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Política, fútbol y control social

 

Sociólogo, UBA
(Argentina)

Roberto Di Giano

robaied@hotmail.com

 

 

 

 

Resumen

          El contexto sociopolítico es un factor que influencia, en una buena medida, la dinámica de la esfera futbolística. A lo que se suma el fuerte incremento de la comercialización que sufrió esta importante manifestación cultural en los últimos años que puso todo patas para arriba.

          Palabras clave: Fútbol. Política. Control social.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 183, Agosto de 2013. http://www.efdeportes.com

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    Nada en el mundo es más peligroso
que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda

Martin Luther King


    En épocas pasadas la política le permitía a una amplia franja de la población tener algún grado de integración. Una cuestión que facilitaba tal forma de ordenamiento social que, lejos de ser óptima, servía a un fin colectivo básico.

    Vale señalar lo anterior con sumo cuidado porque en nuestro frágil presente circulan todavía potentes relatos que nos dicen que la verdadera Argentina, aquella de la época dorada, la de mayor luz alcanzada hasta ahora, se ubica inexorablemente en algún lugar del pasado. Un pasado lógicamente inventado en donde se minimizan los gruesos errores cometidos por los círculos dirigentes.

    Lo cierto es que en la actualidad nos encontramos con una gran carencia en tal sentido ya que la política no cumple más aquel vital papel de articulador social. La sociedad se presenta mucho menos compacta que antes y sus diversos miembros terminan adaptándose como pueden a un ambiente moral en donde el agotamiento institucional es moneda corriente.

    Ahora bien, una muestra de que pese a la degradación social y cultural que sufrimos se puede avanzar conforme por el camino formal e institucional la constituyen llamativamente los jóvenes que adhieren incondicionalmente a la política oficial (siempre se espera que en ese segmento social se hallen las personas más rebeldes y críticas del sistema pero en este caso no es así).

    En cuanto a los parlamentarios de este largo y ancho país, se las ingeniaron para conformar una suerte de corporación en el sentido que constituyen un conjunto de personas socialmente privilegiadas que pertenecen a un mismo organismo, aunque vale subrayar al respecto que carecen de espíritu de cuerpo.

    Es que dichos actores andan casi siempre dispersos y desorganizados pero muchos de ellos se cohesionan prontamente cuando reciben órdenes de la jefa del país, que se presenta con un estilo extremadamente personalista.

    Ya todos sabemos que la representación política, se convirtió en una ficción. Pero los parlamentarios argentinos no dejan de esmerarse para simular que son fieles representantes, y una cada más pequeña porción de la población hace como si se encontrara bien representada por ellos.

    Lo cierto es que la participación política de la mayoría quedó restringida al voto. Mientras que aquella antigua promesa de construir vías seguras que nos conducirían a disfrutar de una democracia cada vez más amplia, luego de la tenebrosa noche militar, se redujo con el tiempo a una democracia electoral.

    El contexto sociopolítico es un factor que influencia, en una buena medida, la dinámica de la esfera futbolística. A lo que se suma el fuerte incremento de la comercialización que sufrió esta importante manifestación cultural en los últimos años que puso todo patas para arriba.

    Estas cuestiones provocaron una fuerte alteración de la actividad ya que hoy se piensa más en las inversiones, que en ofrecer espectáculos de calidad. En verdad, la mercantilización del fútbol y de los clubes tuvo efectos corrosivos. Entre otras cosas, la compra-venta de jugadores se convirtió en el principal proyecto de los dirigentes deportivos y en una de las preocupaciones de los socios e hinchas.

    Llama la atención que en este contexto de degradación cultural no se quieran criticar masivamente los nexos entre un modelo deportivo marcado cada vez más por el lucro y la fragmentación, y los niveles de violencia que se generan actualmente.

    El poder apunta a ensanchar el pánico social para apaciguar así a aquellos hinchas que pretenden participar más activamente (los medios actúan generalmente como retroalimentadotes de este proceso con sus discursos de tono ambiguo).

    Con la pátina de la modernidad y con el fin último de conocer meticulosamente a la población que concurre a ver espectáculos deportivos, se instalaron poderosos instrumentos tecnológicos para observar y registrar todos sus movimientos.

    Un descomunal gasto se destina al control social pese a que la propaganda oficial, desplegada hasta el hartazgo por los medios audiovisuales, proclama que este es “un país de buena gente”.

    Para justificar tanto dinero invertido se utiliza el pretexto de que se quiere detectar a los individuos que amenazan la seguridad pública, a sabiendas que la eficacia para neutralizar a los violentos va a ser nula o casi nula tal como lo sabe cualquier persona avispada, porque la solución pasa por otro lado. Es necesario cortar las fuertes ligaduras que atan a las barras bravas con los dirigentes políticos, deportivos y las fuerzas de seguridad.

    El nuevo caballito de batalla ideado por el gobierno actual y la Asociación del Fútbol Argentino para terminar con la violencia, y de paso calmar el miedo de ellos a los cimbronazos elementales e incontrolables de las multitudes, es la tarjeta AFA PLUS que para obtenerla las autoridades les obligan a los inocentes espectadores a dejar las huellas digitales de todos sus dedos.

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