La Educación Física Escolar… ¿Qué es? | |||
Licenciado en Psicopedagogía y Maestro de Educación Primaria, especialista en Educación Física, Ambos por la Universidad Complutense de Madrid. Cursando Máster de Innovación, Evaluación y Calidad en la Educación Física por la Universidad Autónoma de Madrid. Ejerciendo como Jefe de Estudios y Especialista de Educación Física en Educación Primaria |
José Luis Felipe Maso (España) |
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Resumen A lo largo del último siglo, el concepto de Educación Física ha sufrido tantos cambios y tan considerables, que ni siquiera los profesionales de este sector, pueden aseverar una definición cerrada ni un campo de trabajo claramente delimitado. Este artículo pretende arrojar algo de luz sobre los principios básicos, los contenidos, las finalidades, los beneficios y el significado de la educación física escolar. Palabras clave: Educación Física Escolar. Bloques de contenido. Funciones del movimiento.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 185, Octubre de 2013. http://www.efdeportes.com/ |
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El diccionario de la Real Academia de la Lengua, define la Educación Física como: “Conjunto de disciplinas y ejercicios encaminados a lograr el desarrollo y perfección corporales”. Esta concisa explicación destierra totalmente la simple y reduccionista creencia popular de que nuestra disciplina se somete a una determina carga lectiva escolar estacional. La educación física abarca todo un proceso evolutivo, en concordancia con el desarrollo integral del ser humano y la maduración a lo largo de toda la vida del hombre. Por lo tanto, debemos vencer la vieja perorata de que la educación física está vinculada exclusivamente a las edades escolares, superando explicaciones reduccionistas que lo limitan a enseñanzas obligatorias del sistema educativo, sino que representa una acción formativa continua que revertirá constantemente sobre la salud, física y mental del individuo.
Parlebas (1996, p. 31) determina los campos de intervención de la educación física en “varios grandes sectores bien tipificados: la escuela y la educación, el deporte de competición, el inmenso campo del deporte de ocio y, finalmente el campo de los disminuidos y la reeducación”. Añade que “estos sectores entran a veces en conflicto institucional y la educación física queda desmembrada”. En mi opinión, se puede reducir los grandes campos a los tres primeros que enumera el investigador francés, puesto que, el trabajo con personas discapacitadas y la reeducación, siempre debe afrontarse con tintes educativos, favoreciendo el mejor disfrute del espacio de ocio.
El profesor José María Cagigal (1981, p. 28) define la educación física como la ciencia cuyo cometido es: "El hombre en movimiento o capaz de movimiento, y las relaciones sociales creadas a partir de esta aptitud o actitud". Parlebas (1996, p. 34) complementa esta idea al afirmar que: “La noción de movimiento reduce la acción física a las características de desplazamiento de la máquina biológica e hipervalora de modo abusivo la descripción técnica. Por el contrario, el concepto de conducta motriz coloca en el centro de la escena al individuo en acción y a las modalidades motrices de expresión de su personalidad”. Teniendo en cuenta ambas explicaciones, se afirma que tan importante es la acción, o la posibilidad de acción biológica, como el desarrollo que se produce en el individuo a niveles psicológicos, personales y, sobre todo, sociales. Por tanto, el contexto histórico, con las particularidades de cada época, determina el modo de entender la educación física y por lo tanto las manifestaciones que lo integran. En este tiempo, las sesiones de baile, bien mediante práctica dirigida o de manera personal, las actividades en el medio natural, el hábito deportivo en gimnasios y las competiciones deportivas de carácter aficionado son las actividades con implicación física más socialmente generalizadas.
Históricamente la educación física escolar, ha utilizado un discurso cercano al de las Ciencias Naturales, lo que Bracht y Caparroz en Martínez (2009, p. 64-65) definen como “un discurso de control del cuerpo, de construcción del cuerpo saludable y productivo, entrenable (pasible de ser entrenado), capaz de grandes y bellos desempeños motores”. Se ha comprobado como conceptos pertenecientes a la biología o la anatomía copaban las principales páginas de los manuales. En mi opinión, esto ha sido fruto de la necesidad que los especialistas han tenido de justificar la existencia de este campo dentro del sistema educativo. El camino no debe ser convertir las sesiones de educación física en una amalgama de contenidos pertenecientes a otras disciplinas, la verdadera fuerza de una ciencia consiste en la creación de un cuerpo de contenidos y vocabulario propios, que identifiquen y definan la educación física. Lo único que se ha provocado, hasta la fecha, es la confusión en los propios alumnos respecto a la finalidad de cada asignatura, al comprobar la repetición de contenidos.
El Consejo Superior de Deportes, publicó (2009, p. 52) su Plan Integral para la Actividad Física, siendo su coordinador Juan Luis Hernández Álvarez, definieron “La educación física, como un área más del sistema educativo, ha tomado el papel de referente y fundamento de todas las actuaciones presentes y futuras para la promoción de la actividad física y el deporte. Un área que ha tenido en cuenta la identificación corporal, el desarrollo de las capacidades perceptivo motrices y las habilidades motrices, la expresión corporal, el trabajo de las capacidades condicionales, el juego y la iniciación deportiva, así como la higiene, la salud corporal y todos aquellos valores que se deriven de una práctica colectiva”.
Si bien es cierto, que con los medios al alcance del profesorado y la implicación de las familias en la escuela actual, deja mucho que desear, en las últimas décadas la legislación educativa ha ido mejorando a favor de los intereses de la acción motriz en cada reforma. La Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) situó en 1990 la educación física en un marco legal de igualdad respecto al resto de materias. Las siguientes leyes LOCE (2002) y LOE (2006) mantuvieron las líneas marcadas en la LOGSE aunque redujeron el horario escolar.
En la actualidad existen cinco bloques de contenidos: Condición Física, Cualidades Motrices, Juegos y Deportes, Expresión Corporal y Actividades en el Medio Natural. Estos bloques no son compartimentos estancos, como podrían ser los temas de otras asignaturas, pues los contenidos no vienen temporalizados por ley. Esto permite libertad al docente a la hora de llevarlo a la práctica, lo que en las peores ocasiones repercute en dejar a un lado los contenidos que no domina el profesor, volcando la programación en aquellas áreas que mejor domina o más interesan al adulto. Barbero (1996, p. 26) alertó sobre la posibilidad de “instalarnos en prácticas motrices en las que nos sentimos más cómodos y eludir otros contenidos para los que no nos sentimos formados, perpetuando así maneras anacrónicas de entender la educación física que provienen de trayectos de socialización fundamentalmente deportivos extraescolares”. Al margen de estos bloques de contenidos, existen los denominados "transversales", que abarcan la educación medioambiental, para la salud o en la igualdad, que permiten al profesor contextualizar en función de las necesidades espacio-temporales reales. De cualquier modo, se aconseja que los bloques de contenidos estén relacionados entre sí, para favorecer un aprendizaje más significativo y globalizado.
La educación física está presente de manera obligatoria, con mayor o menor carga horaria, desde primero de primaria, seis años, hasta segundo de Educación Secundaria Obligatoria, en torno a los catorce o quince. El papel fundamental a lo largo de estos ocho cursos debe ser, en mi opinión y en la de Guerrero (2009, p. 115) “fomentar un estilo de vida activo. Se trata de un período en el que necesitan aprender habilidades esenciales de la vida y adquirir una base de conocimientos prácticos que influirán y facilitarán el compromiso con una vida activa”. La motivación a la hora de afrontar cualquier actividad es fundamental y el autor recuerda que “El mundo de motivaciones en la actividad física debe estar centrado por el disfrute en el movimiento al hábito del movimiento, por el simple ejercicio físico que le proporcionan la alegría funcional de disponer de sí mismo, el placer funcional del propio movimiento y la primera posibilidad de una actividad que se recrea en su propia realización”. No corresponde al docente establecer que campo del movimiento debe ser el preferido por el alumno, como se puede comprobar en aquellas programaciones centradas en un solo bloque de contenidos o en la enseñanza excesiva de deportes. El papel del profesional será, presentar el mayor número de posibilidades de movimiento que sea posible, según el contexto, para que ellos en función de sus intereses y herramientas personales se decidan por el campo que más les interese. Todo ello debe fundamentarse en las funciones del movimiento que recogió el MEC en el Real Decreto 1345/1991:
“Función de conocimiento, en la medida en que el movimiento es uno de los instrumentos cognitivos fundamentales de la persona, tanto para conocerse a sí misma como para explorar y estructurar su entorno inmediato”.
“Función anatómico-funcional, mejorando e incrementando, mediante el movimiento, la propia capacidad motriz, en diferentes situaciones y para distintos fines y actividades”.
“Función estética y expresiva, a través de las manifestaciones artísticas que se basan en la expresión corporal y el movimiento”.
“Función comunicativa y de relación, en tanto que la persona utiliza su cuerpo y el movimiento corporal para relacionarse con otras personas, no solo en el juego y el deporte, sino, en general, en toda clase de actividades físicas”.
“Función higiénica, relativa a la conservación y mejora de la propia salud y estado físico, así como a la prevención de terminadas enfermedades y disfunciones”.
“Función agonística, en tanto que la persona puede demostrar su destreza, competir y superar dificultades, a través del movimiento corporal”.
“Función catártica y hedonista, en la medida en que las personas, a través del ejercicio físico, se liberan de tensiones, restablecen su equilibrio psíquico, realizan actividades de ocio y, gracias a todo ello, disfrutan de su propio movimiento y eficacia corporal”.
A estas funciones, que toda programación debe recoger, añaden Hernández y Velázquez (1996, p. 81) la que definieron como función moralizadora “que si bien no parece haber sido reconocida, de forma explícita, por ninguna institución escolar ha contribuido indudablemente a que la Educación Física se integrara como parte importante de algunos sistemas educativos”.
Si las sesiones de educación física se presentan de manera atractiva, variada y capaz de conquistar la atención de todos los alumnos, se creará una cierta inquietud hacia el mundo de lo motriz, buscando cada uno, en función de sus intereses, explorar el campo que más le llame la atención. Esta base irá creando una adherencia hacia el ejercicio físico. Lo menos importante, es si la actividad preferida es un deporte de equipo, individual o cualquier otra forma de movimiento.
Veiga Núñez (2007, p. 45) recoge en su programa Perseo: “La Educación Física tiene la capacidad de influir sobre la salud potencialmente por dos vías. En primer lugar puede tener un efecto directo sobre la salud de los escolares a partir de las cantidades de actividad física que es capaz de proporcionar. Los programas de educación física diaria (por los cuales se está abogando en algunos países) tienen la capacidad potencial de proporcionar a toda la población infantil las cantidades mínimas de actividad física que se proponen en las recomendaciones existentes”. Lo fundamental es crear un hábito favorable hacia la práctica deportiva, puesto que está demostrado que repercute positivamente sobre el organismo en los siguientes aspectos:
Nivel fisiológico: Aumenta la irrigación sanguínea y la movilidad articular. Mejora la fuerza, la resistencia, la velocidad y la elasticidad muscular. Se produce un aumento de la capacidad de asimilación/aprovechamiento del oxígeno y una mayor capacidad pulmonar y del corazón. También disminuye la frecuencia cardiaca de reposo y, en situaciones de esfuerzo, aumenta la cantidad de sangre por cada latido. Aumenta el consumo de grasas durante la actividad, contribuyendo a la pérdida de peso. Colabora en la reducción del colesterol total. Mejora la tolerancia a la glucosa, favoreciendo el tratamiento de la diabetes. Todo ello conlleva un menor riesgo de enfermedad y un envejecimiento más retardado.
Nivel psicológico: Produce una sensación de bienestar subjetivo, fruto de las endorfinas que provoca el ejercicio y de la mejora de la calidad de vida. Además, contrarresta la ansiedad, la angustia, la depresión, la sensación de fatiga, el cansancio y ayuda a aumentar el optimismo. Reduce el tejido graso acumulado en el cuerpo y mejora el tono muscular, lo que puede repercutir en la consecución de los cánones de belleza actuales, con el consecuente aumento en seguridad personal y autoestima.
Nivel social: La calidad de vida aumenta, puesto que las personas mantienen durante más años un estado de salud apropiado y un grado de autonomía suficiente para valerse por sí mismos. Lo que posibilita mantenerse más tiempo y de manera más activa en la vida en sociedad, elemento fundamental para sentirse vivo e integrado con el entorno.
Cualquier acción motriz, queda demostrado, que genera múltiples beneficios para el organismo. Desgraciadamente, son muchos los jóvenes que reducen su actividad a la educación física escolar, originándose importantes déficits en varios campos. Por un lado, las horas semanales de práctica física escolar son escasas y su finalidad no son ni promover un rendimiento deportivo, ni generar una quema de calorías considerable en el practicante. Por estos motivos, entre otros, los padres y madres son cada vez más conscientes que es necesario complementar esta actividad con la participación en grupos de actividad extraescolar, sin abandonar las funciones anteriormente expuestas, Hernández (2009, p. 45-46), a través del Plan Integral para la Actividad Física identifica las potencialidades del deporte en la edad escolar:
Aumenta la práctica deportiva de forma absoluta.
Alto nivel motivacional de la práctica deportiva entre los niños y los jóvenes.
El destacado valor del carácter lúdico de las actividades físicodeportivas para los jóvenes, hecho que conlleva una gran implicación de los participantes.
La universalidad de la práctica deportiva ofrece un papel integrador de primera línea a las prácticas deportivas.
La actividad física y el deporte en edad escolar es una de las actividades que más favorece los procesos de socialización entre los escolares de nuestro entorno.
Destaca su potencialidad para la prevención de conductas de riesgo entre los adolescentes.
El valor educativo de la actividad física y del deporte en edad escolar, como instrumento para la transmisión de valores positivos.
Los hábitos para un estilo de vida activo y saludable que, desde la edad escolar, genera la práctica de actividad física y deportiva adecuada.
La compensación de hábitos de ocio sedentarios vinculados al desarrollo tecnológico, mediante la práctica de actividad física y deportiva.
Referencias bibliográficas
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Blázquez, D. y Hernández, J. (1984): “Clasificación o taxonomías deportivas”. Barcelona: Monografía. INEF.
Cagigal, J.M. (1981): “¡Oh deporte! Anatomía de un gigante”. Ed. Miñon. Valladolid.
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Consejo Superior de Deportes (2011): “Los hábitos deportivos de la población escolar española”. Consejo Superior de Deportes. ISBN: 978-84-694-7214-9.
Guerrero Soto, A. (2009): “Las actividades físicodeportivas en México, adherencia o apatía: una perspectiva docente en B.C.”. XVII Jornadas de formación de educación física en la escuela factores motivacionales relacionados con la adherencia a la práctica en diferentes contextos físico-deportivos. Organiza Departamento de expresión musical, plástica, corporal y sus didácticas y máster en educación físico-deportiva de la Universidad de Huelva.
Hernández Álvarez J.L. y Velázquez Buendía, R. (1996): “La actividad física y deportiva extraescolar en los centros educativos”. Ministerio de Educación y Ciencia. Madrid.
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Martínez Álvarez, L. (2000): “A vueltas con la historia: una mirada a la Educación Física del siglo XX”. Revista de Educación. Nº Extra 1, 2000, pp. 83-112.
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Veiga Nuñez, O. y Martínez Gómez, D. (2007): “Programa Perseo”. Ministerio de Sanidad y Consumo, Agencia Española de Seguridad Alimentaria y nutrición. Subdirección General de Coordinación Científica.
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