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Tareas pedagógicas con alto valor comunicativo: la orientación 

profesional y la formación vocacional de futuros maestros y profesores

 

Profesoras de la Universidad Pedagógica “Blas Roca Calderío”

Provincia Granma

(Cuba)

MSc. Lic. Graciela Rosales Reyes

Lic. Andrés Rafael Pérez de la Rosa

MSc. Ing. Mariela Tamayo Reyes

Lic. Tamara Puerta Montano

rafaelperez@gr.rimed.cu

 

 

 

 

Resumen

          Actualmente, a la luz del establecimiento de nuevos planes de estudio y la consiguiente búsqueda de estudiantes capaces, decididos y motivados para matricular en las carreras de la Universidad, la labor que desarrollen las Comisiones de Ingreso adquiere una relevancia insoslayable. En virtud de cumplir con las aspiraciones de los jóvenes y de garantizar la entrada de los más preparados a las aulas universitarias, es necesario que la orientación profesional y la formación vocacional estén matizadas por buena dosis de una comunicación efectiva y es precisamente lo que se pretende dar a conocer en este trabajo a través del método de la evaluación de mensajes.

          Palabras clave: Orientación profesional. Formación vocacional. Comunicación.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 184, Septiembre de 2013. http://www.efdeportes.com/

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    En la constante labor que desarrolla la institución escolar en la orientación profesional y formación vocacional, constituye un importante componente la orientación comunicativa que se le imprima a la actividad y el propio conocimiento de que los límites de ambas acciones se asemejan, pues formación y orientación pueden concebirse implícitamente una en la otra y viceversa; no obstante, ambas constituyen tareas que el sistema educativo cubano está comprometido a resolver.

    Para enfrentar todo el proceso relacionado con la orientación profesional y la formación vocacional, es necesario recordar que la comunicación personal incluye la planificación y desarrollo de actividades, la aceptación y trasmisión de mensajes, de normas morales y de conducta, pero todo ello sobre la base de un consistente proceso comunicativo que parta de la evaluación de dicho proceso.

    Este trabajo pretende, a través del proceso de evaluación de mensajes, mostrar la importancia que tiene el mismo en la comunicación activa que debe establecerse entre las comisiones de ingreso y los futuros profesionales.

    Como bien expresara Fernando González Rey, en su libro “Psicología, Principios y Categorías “, la comunicación es:

    “Un proceso en extremo activo, en el cual los elementos que participan siempre lo hacen en condición de sujetos de ese proceso. En el proceso de comunicación, las personas se relacionan tanto por vía verbal como no verbal y a lo largo de ese proceso, cada una de las partes implicadas en el mismo reflexiona, valora y expresa de manera activa, por uno u otro canal del proceso, sus propias conclusiones, vivencias y valoraciones con independencia de que se exprese o no de manera verbal en ese momento”.

    Como proceso activo, la comunicación requiere de la interacción de los sujetos implicados en él, es decir, que el hombre no se comunica con otros en abstracto, sino a través de la propia participación de esos sujetos en el acto de habla.

    Liliana Vollán, en su libro “Mejorando nuestras comunicaciones”, editado en Santiago de Chile en 1996 plantea que la comunicación es un fenómeno natural, cotidiano, inherente al ser humano, caracterizado por el conjunto de intercambios verbales y no verbales que se producen entre las personas quienes interactúan influyendo la una en la otra. De hecho, una característica es la sociabilidad, entendida como la necesidad de relacionarse y comunicarse con otras para vivir y satisfacer necesidades.

    El MSc. Roberto Manzano Guzmán, en su libro “La dirección de la escuela: Reto hoy y siempre” plantea que la comunicación es compartir o hacer común. Es un proceso plurideterminado, esencial en la actividad humana que propicia la relación bilateral y la interacción social, mediante el intercambio verbal o no de mensajes y la comprensión de los mismos, relacionados con las necesidades productivas de los hombres. Desempeña un papel importante en la atmósfera psicológica de los grupos humanos y en el desarrollo de la personalidad.

    Lo planteado anteriormente en cada concepto no solo sirve para indicar la posición clave que ocupa la comunicación, sino para hacer un llamado a la reflexión acerca de lo que intrínsecamente representa. Es decir, se apunta hacia la identificación de la comunicación como un proceso desarrollado por el hombre en función de sus necesidades productivas y donde unos influyen sobre los otros. Por consiguiente, se necesita que el profesor tenga presente que en cada momento que intercambia con sus alumnos debe prevalecer la presencia de un medio participativo, la creación de una atmósfera social participativa, en suma la creación de una cultura participativa donde se respete y estimule la comunicación.

    En numerosas ocasiones se ha dicho que hay que profundizar en la orientación profesional y la formación vocacional de los alumnos y se ha considerado engorrosa la tarea, se ha preguntado cómo hacerlo y han surgido numerosas ideas. No obstante, los resultados han carecido de relevancia y eficacia, pues el modo en que se desarrolló lo planificado no contó con algo tan vital como la verdadera comunicación.

    Resulta importante recordar que el concepto de orientación profesional está íntimamente vinculado con el de formación vocacional, al extremo de que a veces no se sabe dónde empieza y dónde termina su diferenciación.

    Al analizar la relación existente entre ambas categorías sociales, se descubre el hecho de que los datos proporcionados por la psicofisiología de cada individuo le permiten elegir entre muchas profesiones y especialidades y que la vocación se revela a través de los resultados de la actividad, manifestándose en profesiones diversas. En tal propósito García Galló expresó:

    “La actividad práctica que lleva a un individuo a realizar ciertas tareas despierta en él determinadas inclinaciones o tendencias, por ejemplo, un maestro por sus relaciones humanas y su dominio de la ciencia social, se ve inclinado a ser un cuadro político, se especializa a su vez en la propaganda, en el trabajo científico, entre otros”.

    Actualmente, para los profesionales que intervienen en el proceso de selección de los estudiantes que deciden desarrollar su actividad práctica futura en las aulas, es un gran reto descubrir a los que reúnen los requisitos mínimos necesarios para convertirse en maestros y profesores

    Pero se ha preguntado qué hacer para guiar ese proceso de orientación hacia la profesión y la formación de la vocación. Ante todo es necesario lograr una verdadera comunicación. Para ello se propone conocer los aspectos a tener en cuenta para evaluar los mensajes que se trasmiten.

    La evaluación es un proceso de comunicación educativa, es sinónimo de respuesta, sin la cual no hay diálogo y sin este no hay realmente comunicación; por tanto, es importante evaluar los mensajes que se desee lleguen al receptor, en este caso, al alumno o sujeto que participa activamente en el proceso de selección de las carreras pedagógicas.

    Este proceder adquiere su máximo valor cuando se trate de estudiantes que no han expresado, con anterioridad, su deseo de convertirse en los futuros educadores de una sociedad apremiada por el desarrollo de la ciencia y la técnica para continuar por los caminos ya marcados por las generaciones de profesionales actuales

    Es por ello que se propone realizar la siguiente evaluación de los mensajes a transmitir, antes de emprender el camino de la orientación profesional y la formación vocacional:

    Para evaluar la comprensión es válido preguntarse si el mensaje es lo suficientemente claro como para que sea comprendido por el estudiante o grupo al que se dirige.

    La aceptación se evalúa a través de la realización de las siguientes preguntas:

  • ¿Es recibido con agrado?

  • ¿Contiene el mensaje algo que puede ser ofensivo o se oponga a las normas culturales de la comunidad educativa a la cual va dirigido?

    Para evaluar la identificación puede preguntarse:

  • ¿Considera el estudiante o grupo de estudiantes que el mensaje les compete y está dirigido a ellos, o se sienten ajeno a él?

    La persuasión puede evaluarse con la siguiente pregunta:

  • ¿Es el mensaje lo suficientemente convincente como para lograr los cambios de actitudes y conductas deseados?

    Para evaluar la atracción puede preguntarse:

  • ¿Es el mensaje atractivo o interesante como para despertar o mantener la atención del estudiante o grupo de estudiantes?

    Es evidente que este grupo de preguntas puede favorecer la labor que desarrolla el profesor para orientar hacia profesiones y formar convicciones; pero, no son totalmente suficientes, necesitan complementarse con un conjunto de cualidades que debe caracterizar al conductor de ese proceso formativo y orientador, tales como: ser ejemplo vivo, tener unidad de pensamiento y acción, sentir pasión por el quehacer escolar, tener firmes convicciones, ser carismático(entusiasta para poder entusiasmar, tener poder de convencimiento y emocionar), tener optimismo contagioso, ser inspirador y perseverante en su labor.

    También debe tenerse presente que en la comunicación que se efectúe entre el profesor-sujeto que orienta hacia la profesión y ayuda a formar la vocación, y el alumno-futuro profesional de la educación o de cualquier otra rama de la ciencia o la técnica, debe hacerse coincidir el mensaje verbal con el gestual de forma clara y directa; no dar rodeos para decir algo; mirar a los ojos de quien escucha; prestar atención a sus respuestas; no ocultar información; explicar por qué se quiere o necesita que haga lo que se le pide y utilizar vocablos oportunos, precisos y además respetuosos.

    Resulta oportuno recomendar, además, que para que el trabajo del profesor orientador tenga éxito, es decir, para que el diálogo que establezca sea efectivo a favor de la orientación profesional y la formación vocacional, este debe transcurrir en un ambiente emocional sano, participativo, disciplinado; en resumen, implantar un clima social favorable para que el alumno pueda representarse con sus propias herramientas la profesión que elegirá.

    Además debe conocerse y tomar en cuenta lo que puede impulsar su decisión, es decir, qué lo mueve al seleccionar su futura profesión y en ello tiene buena dosis de participación el prestigio de la profesión y del profesional que la represente. Por tanto, el nivel comunicativo que el maestro haya alcanzado será una segura carta de triunfo en su tarea de sumar seguidores a la labor educacional que realiza.

    No debe olvidarse que en la orientación profesional y la formación vocacional se hace un virtuoso trabajo si se realiza a través de la formación de convicciones en los estudiantes, de manera que se logre su actuación por convicción propia y determinación razonada acerca del futuro profesional que eligen para sí, teniendo en cuenta las circunstancias que la vida les proporciona.

Bibliografía

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