Estudio de la percepción de la estabilidad propia y la inestabilidad del oponente en los practicantes de judo durante la iniciación. Primera parte |
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Universidad de Ciencias de la Cultura
Física (Cuba) |
Lic. Daisy Farrés Mojena Dr.C. Manuel Copello Janjaque |
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Resumen El problema que se pretende resolver consiste en determinar cuál es el procedimiento para lograr una adecuada educación de las percepción de la estabilidad de la postura y la percepción de la inestabilidad del oponente en el judo, lo cual va más allá de la comprensión tradicional de ciertas habilidades conocidas como básicas. De ahí la necesidad de plantear un diseño metodológico acorde a esta nueva visión. Dentro de los métodos de investigación empleados están el de análisis-síntesis, el inductivo-deductivo y el de modelación, así como el experimento y la encuesta en el nivel empírico. Se presenta además un conjunto de acciones pedagógicas para el perfeccionamiento de las percepciones antes declaradas, así como un diseño metodológico donde se organizan. Se demuestra, a través de los resultados del experimento desarrollado, la importancia práctica del diseño concebido. Las conclusiones y recomendaciones expresan la necesidad de la continuación de estudios de estas percepciones de carácter específico. Palabras clave: Judo. Percepción. Estabilidad propia. Inestabilidad del oponente.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 189, Febrero de 2014. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción
Es cierto que la concepción de técnica deportiva enfocada desde una perspectiva general, no se limita a la expresión de las habilidades de una disciplina determinada, sino que incluye a todas las acciones ejecutadas de forma óptima y en correspondencia con las particularidades individuales de los sujetos que la ejecutan, a despecho de la modalidad deportiva donde tiene lugar. Sin embargo, en un nivel más esencial existen características tan singulares que solo responden a un deporte determinado o al menos a un grupo de ellos. Esa, entre otras es una razón que obliga a clasificar las diferentes modalidades deportivas según determinados criterios. Por ejemplo: deportes cíclicos, acíclicos y acíclicos variables, entre otros.
En este caso, es de especial interés la clasificación de Yáñez Ordaz (1994) cuando estima que los deportes pueden clasificarse según su objetivo final en técnicos, como los de arte competitivo; energéticos, como los de tiempo y marca y tácticos, como los juegos deportivos y los deportes de combate. Según el artículo “Control del Rendimiento Táctico” de Copello Janjaque publicado en la revista EFDeportes.com en el 2003, “la táctica es el modo en que se aplican los recursos que se poseen para alcanzar el fin, en condiciones de oposición directa con el adversario”.
Por las características propias del judo, por su modo de ejecución y reglamentación, cabe considerarlo dentro de esta última clasificación, pues se trata de, proyectar o controlar al oponente a través de una confrontación cuerpo a cuerpo, donde los contendientes ponen a prueba todos los recursos de la preparación que han adquirido, ya sea en el orden físico, técnico, psicológico o teórico, todos ellos en función de resolver situaciones cambiantes e inesperadas.
El judo surgió en el año 1882 en Japón, como resultado de los intensos trabajos de Jigoro Kano y sus colaboradores, pero no fue introducido en Cuba hasta 1951 por Andrés Kolychkine Tomson. Se sabe que desde sus propios inicios, su enseñanza se apoyaba en determinadas concepciones teóricas, pues la formación integral del individuo siempre ha sido de los objetivos claves. Siempre ha sido motivo de interesantes enfoques pedagógicos y apasionadas discusiones sobre el modo más eficaz de llevar a cabo el proceso de formación de los judokas. En la medida en que se ha ido consolidando como deporte olímpico de grandes expectativas a nivel mundial, las teorías pedagógicas han sido cada vez más variadas e interesantes. Particularmente en Cuba, el primer documento oficial que sintetiza las indicaciones necesarias para el desempeño de los profesores de judo con sus alumnos fue publicado en 1973, bajo el título de “Programa para Áreas Deportivas Masivas y Especiales”, cuyos autores fueron Santiago Chinea y Juan Mesa.
Uno de los temas más recurridos en cada uno de los documentos subsiguientes, es el proceso de iniciación y en particular las posturas y los desplazamientos. En este sentido, aunque los profesores han alcanzado una gran experiencia en la formación de los atletas, aún no se ha consolidado una concepción metodológica que permita, orientar definitivamente el proceso de asimilación de los diferentes niveles del contenido.
Ya desde antes del surgimiento del Programa de Preparación del Deportista en 1991, la postura, era considerada como un elemento básico del judo y aunque se explican sus funciones, solo existen indicaciones que permiten a los profesores reconocer y diferenciar sus formas, pero no se entra en detalles sobre los fundamentos psicofisiológicos y pedagógicos que la sustentan.
En el Programa de Preparación del Deportista se retoman las mismas concepciones sin que se produzcan cambios relevantes.
Los elementos básicos, al igual que cualquier otra de las acciones son habilidades de mayor o menor alcance. A una conclusión similar arribó Copello M. 2001, en su tesis doctoral, cuando al definir el sistema de habilidades del judo, los clasifica como acciones primarias, teniendo en cuenta que constituyen los primeros eslabones durante el proceso de iniciación en cualquier modelo de enseñanza.
Por otra parte, si se acepta que la asimilación del conocimiento va de lo concreto al pensamiento abstracto, es contradictorio que habilidades como la de conservar la postura en cualquier circunstancia o percibir la inestabilidad ajena, no tengan una referencia concreta para su representación en la conciencia de los principiantes, sino que dependen de la diferenciación de sensaciones que tienen lugar a partir de experiencias previas que se reiteran una y otra vez durante la práctica y la competencia.
Estas carencias desde el punto de vista teórico unidas a las insuficiencias metodológicas que afectan el proceso de iniciación, conducen al planteamiento del siguiente problema científico: ¿Cuál es el procedimiento para lograr una adecuada educación de la percepción de la estabilidad en la postura y la inestabilidad ajena en judo en la categoría 11-12 años?
Debe tenerse en cuenta que el estudio específico de las habilidades en las que se centra la presente investigación ocurre fundamentalmente durante la iniciación. Es por eso que el objeto de estudio está dado por el proceso de enseñanza-aprendizaje de los elementos básicos, mientras que el campo de acción se limita al proceso de asimilación de la postura.
Los fundamentos que sostienen la situación problémica de la presente investigación inducen a considerar que es preciso perfeccionar o reconsiderar el modo en que hasta el presente se lleva a cabo el proceso de asimilación de la postura y la percepción de la inestabilidad ajena. Por lo tanto, para solucionar las insuficiencias planteadas nos hemos planteado el siguiente objetivo: Elaborar un diseño metodológico que permita la educación de la percepción de la estabilidad en la postura y la inestabilidad ajena durante la enseñanza del judo.
Del problema científico declarado se derivan las siguientes preguntas de investigación: ¿En qué consiste el proceso de perfeccionamiento de las percepciones en judo?
Tareas científicas
Análisis de la metodología utilizada para la educación de la percepción de la estabilidad de la postura y la inestabilidad del oponente en judo.
De arribar a resultados positivos, este trabajo debe contribuir a mejorar la calidad del proceso de iniciación y desarrollo de los practicantes, así como a incrementar el volumen de herramientas y medios que se utilizan en esta fase preliminar de la formación de los judokas y finalmente, debe abrir el camino hacia el incremento de las bases teóricas de este deporte.
Desarrollo
El judo posee un gran volumen de elementos técnicos, tanto de naturaleza ofensiva, como defensiva, los cuales junto a su modo de aplicación, lo convierten en un deporte muy complejo y la preparación de los practicantes integra todas las dimensiones que son conocidas: la física, para lograr el desarrollo de las capacidades y el fortalecimiento de órganos y sistemas; la psicológica, que va encaminada a conseguir la disposición óptima para enfrentar la actividad; la dimensión teórica para la comprensión de los fundamentos y regularidades que sustentan el accionar de los competidores y la técnica propiamente, orientada a la asimilación de hábitos y habilidades propios del deporte.
En algunas literaturas aparece la táctica como un componente más de la preparación o está vinculada estrechamente a la técnica formando una entidad única, pero si se acepta la definición de Yáñez Ordaz, la cual se fundamenta en la finalidad del deporte, entonces hay que reconocer que en el judo, la táctica no es un componente más, sino que tiene carácter integrador. Este criterio cobra mayor firmeza a partir de la definición del reconocido especialista Kolychkine: “la técnica es la forma y la táctica, la aplicación competitiva de la misma”. Sin embargo esta aplicación está sujeta también, al nivel de disposición psicológica, al desarrollo de las capacidades motrices y al conocimiento de la situación en que se aplica. Copello por su parte asegura que, “la táctica es el modo en que se aplican los recursos que se poseen para alcanzar el fin con condiciones de oposición directa con el adversario”, y ya es conocido que los recursos no son solo técnicos, sino también físicos, psicológicos y teóricos.
Estas concepciones están próximas a la idea expresada por Matveev (1984) en Fundamentos Teóricos del Entrenamiento Deportivo, cuando plantea que “la táctica se concreta a través de los elementos técnicos del deporte” y podría complementarse con las afirmaciones Fung, Talía cuando expresa que: “el desarrollo de las capacidades se manifiesta en la optimización de la ejecución de las habilidades”. Es así que tanto el componente físico como el técnico, son partes ineludibles de la acción táctica.
La presente investigación está orientada al estudio del proceso de asimilación de la estabilidad como cualidad de la postura, así como a la percepción de la inestabilidad ajena, las cuales dependen de determinadas experiencias sensoperceptuales, de manera que es preciso enfrentar dos cuestiones básicas: cómo lograr su asimilación óptima, de ahí, la importancia de valorar el proceso de aprendizaje y el otro asunto se refiere a cómo se manifestará en la actividad, por eso hay que detenerse en la parte táctica. Es decir, en la relación de las acciones con el pensamiento.
Por eso resulta interesante la idea de Matveev cuando afirma: “el modelo ideal de la acción de competición mental ha sido formado a partir de la experiencia práctica y teórica”. Y más adelante asegura que “el grado de utilización eficaz por parte del deportista, de sus posibilidades para alcanzar el resultado deportivo, depende de la calidad de la formación del modelo técnico adquirido”.
La preparación técnica
Las nuevas tendencias metodológicas para la preparación técnica, plantean una renovación constante de los métodos y los medios que se utilizan para la enseñanza de las acciones técnicas, dando lugar a otros que permiten una asimilación más precisa de los modelos técnicos, así como mayor eficacia al corregir los errores aliviando las exigencias físicas que apoyan la realización correcta de las acciones. En muchas ocasiones estos procedimientos están respaldados por equipos especiales que permiten la formación de representaciones demostrativas.
De cualquier forma, la preparación técnica de los deportistas en un proceso gradual que va de lo más fácil a lo más complejo, y las nuevas habilidades se educan a partir de los hábitos ya formados y las viejas experiencias motoras. A reforzar estos planteamientos contribuye la definición de las fases expresadas por Matveev en la obra antes señalada:
Fase de base, el practicante debe asimilar la mayor cantidad de habilidades y hábitos que se correspondan con la modalidad deportiva.
Fase de perfeccionamiento técnico profundizado y del dominio de altura de la Maestría Técnico-deportiva.
Para la defensa del punto de vista que aquí se plantea, es importante recordar que sin el cumplimiento de una de estas fases, no tendría sentido la existencia de la otra. Es decir, que no se puede perfeccionar sin que se haya logrado una formación básica en una etapa previa. La violación de este orden conduce sin dudas a un estancamiento del proceso.
Esta problemática no es exclusiva del modelo vigente de enseñanza del judo. García Manso y colaboradores (1996), en su obra “Bases teóricas del entrenamiento deportivo”, al referirse al entrenamiento de la técnica como la educación del comportamiento motor del deportista, sostienen que “todavía no se ha elaborado un proyecto claro de entrenamiento de la técnica, ya que hay diferencias entre la teoría del entrenamiento y lo ocurrido en el entrenamiento convencional”.
García Manso y colaboradores en la obra de referencia, citando a Neumaier (1995) coinciden en que el entrenamiento de la técnica deportiva es el conjunto de procesos y medidas relacionadas con la optimización sistemática de la coordinación del movimiento, cuya finalidad es seleccionar las tareas lo mejor posible, en correspondencia con las condiciones personales específicas y de situación, teniendo en cuenta las exigencias y características del contexto.
Los criterios de organización creciente del entrenamiento de la técnica para Neumaier no son muy distantes de los de Matveev, pues según él, transita por las siguientes fases:
La adquisición de la estructura básica.
La optimización de la habilidad alcanzada.
Esta última abarca el perfeccionamiento, la estabilización y la automatización, que crean las condiciones para lograr la variación o la variabilidad de las ejecuciones, tan importante en los deportes donde la efectividad de la técnica está sujeta a la situación en que se aplica, como los deportes tácticos, y finalmente la selección de la situación.
Como se puede apreciar, no son pocos los autores que defienden la idea de un proceso gradual del entrenamiento de la técnica, que parte invariablemente del respeto a la accesibilidad de los elementos de base, la cual en opinión del autor de esta investigación tiene como condición primaria y elemental, el carácter concreto de tales elementos.
En este sentido se expresa Ozolin (1970) retomado por Arellano (1974), Starota (1991) divide el proceso de aprendizaje y mejora de un gesto técnico en tres niveles: enseñanza de la técnica elemental, enseñanza de la técnica estándar y obtención de la técnica individual.
Hablando de este tema, no puede dejarse a un lado las fases que tradicionalmente hemos conocido sobre la formación de hábitos y nuevas habilidades, planteadas por Zimkim:
Excitación generalizada de los procesos de control y regulación del movimiento; motivada por los bajos niveles coordinativos mostrado por los deportistas en las primeras etapas de entrenamiento.
Mejora de la ejecución del gesto técnico, para Donskoi y Zarsioski (1984) en su “Biomecánica del Ejercicio Físico”, la racionalidad de la técnica se caracteriza por la forma de ejecución, por la variedad que se utilice y no por las características de los deportistas.
La estabilización de los gestos que logran ser esteriotipados, exactos, precisos y automatizados, lo que permite desviar la atención del proceso de ejecución hacia situaciones cambiantes.
De esta manera, los autores mencionados coinciden en que no se puede omitir los pasos graduales del proceso y esperar resultados adecuados. Sin embargo, solo el dominio de las relaciones funcionales comprendidas en la estructura de la acción, no bastan para la aplicación exitosa de los mismos, porque como ya se ha planteado, en los deportes cuya finalidad es táctica, el asunto no es tan solo la ejecución ideal del movimiento, sino la solución de la situación que se enfrenta.
Para alcanzar este nivel de excelencia, no es suficiente un proceso planificado y orientado de la preparación técnica, es además necesario educar las vías aferentes y eferentes del sistema sensorial motor, de manera que la técnica ya aprendida se convierta en la respuesta motriz o la fase efectora de la acción táctica. Ver tesis doctoral de Copello (2001) en “Proyecto Metodológico”, cuando se refiere al desequilibrio. De ahí la importancia de la educación de las sensaciones.
Las percepciones
Rudik (1974) en el libro “Psicología de Deporte” menciona los procesos psíquicos que se ponen de manifiesto en el aprendizaje y aborda entre ellos a la percepción.
Las innumerables informaciones acerca de los fenómenos del medio interno y externo que llegan a través de sensaciones, además de ser “el más simple de los procesos psíquicos de reflejo de las distintas cualidades de los objetos y los estados internos del organismo, surgen durante la acción directa de los estímulos materiales sobre los órganos de los sentidos del hombre”.
Para que los conocimientos adquiridos sean aplicados en la práctica por parte de los alumnos, es necesario formarle hábitos y habilidades. El modo más adecuado para la formación de ellos, es con el método de ejercitación dirigida hacia un objetivo determinado con la realización repetida de la actividad dada, a fin de perfeccionarla.
Los mecanismos que permiten alcanzar la información sobre el medio que nos rodea son los órganos de los sentidos. Por medio de las sensaciones, la conciencia humana refleja los rasgos exteriores fundamentales de los objetos y fenómenos o el estado de los órganos internos (Sensaciones Musculares).
Las sensaciones se clasifican en tres grupos:
Exteroceptivas: Son las que se reflejan las propiedades del medio exterior.
Interoceptivas: Reflejan el estado de los órganos.
Propioceptivas: Es donde se reflejan los movimientos de nuestro propio cuerpo.
A través de las sensaciones motoras, los practicantes pueden controlar el carácter de los movimientos, su forma y amplitud, permitiendo asimilar con mayor rapidez; los hábitos de las acciones motoras que se ejecutan y aprender la técnica de los ejercicios deportivos.
Es oportuno recordar que las sensaciones que se manifiestan durante la actividad, entiéndanse desestabilización, seguridad, incertidumbre, certeza, entre otras son individuales e irrepetibles, ya que carecen de referencias para hacerlas objetivas. De ahí, que el profesor solo se limita a orientar la forma activa en que se puede responder o interpretar los diversos estímulos del medio externo.
Existe otro escalón del conocimiento que se denomina Percepción y Rudik (1974) plantea que es “el reflejo en la conciencia del hombre de los objetos y fenómenos de la realidad, cuando actúan directamente sobre los órganos de los sentidos”.
Es decir, que las sensaciones le brindan al organismo las propiedades del objeto, mientras que la percepción refleja el objeto en su totalidad. Esta última también se describe no como la suma de las primeras, sino como la calidad de un nuevo conocimiento sensorial.
La percepción de un objeto no se recibe a través de las sensaciones de manera aislada, sino de la combinación entre ellas. Las percepciones siempre se completan con los conocimientos existentes y con la experiencia anterior y presentan cinco características importantes que son:
Objetivación: Esta característica tiene función orientadora y reguladora, es decir, lo que se percibe, se concientiza como una vivencia objetiva y no de manera subjetiva.
Integridad: La percepción tiene un carácter integral y no de manera aislada como las sensaciones. Los componentes de lo integral actúa simultáneamente o de manera consecutiva sobre un mismo analizador o sobre analizadores diferentes.
Constancia: Ella permite percibir con determinada constancia las características de los objetos y fenómenos, aunque presente variabilidad en ocasiones no nos damos cuenta de las diferencias que han surgido en él.
Comprensión: Esta característica permite explicar los fenómenos y objetos de acuerdo a los conocimientos adquiridos antes y con su experiencia práctica. Cuando se observa un objeto desconocido se trata de captar en él, alguna similitud con los objetos que se conocen.
Selectividad: Tiene carácter selectivo que manifiesta la actividad de la conciencia. En un mismo tiempo más de una persona observan lo mismo y pueden percibir lo más insignificante de él y lo más relevante dependiendo de la persona que lo percibe.
En la percepción de un mismo fenómeno por diferentes personas, existe diferencia en dependencia de la tarea que se plantea, lo que está reglamentado, del estado psíquico, sus experiencias, conocimientos, necesidades, intereses, deseos, aspiraciones y características individuales.
(Rudik, 1974)“El hecho de que la percepción esté mediatizada por una serie de aspectos subjetivos tiene una gran importancia pedagógica y demuestra que este es un proceso que puede ser dirigido”.
La percepción se clasifica en tres tipos: del espacio, del tiempo, de los movimientos. Estas percepciones se encuentran condicionadas por los diferentes analizadores: visual, motor, vestibular, auditivos y otros.
La preparación técnica de los judokas se ha orientado tradicionalmente a la enseñanza de las diferentes formas de proyecciones, controles, basada en la asimilación de los diferentes grupos de movimientos. Este proceso se efectúa en una dimensión puramente instructiva, acompañado por la necesidad de la adaptación biológica, cuya interrelación permanente va creando un modelo de formación de los practicantes, los cuales, a medida que se avanza el proceso van manifestando sus propias características.
Cada individuo tiene sus propias concepciones, su motivación, su ética y por tanto, van a comprender la esencia del deporte de manera diferente, pueden trabajar en base al mismo modelo metodológico; para cumplimentar un mismo objetivo pero la asimilación será individual e independiente y el indicador más fiel de la eficacia del proceso deberá ser sin dudas, la efectividad de las acciones tácticas.
Conclusiones
Según el análisis realizado, la metodología actual para la enseñanza de la estabilidad de la postura y la percepción de la inestabilidad del oponente, es incompleta y podría ser enriquecida con los resultados a los que se han arribado.
Los fundamentos teóricos que se tuvieron en cuenta para seleccionar el contenido del diseño metodológico propuesto fueron adecuados, lo que quedó demostrado al comparar la calidad de los resultados que se obtuvieron en ambos grupos: experimental y de control.
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Febrero de 2014 |