El papel de la familia. Importancia en la orientación de los jóvenes | |||
Universidad de Ciencias de la Cultura Física y Deportes "Manuel Fajardo" (Cuba) |
MSc. María Regla Aballí Candelario MsC. Yhullieth Delgado de la Cruz MsC. Antonio Emilio Méndez Mayo Lic. Carmen Reyes Álvarez |
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Resumen En el presente artículo se abordan los fundamentos teóricos del papel de la familia, en la orientación de la conducta social de los jóvenes, como punto de partida y base para propiciar el trabajo sociocultural en la comunidad y elemento esencial en la formación de las costumbres. En el se resalta la importancia de la educación sexual y reproductiva en la formación de las descendencias; como componente de la planificación familiar, que incluye la prevención y tratamiento de las ITS y el asesoramiento para la regulación de la fecundidad. Asimismo, el valor del logro de una familia funcional para la educación de sus miembros y el desarrollo de una buena comunicación en el hogar. Palabras clave: Familia. Jóvenes. Orientación.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 190, Marzo de 2014. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción
La sociedad, tiene la obligación de preocuparse por la juventud, infiltrar responsabilidad, esperanza; de darle una nueva ética en la que impere el concepto del derecho a nacer deseado y protegido. Solo así podría mantenerse el concepto de familia para la cual fue creada.
La educación, requiere de la participación de toda la sociedad y exige una gran responsabilidad por parte del padre y la madre, pues las relaciones amorosas, el funcionamiento de la unión conyugal y la familia de los jóvenes, en gran medida, reflejan lo vivido en su entorno sociocultural.
El papel de la familia en la educación de sus miembros, es un tema abordado por los organismos formadores fundamentalmente: MINSAP, Ministerio de Educación (MINED) y el Ministerio de Educación Superior (MES), además de ser una preocupación del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), del Centro de Investigaciones Psicológicas (CIPS), del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), en los cuales constituye una de sus prioridades fundamentales la posibilidad de orientar socialmente a los adolescentes y jóvenes en relación con su vida y proyecciones futuras.
Algunos de sus investigadores, entre los que se pueden citar: Acevedo García (2004); Carvajal Rodríguez (2007); Castro Alegret, Torres Cueto y López Gómez (2004); Castro Alegret, Torres Cueto y García Estrada (2006); Castro Alegret, Guerrero Borrego y Cano López (2001); García O’Farrill (2010); González Hernández (2006); González Pagés (2010); Guerrero Borrego (2012); Maine Deborah (1981); Mena González (2012); Peñate Leiva (2012); Prendes Labrada (2007); Quintana Llano (2011); Ravelo (2010); Torres Cueto (2011); Zacca Peña (2011), Albear de la Torre, Carro (2011), Cueto Torres y Mc Pherson Sayú (2004); Cueto Torres y López Gómez (2003); Gómez López, Torres Cueto y Castro Alegret (2007); González Mena (2012); Monroy de Velazco (1988); Mustelier Ibarra (2005); Ortiz (2002); Rodríguez Pineda (2007); entre otros, han dedicado sus estudios a la preparación de la juventud creando con esas disertaciones investigativas, los instrumentos necesarios con los cuales puedan los futuros adultos, operar en función de una planificación responsable de su propia familia.
En efecto, a pesar del esfuerzo que se realiza en el país se manifiestan insuficiencias en esta dirección. Se ha comprobado con frecuencia: la desinformación del hombre y la mujer respecto a algunos temas sociales, la necesidad de conocimientos de los adultos sobre el tema de la infancia, desconocimiento sobre los derechos de la niña y los niños y la falta de preparación de los adultos para desarrollar una buena comunicación con los (las) adolescentes y jóvenes.
Paralelamente los (las) jóvenes en ocasiones manifiestan rasgos de autosuficiencia al no querer reconocer la necesidad de conocimientos para emprender las proyecciones futuras, las incomprensiones, la subestimación en las fases preparatorias para el inicio de las relaciones de pareja, de la importancia para ella de los sentimientos amorosos en una relación íntima y placentera, y de una familia deseada.
En efecto, el hogar es la primera escuela del niño, y la niña, sus padres sus primeros maestros, por lo que es necesario aprender a educar a los hijos (Colectivo de autores, UNICEF, 1992).
La familia, responde a un sistema de regularidades instaurado por cada núcleo, en correspondencia con las normas morales que porta las tradiciones y criterios sobre la educación de los miembros.
McCarthy Aballí, en su investigación sobre la violencia familiar en adolescentes, plantea que existen problemas en la educación de los miembros en algunos núcleos familiares, en la orientación de temas necesarios en la formación de adolescentes y jóvenes, en la preparación para la formación de una familia y subsisten tabúes, que afectan considerablemente la educación (p. 9 – 10).
Desarrollo
Es una responsabilidad enfrentar al desafío de preparar a las nuevas generaciones en su adaptación a los cambios, como resultado del desarrollo de la ciencia, la técnica y la influencia en el comportamiento social. Más aun, realizar la labor de orientación respecto a temas relacionados con el papel de la familia en la educación de sus miembros, respondiendo a las necesidades de la sociedad. Ante esta problemática es necesario preguntar: ¿Qué es la familia?
Al respecto, Carvajal Rodríguez (2003) y Álvarez Sintes (2001), coinciden en que la familia es el primer grupo social al cual pertenece el niño (la niña) al nacer, donde se marcan el rol y las normas de conducta según el sexo, se desarrollan los sentimientos, emociones y los valores.
Es importante resaltar, que el niño (la niña) nace biológicamente facultado para aprender y es mediante la madre que comienza su comunicación con el medio que le rodea, facilitándole el aprendizaje y desarrollo. En efecto, son los padres los portadores de un modo de vida favorable para el desarrollo de una vida sana física y psíquica en el niño y la niña, ya que propician las primeras reglas directivas en el hogar.
El papel de la familia ha sido un tema muy tratado con énfasis dentro de la psicología educacional, asimismo, la sociedad impone un reto; en el prima la necesidad de conocer las fuerzas motrices que explican la actuación del hombre, para ello se hace necesario analizar el papel de los factores internos y externos de la regulación de la conducta, en la que deben primar responsabilidades sociales, económicas, políticas e ideológicas.
Existen factores que afectan la educación de los niños y niñas, por ejemplo: la preparación de la madre para la maternidad, el apoyo moral de la familia y las condiciones socio-económicas. De este análisis se deriva la importancia de la salud sexual y reproductiva como componente de la planificación familiar.
Álvarez Sintes, (2001), señala que: “…La planificación familiar como política de salud permite la decisión libre, consciente y voluntaria de las parejas para determinar cuándo tener los hijos que deseen, y cuántos, mediante la utilización de los diferentes métodos anticonceptivos. Su finalidad es reducir la morbilidad y mortalidad materno-infantil, que las parejas disfruten plenamente la sexualidad, y que se logre una paternidad y maternidad responsables”. (p. 257)
Ruiz Gamio (1995), sostiene que: “En Cuba, país donde la economía se planifica integralmente, el Estado no interviene en absoluto en las decisiones de las parejas relacionadas con la determinación del número de hijos que desean tener, pero sí orienta y ofrece consejo oportuno especialmente a los más jóvenes, respecto a las responsabilidades sociales que se asumen con la procreación” (p. 4).
Desde esta perspectiva, respecto al cuidado de la salud sexual y reproductiva en los (las) jóvenes, es substancial idear los siguientes aspectos:
El coito sexual no es la forma más importante, ni única de expresar el amor y la sexualidad.
Las relaciones sexuales, requieren de una armonía, convergencia de sentimientos, y comunicación.
Para formar una familia, se requiere de ayuda mutua, ahorrar, planear, preocuparse y reír juntos.
A la pareja le corresponde sentir la necesidad de conversar, sabiendo que dialogar implica que ambos manifiesten lo que piensan y sienten.
La pareja debe apreciar que sean escuchados con interés, que se sientan comprendidos, atendidos y reciban respuesta.
En la relación de pareja deben sentir que aun existe la química que provocó el acercamiento entre ambos, es decir que la convivencia no ha dañado los sentimientos que provocó la unión.
Es preciso el uso del condón, para proteger la salud de la pareja, regular la fecundidad y evitar acudir al aborto como método anticonceptivo.
La pareja debe lograr el disfrute a plenitud de la sexualidad, que exista una buena comunicación, entrega total sin perjuicios, y el respeto entre ambos.
Se debe luchar por el logro de una paternidad y maternidad responsable, que descanse en la buena comunicación, que propicie un embarazo compartido, donde la futura madre encuentre el apoyo moral y material que necesita, que se compartan todos los cambios que se van produciendo en los nueve meses de gestación, disfrutando de la maravillosa experiencia del embarazo.
Lograr que ambos se sientan con obligación en la educación de los hijos, eliminar comportamientos, que influyan de forma negativa en el funcionamiento de la familia.
Es importante tener en cuenta que dentro de los grupos de jóvenes surgen interrogantes necesarias para la encaminar su vida futura, por ejemplo: ¿Cuándo se debe formar una familia? y ¿Con quién?
Ruiz Gamio (1995), responde las interrogantes anteriores cuando plantea: “…Los hijos deben llegar cuando la pareja haya comprobado con el paso del tiempo su propia estabilidad, la permanencia del amor que hizo renacer esa relación, el logro de un mínimo de condiciones materiales y la garantía de que ese suceso no altere o impida el normal desarrollo cultural de ambos miembros de la pareja.’ (p. 5)
Maine (1981), plantea que: “…La planificación familiar la decide la pareja, con la ayuda de una orientación y educación para contribuir a elevar el nivel de información y lograr que las familias sean más plenas y felices (…) las parejas deben tener la capacidad de planificar sus familias, de tener el número de hijos que desean, y de espaciar y decidir la época de nacimiento de éstos…” (p. 5).
Además, regular la fecundidad, mejora la salud de la mujer y le permite tener los hijos cuando se sienta mejor preparada, es una necesidad desde el punto de vista social, porque responde a diferentes factores analizado por Ruiz Gamio, (1995):
El modo de vida material y espiritual de la sociedad.
El desarrollo educacional del país.
La atención médica a la población.
El desarrollo científico-médico.
En Cuba, todos los jóvenes tienen el derecho de crear su propia familia y recibir la atención médica gratuita. Es importante para la salud de la pareja y el futuro bebé, preservar la salud sexual y reproductiva, de esa forma se garantiza hijos fuertes y saludables. Maine (1981), al respecto plantea que: “…los niños necesitan madres sanas y familias que puedan prestarles cuidados y atención” (p.10), ésta es una preocupación del MINSAP, además de ser una inquietud las condiciones de la vivienda, el saneamiento, la alimentación y la educación.
Por otra parte, aunque se produjo un notable decrecimiento de la fecundidad, producto de los problemas económicos y las proyecciones futuras de algunas (algunos) jóvenes, se incrementaron las tasas de embarazo en la adolescencia. Maine (1981), plantea al respecto que en Cuba, a pesar de ser un país destacado por su equidad reproductiva, constituye un resultado no esperado en el proceso de reproducción y las causas hay que encontrarlas en factores sociológicos, culturales y otros.
En el análisis de algunos registros médicos y estadísticos de salud (Dirección nacional de registros médicos y estadísticas de salud, 2011), se pudo estimar que existe una elevada fecundidad adolescente, ya que aumenta entre el 2000 y el 2011 en un 10,5%. Además el 10,7% de las mujeres con edades comprendida entre 15 y 19 años han tenido un hijo nacido vivo y la edad promedio de fecundidad en Cuba es de 26,3 años. Los datos estadísticos demuestran que las parejas cubanas regulan su fecundidad con el uso de métodos anticonceptivos, la interrupción de embarazos no deseados ni planificados y los niveles de uso de uno u otro método son elevados (Zacca-Peña, 2011). Es preciso observar que esta situación se ha convertido en un problema social, que ha influido en la vida futura de los (las) jóvenes, aumentando la deserción escolar y tener que incorporarse a la vida laboral en edades tempranas.
Es peligroso para la mujer tener un embarazo antes de los 20 años aproximadamente, ya que pueden ocurrir complicaciones durante el embarazo y el alumbramiento perjudicando su salud y costarle hasta la vida. Maine (1981), expresa que: “…los niños de mujeres de menos de 15 años son más susceptibles a contraer enfermedades graves y ser hospitalizados…” (p. 17). Psicológicamente no existe la responsabilidad para asumir una lactancia materna llena de amor y sacrificio; agrega que: “…todo lo que abrevie el período de lactancia puede poner en peligro la salud del niño pequeño…los niños que son destetados demasiado temprano son mucho más susceptibles a la malnutrición y a las infecciones” (p. 17), aspecto que afecta su desarrollo físico-motor y atenta contra la calidad de vida del bebé.
Con frecuencia algunas adolescentes por temor a las reacciones de los adultos no informan sobre su embarazo, se logra detectar el mismo ya avanzado los tres meses, durante el cual estuvo fuera del control médico, exponiéndose a complicaciones de la salud. La comunicación es un factor importante para intimar sobre los problemas que abrigan a los (las) jóvenes, esto sólo se logra si existe una familia funcional, la cual promueve un desarrollo favorable a la salud de todos sus miembros, en el que es imprescindible que tenga jerarquías claras, roles claros y definidos, comunicación abierta y explícita y capacidad de adaptación al cambio, bajo la influencia de factores externos e internos. La funcionalidad de la familia no es algo estable y fijo, es un proceso que tiene que estarse ajustando constantemente, pues en la sociedad se suceden cambios que influyen en ella, en su funcionamiento, en su estructura y es imprescindible que esté preparada para que no afecte la salud física y mental de sus miembros.
La función educativa de la familia actual en esta sociedad, impone por tanto altas exigencias morales y sociales. Esto se reafirma en el Capítulo IV, artículos 35, 36, 37 y 38 de la Constitución de la República de Cuba, referidos a la familia cubana.
En resumen, en Cuba, en la época contemporánea, se ha reducido el tamaño de las familias, se han incrementado las rupturas matrimoniales, la separación de los hijos del hogar a edades más tempranas, y el fenómeno de la emigración se ha agudizado, todos estos factores han influido en la orientación socio cultural de los niños, las niñas, adolescentes y jóvenes. García O’Farrill (2010), plantea en su investigación que existe un aumento: en la incorporación de la mujer a la sociedad, las uniones consensuales, los noviazgos convivientes (la pareja lo mismo se queda en casa del novio, como en casa de la novia, sin obligaciones hogareñas), la maternidad precoz y los hogares mono parentales y reconstruidos. Por tanto, estos fenómenos atentan contra el desarrollo de una buena comunicación en el hogar y el funcionamiento de la familia.
La armonía familiar puede ser afectada por la tolerancia y permisiones en la conducta de niños, niñas, adolescentes y jóvenes, de la misma forma por los cambios sociales y el desarrollo tecnológico, ya que influyen en su equilibrio, modificando el funcionamiento y los métodos educativos.
En ocasiones es difícil poner límites, pautas y normas de conducta, evidenciando un menor respeto al miembro que representa la autoridad del hogar, lo que trae como consecuencia problemas en la comunicación, lo que dificulta la labor educativa de la familia. Además propicia las relaciones de parejas tempranas, que conllevan al embarazo en los (las) adolescentes, el parto no deseado o en el peor de los casos acudan al aborto como método anticonceptivo inadecuado.
Por tanto, en una familia funcional, se desarrolla un ambiente de respeto y cuidado de las normas educativas que han servido de patrón de generaciones en generaciones, evitando dañar la comunicación entre sus miembro.
Las relaciones sexuales, requieren de una armonía, convergencia, sentimientos, y comunicación, ya que: favorece la salud sexual y reproductiva, propicia la salud física y mental de la pareja, contribuye a la propia estabilidad, la permanencia del amor que hizo renacer esa relación, el logro de un mínimo de condiciones materiales y la garantía de que ese suceso no altere o impida el normal desarrollo cultural de ambos miembros de la pareja
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