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La acción motriz de frenaje en la actividad deportiva. 

Algunas reflexiones praxiológicas y antropológicas

 

*Doctor en Ciencias de la Cultura Física y Profesor Titular del Centro de Estudios Nacional

del Fútbol. Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte, Facultad de Camagüey

**Doctor en Ciencias Históricas y Profesor Titular del Centro de Estudios de Deporte

y Cultura. Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte, Cuba. Facultad de Las Tunas

(Cuba)

Osvaldo Javier Martín Agüero*

martinosvaldo70@gmail.com

José Guillermo Montero Quesada**

guillermonteroq@gmail.com

 

 

 

 

Resumen

          El artículo se basa en un breve acercamiento teórico sobre el frenaje humano en la actividad físico deportiva, analizado e interpretado desde una mirada interdisciplinar, en la que se ponderan referentes de conocimientos de biomecánica, fisiología, semiótica, praxiología y la antropología aplicada al deporte desde la perspectiva biológica y cultural.

          Palabras clave: Deporte. Frenaje. Acción motriz. Sociomotricidad. Praxiología. Identidad deportiva. Cultura deportiva.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 189, Febrero de 2014. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Las exigencias cada vez más crecientes a nivel mundial en la actividad física relacionada con el alto rendimiento, presuponen la elaboración y aplicación de innovaciones tecnológicas, fundamentadas en los presupuestos de las ciencias sociales, humanísticas, y adelantos científicos tecnológicos de las ciencias aplicadas al deporte, con el objetivo de aumentar los niveles de competitividad y formación integral de los deportistas.

Osvaldo Javier Martín Agüero y José Guillermo Montero Quesada

    El entrenamiento deportivo de los atletas de alta competencia, en su dimensión física y técnico táctica, ha constituido siempre uno de los retos más importantes del personal que participan en la formación técnico-deportiva, en detrimento de la formación en la dimensión cultural e identitaria. Reflexionar sobre este tema, desde una perspectiva interdisciplinar, es una de las razones que motiva el desarrollo de un estudio conjunto del Centro de Estudios Nacional del Fútbol y el Centro de Estudios de Deporte y Cultura, pertenecientes a la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte de la República de Cuba, los cuales pretenden acercarse a nuevas interpretaciones teóricas y elucidaciones que pueden ampliar de un modo integrador, el espectro cognoscitivo de este fenómeno.

    Uno de los particularismos de la actividad deportiva, poco o mal trabajado en el proceso de entrenamiento y preparación de los deportistas, son las acciones de frenaje humano tratadas de modo generalizador, obviándose las especificidades de cada deporte y las distintas situaciones motrices que se presentan en los juegos; de igual modo, las implicaciones culturales que forman parte de ellas. Estas son algunas de las causales que limitan la competitividad y la formación deportiva en sentido general.

    La bibliografía consultada de Matveev, Harre, Ozolin, Zatsiorski y Verjoschanki, no hacen referencia directa a los tipos de movimientos para detener o disminuir la velocidad en un momento determinado, como parte del entrenamiento. Esta consulta bibliográfica en clásicos de la teoría del entrenamiento corrobora la brecha existente en este aspecto.

    Una de las capacidades que desde nuestro punto de vista no ha sido identificada como tal en la literatura científica es la del frenaje, en aquellos deportes caracterizados por esa naturaleza motriz; al mismo tiempo, no ha sido tratada desde un modo planificado en los procesos de entrenamiento deportivo. Ello no significa que de algún modo se haya tenido en cuenta por los entrenadores, pero sin conocer los fundamentos motrices, desde las diversas perspectivas que puedan favorecer su comprensión compleja.

    Para comprender el frenaje humano, como una de las fracciones del complejo de conocimientos técnico táctico en el proceso de entrenamiento y competición de alto rendimiento en los deportes, desde una concepción globalizante e integradora, es necesario analizar, de modo articulado, las premisas históricas, antecedentes y postulados sobre teoría y metodología del movimiento humano, así como las concepciones sobre la cultura e identidad deportiva aplicada a la capacidad, táctica y técnicas de frenaje humano. Sin pretender elaborar una teoría erudita sobre la capacidad de frenaje, el análisis desde esta concepción, profundiza en los fundamentos, descripciones, explicaciones y valoraciones sobre este fenómeno. De modo que emerjan nuevas interpretaciones y acercamientos teóricos y metodológicos referentes al mismo.

    Para la investigación del tema nos apoyamos en métodos teóricos y empíricos tales como la revisión bibliográfica y documental, en métodos del pensamiento lógico, entrevistas a especialistas en varias disciplinas deportivas. Desde el punto de vista empírico, fueron importante las experiencias personales acumuladas por los autores, durante más de 20 años en el desempeño como: metodólogo, preparador físico y docente investigador en instituciones de formación deportiva; asimismo como investigador de la dimensión humanística del deporte. Los referentes teóricos asumidos provienen de diversas disciplinas como: biomecánica, fisiología, semiótica, praxiología y la antropología aplicada al deporte desde la perspectiva biológica y cultural. En su conjunto, estos conocimientos sirvieron de base para una nueva mirada interdisciplinar del fenómeno del frenaje humano en la actividad deportiva.

Desarrollo

    Los movimientos de frenaje humano como capacidad deportiva, tienen sus antecedentes en la actuación del hombre primitivo en busca de resolver sus necesidades vitales. Esta capacidad, resultante de un largo proceso de evolución humana, se convierte en una de las tantas exigencias de la actividad que fuera denominada como deporte. Aquellas primeras actividades económicas, o simplemente las acciones para defenderse de las fieras o de los demás hombres, favorecieron genotipos que condicionaron el desempeño físico hasta lograr al homo olympicus, es decir, el conjunto de influencias externas, como el entrenamiento, para preparar a los sujetos en la formación de sus capacidades y habilidades deportivas.

    Estas adaptaciones y modificaciones morfofuncionales ocurren en una relación dialéctica de las estructuras internas y externas del cuerpo humano condicionadas por atributos socio sicológicos y culturales que suponen el régimen de funcionamiento del cuerpo; de este modo, aparecen las formas deportivas que se exigen en las diversas disciplinas deportivas.

    En la actualidad, uno de los acercamientos teóricos validos para ser incorporados en el análisis globalizado e integral del frenaje, es la praxiología. Esta es considerada como ciencia de la acción motriz y tiene sus raíces en la sociología de Raymond Boudon, también se nutre de otros aportes como las teorías de Bateson y Watzlawicki, de la Escuela de Palo Alto, EE.UU. Esta perspectiva teórica elaborada por Pierre Parlebas (1968), incorpora un conjunto de términos como: sociomotricidad, acción motriz, ergomoticidad, etnomotricidad, entre otros; aunque, su campo de estudio se centra sólo en la semiótica (semántica y pragmática) de las acciones motrices sin especificar claramente su ubicación en el sistema praxiológico.

    Lo sociomotriz desde la concepción parlebiana, es toda aquella situación en la que se interactúa motrizmente con adversarios o compañeros, o ambos a la vez. Por su parte, el término psicomotor, ampliamente difundido para designar este fenómeno, se refiere en realidad al sujeto que se mueve y desenvuelve en solitario.

    El concepto acción motriz se define como: “el proceso de realización de las conductas motrices de uno o varios sujetos que actúan en una situación motriz determinada” (Parlebas, 2001). Según este autor, el concepto “permite analizar todas la formas de actividad física, sean éstas individuales o colectivas en todos los modelos posibles” (1995). En la práctica, el alcance semántico de esta construcción conceptual es demasiado amplia; es por esto entre otras razones, que pretender interpretar y analizar la problemática del frenaje de un modo holístico, solo desde los postulados praxiológicos de Parlebas, puede conducir a riesgos, de ahí que resulte prudente tratarlo desde las múltiples miradas disciplinares que permitan abarcarlo de forma globalizadora y en la complejidad de las partes que lo integran.

    En los estudios preliminares realizados en disímiles deportes como: fútbol, balonmano, baloncesto, hockey, beisbol y atletismo, relacionados con el entrenamiento y la competición, se ha podido detectar que el frenaje humano, en todas sus dimensiones, es incomprendida y desestimada por la generalidad de los entrenadores, de ahí que, en este sentido, predomine una notable dosis de empirismo en la preparación de los deportistas. De las dificultades observadas en los diversos escenarios de acción práctica deportiva, y resultados teóricos de estudios biomecánicos en los deportes antes mencionados, se pudo corroborar la necesidad del entrenamiento de los tipos de movimientos para frenaje en las distintas situaciones motrices de la actividad deportiva; pero para ello es imprescindible determinar, en el orden teórico algunas ideas fundamentales de este fenómeno que ayuden a comprenderlo como capacidad entrenable.

    El frenaje humano aplicado a la actividad deportiva se pretende tratar en este artículo desde una perspectiva globalizante e integradora: como concepción, capacidad, táctica y técnica. Como concepción incluye el conjunto de ideas, opiniones y juicios que se sostienen respecto a este tipo de acción motriz emanadas del nivel de formación cultural de los diversos componentes personales que forman parte del hecho deportivo.

    Como capacidad, no siempre es reconocido el frenaje como tal, es por eso que resulta pertinente profundizar en los elementos que la identifican y las especificidades de sus manifestaciones en el plano de la individualidad y en su relación con la diversidad de sujetos que participan en la actividad físico-deportiva.

    La acepción más común del vocablo frenaje es “detener o moderar la marcha” en el espacio físico. Este significado generalizador no permite comprender las diversas dimensiones del frenaje humano en la actividad deportiva; es por eso que haciendo abstracción de la realidad de este tipo de acción motriz de los sujetos deportivos, el frenaje humano, como capacidad entrenable, es concebido como: acción ergomotriz de los sujetos deportivos, condicionada por las energías y la potencia muscular, adquiridas durante la preparación, que se concreta en intencionadas técnicas de inflexión y orientación del cuerpo para detenerse de forma más o menos violenta en pequeñas unidades espaciales y temporales en el plano lúdomotriz, precedidas de un tiempo de desaceleración de los deportistas, casi imperceptible en el espacio físico, que deviene en cambios de patrones biomecánicos en las diversas formas de movimiento en el área deportiva.

    En este sentido, la definimos como una capacidad ergomotriz condicional y coordinativa, determinada por propiedades genéticas del organismo del deportista y mejoradas por medio del entrenamiento, que influye en las condiciones de desempeño deportivo.

    Sobre la base de este primer acercamiento conceptual de frenaje humano, definido como capacidad, es necesario conceptualizarlo desde su acepción como táctica y como técnica, de lo contrario pudiera conducir a la multiplicidad de sentidos y confusiones semánticas.

    Respecto a los conceptos de táctica y de técnica deportiva utilizada en el entrenamiento y en las competiciones, existen disímiles acepciones relacionadas con la amplia cantidad de objetos, campos de estudio y autores que han tratado esta problemática en la esfera del deporte. Es por eso que nos proponemos acotar solo las conexiones generales entre ellos, desde la perspectiva del frenaje.

    Desde el punto de vista táctico, el frenaje humano es el proceso en que se conjugan todas las posibilidades técnicas de inflexión y orientación del cuerpo para la detención absoluta y relativa en determinadas unidades espaciales y temporales, en el plano lúdomotriz con sus respectivas implicaciones psicológicas; condicionado por las capacidades de rendimiento de los deportistas, con el objetivo de solucionar las disímiles situaciones motrices que se crean en el marco del juego. Desde el punto de vista técnico, es el conjunto de habilidades y procedimientos ejecutados por los deportistas, concretados con movimientos gestuales estructurados que obedecen a patrones tempo-espaciales modelos, consistentes en distintos modos de detener de forma absoluta o relativa el cuerpo, aplicando fuerza para la desaceleración desde posiciones de apoyo, inflexiones y orientación del cuerpo.

    Desde el punto de vista pedagógico, la planificación del entrenamiento debe incluir cómo entrenar las capacidades motrices de los atletas en correspondencia con las necesidades individuales diagnosticadas; esta es una de las bases para el diseño y aplicación de tecnologías de control y evaluación que permiten corregir de modo sistemático la actividad deportiva, sin obviar ninguno de las dimensiones de la preparación del deportista.

    La denominada planificación óptima del entrenamiento, puede no serlo en la práctica, debido a la complejidad de componentes entrenables, diversidad en el comportamiento de los atletas, y demandas de competencias deportivas; que en su conjunto, condicionan el modo de entrenamiento. Una de las direcciones de trabajo de los entrenadores que en la actualidad manifiesta serias dificultades es cómo entrenar las capacidades y habilidades desde tecnologías blandas que favorezcan el cambio de la performance deportiva.

    Una de las variables que favorece la forma deportiva, y el nivel de competitividad en determinados deportes, es la carrera de velocidad. Esta condición motriz es una de las competencias físicas claves para la disminución del tiempo de traslación de una posición a otra del campo deportivo. Relacionado con la aceleración en los desplazamientos espaciales de los atletas figuran las acciones de frenaje violento, para lo cual los sujetos deportivos recurren a distintas habilidades técnicas con el objetivo de atenuar o romper la inercia adquirida mediante la velocidad y orientación del cuerpo.

    La diversidad y exigencias individuales del entrenamiento del frenaje están condicionadas por la heredabilidad de ciertos caracteres de los deportistas, como las dimensiones y proporciones corporales. Estas características morfológicas son adaptables a los requerimientos técnicos de los deportes y las diversas funciones del desempeño deportivo según la posición que tengan en la estructura de la actividad deportiva; en este sentido, son importantes las maneras en que pueden ser compensadas la falta de capacidades físicas, como condición para el frenaje. Uno de los modos de equilibrar la falta de capacidad física con el nivel de exigencias deportivas, es mediante el entrenamiento óptimo de las habilidades biomecánicas y psíquicas, tales como: el tiempo de reacción, la fuerza explosiva de las extremidades inferiores y la flexibilización de las articulaciones; independientemente de que la genética prescriba ciertos límites.

    La desaceleración motriz en el desplazamiento es una de las propiedades del frenaje que puede conducir a paros estáticos. En el fútbol por ejemplo, ocurre cuando se realizan desplazamientos para el marcaje o desmarcaje de un jugador en posesión o no del balón; en el baloncesto, cuando el sujeto se desplaza con alta velocidad y recepciona el balón mediante la acción motriz conocida como parada; en el balonmano, cuando el atacante se desplaza a alta velocidad para tirar a portería y tiene que detener el desplazamiento para no rebasar el área penalizada; en el béisbol a la defensiva, cuando un torpedero se desplaza a máxima velocidad hacia un lateral para capturar la pelota y tiene que frenar con rapidez para lanzar la pelota hacia el lateral opuesto con el fin de lograr efectividad en el mismo; en el hockey, cuando se impulsa la pelota a alta velocidad y el jugador se detiene con brusquedad para dar tiempo a que los demás acudan al apoyo para el ataque.

    Otro tipo de ejemplo que muestra la acción de frenaje es en los movimientos técnico-tácticos realizados en los juegos deportivos para recepcionar el balón. En el fútbol, la detención del sujeto es una condición para la recepción del balón, conjugado con la realización de anteversiones y retroversiones del cuerpo, especialmente de la pelvis y las extremidades; de este modo, se facilita el control sobre el medio deportivo. En los eventos de pista en el atletismo, se compite en función de reducir el tiempo en una distancia determinada, pero no todos los deportistas tienen la misma capacidad para alcanzar una velocidad elitista, de igual modo ocurre con la de frenaje. En los deportes de combate, por ejemplo en el boxeo y la esgrima, las fintas con amague, como parte del elemento técnico táctico para combinar y golpear, o ripostar según el caso, utilizado tanto en la defensiva como en la ofensiva, contiene un tipo de frenaje al cual denominamos en este estudio “frenaje fintal”.

    En las situaciones descritas se puede apreciar cómo se pone de manifiesto este tipo de acción motriz, la cual no debe confundirse con el cambio de ritmo, esta última es una capacidad coordinativa que tiene como regularidad la continuidad del movimiento sin que ello implique frenaje. Las acciones motrices de frenaje como parte del comportamiento técnico táctico de los atletas, están condicionadas por las múltiples intencionalidades u objetivos que se proyecten durante el juego y la relación con factores tales como: las características del terreno o campo y demás elementos del medio ambiente donde se desarrolla el juego, el comportamiento desde el punto de vista morfológico, bioquímico y fisiológico de los sujetos, la disposición espacial y dinámica motriz de los atletas de equipo y de los contrarios, las características de los medios deportivos, los códigos de comunicación, entre otros.

    El éxito en el frenaje depende de un conglomerado de factores que al articularse de modo armónico favorece esta acción motriz. Se requiere de condiciones desde el punto de vista neuro-humoral, morfológico, bioquímico, fisiológico y biomecánico para realizar estos movimientos. Por ejemplo: el tiempo de reacción de frenaje está condicionado por la acción neuro-muscular que se expresa en una fuerte contracción muscular; la sincronización de la fuerza muscular tanto extensora como flexora; la alta frecuencia de movimientos por unidad de tiempo; la coordinación de los movimientos para romper la inercia de desplazamiento y la capacidad de disminuir progresivamente la longitud de los pasos.

    Analizar el frenaje en la actividad deportiva desde una concepción estrictamente biomecánica, o se pondere la dimensión competitiva y reglamentaria, es limitar su comprensión holística; es decir, la desestimación de la dimensión social y cultural de este tipo de conducta sociomotriz. En esta última dimensión se tiene en cuenta el factor estético, expresado por ejemplo en la elegancia de la acción técnica, las cuales pueden formar parte de los atributos que identifican estilos de juego en el plano individual y de los equipos.

    Desde el punto de vista del medio ambiente donde ocurre la acción lúdomotriz, influye el grado con que se han entrenado a los deportistas y la relación juego-implementos deportivos.

    Dos variables fundamentales que ayudan a comprender la visión holística del frenaje en este análisis son: cultura e identidad deportiva. La cultura deportiva es el conjunto de conocimientos tangibles y espirituales, expresados en los individuos, sobre la actividad deportiva o relacionados con ella, que conforman un todo integrado; las capacidades, habilidades y destrezas adquiridas por los participantes en el deporte, sus creencias, moral, derechos, costumbres, tradiciones, principios, valores y comportamientos habituales de los sujetos participantes. Por su parte, la identidad deportiva, es un atributo de las colectividades humanas que se expresa a través de las representaciones sociales centradas en la actividad deportiva, modelada por la conciencia de mismidad, que entraña integridad, diferencias que se presuponen y sentido de pertenencia hacia el deporte, grupos de atletas, practicantes y otros componentes personales que confluyen, de modo constante, en espacios afines. Implica confrontación de necesidades, experiencias, valores, creencias, actitudes, aspiraciones, costumbres, educación e instrucción, significados, y otros factores, relacionados con cualquier dimensión del hecho deportivo. (Montero Quesada, 2013)

    Como consecuencia del empeño por demostrar la estructura social de la corporeidad humana, Parlebas (1986), trata desde una perspectiva etnológica el concepto de etnomotricidad. Desde este concepto es posible ampliar la comprensión de los conceptos cultura e identidad deportiva, anteriormente citados, y por tanto el de frenaje.

    Es así que, el frenaje es un hecho mediante en el cual se articula el cuerpo como base existencial de la persona, con la conducta social y cultural. Los elementos distintivos de este tipo de acción motriz dependen del contexto sociocultural en el que se desenvuelva el sujeto, al expresar las costumbres y hábitos regionales y temporales, incluso por sexo o edad. Las técnicas de frenaje en la actividad deportiva son profundamente dependientes de los hábitos, de la educación y de la cultura en general de los diversos países, ellas están signadas de emociones, sentimientos y otros atributos de la cultura.

    Los actos de frenaje, además de la dimensión biomecánica, expresan acciones complejas relacionadas con la identidad física del deportista, o de un equipo, resultante de las experiencias acumuladas en la vida deportiva de una persona.

    Es indudable que para la ejecución eficaz y eficiente del frenaje, el deportista debe poseer fuerza y habilidades para utilizarlas de modo articulado con los patrones gestuales que utiliza para cumplimentar los objetivos tácticos del juego. Puede traer consigo reacciones ambivalentes, por una parte placer y por otra una reacción de sensación de culpa por no lograr ejecutar la técnica que le permitiera, por ejemplo, tener dominio de un medio deportivo. La realización de una acción motriz de frenaje ineficaz puede incidir en el reconocimiento social y la moral del deportista y la del equipo que representa.

    Es cierto que el factor determinante en el frenaje es la motricidad, pero es necesario tener en cuenta, como parte de la conducta sociomotriz, las disímiles intencionalidades que se concretan en los roles de los jugadores en correspondencia con la posición que ocupen en el área de juego. Una de las intencionalidades es la de inducir comportamientos en los contrarios provocados por señales falsas que son transmitidas al contrario mediante signos en un marco de relaciones lúdicas antagónicas.

    Las señales gestuales son signos deportísticos que expresan imágenes cinéticas representadas en la psiquis humana, incorporadas a la cultura tecnológica de la comunicación, las cuales deben constituir objeto de aprendizaje por los deportistas para crear, conocer y reconocer movimientos deportivos.

    Desde el punto de vista de la metacomunicación debe entenderse que los actos de frenaje pueden revelar indicios o información o codificación de acciones que son descodificadas de modos diversos por los demás participantes y que estos sabrán aprovecharlos para preactuar, ejemplo de este tipo de comunicación son las fintas o jugadas engañosas, denominadas también como trampas semiotrices. En este sentido, reconocer o descubrir la intencionalidad del contrario entraña identificación del otro, como un modo de conocer la identidad de los rivales. Cuando se trata de compañeros de equipo, entonces entraña integridad, aunque puedan presuponerse algunas diferencias en cuanto a niveles de preparación deportiva.

    Los atletas en juego revelan mediante las acciones motrices de frenaje, indicios corporales y motores que adquieren valor de signos mediante los cuales comunican estado de ánimo y representan códigos que pueden simbolizar y expresar comportamientos observables de las vivencias como: incertidumbre, desconcierto, intenciones, incitaciones, deseos, frustraciones y otras manifestaciones de la esfera motivacional, afectiva y volitiva. La descodificación de los signos por los compañeros de equipo y los rivales deportivos pueden “adivinar” los propósitos de las acciones como un modo de anticipación a las mismas; que por analogía, puede estar relacionado con las diversas situaciones o secuencias del hecho deportivo en consonancia con la espacialidad y temporalidad del juego.

    Las acciones motrices de frenaje son tan diversas como diversas son las situaciones concretas que se presenten en cada tipo de deporte, las circunstancias y características físicas del medio ambiente de las áreas deportivas. Este tipo de acciones pueden estar relacionadas a los criterios de éxitos y de fracasos deportivos, el placer de la acción, la realización de hazañas, la consecución de records, la búsqueda de riesgos, la espectacularidad de los encuentros y otras connotaciones morales y axiológicas que condicionan la conducta motriz de los deportistas.

    En este sentido, las destrezas motrices mostradas durante el juego, son acciones de frenaje antagónicas en el plano interactivo que se manifiestan en deportes como el judo, la esgrima y el tenis, en los que se exponen constantes duelos. Ellas forman parte de los elementos identificativos de los rasgos distintivos de la identidad física del hecho deportivo.

    Las reflexiones anteriormente planteadas permiten afirmar que una de las causas del poco conocimiento y preparación práctica que tienen los deportistas y entrenadores sobre el frenaje en el proceso de formación pedagógica, es la falta de educación sociomotriz.

Conclusiones

    El frenaje como capacidad entrenable supone un esfuerzo físico extra que debe estar acompañado de hábitos motores e identidad física y deportiva de los practicantes; de lo contrario, las respuestas fisiológicas que exige el frenaje, no responderían a la forma deportiva. Estas exigencias se cumplen condicionadas por el medio ambiente deportivo en sus múltiples dimensiones: fisiológicas, psíquica, social y cultural.

    La adaptación a las diversas características de terreno y situaciones o secuencias del hecho deportivo, exigen formas de preparación compleja que favorecen la articulación de las variables físicas como la potencia y la aceleración en las unidades espaciales y temporales en que ocurre el frenaje, con los hábitos, signos, significados, aspiraciones, valores morales, y otros atributos identitarios, relacionados con el comportamiento del deportista durante la actividad deportiva.

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