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Generalidades de la hipertensión arterial en 

el adulto mayor. Ejercicios para controlarla

 

Filial de Ciencias Médicas Baracoa, Guantánamo

(Cuba)

Freddy Durán Montero

Lic. Iriys Elena Terrero Guilarte

fredd.gtm@infomed.sld.cu

 

 

 

 

Resumen

          La hipertensión arterial es la elevación de la presión arterial sistólica y/o diastólica que con toda probabilidad representa la enfermedad crónica más frecuente de las muchas que azotan a la humanidad. Su importancia reside en el hecho de que cuanto mayor sean las cifras, tanto de presión diastólica como sistólica, más elevadas son la morbilidad y mortalidad y esto es así en todas las poblaciones estudiadas, en todos los grupos de edad y en ambos sexos. En Cuba existen diferentes programas de ejercicio físico para el tratamiento del paciente hipertenso, que tiene como objetivo fundamental aumentar el alcance del ejercicio físico dosificado y controlado a este tipo de paciente.

          Palabras clave: Hipertensión arterial. Adulto mayor. Ejercicios.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 188, Enero de 2014. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Estamos en el siglo XXI, un siglo lleno de contradicciones, guerra, hambre, miseria y enfermedades que afectan a las personas. En Cuba en los últimos años ha aumentado la hipertensión arterial especialmente en el adulto mayor. ¡Tal vez has escuchado hablar de este pero quizás no sabes qué hacer!

    Ante las tensiones que provoca el peligro de esta enfermedad, ante los miedos que podamos tener, una cosa tan linda como disfrutar de una buena salud no aparece como peligro sino todo lo contrario, es por ello que lo invitamos a que escuchen el debate de nuestro trabajo.

    Constituye la hipertensión arterial un problema médico de primera magnitud, no solo por las consecuencias que provoca, fundamentalmente complicaciones de tipo cardiovascular (infarto del miocardio), arteriopatías periféricas, infarto cerebral, nefroangioesclerosis, etc., sino también por ser una alteración muy frecuente en los pacientes de edad avanzada, en los que constituye el principal factor de riesgo cardiovascular. Su detección precoz está a cargo de los Médicos de Familia.

Objetivo

    Demostrar mediante un análisis concreto como se pone de manifiesto la Hipertensión Arterial en el adulto mayor a través de una serie de ejercicios que permitan mejorar su calidad de vida, así como las modificaciones en su estilo de vida y los procederes a seguir con un hipertenso de edad avanzada.

Desarrollo

    A la hipertensión arterial se la denomina “la plaga silenciosa del siglo XXI”. El día mundial de la Hipertensión se celebra el 17 de mayo.

    La hipertensión arterial (HTA) es una enfermedad crónica caracterizada por un incremento continuo de las cifras de presión sanguínea en las arterias superiores a 140 mmHg sistólica y 90 mmHg diastólica, es un factor de riesgo bien conocido para el desarrollo de aterosclerosis ya que produce múltiples efectos adversos en el sistema cardiovascular.

    Cuando existe hipertensión el corazón se ve obligado a trabajar can más fuerza, lo que en un período de tiempo suficientemente largo puede provocar un aumento de volumen del corazón en la función de bombeo-insuficiencia cardiaca.

    Los riesgos de la hipertensión arterial (HTA) son mayores en los hombres que en las mujeres y su prevalencia no solo aumenta con la edad, sino que el riesgo es mayor.

    La hipertensión arterial se asocia a tasas de morbilidad y mortalidad considerablemente elevadas, por lo que se considera uno de los problemas más importantes de salud pública, especialmente en los países desarrollados, afectando a cerca de mil millones de personas a nivel mundial. La hipertensión es una enfermedad asintomática y fácil de detectar; sin embargo, cursa con complicaciones graves y letales si no se trata a tiempo.

    En el 90% de los casos la causa de la HTA es desconocida, por lo cual se denomina “hipertensión arterial esencial”, con una fuerte influencia hereditaria. Entre el 5 y 10% de los casos existe una causa directamente responsable de la elevación de las cifras tensionales. A esta forma de hipertensión se la denomina “hipertensión arterial secundaria” que no sólo puede en ocasiones ser tratada y desaparecer para siempre sin requerir tratamiento a largo plazo, sino que además, puede ser la alerta para localizar enfermedades aún más graves, de las que la HTA es únicamente una manifestación clínica.

¿Qué hacemos con un hipertenso de edad avanzada?

    Constituye la hipertensión arterial un problema médico de primera magnitud, no solo por las consecuencias que provoca, fundamentalmente complicaciones de tipo cardiovascular (infarto del miocardio), arteriopatías periféricas, infarto cerebral, nefroangioesclerosis, etc., sino también por ser una alteración muy frecuente en los pacientes de edad avanzada, en los que constituye el principal factor de riesgo cardiovascular. Su detección precoz está a cargo de los Médicos de Familia.

    Diferentes estudios epidemiológicos indican que más de 2/3 de las personas mayores de 65 años son hipertensas. El constituir el factor de riesgo cardiovascular más importante en los ancianos, más que la diabetes, la dislipidemia y/o el hábito del tabáquico, tiene una extraordinaria importancia, ya que las enfermedades cardiovasculares son todavía responsables de la mitad de las muertes en personas mayores de 65 años en los países desarrollados. Es la población con menor índice de control de la presión arterial.

    Parece ser que el envejecimiento arterial se traduce en una alteración de la media, con pérdida, engrosamiento y fragmentación de las fibras elásticas, así como depósito de calcio. Todo ello lleva a una disminución de la distensibilidad arterial, y en menor grado, a un aumento de la resistencia periférica. Se ha especulado sobre los peligros que podría desempeñar una excesiva reducción de la presión arterial en los pacientes de edad avanzada, que se acompañaría de un aumento de la morbimortalidad como consecuencia de una disminución de la perfusión de los órganos nobles como el cerebro y el miocardio. Esta supuesta situación, denominada fenómeno de la curva en J, ha sido referida únicamente en estudios no aleatorizados, y han sido afectados de forma similar los pacientes tratados con placebo y los tratados farmacológicamente, por lo que es difícil utilizarlo como argumento en contra de la terapéutica de los ancianos hipertensos.

    En el anciano hay que tener en cuenta la posible existencia de una seudohipertensión, es decir, un falso aumento de las cifras de tensión arterial debido a la rigidez y calcificación de las arterias, lo cual se pone de manifiesto con la maniobra de Osler, que consiste en buscar el pulso de la arteria radial a pesar de haberse colapsado la arteria con el manguito (desaparición de los ruidos de Korotkoff).

    El tratamiento de la hipertensión arterial en los ancianos obliga a tener en cuenta determinados aspectos y recomendaciones. En algunos puede estar indicado al inicio emplear dosis bajas para evitar síntomas; sin embargo, son necesarios múltiples fármacos y dosis estándares en los ancianos para conseguir los objetivos apropiados de presión arterial.

    El objetivo del tratamiento siempre nos llevará a la reducción de la morbilidad y mortalidad cardiovascular. Saber siempre que la mayoría de los pacientes hipertensos, especialmente los mayores de 60 años, alcanzarán el objetivo de presión arterial diastólica después de la presión arterial sistólica, el enfoque primario debe ser conseguir el objetivo de la presión arterial sistólica, tratando hasta la meta de 140/90 mmHg.

Modificaciones en el estilo de vida

Dieta y nutrientes específicos

    El contenido e integración de las comidas tiene implicaciones en el tratamiento de la HTA. Se hará hincapié en la reducción dietética del NaCL a menos de 6 g ó del Na a 2 g diarios. El potasio, sin embargo, es propuesto como protector contra la HTA y se debe obtener, de preferencia, a través del consumo de frutas frescas y vegetales, antes que usar medicamentos con tal fin.

Peso corporal

    Existe consenso en que el peso corporal y la HTA guardan una cierta proporcionalidad. La obesidad se ha relacionado desde siempre con la HTA ; la reducción de peso es una de las medidas que se debe tomar para combatir esta.La dieta orientada debe ser hipocalórica y más rígida si el paciente es diabético comprobado. Para tener una buena salud hay que tener un peso adecuado pues el sobrepeso o exceso de peso son importantes factores de riesgo no solo para enfermedades cardiovasculares sino también para la Diabetes mellitus y dislipidemias.

    La disminución de peso es quizás la más eficaz de todas las medidas no farmacológicas para el tratamiento de la hipertensión, pues además de reducir la misma, disminuye de manera independiente el riesgo cardiovascular y tiende a mejorar la imagen.

Actividad física

    El ejercicio isotónico-dinámico y aerobio realizado con sistematicidad e intensidad moderada, pero suficiente para producir a largo plazo un efecto de entrenamiento, se debe estimular en hipertensos ligeros y moderados, en quien puede contribuir al descenso de la hipertensión arterial, como a la reducción del peso corporal y a la regulación deseable de un grupo de variables homeostáticas, se deben realizar caminatas a manera de paseos y deportes sin un alto nivel de esfuerzo.

    La actividad física ayuda a bajar de peso, quema grasas, disminuye el nivel de colesterol, mejora la circulación y disminuye el nivel de estrés, por ende, disminuye la tensión arterial. Se recomiendan ejercicios aeróbicos de actividad física moderada (correr, montar bicicletas, trotes, natación) al menos cinco días a la semana por 30 minutos. Puede también indicarse la caminata rápida 100 metros (una cuadra), 80 pasos por minuto, durante 40-50 minutos. Las personas con presión arterial normal con una vida sedentaria incrementan el riesgo de padecer presión arterial elevada entre un 20% a un 50%.

Hábito de fumar

    El cese de fumar debe ser una indicación inmediata en el hipertenso. Se platea que existe una relación directa entre la intensidad al fumar y las cifras de tensión arterial para cada bocanada aspirada por aumento de las resistencias vasculares periféricas.

Ingestión de alcohol

    Se han establecido los volúmenes de alcohol cuya ingestión puede conformar riesgo de HTA, a saber: 720 mL de cerveza, 300 mL de vino o 60 ml de whisky u otras bebidas alcohólicas, cuyos límites no deben ser traspasados.

¿Cómo se trata la hipertensión?

    El primer plan de acción generalmente implica una modificación del estilo de vida, especialmente para personas prehipertensivas.

  • Llevar una alimentación baja en grasas y sal.

  • Reducir el peso excesivo.

  • Comenzar un programa de ejercicio físico regular moderado.

  • Aprender a controlar el estrés.

  • Dejar de fumar.

  • Moderar o suprimir el consumo de alcohol.

Ejercicios de movilidad articular.

Ejercicios de cuello: (deben realizarse con los ojos abiertos)

1.     PI. Parado, piernas separadas, manos a la cintura, realizar 1. flexión al frente del cuello y cabeza. 2. flexión atrás.

2.     PI. Parado, piernas separadas, manos a la cintura, realizar torsión del cuello a ambos lados, alternar.

3.     PI. Parado, piernas separadas, manos a la cintura, realizar 1. flexión lateral del cuello y cabeza a la izquierda. 2. flexión a la derecha, alternar.

Ejercicios de brazos y tronco

4.     PI. Parado, piernas separadas, brazos laterales, realizar círculo con los brazos al frente y círculo con los brazos atrás.

5.     PI. Parado, piernas separadas, brazos extendidos al frente, abrir y cerrar las manos, cambiando la posición de los brazos (lateral, arriba y a bajo).

6.     PI. Parado, piernas separadas, elevación de los brazos por el frente arriba (inspiración), bajarlos por el lateral a la posición inicial (espiración).

7.     PI. Parado, piernas separadas, manos en los hombros, círculo de los hombros al frente y atrás.

8.     PI. Parado, piernas separadas, flexión lateral del tronco, el brazo contrario a la flexión a la axila (inspiración) regresar a la posición inicial (espirando), alternar.

Ejercicios de piernas

9.     PI. Parado, piernas separadas, manos en la cintura, elevación de las rodillas al frente de formar alternada.

10.     PI. Parado, piernas separadas, manos en la cintura, asalto diagonal, alternando.

11.     PI. Parado, piernas separadas, tronco ligeramente flexionado al frente y manos en las rodillas, realizar semiflexión de las mismas.

12.     PI. Parado, piernas separadas, brazos al frente con apoyo de las manos en la espaldera, realizar elevación en la punta de los pies (inspiración), volver a la posición inicial (espirando).PI. Parado, piernas separadas, realizar elevación del cuerpo en la punta de los pies con brazos al frente (inspiración), regresar a la posición inicial (espirando).

13.     PI. Parado, los pies en forma de paso, realizar asalto al frente con el tronco recto, alternando.

Ejercicios de relajación muscular

    Son utilizados en la parte final de la clase con el objetivo de lograr una total recuperación de los signos vitales (presión arterial, frecuencia cardíaca y frecuencia respiratoria) y de la musculatura que intervino en la actividad. Generalmente son combinados con los ejercicios respiratorios, desde la posición decúbito supino o sentado.

1.     De cubito prono estirar los brazos a tras y contraer todo el cuerpo durante 10 segundos y enseguida relajar rápidamente los músculos.

2.     Con la mano en la rodilla de la pier­na opuesta, tire de la pierna por en­cima de la otra hasta llegar al sue­lo. Permanezca en esta posición de 10 a 15 segundos. Los hombros deben to­car el suelo; el brazo libre, relaja­do, debe estar extendido lateral­mente, y la cabeza dirigida hacia la mano de ese mismo lado.

3.     Con la mano auxiliar tire de la pier­na hacia arriba, hasta que el talón toque los glúteos. Sienta la tensión en la parte anterior del muslo, y per­manezca así de 10 a 15 segundos.

4.     Tienda la pierna de abajo sobre el suelo y deje que el peso de la de en­cima la apriete contra el mismo. La tensión debe sentirse en la parte ex­terior de la cadera. Permanezca así de 10 a 15 segundos.

5.     Con ambas manos tire de la pierna todo lo que pueda, de forma que cruce el pecho, y permanezca así de 10 a 15 segundos. La otra pierna se mantiene extendida sobre el suelo.

6.     Tire la pierna con ambas manos lo más que pueda hacia el pecho y per­manezca así de 10 a 15 segundos. Vigile que la rodilla no resulte sobrecarga­da. La sensación de tensión debe experimentarse en la parte poste­rior del muslo.

7.     Lleve los talones hasta los glúteos y con las manos tire de los empeines hacia atrás. Apriete las rodillas ha­cia abajo, lo más fuerte que pueda, con los codos. Flexione ligeramen­te la espalda hacia delante por enci­ma de las piernas y permanezca de 10 a 15 segundos. Éste se siente a lo largo de la parte interior del muslo.

8.     Flexiónese con cuidado hacia un lado, exacta­mente hacia la pierna le­vantada, y permanezca así de 10 a 15 segundos.

9.     Flexiónese por la cadera hacia de­lante, manteniendo la espalda rec­ta. Resulta más sencillo si se mira directamente hacia delante con las manos a la espalda. Permanezca en esa posición de 10 a 15 segundos.

10.     Nota: Esta técnica puede resultar muy efectivo practicándolo asimismo con la mano del lado opuesto, que pasando por detrás de la espalda, agarra el pie y lo levanta hasta presionar sobre los glúteos. Esta técnica durará de 10 a 15 segundos. Si se utiliza la mano opuesta a la pierna que se ejercita, la rodilla se flexiona formando un ángulo natural.

11.     PI: Sentado de la forma que el paciente se sienta lo más cómodo posible, los ojos serrados (preferiblemente), colocamos una mano sobre el pecho para controlar la entrada del aire (si sentimos que el aire entra en la parte pectoral es que estamos realizándola de forma incorrecta) y otra en el diafragma para sentir la entrada del aire. Una vez realizado el primer paso arriba mencionado, Inspiramos de forma profunda y suave a un conteo entre 5 a 8 seg. y Expiramos también de forma profunda y suave a un conteo entre 5 a 8 seg.

Bibliografía

  • Artigao Ramírez, R. (1999). Planificación del entrenamiento físico. En Maroto JM., De Pablo C., Artigao R., Morales MD. Rehabilitación cardíaca. Barcelona, Ed. Olalla; 272-286.

  • Gómez Herrera, B. y H. Hernández. (2002). Influencias del programa de ejercicios físicos para pacientes hipertensos aplicado en el policlínico integral “Wilfredo Santana”. Trabajo de Diploma. La Habana, ISCF “Manuel Fajardo”.

  • Izquierdo Miranda, S. (1990). Hipertensión arterial. Influencia del ejercicio sistemático. Libro. Resumen. Seminario Zonal de Áreas Terapéuticas.

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