Mediciones
fisiológicas de la intensidad en corredores de fondo |
|||
*Doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte **Facultad de Veterinaria. Departamento de Ciencias Biomédicas Universidad de León (España) |
Luciano Bucco dos Santos* Fernanda Santin Medeiros** |
|
|
Resumen En términos muy generales, los deportes tienen un período denominado temporada deportiva y el período fuera de temporada. Las metas en estos períodos difieren drásticamente, así como también debería diferir el entrenamiento para cada período. Durante el período fuera de temporada un atleta de resistencia con frecuencia busca incorporar una variedad de métodos diferentes de entrenamiento lo cual comúnmente se conoce como entrenamiento cruzado, ya que está buscando incrementar su base de resistencia, así para este artículo abordaremos cuál es la intensidad fisiológica de las carreras de fondo, es decir, su carga interna, como punto de partida del proceso, la resistencia en relación al rendimiento atlético ha sido definida de varias maneras En este artículo hemos revisado los efectos del entrenamiento de alta intensidad no solo sobre el rendimiento atlético de resistencia sino también sobre los cambios subyacentes en el sistema de energía aeróbica y anaeróbica, la resistencia hace referencia a eventos sostenidos de alta intensidad donde la energía se suministra principalmente por medio del metabolismo aeróbico así se propone que las grandes mejoras en el rendimiento se observa a medida que los atletas se acercan a la fase competitiva en esta fase normalmente los atletas incluyen entrenamientos de resistencia de alta intensidad como parte de su programa periodizado. Palabras clave: Energía. Metabolismo. Entrenamiento. Corredores.
Abstract In very general terms, sports have a period called sports season and off-season. The goals in these periods differ drastically and training should also differ for each period. During the off- season an endurance athlete often seeks to incorporate a variety of different training methods which is commonly known as cross-training, and you are looking to increase your endurance base, so this article will discuss what the physiological intensity racing line, i.e. internal load, as the starting point of the process, the resistance in relation to athletic performance has been variously defined, in this article we have reviewed the effects of high intensity training not only on the athletic endurance but also on the underlying changes in the system of aerobic and anaerobic energy yield, resistance refers to sustained high-intensity events where energy is supplied primarily by aerobic metabolism so proposed that large improvements in performance seen as athletes approach the competitive phase is phase usually athletes include resistance training high intensity as part of a periodized program. Keywords: Energy. Metabolism. Training. Runners.
|
|||
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 190, Marzo de 2014. http://www.efdeportes.com/ |
1 / 1
Introducción
Actualmente, la construcción de la forma deportiva, basada en un proceso científico de largo plazo, nos lleva a la búsqueda de nuevas estrategias para la organización de la formación, los nuevos medios y métodos de preparación deportiva, con el mayor potencial de estímulos (Gomes et al, 2000). El objetivo fundamental del entrenamiento atlético de fondo y medio fondo es producir eficientes cambios fisiológicos en los sistemas funcionales que permiten al organismo correr a intensidad sostenida las distancias establecidas (Billat, 2001 y Esteve-Lanao et al, 2008). Por lo tanto el énfasis de las cargas de entrenamiento deberá ubicarse en los principales factores fisiológicos responsables de estos cambios. Analizando a las carreras de fondo y medio fondo encontraremos que el factor principal a desarrollar es la resistencia especial, que consiste básicamente en correr durante un tiempo determinado con una intensidad sostenida. En el desarrollo de esta resistencia especial existen dos capacidades que juegan un papel fundamental. Ellas son las capacidad y potencia aeróbica, y anaeróbicas glucolíticas (Billat, 2001) complementariamente destaca la importancia de la capacidad y potencia anaeróbica aláctica en las carreras de medio fondo. El entrenamiento para las carreras de fondo puede organizarse de una forma meramente matemática, es decir, a partir de marcas en distancias y porcentajes de una velocidad, todo ello en relación a la marca esperada en la distancia para la que se prepara el atleta. Creemos que limitarse a esa concepción no logra identificar del mismo modo las virtudes y carencias del corredor tanto como una concepción más "fisiológica" o "biomecánica", basada en los factores determinantes del rendimiento. Como consecuencia de esa metodología, los programas de entrenamiento basados exclusivamente en ritmos o watios funcionarán bien para unos deportistas y muy mal para otros. También puede ocurrir que dos corredores logren rendimientos similares con perfiles fisiológicos distintos. También debemos considerar la importancia del acondicionamiento global destacando la fuerza y la flexibilidad como componentes de relevante importancia en los procesos de entrenamiento para medio fondo y fono. Los métodos de entrenamientos se basan en la estructura del trabajo y se conforman con el tipo de ejercicio, el número de repeticiones y las pausas de los trabajos (Bompa, 2000; Farto, 2002; Ilho y Barbanti, 2010).
La clave del rendimiento deportivo en las carreras de medio fondo y fondo pasa por la planificación de las cargas del entrenamiento (Vasconcelo Raposo, 2000), que consiste en la búsqueda de alternativas que permitan concretar metodológicamente la aplicación de contenidos de entrenamiento precisos, utilizando las cargas adecuadas con un orden secuencial sistemático, para poder alcanzar un objetivo competitivo planteado en el momento oportuno. Diferenciando el entrenamiento para corredores de fondo del entrenamiento de medio fondo, encontramos que ambos parten desde el desarrollo de las áreas funcionales aeróbicas hacia el desarrollo de la resistencia específica de la prueba, el entrenamiento de fondo prioriza el desarrollo de los grandes volúmenes aeróbicos con una relativa importancia menor de los sistemas anaeróbicos glucolíticas y si priorizando el ritmo de carrera aeróbico sostenido, por intermedio de un óptimo desarrollo de trabajos en la zona del umbral anaeróbico y del VO2 máx.
La intensidad fisiológica de los primeros es mayor que los últimos
Uno de los conceptos generales más interesantes de entrada es demostrar que dos corredores que disputen una misma carrera obteniendo marcas muy distintas no están compitiendo a una misma intensidad fisiológica. La figura 1 muestra un ejemplo para el maratón. En este caso se observa como la caída de la velocidad disminuye de forma proporcional al porcentaje empleado del consumo máximo de oxígeno (VO2 máx.). En la tabla 1 mostramos los datos tomados en un cross universitario (UEM 2007), donde se analizaron muestras de lactato sanguíneo de corredores que llegaban en distintas zonas de la clasificación final. El lactato es un indicador del uso de la glucólisis anaeróbica, es decir, de la generación de energía a partir de los hidratos de carbono usados de forma anaeróbica. Los datos demuestran que también esta vía energética es mayor en los primeros clasificados que en los últimos de la prueba, incluso sin enormes diferencias de tiempo entre unos y otros, reforzando el concepto de que los primeros compiten a una intensidad relativa mayor.
Como se sabe de acuerdo a los principios de la fisiología del ejercicio y la teoría del entrenamiento deportivo, el ácido láctico, producto de desecho de la llamada glucólisis rápida o anaeróbica (Billat, 2002; Earle y Baechle, 2008; López-Chicharro, Fernández, 2008), es uno de los principales responsables de la fatiga, dado que su acumulación en sangre, fruto del incremento de la intensidad del ejercicio, conlleva una elevación de iones hidrógeno que aumentan la acidez muscular y desencadenan ineficacia contráctil. Por este motivo, el análisis y la valoración del láctico es uno de los puntos de interés cuando se realiza un test de campo o un test de laboratorio con deportistas de alto rendimiento, ya que permite, por una parte, determinar la capacidad de los deportistas para tolerar esfuerzos intensos y, por otra, conocer el tipo de estímulo metabólico que suponen las distintas actividades de entrenamiento.
Una evidencia de lo anteriormente afirmado es el amplio número de investigaciones llevadas a cabo en diversos deportes como, por ejemplo, el bádminton (Cheng y Jin, 2000), el baloncesto (Rodríguez-Alonso et al, 2003), las artes marciales (Butios y Tasita, 2007; Jiang Zhao, 1996), el remo (Liu y Liu, 2001), la natación (Bonifazi et al, 1993; Szczepanowska et al, 1999) o el ciclismo (Mora-Rodríguez y Aguado-Jiménez, 2006). En estos estudios se utiliza el láctico para evaluar el rendimiento del deportista, la monitorización del entrenamiento, o bien para definir fisiológicamente la exigencia de la competición
Esto a su vez sugiere que no sólo el nivel del corredor sino las características metabólicas particulares condicionan la evaluación de la intensidad fisiológica de una carrera; así mismo, la metodología empleada para la evaluación del esfuerzo (medir implicaciones aeróbicas o anaeróbicas). Habitualmente se intenta evaluar la intensidad media y pico en una variable: Frecuencia Cardiaca (FC), VO2, lactato, Velocidad Aeróbica Máxima (VAM) o Potencia Aeróbica Máxima (PAM). En algunos casos, dada la imposibilidad de realizar mediciones directas, se realizan cálculos a partir de algunas variables y de asumir ciertas constantes metabólicas.
De acuerdo con Bentley et al (2001), hay que tener en cuenta que la intensidad fisiológica de la competición parece distinguirse según el deporte. Por ejemplo, en ciclismo de ruta la intensidad relativa (% de un máximo, ya sea VO2 o watios a los que se produce el VO2 máx. es inferior a la carrera, a menudo por aspectos estratégicos o aerodinámicos (es otro tipo de competición, son etapas, por lo que uno no debe o no puede desgastarse al máximo cada día, y además cumple roles distintos). En natación la intensidad parece especialmente dependiente del metabolismo anaeróbico de los hidratos de carbono al involucrar principalmente el tren superior, una musculatura con mayor predominancia de fibras rápidas ya en triatlón, por su parte, la intensidad fisiológica es decreciente a lo largo de los segmentos, por su orden en la prueba (Bird et al, 2005). Esto nos lleva al concepto de fatiga tiempo-dependiente e intenso-dependiente, elemento clave para entender la fatiga en el deporte de resistencia y el papel de los tests de rendimiento.
De forma concisa planteamos al lector cuatro interrogantes: una vez hayamos determinado el umbral anaeróbico de un deportista y su ritmo o potencia asociada a ese estado metabólico.
Figura 1. % de VO2 máx. promedio para correr el maratón masculino en diferentes marcas. Adaptado de una estimación de Péronnet y Thibault (1989) y mediciones directas de O'Brien et al (1993). Se eligieron estos datos porque mostraban una diferencia de velocidades constante entre ellas (23%). Se calculó una caída lineal del % de VO2 máx. en relación a la velocidad (r2=0,98) con la fórmula: -0,2141*Tiempo Maratón (min)+109,51.
Déficit de oxígeno en las personas entrenadas y no entrenadas
En la Figura 2 se muestra la respuesta del consumo de oxígeno durante un ejercicio submáximo en un cicloergómetro o un tapiz rodante de una persona entrenada y otra no entrenada. Se observa que los dos sujetos llegan a valores semejantes de consumo de oxígeno alcanzando igual estado estable de VO2 durante ejercicios de intensidad ligera y moderada. Sin embargo, la persona entrenada alcanza antes el estado estable y, por esto, tal persona tiene un déficit de oxígeno menor para la misma duración del ejercicio en comparación con la persona no entrenada. Esto significa un mayor consumo total de oxígeno durante el ejercicio en la persona entrenada, con un componente anaeróbico de transferencia energética proporcionalmente menor. Una explicación posible de las diferencias del déficit de oxígeno entre las personas entrenadas y no entrenadas está relacionada con una capacidad bioenergética aeróbica más desarrollada en la persona entrenada. El aumento de la capacidad aeróbica se produce por el aumento de la función cardiovascular central o por las adaptaciones musculares locales inducidas por el entrenamiento que aumentan la capacidad muscular para generar ATP de forma aeróbica. En la persona entrenada estas adaptaciones desencadenan antes la producción aeróbica de ATP en el ejercicio con una menor formación de lactato.
Figura 2. Consumo de oxígeno y déficit de oxígeno en personas entrenadas y no entrenadas durante el ejercicio submáximo en un cicloergómetro.
Ambas personas alcanzaron el estado estable de VO2, pero la persona entrenada lo alcanzó a una velocidad más rápida, reduciendo el déficit de oxígeno
Tabla 1. Mediciones en sangre pre y post competición de Campo a Través de 7,9 km en 5 sujetos distribuidos homogéneamente en el rendimiento final
Los 400 metros tienen una importante contribución aeróbica (32-38%) y los 800 metros son ya predominantemente aeróbicos en su demanda total (58-62%).
El problema es que los mejores serían VO2 y lactato, pero no pueden medirse en competición, aeróbica y anaeróbica rondarían el equilibrio del 50%. Las duraciones varían desde los 3,5' hasta menos de 1'. En los últimos 10 años parece haber mayor consenso a partir de los trabajos realizados en corredores por el grupo de australianos desde 1996, que sitúan ese 50% para esfuerzos máximos de 1 minuto 15 segundos (Gastin, 2001). Por lo tanto, parece que tradicionalmente se ha subestimado la contribución aeróbica a los esfuerzos máximos, especialmente su activación rápida. Es verdad que utilizan una técnica de determinación no exenta de críticas metodológicas. Es muy interesante saber que la cantidad de energía anaeróbica convertida parece independiente de la distancia cuando ésta está entre los 200 metros y los 10 kilómetros (Ward-Smith, 1999; Péronnet y Thibault, 1989). Las diferencias serían que esta cantidad fija de energía total anaeróbica es liberada a mayor o menor velocidad según la prueba, siendo la otra principal diferencia la creciente contribución aeróbica en el global de cada prueba (ver figura3). La idea que se desprende es que cuando se hace récord, tanto el sistema aeróbico como el anaeróbico son utilizados de forma óptima. En pruebas en las que no alcance únicamente la energía el metabolismo aeróbico, se solicita en cada momento un uso máximo de las vías aeróbicas junto a una oferta precisa de lo anaeróbico, evitando excesiva acumulación de protones o depleción de glucógeno (Ward-Smith, 1999). No es gratuito indicar la reflexión de Ashe et al (2003) a respecto de que sería preferible hablar de sistemas de potencia en relación al ejercicio, puesto que un sistema fisiológico debería cuantificarse como energía producible y no meramente potencialmente disponible. En cuanto a la prueba de 3.000 metros y atendiendo a las solicitaciones energéticas y las vías metabólicas empleadas, Duffield et al (2005) hablan de un predominio del metabolismo aeróbico en esta prueba del 86% al 94% (atendiendo a diferencias interindividuales y al sexo de los atletas), frente al metabolismo anaeróbico García-Verdugo (2007) en su propuesta de plano bioenergética sitúa las pruebas de 1.500 metros y 3.000 metros como esfuerzos lácticos extensivos, que presentan valores entre 8 y 14 mmol/L, siendo la vía anaeróbica láctica y la vía aeróbica las predominantes en este tipo de esfuerzos. Por su parte, Dirringer (2004) prestigioso entrenador de Mehdi Baala, considera que la velocidad aeróbica máxima se corresponde con la velocidad que el atleta puede mantener entre 2.500 metros y 3.000 metros, de forma que para este autor el desarrollo de la velocidad aeróbica máxima es un elemento fundamental para conseguir buenos resultados en la distancia de 3.000 metros y es un valor de referencia importante a la hora programar el entrenamiento. En cuanto a la producción, unos mayores niveles de ácido láctico significan una mayor intervención de la glucólisis rápida, lo cual conlleva una mayor potencia de producción de ATP y, por tanto, una mayor velocidad de carrera Bentley et al (2001). No obstante, un exceso de producción de ácido láctico, sin su correcta reutilización, significará la aparición de fatiga muscular y obligará a descender el rendimiento drásticamente.
Figura 3. Contribuciones Aeróbica/Anaeróbica al Aporte Energético Total desde los 200 metros
hasta los 10 km (calculado a partir de los datos de Gastin, 2001 y Ward-Smith, 1999).
Tabla 2. Mediciones fisiológicas de la intensidad entre los 800 metros y los 5000 metros
Tabla 3. Mediciones fisiológicas de la intensidad entre los 10000 m y la Maratón.
Los datos modernos coinciden en concluir que los 400 metros tienen una importante contribución aeróbica (32-38%), y que los 800m son ya predominantemente aeróbicos en su demanda total (58-62%) (Gastin, 2001). Es importante elegir los parámetros de referencia para comparar unos y otros corredores. Así, se han hecho estimaciones basadas en % de la Velocidad Aeróbica Máxima, del VO2máx, de niveles de lactato, etc. Las tablas 2 y 3 muestran un compendio de los datos de diversos trabajos, tratando de identificar esa intensidad fisiológica de las principales distancias teniendo en cuenta el nivel de marcas y el género. El nivel de marcas es crucial debido a que no sólo existe cierta variabilidad en la habilidad para mantener una intensidad fisiológica determinada (por distintos perfiles fisiológicos y por entrenamiento), sino que la mayor duración obliga a corredores mucho más lentos que otros a que la intensidad relativa sea menor. Por otra parte, el género puede tener cierta importancia habida cuenta de las diferencias de rendimiento entre hombres y mujeres, así como de su distinto perfil fisiológico.
Hill (1999) demostró que la variación de participación del aeróbico en los 800 m está en una porcentaje aproximada de (56% la 71%) siendo menor en los 1500 m (76% la 86%), siendo que en los 400 m, 800 m y 1500 m, el inicio de la producción de energía significa por ese sistema metabólico ocurre entre 15 y 30 segundos (Spencer, Gastin, 2001). Una referencia a caballo entre lo matemático y lo fisiológico es el concepto de" tiempo límite". Representa la duración que es capaz de mantener un corredor a una intensidad fisiológica determinada. Una intensidad habitual donde medir el tiempo límite es la velocidad del VO2 máx. Cabe indicar que dicha velocidad ha recibido no sólo numerosas denominaciones (VAM, VO2 máx, Vmáx, MAP) sino diversos criterios de determinación, si bien muchos autores coinciden en situar su tiempo límite alrededor de los 6' (Billat, 2002) ó 7' (Péronnet y Thibault, 1989), la mayoría lo sitúan entre 4' y 11' (Billat, 2002). Parece que la variabilidad puede depender no sólo del nivel de entrenamiento sino de características fisiológicas (Billat, 2002). Respecto al umbral anaeróbico encontramos numerosas metodologías que condicionan la localización de su velocidad .Sin embargo, existe consenso de que el tiempo límite a esa intensidad estaría alrededor de los 60'. En este caso parece claro que el nivel de entrenamiento debe ser muy elevado para poder alcanzar esa duración, algo que no es posible en corredores de nivel más bajo. Como referencia, un corredor con una marca de 40' en10 km se entiende que compite fisiológicamente un poco por encima de su umbral anaeróbico (y según su técnica y fuerza algo más rápido que su velocidad del test de umbral). Para corredores de 50', alrededor de este umbral, y quizá en adelante ya a menos intensidad. Por ello, no sólo la velocidad que el corredores capaz de desarrollar a una intensidad sino el tiempo límite que es capaz de mantenerla son dos aspectos clave. Esto permite entender por qué la intensidad fisiológica es tan distinta según el nivel, algo que se acentúa con la duración de las pruebas. Dicho de otro modo, las competiciones serían más homogéneas, fisiológicamente hablando de disputarse por tiempo y no por distancia.
Las intensidades alrededor de la potencia aeróbica máxima y el "umbral anaeróbico" son las que más han sido estudiadas. Por encima de ellas se ha valorado que las máximas concentraciones de lactato se logran con pruebas cercanas a los 60" (Billat, 2002) aunque realmente la mayor producción glucolítica anaeróbica por unidad de tiempo se ha situado alrededor de los 25" de esfuerzo máxima intensidad. Más allá, se ha demostrado que la máxima potencia fosfagenolítica (uso anaeróbico de energía sin hidratos de carbono) permite una duración de 4" en ejercicio estático (isométrico) o alrededor de 6" en dinámico previo al agotamiento de esta vía energética (Hawley y Burke, 2000). El entrenamiento fraccionado de alta intensidad y el entrenamiento de sobrecarga de alta intensidad realizado durante la fase no competitiva de un programa de entrenamiento de un atleta de resistencia puede mejorar substancialmente el rendimiento y las mediciones fisiológicas relacionadas (Creer et al, 2004; Turner et al, 2003; Miller et al, 2002). El entrenamiento fraccionado a intensidades cercanas al VO2 máx. (intervalos de 2-10min de duración) produce mejoras principalmente en el rendimiento sub máximo (~ 6%) (Turner et al, 2003) por medio de mejoras en los tres componentes del sistema aeróbico (VO2 máx., umbral anaeróbico y economía). Los intervalos de mayor duración a menores intensidades tienen efectos poco claros pero posiblemente similares sobre el rendimiento, debido a sus efectos sobre los componentes del sistema aeróbico (Miller et al, 2002). El entrenamiento fraccionado de mayor intensidad (intervalos < 2 minutos) probablemente tienen un efecto similar sobre la resistencia sub máxima y posiblemente menores efectos (~4%) para la resistencia de menor duración, pero la contribución de los componentes aeróbicos es poco clara (Miller et al, 2002).
Muchos atletas de resistencia de alto nivel ya han incluido intervalos de alta intensidad en sus entrenamientos durante la fase no competitiva los que los ha llevado a incluirlos en la fase competitiva. Para estos atletas la adición de más intervalos no es necesariamente una buena estrategia, en cambio puede ser beneficioso alterar la combinación de entrenamiento para reducir el volumen de intervalos de baja intensidad e incrementar el volumen de intervalos de alta intensidad. De acuerdo con Creer et al (2004), los atletas que no realizan en la actualidad entrenamientos de la fuerza explosiva específico del deporte con certeza experimentarán ganancias substanciales en su rendimiento incorporando esta forma de entrenamiento a sus programas.
Por último, parece que las pruebas de 100 km se disputan por debajo del primer umbral fisiológico, umbral aeróbico, por lo que teniendo en cuenta diversos datos sobre depósitos energéticos y relaciones de tiempo límite no es descabellado pensar que el tiempo límite alrededor del primer umbral ronde las 6 horas. Todo ello, de forma sencilla, conforma una "regla del número 6" que permite entender mejor la intensidad fisiológica en función de las marcas de corredor (tabla 5).
Tabla 4. Tiempos límite aproximado a diferentes intensidades fisiológicas ("Regla del 6").
Concentraciones de lactato se logran con pruebas cercanas a los 60"
Tabla 5. Ejemplos de contribución de fuentes aeróbicas en el 800 y el 1500. Adaptada a partir de los datos de
Spencer y Gastin (2001). Los datos hacen referencia a rendimientos de 2:00 y 4:00 en los 800 y 1500, respectivamente
Un aspecto clave es el coste energético de la carrera, definido como la energía requerida más allá del reposo para transportar el cuerpo del corredor sobre una unidad métrica (Bentley et al, 2001). Por ello se mide en ml de O2 / kg / metro (m) o bien J/kg/m, asumiendo que 1ml O2 =20,9 J (lo cual es estrictamente cierto con un cociente respiratorio de 0,96). De esto hablaremos en el próximo artículo. Por el momento, cabe resaltar como concepto general que el coste es bastante parecido entre las distancias. Hay que añadir dos últimos aspectos: la secuenciación metabólica del esfuerzo máximo y los perfiles individuales. En función del perfil metabólico natural del deportista, y del tipo de entrenamiento hacia al que se le ha orientado, los atletas tienden a utilizar ese metabolismo en mayor grado que el general de la población. Sin embargo, en referencia al primer concepto, todo esfuerzo a una velocidad más o menos estable y de carácter máximo y continuo tiende a ser inicialmente más anaeróbico y finalmente más aeróbico (Gastin, 2001) (no sería así en una prueba táctica). En las pruebas de carrera también ha sido estudiado, y como muestra puede observarse la tabla 5. Todo esto tiene importantes repercusiones para el entrenamiento, ya sea para poder iniciar una carrera a ritmos exigentes con garantías de no sucumbir al final, mantener un ritmo elevado a final de carrera, o incluso ser capaz de acelerar en los últimos metros. Aunque el motivo del artículo es la carga interna de la competición, lógicamente no es el criterio por el que se mide el rendimiento, sino el tiempo final; por tanto, la habilidad de mantener el mayor ritmo posible durante el mayor tiempo posible. En pruebas de más de 6' de duración se recomienda mantener un ritmo lo más estable posible como referencia clave (Foster et al, 2003). Sin embargo, si observamos la distribución natural del ritmo en un campeonato mundial de cross, hemos observado que es decreciente en todos los corredores en la misma proporción (gráfica 3). Esta competición es uno de los mejores modelos para estudiar el ritmo natural porque el tiempo no importa pero sí el puesto, y en todos los participantes porque se juegan la clasificación por equipos.
¿Cuál es la pulsación que haría mi mejor marca en la competición?
Por último, con motivo de proporcionar una herramienta práctica para los corredores, expondremos los datos de un estudio sobre la frecuencia cardiaca óptima para realizar marca en distancias desde los 5 hasta los 100 km (Esteve-Lanao et al, 2008). Se comprobó que la FC en competición en personas que hubieran entrenado y competido con éxito en una distancia. "Con éxito" se refiere a que fuera su mejor marca o una de las mejores, registrando un mínimo de 2 carreras de la misma distancia por atleta. Las gráficas 4 y 5 muestran los resultados. Lógicamente la intensidad media descendió con la distancia (gráfica 4) y con ello cambia la distribución por zonas (gráfica 5).
Gráfica 3. Distribución del ritmo por vuelta en diferentes corredores agrupados por su puesto final
(datos procesados por Ahumada y Alcocer sobre los resultados del mundial de cross masculino, 2008).
Gráfica 4. % FC de máxima en cada distancia de competición de los 5 a los 100 km
Gráfica 5. Tiempo en zona metabólica (modelo trifásico) de los 5 a los 100 km
Gráfica 6. FC (%FC máx) por kilómetro en grupos de corredores que hicieron su mejor marca personal.
Téngase en cuenta que las velocidad fueron ligeramente decrecientes en los promedios de las 3 pruebas
Otros datos, más prácticos todavía, son las cinéticas kilómetro a kilómetro. En algunos corredores, en este trabajo sólo seleccionamos estrictamente marcas personales. Así podemos predecir, sólo con el pulso máximo real, cuáles el ideal para hacer marca (gráfica 6). No estamos proponiendo olvidarse del ritmo, por supuesto, sino un apoyo para saber si es realista mantener el ritmo mientras, paralelamente, observamos un referente fisiológico del nivel de esfuerzo. Lógicamente, y sin recurrir a matemáticas, podemos con ello diseñar tests para fijar un ritmo de salida, a partir de datos de entrenamiento. Sorprendentemente, ésta no varió en relación a las marcas. En maratón, por ejemplo, contamos con un atleta de alrededor de 2h 20min, y otros de más del doble, sin embargo, el % promedio en relación a sus pulsaciones máximas no tiene porqué ser distinto en todas las distancias la desviación típica es del 2% (Martos y Mesa, 2001). Aquí no vamos a entrar a razonar el porqué de los resultados, pues no era el motivo del trabajo, y por ello no se hicieron las mediciones al respecto. Nos limitaremos a elucubrar que no es contradictorio con el hecho de que los primeros vayan a una intensidad fisiológica mayor porque las pulsaciones no siempre indican carga interna, especialmente cuando existe deriva pulsativa. Sabido es que ésta ocurre más en los menos desacondicionados, que además la sufren más tiempo al correr más minutos, por lo que posiblemente explique que al final el promedio relativo de pulsaciones sea el mismo pese a que la intensidad (p.e. % de VO2 máx) sea distinta. En definitiva, el motivo de empezar con este tema antes de hablar de las periodizaciones que el entrenamiento basado únicamente en las marcas no parece tener el mismo grado de reflexión y de posibilidades de éxito que un análisis metabólico de las intensidades de competición y el perfil metabólico.
Conclusiones
En conclusión, podemos decir que la resistencia muscular es el factor que determina el alto nivel de preparación específica para las carreras de fondo y medio fondo. Para el máximo desarrollo de la capacidad de resistencia muscular es indispensable un régimen especial de trabajo muscular que alcance alto nivel de preparación en relación a fuerza en corredores de fondo y medio fondo.
El entrenamiento para corredores de medio fondo parte desde el desarrollo de las áreas funcionales aeróbicas hacia el desarrollo de la resistencia específica de la prueba; Este es un proceso que indiscutiblemente debe abordar sistemáticamente cargas progresivas. Los atletas que se encuentran en un proceso de formación hacia el alto rendimiento deben utilizar metodologías variados de entrenamiento.
Para corredores de fondo y medio fondo el desarrollo de las áreas funcionales deben priorizar el desarrollo de los grandes volúmenes aeróbicos con una relativa importancia menor de los sistemas anaeróbicos glucolítica y si priorizando el ritmo de carrera aeróbico sostenido por intermedio de un óptimo desarrollo de trabajos en la zona del umbral anaeróbico y del VO2 máx.
Referencias
ASHE, M. C.; SCROOP, G. C; FRISKEN, P. I; AMERY, C. A; WILKINS, M. A; KHANI, K. M. (2003) Body position affects performance in untrained cyclists. Br. J. Sports Med, v. 37, p. 441-444.
BENTLEY, D; MCNAUGHTON, L. R; BATTERHAM, A. M. (2001) Prolonged stage duration during incremental cycle exercise: effects on the lactate threshold and onset of blood lactate accumulation. Eur. J. Appl. Physiol., v. 85, p. 351-357.
BILLAT, V. (2002) Fisiología y Metodología del Entrenamiento. Paidotribo, Barcelona.
BIRD, S. P; TARPENNING, K. M; MARINO, F. E. (2005) Designing resistance training programmes to enhance muscular fitness. A review of the acute programme variables. Sports Med, v. 35, n. 10, p. 841-851.
BOMPA, T. (2000) Periodización del entrenamiento deportivo. Editorial Paidotribo.
BONIFAZI, M; MARTELLI, G; MARUGO, L; SARDELLA, F; CARLI, G. (1993) Blood lactate accumulation in top level swimmers following competition. The Journal of Sports Medicine and Physical Fitness, 33(1), 13-18.
BUTIOS, S; TASIKA, N. (2007) Changes in heart rate and blood lactate concentration as intensity parameters during simulated Taekwondo competition. The Journal of Sports Medicine and Physical Fitness, 47(2), 179-185.
CREER, A. R; RICARD, M. D; CONLEE, R. K; HOYT, G. L; PARCELL, A. C. (2004) Neural, metabolic, and performance adaptations to four weeks of high intensity sprint-interval training in trained cyclists. International Journal of Sports Medicine 25, 92-98.
CHENG, Y; JIN, H. (2000) A study on effect of blood lactic acidin physical fitness training of badminton. Journal of Hubei Sports Science, 19(3), 34-36.
DIRRINGER, J. M. (2004) La preparación de Mehdi Baala para el Campeonato del Mundo de París. En RFEA, Campeonato del Mundo París 2003. Madrid: RFEA.
DUFFIELD, R; DAWSON, B; GOODMAN, C. (2005) Energy system contribution to 1500- and 3000-metre track running. Journal of Sports Sciences, 23(10), 993-1002.
ESTEVE-LANAO, J; LUCÍA, A; DE KONING, JJ; FOSTER, C. (2008) How do humans control physiological strain during strenuous endurance exercise? plOsOne 3: e 2943.
EARLE, R. W; BAECHLE, T. R. (2008) Manual NSCA: Fundamentos del entrenamiento personal. Barcelona: Paidotribo.
FARTO, E. (2002) Estrutura e planificação do treinamento desportivo. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, nº 48. http://www.efdeportes.com/efd48/trein.htm.
FÖHRENBACH, R; MADR, A. (1987) Hollmann W. Determination of endurance capacity and prediction of exercise intensities for training and competition in marathon runners. Int J Sports Med 8: 11-18.
FOSTER, C; DE KONING, J, J; HETTINGA, F; LAMPEN, J. L. A; CLAIR K, L; DODGE, C; BOBBERT, M; PORCARI, J, P.(2003) Pattern of energy expenditure during simulated competition. Med Sci Sports Exerc 35: 826-831.
GASTIN, P, B. (2001) Energy system interaction and relative contribution during maximal exercise. Sports Med 31: 725-74.
GARCÍA-VERDUGO, M. (2007) Resistencia y entrenamiento. Una metodología práctica. Barcelona: Paidotribo.
GOMES, A. G; ALMEIDA, H. F; ALMEIDA, D. C. (2000) Aspectos multidimensionais da forma desportiva: uma ótica contemporânea. Revista Treinamento Desportivo. v.5, n.2, p.44-49.
HAWLEY, J; BURKE, L.(2000) Rendimiento deportivo máximo. pp. 52-65. Paidotribo, Barcelona.
HILL, D. W. (1999) Energy system contributions in middle-distance running events. Journal of Sports Sciences, London, v. 17, n. 6, p. 477-483, 1999.
ILHO, H; BARBANTI, V. (2010) A periodização do treinamento desportivo: histórico e perspectivas actuais. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, nº 142. http://www.efdeportes.com/efd142/a-periodizacao-do-treinamento-desportivo.htm
JIANG, C; ZHAO, G. (1996) Application of blood lactic acid index in practising unarmed combat of Wu Shu. Journal of Shanghai Physical Education Institute / Shanghai Tiyu Xueyuan Xuebao, 20(4), 72-75.
LÓPEZ-CHICHARRO, J; FERNÁNDEZ, A. (2008) Fisiología del Ejercicio. Buenos Aires: Médica Panamericana.
LIU, X; LIU, J. (2001) Application of rate and blood lactic acid in rowing training. Journal of Wuhan Institute of Physical Education, 35(3), 45-46.
MARTOS, J. H; MESA, J.L. (2001) Cómo entrenar para mejorar el rendimiento en maratón. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, n.39, Agosto. http://www.efdeportes.com/efd39/maraton.htm
MILLET, G. P; JAOUEN, B; BORRANI, F; CANDAU, R. (2002) Effects of concurrent endurance and strength training on running economy and VO2 kinetics. Medicine and Science in Sports and Exercise 34, 1351-1359.
MORA-RODRÍGUEZ, R; AGUADO-JIMÉNEZ, R. (2006) Performance at High Pedaling Cadences in Well-Trained Cyclists. Medicine & Science in Sports & Exercise, 38(5), 953-957.
O'BRIEN, M, J; VIGUIE C, A; MAZZEO, RS, BROKKS G, A. (1993) Carbohydrate dependence during marathon running. Med Sci Sports Exerc 25: 1009-1017.
PÉRONNET, F; THIBAULT G. (1989) Mathematical analysis of running performance and world running records. J Appl Physiol 67: 453-465.
RODRÍGUEZ-ALONSO, M; FERNÁNDEZ-GARCÍA, B; PÉREZ-LANDALUCE, J; TERRADOS, N. (2003) Blood lactate and heart rate during national and international women’s basketball. The Journal of Sports Medicine and Physical Fitness, 43(4), 432-436.
SPENCER, M.R; GASTIN, P.B. (2001) Energy system contribution during 200 to 1500m running in highly trained athletes. Medicine and Science in Sports and Exercise, Madison, v.33, n.1, p.157- 162.
SZCZEPANOWSKA, E; MICHALAK, E; LAURENTOWSKA, M. (1999). The training status evaluation of synchronised swimmers in the preparatory period during laboratory studies and competitions. Studies in Physical Culture & Tourism, 687-692.
TURNER, A. M; OWIMNGS, M; SCHWANE, J. A.(2003) Improvements in running economy after 6 weeks of plyometric training. Journal of Strength and Conditioning Research 17, 60-67.
VASCONSELO, RAPOSO, A. (2000) Planificación y organización del entrenamiento deportivo. Editorial Paidotribo.
WARD-SMITH, A, J. A.(1999) Mathematical theory of running, based on the first law of thermodynamics, and its application to the performance of world-class athletes. J Biomech 18: 337-349.
Búsqueda personalizada
|
|
EFDeportes.com, Revista
Digital · Año 18 · N° 190 | Buenos Aires,
Marzo de 2014 |