Salud y actividad física para los jovenes del nuevo milenio.
¿Qué opinan los preparatorianos de la Universidad de Guanajuato?

Lucía Rodríguez Guzmán, Francisco José Díaz Cisneros, María de Jesús Camacho, María Flora Moreno, Marco Sánchez (México)

Investigación llevada a cabo gracias a la subvención del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y la Universidad de Guanajuato en sus proyectos PROSAA.
Instituto de Investigación sobre el Trabajo de la Universidad de Guanajuato en León, Guanajuato.
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revista digital | Buenos Aires | Año 5 - N° 19 - Marzo 2000

    Al arribar al siglo XXI seguramente se presentarán nuevos y más grandes desafíos. En el campo de la promoción de la salud, la práctica de actividad física será una opción de alto valor para contrarrestar los efectos de la vida sedentaria e impulsar el bienestar de las nuevas generaciones.

    Los hallazgos científicos de las últimas décadas nos han heredado un cúmulo de conocimientos referentes a los beneficios del ejercicio físico en la salud humana. En este ámbito se ha declarado que el sedentarismo e hipoactividad física constituyen uno de los principales factores de riesgo cardiovascular (Fletcher, 1992; Haskell, 1994; Baranowski T., 1992; Conroy, 1997; Blair, et al., 1996; Boreham, 1997; Raitakari, 1997).

    Es alarmante que las enfermedades del corazón y vasos sanguíneos, antaño propias de la población adulta, se manifiesten como una amenaza latente para los jóvenes y adolescentes. En nuestra región el perfil de salud de 3148 estudiantes de preparatoria (ambos géneros y edad entre 14 y 22 años), indica que el 70% presentan ya, uno o más factores de riesgo cardiovascular: sobrepeso graso y mala composición corporal (33%), valores de colesterol total >230 (25%), hábito tabáquico (12%), más de dos hrs. diarias de ver televisión o videojuegos (74%), hipoactividad física (70%). Cabe destacar que el 45% de los hombres y el 65% de las mujeres muestran grave deficiencia en su máxima capacidad aeróbica (Díaz, 1996, 1997; Camacho, 1993; Rodríguez, 1994,1996; García, 1994).

    En la Universidad de Guanajuato existe preocupación por la salud de su comunidad estudiantil y de su entorno. En este contexto se implementó el programa de evaluación integral del estado de salud de los preparatorianos. Hasta el momento han participado tres escuelas preparatorias oficiales localizadas en Salamanca, San Luis de la Paz y León, Gto., México. Los estudiantes fueron valorados mediante exámenes de laboratorio clínico, exploración de gabinete músculo-esquelética y cardiovascular, electrocardiográfica, composición corporal, pruebas de fuerza, flexibilidad y capacidad aeróbica en banda sinfin y prueba de 1000 metro; encuestas de alimentación, tabaquismo y nivel de actividad física.

    Con el propósito de identificar el impacto educativo del proyecto se diseñó un formato para evaluar lo que aprendieron para mejorar su salud y sus opiniones con relación al programa. También se aplicó una escala gráfica de bienestar de intervalos de 5 caras, adapatada de la escala de autoinformación "análoga lineal" empleada en niños escolares y adolescentes para controlar la respuesta fisiológica y de conducta (Beyer y Wells, 1989).

    En lo relativo a este último inciso, los resultados revelan que los adolescentes declararon haber aprendido nuevos conocimientos relacionados con su salud, en especial la prevención de enfermedades cardiovasculares (cfr. Rodríguez, 1998, 1999).

    Por otra parte, la escala gráfica de bienestar de las "caritas" permitió identificar los aspectos gratos y desagradables que percibieron los muchachos y muchachas durante la realización de las pruebas morfofuncionales. En la Fig.1 se aprecian las respuestas de una muestra de 207 adolescentes.


Figura 1. Escala gráfica de bienestar

    Según los comentarios emitidos, la mayoría de los estudiantes manifiestaron agrado por formar parte del programa. Algunas de sus opiniones textuales señalan:

    Las voces de los adolescentes coinciden en que estas acciones son benéficas para su salud porque les permite detectar oportunamente deficiencias y los alienta a mejorar sus hábitos de alimentación y actividad física. Entre sus propuestas destaca darle continuidad al programa.

    Sabemos que la adolescencia es una etapa decisiva para promover la salud y generar estilos de vida físicamente activa (Sallis J.F., 1994; Aaron D.J., Laporte R.E., 1997; McAnarney, 1992; Heeb M.A., Sikeston M., 1995 ), por consiguiente, el bienestar de la sociedad del futuro depende en gran medida del esfuerzo que se dedique a los niños y jóvenes del presente.

    Las sugerencias de los estudiantes son muy claras y precisas en lo referente a que sus escuelas se conviertan en instancias promotoras de su salud. En un estudio previo (Rodríguez, 1998), se reportó que en el campo de la educación física y deportiva se pudiera esperar un mayor incremento en los niveles de actividad física y en el aprendizaje referente a la salud, si los adolescentes tienen un involucramiento real y sus apiniones son valoradas.

    Al respecto, las autoridades deberían escuchar las demandas de los jóvenes y a partir de esta perspectiva planear o reorientar sus políticas educativas, de salud y deportivas.

    En todo el mundo existe una creciente alianza para impulsar los programas de "vida activa" (WHO,1997). La educación física vinculada a la promoción de la salud ocupa un lugar prioritario en los proyectos de nación de muchos países. Al iniciar el nuevo milenio seguimos con la esperanza de que en México y en otros países de América Latina se reconozca y promueva ampliamente el valor del ejercicio físico vinculado a la salud.


Bibliografía


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revista digital · Año 5 · N° 19 | Buenos Aires, febrero 2000  
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