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Deporte, dopaje, ética y valores: pautas de intervención

 

*Becario FPU (Formación Profesor Universitario). Departamento de Educación Física y Deportiva

Facultad de Ciencias del Deporte. Universidad de Granada

**Departamento de Educación Física y Deportiva

Facultad de Ciencias del Deporte. Universidad de Granada

Jaime Morente Sánchez*

Mikel Zabala Díaz**

jaimemorente1986@gmail.com

(España)

 

 

 

 

Resumen

          Consideramos oportuno sintetizar el trabajo que presentamos a continuación con la siguiente afirmación de una de las figuras más importantes del deporte internacional en los últimos años, Juan Antonio Samaranch (1920-2010), con la que queda representado lo que implica el dopaje: Practicar el dopaje es morir. Morir fisiológicamente, al modificar de manera profunda y a veces irreversible los procesos normales, mediante manipulaciones indebidas. Morir físicamente, como lo han demostrado algunos casos trágicos en estos últimos años. Pero también morir espiritual e intelectualmente, al aceptar la trampa y el enmascaramiento de las propias posibilidades, al reconocer la propia impotencia o la falta de voluntad para aceptarse a sí mismo o para sobrepasar los propios límites naturales. Morir moralmente, por último, al autoexcluirse de hecho de las reglas de comportamiento que exige toda sociedad humana.

          Palabras clave: Deporte. Dopaje. Etica. Valores.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 189, Febrero de 2014. http://www.efdeportes.com/

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1.     Deporte, ética y valores

    El fenómeno sociocultural del deporte está llegando a cotas extremas, hasta el punto de que se está produciendo un exceso de comercialización del deporte en los últimos años que ha conllevado un triste afán por la búsqueda del enriquecimiento personal por parte de todos los agentes implicados llegando muchos a vender sus valores y ética deportivos con el fin de practicar la sencilla metodología del “todo vale”. El uso del doping aparece como una errónea alternativa de solución mágica (Sosa, 2001).

    Para luchar contra la lacra del dopaje en el deporte debemos hacer un esfuerzo por conocer e identificar las causas de su aparición y extensión. Sólo así podremos actuar de forma coherente y con conocimiento de causa. Autores como Rodríguez Bueno y Rodríguez Cano (2008) y Morente-Sánchez y colaboradores (2014) señalan las siguientes causas de la existencia y extensión del dopaje:

  1. La búsqueda del objetivo principal del deportista: victoria, incremento del rendimiento, disminución de la fatiga, etc.

  2. El consumo abusivo aceptado por la sociedad en la que vivimos. Actualmente convivimos en la cultura del medicamento y/o del suplemento farmacológico. Se recurre a la “pastilla mágica” para todo: dolor de cabeza, conciliación del sueño, reducción de la ansiedad, disminución del apetito, etc.

  3. Como respuesta a la presión a la que son sometidos los deportistas, pudiendo ser ésta de distinta índole: política (por parte de las mismas instituciones), económica (sponsor) y social (familiares, amigos o el más usual por parte de su mismo entorno deportivo: entrenadores, médicos, entre otros).

    Si tratamos de buscar información acerca de las motivaciones que llevan al deportista a recurrir al dopaje podemos apoyarnos en ciertos estudios que demuestran que no existe una en concreto sino que se trata de un recurso ilegal que trata de dar saciar diversas motivaciones (Morente-Sánchez y Zabala, 2013). A diferencia de los adultos, los jóvenes infravaloran aspectos relacionados con la salud y el respeto social anteponiendo el logro deportivo (Mroczkowska, 2009a). La conducta de dopaje puede ser explicada a través del complejo proceso de socialización, el cual se prolonga durante toda la vida del individuo. La socialización en el deporte puede ser entendida como un proceso mediante el cual la cultura deportiva es adquirida por los sujetos sociales, hasta incorporarla como parte de su personalidad (Castillo, 2007).

    El proceso de socialización del deportista comprende una serie de aspectos, dentro de los cuales reside la motivación que lleva al uso de sustancias y métodos prohibidos (Castillo, 2007):

  1. El propio deportista en su aprendizaje: los rasgos de personalidad, la raza, la edad, el sexo, el lugar de nacimiento, etc.

  2. Los agentes socializadores. Aquí intervienen aquellas figuras que actúan como modelos de referencia: padres, amigos, ídolos ciclistas, entrenador, manager deportivo, etc.

  3. Contexto social donde se producen las interacciones. Es decir, aquellos lugares donde tienen lugar las relaciones: escuela, club deportivo, hogar familiar, oficina, etc.

    En el deporte quizás el aspecto de mayor influencia que actúa sobre el sujeto sean los agentes socializadores, entre los que debemos destacar:

  • La familia. Considerada el primer agente transmisor de la cultura. A través de ésta se configura la personalidad del niño, transmitiéndole determinados roles según la experiencia vivida. De acuerdo con Castillo (2007) el seno familiar es donde se producen los procesos más sólidos de socialización deportiva. Está demostrado que aquellos deportista que utilizan sustancias prohibidas no presentan estabilidad emocional en ciertos aspectos fundamentales como son las relaciones familiares y la autoconfianza (Laure y cols. 2004).

  • La escuela o club deportivo. Es considerado el segundo agente socializador, no sólo fija y refuerza determinados patrones de conducta sino que también consolida actitudes positivas frente a la práctica deportiva (Castillo, 2007; Goldberg y cols, 2000).

  • Los medios de comunicación. A día de hoy constituyen un factor de socialización deportiva extraordinario (Castillo, 2007).

    Por tanto, depende de los propios integrantes del mundo del deporte tanto a nivel profesional como aficionado erradicar este tipo de práctica ilícita. Debemos seguir luchando contra el dopaje, fundamentalmente porque la gran mayoría son deportistas honestos que quieren y defienden un deporte limpio, de acuerdo con los ideales y principios que originaron el mismo deporte. Esta lacra, actúa destruyendo los principios de la competición, pervirtiendo la función educativa del deporte, amenazando la salud pública e incluso sirviendo como negocio para la delincuencia organizada (Rodríguez y Rodríguez, 2008).

Figura 1. Entrenadores como agentes socializadores ensalzando los valores del deporte

    La ética deportiva como tal sería otra razón de peso para defender la lucha contra el fenómeno del dopaje. Puesto que esta práctica es contraria a ella, destruyendo los beneficios que de forma tradicional se han buscado en y con el deporte. El comportamiento leal en el deporte resulta beneficiosos para la persona que lo practica, para las organizaciones deportivas que lo promueven y controlan y en su conjunto para la sociedad en que se desarrolla (Rodríguez Bueno y Rodríguez Cano, 2008). Así mismo, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que el dopaje convierte al deportista y al deporte en un objeto susceptible de poder ser manipulado por cualquiera, por eso debemos rechazarlo. Incluso hay estudios que presentan casos donde se demuestra que ganar una medalla utilizando sustancias prohibidas genera en el sujeto autodecepción porque no permite evaluar sus propias habilidades y limitaciones (Mroczkowska, 2009b).

    Lógicamente la puesta en peligro del estado de bienestar y salud óptimos del sujeto también debe ser una motivación a la hora de apoyar la lucha antidopaje. El dopaje es contrario al concepto de bienestar y calidad de vida, pues rompe el equilibrio físico, psíquico y social. Esta práctica ilícita provoca multitud de efectos indeseados sobre el organismo y la persona, tal y como se ha visto anteriormente en el capítulo III destinado a ello.

    Por último, en relación a las motivaciones que deben llevarnos a colaborar en la lucha antidopaje cabe destacar la propia ilegalidad de esta conducta. El Título III de la LOPSLDD, contiene un artículo, el 44, por el que se introduce el nuevo artículo 361 bis en la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código penal y, con él, el nuevo delito de dopaje deportivo entró en vigor el 22 de febrero de 2007.

2.     El deporte como vehículo instaurador de valores

    El deporte es un método educativo que tiene mayores posibilidades que cualquier otro tipo de práctica y/o materia para poder llegar a lo más profundo de la personalidad, que es donde radica la base de la inadaptación social (Blanco, 1979). Por tratarse de una actividad que favorece el desarrollo de mecanismos y hábitos que enlazan la inteligencia, la motivación y la acción, centra el placer en la propia competencia del individuo y en las relaciones personales, en lugar de hacerlo sobre la posesión de objetos. Por todo ello, la actividad deportiva constituye una potente herramienta de prevención del consumo de sustancias prohibidas (Gil, 2007).

Figura 2. Jóvenes deportistas desarrollando una actividad de sensibilización en grupo I

    Actualmente la mayoría de los jóvenes no se basan en criterios familiares o educativos para decidir sus conductas. Ante esta multifactorial carencia, el deporte se está convirtiendo en su principal referente moral porque a través de él aprenden valores y conductas éticas y se convierte en una filosofía de la vida que intenta desarrollar de un modo equilibrado cuerpo y mente. Mediante el deporte, los jóvenes aprenden a saber ganar, perder, tener coraje, ser leales e intentar superarse ante la adversidad (Morente-Sánchez, 2010). Este aprendizaje tendrá influencia a lo largo de su vida. Por ello es tan importante insistir sobre los aspectos éticos del deporte.

    Por tanto, hemos de tratar de erradicar esta práctica ilícita transmitiendo la máxima de que el dopaje no es la “panacea” del rendimiento deportivo, sino una forma tan fácil como amoral de intentar conseguir una evolución en el rendimiento deportivo que, en ocasiones, no se da. En este sentido debemos informar acerca de la existencia de otras vías tan efectivas como aquella pero con un denominador bien distinto: son legales, eficientes y saludables. No olvidemos que sin recurrir al dopaje se puede ganar o perder, al igual que si recurrimos a él. En este sentido, para poder ganar además de poseer una genética idónea en relación con la disciplina deportiva en cuestión, se deben seguir una serie de pautas fundamentales: desarrollar un programa de entrenamiento correctamente programado y planificado, respetar los periodos de descanso, realizar una dieta equilibrada y disponer de una atención médica específica acorde con nuestro nivel. En definitiva, estar bien asesorados en nuestro día a día por profesionales cualificados, porque sólo así podremos alcanzar el verdadero éxito deportivo:

  • Entrenamiento deportivo correctamente programado y planificado. El entrenamiento llevado a cabo por un deportista debe de cumplir una serie de principios. En el campo de las Ciencias del Deporte, se conocen los siguientes principios de estructuración del entrenamiento deportivo (Delgado y Feriche, 2003; Mujika, 2009; Morente-Sánchez, 2014): principios de esfuerzo (unidad funcional, multilateralidad, incremento paulatino del esfuerzo, sobrecarga y variedad); principios de ciclización (continuidad y periodicidad) y principios de especialización (especificidad, individualización, modelado del proceso y transferencia).

    • Además el entrenamiento debe planificarse de forma científica, es decir, siguiendo las leyes del entrenamiento deportivo: Ley del umbral o principio de intensidad óptima del estímulo, supercompensación (efecto a corto plazo) y síndrome general de adaptación (efecto a largo plazo). Siguiendo los pasos marcados de forma controlada optimizaremos el rendimiento asegurando un estímulo óptimo y anulando el riesgo de sobreentrenamiento (Feriche y Delgado, 2003).

  • Descanso óptimo. El descanso es nuestra principal baza junto con la dieta para conseguir una recuperación rápida y eficaz por parte de nuestro deportista. Éste debe ser programado en función de las características del entrenamiento y de la respuesta individualizada del deportista (Guía del deportista, 2005). Este descanso no debe ser entendido únicamente como una “no acción” o acción pasiva, sino como una serie de acciones y hábitos, tales como unos correctos hábitos de higiene, sueño, amplitud de movimiento, técnicas de relajación y/o ayudas ergogénicas.

  • Dieta equilibrada y controlada. La dieta debe ser entendida como un medio más de entrenamiento, a partir del cual podemos lograr una recuperación anticipada por parte de nuestro deportista. Las consecuencias de una dieta correctamente adaptada son perceptibles, en un plazo más o menos largo, sobre el rendimiento del deportista (Guía del deportista, 2005). A día de hoy existe la posibilidad de utilizar alimentos funcionales que permiten conseguir objetivos semejantes al obtenido mediante prácticas ilícitas (James y cols. 2010).

  • Atención médica específica. Debe ser entendida como una atención médico-biológica al deportista centrada en la recuperación de éste, con el fin de conseguir un entrenamiento deportivo lo más saludable posible. Realizado éste a través del aporte de ayudas ergogénicas (si fuese necesario), terapias manuales (masaje deportivo), electroestimulación u otras medidas de carácter médico-biológico (Feriche y Delgado, 2003).

Figura 3. Deporte saludable y éxito deportivo de la mano

3.     Pautas de intervención

    Actualmente se sigue luchando contra las conductas dopantes de manera incorrecta en la mayoría de los casos. Ésta no se realiza desde la raíz del problema sino una vez ya generado éste. Hay estudios que afirman que no basta con la realización de controles antidoping para erradicar este tipo de práctica ilícita, y que por el contrario, se necesita un importante cambio a nivel de actitudes hacia el dopaje (Alaranta y cols. 2006)

    Sosa (2001) afirma que pensar que la solución ante un resultado de doping positivo es solamente la sanción disciplinaria, es un pensamiento obsoleto a esta altura de la ciencia deportiva. Generalmente el primer pensamiento tras conocer el positivo de un sujeto es especular con qué sanción recaerá sobre él y esta idea barre absolutamente con todos los aspectos que podrían intentar modificar una conducta de doping. Lo ideal sería recapacitar sobre qué ha llevado a ese sujeto a ese extremo para actuar en consecuencia a partir de una intervención adecuada. Este mismo autor afirma que es necesario implementar medidas de carácter preventivo que tengan en consideración a los más pequeños los cuales aún poseen a una actitud de dopaje maleable (Goldberg, 2000).

    Este carácter preventivo como medio eficaz en la lucha contra el dopaje, del cual se hace eco la literatura científica (Morente-Sánchez y Zabala, 2013), también se recoge de las palabras de Hardie (2009) en un artículo en el periódico El País haciendo alusión al binomio dopaje-ciclismo: ¿No ha llegado el momento de entrar en acción? Ya basta. ¿Cuándo empezaremos a atacar el problema de raíz en vez de reaccionar con una caza de brujas sobre aquellos que hicieron lo que vosotros queríais y que dieron sus vidas por tan bello deporte como el ciclismo? Además de las palabras de Hardie (2009) se recogen otras reflexiones tales como: ¿No sabéis que el problema no reside en las elecciones efectuadas por los ciclistas de forma individual? ¿No estáis al tanto de que estos chavales crecen institucionalizados desde niños y se les enseña que sólo hay un objetivo, el de ganar a toda costa?

    No tratamos de transmitir que la lucha contra el dopaje a través de métodos correctivos mediante sanciones sea incorrecta o deba eliminarse, sino que también debemos actuar desde la prevención en edades tempranas con el fin de evitar situaciones que luego debamos corregir cuando quizás sea demasiado tarde (Alaranta y cols, 2006). Las sanciones se deben dar como último recurso porque siempre habrá alguien que no asimile o no quiera asimilar los efectos de un programa de intervención. Pero si no actuamos desde la formación del individuo siempre tenderemos hacia este problema, haciéndose cada vez más visible y consistente.

    Por tanto, tal y como demuestran diferentes estudios, la prevención en edades tempranas debe ser nuestra principal baza en la lucha contra el dopaje (Morente-Sánchez y cols, 2010; Goulet y cols, 2010). El entrenador desde su posición tiene que ser el mentor de sus pupilos e intervenir y educar, enseñando los peligros que su uso conlleva. Así mismo, hay estudios que demuestran que la metodología de trabajo en términos de hacia dónde orientar el éxito también tiene relación con las actitudes que presentarán los chicos hacia el dopaje. En este sentido, aquellos niños que son orientados hacia el ego, es decir, tratar de conseguir el objetivo para ser superior a los demás conlleva a largo plazo una actitud hacia el dopaje más alarmante que aquellos que son orientados hacia la tarea como tal, es decir buscan la autosuperación y competir consigo mismos (Sas-Nowosielski y Switatkowska, 2008).

Figura 4. Jóvenes deportistas desarrollando una actividad de sensibilización en grupo II

    En definitiva, todo club o escuela deportiva debe ser entendida como el lugar donde confluyen un número determinado de niños y niñas con el fin de enseñarles actividades relacionadas con su especialidad, sin olvidar aspectos tan importantes como la educación en valores, hábitos alimenticios y disciplina, entre otros. Todo ello rodeado de un grupo de profesionales del deporte que transmiten todos estos conocimientos, amparados a ser posible por las instituciones públicas y entidades privadas (Zabala, y cols, 2007).

    Es imprescindible indicar que el modelo educativo tradicional caracterizado por el papel fundamental del educador como impulsor de valores a día de hoy resulta insuficiente, ya que actualmente los efectos positivos que éste pudiera generar se ven contrarrestados por el posible efecto negativo que ejercen otros estamentos susceptibles de ejercer algún tipo de influencia sobre la formación del esquema de valores del individuo, como por ejemplo los ejercidos por los medios de comunicación y el entorno cercano (Castillo, 2007).

3.1.     Educación en valores

    La filosofía olímpica debe ser el modelo a seguir en relación con lo que queremos conseguir y desarrollar, ya que constituye una filosofía en la que el deporte es considerado como una actividad formativa y de desarrollo tanto a nivel individual como social en el individuo. El Olimpismo es una filosofía de la vida, que exalta y combina en un conjunto armónico las cualidades del cuerpo, la voluntad y el espíritu. Al asociar el deporte con la cultura y la formación, el Olimpismo se propone crear un etilo de vida basado en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo y el respeto por los principios éticos fundamentales universales (Artículo 1 de la Carta Olímpica, 2004).

    Desde el Consejo Superior de Deportes (2005) se desarrolló el Código de Ética Deportiva, en el que se establecen cuáles deben ser los comportamientos desde un punto de vista ético y moral de los diferentes agentes implicados en la actividad deportiva: deportista, entrenadores o técnicos, médicos, federaciones u otros organismos, padres o madres, etc.

    Nuestra intervención irá encaminada a infundir en el deportista una serie de valores. Para ello emplearemos aplicaremos la conocida “Educación en valores”, ya que de acuerdo con Cerillo (2003) la educación en valores es la clave de todo cambio social. “Educación” podríamos definirla como un proceso de transmisión de conocimientos, costumbres y formas de actuar. Por su parte, podemos entenderemos “Valores” como una serie de principios o creencias que regulan el comportamiento de los individuos (Cerillo, 2003). Por tanto podemos entender a la educación en valores como la transmisión de unos principios o creencias que van a ser aceptados y que a partir de entonces regularan el comportamiento de ese individuo.

    Así mismo, debemos destacar el papel que juegan los valores en el ser humano, porque estos involucran nuestros sentimientos y emociones. El deporte, como hemos mencionado anteriormente, representa una fuente de transmisión de valores tanto para el deportista como para el espectador, ya que este último puede adoptar al deportista como un modelo a seguir. Por ello el dopaje hace tanto daño cada vez que, por desgracia, hace acto de presencia en los medios de comunicación destruyendo héroes y minando la ilusión de aquellos que apuestan por un deporte limpio.

    Como indicaba el Pierre de Coubertin en los albores del Olimpismo de la era moderna (1896), a través de una buena educación en valores se volverá a la esencia del deporte. Universalidad, paz, multiculturalidad, igualdad, respeto, juego limpio, justicia, deportividad, honestidad, solidaridad, fraternidad, compañerismo, coraje, esfuerzo, superación, constancia y colaboración, son algunos de los valores que emanan del Olimpismo y que como tales hemos de utilizar como guía a la hora de monitorizar, preparar o realizar cualquier tipo de práctica deportiva (Castillo, 2007).

3.2.     Programa de intervención

    El programa de intervención puede adoptar diferentes formas, teniendo todas ellas una finalidad común. La intervención debe estar orientada hacia la información y la formación personal de los sujetos, tanto jóvenes jugadores como entrenadores, tanto alumnos como profesores pues por desgracia en la desinformación y en la falta de concienciación acerca de esta lacra subyace el origen del problema (Ozdemir y cols, 2005; Dunn, 2010; Morente-Sánchez y Zabala, 2013).

    Existen diferentes tipos de intervención a nivel metodológico cuyos recursos utilizaremos en función del contexto en el que nos movamos. En este sentido podemos recurrir a juegos, charlas con/para educadores, supuestos prácticos para fomentar las actitudes y estudios de casos reales, entre otros. A continuación se presentaran varios ejemplos de programas de intervención encaminados a fomentar actitudes hacia el dopaje que han sido aplicados con éxito en diferentes países y, que por consiguiente, demuestran que erradicar esta práctica ilícita es posible.

    En primer lugar, debemos resaltar que la Comisión Europea ha financiado en los últimos años 2 proyectos encaminados a la prevención del dopaje. ATLAS y ATHENA son programas específicos en la prevención del uso de sustancias y métodos prohibidos en los dos géneros y de la promoción de la salud, diseñados para reducir el abuso de agentes anabólicos y esteroides. El programa de Entrenamiento Atlético y Aprendizaje para Evitar los Esteroides (ATLAS) se dirige a los atletas de sexo masculino. En cambio, ATHENA es el programa introducido para las atletas de sexo femenino. El programa de Atletas que tiene como Objetivo un Ejercicio Sano y Alternativas Nutricionales (ATHENA) resalta el papel de mujeres jóvenes en los deportes, costumbres alimenticias desordenadas y qué le sucede al cuerpo con el consumo de drogas. Por lo tanto, las lecciones dentro de los programas ATLAS y ATHENA se basan en la nutrición sana durante la práctica de actividad física y en el entrenamiento deportivo sano como alternativas al uso del alcohol y las drogas ilícitas que aumentan la resistencia. Ambos programas fueron llevados simultáneamente de manera interactiva, siendo atractivos y fáciles de ejecutar.

    El programa de intervención como tal de ATLAS y ATHENA está dirigido por el entrenador y orientado a los deportistas estudiantes. Está dividido en 10 sesiones para ATLAS y 8 sesiones para ATHENA cada una de 45 minutos de duración. Las sesiones incluyen un supuesto práctico improvisado, campañas creadas por y para estudiantes, anuncios publicitarios y juegos educacionales y de rol interactivos. Los atletas aprenden a ajustar sus propias metas y a autocontrolarse. Los estudiantes también aprenden las actitudes y las destrezas que les ayudarán a la hora de tomar decisiones sanas durante la práctica deportiva y durante su vida.

    Ambos programas demostraron científicamente efectos importantes y significativos a largo plazo. Los participantes del programa ATLAS demostraron una disminución del uso del alcohol y de drogas, una reducción del uso de esteroides, una reducción del uso de suplementos, bebidas energéticas, una mejora a nivel de hábitos alimenticios y práctica físico-deportiva. Los estudiantes creyeron que eran mejores atletas y tuvieron una mayor capacidad para rechazar las drogas. Las atletas de sexo femenino que participaban en el programa ATHENA redujeron el uso de las píldoras adelgazantes, usaron menos esteroides, anfetaminas y suplementos deportivos, mejoraron su alimentación, conducían menos bajo los efectos del alcohol, redujeron su actividad sexual, se redujo el número de lesiones y el uso a largo plazo de las píldoras dietéticas, del alcohol y de la marihuana.

    Atendiendo a estudios concretos, Goldberg y colaboradores (2000), dentro del mencionado proyecto ATLAS, llevaron a cabo de forma eficaz un interesante protocolo de intervención, sobre una muestra de 2516 deportistas amateur. Al finalizar la intervención la actitud hacia el consumo de esteroides anabolizantes, suplementos, tabaco y alcohol fue significativamente menor en el grupo experimental. Del mismo modo, el nivel de autoconfianza de este grupo aumentó. Un año después se repitió el protocolo de evaluación pertinente y comprobaron la retención del aprendizaje ya que los resultados se mantenían en su mayor medida.

    Por otro lado, un estudio realizado por James y colaboradores (2010) con una muestra de 236 deportistas usuarios habituales de salas de musculación, demostró que informando (a través de sencillos folletos) acerca de los efectos positivos de ciertos alimentos que para muchos eran desconocidos (remolacha, ternera, etc.) se podía revertir la actitud hacia el dopaje de un sujeto. Es decir, instruyendo y haciendo partícipe al sujeto de los efectos que pueden llegar a producir ciertos alimentos que están a su alcance (alimentación funcional), así como de por qué y para qué deben usarse consiguieron pasar de 73/115 (pretest) que creían que la alimentación funcional jamás conseguiría alcanzar los efectos producidos por las sustancias prohibidas a 78/115 (postest) que sí confiaban en mejorar su rendimiento aplicando los conocimientos adquiridos durante la intervención y, por tanto, rechazando la posibilidad de cualquier práctica ilícita.

    En España, la Real Federación Española de Ciclismo (RFEC) de forma pionera puso en marcha en 2009 el proyecto “Prevenir para ganar” (Zabala y cols., 2010) orientado al deportista y a su entorno próximo (técnicos y familiares). El proyecto se encuentra en fase de desarrollo hasta 2012. Se pretenden alcanzar los siguientes objetivos:1) Formar en conceptos relacionados con la práctica del doping y sus efectos a distintos niveles; 2) Concienciar de la importancia de un deporte libre de prácticas dopantes; 3) Cambiar los patrones de conocimiento y opinión acerca de la práctica dopante, así como determinados patrones de conducta observados, desde una actitud crítica al respecto en base al “Juego Limpio” y el respeto a las normas de convivencia deportiva. Actualmente, se han confeccionado contenidos específicos por edades y categorías, aplicados en charlas y foros de trabajo y cuestionarios de opinión con metodología de escalas tipo Likert para su posterior validación. Por otro lado, se han elaborado índices para que los monitores realicen la observación sistemática de actitudes basadas en comportamientos ante determinadas situaciones presentadas.

Figura 5. Trascendencia mediática del proyecto “Prevenir para ganar”

    A pesar de que uno de los temas principales a tratar por cualquier sistema de salud es la prevención, desafortunadamente, en la lucha contra el dopaje, las actividades se han centrado en el desarrollo de nuevas técnicas para la identificación de sustancias prohibidas, dejando en un segundo plano el aspecto preventivo. Los controles antidopaje deben considerarse como una forma de garantizar una competición libre de drogas y de métodos prohibidos. Pero la mejor manera de combatir el dopaje es a través de la educación y la información. Generalmente, la mayor parte de los esfuerzos intentan descubrir a los culpables, mientras que se descuidan otras acciones que a largo plazo serían eficientes.

3.3.     Aplicación práctica

    A continuación presentamos, a modo de ejemplo, una aplicación práctica que puede ser llevada a cabo en una escuela deportiva, sesión de Educación Física o cualquier otro foro/contexto donde el deporte puede ser utilizado como vehículo instaurador de valores como tal en relación al binomio deporte-dopaje. Presentamos tres propuestas (actividades, caso práctico y autoevaluación) que permitan activar la reflexión intrínseca acerca de esta temática.

ACTIVIDADES

1.     Visita el siguiente link y participa en el siguiente videojuego propuesta por la WADA/AMA para valorar tu nivel en relación al contenido desarrollado en este capítulo:

http://wada-ama.org/en/Education-Awareness/Youth-Zone/Play-True-Challenge/

Figura 6. Propuesta de actividad online: Play true Challenge I.

Figura 7. Propuesta de actividad online: Play true Challenge II.

Caso práctico

1.     Juegos de rol desarrollado en pequeñas dinámicas de grupo.

    Haremos 4 grupos (A, B, C, D) los cuales se situarán formando los 4 vértices de un cuadrado. En todos ellos habrá un RESPONSABLE a quién se le planteará un supuesto práctico que tendrá que plantear a sus compañeros de grupo. Se dejará un breve período de tiempo para consensuar una línea de actuación al respecto y posteriormente cada grupo a través de un PORTAVOZ la hará pública

    *supuesto I: Tu mejor amigo te pide opinión acerca de su decisión de tomar sustancias prohibidas para mejorar el rendimiento con el fin de que puedas conseguir tus anhelados objetivos ya que esta temporada es tu última en la categoría lo cual supone tu “último tren”.

    *supuesto II: Tu entrenador te recomienda consumir sustancias prohibidas para mejorar tu rendimiento, un tanto bajo últimamente, en aras de poder asimilar nuevas y mayores cargas de entrenamiento que te permitan alcanzar el rendimiento esperado e incluso superarlo.

Nota:

- Supuesto I, irá dirigido a grupos A y C, además el RESPONSABLE del grupo C será “animado” a defender la conducta dopante con el fin de valorar luego el poder de una influencia negativa en un grupo.

- Supuesto II, irá dirigido, por su parte, a B y D. El RESPONSABLE de B, hará de “mala influencia” en su subgrupo.

Autoevaluación

1.     Durante el capítulo se ha hablado de los acrónimos ATLAS y ATHENAS. ¿A qué hacen referencia y cuál es su relación con la lucha antidopaje?

2.     ¿Qué federación deportiva española ha sido pionera en el diseño y desarrollo de un proyecto orientado única y exclusivamente a prevenir y erradicar la práctica dopante?

a) Real Federación Española de Fútbol (RFEF)

b) Real Federación Española de Ciclismo (RFEC)

c) Real Federación Española de Atletismo (RFEA)

d) Todas las anteriores

3.     La mayoría de los estudios concluyen que se debe actuar sobre el siguiente tipo de población para luchar contra el dopaje a partir de la prevención:

e) Niños y adolescentes (edades tempranas)

f) Adultos

g) Deportistas de élite

h) Personas mayores (ancianos)

4.     Lee, comprende y realiza una breve reflexión acerca del siguiente párrafo:

    Practicar el dopaje es morir. Morir fisiológicamente, al modificar de manera profunda y a veces irreversible los procesos normales, mediante manipulaciones indebidas. Morir físicamente, como lo han demostrado algunos casos trágicos en estos últimos años. Pero también morir espiritual e intelectualmente, al aceptar la trampa y el enmascaramiento de las propias posibilidades, al reconocer la propia impotencia o la falta de voluntad para aceptarse a sí mismo o para sobrepasar los propios límites naturales. Morir moralmente, por último, al autoexcluirse de hecho de las reglas de comportamiento que exige toda sociedad humana. (Samaranch, 1920-2010)

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EFDeportes.com, Revista Digital · Año 18 · N° 189 | Buenos Aires, Febrero de 2014
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