Campamentos: un recurso educativo que altera la lógica escolar | |||
Profesor universitario de Educación Física por la Universidad de Flores Profesorado de enseñanza primaria en la Escuela Normal Superior Nº 7 “José María Torres” |
Emiliano Alonso (Argentina) |
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Resumen El artículo intenta poder visualizar algunas diferencias entre el Campamento, como recurso de la educación formal, y la organización de la enseñanza en la Escuela. Para esto, plantea diferentes “alteraciones de la lógica escolar”. Algunas de estas alteraciones son “estructurales en los campamentos” y otras son posibilidades; por lo tanto son decisiones ideológicas de los docentes. Se nombran como: “Alteraciones de la lógica que son potencialmente abordables en los campamentos” y “Alteraciones de la lógica vinculadas con la adquisición de autonomía”. Palabras clave: Campamento. Escuela. Recurso didáctico.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 184, Septiembre de 2013. http://www.efdeportes.com/ |
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El campamento es un recurso pedagógico más de la escuela primaria, desde el área de Educación Física se aborda el trabajo en 3 ámbitos: el patio o gimnasio, el medio acuático y el medio natural. Dentro de este último se desarrollan los campamentos como proyectos para la enseñanza de contenidos de la educación física con la posibilidad de abordar contenidos de otras áreas. Sin embargo, no resultan tan sencillos de aprovechar como otros recursos didácticos. Los campamentos rompen, y brindan la posibilidad de romper, con algunas lógicas escolares. Esta disrupción de la lógica escolar otorga infinidad de posibilidades, pero a su vez podría ser una complicación para llevarlo a cabo. Pensando en las posibilidades que ofrece es que en este artículo se desarrollan las alteraciones en la lógica escolar que el campamento provoca, intentando explorar y explotar ese potencial que da mirar las situaciones con otros ojos.
Alteraciones de la lógica que son estructurales en los campamentos
Lógica del núcleo familiar
La realización de un campamento implica pasar una noche fuera de casa, es por eso que el núcleo familiar se ve alterado en su cotidianidad; esto implica que el niño se vea obligado a generar otros lazos que le permitan encontrara la tranquilidad, la confianza y la seguridad necesaria para pasar la noche fuera del seno familiar. El núcleo de contención deja de ser el familiar (mientras dura la experiencia) y pasa a ser por un lado el grupo, el subgrupo de amigos más íntimo y el plantel docente. Este alejamiento temporario del núcleo familiar fuerza la necesidad de resolver autónomamente algunas situaciones que en ocasiones resuelve algún mayor (algunos de estos aspectos se desarrollan más adelante).
Lógica temporal
El campamento altera el orden temporal escolar. El tiempo en la escuela está sumamente pautado; hay un horario de ingreso y de salida, hay un timbre que indica el comienzo del tiempo de juego y lo diferencia del tiempo de aprender; hay cambios de hora que se manifiestan con la entrada de otro docente o con el cambio de carpeta de trabajo para estudiar otra disciplina. La lógica temporal en la experiencia de campamento es absolutamente distinta; por lo general, suele haber un estructurante temporal que son las comidas. La comida determina un antes y un después, marca momentos y ritmos de intensidad y pausas. El respeto de las 4 comidas divide el día y son por lo general esos tiempos los que le permiten a los chicos anticipar en qué momento ocurrirá tal o cual cosa. En muchos campamentos el retraso en alguna comida o en alguna actividad suele correr los tiempos que habitualmente respetamos en la cotidianidad; sin embargo sigue actuando la lógica temporal propia de la actividad y no se altera el funcionamiento.
Por otro lado, la división del tiempo de jugar y aprender no aparece como tal. Si bien muchas veces los chicos tienen algún momento de juego autónomo, no suele marcarse este momento con mucho antagonismo con otras actividades. De hecho en muchos campamentos este momento no existe y los chicos no lo viven como necesario porque en el transcurso de las propuestas lo lúdico se vio reflejado con asiduidad.
Además de las comidas otro elemento estructurante del tiempo es la luz. En el campamento esta vuelta al respeto de los tiempos naturales determina el tipo de propuesta para cada momento. Hay actividades para hacer con luz y otras para hacer por la noche, esto está anticipado y pautado. Asociada con la luz aparece la temperatura, también determinará en que momento realizar tal o cual actividad e influirá en el ánimo de los chicos; invitará a hacer juegos con agua o a hacer un alto para abrigarse.
Otro de los cambios en la lógica temporal, será la sobrevaloración del tiempo grupal por sobre el tiempo individual. El tiempo que a “mí” me lleva asearme deberá estar sujeto al tiempo que necesitan los “otros” para hacerlo y al tiempo de que tenemos “nosotros” para hacer lo que sigue; el tiempo que a “mí” me lleva trasladarme de un lado al otro tendrá que acomodarse al tiempo que nos lleve a “nosotros” cumplir con el recorrido. La importancia de la grupalidad se manifestará en los tiempos de cada uno y en los tiempos grupales, en donde los tiempos de espera de algún o algunos integrantes se intentarán reducir al máximo.
Por último compartir, la cotidianidad con todo lo que ello implica (ver a un docente durmiendo, recién levantado, lavándose los dientes, comiendo) también es una modalidad distinta de compartir el tiempo.
Lógica espacial
El espacio es una de las primeras cosas que se modifica cuando pensamos en salir de campamento. La primera pregunta de los chicos suele ser ¿Cuándo? Y la segunda ¿Adónde? Si bien es posible acampar en alguna escuela, lo más común es trasladarse a un medio distinto; más agreste. El cambio de medio desde la perspectiva espacial ofrece muchas diferencias: los espacios son más amplios, tienen menos límites concretos (si los tienen suelen ser de otros materiales que en el medio urbano), son más irregulares, son más blandos, son menos homogéneos (tienen tierra, barro, agua, pasto, piedras, cemento). Estas diferencias físicas modificarán las formas de movernos en él. Será importante entonces delimitar sectores: donde se pueden mover solos, hasta donde se puede ir, lugares de peligro, etc.
Sin embargo, las diferencias “físicas” no son las únicas, las diferencias simbólicas será imprescindible tenerlas en cuenta. La forma en la que dispongamos nuestro campamento influirá en la forma de desplazarse, de verse y sentirse en ese lugar nuevo. El espacio en donde se dispongan las carpas (por lo general en forma de círculo o herradura, aunque no es la única manera de ordenarlas) y el sector de comedor serán espacios que los chicos tendrían que sentir como propios; para avanzar en este proceso se podría proponer a los chicos transformar ese lugar con elementos de ellos (banderas, adornos, modificar la disposición). El uso del espacio por parte del grupo o de cada uno de los integrantes le brindará información al docente sobre cómo está el grupo: detectar niños aislados o subgrupos que permanentemente se separan, los espacios que ocupan los varones y las mujeres son cuestiones a mirar.
Trabajar en el espacio ampliado para algunos es una novedad, aprovechar las posibilidades que brinda el poder desplazarnos, usar la amplitud es importante para explotar el potencial del medio, pero requiere algunas previsiones: fijar los límites, indicar con qué señal nos agrupamos, cuál es el lugar de encuentro, dónde estaremos los adultos, qué se puede y qué no, garantizar que todos escuchen la consigna y que estén cómodos para trabajar (el piso húmedo, el sol de frente a los chicos o algún elemento distractor atentan contra nuestra actividad).
El descubrimiento del nuevo espacio para los chicos propone varios desafíos y la posibilidad de abordar contenidos vinculados a la orientación como lectura o construcción de planos, manejo de brújulas, etc.
El trabajo en espacios amplios promueve el traslado autónomo de los chicos en el espacio; ahora bien, uno puede proponer ocupar grandes sectores en donde los chicos estén siempre dentro de nuestro campo visual o (si las condiciones de seguridad están dadas) que los chicos transiten por lugares en donde se pierdan de la mirada del adulto. Esta última propuesta rompe con la estructura panóptica que tiene la escuela. No quiere decir por eso que los chicos se pierdan, si se tienen en cuenta las recomendaciones para usar los espacios amplios los chicos se pueden manejar con seguridad y autonomía. La propuesta de salir del campo visual adulto brinda en los chicos un espaldarazo de confianza y, según la edad de los chicos, una dosis más de aventura.
El campamento rompe con la lógica espacial escolar en un sector más, un lugar importantísimo para los chicos, un espacio íntimo: la carpa. La carpa es el espacio de pertenencia de un pequeño grupo y si bien es un espacio físico, también se construye simbólicamente. El ver como los chicos festejan lograr armarla o la melancolía (y a veces bronca) que implica desarmarla dan cuenta de la importancia que tiene para los ellos. Es un espacio más en donde el docente no los está viendo, es un espacio que promueve la organización interna del subgrupo que la habita, es un espacio donde se construyen normas, es un espacio propio, que refugia y que contiene. Resultará importante tener en cuenta estas cuestiones para poder anticiparlas y generar estrategias que promuevan aprendizajes a partir de las posibilidades que brinda.
Por último, como pasaba con el tiempo, el espacio en el campamento tampoco se divide en espacio de aprender y espacio de jugar (como suele suceder en la escuela). Es espacio es habitado por los chicos y por los adultos, los chicos querrán explorarlo todo, será responsabilidad de los adultos generar propuestas para que los acampantes no solo lo transiten, sino que lo vivencien.
Lógica de la división disciplinar
La escuela moderna tomó la decisión de segmentar el conocimiento en diferentes áreas para poder enseñarlo. En muchas ocasiones el nombre de las materias ha cambiado y ha sido una decisión política qué materias debían entrar en la currícula y con qué carga horaria cada una. Una de las formas de entender el campamento es como la creación de una “sociedad transitoria” que se forma para vivir 2 ó más días juntos. Siguiendo con esta línea de pensamiento en la “sociedad” creada el conocimiento atravesará la vida como lo atraviesa en cada una de las sociedades, no en forma fragmentada, sino como un todo.
La fragmentación disciplinar que existe en la escuela para abordar aprendizajes en el campamento se encuentra alterada. Difícilmente encontremos una propuesta campamentil en donde los campos disciplinares de la escuela no se entrecrucen (lo que no quiere decir que no se use algún espacio para una materia específica). Como dice el Diseño Curricular de Educación Física del GCBA: “Será decisivo también el trabajo junto con otros docentes para organizar el proyecto…” no solo por la imposibilidad de llevarlo a cabo solo, sino por la posibilidad de abordar contenidos de todas las materias que propone la escuela.
Es cierto que las propuestas de trabajo estarán pensadas para generar aprendizajes determinados y muchas veces están pensados a partir de los objetivos de una disciplina en particular, pero seguramente estos no se limitarán a un área y estarán atravesados por contenidos de otras asignaturas, en especial las actividades vinculadas con la resolución de la vida cotidiana. Por ejemplo, el armado de carpas puede estar mirado desde la educación física como el aprendizaje de una técnica campamentil, pero para llevarlo a cabo aparecen conceptos de simetría, ángulos, figuras y cuerpos que son contenidos de matemática; para decidir donde armarla aparecerán contenidos de ciencias naturales vinculados a las características del terreno, la humedad, los materiales con que está hecha, desde Tecnología la carpa puede ser un dispositivo tecnológico para resolver un problema. Podemos seguir encontrando la vinculación con otras áreas si nos tomamos la tarea.
Las lógicas que siguen dependerán del posicionamiento pedagógico del docente y del tipo de actividad campamentil que lleve a cabo, la propuesta es animarse a alterarlas para brindar experiencias de mayor autonomía y diversidad en la adquisición de aprendizajes. Por otro lado, en muchas oportunidades el campamento es el único espacio en donde los niños se enfrentarán con la posibilidad de alterar pautas que la cultura hegemónica sostiene.
Alteraciones de la lógica que son potencialmente abordables en los campamentos
Lógica del bien individual
El bien común se torna particularmente visible en la situación de campamento, en ocasiones, se torna trascendental para garantizar la subsistencia. En el cuidado de ciertos materiales generales como una carpa, las ollas o una cartelera con información se visualiza la importancia que para el grupo tienen. En muchas instancias los materiales generales se tornan irremplazables y su rotura un problema irresoluble. La valoración de ese elemento está dada por su necesidad, es fácil de reconocer para los chicos y lo individual resulta más fácilmente reemplazable que el material común. Esta situación suele alterar la lógica con la que se vive en la sociedad de consumo en la que lo individual, lo privado, tiene preponderancia sobre lo público.
Lógica de la tecnología disponible
La tecnología a disposición en un campamento es una tecnología de la era predigital, sin embargo, resulta muy interesante aprender a dominarla. Esta tecnología no suele estar a disposición de los chicos con frecuencia, por lo tanto sus experiencias al respecto suelen ser limitadas. La disponibilidad de tecnología digital, en el caso de existir, estará en función de situaciones especiales elegidas por el docente. No quiere decir que no la haya, pero “por definición” en la propuesta campamentil estará limitada. Habrá que elegir en qué situaciones se puede explotar su potencial para ayudarnos a conocer y seguir aprendiendo.
Lógica estética
Si bien existe una estética propia de los que desarrollan actividades en la naturaleza (del deportista, del peón de campo) en la situación de campamento, la estética no es lo que prima a la hora de vestirse. La funcionalidad de la vestimenta pasa a primer plano dada las “dificultades” climáticas que la naturaleza propone, que en la ciudad suelen quedar del otro lado de la ventana. Es entonces aquí que debemos hacer un esfuerzo importante para revertir un discurso sostenido por los medios sobre “cómo vestirse” y prevenir una gripe estando un poco menos a la moda.
Alteraciones de la lógica vinculadas con la adquisición de autonomía
Lógica del adulto proveedor
En la cotidianidad de los chicos son los adultos quienes proveen los elementos que garantizan la subsistencia. La posibilidad que brinda el campamento al generar un corte con los adultos proveedores naturales (los padres) quedaría opacada si son nuevamente los adultos (los docentes) quienes generan, otra vez, las condiciones ideales. La propuesta de subvertir esta lógica implica que sean los chicos quienes, en la medida de sus posibilidades, garanticen Refugio, Comida, Seguridad, Calor, Confort y Propuesta. De ninguna manera esto quiere decir que el docente se desliga de sus responsabilidades; implicará diagnosticar en qué medida el grupo puede asumir cada una de las responsabilidades que implica la vivencia en el medio natural, garantizar los medios para que los chicos puedan resolver sus necesidades, determinar los momentos de cada una, realizar las intervenciones que crea para corregir el proceso, evaluar con el grupo si las necesidades han sido satisfechas o no y evaluar los aprendizajes que se han producido en cada instancia y los que quedan para seguir promoviendo.
A su vez la progresión en los niveles de complejidad con la que se resuelven estas necesidades (Refugio, Comida, Seguridad, Calor, Confort y Propuesta) puede ser un indicador del grado de autonomía que se propone para el grupo. Sería importante aquí que un grupo pueda resolver alguna de estas cuestiones con independencia; el docente resolverá cuáles sí, cuáles menos y cuáles quedarán para más adelante.
Refugio
Con chicos pequeños de jardín se puede delimitar un sector, decorarlo para apropiarse del mismo y sentirse contenido en el gran espacio que propone el medio natural. Siguiendo la progresión se podrían armar refugios con telas o sobretechos para realizar juegos o tareas dentro en subgrupos. La propuesta de armado de carpas, para desarrollarse con autonomía, requiere que los chicos tengan tiempo para explorar el material y que los docentes no planteen en forma de instructivo paso por paso lo que hay que hacer.
Comida
El brindar comida es una situación placentera, observar que alguien disfruta de nuestra producción culinaria despierta siempre una sonrisa. Desde los más pequeños haciendo bombones o untando el pan de la merienda hasta los más grandes realizando una comida con fuego. Habrá que encontrar cuál o cuales son las tareas vinculadas a la comida que les otorgamos al grupo, pero es una picardía privarlos de la experiencia. Es verdad que cocinar no siempre da placer; garantizar la subsistencia suele ser un trabajo duro, suele enfrentarnos a infinidad de problemas. Si bien no nos debemos olvidar de pasarla bien, la experiencia campamentil está diseñada para enfrentar problemas que no resolvemos habitualmente, la comida es uno de ellos.
Seguridad
En muchas ocasiones necesitamos alejarnos un poco del campamento para realizar otras tareas, pero si lo abandonamos corremos algunos riesgos: que un perro se coma la comida, que se largue a llover y se mojen algunos materiales, etc. El armar sistemas rotativos de guardias puede resolver el problema. Con chicos más grandes se puede usar ese sistema de organización para guardias nocturnas.
Calor
Armar un fuego que de calor por la noche puede ser una tarea para los chicos. Dependiendo de la edad tendrá mayor o menor presencia adulta su manejo y control.
Confort
Desde disponer las mesas o sillas de un quincho, hasta armar sillas o mesas con troncos la variedad de situaciones que mejoran la comodidad de los acampantes es grande. Además de las posibilidades propias de cada edad, un factor determinante en el tiempo que le dediquemos a este apartado será la cantidad de días que dure la experiencia. No serán iguales las necesidades y no serán iguales las soluciones. Los saberes de las tradicionales construcciones rústicas se pondrán en juego aquí para hacer la vida más cómoda en un ambiente natural. Dentro de estas actividades la construcción de juegos es muy valorada.
Propuesta
Algunos dicen que los chicos son los humanos más creativos. Sin embargo, dentro de los espacios conducidos por los adultos, muchas veces, esperan que los adultos sean los que proponen que se debe hacer (el sistema educativo así los ha acostumbrado). El campamento es una buena oportunidad para que ellos vuelvan a tomar la iniciativa. Es claro que nosotros, los docentes, enmarcamos la actividad con objetivos y contenidos; eso no quita que no puedan ser los acampantes quienes propongan actividades que se ajusten a criterios establecidos por el docente o en conjunto con los alumnos.
Bibliografía
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ALONSO, Emiliano. Los contenidos técnico-campamentiles en los campamentos escolares. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Nº 140, 2010. http://www.efdeportes.com/efd140/los-contenidos-tecnico-campamentiles.htm
ALONSO, Emiliano. Campamentos: el aporte de las distintas áreas en la escuela primaria. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Nº 144, 2010. http://www.efdeportes.com/efd144/campamentos-el-aporte-de-las-distintas-areas.htm
BLAZQUEZ SANCHEZ, Domingo. “Elección de un método en educación física: Las situaciones problema”. Revista Stadium N° 97, febrero 1983.
CALMELS, Daniel. “Espacio Habitado en la vida cotidiana y la práctica psicomotriz”. D&B Editores, Buenos Aires, 1997.
CULLEN, Carlos. Autonomía moral, participación ciudadana y cuidado del otro. Bases para un currículo de formación ética y ciudadana. Ediciones Novedades Educativas. Buenos Aires, 1996.
Diseño Curricular para la Escuela Primaria. Secretaría de Educación GCBA. 2004.
KANTOR, Débora. Variaciones para educar adolescentes y jóvenes. Del estante editorial. Buenos Aires. 2008.
SIEDE, Isabelino, La educación política. Ensayos sobre ética y ciudadanía en la escuela. Paidós, Buenos Aires, 2007.
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