efdeportes.com
Las competencias de los padres de los jugadores de baloncesto

 

Licenciado en Educación Física por la ULPGC

Profesor del Ciclo Superior de Animación Deportiva

Entrenador Superior de Baloncesto

Fernando Mendoza Torres

fernandomendoza666@gmail.com

(España)

 

 

 

 

Resumen

          En este artículo se pretende tratar la problemática del comportamiento, en ocasiones inadecuado, de los padres de los jugadores de baloncesto, desde el punto de vista de los entrenadores e intentando sugerir pautas de actuación para situaciones conflictivas con los mismos. Para ello se tratará de partir del origen, los objetivos en etapas de formación, se tratará de diferenciar tipos de padres y su papel, así como proponer o sugerir medidas a tomar desde los clubes con los padres de los jugadores de baloncesto.

          Palabras clave: Baloncesto. Etapa de formación. Rol de los padres. Valores. Objetivos. Formación integral. Diálogo.

 

Proyecto final del Curso de Entrenador Superior de Baloncesto 2013.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 188, Enero de 2014. http://www.efdeportes.com/

1 / 1

1.     Introducción

    A menudo cuando asistimos a partidos de baloncesto en categorías de formación y, preocupantemente, sobre todo en las de iniciación, observamos que los padres se convierten en tristes protagonistas del evento con comportamientos más propios de seres cavernícolas que de personas con ganas de disfrutar de la participación de sus hijos en la práctica del deporte que nos apasiona. Cada vez más con más frecuencia nos encontramos actitudes que hasta hace poco sólo las veíamos en los partidos del deporte rey, y los amantes del basket presumíamos de mejor educación y hasta de cierto “elitismo” en nuestro deporte, pues no ocurrían los mismos lamentables hechos. Afortunadamente el baloncesto ha ido evolucionando y creciendo en popularidad y seguimiento mediático con todo lo que ello implica, lo bueno pero también lo malo. Una de esas cuestiones a corregir sin lugar a dudas compete a los padres de los jugadores. El afán porque nuestros hijos sean lo que nosotros no fuimos, la victoria a cualquier precio, las envidias, los piques que vienen desde hace tiempo, en fin, mil motivos que hacen que en ocasiones el espectáculo que ofrecen los padres en los partidos de sus hijos sea realmente bochornoso.

    Para la Confederación Australiana de Deportes, citado desde la página web de la Federación Española de Medicina del Deporte (FEMD), “las expectativas de los padres tienen un efecto importante en la actitud de los niños hacia la participación en el deporte, y en su conducta, niveles de rendimiento y disfrute. Cuando los padres intervienen en el deporte infantil, frecuentemente tienden a poner gran énfasis en la victoria, el primer puesto, los trofeos, la agresividad y los procedimientos enérgicos de entrenamiento; es decir, en que los niños practiquen el deporte como los adultos”.

2.     Objetivos del baloncesto y de la actividad física en general en etapas de formación

    Considerando de manera global la práctica de cualquier tipo de actividad física, y teniendo claro los indudables beneficios que provoca en nuestros hijos tanto a nivel cognitivo, motriz o procedimental como actitudinal (valores y normas, ética, etc.), parece indudable que nuestro deporte colabora en ello teniendo como objetivos los siguientes:

  • Satisfacer a los jugadores haciéndoles disfrutar jugando.

  • Mejorar sus prestaciones para aumentar sus capacidades.

  • Trabajar con otros miembros del equipo o del club para ayudarles a mejorar.

  • Hacer amigos en un ambiente seguro.

  • Formarse como persona.

2.1.     La necesidad de educar a los padres

    En la formación dirigida a los futuros entrenadores-educadores se sugiere también educar, no solo al deportista-alumno, sino en pensar estrategias pedagógicas junto a los padres. La comunicación entre el profesor y los padres debería ser clara, fluida y en algunas tomas de decisiones, consensuada, con el fin de que los niños puedan disfrutar de la actividad, hacer amigos, socializarse y conocer todas las posibilidades de movimiento de su propio cuerpo, en este caso, a través de un medio: el baloncesto.

2.2.     Determinación de objetivos comunes

    Estos objetivos serán distintos dependiendo de donde estemos entrenando. Habrá sitios donde el principal objetivo sea que los niños vayan a pasar el rato y se diviertan jugando al baloncesto, y otros donde los objetivos estarán más programados e irán evolucionando según vayan pasando los jugadores de categoría. En un club o colegio donde haya una experiencia y una tradición, los objetivos nos los marcará el Director Técnico, pieza básica para el buen funcionamiento de una entidad deportiva y será él quien controle nuestro trabajo con los jugadores. A la hora de determinar los objetivos, éstos deben ser comunes para todos. Estos objetivos deben ser relativamente fáciles de alcanzar y deberemos tener muy claro cuál tiene que ser el principal objetivo de cada día de entrenamiento.

2.3.     Mejorar un poco cada día, pero divirtiéndonos

    Los demás objetivos deben ser secundarios. Ya habrá tiempo de marcar metas altas en cuanto a conseguir ganar partidos y campeonatos. El partido debe servir en esta etapa de formación como un premio que se le da a los jugadores por haber entrenado durante la semana.

3.     Temas transversales en el proceso de aprendizaje

    Al mismo tiempo que los jugadores van aprendiendo a jugar al baloncesto y van mejorando en los diferentes apartados del juego, hay otra serie de temas que deben ir estrechamente relacionados con la enseñanza de este deporte. Nos estamos refiriendo a una serie de valores que los entrenadores debemos ir inculcando al mismo tiempo que les hablamos de cómo se bota, pasa o tira a canasta.

    Valores como la superación, cada día hay que superarse, ir marcándose uno mismo metas cada vez un poquito más altas. Si se vuelven conservadores dejarán de progresar. Tolerancia, hay que ser duros pero también tolerantes con las cosas y las personas. El éxito de un grupo radica en la capacidad para tolerarse que tenga ese grupo. Si la capacidad es alta, la relación será buena y el rendimiento será positivo. esfuerzo, hay que hacerles ver que el progresar, el mejorar, el conseguir resultado cada vez mejores, no podrá ser posible si no va acompañado de una gran dosis de esfuerzo. La competencia es cada vez más alta y, en igualdad de aptitudes, llegará más lejos el que más esfuerzo ponga en conseguirlo. Sacrificio, el baloncesto irá exigiendo a medida que el jugador madura un mayor sacrificio, organizarse para estudiar, para salir con los amigos, etc. Un sacrificio dentro del mismo entrenamiento, ya que puede llegar un momento en el que se vean estancados y pierdan la ilusión. Normalmente esto pasará en los equipos que de pequeños hayan conseguido muy buen resultado en la competición. Ilusión, sin ella no se puede conseguir prácticamente nada. La ilusión nos relaciona con el sacrificio, si se pierde la ilusión no existe sacrificio, con lo cual el jugador dejará de hacer baloncesto. Hay que mantener siempre la ilusión en los jugadores, haciéndoles ver que siempre se puede mejorar y que siempre habrá algún objetivo para el que seguir trabajando.

4.     El papel de los padres en el baloncesto de formación

    La influencia que los padres ejercen en la formación deportiva de los hijos tiene una vital importancia. De esta manera son los padres los que en un principio deben inculcar o fomentar el hábito de toda esta disciplina deportiva a los niños cuando son pequeños, poniendo los medios necesarios para que puedan llevar a cabo esa actividad, pero sin llegar a que se convierta en una obligación para sus hijos y respetando siempre sus preferencias. Una vez que los chicos se han iniciado en la práctica deportiva, en nuestro caso el baloncesto, los padres deben apoyarles en todo momento, implicándose y favoreciendo el proceso de la formación deportiva de sus hijos.

    El perfil de los padres puede ser muy variado, desde el típico que no se pierde ningún partido ni entrenamiento y que piensa que tiene más conocimientos que el entrenador, hasta el que sabe que su hijo hace deporte pero ignora si es basket, equitación o waterpolo. En este sentido y según Aristóteles "en el término medio está la virtud", y por tanto quizás un padre no debería estar siempre tan encima de su hijo que pueda llegar a agobiarle, ni mostrar una actitud totalmente pasota sin prestar atención alguna al deporte que realiza su hijo. En algunos casos los entrenadores no solo tendrán la misión de formar a los jugadores, sino también la labor de formar a los padres aunque no sea una tarea fácil. En líneas generales podemos afirmar que a los niños les gusta que sus padres vayan a verlos a las competiciones para compartir los pequeños méritos que consigan o que les animen cuando las cosas no vayan del todo bien.

    Por otro lado es muy habitual que los padres utilicen el deporte como herramienta para "amenazar" a sus hijos e intentar conseguir un comportamiento o actitud deseada. Es frecuente oír de los chicos que sus padres los castigaron a no asistir a un entrenamiento porque se han portado mal o que si no aprueban todas las asignaturas del colegio/instituto tendrán que dejar el deporte. Los padres justifican estas decisiones afirmando que el baloncesto es lo que más le gusta a sus hijos y que es la manera más fácil de poder influir en ellos. Está claro que la formación académica debe ser lo más importante para los chicos, pero si tenemos en cuenta que la formación deportiva fomenta una formación integral del chico podríamos formular la siguiente pregunta: ¿no hay otras formas de negociar con los hijos para que cumplan sus obligaciones? Seguro que sí, porque aunque los padres lo hacen con la mejor intención, no es justo privar a un chico de todos los beneficios que trae consigo la práctica deportiva, sin entrar a valorar por ejemplo que cuando un padre castiga a un jugador, está castigando al equipo entero.

    Otra situación también relacionada con la anterior, sería que los padres a veces no valoran lo suficiente los aspectos positivos del deporte, no sólo por la transmisión de valores sino a nivel de salud, y no inscriben a sus chicos a las escuelas o clubes deportivos porque sus agendas ya están demasiado apretadas con clases de inglés, informática, música, etc. No hay duda de que estas actividades tienen mucha relevancia en la vida de los niños en un futuro, pero haciendo referencia a la frase "mente sana en un cuerpo sano", es importante que los chicos tengan un equilibrio a través del baloncesto o de cualquier otro deporte o actividad física (sobre todo ahora que los índices de obesidad infantil siguen creciendo en los países desarrollados).

    Un vídeo que ejemplifica una de las situaciones expuestas lo representa el titulado "Seis contra seis", un corto sobre el baloncesto de formación, dirigido por Marco Fettolini y Miguel Aguirre proyectado en la 12ª Semana del Cortometraje de la Comunidad de Madrid en 2010, producida por "Aristócratas del Lumpen". En "Seis contra seis" presenciamos cómo la presión de los padres de jugadores de baloncesto no solo repercute de forma negativa en sus hijos, sino que además va en contra de los principios básicos y valores del deporte.

 

    Pepu Hernández, ex seleccionador nacional de baloncesto y protagonista de este vídeo, narra dolorosos casos reales: "Hay padres que llevan las estadísticas de los partidos e incluso llegué a saber de uno que le daba la paga a su hija en función de los puntos que metía en el partido".

    Otro vídeo que corrobora la idea de que muchos padres creen ser entrenadores, y lo que realmente ocurre es sólo fruto de su frustración como malos jugadores o por el hecho de no haber podido ser nunca entrenadores. Es una noticia emitida por Noticias Cuatro.

 

    Casi todos los problemas con los padres se producen por falta de diálogo, o al menos podrían solucionarse desde el diálogo. Los padres se involucran de diferentes maneras en la práctica deportiva de sus hijos, en función de lo que para ellos es el deporte, y lo primero que se debe tener en cuenta como entrenador es que igual que nosotros tenemos que formarnos y aprendemos cada día, un padre también necesita formarse. Los padres no vienen aprendidos de casa, no nacen sabiendo cómo se comporta el padre de un deportista, ni esto se les explica en el Instituto o en la Universidad. Hacen lo que consideran oportuno, o lo que creen que conviene para su hijo o para el equipo (siempre desde su desconocimiento). Las referencias, la mayoría provenientes del deporte de élite, muchas veces son equivocadas, como podemos ver en la práctica.

    Siendo entonces comprensivos con ellos, los Clubes han de convertirse en formadores no solo de entrenadores o jugadores, sino también de padres. Y los entrenadores debemos mediar en esa relación, ser parte importante del proceso de formación del padre en la práctica. Muchas veces por incomodidad, porque supone un trabajo extra o por no sentirnos competentes, obviamos esta responsabilidad.

4.1.     Tipos de padres

    Los padres tienen un papel muy importante en la formación deportiva de sus hijos, ya que contribuyen a generar los hábitos deportivos de estos. Muy a menudo, los padres pueden tener un comportamiento negativo que puede llegar a rechazar el deporte como medio de diversión y formación. No obstante se pueden diferenciar varios tipos de “padres”:

  • El padre fanático: Busca la victoria de su hijo por encima de todas las cosas. No respeta las decisiones de los árbitros y jueces, utiliza vocabulario hostil (incluso contra su propio hijo), siempre está protestando y ve con buenos ojos las trampas, los engaños o la violencia si ello conlleva la victoria.

  • El padre deportivamente frustrado: Son padres que han querido destacar en un deporte y no lo han conseguido. Son deportistas frustrados y escogen para sus hijos la actividad en la que ellos han fracasado, sin tener en cuenta la opinión de los niños. Esto hace que el niño rechace el “deporte” impuesto por su padre.

  • El padre entrenador: Busca en su hijo un deportista de élite. Por lo que se centra más en el entrenamiento en sí que en el placer de practicarlo. Esto provoca riesgos ya que ni el organismo ni la mente de un niño están preparados para un sobreentrenamiento. No hacen caso a los consejos de los entrenadores y maestros, ya que piensan que todo lo saben.

  • El padre representante: La figura del manager llevado a la paternidad. En niños que presentan buenas cualidades físicas o deportivas, el padre ofrece “los derechos” deportivos de su hijo a un club o entidad deportiva. En definitiva, hacer negocio a cuenta del hijo. Incluso puede provocar un cambio de equipo del niño, sin tener en cuenta sus preferencias o su grupo de amigos.

  • El padre indiferente: Le da igual que sus hijos practiquen deporte o no. Simplemente apuntan a los niños a un club deportivo o les compran unos patines, bicicleta… para que pasen tiempo entretenidos mientras ellos realizan otras actividades.

  • El padre sobre-protector: Típico padre que prohíbe a su hijo realizar actividades físicas o deportivas porque son susceptibles de generar lesiones o golpes. Suelen preferir que su hijo juegue a basket en la consola que en la cancha. Con esta actitud inhiben el derecho fundamental del niño de jugar, de relacionarse y de crecer en un ambiente social, colectivo y grupal.

  • El padre deportivo:

    • Apoya e incentiva la práctica deportiva (formación integral).

    • Tiene en cuenta los intereses deportivos del niño y no los suyos.

    • Sabe distinguir entre la peligrosidad y la sobreprotección.

    • Practica siempre que puede actividad física con sus hijos.

    • Respeta las decisiones del entrenador y árbitros, enseñando a sus hijos que las normas han de ser tenidas en cuenta para poder pasarlo bien.

    • Hacen ver a sus hijos que la finalidad del deporte escolar es la recreación y la socialización, por encima de los resultados deportivos.

    • Enseña a ganar con humildad.

    • Enseña a perder con deportividad.

    • Recrimina la falta de respeto hacia los compañeros, rivales, entrenadores o árbitros.

    • Fomenta la deportividad y la no violencia.

4.2.     ¿Critican o apoyan?

    Con frecuencia ocurre que el pequeño jugador realiza una acción de manera incorrecta: un pase, un tiro, una decisión… los padres la critican de forma desmedida e incluso en ocasiones acompañada de gestos que lo hacen aún más visible para el jugador. El chico se siente cohibido, presionado, no está cómodo y empieza a asociar el juego con la necesidad de tener que hacerlo bien y de ganar o su entorno se sentirá decepcionado. A estas edades la meta debe ser el disfrute realizando la actividad, el acercamiento al mundo deportivo independientemente de los resultados. Los chicos no deben asociar la diversión a la victoria o derrota.

4.3.     Antes y después de los partidos

    Los padres presionan a los jugadores, le dan instrucciones, le inculcan el valor de la victoria por encima de todo. La labor del entrenador estará encaminada a que los padres alienten y animen a sus hijos a participar y divertirse por encima de todo, eliminando tensiones e induciendo a la diversión.

4.4.     ¿Y con los árbitros?

    Los padres suelen pensar que el árbitro por alguna razón desconocida no está siendo neutral. Pronto se desencadenan una serie de gritos, críticas, llegando incluso al insulto, lo que hace que los niños en cuanto vean esta actitud la imiten, pierdan el respeto al árbitro e incluso le insulten o le achaquen la derrota convirtiéndose así en el comodín en el que apoyarse para justificar en ocasiones los malos resultados. Se debe hacer entender a los jugadores que el árbitro lo puede hacer mejor o peor pero es el referente normativo y hay que acatarlo.

4.5.     ¿Y con los adversarios?

    “Al enemigo ni agua” suele ser la filosofía inculcada con el contrario, pues bien se debe empezar por ahí… traer agua tanto para nosotros como para el contrario. Hay que recordar que con frecuencia el que hoy es contrario mañana será mi compañero, y ese es otro buen punto de vista para afrontar la relación con el adversario. El respeto que tú das es el respeto que te será devuelto.

4.6.     ¿Y con los entrenadores?

    Por una parte es necesario que los padres se impliquen pero por otro lado la adquisición de funciones o tareas o atribuciones que corresponden al entrenador, la falta de objetividad (son sus hijos), puede llevar a situaciones complicadas. Lo ideal es establecer un canal de comunicación fluida, de apoyo y respeto mutuo, pero a veces eso no es nada fácil. Las manifestaciones en torno a que el trabajo que realiza el entrenador no es correcto, no ayudan en absoluto. Hay que hacer entender a los padres que la confianza en el entrenador tiene que ser total, pues de lo contrario puede dar lugar a situaciones tensas que se palpan en el ambiente. No se debe desacreditar al monitor delante del niño y como sabemos que esto puede llegar a ocurrir remitimos a la reunión de pretemporada con los padres, donde se les informará de todo ello.

4.7.     ¿Qué hacer con el padre-entrenador?

    Desde la grada los padres dan órdenes a los jugadores, realizan la función del entrenador. El hecho de asistir con frecuencia le hace pensar que puede adoptar ese papel, que puede dar órdenes al equipo. Y por otro lado están las órdenes previas al inicio de los encuentros, antes de marchar los chicos con el resto del equipo. Todo ello no hace sino crear en el jugador un conflicto ocasionado por la doble perspectiva: ¿a quién hago caso? ¿Quién tiene la razón? ¿Quién manda? La comunicación parece una vez más la salida a esta situación. El saludo al llegar, la conversación previa, son detalles importantísimos que a menudo obviamos. Buscar el momento para conversar y que planteen sus dudas y se interesen por el trabajo que se está haciendo. En ocasiones se puede apelar a la capacidad empática de los padres: ponerse en nuestro lugar, realizar el curso de monitor, entrenar cada día…

4.8.     Padres vs padres

    Otra de las dificultades y donde se debe plantar cara a la situación se refiere a los conflictos entre padres, bien sea entre los propios padres o con los padres del equipo contrario. La competitividad entre padres de jugadores del mismo equipo puede llevar a situaciones tremendamente incómodas: ¡qué se ha pensado este! ¡Tú eres mejor! ¡Tira más que él! Y lindezas por el estilo son frecuentes en la grada. Desde la posición del entrenador no se debe tomar partido nunca por ninguno, ni siquiera expresar opiniones pues puede llevar a generar mayor enemistad. Se debe tratar de poner paz y armonía. El argumento debe ser siempre el mismo: a estas edades usted es el referente para su hijo. Su calma, su comportamiento, su actitud va a ser lo que copiará su hijo en el futuro. Una posición extrema o irracional no le llevará a nada bueno. Si el padre es inteligente lo entenderá. Aquí también cobra vital importancia el “quinto periodo”, tras el partido procurar que haya un tiempo para compartir entre todos, y cuando se dice todos se incluye también al equipo contrario. Es el momento de sacar la leña del fuego. Ello se puede hacer en la propia pista, en una cafetería, tomando un helado o mejor aun yendo a comer todos juntos.

4.9.     Más dificultades

    Todos los padres desean lo mejor para sus hijos. Cuando los hijos hacen deporte, los padres quieren que sus hijos sean los mejores y en cualquier caso que tengan éxito y ganen. Algunas veces ocurre que por falta de información, la actitud de los padres, aunque bien intencionada, perjudica el rendimiento deportivo de los hijos. La participación de los padres en la empresa deportiva de los hijos puede servir para unir más a las familias y resaltar el valor de la experiencia deportiva. El triángulo deportivo entrenador-deportista-padre es algo natural en los deportes de formación y, cuando funciona bien, cuando todos persiguen los mismos objetivos, el programa deportivo tendrá éxito. Pero desgraciadamente algunos padres en su deseo de ayudar entorpecen la labor del entrenador y presionan demasiado a sus hijos, al equipo contrario o a los árbitros, resultando al fin un impacto negativo en las metas básicas del programa deportivo. Las causas básicas de este problema están interrelacionadas y pueden clasificarse en los siguientes factores:

  • Falta de información sobre los objetivos durante la etapa de formación.

  • Conceptos poco deportivos sobre la filosofía de la victoria.

  • Actitudes inadecuadas en su rol y responsabilidad de padres de deportistas.

  • Dificultades en la comunicación padres-entrenadores.

  • Identificarse en exceso con su hijo/a.

  • Tener conductas poco deportivas.

  • Mantener constantemente la postura crítica negativa en todo y hacia todo, e intentar convencer a los demás de que esta es la actitud correcta (grave error).

    A menudo encontramos frases míticas que no por ser habituales se deben ignorar o dejar pasar sin actuar al respecto, sino que debemos pronunciarnos en su contra. Son frases tipo: “yo puedo gritar porque para eso pago la cuota” o la que dice “hay que ganar como sea”. Hay que tener en cuenta también que los padres igual que los jugadores o los entrenadores son en muchas ocasiones imitadores, y los modelos que provienen de la alta competición observados a través de la pequeña pantalla o Internet, intentan ser copiados por los que están alrededor de este deporte.

    Los balones y las canastas se pierden y se ganan, así como los partidos. Este es un elemento clave del valor pedagógico del baloncesto y de la filosofía de la vida: aprender a ganar y perder deportivamente. A este respecto, sin duda el problema paterno más importante es el de la mala conducta en los partidos. Su responsabilidad es tanto la de acudir a la competición, como la de comportarse deportivamente. Todos los padres deberían al menos, conocer, estas cinco reglas básicas del comportamiento deportivo paterno:

  1. Permanecer sentados y animando a su equipo.

  2. No gritar instrucciones ni críticas a sus hijos/as, ni a los hijos/as de otros padres.

  3. No hacer comentarios despectivos del equipo contrario o de los árbitros (ellos también están aprendiendo y/o suelen ser menores de edad).

  4. No interferir con el entrenador durante los partidos o entrenamientos.

  5. Las botellas de agua es mejor que estén, desde el principio del partido, en el banquillo y así nuestros jugadores no estarán en la grada o corriendo fuera del campo.

5.     Consideraciones finales y propuesta de actuación

    Parece claro por todo lo expuesto que la reunión previa de pretemporada puede ser una buena medida preventiva para paliar los posibles conflictos que pudieran suceder con los padres de los jugadores de baloncesto, tal y como hace el Club Baloncesto Melilla, ejemplo que en su web relata de la siguiente manera:

    Si hace un mes el Club mantenía una reunión con los padres y madres de nuestros jugadores y jugadores en categoría infantil, cadete y junior, ayer miércoles fue el turno para el resto de las categorías en las que el Club tiene representación. Como en la anterior ocasión esta reunión informativa tuvo lugar en la Casa de la juventud y fue dirigida por el director de cantera del Melilla Baloncesto, Jorge Díaz, quien explicó a los presentes todo lo relativo al proyecto y filosofía de cantera que Club va a llevar a cabo esta temporada. Además de las normas tanto para jugadores como para padres, Díaz ha hecho de nuevo hincapié en que la idea fundamental del club para esta temporada no es sólo formar jugadores de baloncesto sino principal y fundamente personas, especialmente en estas categorías de babybasket, pequebasket y minibasket. También se ha pedido el apoyo y la involucración de todos en este proyecto, así como con todas las actividades relativas al baloncesto que se realicen en la ciudad. Muchos han sido los padres y madres que acudieron a estas reunión, y es que, el éxito de las jornadas de captación de nuevo talentos que organizó el club el pasado mes de septiembre han hecho que el número de inscritos haya superado todas las expectativas y que por tanto haya habido un gran número de padres que han querido conocer de primera mano el proyecto del club.

    Parece sin duda un buen ejemplo aunque no es el único, ya que los clubes que de manera seria y rigurosa están trabajando con la cantera no dudan en poner en marcha medidas preventivas como la mencionada. La intención no debe ser solo la informativa sino la de puesta en común de medidas a tomar en caso de incidentes o, si el club está consolidado en este tipo de actuaciones, informar a los padres de las posibles sanciones en caso de incumplimiento de alguna de las normas básicas de comportamiento de nuestros padres en la cancha.

    Y los entrenadores, ¿cómo deben actuar en caso de conflicto con implicación de “nuestros padres” durante el partido? Esta es mi propuesta:

  • En primer lugar debemos dirigirnos a nuestros jugadores, hacerles ver que aquello no está bien y concienciarles de la necesidad de centrarse en ese momento en el juego.

  • En segundo lugar dirigirnos al otro entrenador, y en función del feeling y la confianza que tengamos con nuestro colega podremos decidir de común acuerdo sobre la actuación a seguir.

  • En tercer lugar a nuestros “propios padres”, procurando recordar las normas de civismo y comportamiento que todos hemos decidido asumir cuando nos comprometimos con nuestro club.

  • Si la situación sigue siendo complicada podemos llegar a recurrir a la autoridad arbitral, llegando incluso a sugerir la posibilidad de suspensión del partido si así lo consideramos de común acuerdo.

  • En quinto lugar será importante la breve pero concreta charla post partido donde en pocas palabras recordaremos a nuestros jugadores, que aún están en caliente, que aquello no es lo que queremos.

  • En sexto lugar la charla del primer día de entrenamiento tras el partido, que será preparada con antelación estableciendo un guión de lo que queremos decir a nuestros jugadores, recordando la importancia del trabajo de actitudes deportivas.

  • Y por último y si fuera necesario, la convocatoria de los padres a una reunión donde trataremos el tema y les haremos ver nuestra postura en contra del comportamiento y la situación surgida durante el último partido, escuchando su versión y recordando los objetivos y fines del club en el que participa su hijo.

    Por último señalar que el diálogo entre padres y entrenadores es el factor clave para afrontar el futuro que se plantea en el momento de planificar la educación de los niños y jóvenes baloncestistas. La observación, la conducta ética y la experiencia por parte del entrenador son en gran medida los pilares fundamentales para intentar acompañar el desarrollo armónico de un sujeto íntegro, tomando como medio, en este caso, una actividad tan noble como la que nos apasiona: el baloncesto.

Bibliografía

  • Buceta, J. (2004) Estrategias psicológicas para entrenadores de deportistas jóvenes. Madrid. Ed. Dykinson.

  • Gimeno, F. (2000) Entrenando a padres y madres… Claves para una gestión eficaz de la relación con los padres y madres de jóvenes deportistas (guía de habilidades sociales para el entrenador). 1ª edición. Zaragoza. Mira Editores.

  • http://basketformacion.blogspot.com.es/2012/07/el-papel-de-los-padres-en-el-baloncesto.html

  • http://fbcvblog.blogspot.com.es/2012/06/fbcventrenadores-los-padres-en-el.html

  • http://www.clubmelillabaloncesto.es/node/2612

  • Roffé, M. (2007) La psicología en el deporte de iniciación. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Nº 113. Octubre. http://www.efdeportes.com/efd113/iniciacion.htm

Otros artículos sobre Baloncesto | Básquetbol

  www.efdeportes.com/
Búsqueda personalizada

EFDeportes.com, Revista Digital · Año 18 · N° 188 | Buenos Aires, Enero de 2014
© 1997-2014 Derechos reservados