La actividad lúdica en la enseñanza de la Historia de Cuba, el juego didáctico y la práctica del ajedrez: una tríada de incalculable valor en el marco de la Educación Física |
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*Licenciado en Cultura Física. Profesor del Combinado Deportivo “Ignacio Agramonte”, Florida. Camagüey **Profesor Titular Centro del Estudios Pedagógicos Facultad de Cultura Física “Manuel Fajardo”. Camagüey ***Directora del Centro de Diagnóstico y Orientación. Profesora Titular Adjunta Centro del Estudios Pedagógicos. Facultad de Cultura Física “Manuel Fajardo”. Camagüey |
Lic. Lester Hidalgo Álvarez* Dr.C. Angel Luis Gómez Cardoso** Dra.C. Olga Lidia Núñez Rodríguez*** (Cuba) |
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Resumen Los juegos didácticos constituyen un elemento de gran valor para el aprendizaje y profundización de los conocimientos de la Historia de Cuba, además de contribuir de manera muy efectiva al desarrollo de las habilidades y disciplina el pensamiento; el juego didáctico de carácter lúdico es un componente importante en el desarrollo de las estructuras del pensamiento vinculados con las ciencias y logra afianzar conocimientos en el desarrollo del proceso mental y la estimulación para la actividad creadora al conjugar los juegos con las asignaturas del programa de enseñanza primario, estudios realizados por Elschenbroich (1979); Vial (1988); Montesino (1992); Rabaté (1994); Fraile (2001) apoyan lo anteriormente expuesto. Palabras clave: Actividad lúdica. Enseñanza. Historia de Cuba. Juego didáctico.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 188, Enero de 2014. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción
El surgimiento del juego se pierde en el polvo de los siglos, este ha estado estrechamente ligado a los distintos estadios por los que ha transitado la especie humana, desde la comunidad primitiva hasta nuestros días el hombre ha jugado, el pedagogo e investigador Enríquez (1982: 3) comenta:“El juego ha estado íntimamente ligado a los distintos estratos sociales y en cada momento de la historia humanidad esa actividad ha adquirido las modalidades y las características propias de cada devenir histórico.”
Como consecuencia de la incesante actividad investigativa un sin número de artículos y trabajos de toda índole se han realizado para dar a conocer el significado del juego, pero aun así todavía no existe una definición que logre aglutinar todo lo que significa el juego en lo esencial en la vida de los niños, el rico contenido que estos poseen imposibilita dar una concepción de su naturaleza, de todo el potencial que le imprimen a la sociedad de forma general y al niño en lo particular.
En los diccionarios corrientes y especializados se diferencia la significación directa y el sentido figurado de las palabras “juego” y “jugar”, aun así esta diferencia no se presenta con suficiente claridad, el concepto es variable pues en las diferentes lenguas y culturas alrededor del mundo varían; según la Real Academia Española (RAE) (1998):“El juego es una actividad inherente al ser humano, etimológicamente procede de dos vocablos en latín: locus y ludus-ludere, ambos hacen referencia a broma, diversión, chiste, y se suelen usar indistintamente junto con la expresión actividad lúdica.”
Debemos considerar que el niño experimenta las primeras experiencias de libertad e independencia al jugar, logra conocer desde su óptica infantil aspectos del mundo que le rodea, el niño se siente complacido cuando juega. Mediante los juegos se contribuye a un activo conocimiento del medio circundante, influye según Herminia Watson (2008: 14): “En el perfeccionamiento de los procesos psíquicos y a la adquisición de nuevas experiencias (…) debemos resaltar que el niño en su constante jugar logra un desarrollo integral físico, social, cognitivo y afectivo, pues desarrolla, sensaciones, representaciones, percepciones, pensamientos, lenguaje, memoria, atención, además de los afectivos como los sentimientos y emociones positivas y los volitivos como perseverancia, valor ,decisión, iniciativa creadora, afán de objetivos, independencia, autocontrol, en el ámbito social aprenderá a desempeñar diferentes roles en el grupo, a asumir diferentes tareas con disciplina, solidaridad y ayuda mutua y a comprender normas establecidas; vivenciará situaciones con nuevos sentimientos, comprendiendo asumiendo y superando los diferentes retos asumiendo sus posibles éxitos o fracasos.”
Desarrollo
El juego no se limita a una actividad lúdica determinada. Aparece mucho más en todas las actividades del hombre, desde el juego de pensamiento a través de un jugueteo previo hasta la conducta lúdica en las situaciones serias de la vida, sobre este tema Lavega Burgués (1996) explica que: "En ese complejo universo de relaciones y de manifestaciones socioculturales, el juego ha de entenderse como una realidad que a pesar de su intrascendencia, gratuidad y espontaneidad, aparece como un espejo revelador de sus protagonistas. La persona cuando juega verdaderamente, es decir, cuando participa de una práctica lúdica reglamentada olvidándose de todo el resto de actividades 'racionales' y 'serias' que constituyen parte de su vida cotidiana más formal, acostumbra a mostrarse tal como es, sin usar máscaras ni vestimentas artificiales más propias de otros escenarios más 'serios'. El lenguaje del juego universal y a la vez singular en cada geografía y época histórica muestra en cada momento la combinación de la ontogénesis con la filogénesis lúdica, ya que si cada individuo es capaz de 'inventar' o improvisar una aventura lúdica original, ésta se apoya en los cimientos de la evolución de todo lo que ha venido generando el colectivo humano al que pertenece."
Durante el juego se pueden apreciar las particularidades psicológicas, biológicas, sociales y sus características en el niño, al jugar de forma variada posibilita que estos procesos también lo sean, se forman y desarrollan los procesos psíquicos voluntarios como la atención, concentración y memoria voluntaria, aprende además a accionar con los objetos, a pensar y actuar según su fin, creando de este modo en el plano intelectual las bases del pensamiento. “el movimiento, el juego y el trabajo como primeras y naturales manifestaciones de la actividad del niño, son los elementos de que es menester valerse para estimular, disciplinar y secundar esta misma actividad, y en ellos deben fundarse los procedimientos de todo método racional de educación” (García, 1879: 61).
El juego como actividad fundamental permite el desarrollo del lenguaje, pues las situaciones del mismo juego exige del niño cierto dominio del mismo para su comunicación con el grupo, planteando sus dudas y deseos inmediatos, además de permitirle comprender las ordenes o decisiones de sus compañeros de juego, estas emociones permiten el surgimiento y desarrollo del habla, bajo la influencia de este se convierte en un medio importante para transmitirle a los niños las experiencias del mundo que les rodea, bajo la influencia del habla se reacondicionan los procesos psíquicos del niño como la percepción, la memoria, etc.
Por lo que “…influye además en los órganos internos principalmente en el funcionamiento de los pulmones y el corazón ya que al aumentar la intensidad del juego aumenta la frecuencia respiratoria, esta se hace más profunda permitiendo además el correcto desarrollo de la caja torácica y sus componentes, se fortalece el miocardio al exigírsele mayor trabajo, mejora así la circulación y la irrigación de todos los tejidos.” (Watson, 2008: 15).
Para Vigotski y sus seguidores –Leontiev, Elkonin, entre otros– el enfoque histórico-cultural explica la formación de la personalidad como un proceso de apropiación de la experiencia social por cada individuo desde su nacimiento hasta la edad adulta, por lo que el juego es un elemento imprescindible en este aspecto. La teoría de Vigotski toma forma en la fundamentación de varias leyes que se presentan en el desarrollo de la vida del niño y su interacción con el medio, así, por ejemplo, la representación del mundo que tiene un niño de una sociedad desarrollada, no puede ser igual que la que tiene el que vive en una sociedad primitiva.
Se puede apreciar los indudables beneficios del juego, la actividad lúdica y su huella en la sociedad en el desarrollo y formación del individuo. Enríquez (1982: 4) al referirse al tema define que: “El juego está llamado a servir de estimulo, a permitir que los instintos heredados se desarrollen y se conviertan en fuerzas útiles, como también a librar al individuo de las tendencias nocivas, permitiéndole orientarse hacia ideales superiores.”
Chamoso y otros (2004: 48) resalta que al juego, se le pueden asociar tres características fundamentales. Carácter lúdico: se utiliza como diversión y deleite sin esperar que proporcione una utilidad inmediata ni que ejerza una función moral. Presencia de reglas propias: sometido a pautas adecuadas que han de ser claras, sencillas y fáciles de entender, aceptadas libremente por los participantes y de cumplimiento obligatorio para todos. Donde pueden variar de acuerdo a los competidores y carácter competitivo: aporta el desafío personal de ganar a los contrincantes y conseguir los objetivos marcados, ya sea de forma individual o colectiva.
De acuerdo a la tipología relacionada con la conducta lúdica, los juegos se pueden clasificar en: juego de función, juego de ficción, juego de construcción, juego de agrupamiento o representación del entorno. Chamoso & otros (2004), Millar (1992) entre otros clasifican la actividad lúdica utilizando distintos criterios tales como: el propósito (Millar, 1992: 28), la forma y la estructura del juego (Moor 1992: 45). En tal sentido, los juegos se pueden clasificar en: a) cooperativos, b) libres o espontáneos, c) de reglas o estructurados, d) de estrategias, e) de simulación, f) de estructuras adaptables, g) populares y tradicionales.
A continuación se describen brevemente algunos de ellos.
Los juegos de construcción (Millar, 1992: 42) no dependen de las características del juguete, sino de lo que desea hacer con el mismo, los juegos de agrupamiento donde el niño agrupa, de acuerdo o no con la realidad, objetos significativos (Martínez, 1997: 73), los juegos cooperativos, se realizan en grupos donde se promueve la cooperación e integración con los participantes, estableciendo normas que deben cumplirse, este tipo de juego se llama social, ya que sólo se realiza si hay más de dos niños dispuestos a participar (Millar, 1992: 45).
Los juegos reglados o estructurados, se llevan a cabo con reglas establecidas o de obligatorio cumplimiento, se destaca con más fuerza la actividad, la acción es dirigida y orientada por una actitud fundamental (Millar, 1992: 46), los juegos de estructura adaptable que permiten estructurar o rediseñar un juego nuevo sobre la base de un juego conocido; el diseño de la nueva estructura lleva implícita la creación de actividades donde se generan conflictos, así como una serie de reglas a seguir, además del establecimiento de la forma de ganar (Moor, 1992: 47).
La actividad lúdica constituye una verdadera institución educativa espontánea pues asumió esta función antes de que la escuela existiera y la mantiene actualmente. Es importante intensificarla en el mundo de hoy y por ello, es necesario incrementarlas en las escuelas. Esta tarea les toca muy de cerca a los maestros por la responsabilidad que tienen en la formación de la personalidad de los escolares desde las edades tempranas.
Osorio (2001: 23) plantea que: “juego es la actividad lúdica que permite desarrollar en el individuo una serie de potenciales psicomotores que están presentes en él, desde el momento de su nacimiento hasta su muerte y durante el transcurso de su vida, se van perfeccionando de una manera dinámica y articulada, buscando el desarrollo integral del hombre”. Según Jiménez (2002: 45) la actividad lúdica es una dimensión del desarrollo humano que fomenta el desarrollo psicosocial, la adquisición de saberes, la conformación de la personalidad, es decir, encierra una gama de actividades donde se cruza el placer, el goce, la actividad creativa y el conocimiento.
Para Motta (2004:21) la actividad lúdica es un procedimiento pedagógico en sí mismo, existe antes de saber que el profesor la va a propiciar, genera espacios y tiempos lúdicos, provoca interacciones y situaciones lúdicas. Para Torres (2004:15) la actividad lúdica no se limita a la edad, tanto en su sentido recreativo como pedagógico. Lo importante es adaptarlo a las necesidades, intereses y propósitos del nivel educativo.
El valor para la enseñanza que posee la actividad lúdica esta dado en que se logra combinar la participación, la colectividad, el entretenimiento, la creatividad, la competición y la obtención de resultados en situaciones problemáticas reales. Permite contribuir a desarrollar el potencial de los escolares, adecuando la pedagogía e información existente, para favorecer el mejoramiento del proceso educativo, puede ser utilizada en todos los niveles o semestres y diferentes enseñanzas del sistema educacional.
Las actividades lúdicas son acciones que ayudan al desarrollo de habilidades y capacidades que el escolar necesita para apropiarse del conocimiento. Es fácil la comprensión de un contenido cuando los escolares están en contacto con el mundo que los rodea de una manera atractiva y divertida. La actividad lúdica es inherente al ser humano en todas las etapas de su vida y ayuda a la adquisición de conocimientos, que se redefinen como la elaboración permanente del pensamiento individual en continuo cambio, por la interacción con el pensamiento colectivo.
Los juegos de mesa permiten ser empleados como un medio sostenible para el logro de la amenidad de las clases, pues este es un objetivo docente muy importante. La actividad lúdica es atractiva y motivadora, capta la atención de los alumnos y permite al profesor vincular el mismo hacia diferentes materias del programa de enseñanza, bien sea ésta de matemáticas, lengua española, historia o cualquier otra que se deba impartir.
El aprendizaje en general, y el de historia en particular, responde a un fin general (lograr aprender la Historia de Cuba) que se divide en objetivos cada vez más particulares y el juego lúdico aparece como una dimensión paralela a estos objetivos, reforzando la motivación hacia un final satisfactorio y placentero para el niño: ganar. En este sentido el juego aprendizaje alcanza un status que potencia los resultados docentes sin lugar a dudas. Cuando se logra que la clase se impregne de un ambiente lúdico esto permite a cada estudiante desarrollar sus propias estrategias de aprendizaje.
Los juegos de estrategia, son considerados como un importante instrumento para la resolución de problemas, porque contribuyen a activar procesos mentales; entre las características más resaltantes, se tienen las siguientes: “participan uno o más personas, poseen reglas fijas las cuales establecerán los objetivos o metas, los jugadores deben ser capaces de elegir sus propios actos y acciones para lograr los objetivos”. (Gómez, 1992: 28).
Para afianzar lo anteriormente expuesto debemos tomar como referencia lo planteado en las investigaciones realizadas por importantes instituciones que demuestran lo acertado de la introducción de juegos como el ajedrez para el desarrollo de los conocimientos de asignaturas pertenecientes a la enseñanza primaria y su lógico aprendizaje por parte de los alumnos es decir “aprender con la comparación y el análisis”.
Las primeras investigaciones sobre el establecimiento de relaciones válidas entre el ajedrez y la inteligencia comenzaron a desarrollarse hace más de medio siglo, dentro de estos investigadores encontramos al psicólogo e investigador francés Bidet (1891) que logra realizar sus observaciones en niños con cierto dominio de la técnica del juego y de aquellos que no lo practicaban observando un marcada diferencia en su rendimiento académico.
Las investigaciones sobre las potencialidades del ajedrez en el ámbito escolar han sido en los últimos años un campo de estudio profuso y fértil, el autor considera necesario dar a conocer los principales aporte brindados por las investigaciones que más han logrado demostrar lo acertado del empleo de este juego en actividades para el vinculo y desarrollo del conocimiento escolar.
Frank (1974) en “Habilidad verbal y numérica” realizó un experimento en alumnos con instrucción ajedrecística y otro sin ella, los resultados alojados fueron concluyentes .El grupo con instrucción en ajedrez presento significativo incremento en las variables aptitud numérica y verbal. (Blanco, 2004: 32). Ferguson (1983) en “Pensamiento crítico y creativo” proveyó a sus estudiantes de actividades específicamente diseñadas para un “Pensamiento Crítico”, incluyendo en su desarrollo programas tales como resolución de problemas futuros, problemas resueltos con el uso de computadoras, estudios independientes, escritura creativa, ajedrez. Los resultados obtenidos mostraron la influencia decisiva del ajedrez sobre el pensamiento crítico aun mejor que otros métodos de enriquecimiento.
Horgan (1987) en “Aprender a pensar” generó ajedrecistas de un nivel elemental en medio de ajedrecistas ranqueados y concluyo que los niños pueden tener resultados muy altos en tareas cognitivas complejas tan bien como el mejor de los adultos. Dedujo que “…esta debe ser una vía más eficiente que la experiencia, tal y como se ha evidenciado por la habilidad de resolución de operaciones preformarles, los niños aprenden ajedrez lo suficientemente bien como para competir exitosamente con adultos” (Horgan, 1987: 10).
Ferguson (1988) en “Desarrollo del razonamiento y de la memoria a través del ajedrez” dice que Los estudiantes recibieron lecciones de ajedrez con una frecuencia de dos o tres veces por semana pero jugaron partidas de ajedrez diariamente. Según los resultados se hizo evidente que el ajedrez impactó definitivamente sobre el desarrollo de ambos aspectos cognitivos: la memoria y la habilidad para el razonamiento verbal. (Blanco, 2004: 35)
Margulies (1990) en “El efecto del ajedrez sobre los niveles de lectura” evalúa el nivel de lectura alcanzado, atención, autoestima e inteligencia en alumnos de la escuela elemental del distrito nueve de Nueva York en los EE.UU. El Dr. Maguiles concluyó que la participación en ajedrez aumento el desempeño en la lectura. Los resultados de los ajedrecistas con respecto al de los no participantes también fueron significantes.
La publicación de Inside Chess (Febrero 21,1994:3) estableció que: “…el estudio de Maguiles es uno de los argumentos más poderosos para probar lo que cientos de profesores sabían desde un principio: que el ajedrez es una herramienta para el aprendizaje”. El experimento de Maguiles complementa al de Albert Frank debido a que en ambos se prueba que el ajedrez estimula tanto la actividad lectora como la verbal y numérica.
La Asociación de Ajedrez y Matemática, Organización de Ajedrez Escolar Nacional de Canadá (1996) “Desafío Matemático”: El programa desafió matemático está basado en una investigación y test de campo. Está focalizado en la resolución de problemas como una estrategia para el desarrollo y el entendimiento de conceptos matemáticos. El juego de ajedrez es un perfecto acceso para obtener este tipo de objetivos. El ajedrez es solución de problemas desde comienzo a fin. Ahora luego de varios años el sector francés de New Brunswick tiene mejores calificaciones que su contraparte inglesa de la misma provincia. (Blanco, 2004: 42)
Dentro de las virtudes de este juego está la de permitir a los niños según Maceira (2005: 12) la de “…desarrollar su propia tabla de valores el individuo permanece alerta y aprende a utilizar como forma usual de procesamiento de la información las herramientas del algoritmo, el modelo, la complejidad, la estructura, la optimización, el significado, el pronóstico. Preparando para la autodeterminación como única forma de superar errores, la toma conciencia de situaciones problémicas y la jerarquización de los mismos desarrollan el pensamiento crítico y ejercitan la toma de decisiones como única forma de alcanzar un juicio valedero.”
Los valores son uno de los componentes de la personalidad, ellos permiten el crecimiento moral y ético de los individuos y la toma de decisiones ante los problemas planteados en su interacción social, es por ello que los sistemas educacionales de muchos países del mundo han enfatizado en hacer del proceso docente educativo una actividad indispensable para el logro de la formación de un ciudadano más preparado y consciente, este punto de vista era compartido por el patriota norteamericano Benjamín Franklin, redactó un artículo llamado “La moral del ajedrez” en la que consideraba que “… la lucha sobre el tablero implica un aprendizaje de aptitudes y comportamiento humanos que los jugadores incorporan a su bagaje ético general.” (Blanco, 2004: 56).
Para Fabelo (1969: 7) los valores se ponen de manifiesto en tres planos de análisis, el objetivo, subjetivo y el instituido, precisa que: “…cada objeto, fenómeno, suceso, tendencia, conducta, idea o percepción; cada resultado de la actividad humana desempeña una determinada función en la sociedad, favorece u obstaculiza el desarrollo progresivo de esta y adquiere una u otra significación y en este sentido es un valor o un antivalor”.
Además de estar clasificado como un juego de reglas y juego intelectual el ajedrez está ubicado como un juego de alto valor pedagógico, muy vinculado con la atención y los procesos sensoperceptuales , entre ellos la memoria; al aumentar la capacidad de nuestra memoria se crea una herramienta útil para el logro de la identificación y solución de disímiles tareas en los niños, tanto en el orden escolar como fuera de él, las motivaciones son las encargadas de impulsar y desarrollar la personalidad, si el sujeto es capaz de determinar su objetivo y orientar por ende las tareas para lograrlo sorteando dificultades que se le puedan presentar podremos decir que se actúa con una verdadera madurez psicológica.
Al lograr que el alumno elimine la incapacidad de diagnosticar sus verdaderos sentimientos esto le facilitara el control consciente de sus acciones “…será de las personas que sabrá sofocar su impulsividad, será de las personas que tienen una estrategia para vivir sabiendo que siempre la preparación fundamental para enfrentarla es la conciencia de uno mismo” (Moya, 2005: 24).
Las funciones del cerebro en el niño deben ser estimuladas para un mejor desempeño de las funciones psíquicas, una buena técnica para mejorar la memoria es visualizar una imagen, al visualizar entran en conexión en su cerebro el hemisferio izquierdo y derecho. Realizar tareas sencillas solo da trabajo a uno de los hemisferios, por lo que el alcance de su análisis será bajo, sin embargo el desafió y la práctica de tareas complejas determinara la fortaleza de su memoria “las imágenes son el material con el que se nutre su memoria. Un problema de ajedrez es una imagen que puede ayudar a alimentarla”. (Ibídem: 24).
El ajedrez tiene un lenguaje muy propio y fascinante, llenos de símbolos; al adentrarse en su cauce el niño comienza a sentir las sensaciones de haber descubierto un nuevo mundo en el que prima el análisis y la armonía, cuando “…se estimula en el niño la expresión corporal y allí sembramos la palabra del gesto justo de la danza, de la actividad deportiva. Se estimula en el niño el lenguaje del ritmo y habremos sembrado en él, el lenguaje de la música. Que se desarrollen esas inteligencias estará dado porque el pensamiento, el lenguaje interior que desarrollan, los iluminara con sus símbolos.” (Ibídem: 35).
Al jugar al ajedrez se desarrolla y mejora la concentración y la atención sobre lo que sucede en el tablero, este recurso valioso logra ser una opción para obtener en aquellos niños propensos a distraerse o que padecen alteraciones para seguir el curso lógico de una explicación del profesor un buen rendimiento en el aula, también es necesaria la atención para lograr sacar nuestras experiencias y recuerdos los elementos para evaluar un acontecimiento y lograr encontrar la solución correcta.
La desorganización de la atención y de la conciencia trae aparejado que el volumen de atención que se ha de movilizar para la realización de cualquier tarea provoque de forma forzada la disminución en el rendimiento analítico y de la observación. La observación es el primer paso para el logro de un descubrimiento o análisis, por ella escogemos los datos que nos son necesarios ante la toma de una decisión “…la observación en el ajedrez es una revolución dentro del propio individuo, pues las respuestas que se exigen a los problemas que se plantean necesitan arrojar por la ventana, las definiciones hechas y los limites estrechos de cualquier teoría (…), más que un método, la observación implica la libertad de ver, de escoger, de seleccionar lo necesario para enfrentar una problemática.” (Ibídem: 47).
Al estimular en los niños la imaginación mediante la solución de tareas y problemas difíciles les permite crear imágenes sobre lo que han aprendido, sobre lo que les gustaría ser, se le proporciona una manera de investigar, de adaptarse a situaciones cambiantes, construir todo un cúmulo de fantasías sobre el mundo que les rodea, adquiriendo así nuevas experiencias formadoras de su personalidad, mejorando su atención y su rendimiento escolar. Cuando el niño trasforma la realidad en la imaginación esta no constituye ninguna arbitrariedad, pues: “El hecho que los pensamientos circulen por hechos positivos además de ser un excelente ejercicio para practicar la imaginación son un dividendo de desarrollo de nuestro potencial.” (Ibídem: 55).
La suma de todos los factores expuestos anteriormente permite en el niño un verdadero aprendizaje, pues así se puede catalogar al que contribuye al desarrollo de la persona; por lo que no podemos confundir al conocimiento con la mera acumulación de datos estadísticos y fechas aisladas que en ocasiones no permiten el verdadero razonamiento. La polémica pedagógica entre educar e instruir aclaró que lo importante no era formar el individuo sino desarrollarlo, humanizarlo y brindarle la capacidad del análisis.
Este conjunto de temáticas dispone al niño para crecerse ante las dificultades, demuestra que el ajedrez puede ser una opción viable para enriquecer la experiencia individual mediante el perfeccionamiento de la mente, de la valoración desde diferentes ópticas con la consiguiente apreciación de los limites y las alternativas, más que un juego es una herramienta básica para el desarrollo armónico de la personalidad y los procesos psíquicos.
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