).
Por otro lado, es evidente que los hábitos alimentarios son muy difíciles de modificar, y que en muchas ocasiones aún siendo conscientes de que no son los adecuados se siguen manteniendo. La enseñanza deberá propiciar que los estudiantes logren una restructuración de sus hábitos y actitudes, en este proceso de restructuración tiene gran importancia las estrategias didácticas y las actividades que se lleven a cabo (Núñez, Banet, 2000). Dentro de este proceso de estrategias didácticas debemos tener en cuenta la importancia del papel de los padres y profesores en estas edades, ya que somos un referente de gran repercusión para que los niños y niñas encuentren un modelo a seguir.
“La intervención educativa orientada a mejorar los hábitos alimentarios debe desarrollarse desde muchos frentes y en colaboración tanto con los padres como con diferentes instancias externas a la escuela que puedan ayudar a ello” (Del Carmen, 2010, p. 71).
De ahí que en muchas ocasiones el cambio de actitud requerirá de estrategias de conflicto, mediante las cuales comparen su forma de alimentarse con la de otras personas que lleven una alimentación adecuada, o con las recomendaciones establecidas en documentación sobre este tema. Pero como señalan Núñez y Banet (2000), en muchos casos será preciso recurrir a situaciones de enseñanza que favorezcan la implicación activa de los estudiantes, y esto se puede conseguir cuando se trabajan temas de su interés y problemática.
En España podemos destacar la presencia de programas promotores de salud y de hábitos saludables, como son el Programa NAOS o el Programa EDALNU. Sus objetivos están relacionados con la mejora del nivel nutricional de las familias españolas, dándole mayor importancia a la formación de buenos hábitos alimentarios, sobre todo en la población infantil. Ante esta situación y la tendencia de los últimos años a que todos estos problemas vayan a más, el papel de la escuela va a ser fundamental para transmitir hábitos saludables y por lo tanto de alimentación saludable y fomento de la actividad física de forma regular (Gutiérrez, 2012), y por ello con este trabajo hemos querido contribuir en ello.
Como conceptos principales dentro de la unidad didáctica trabajaremos los siguientes por considerarlos necesarios e imprescindibles para el trabajo de la alimentación en el aula de primaria:
Concepto de hábito: los hábitos son difíciles de modificar, las actitudes de los individuos se van modelando como consecuencia de preferencias personales, de influencias de los distintos ámbitos en los que se desenvuelven, ya sea familiar o social y también desde los aprendizajes que se producen en el ámbito educativo. Sin embargo un buen número de hábitos que se deberían consolidar o promocionar durante la Educación Primaria, en relación con la alimentación, son contrapuestos a las costumbres, inclinaciones y preferencias de los estudiantes (Banet, 2004). Entre los ejemplos de conductas relacionadas con la alimentación entre la población infantil señalados en (Banet, 2004) se encuentran, los desayunos escasos y poco variados, las cenas abundantes y tardías en las que suele predominar el consumo de bocadillos, elevado consumo de grasas de origen animal y bajo de pescado, excesivo consumo de productos de bollería industrial, bajo consumo de frutas y verduras y alto consumo de bebidas refrescantes. Todas ellas conductas que trataremos de paliar desde nuestra unidad didáctica , ya que a través de la promoción y creación de unos hábitos alimentarios saludables, se posibilita un adecuado cuidado del cuerpo, con la consiguiente mejora de la autoestima y bienestar personal, así como la prevención de enfermedades en edades posteriores (Delgado y Tercedor, 2002).
Alimentación y nutrición: el estudio de la relación entre alimentación y nutrición en la etapa de Educación Primaria deberá centrarse en las características de una alimentación equilibrada como señalan (Núñez, Banet, 2000), incluyendo las repercusiones de la alimentación sobre el aspecto físico y determinados problemas de salud. Los estudiantes deberán conocer los criterios en los cuales debería basarse una actuación responsable y crítica como consumidores de alimentos: lectura de etiquetas, actitud crítica ante la publicidad,... Siguiendo Rivarosa y De Longhi (2006) la alimentación concebida como obtención de energía y nutrición y una noción básica de biología, presenta diferentes niveles de conceptualización en función de los ámbitos de estudio. Ésta puede ir desde los niveles macro y microscópico (organismo, órgano, tejidos, células, metabolismo).
Alimento y nutriente: como nos señala Banet (2001), un primer paso para la adecuada comprensión de la nutrición humana, requiere identificar cuáles son las substancias necesarias para que se pueda desarrollar este proceso (nutrientes, contenido en los alimentos, y oxígeno, que forma parte del aire atmosférico). Además como muestra Banet (2001), en un mapa conceptual de su libro “Los procesos de nutrición humana”, tiene gran importancia en la etapa de primaria y para la comprensión de la alimentación y nutrición que el alumnado sea capaz de establecer la diferencia entre alimento y nutriente, es decir, que comprenda que las substancias externas proceden de los alimentos y que estos a su vez son los que contienen los nutrientes.
“Existe una única manera de nutrirse, pero numerosas, formas de alimentarse, o lo que es lo mismo de combinar alimentos, para obtener dichos nutrientes” (Pinto y Carbajal, 2003, p. 9).
Debemos tener en cuenta que como indica Banet (2004), en el tercer ciclo además de comprender la diferencia entre alimento y nutriente se podrían introducir como criterio de clasificación las funciones de los nutrientes: energéticos, estructurales o plásticos y reguladores.
Concepto de dieta y de dieta equilibrada: como señala Banet (2000) el estudio de la alimentación en Educación Primaria debería centrarse en el concepto de dieta equilibrada. Una de las estrategias didácticas que señala como adecuadas para favorecer que el alumnado modifique sus hábitos alimentarios es mediante la planificación y desarrollo de un proyecto de investigación sobre la dieta personal, ya que esto tiene un importante carácter motivador para el alumnado, lo que nos puede favorecer para que se impliquen de forma activa, condición que es indispensable para lograr en ellos un cambio de actitudes, una dieta equilibrada por sí sola no garantiza una buena salud, pero es fundamental para adquirir o mantener la salud (Pozuelos, González, Travé, 2008).
Recomendaciones para la distribución de la ingesta durante el día: en relación con la nutrición, el hecho de que los estudiantes valoren la importancia de llevar una alimentación equilibrada es una condición necesaria, pero no suficiente, para considerar que han aprendido, y por tanto que poseen unas actitudes adecuadas en relación con este ámbito, será necesario, además, que conozcan lo que ello supone en cuanto a la frecuencia de consumo de determinados alimentos, su distribución a lo largo del día y por último resulta imprescindible que desarrollen hábitos saludables en relación con su dieta alimenticia (Banet, 2004).
Desayuno saludable: como señala Banet (2004) tiene gran importancia el desarrollo de hábitos en relación con la alimentación entre los que se encuentra la realización de desayunos saludables, para modificar aquellos que son escasos, poco variados, y que acompañan de almuerzos en el recreo inadecuados como la bollería industrial; hábitos que son muy frecuentes en la población infantil.
La actividad física: tiene gran importancia la promoción de la actividad física en la infancia y adolescencia, ya que como señala Espeitx (2006), la práctica deportiva regular se traduce en muchos casos en comportamientos alimentarios específicos y supone también a menudo la adquisición de conocimientos nutricionales y sobre “dietas aconsejables” .La infancia y la adolescencia son período de cambios por lo que respecta a la práctica deportiva y el comportamiento alimentario, en el que se abandonan o se modifican las prácticas hasta el momento impuestas, o como mínimo dirigidas, por padres y educadores, y en el que empiezan a aparecer nuevas prácticas, y nuevas formas de pensar la alimentación, la actividad física y el deporte. En consecuencia, si los jóvenes han de cumplir los mínimos de actividad física recomendada para mantener y mejorar su salud, es esencial que las escuelas promuevan la participación en actividades físicas adecuadas como indican Cañada y Cañada (2013), y ahí es donde está nuestra función.
Estos problemas y estas alternativas justifican suficientemente la necesidad de tratar la alimentación como un tema de vital importancia en la Educación General, y en la Educación Obligatoria en particular (Pozuelos, González, Travé ,2008).
Bibliografía
Banet, E. (2001) Los procesos de nutrición humana. Madrid. Síntesis.
Banet, E. (2003) Las ciencias naturales en la enseñanza secundaria: algunas aportaciones de la investigación educativa. Educar en el 2000: revista de formación del profesorado, n. 7, septiembre. pp. 18-32.
Banet, E. (2008) Obstáculos y alternativas para que los estudiantes de educación secundaria comprendan los procesos de nutrición humana. Alambique, 58. pp. 34-55.
Banet, E. (Dir.) (2004) Perspectivas para las ciencias en la educación primaria. Madrid. Ministerio de Educación y Ciencia.
Banet, E. Buiza, C. Del Carmen, L. Febrel, M. Ferrer, J. Fuentes, M. Yus, R. (2004) Educación para la salud: la alimentación. Barcelona. Graó
Baquero, R. (2009) Zona de desarrollo próximo, sujeto y situación. Actualidades Investigativas en Educación. Revista Electrónica publicada por el Instituto de Investigación en Educación .Universidad de Costa Rica.
Base de datos de composición de alimentos (2007) Tabla de composición de alimentos. En http://www.bedca.net/bdpub/index.php.
Cañada, D. Cañada, M. (2013). Actividad física y salud. Aula de innovación educativa. pp. 77-81.
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