La tercera edad como etapa del desarrollo humano | |||
*Licenciada en Educación, en la especialidad de Educación Física. Master en Cultura Física Comunitaria Profesora Asistente de la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte de Granma **Licenciado en Cultura Física. Master en Longevidad Satisfactoria Profesor Auxiliar de la Universidad de Ciencias Médicas de Granma ***Licenciado en Educación, en la especialidad de Educación Física. Master en Longevidad Satisfactoria Profesor Auxiliar de la Universidad de Ciencias Médicas de Granma |
MSc. Lic. María Elena Pérez Rosabal* MSc. Lic. Dixan Alba Martínez** MSc. Lic. Sabino Enrique Alba Martínez*** (Cuba) |
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Resumen El presente artículo aborda como tema central la tercera edad; realizando un análisis del tema, desde su definición hasta los rasgos de la personalidad del adulto mayor; haciendo un análisis de los escritos de otros autores acerca del tema, de las características del proceso de envejecimiento, del proceso del desarrollo psíquico, de las investigaciones que varios autores han incursionado en el tema, como los enfoques clásicos de la Psicología del Desarrollo: biologicista, sociogenetista, y psicogenética; la investigación de la edad en Cuba; la variedad de definiciones acerca del envejecimiento por varios autores; los factores relacionados con este período de la vida; y la caracterización bio-psico-social de la tercera edad. Palabras clave: Longevidad. Tercera edad. Adulto mayor.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 187, Diciembre de 2013. http://www.efdeportes.com/ |
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Según Orosa Frais (2003) “…la llamada tercera edad, también conocida con los términos de vejez, adultez mayor o tardía, ha sido abordada en la literatura de manera aislada o como fase de involución y no como una auténtica etapa del desarrollo humano. Se ubica alrededor de los 60 años, asociada al evento de la jubilación laboral. Incluso hoy comienza a hablarse de una cuarta edad para referirse a las personas que pasan de los 80 años…” esta misma autora señala que “…hasta hoy en día los autores estudiosos de la edad los incluyen a todos como adultos mayores o ancianos, indistintamente, y comienzan a separarlos más bien en estudios demográficos o por proyectos específicos de trabajo…”
El tema de la tercera edad ha sido marcado por hitos importantes en su desarrollo, que han servido de impulso para acrecentar el interés hacia el mismo, Orosa Frais (2003) señala entre los principales eventos que se han convocado acerca del tema a nivel mundial los siguientes:
En 1982, la Asamblea Mundial sobre el envejecimiento aprobó el Plan de Acción Internacional de Viena el cual recomendó el aseguramiento para las personas mayores de las áreas de salud y nutrición, la participación social, en particular de las mujeres, la seguridad económica, así como de la vivienda, el medio ambiente y la educación.
En 1991 la Asamblea General de las Naciones Unidas señaló un conjunto de principios que se deben respetar en cuanto a los ancianos, entre ellos se encuentran los relativos al acceso a los principales servicios para la vida (alimentación, agua, vivienda, salud).
En 1999, el llamado Día Internacional de las personas de edad promovió estos principios bajo el lema “Hacia una sociedad para todas las edades”.
En Cuba la reunión del Grupo de Expertos tuvo lugar a finales del año 1998; en ellas participaron especialistas del tema, en el Taller “Envejecimiento en cuba: tendencias y estrategia” con el auspicio del Ministerio de Salud Pública y la Organización Panamericana de la Salud.
Desde el ámbito de las investigaciones varios han sido los autores que han incursionado en el tema, incluso algunos desde enfoques clásicos de la Psicología del Desarrollo: biologicista, sociogenetista, y psicogenética.
Dentro de la corriente psicogenetista uno de los autores que ha incursionado en el estudio del tema ha sido Erik Eriksson. Este autor dentro de esta corriente se ubica en la tendencia llamada psicodinámica y formuló 8 etapas del desarrollo psicosocial, con las correspondientes crisis asociadas a cada etapa, este autor denomina la fase final con el término de vejez y apunta como crisis característica de esta etapa la relación entre la integridad del “Yo” versus la desesperación. Para el anciano sería más integrado su “Yo” en la medida que acepte su vida pasada, de no ser así, le espera la desesperación y el temor constante a la muerte.
Entre los teóricos genetistas también se encuentran los de perspectiva humanista; Abraham Maslow y Charlotte Buhler, aunque estos autores no fijan etapas en el desarrollo, si señalan la vejez como la última fase de la vida en la que las personas dejan de concentrarse en metas futuras. Es un estado de realización de fracaso o de resignación al revisar el logro o no de sus metas pasadas. Refiere el estado de resignación como el más común para la vejez.
En relación con la corriente biogenética se considera como el iniciador de los estudios acerca de la vejez en los Estados Unidos a Stanley Hall, el mismo planteaba como consideración principal la dependencia de las características psicológicas de la edad de las particularidades biológicas.
Entre las principales limitaciones de estos puntos de vista se encuentran:
Declaran la soledad y la desesperación como un patrimonio de la vejez.
Promueven una concepción de involución y no de desarrollo para la edad.
Confieren al desarrollo psicológico en esta etapa un carácter biologizante, dependiente del deterioro físico que se produce en la etapa.
En relación con estos enfoques se asume los planteamientos de la investigadora cubana Orosa Frais (2003) la cual considera que “…la concepción histórico-cultural del desarrollo psíquico, se constituye en nuestros días, en la construcción más acabada de la explicación acerca de la estructura, contenido y génesis de la psiquis humana…” Desde esta concepción se rompe con la tradicional mirada de involución a esta etapa de la vida y se establece un enfoque personológico de la misma, esta concepción reconoce elementos comunes para este período desde eventos comunes como la jubilación o el desamparo social, pero a la vez reconoce la importancia de la historia de vida de cada persona, su desarrollo personológico precedente, aspectos que hacen que el anciano sea el resultado de él mismo, esta concepción reconoce también la etapa como generadora de nuevas formaciones psicológicas.
En América Latina uno de los principales estudiosos del tema que más ha aportado al mismo ha sido Leopoldo Salvarezza. Este autor, citado por Orosa Frais, señala que “… La vejez es un tema conflictivo, no solo para el que la vive en sí mismo, sino también para aquellos que sin ser viejos aun diariamente la enfrentan desde sus roles profesionales…”
Este autor de formación psicoanalítica, ha realizado una sistematización de las principales teorías acerca de la vejez, fundamentalmente critica la denominada “teoría del desapego o de la desvinculación”, la cual justifica el apartamiento progresivo que la sociedad debería proporcionar a los ancianos toda vez, que han llegado a la edad de la muerte.
La investigación de la edad en Cuba se encuentra dirigida por el Centro Iberoamericano de la Tercera Edad (CITED). Este Centro ha sido el promotor de estudios de formación de recursos, en fin, de la política más general de la atención a los ancianos. El Adulto Mayor en Cuba ocupa más del 12% de la población y se espera que para el año 2025 uno de cada cuatro cubanos sea Adulto Mayor. Por otra parte solo el 1% de los ancianos se encuentran en instituciones, el 9% vive solo y el resto lo hace en convivencia familiar (CITED, 1996).
El Ministerio de Salud Pública incluye la atención a los mayores dentro de sus programas priorizados, por ello es uno de los cuatro programa que deben cumplir los médicos de familia, los que a su vez promueven la existencia de los llamados Círculos de Abuelos en coordinación con el Instituto Nacional de Deporte Cultura Física y Recreación (INDER).
En la literatura dedicada al tema, se encuentran conceptualizados una serie de términos que se utilizan para la designación de la etapa: entre los cuales se encuentran: tercera edad, vejez, senectud, ancianidad o adulto mayor. Entre todas estas conceptualizaciones existe un punto común y es que se toma como referencia para establecer la vejez, el momento en que se producen las transiciones del papel que desempeña la persona en la sociedad, a partir del establecimiento del nuevo status asumido por este grupo social, con sus normas, expectativas y cambios de roles, esencialmente se toma como indicador de tiempo la etapa de jubilación.
Teresa Orosa Fraiz define como adulto mayor la etapa de la vida que comienza alrededor de los 60 años hasta la muerte, mientras Sánchez y González lo definen como “el período que media entre los 60 y 80 años, refiriéndose además que a partir de los 80 años se habla hoy en día de una cuarta edad”, período que también es definido como “longevidad”. Estas autoras toman como referencia el enfoque vigotskiano del desarrollo psíquico, el cual delimita de manera dialéctica una serie de etapas que marcan este proceso, cada una de ellas caracterizada por una determinada Situación Social del Desarrollo, un tipo de actividad que se denomina “rectora” y la aparición de formaciones psicológicas que caracterizan la etapa. En los últimos años, teniendo en cuenta las características del proceso de envejecimiento en Cuba se ha incluido en esta caracterización una última etapa que se establece a partir de los 80 años y que se denomina longevidad.
Por su parte Quintero, Danauy y Torrijos definen el proceso de envejecimiento como “…Un proceso dinámico, progresivo e irreversible en el que intervienen múltiples factores biológicos, psíquicos y sociales interrelacionados entre ellos…”
El envejecimiento, según Devesa y Colina se puede definir como “…Los cambios estructurales y funcionales que ocurren después de alcanzar la madurez reproductiva, que implica una disminución de la capacidad de adaptación ante factores nocivos y tiene como consecuencia un aumento de las probabilidades de muerte en el tiempo…”
Rocabruno refiere que el proceso de envejecimiento “…No es un proceso de causa única, sino el resultado de una compleja asociación de interacciones y modificaciones estructurales y funcionales entre lo biológico, lo psicológico y lo socio–ambiental, es decir, entre lo genético intrínseco y lo ambiental extrínseco…”
Compartimos este último criterio por el enfoque integrador que encierra el mismo acerca del proceso de envejecimiento, pues cualquier análisis que se haga de los cambios y las principales características de esta etapa del desarrollo debe realizarse a la luz de un enfoque integrador “bio-psico-social”, desde un enfoque socio-histórico-culturalista que tenga en cuenta la existencia en la misma de una determinada Situación Social del Desarrollo en la cual interactúan de manera dialéctica las condiciones “ambientales-extrínsecas” y las “genético- intrínsecas”. La aplicación de la Psicología del Desarrollo teniendo como base la Escuela Histórico Cultural de Vygotski significa, además, enfocar al adulto mayor en su Situación Social de Desarrollo, y percibirlo como un ser activo que asume un importante rol en su familia y como ser social.
Alexander Tolstij al abordar la caracterización bio-psico-social de la tercera edad señala que la principal tendencia en este sentido que ha prevalecido en los estudios de esta etapa ha estado marcada por un “cuadro sombrío” de la misma, este autor independientemente de reconocer esta etapa como “difícil” y marcada por diferentes características que son frecuentes en los ancianos, reconoce también que las mismas se hacen muchas veces “excesivas desde el punto de vista tipológico”.
A consideración de Sánchez y González “…Sobre el adulto mayor y los factores relacionados con este período de la vida, se escribe desde diferentes perspectivas y con más amplitud en los últimos años. Esto obedece fundamentalmente a la preocupación cada vez más creciente en las sociedades contemporáneas por las personas mayores de 60 años, que representan el grupo de edad que más rápidamente crece en el mundo. Uno de los aspectos más abordados y quizás más polémicos en las investigaciones es la caracterización de esta etapa desde la perspectiva de los cambios bio-psico-sociales que se producen.”
La caracterización del adulto mayor por la Psicología del Desarrollo constituye un reto en la actualidad, ya que regularmente la mayoría de los investigadores de esta rama no continúan el estudio y caracterización del desarrollo psíquico después de la edad juvenil, pues ello requiere de grandes esfuerzos teóricos que permitan abordar la adultez y en particular al adulto mayor desde una posición auténticamente derivada del desarrollo humano. No obstante se presentan en la bibliografía aproximaciones a esta temática, una de ellas es la caracterización presentada por Sánchez y González y que es la más difundida en el ámbito de las investigaciones de la cultura física, estas autoras toman como base la escuela socio-cultural de Vygotski, y analizan esta edad bajo una perspectiva desarrolladora que distingue a esta etapa de la vida y caracteriza las estructuras psicológicas nuevas en que el papel de las personas que interactúan con el adulto mayor resulta fundamental para el logro de tales neoformaciones.
En sentido general, es necesario señalar que los rasgos de la personalidad del adulto mayor se caracterizan por una tendencia disminuida de la autoestima, las capacidades físicas, mentales, estéticas y de rol social. No obstante estas características pasan por el prisma individual de cada sujeto, las mismas pueden asumir un matiz personológico que tiene que ver con la historia personal de vida de cada sujeto y la calidad con que se ha vivido las etapas anteriores de la vida.
Según Daure, citado por Sánchez y González “…Existen adultos mayores, que conscientes del proceso de su envejecimiento, poseen una adecuada autovaloración de sus características y posibilidades reales y asumen activamente su rol en la sociedad y la familia…”
Fritz Giese destaca además, como nuevas formaciones psicológicas de esta edad, el papel de la sabiduría y la experiencia en estos sujetos, las cuales constituyen un privilegio de las personas maduras y de edad avanzada.
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