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Los procesos biológico y social en la tercera
edad. Influencias del ejercicio físico

 

Profesora de la Facultad de Ciencias de la Cultura Física
Universidad de Cienfuegos

(Cuba)

MSc. Yolanda Luisa Lorente Salgado

ylorente@ucf.edu.cu

 

 

 

 

Resumen

          Este trabajo es el resultado de una amplia revisión bibliográfica que permitió compilar una valiosa información acerca de los caracteres fundamentales que identifican a las personas de la tercera edad desde los puntos de vista biológico y social. Partiendo de lo anterior fundamenta además la necesidad de la práctica sistemática del ejercicio físico argumentado desde el punto de vista científico, la influencia positiva que ejerce, para la salud y el bienestar de esas personas en esta etapa de la vida , a la que algunos autores se refieren como “Vejez biológica” y “Vejez social”. Ofrece igualmente en lo biológico, los grupos de ejercicios físicos a tener en cuenta, para el mejor funcionamiento de sistemas y órganos, así como en lo social las actividades a desarrollar para una mayor integración de estas personas a la vida social. Significamos que el conocimiento y divulgación de la información que el mismo recoge, va a satisfacer necesidades e intereses, que han sido puesto de manifiesto en investigaciones realizadas con anterioridad, en particular, el municipio de Cienfuegos la realizada sobre la incorporación de las personas de la tercera edad a formas organizadas de práctica de actividades físicas, donde un por ciento mayoritario de los encuestados no conocen con profundidad la importancia de la práctica de ejercicios físicos en la prevención de enfermedades y la elevación de la calidad de vida , mostrándose interesados a tal efecto. Consideramos que el contenido de este trabajo cumple esas expectativas, el cual además, puede ser socializado a todas las personas de otras latitudes con iguales expectativas.

          Palabras clave: Tercera edad. Ejercicio físico. Proceso biológico. Proceso social.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 189, Febrero de 2014. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    El envejecimiento es un proceso biológico, que provoca determinados cambios en los órganos y sistemas del organismos, proceso que resulta difícil por la complejidad de los fenómenos asociados, y que trae como consecuencia en las personas de la tercera edad un deterioro evidente no solo de la salud física, sino también de la mental, apareciendo el padecimiento de toda una serie de patologías que provocan una disminución notable de la capacidad de trabajo de estas personas.

    Pero la vejez no solo genera cambios y afectaciones de índole biológica, sino que paralelamente a estos cambios se producen otros que son significativos en su vida social. Provocado fundamentalmente por la jubilación, se observa en el adulto mayor que al desvincularse de uno de los grupos sociales más importantes, el colectivo laboral, se produce un proceso de aislamiento que deviene en alteraciones de índole psicológicas, muy desfavorables y que pueden afectar en gran medida su autoestima e integración social. Por investigación realizada con anterioridad, en el municipio de Cienfuegos con el objetivo de conocer y valorar la incorporación de las personas de la tercera edad a la práctica sistemática de actividades físicas en las diferentes formas organizativas existentes, se conoce, que además de factores limitantes de índole organizativa y de recursos, se hizo evidente el hecho, dentro de los aspectos indagados en el orden motivacional, el hecho de no conocer en su justa medida, la importancia que la práctica de los ejercicios físicos tiene, en la elevación de la calidad de vida para este grupo etáreo.

    Igualmente se puso de manifiesto mayoritariamente por parte de los investigados, el interés, en conocer y profundizar acerca de los beneficios que esta práctica representa.

    Es por eso que el objetivo fundamental de este trabajo está encaminado a procurar una adecuada y esclarecedora información sobre las características biológicas y sociológicas de la tercera edad y la influencia que la práctica de ejercicios físicos ejerce, en el aumento de su calidad de vida y como una vía para su integración social, permitiendo satisfacer la necesidad y el interés que la población adulta y en especial la de la tercera edad, tienen al respecto.

    La revisión bibliográfica efectuada permitió lograr una considerable y valiosa información al respecto.

Desarrollo

    Las personas de la tercera edad son una parte importante de la población general y crear conciencia sobre la necesidad de mejorar su calidad de vida, es un reto permanente.

    A continuación expondremos, algunas de las consideraciones más importantes, sobre las características, tanto biológicas como sociales de estas personas, que permitan fundamentar y considerar la importancia que tiene, elevar la incorporación de las mismas a la práctica de ejercicios físicos como un medio fundamental el mejoramiento de su salud, prevención de enfermedades, así como una mayor integración a la sociedad.

Vejez biológica

    La vejez es una etapa normal, ineludible, del propio desarrollo del organismo. Los diferentes órganos y tejidos no son afectados por igual en este proceso. A continuación le ofrecemos un panorama de las principales afectaciones.

Sistema Nervioso Central

    Desde los clásicos experimentos de inicio de siglo, del eminente fisiólogo Pavlov, se conoce que el envejecimiento provoca un gran número de modificaciones en la actividad nerviosa superior. En especial, se produce una más lenta formación de enlaces temporales entre las distintas áreas o centros del encéfalo. Este hecho condiciona un proceso de formación de los reflejos condicionados mucho más lento. Otro aspecto importante es la pobre capacidad de adaptación ante los cambios del medio exterior que existe en estas edades, consecuencia directa de una disminución acentuada de la plasticidad, como propiedad de los centros nerviosos (4).

Sistemas sensoriales

    Durante la vejez se debilitan los sistemas sensoriales, lo cual se pone de manifiesto en una pérdida de la visión, la audición y la disminución de la sensibilidad de los receptores de la piel. En general los umbrales de excitabilidad aumentan. El envejecimiento provoca también alteraciones en la regulación de las distintas funciones. (4)

Funciones motoras

    Al envejecer el organismo, se va provocando una paulatina disminución de la excitabilidad de aquellos centros motores que gobiernan la musculatura esquelética. La rapidez de los movimientos disminuye considerablemente, produciéndose los cambios más significativos después de los 50 años.

    En las edades avanzadas también disminuyen tanto la fuerza muscular absoluta como relativa a la masa corporal. Existen datos acerca de la fuerza de los extensores de la espalda (dinamometría) que señalan que el valor promedio a los 35 años es de 165 Kg. aproximadamente, descendiendo a los 61 años hasta 129 Kg. (4)

    El envejecimiento del organismo disminuye de igual forma, la resistencia (capacidad de luchar contra la fatiga). Básicamente la resistencia ante los esfuerzos estáticos y el trabajo muscular anaerobio. Se pierden con la vejez la coordinación espacial y temporal de los movimientos, la ubicación y orientación de los miembros, así como de objetos en movimiento, etc.

Metabolismo

    Con la edad se producen alteraciones complejas de diversas índoles en el metabolismo proteico de los carbohidratos y las grasas. De igual forma se alteran los procesos relacionados con los minerales: Rasgo característico de la vejez consiste en un decursar más lento de los procesos oxidativos celulares. Con la edad se eleva la sensibilidad del organismo ante la insulina (uno de los reguladores más importante del metabolismo de los carbohidratos) y como resultado de ellos en las personas de edad avanzada una determinada inestabilidad del nivel de azúcar en sangre (4)

Funciones vegetativas

    Las modificaciones que provoca la vejez se reflejan ampliamente en el sistema cardiovascular. En la edad avanzada disminuye la excitabilidad y conductibilidad del sistema de transmisión de la excitación del músculo cardiaco, por tal motivo el corazón del anciano se caracteriza por un ritmo más lento de funcionamiento. Esta particularidad funcional provoca otras: Un movimiento más lento de la circulación sanguínea e incluso un menor volumen de sangre circulante, lo que de acuerdo a la disminución de la concentración de hemoglobina, provoca que la capacidad oxigénica sanguínea disminuya de 9 a 12 %. En estas edades se observa también un incremento de la presión arterial.

    El envejecimiento provoca además una disminución de las funciones respiratorias. Disminuye la capacidad vital pulmonar y la máxima ventilación pulmonar, aumenta la frecuencia respiratoria (entre un 20 y un 30%) y disminuye la profundidad, siendo entonces menos eficiente la mecánica respiratoria.

    Como señalamos, el envejecimiento se traduce en una mala adaptación ante la insuficiencia de oxigeno: Como consecuencia, la retención voluntaria de la respiración en las edades avanzadas no es prolongada. Y aunque no se han tratado el aparato digestivo, urinario, renal, etc., no puede dejar de verse el organismo como un sistema integrado.

    Algunos consideran que los problemas de mayor importancia en esta edad lo constituye la osteoporosis, llegando a existir datos alarmantes, tales como una disminución del 30 y el 50% de la masa ósea en mayores de 60 años (4).

    Resumiendo, podemos decir que a partir de las edades media y en lo fundamental en las edades avanzadas, se van experimentando diferentes cambios en el organismo en relación con los procesos metabólicos, reducción de la capacidad de trabajo de todos los órganos y sistemas, el decrecimiento de las funciones del metabolismo, donde los procesos de reducción prevalecen sobre la oxidación, así como las distintas variaciones del aparato osteo-muscular. Aparecen además diferentes manifestaciones patológicas en el aparato cardiovascular y respiratorio. (9) todo lo cual se consideran que pudieran verse mayormente beneficiadas con la práctica de ejercicios físicos,

Vejez Social

    La vejez es una etapa que exige esfuerzos adaptativos biológicos, no obstante, en el ser humano no puede separarse de la vida social. El hombre no puede existir separadamente de otros hombres, se forma en determinadas condiciones sociales, siendo así que la esencia humana no es una propiedad etérea e individual sino la resultante del conjunto de las relaciones sociales. (11).

    El envejecimiento poblacional es hoy una preocupación en la sociedad moderna. No cabe duda que el aumento de este sector no productivo de la población que incrementa la demanda de los servicios de salud por enfermedades y la necesidad de la atención familiar o institucional, gravita desafortunadamente sobre la sociedad, en términos económicos y sociales. (16).

    Acercándonos al estudio del anciano desde el contexto social plantearemos a continuación algunas consideraciones.

    La jubilación ha devenido en un símbolo de entrada a la vejez. Un acontecimiento social, que ocasiona problemas en la adaptación a la nueva situación de vida.

    Al terminar la actividad laboral, el individuo se aparta de uno de los grupos primarios más importantes: el grupo de trabajo. En buena parte de las personas de edad avanzada, se aprecia entonces un retroceso de los contactos, unidos a la soledad y el aislamiento. (2).

    Otro grupo importante es el de la familia: En el seno de esta, muchas personas de la tercera edad y ancianos se ven subvalorados, se sienten como una carga, no solo en el plano económico, sino en el afectivo, donde se consideran personas cuyo estado y rendimientos no le permiten aportar a su núcleo familiar todo lo que desearían. Por otra parte, el menoscabo gradual de la energía con disminución de la respuesta y estimulo, empobrecimiento de la iniciativa, limitación de intereses, elevación del egocentrismo y crecimiento de la vulnerabilidad, sume a los ancianos en estados ansiosos. (2).

    Las limitaciones senso-perceptivas, unidas al estrés que generan las discapacidades físicas, pueden generar respuestas depresivas por perdidas de auto estimación, a menudo se establecen barreras en la comunicación personal, pues el resto del núcleo familiar dispone de poco tiempo para comunicarse con ellos.

    Además las familias modernas se caracterizan por la fragmentación de sus núcleos, los hijos viven en hogares separados, y esto lleva a la marginación de las personas de edad y no solo al incremento de sus dificultades económicas, sino también sociales y psicológicas.

    Una persona al envejecer basará su propia imagen en sus éxitos anteriores, belleza, poder, vigor físico, contrastándolo con el presente de pérdidas, las cuales no son a veces reales. La imagen negativa que a veces tiene la población hacia la vejez, acentúa la capacidad del anciano, limita sus actividades adjudicándosele disminución de las capacidades físicas, cuando lo cierto es que esta no es una enfermedad, es una etapa vital con condiciones de subsistencia.

    En la relación diaria con el anciano no podemos ni sobreprotegerlo, ni marginarlo, ni enfatizar en las pérdidas ocasionadas por esta etapa, pues llegamos a deprimirlo, a que se enferme verdaderamente.

    El Dr. H. Mahler, Director general de la OMS en un mensaje para el Día Mundial de la Salud el 7 de Abril de 1982, planteaba lo siguiente:

    “… estudios recientes sobre individuos sanos demuestran que incluso a los 70 años de edad, estos pueden hacer mucho más que cuidar simplemente de sí mismo, están en condiciones de realizar una buena jornada de trabajo, utilizar su mente de una forma creativa, mantener relaciones de afecto y desempeñar un papel activo en la comunidad. En consecuencia, es preciso descartar la imagen estereotipada del viejo imposibilitado e inútil…” (9).

    El envejecimiento, como otros períodos de la existencia, está supeditado a las diferentes actitudes personales que se adopten, sobre toda en aquellas se refieren a la alimentación, al ejercicio físico y al tipo de vida que se va a llevar, considerándose importante, se tomen las medidas adecuadas, para mantener y estimular actividades adecuadas a la edad.

    En el proceso de envejecimiento, donde es básico superar lo físico y adaptarse al deterioro biológico, se hace necesario igualmente fomentar el desarrollo social y espiritual. Con este concepto vital, se valora mejorar las satisfacciones de un trabajo de formación de la familia, pero también de las actividades sociales, y en ellas la incorporación a grupos organizados para la práctica de actividades físicas seria doblemente beneficiosa.

Influencia que sobre las personas de la tercera edad ejerce la práctica sistemática de actividades físicas

    Analizando primeramente esta influencia desde el punto de vista biológico, podemos plantear que una de las formas mediante las cuales el hombre puede mejorar su vida, su capacidad de trabajo, combatir las enfermedades y evitarlas, es a través de los ejercicios físicos.

    Una función muy importante en la actividad física la tiene el movimiento, ya que representa un estimulante fundamental de los procesos de crecimiento y desarrollo del organismo, así como de su mantenimiento. De ahí que las funciones del movimiento le son necesarias a todo ser humano, desde los días de su nacimiento hasta su vejez, donde precisamente en esta última, cuando hay disminución de la actividad general, los movimientos son factores que mantienen funcionando los sistemas fundamentales del organismo, actuando contra el surgimiento de una vejez prematura.

    Mediante la práctica de ejercicios físicos se perfeccionan los vínculos entre la corteza cerebral, los órganos internos y el aparato de apoyo motriz, lo que provoca una relación entre los sistemas mencionados, aumentando con ellos la adaptabilidad de todo el organismo para los esfuerzos físicos (FREIJO, 1988).

    El ejercicio físico beneficia no solo los músculos y las articulaciones sino el organismo en su totalidad, favoreciendo la función de todos los órganos y mejorando todo el sistema funcional del mismo, elevando la capacidad de reacción ante la posible enfermedad, que no se da de igual manera en las personas que no lo realizan. (13).

    Son numerosos los autores que consideran como uno de los factores de reducción de la morbilidad, las clases de Cultura Física y Deportes. Las personas que asisten a estas clases se enferman con menor frecuencia y con menor duración, de dos a cuatros veces en comparación con las personas que no lo practican. En una serie de casos esta diferencia es aún mayor. (8) Además presentan menos causas de traumatismos, conservan una capacidad de trabajo más prolongada y se adaptan mejor a condiciones más difíciles (2).

    No es, claro está, que el anciano activo físicamente sea inmune a las enfermedades, aunque de hecho se enferman menos, sino que reaccionan más rápida y vigorosamente contra el agente que los ataca.

    En la edad media y madura, los ejercicios físicos son un medio eficaz y reconocido de profilaxis de enfermedades, tales como la arteriosclerosis, hipertensión arterial, infarto del miocardio, obesidad y alteraciones de los procesos metabólicos, entre otras, a las cuales las personas de estas edades son más propensas. (2).

    Para estas edades medias y avanzadas se consideran importantes los ejercicios gimnásticos dirigidos al mantenimiento de la flexibilidad de las articulaciones, ejercicios para las distintas secciones de la columna vertebral en forma de flexiones, cuclillas, giros del tronco y del cuello, así como los ejercicios para el fortalecimiento de los músculos abdominales, ejecutándose para la profilaxis de la disposición de las sales y del desarrollo de la osteo-condritis y espondilalgía. Tiene gran importancia la gimnasia respiratoria para asentar la intensificación de la espiración. (2).

    En la tercera edad, donde se van perdiendo reflejos y la cadencia de movimientos se torna progresivamente lenta, la práctica de los ejercicios rítmicos tiende a recuperar el ritmo y la expresividad del cuerpo, agilizar los reflejos y recobrar el sentido y la medida de las magnitudes de espacio y tiempo. (13).

    Por último debemos significar la efectividad de los ejercicios físicos con fines terapéuticos dirigidos a la rehabilitación y tratamiento de patologías especificas, que si bien en algunos casos no logran erradicar totalmente los padecimientos, si logran atenuarlos considerablemente.

    Toca ahora referirnos al aspecto social de estas influencias. La mayoría de los estudios realizados han centrado mayor interés en las repercusiones y beneficios que desde el punto de vista fisiológico tiene el ejercicio físico para la tercera edad, relegándose su influencia a nivel psicológico y social.

    Sin embargo, la incorporación de la población de la tercera edad a la práctica de actividades físicas, presupone, si esta incorporación se realiza en forma de incorporación colectiva, a que estas personas puedan ampliar su marco de relaciones interpersonales, estableciéndose un vínculo directo de integración a las actividades sociales y por ende a la sociedad.

    Las organizaciones sociales, círculos de abuelos, hogares de ancianos, casa de abuelos, y salas terapéuticas, suplen en gran parte la falta de comunicación familiar. Brindan al anciano una participación social acorde a sus posibilidades, lo cual repercute en la imagen que tiene del anciano la sociedad y el propio individuo envejecido de sí mismo.

    La incorporación a las mismas contribuye considerablemente, según lo que proclama la “teoría de la actividad”, a que la persona mayor se sienta más feliz cuando mas actividad tenga. La carencia de actividad supone apatía, pesimismo, depresión por lo que los defensores de esta teoría (15) plantean que las personas deben continuar el estilo de vida de su adultez media y que la sociedad debe aplicar las mismas normas a los ancianos que a las personas de edad madura en cuanto a nivel de interés y actividad.

    En término de salud, el bienestar físico y las potencialidades que en cuanto al rendimiento físico y la elevación de la capacidad de trabajo proporciona la práctica del mismo, contribuyen a ese necesario psíquico afectivo del anciano a sentirse más útil y productivo.

    La fuerza, la agilidad, la rapidez y la resistencia entre otras, consideradas cualidades físicas principales, tienen por sí misma un valor social, aunque también son “valores de consumo” para cada hombre al influir sobre su salud, aspecto externo y estado físico y espiritual (2). Todo lo anteriormente expuesto se traduce en una elevación de la autoestima.

    Por otra parte, el hecho de que con la práctica de los ejercicios físicos se reduzcan los índices de morbilidad para estas personas que por concepto de salud tienen un incremento de los gastos, en términos de consumo de medicamentos como servicios de salud, y para la sociedad en asistencia social, trae consigo una disminución de las afectaciones, desde el punto de vista de la economía individual de estas personas como de la economía social.

    Sin embargo, no podemos dejar de destacar que el hombre es producto de su interacción dialéctica con el entorno natural, cultural y social, interacción básicamente mediada por su conciencia, aunque también influida por motivaciones (15). Un aspecto de alta relevancia, es la incorporación y reafirmación de valores humanos y morales como en este caso, la solidaridad, el colectivismo, la voluntad, la responsabilidad, la honestidad, el amor en toda su dimensión, entre otros muchos, que la práctica de la Cultura Física en todas sus manifestaciones propicia y fortalece, sobre todo en nuestra sociedad.

    Todo lo expuesto en esta fundamentación nos hace reflexionar sobre las condiciones en que se arriba a la vejez y como las actividades físicas son, elementos indispensables para la elevación de la calidad de la vida de las personas en general y de las de la tercera edad muy en particular, reflexión que cobra mayor importancia cuando se espera que para el 2025, el 80% de la población actual habrá envejecido. (9)

Conclusiones

    Se logra recopilar en el trabajo un cúmulo notable de información especializada que a partir de su divulgación permitirá a la población en general y en particular a la de la tercera edad, satisfacer la necesidad de conocer la importancia de la práctica del ejercicio físico para la salud.

    Evidencia igualmente la importancia que esta práctica tiene a partir de la incorporación a vías organizadas, para la integración de estos grupos etáreos a la vida social.

    Además de fundamentar la importancia de la práctica del ejercicio físico, en estas edades, ofrece el tipo de ejercicios necesarios para una mayor efectividad en el mejoramiento del funcionamiento de los diferentes sistemas y órganos, así como las especificidades de la práctica colectiva en lo social y lo que esta proporciona en toda una serie de valores y autoestima de estas personas.

    Por lo que aporta en el conocimiento de la temática que aborda puede constituir un factor motivacional de consideración hacia la incorporación de la población adulta de las edades objeto de estudio a la práctica sistemática a la actividad física.

Bibliografía

  1. Assmam, Georg et al. Principios de Sociología Marxista Leninista. La Habana: Ed. Ciencias Sociales, 1989. 342 p.

  2. Kuzmak, B.S. Problemas Socioeconómicos de la Cultura Física y el Deporte. La Habana: Ed. Científico Técnica, 1987. 267 p.

  3. Castro Ruz, Fidel. Fidel sobre el deporte. Ed. José A. Huelga, 1977. 117 p.

  4. Ciclo de Conferencias. La actividad física sistemática y la salud. Ciudad de l Habana: INDER. Departamento de Cultura Física. 1990. 40 p.

  5. Dzmamgarov, T. T. Psicología de la Educación Física y Deporte. Ciudad de la Habana: Ed. Científico Técnica, 1979. 173 p.

  6. Hernández Corvo, R. Morfología Funcional Deportiva. La Habana Ed. Científico Técnica, 1987, 317 p

  7. Ivonin, V.A. Dirección del movimiento de la Cultura Física. Ciudad de la Habana: Ed. Científico Técnica, 1990. 366 p.

  8. Laptev, A. Minij. Higiene de la Cultura Física y el Deporte. Ciudad de la Habana: Ed. Pueblo y Educación, 1987. 244 p.

  9. Martín Soriano, T. Análisis de la tercera edad en el municipio de Cienfuegos. Trabajo de Diploma. Cienfuegos, 1993.

  10. Martínez Corona, C. Resolución Nº 24 de INDER. Ciudad de la Habana, 1991. 23 p.

  11. Marx, C. y Engels, F. Tesis sobre Feuerbach. Obras escogidas. Moscú: Ed. Política, 1973, t. 1. p. 7-10.

  12. Navarro Santana, J. Deporte de todos. Revista Deporte y Salud. 2 (4): 3-9, 1997.

  13. Parreño, J. R. Hacia una vejez sin problema. Conveniencia del ejercicio físico en la vejez. Ciudad de la Habana: Ed. Ciencias Médicas, 1995, 300 p.

  14. Rocabado, F. El adulto mayor en América Latina. Sus necesidades y problemas médicos sociales.

  15. Romero, A. J. Espinosa Brito, A. D. Teorías del envejecimiento. Temas de Gerontología. Cienfuegos: Finlay, 1990. p. 10-14.

  16. Quintero, G. Aspectos sociales del envejecimiento. En Prieto, O, Vega, E. (eds.) Temas de Gerontología. Ciudad de la Habana: Ed. Científico Técnica, 1996. p. 32-37.

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