No son las dietas, se trata de hábitos | |||
Profesor de Educación Física, Deportes y Recreación. UMCE (Chile) |
Cristóbal Gabriel Gutiérrez Lillo |
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Resumen El presente artículo no habla de una dieta en particular, sino de todas en general. Y no podemos decir que todas las dietas son malas, puesto que no lo son. Sin embargo varias tienen cosas en común que no funcionan, no por nada existe una gran cantidad de personas que no logran los resultados esperados al iniciar una dieta. El músculo “consume” muchas calorías para mantenerse. Así, la mayoría de las dietas fallan porque al ser muy estrictas, no sólo se pierden lípidos (grasas), sino también agua y músculo, produciendo una disminución en el metabolismo, volviéndose para el cuerpo muy difícil seguir quemando calorías, generando a largo plazo una ganancia en el peso ya la ingesta alimentaria tenderá a ser mayor. Además es importante destacar que la pérdida de peso debe ser de manera progresiva, siendo recomendada una pérdida saludable de 0,5 a 1 kilo por semana. Es necesario comenzar evitando los excesos; comúnmente la gente ingiere muchas más calorías de las que su cuerpo necesita, las cuales se almacenan como grasa en el cuerpo. Por lo tanto es necesario generar hábitos alimenticios y comenzar a realizar actividad física para crear un balance calórico entre lo que se consume y lo que se quema. Palabras clave: Dietas. Hábitos. Pérdida de peso.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 188, Enero de 2014. http://www.efdeportes.com/ |
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¿Por qué fallan las dietas?
Las razones por las cuales la gente no tiene éxito con las dietas son variadas, pero cabe mencionar que dentro de las más importantes se encuentran:
Simplemente se siguen: Las dietas cuentan con ciertos alimentos que se deben consumir y a determinadas horas, sin embargo no hay un entendimiento de cuáles son las propiedades de los alimentos que se consumen y el por qué de su consumo. Debe existir una educación de los usuarios para así crear conciencia que les permita cambios significativos a largo plazo.
Muchas restricciones de inmediato: Restringir la cantidad de alimentos al desayuno, almuerzo y cena, genera un reto muy alto para el común de la gente, por lo que se requiere una fuerza de voluntad que muy pocos poseen. Es mejor ir generando cambios pequeños y progresivos en la alimentación, por ejemplo primero reducir las calorías y el tipo de alimentación en el desayuno y posteriormente, cuando se hayan adquirido los hábitos, pasar a la modificación de alimentación en la siguiente comida. Si bien no se verán los resultados en el corto plazo, se irán creando hábitos duraderos en el tiempo.
De esta manera, vale la pena entregar algunos datos que pueden ayudar a tomar las mejores decisiones con el fin de mejorar la alimentación y conseguir de manera progresiva y consistente la pérdida de peso que se espera, entre los que encontramos:
Dormir lo suficiente: Tener una buena noche de sueño es vital para ayudar a nuestro cuerpo a funcionar de manera adecuada. Durante la noche se recomienda dormir un mínimo de 7 horas para producir la cantidad adecuada de hormona del crecimiento, y así favorecer al aumento de masa muscular, lo cual evita a su vez la producción de cortisol (La “hormona del estrés”, que genera el efecto contrario, rompiendo músculo y otros tejidos). Además, el dormir poco aumenta el apetito, por lo que estamos generando las condiciones erradas para bajar de peso.
Desayuno: En ocasiones la gente considera que saltándose el desayuno va a conseguir mejores resultados en su pérdida de peso. Lo que desconocen es que la gente que se salta el desayuno es 450 veces más propensa a padecer de sobrepeso y obesidad (Wright, 2012). Además, al dejar pasar mucho tiempo sin comer, el cuerpo entra en un estado de supervivencia, y para cuando reciba la siguiente comida tenderá a almacenarla como grasa ante la posibilidad de pasar nuevamente un período largo sin ingerir alimentos. Y si son largos períodos entre comidas abundantes, el metabolismo del cuerpo se vuelve más lento.
Sumado a lo anterior, existen estudios que plantean que la ganancia de peso puede alterar el balance hormonal de las personas, con lo cual se generan ganancias de peso (Wright, 2012). Dentro de los desbalances hormonales encontramos cantidades de estrógeno excesivo en relación a otras hormonas, una tiroides poco activa, y un exceso de insulina en sangre.
La insulina y diabetes
La comida ingerida dentro del cuerpo, principalmente los carbohidratos, se transforma en azúcares (Glucosa la más común) necesarios para producir la energía que permita las funciones básicas y el movimiento en el caso de los músculos. La Insulina es una hormona, secretada por el páncreas, que permite el ingreso del azúcar a las distintas células del cuerpo. Cuando se tiene resistencia a la insulina a las células musculares les cuesta captar el azúcar, con lo que ésta aumenta en la sangre y las células adiposas la almacenan como grasa.
Cuando las reservas músculos están llenos de azúcar (Glucógeno), al igual que en otras células, los receptores de insulina, cuando se vuelve constante en el tiempo, comienzan a fallar. Al seguir los niveles de azúcar altos, los receptores de insulina se reducen en número para evitar que ésta siga ingresando, convirtiéndose en resistentes a la insulina, lo que produce que las células adiposas tomen esta glucosa y la almacenen como grasas.
Por eso los diabéticos se sienten cansados, pues aunque consuman azúcar, ésta no puede ingresar a los músculos para su abastecimiento. Cuando se es insulino resistente, el páncreas continuará secretando insulina, hasta que llegue a un punto en donde sea incapaz de seguir produciéndola y se convierta en insulino-dependiente (Wright, 2012).
Cuidado con la grasa en el abdomen
La grasa abdominal es uno de los mayores problemas en términos de riesgo para la salud, pues interfiere con la interacción normal entre insulina, grasas y músculos, además la gente con sobrepeso usualmente tiene mucho estrógeno en comparación a sus otras hormonas, producto del aumento en la grasa del vientre. Esta grasa secreta una enzima llamada aromatasa. En hombres y mujeres, la aromatasa transforma la testosterona en estrógeno, disminuyendo la producción de testosterona en varones e incluso pudiendo llegar a la infertilidad en algunas damas. La grasa del vientre aumenta el riesgo de padecer ataques cardiacos. Los niveles altos de estrés, insulino resistencia y baja testosterona, causa más grasa en el vientre en hombres (Wright, 2012).
Pero no se trata de simplemente de no consumir grasas; una dieta baja en grasa puede producir desbalances de resistencia a la insulina, exceso de estrógeno, cortisol alto y problemas a la tiroide. También baja la testosterona y hormona del crecimiento. Si la dieta no aporta las suficientes proteínas y grasas, el cuerpo romperá músculo y hueso para generar hormonas. Las grasas esenciales permiten absorber calcio (huesos fuertes) y crear hormonas esteroidales (estrógeno, progesterona y testosterona). De esta manera, eliminar alguno de los macronutrientes (proteínas, grasas y carbohidratos) de la dieta simplemente irá en perjuicio de nuestros objetivos, en donde por supuesto se deben limitar pero jamás eliminarlos por completo.
Entonces… vamos concluyendo
Más que una dieta en particular se trata de saber alimentarse; no hay que privarse de comer algún alimento, sino que hay que saber comer de manera inteligente, evitando los excesos de comida y complementarlo con actividad física; no es la idea realizar una prescripción de ejercicios particular, en cuanto a cantidad de series, repeticiones o tiempos de descanso, puesto que va a depender de los objetivos que se buscan las especificaciones del mismo. Lo importante es comenzar a realizar actividad física regular (“El peor entrenamiento es el que no se hace”), pero siempre manteniendo los principios básicos de progresión, ir de lo simple a lo complejo, y por sobre todo acudir a un profesional de la actividad física, previo chequeo médico, para comenzar a alcanzar el cuerpo y estilo de vida que andas buscando.
No existe una fórmula de oro que nos lleve al éxito en la pérdida de peso o ganancia muscular. Los caminos son variados, pues dependen del metabolismo de cada persona y de algunos factores genéticos en parte, sin embargo con una información adecuada y significativa para el usuario, que le permita comprender de manera simple qué es lo que está comiendo y por qué lo está haciendo, entendiendo los procesos que se generan en su propio cuerpo, se pueden tomar mejores decisiones y hábitos que vayan en beneficio una mejor calidad de vida.
¡A informarse y comenzar un nuevo camino hacia el cuerpo que deseas!
Referencias
http://baye.com/qa-sleep-deprivation-fat-loss/
http://www.bidmc.org/YourHealth/Holistic-Health/Mens-Health.aspx?ChunkID=121759
http://elsaberhacer.net/3-errores-alimenticios-que-impiden-aumentar-masa-muscular/
http://www.menshealthlatam.com/pierde-peso/536098/batalla-tu-cuerpo/
Wright, M.A. (2012) Fat Loss Secrets That Really Work!. Lulu.com
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