Plan de intervención de actividades físico-educativas para el tratamiento de la obesidad en niños de 10 y 12 años |
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Facultad de Cultura Física de Cienfuegos (Cuba) |
Lic. Linda Beatriz Rodríguez Silva |
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Resumen La obesidad infantil, además de ser uno de los trastornos nutricionales más frecuentes y de prevalencia creciente, tiene un impacto actual y futuro en el desarrollo y la calidad de vida de las personas. Además, repercute en la adaptación social y el desarrollo psicológico del escolar. Es por ello que esta investigación tiene como objetivo proponer un conjunto de Ejercicios Físicos y acciones educativas para los escolares obesos y sobrepeso, entre las edades comprendidas de 10 a 12 años de las escuelas primarias del Consejo Popular La Gloria, de la provincia de Cienfuegos. Se han utilizado para esta investigación los métodos del nivel teórico y empírico del conocimiento, entre los que se destacan el analítico-sintético, el estudio documental y el pre-experimento, los cuales permitieron concebir un conjunto de Ejercicios Físicos, que facilita la práctica de a los escolares obesos, los cuales garantizan una buena salud y servirán de apoyo a maestros de Educación Física y especialistas terapéuticos. Se elaboró un plegable que informa y orienta a los familiares de estos escolares. Los resultados arrojados del estudio confirman la eficacia del Plan de Intervención en relación a elevar la calidad de vida de los infantes motivo de estudio. Palabras clave: Obesidad infantil. Plan de intervención. Actividades físico-educativas.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 189, Febrero de 2014. http://www.efdeportes.com/ |
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Desarrollo de la investigación
La obesidad ha sido un factor de riesgo para la vida humana, desde la antigüedad, hoy se asocia a trastornos crónicos como hipertensión, diabetes, hiperlipidemia y enfermedad cardiovascular que afecta no sólo la salud sino también la imagen corporal y por ende la calidad de vida de las personas que la padecen, sin embargo, puede mantenerse controlada por algunos cambios en los estilos de vida como son la dieta y el ejercicio físico.
En la actualidad es tomada como una de las grandes enfermedades del siglo XXI asociada al sedentarismo y a los malos hábitos alimenticios, siendo la evolución tecnológica una de las mayores causas por la disminución de la actividad física, ya que ofrece innumerables recursos que hacen que el movimiento sea cada vez menos necesario. Así mismo, la alimentación juega un papel fundamental en el equilibrio del peso corporal y se ve ahora como las industrias alimenticias invadieron el mercado con todo tipo de productos que pueden afectar el consumo energético necesario para obtener un balance adecuado entre la ingesta y el gasto calórico. Entre las consecuencias que acarrean todos estos factores se encuentran la bulimia, la anorexia, los conflictos interpersonales y demás trastornos causados por el ideal estético.
El ejercicio físico presenta ventajas sobre las restricciones en el consumo de algunos alimentos en el tratamiento de la obesidad, porque la disminución de peso a través de una dieta supone una sustancial pérdida de proteínas, lo que sugiere que si se suspende la dieta se recuperarán inevitablemente volviendo al estado inicial en el que se encontraban, mientras que la pérdida de peso por medio de ejercicios se logra rebajando los excesos de grasa que son utilizados como fuente energética y manteniendo con mayor facilidad el peso deseado, además la realización de las diferentes actividades puede servir como un espacio de disfrute y esparcimiento para quien la practica; función que no cumple la dieta.
En el transcurso de los últimos treinta años, la obesidad infantil en el mundo (OMS, 2002) se ha duplicado en los niños de preescolar y en los adolescentes, y se ha triplicado para los niños con edades de 10 a 14 años. No sólo están incrementando los índices generales de obesidad, los niños más pesados son más pesados de lo que eran hace treinta años. Los expertos que han estudiado la obesidad infantil lo atribuyen a un cambio en el estilo de vida. El estilo de vida activo en el pasado de caminar a la escuela, jugar en exteriores y de involucrarse en actividades después de la escuela ha sido reemplazado por un estilo de vida sedentario de TV y juegos de computadora. Los hábitos alimenticios han cambiado notablemente, con alimentos fáciles de preparar que son más altos en grasas y calorías reemplazando a las frutas y verduras. Incluso los almuerzos de escuelas no son buenos en lo que respecta a contenido de grasas e ingredientes saludables.
Las consecuencias en la salud de la obesidad (físicas, emocionales y sociales) son significativas. La diabetes tipo 2 es común entre los niños obesos, junto con colesterol elevado, presión arterial alta, problemas para dormir, cálculos biliares, problemas ortopédicos, equilibrio dañado y otros problemas físicos. Emocionalmente, los niños obesos pueden sufrir de baja autoestima, imagen corporal negativa y depresión. Socialmente, los niños obesos son propensos a enfrentarse con abusos, discriminación y estigmatización.
El tema es también preocupante en nuestro país, y se ha visto un incremento de los infantes diagnosticados con alguna de las clasificaciones de la obesidad. Los mismos están destinados en la mayoría de los casos a transformarse en adultos obesos, lo que compromete la duración y la calidad de vida de los más pequeños.
La investigación trata de buscar un camino adecuado que nos permita contribuir a mejorar la duración y la calidad de vida de las niñas y niños sobrepeso y obesos de 10 a 12 años, así como evitar que sean adultos obesos. Se considera, en correspondencia con lo mencionado anteriormente, proponer como objetivo valorar la influencia que ejerce un Plan de Intervención de Actividades Físico-Educativas, en la reducción del tejido graso, el índice de masa corporal, y la mejoría de la eficiencia cardiaca y del sistema neurovegetativo en niñas y niños sobrepeso y obesos de 10 a 12 años de las escuelas primarias del Consejo Popular “La Gloria”.
La obesidad es uno de los problemas médicos más comunes. Alrededor del 20 o 30 % de la población cubana presenta algún grado de obesidad. Se le reconoce como factor de riesgo a la aparición de otras enfermedades y condiciona un aumento de la morbilidad y la mortalidad de los individuos que la padecen.
La propagación de la epidemia de obesidad a un número de países cada vez mayor y las tasas aceleradas de aumento en los últimos años preocupan a los especialistas en salud pública. El año pasado, el Instituto World Watch, con sede en Washington, informó que, por primera vez en la historia, los cálculos del número de personas con sobrepeso en todo el mundo son similares a los de las personas desnutridas. En su Informe sobre la salud en el mundo en 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificaba a la obesidad entre los 10 riesgos principales para la salud en todo el mundo. Aún más inquietante es que la tendencia se está acentuando entre los niños de la Región. Actualmente, se ha duplicado el número de niños estadounidenses que tienen exceso de peso con respecto a hace 20 años. En Chile, México y Perú, la cifra es alarmante, ya que uno de cada cuatro niños, de 4 a 10 años de edad, tiene sobrepeso o es obeso.
La obesidad es considerada como el aumento del peso corporal debido a un exceso de grasa, que hace peligrar seriamente la salud. Es una enfermedad metabólica multifactorial, influida por elementos sociales, fisiológicos, metabólicos, moleculares y genéticos. Un obeso es aquel que su peso excede en un 20% al correspondiente a su talla, como consecuencia de un aumento del tejido adiposo. Para determinar si un paciente es obeso los indicadores más utilizados son: peso ideal e índice de masa corporal (Colectivo de Autores, 2006). Otro concepto se refiere a la obesidad como una enfermedad crónica, compleja, que resulta de la interacción entre el genotipo y el medio ambiente, se caracteriza por una proporción anormalmente elevada de grasa corporal, suele iniciarse en la infancia y en la adolescencia (UNICEF, 2006).
La obesidad tiene etiología multifactorial, donde la libre demanda de alimentos, los cambios en los hábitos alimentarios, el sedentarismo y los factores psicológicos y sociales tienen una importancia fundamental. Su impacto esta condicionado por el periodo de desarrollo siendo más vulnerables aquellos durante los cuales la velocidad de crecimiento del tejido adiposo es mayor, el periodo prenatal y perinatal, entre los 5 a 7 años y la adolescencia. La obesidad es una enfermedad crónica. Por tanto precisa frecuentes visitas, monitoreo continuo y persistencia para obtener algún éxito. Actualmente se emplean los métodos antropométricos para definir la obesidad de los infantes.
Farreras Orman (2000), señala que para determinar el peso ideal, se utilizan las tablas de peso y talla ideales realizados por la Metropolitan Life Insurance Company. Según ésta puede considerarse que un paciente tiene sobre peso cuando supera el 20% del peso ideal. La obesidad suele medirse utilizando el Índice de masa corporal (IMC), que es igual al peso de una persona dividido por su estatura al cuadrado. Un IMC de 18,5 a 24,9 se considera normal, de 25 a 29,9 refleja sobrepeso solamente, y por encima de 30 es obesidad. Utilizando el IMC, un adulto cuya estatura es 1,90 metros y pesa 110 kg se consideraría obeso.
Con respecto al índice de masa corporal (IMC) este da una idea más aproximada de la corpulencia del individuo y, por consiguiente, del grado de sobrepeso u obesidad. Mediante él, los pacientes que presentan un gran desarrollo de la musculatura pueden considerarse como obesos, cuando realmente no lo son. Debido a que el IMC de los escolares varía con la edad, diferentes puntos de corte han sido utilizados para definir sobrepeso y obesidad.
Para conocer el estado actual nutricional se utilizan puntos de corte. Los empleados para la población cubana, son parte del folleto de Normas de crecimiento de peso y la talla para la población cubana (Colectivo de autores, 1982). El porcentaje estimado de la población que presenta sobrepeso u obesidad depende, en gran medida, del método usado, de la definición de la obesidad y de la edad, el sexo y el tipo de población. La prevalencia de sobrepeso u obesidad es superior en los países desarrollados, aunque existen grandes diferencias entre ellos. Se considera el sobrepeso como un exceso ponderal superior al 120 % del peso ideal, su prevalencia en los países desarrollados varía considerablemente con la edad. El nivel socioeconómico influye de forma importante. En algunos países, los niveles sociales más desfavorecidos presentan una prevalencia mayor, aunque puede darse la situación inversa en otros países y poblaciones. Cuanto mayor es el desarrollo económico, mayor es la prevalencia de obesidad grave.
El problema de la obesidad con frecuencia se convierte en una cuestión para toda la vida. La razón por la cual la mayoría de los adolescentes ganan las libras que han perdido es que al alcanzar su meta, ellos regresan a sus hábitos viejos de comer y ejercitarse. Un adolescente obeso por lo tanto tiene que aprender a comer y a disfrutar de los alimentos saludables en cantidad moderada y ejercitarse regularmente para mantener el peso deseado. Los padres de un niño obeso pueden mejorar la autoestima de su hijo enfatizando sus puntos fuertes y cualidades positivas en vez de enfocarse en el problema del peso.
Cuando un niño o adolescente con obesidad también tiene problemas emocionales, el siquiatra de niños y adolescentes puede trabajar con el médico de la familia del niño para desarrollar un plan de tratamiento comprensivo. Tal plan ha de incluir una meta de pérdida de peso, manejo de la actividad física y dieta, modificación del comportamiento y la participación de toda la familia. La obesidad en los niños y adolescentes está también asociada con un aumento en el riesgo de problemas emocionales. Los adolescentes con problemas de peso tienden a tener una autoestima mucho más baja y tienden a ser menos populares con sus pares. La depresión, la ansiedad y el desorden obsesivo compulsivo también pueden ocurrir.
La práctica de ejercicios físicos, como parte inseparable de la dieta, en el tratamiento de la obesidad, debe incrementarse en la forma que sea más adecuada, por medio de: Áreas terapéuticas de la obesidad, juegos, caminatas y prácticas deportivas. Se deben evitar los escolares sedentarios, que en ocasiones se debe por cuidados excesivos de los padres o por tendencia manifiesta del obeso al preferir la falta de actividad, como: ver televisión, juegos de salón y otros. Hacer una caminata de dos kilómetros por día proporcionará una buena oferta como parte complementaria del tratamiento. Es muy necesario insistir en la importancia que tiene la ayuda de los padres en el tratamiento, de los cuales se requieren verdaderos cambios, no solo en sus hábitos alimentarios, sino también en otros aspectos de las relaciones familiares.
Para cumplir el encargo social que la educación le plantea a la Educación Física, esta tiene como finalidad contribuir al perfeccionamiento de los escolares, por medio de las actividades físicas, deportivas y recreativas, coadyuvando de esta manera a la formación y la educación de un joven capaz de conducirse activa y conscientemente al servicio de la construcción de la sociedad socialista. Esto obligó, dentro del marco del perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación, a realizar modificaciones en los conceptos y los criterios de la Educación Física, para enriquecer y actualizar los contenidos que se imparten.
Se realizó un profundo estudio y análisis de plan de estudio y de los programas de Educación Física, o sea, la etapa de diagnóstico, que permitió detectar los aspectos positivos y negativos de su contenido. Se trabaja individualmente en la Educación Física con los escolares que requieren tratamiento particular, para ello, se crean gimnasios en las escuelas, con los elementos imprescindibles para poder corregir y/o compensar los defectos que presentan. Estos gimnasios terapéuticos también brindan servicios a los familiares y a la comunidad en general.
Los escolares que son obesos generalmente tienen limitaciones para realizar ejercicios físicos. Estos escolares no son deficientes, si no igual que los demás, simplemente tienen necesidades específicas y resuelven sus limitaciones con ayudas especiales. La Educación Física es la principal actividad física - deportiva que realizan los escolares, esta exige para el cumplimiento de las tareas que la caracterizan un alto nivel de rendimiento motor, que conjuntamente con las capacidades físicas que son adquiridas por los escolares, se generaliza con el tiempo a la vida social, lo cual permite que pueda ya como adulto, cumplir con sus deberes como fuerza productiva de la sociedad.
Los escolares que son privados de realizar la Educación Física, se está afectando su desarrollo físico, intelectual y emocional, se va en contra del desarrollo multifacético de la personalidad, se viola un aspecto básico del desarrollo y se le quita, a cada uno de ellos, la posibilidad de ser más felices, más plenos. Es de especial importancia que cada maestro conozca lo que la Educación Física aporta al desarrollo de sus escolares. La comprensión de ello le hará meditar antes de privar a los escolares de su realización. Estimula el desarrollo de los procesos psíquicos y, específicamente, el desarrollo de percepciones especializadas sobre el tiempo y la distancia.
Esta investigación se fundamenta en diseño preexperimental pretest-postest para un solo grupo, midiendo la variable dependiente antes y después de la manipulación de la variable independiente, para posteriormente computar la magnitud del cambio. (Estévez Cullel y col. 2004). La población motivo de estudio está compuesta por 4 escuelas, de ellas la matricula de 5º y 6º grados es de un total de 648 alumnos. Después de caracterizados las niñas y niños de cada escuela se determinaron como muestra 22 niñas y niños sobrepeso y obesos, los cuales después de conversar con ellos y tener la aprobación de los padres, formaron parte de la investigación. Divididos en 12 niñas y 10 niños.
Se utilizaron para la recogida de la información instrumentos como la Balanza de plataforma con pesa deslizante (Detectomedic USA, precisión: 10 gramos) y el Cáliper o Compás de Pliegues Cutáneos (Hortain LTD, precisión: 0,2 mm), además de, calculadora para sacar porcentajes. Los mismos se aplicaron al inicio de la investigación, con el objetivo de recopilar los datos necesarios para analizar la composición corporal de cada niña y niño, y el Índice de Masa Corporal y Peso Adecuado, para de esta forma completar su caracterización y diagnóstico. Se le aplicó además, a cada infante el test seleccionado, en este caso el Índice de Ruffier (Alonso y Alba, 1991). Estos mismos instrumentos se aplicaron a los 6 meses al concluir el programa.
El Plan de Intervención para la reducción del peso corporal incluye o combinan disminución del aporte energético, terapia conductual, tratamiento con diversos fármacos, aumento de actividad física en el régimen del día y el ejercicio físico. Cualquier actuación terapéutica tiene que ser multidisciplinaria y el objetivo principal que se persigue es mejorar la salud del niño reduciendo los riesgos segundarios. Según el programa Cultura Física Terapéutica en el paciente obeso (Colectivo de autores, 2000), la estructura del Plan de Intervención debe tener tres etapas capitales:
La etapa de adaptación: con una duración de cuatro semanas es con la que se inicia el Plan y tiene como objetivo fundamental, transitar del estado sedentario en que se encuentran los obesos a la etapa de intervención, posibilitando una adaptación del organismo de los pacientes a la actividad física.
La etapa de intervención: es de vital importancia ya que aquí es donde se van a incrementar las cargas de esfuerzo y desde el punto de vista metodológico el obeso aprenderá lo relacionado con su enfermedad y el tratamiento a seguir en cada caso. Tiene como objetivo fundamental, disminuir el peso graso de los obesos, acercándolo al peso saludable y mejorar las diferentes capacidades físicas necesarias. Su duración será de 2 a 3 meses.
La etapa de mantenimiento: se iniciará una vez finalizada la etapa anterior, teniendo una duración de toda una vida, cuyo objetivo fundamental es mantener el peso y la condición física alcanzada en la etapa de intervención.
Los controles de los ejercicios físicos para los pacientes obesos, deben realizarse antes, durante y al finalizar cada sesión o clase, los signos vitales que más se deben controlar por su importancia son la frecuencia cardiaca y la presión arterial. La evaluación del Plan de Intervención Combinado está basada fundamentalmente en las recogidas y comparaciones de diferentes parámetros o mediciones antropométricas en diferentes intervalos del Plan. El indicador principal de la efectividad del Plan es la disminución del peso corporal de los niños obesos, por eso, proponemos que la medición del peso y la talla se realice al iniciar el Plan y luego con una frecuencia semanal el peso donde el objetivo seria lograr la pérdida aproximada de 1 kg semanal a partir de la primera semana de la segunda etapa o fase de intervención.
De otro lado están los test o pruebas para control las capacidades funcionales del organismo de los niños obesos entre otras las capacidades físicas de la resistencia que permiten determinar la eficiencia del niño en una o varias tareas, pruebas y escalas de desarrollo, sitúan al niño en una o varias actividades en relación con el conjunto de la posición normal de esa edad; dicho de otro modo, permiten su clasificación. Dentro de las cuales estaremos evaluando la eficiencia cardiaca al esfuerzo y las posibilidades energéticas aerobias.
Luego de aplicar el plan se realiza una descripción estadística de las variables dependientes motivo de estudio. Este análisis nos sirvió para conocer el estado inicial de las niñas y los niños, y para posteriormente evaluar la magnitud del cambio constatado. Llama la atención que antes de aplicar el programa de actividades físico-educativas existen catalogado como obesos 8 niños y 9 niñas, para el 80% y el 75% de los infantes estudiados, el resto es catalogado de sobrepeso. Todos los individuos muestran valores elevados del Peso en relación al Peso Adecuado. La edad con mayores niñas y niños catalogados de obeso es la de 11 años, con un valor 8, y a continuación la edad de 10 años con un resultado de 6.
Continúa el análisis con los resultados arrojados del Test seleccionado para valorar la eficiencia cardiaca al esfuerzo y la reacción del sistema neurovegetativo ante el esfuerzo. El Índice de Ruffier muestra que los mayores valores están distribuidos entre la clasificación de Malo y Pobre, con 9 y 10 infantes respectivamente, teniendo la mayor prevalencia en el sexo femenino, como se aprecia en la grafica anterior. Solo 3 infantes fueron catalogados de Regular. En cuanto a la Eficiencia Cardiaca, se destaca que todos los valores oscilaron entre Mal y Regular. La primera clasificación arrojó valores de 8 niñas y 7 niños, el resto estuvo clasificado de Regular, siendo muy homogéneo los resultados entre ambos sexos. La media de los valores totales fue de 118 pulsos por minuto.
Una vez terminado el periodo de aplicación del Plan de Intervención Físico-Educativo, se realizó la medición de las diferentes variables motivo de estudio al inicio, en función de comparar a las niñas y niños del estudio, obteniéndose como siguientes resultados que los valores de IMC disminuyen con relación a los valores iniciales en todos los sujetos. Se aprecian cambios significativos en cuanto a la clasificación de los infantes con respecto al total de obesos pues si en un primer momento había un total de 17 infantes obesos, para el segundo momento la cifra disminuye a 6, además, se clasifican 5 menores sobrepeso. En este momento ya se clasifican 11 menores como Normal destacándose las edades de 10 y 11 años con 5 y 4 infantes respectivamente., los cuales alcanzaron el Peso Adecuado para ellos. En todos los sujetos estudiados aumenta el % de MCA. Al igual que disminuye el % de Grasa y Kg de Grasa.
Al describir el comportamiento de los resultados de test aplicado para valorar la eficiencia cardiaca al esfuerzo y la reacción del sistema neurovegetativo ante el esfuerzo (Índice de Ruffier) en un segundo momento este arrojó que 10 infantes obtienen calificación de Bueno, elemento este destacable, pues en un inicio no había resultados de este tipo. Desaparece la clasificación de Malo y solo 4 menores obtienen clasificación de Pobre. Los demás valores de Regular se distribuyen entre 5 niñas y 3 niños.
Para culminar con este análisis se muestran lo relacionado con el Eficiencia Cardiaca, aspecto importante en constatar si las actividades planificadas tuvieron un impacto positivo en la función cardiovascular de los infantes, producto en gran medida de la adaptabilidad cardiovascular al ejercicio físico. Se pudo constatar que, con respecto a la escala utilizada (National Institutes of Health, U.S.A. 2008), se aprecia que todos los valores oscilaron en la escala entre Bien y Regular, destacándose la primera clasificación con un total entre ambos sexos de 15 menores. Analizando los valores medios de la frecuencia cardiaca en condición de reposo estos disminuyen en 21 latidos por minutos. En este caso no se clasifica a nadie de Mal, lo que demuestra la eficacia del Plan en las niñas y niños tratados; y su adaptabilidad cardiovascular después de llevado a cabo el proceso investigativo.
Conclusiones
A raíz del diagnóstico inicial, se decidió diseñar y aplicar un Plan de Intervención que tuviera en cuenta en primer lugar, las características físicas y las edades de los menores, y como basamento las actividades físicas-educativas, durante un periodo de 6 meses, con un carácter multidisciplinario dadas las características de la enfermedad. De la aplicación del Plan de Intervención se derivaron resultados de la descripción y aplicación de la prueba t para muestras relacionadas, que permitió comprobar la significación estadística de las diferencias grupales en casi todas de las variables investigadas.
Solo se excluyen los resultados de la variable Diferencia entre el Peso y el Peso Adecuado, en el sexo femenino; y en el masculino a la variable Kg Grasa, cuyos valores no favorecieron el cumplimiento de los niveles de confianza elegidos en el estudio (95%). Queda demostrado después de todo el proceso de investigación que el Plan de Intervención de Actividades Físico-Educativas provoca una influencia positiva en los indicadores de salud seleccionados, y por tanto eleva la calidad de vida en los menores.
Bibliografía
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Alonso, Ramón y Alba, Antonio (1991). Control Medico. Imprenta ISCF. La Habana. p. 74.
Álvarez Cambra, Rodrigo (2000). Programa para las Áreas Terapéuticas de la Cultura Física. MINSAP. La Habana.
Camacho, Antonio y otros (2004) Estudio sobre indicadores de salud relacionados con la actividad física en escolares de 12 a 16 años. Revista Iberoamericana de Educación.
Colectivo de Autores (2006). Aspectos esenciales a tener en cuenta sobre la obesidad. Editorial Ciencia, La Habana Cuba.
Colectivo de Autores (2000). Cultura Física Terapéutica en el paciente obeso. Editora Ciencia y Salud. La Habana.
Colectivo de Autores (2006). Curso Internacional de Nutrición y Salud. La Habana. Cuba.
Colectivo de Autores (2000). Metodología de la investigación educacional, Tomo 1 y 2. Editorial Pueblo y Educación. La Habana.
Colectivo de Autores (1982). Normas de crecimiento de peso y la talla para la población cubana. Editorial Ciencia y Salud. La Habana.
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