La higiene en la Revista de medicina aplicada a los deportes, educación física y trabajo (1935-1940) |
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Universidad Nacional de La Plata Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Argentina) |
Pablo Kopelovich |
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Resumen En un contexto de irrupción del saber técnico-médico en prácticamente todas las esferas de la vida cotidiana, producida a partir de la lógica de cierta normalización social, y considerando a la medicina como una ciencia no sólo natural sino política, se estudia la Revista de medicina aplicada a los deportes, educación física y trabajo entre los años 1935 y 1940. Así, se busca indagar en la forma de conceptualizar el concepto de higiene, realizando una serie de vinculaciones con la educación, la Educación Física, la moral y la pobreza. De esta forma, se entiende a la publicación como medio para la difusión de ciertas ideas, concepciones, que intentan ser dominantes a la hora de prescribir y proscribir ciertos comportamientos relativos al cuerpo de las personas de todas las clases sociales de la población argentina. Palabras clave: Revista de medicina aplicada a los deportes, educación física y trabajo. Higiene. Educación Física. Gobierno de los cuerpos. Discurso médico.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 183, Agosto de 2013. http://www.efdeportes.com |
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1. Introducción
En la actualidad, asistimos a una irrupción del saber técnico-médico en prácticamente todas las esferas de la vida cotidiana, producida a partir de la lógica de cierta normalización social. Dicha irrupción, además, se ha naturalizado, presentándose como un fenómeno indiscutible, incuestionable. El carácter de conocimiento científico del discurso médico parece legitimar la prescripción/proscripción de ciertos comportamientos relativos al cuerpo de personas de todas las clases sociales. Se trataría incluso de una imposición de prácticas de relación con el cuerpo. La Medicina de esta forma, más que una ciencia natural sería una ciencia política, ya que a través de un discurso que se presenta como meramente técnico, y por ende neutral, contribuiría al gobierno de los cuerpos, buscando generar determinado orden social. (Pedraz, 1997).
Este fenómeno no es novedoso, viéndose plasmado por ejemplo en las Revistas de Medicina surgidas en nuestro país a principios del siglo pasado. Un caso interesante es el de una publicación denominada, inicialmente, Revista de Medicina aplicada a los deportes, educación física y trabajo.
En este contexto, el presente trabajo tiene por objeto el análisis de dicha Revista, autodefinida como científica, entendida como medio para la difusión de ciertas ideas, concepciones, que intentan ser dominantes. Así, es posible rastrear conceptualizaciones sobre asuntos relativos a disímiles ámbitos de la sociedad en general, entre los que se encuentra la Educación Física.
En esta oportunidad nos encargamos, en primer lugar, de dar cuenta brevemente de la organización general de la Revista, así como desarrollar cuestiones referentes a los actores que llevaron adelante esta empresa, para luego, en un segundo momento, indagar sobre la forma en que es entendida la higiene en la publicación en cuestión.
2. La Revista de medicina aplicada a los deportes, educación física y trabajo
La publicación, a partir de la denominación que toma, presenta tres etapas: Revista de Medicina aplicada a los deportes, educación física y trabajo (1935-1943); Medicina del Deporte y del Trabajo (1943-1957); y Medicina del Trabajo. Occupational Medicine (1957-1975). Funciona a lo largo de 40 años, generando un total de 384 números, lo que habla de la importancia y la transcendencia que tuvo.
Se opta por abarcar, teniendo en cuenta el alcance de este estudio, los 5 primeros años de su etapa inicial, es decir, del año 1935, momento en que surge, a 19401.
La Revista de Medicina aplicada a los deportes, educación física y trabajo difunde su primer número en septiembre de 1935. Se trata de una publicación trimestral hasta el número 6 inclusive, siendo a partir del séptimo de carácter bimestral. Tiene generalmente una extensión aproximada de 65 páginas, presentando las siguientes secciones: colaboraciones originales, reseñas críticas y transcripciones, sección oficial de la Filial Argentina de la Unión Internacional de Médicos del Deporte2 (cambia a sección oficial de la Filial Argentina de la Unión Internacional del Deporte, debido al cambio de denominación de dicha institución), bibliografía e informaciones varias. Desde el número 7 aparece una nueva sección dedicada a “comentarios técnicos”, que transmite leyes, decretos, planes de índole oficial; y a partir del número 10 surge el “consultorio de Educación Física”, apartado destinado a evacuar dudas surgidas en los lectores sobre los temas tratados. La impresión es llevada a cabo por la Editorial e Imprenta de Remo Michettoni e Hijo.
La publicación surge como una divulgación de las ideas de la Filial Argentina de la Unión Internacional de Médicos del Deporte. Los dirigentes de esta institución (presidente, vicepresidente, secretario general, prosecretario, tesorero, protesorero, y vocales) y los de la Revista (fundadores, directores y secretario general) son prácticamente los mismos, siendo la publicación un boletín de esta institución. Es de destacar, asimismo, que entre los autores se destaca, como es de esperar, la presencia de médicos, escribiendo también profesores.
3. La higiene en la Revista
La cuestión de la higiene es una preocupación central en nuestro país durante el período analizado. La presencia e incidencia de los médicos en la sociedad argentina de fines del siglo XIX y principio del siglo XX es enorme. La gran mayoría de los cargos públicos superiores eran ocupados por abogados, periodistas y médicos, lo que genera que gran parte de las medidas tomadas hayan buscado la salud de la población.
En este apartado, se pretende realizar una serie de vinculaciones entre el concepto que nos compete y ciertas cuestiones que merecen ser destacadas. Así, desarrollaremos la relación encontrada entre higiene y educación, higiene y Educación Física, higiene y moral, e higiene y pobreza.
Se toman como textos centrales “Higienismo, educación y discurso en la argentina (1870-1940)”, de Di Liscia y Salto; “Tras las huellas de la Educación Física Escolar Argentina. Cuerpo, género y pedagogía. 1880-1950”, de Aisenstein y Scharagrodsky; y “La invención del ‘homo gymnasticus’. Fragmentos históricos sobre la educación de los cuerpos en movimiento en Occidente”, de Scharagrodsky (compilador).
3.1. Higiene y educación
La Ley 1420 de Educación Común, del año 1884, fundante del sistema educativo argentino, ya hacía una serie de referencias a la temática. Así, al tratar sobre la educación actualmente llamada elemental, establecía que “la instrucción primaria debe ser obligatoria, gratuita, gradual y dada conforme a los preceptos de la higiene” (Capítulo I, artículo 1). En otro apartado enuncia que “en toda construcción de edificios escolares y de su mobiliario y útiles de enseñanza, deben consultarse además las prescripciones de la higiene. Es, además, obligatoria para las escuelas la inspección médica e higiénica y la vacunación de los niños, en períodos determinados” (artículo 13). Esa impronta dada a la educación se mantiene a lo largo de las décadas siguientes a la sanción de la ley.
De esta manera, en la Revista, en un artículo titulado “Jardines de Infantes del Consejo Nacional de Educación. Fundamentos del Plan. Programa sintético e instrucciones al personal”, a cargo del Profesor Próspero G. Alemandri, se ve claramente plasmado este vínculo:
“Entre las expresiones físicas del infante, prolongadas por su inteligencia y perfeccionadas por su acción, la higiene ocupa en la educación preferente lugar.
Lavarse las manos, jabonarse, enjuagarse, secarse, enjuagarse la boca, cepillarse, repasarse el calzado, utilizar los servicios sanitarios; grifos, sumideros, lavabos, cierres hidráulicos; vestirse, peinarse, aliñarse las uñas; limpiar, barrer.
El lavado diario y el baño corporal deben practicarse en el Jardín en todas las ocasiones adecuadas.
Con el baño, procede la observancia sanitaria; la comprobación del peso, de la estatura; las anotaciones en las fichas médico-pedagógicas” (1940, n° 12, pág. 52).
Se adhiere también a esa idea, en un artículo del mismo año que reproduce un discurso dado por el Doctor Ricardo Rojas, rector del Colegio Nacional de la Universidad de Buenos Aires, cuando se afirma que “…ninguna pedagogía completa, ni aún la más espiritualista, puede prescindir de la gimnasia y la higiene…” (1940, n° 14, pág. 53).
En este contexto, se destaca la figura del “niño débil”, entendido como aquel que manifiesta retrasos pedagógicos en las escuelas comunes, atribuidos a deficiencias nutricionales, enfermedades (como anemia, clorosis, afecciones cardíacas, pulmones débiles) o debilidad constitucional (Rodríguez de Anca, A., 2004). Entonces, se parte de la base de que para poder aprender es necesario estar saludable, es pre-requisito para la adquisición de cualquier tipo de aprendizaje. Siguiendo a la misma autora, es posible hablar de que la preservación de la salud adquiere un carácter fuertemente civilizatorio, ya que por el hecho de saber leer, una persona tiene la posibilidad de prevenir y luchar contra afecciones como la tuberculosis, la sífilis y el alcoholismo.
La educación es entendida como un modo de inculcar hábitos y actitudes que, como se verá en otro apartado, excede evidentemente lo meramente físico y pone de relieve la imposibilidad de que tanto ésta como la salud sean objetivas o políticamente neutrales. Asimismo, tanto las prácticas como los discursos escolares referidos a la higiene tienen un fuerte efecto disciplinario (Puiggrós, 1990, en Rodríguez de Anca, A., 2004).
Pensando en la presencia médica en la escuela, no hay que perder de vista la influencia ejercida por el Cuerpo Médico Escolar, creado en 1911 en la provincia de Buenos Aires. Éste dejó de depender del Departamento Nacional de Higiene, para hacerlo del Consejo Nacional de Educación (Di Liscia, M., 2004: 41).
Por último, vale aclarar que la educación se encuentra con ciertos límites a la hora de modificar a las personas afectadas, límites que tienen que ver con la combinación de lo hereditario y lo adquirido, muy vinculado a la idea de raza y a su degeneración. De este modo, se toma a la higiene como una problemática tanto individual como social. Sobre esta cuestión también se volverá más adelante.
3.2. Higiene y Educación Física
Si hablamos de Educación Física en las primeras décadas del siglo XX en Argentina, no podemos dejar de hacer alusión a una figura que se destaca extraordinariamente sobre el resto: el doctor Enrique Romero Brest (1873-1958)3. Se trata del denominado “padre” de la Educación Física argentina, quien se graduó de médico en 1900, presentando la primera tesis argentina sobre temas de Educación Física y Medicina (su profesión refuerza lo dicho anteriormente: la presencia de la Medicina en la escuela legitimando comportamientos es notoria). Ideó el Sistema Argentino de Educación Física, lo que fue posible gracias a desempeñarse como Inspector de Educación Física del Consejo Nacional de Educación, escribió una importante cantidad de obras y ensayos sobre ejercicios físicos, y creó el Instituto Nacional de Educación Física de Buenos Aires (INEF), que fue el primer centro de formación civil en nuestro país y primero en América Latina. Su política, por una serie de razones políticas, declina justamente a fines de la década del 30 (Scharagrodsky, 2006).
Las obras de este personaje, a partir del análisis producido por Ángela Aisenstein (2006), dan cuenta también del declive de la higiene en la Educación Física. La autora se centra en cuatro de sus obras, de 1900, 1915, 1938 y 1939, respectivamente. Las dos primeras obras (El ejercicio físico en la escuela -del punto de vista higiénico-. Contribución al estudio de esta cuestión para nuestras escuelas y Pedagogía de la Educación Física) responden a un momento de Romero Brest donde predomina el paradigma positivista e ilustrado, propio de la época, destacándose las disciplinas como la biología y la fisiología. Así, a partir de los elementos que nos interesan que analiza Aisenstein, Romero Brest entiende que la sociedad nacional hay que conformarla a través de la manipulación y el control del medio ambiente, y que los objetivos de la Educación Física deben ser la conservación de la salud y el desarrollo armónico del organismo. Considera a la asignatura como agente modificador racional, valorando su aporte a la evolución de la sociedad y a la eugenesia o la regeneración de la raza. Además toma a la fábrica y la máquina a vapor como explicación científica del trabajo humano. En relación a este primer momento, la autora afirma que “el proceso de creación de la Educación Física como asignatura escolar deviene de la articulación entre el proceso de constitución del campo de la cultura física, la propaganda de higienistas, juristas, abogados, médicos, criminalistas y pedagogos a favor de la educación integral (física, intelectual y moral) (…) (Aisenstein, 2006: 50, la negrita me pertenece).
Con respecto al segundo momento de este autor, la tercera y la cuarta obras (El sentido espiritual de la Educación Física. Evolución de una Escuela Argentina: el Instituto Nacional de Educación Física y Bases de la Educación Física en Argentina) evidencian una nueva impronta, la romántica o espiritualista. Ésta implica estimar que el beneficio de la realización de ejercicios se encuentra en las emociones que generan, y que en la escuela el sentido espiritual debe primar sobre el sentido utilitario. Así, ocupa un lugar importante la psicología, que le otorga mayor legitimidad a nuestra disciplina entre los educadores. La Educación Física entendida de esta manera, actúa sobre la educación de la voluntad y el esfuerzo.
No obstante este cambio de concepción que respondería a un contexto argentino diferente, a partir del estudio de los artículos de la Revista, es posible identificar la presencia de la higiene en el discurso, e incluso en los programas, de la Educación Física. Así, se puede leer
“La Educación Física es una obra de educación que asociada a todas las actividades de la escuela persigue tres objetivos fundamentales:
1º La educación física u orgánica propiamente dicha.
2º El aumento de la eficiencia social de los futuros ciudadanos
3º Formación de hábitos higiénicos
(…)
El tercer objetivo trata de formar en cada niño una verdadera conciencia sanitaria que se logra inculcando hábitos higiénicos, que abarcan desde la buena posición durante la estación de pie, la marcha, o mientras se está sentado, hasta la forma más higiénica de estudiar, sin descuidar la higiene corporal, la higiene de la vivienda, la higiene de la alimentación, etc.” (Año 1939, n° 7, pág. 30)
El mismo año, otro artículo refuerza y amplía dicha afirmación:
La educación física debe ‘formar hábitos higiénicos’. A la gimnasia, los juegos y la recreación, debe agregarse el baño higiénico. Cuando no existan baños de lluvia en la cantidad necesaria deberá recurrirse a una buena frotación del cuerpo con una toalla mojada y el cambio de ropa. La higiene corporal se favorece por el uso de escasa ropa durante los ejercicios. El maestro deberá destacar la necesidad absoluta de la limpieza corporal cuando por los juegos o gimnasia el niño haya llegado a la transpiración” (año 1939, n° 9, pág. 53).“Prácticas higiénicas.-
Finalmente, en el anteúltimo número analizado, José Pedro Reggi, considera que:
“Una nueva concepción amplia y científica, nos dice que la educación física procura: la conservación o mejoramiento de la salud, el desarrollo y crecimiento armónicos de los seres humanos y la creación de una verdadera conciencia higiénica de la vida. Para lograr tan amplios objetivos se vale de factores naturales como el sol, el aire puro, el agua, o de agentes físicos como el calor, la luz, los masajes, la electricidad, etc. de una racional y científica prescripción de movimientos que se cumplen bajo las distintas formas de juegos, gimnasia o deportes y la educación higiénica, que contempla las principales actividades humanas: la alimentación, vivienda, trabajo, estudio, descanso, etc.” (Año 1940, n° 7, pág. 14)
Vemos cómo la clase de Educación Física, por trabajar con el cuerpo como ninguna otra materia de la escuela, se torna un lugar privilegiado para fomentar, o se quiere inculcar, hábitos higiénicos. Eso se logra básicamente a partir de la insistencia en el aseo, en la buena postura corporal, y en la realización de actividades al aire libre. Esto último responde al temor de adquisición de enfermedades infectocontagiosas.
Obviamente, este emparentamiento entre Educación Física e higiene no es exclusivo de la realidad argentina. Desde la lectura de “La invención del ‘homo gymnasticus’. Fragmentos históricos sobre la educación de los cuerpos en movimiento en Occidente”, de Scharagrodsky (compilador) (2011), es posible advertir que este vínculo está presente en varios países del mundo occidental, ya desde el siglo XIX. Así, por ejemplo, en esa compilación, Raumar Rodríguez Giménez, de Uruguay, al referirse a las obras de Alejandro Lamas, importante figura de inicios del siglo XX, destaca que para él la Educación Física escolar, en un sentido amplio, no es sino la aplicación de los conocimientos de fisiología e higiene. En su libro Elementos de anatomía, fisiología e higiene (1901), presenta un capítulo denominado “higiene del ejercicio”, donde incluye consideraciones sobre ejercicios físicos, trabajo y reposo, las malas posiciones y el peligro de los esfuerzos. Por otro lado, pero en la misma línea, José Ignacio Barbero González plantea que a fines del siglo XIX en España, entre los motivos que explican la emergencia de la Educación Física, se encuentra la intención de “evita(r) las enfermedades y ayuda(r) a que las personas sean más felices” (Barbero González, 2011: 174).
3.3. Higiene y moral
Como se adelantó, y es común al tratar este tipo de temáticas, la higiene remite directa o indirectamente a cuestiones morales. Es decir, los consejos, las recomendaciones, las apreciaciones sobre el cuidado del propio cuerpo para la preservación de la salud, desembocan tarde o temprano es juicios de valor sobre la moral o dignidad de las personas. Como afirma Rodríguez de Anca, “(…) enfermedad, higiene y contagio se despliegan hacia otras dimensiones: la higiene es un ‘mandato’, y en tanto tal aparece con fuertes connotaciones morales” (Rodríguez de Anca, A. 2004: 20). Así, se fusionan el lenguaje científico y el lenguaje moral, estableciendo el comportamiento social aceptable y el inaceptable. En el siguiente fragmento de la Revista se retoma el vínculo con la educación y se ven plasmadas las afirmaciones anteriores:
Anticipándose a su época la señora Kergomard atribuye un valor fundamental a la enseñanza del aseo, fundamento del bienestar, y de la educación misma:
“El niño debe venir limpio a la escuela maternal, porque es una necesidad de higiene física, y porque es, además, una necesidad de higiene moral. Las directoras no serán nunca bastante severas respecto a este punto; es su deber, es una de sus más nobles prerrogativas. Es necesario que los niños estén limpios, porque el sentimiento de la dignidad no se despierta y no persiste en seres grasientos y andrajosos” (Ernesto Nelson, año 1939, n° 10, pág. 38, el destacado me pertenece).
María Silvia Di Liscia (2004) encuadra este tipo de planteos en lo que llama “el proceso de socializar moralmente”, donde ser bueno y ser limpio van de la mano. También se articula lo físico con lo moral, la sanidad del cuerpo con la sanidad de la mente, la enfermedad con la ignorancia y la pobreza.
Decíamos que la higiene era un mandato, un deber. Pero esa obligación no solamente es de índole individual, sino fundamentalmente social. “La higiene es un ‘deber patriótico’, en tanto expresa la necesidad y la posibilidad de preservar ‘sano’ el cuerpo de la nación; en este sentido los niños cuentan no sólo en tanto ‘niños actuales’ (enfermos, débiles o sanos –pero potencialmente enfermos-) sino en tanto ‘futuros ciudadanos’” (Rodríguez de Anca, A., 2004: 20).
3.4. Higiene y pobreza
“Protección higiénica. La estadística revela que el niño en edad pre-escolar se halla prácticamente en un estado de abandono en lo que concierne a la atención que reclaman las deficiencias físicas que un alto porcentaje de los mismos padecen. Tal abandono no se limita a los niños precedentes de hogares donde reina la pobreza y la ignorancia, sino que afecta asimismo los que proceden de ambientes que parecerían mejor preparados para dispensar la protección necesaria” (Ernesto Nelson, año 1940, n° 12, pág. 36, el destacado me pertenece).
En el fragmento precedente de la Revista se aprecia cómo se da por hecho que los problemas de salud se limitan a las personas provenientes de los sectores económicos más bajos que, a su vez, serían los más ignorantes. Esto concuerda con lo que Di Liscia y Salto (2004) expresan en la introducción a su libro. Ellas estiman que la higiene está ligada al control de determinados sectores sociales, pero además al desarrollo de estrategias de articulación entre grupos de origen social, étnico y genérico diverso, donde las madres y los niños de sectores populares se ubican en el centro del debate (pág. 9). Claudia Pechín (2004) agrega que ser inmigrante fue también la condición sospechada que se sumó a la de pobre en relación a tener más posibilidades de estar enfermo. Entonces, toda la población era potencialmente enferma, pero los pobres e inmigrantes lo eran más todavía.
4. Reflexiones finales
En el presente texto, a través de las cuatro categorías construidas, hemos visto cómo en las escuelas, durante el período analizado, se destaca la enseñanza de cuestiones vinculadas a la higiene: buen aseo, postura adecuada, vestimenta apropiada, con el objeto de la prevención de determinadas enfermedades, porque sólo una persona sana está apta para el aprendizaje. La Educación Física en ese contexto ocupa un lugar privilegiado, ya que tiene al cuerpo en el centro de la escena. Se afirma insistentemente que esta asignatura tiene como objetivo primordial la incorporación de hábitos higiénicos, desde una impronta bien positivista propia de la época.
Pero las apreciaciones y consejos relativos al cuerpo exceden lo meramente físico, inmiscuyéndose en cuestiones morales. Así, ser limpio es sinónimo de ser bueno, de ser digno. La limpieza del cuerpo representa la limpieza de la mente. Ese discurso se disemina por toda la población, pero se dirige con más énfasis a ciertos sectores como los populares, porque se considera que los pobres e inmigrantes son más propensos a presentar ciertas afecciones.
Notas
Este quinquenio incluye 15 números publicados, de los cuales disponemos de 13 (faltan el 4 y el 11), obtenidos de la Biblioteca de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
Esta sección desaparece a partir del número 10, aunque se siguen reproduciendo los nombres de las autoridades tanto a nivel nacional como mundial.
Enrique Romero Brest (1873-1958). Médico argentino. Fue una de las figuras más destacadas de la Educación Física Argentina. Estableció el sistema Argentino de Educación Física.
Bibliografía
Aisenstein, A. y Scharagrodsky, P. Tras las huellas del Educación Física Escolar Argentina. Cuerpo, género y pedagogía: 1880-1950. Prometeo, Buenos Aires. 2006.
Di Liscia, M. y Salto, G. (editoras). Higienismo, educación y discurso en la Argentina (1870-1940). Red de editoriales de Universidades Nacionales. Santa Rosa. 2004.
Pedraz, M. V. Poder y cuerpo: el (incontestable) mito de la relación entre ejercicio físico y salud. Revista Educación Física y Ciencia, 3 (2). UNLP. La Plata. 1997.
“Revista de Medicina aplicada a los deportes, la educación física y el trabajo” (1935-1940): números 1, 2, 3, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 12, 13, 14 y 15.
Scharagrodsky, P. (compilador). La invención del “homo gymnasticus”. Fragmentos históricos sobre la educación de los cuerpos en movimiento en Occidente. Prometo, Buenos Aires. 2011.
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