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Actividad física y trastornos del comportamiento alimenticio

 

Lcd. CC. Actividad Física y del Deporte (UEM)

Máster Universitario oficial en Neurociencia y Neuropsicología

de la Educación (rama investigación) UNIR

Máster Universitario “Alto Rendimiento Deportivo” Comité Olímpico

Español (COE) y U. Autónoma de Madrid.

Máster Universitario “Preparación Física en Fútbol” UCLM (INEF Toledo)

RFEF (Real Federación Española Fútbol)

Máster Universitario “Entrenamiento personal / Personal Trainer”

(INEF DE MADRID) U. Politécnica Madrid

Máster Universitario “Pilates Matwork Stoott” (INEF-TOLEDO) U. Castilla la Mancha

Enrique Jiménez Vaquerizo

vakerizo.sportsalud@gmail.com

(España)

 

 

 

 

Resumen

          Vivimos actualmente en una sociedad, donde el culto al cuerpo hace que se pierda la idiosincrasia anatómica de la genética humana, la matemática de simetrías musculares, la adoración por la dictadura del músculo hace que esté mal visto las curvas naturales de depósitos de acumulación adiposas, inherentes a la raza humana. Esto hace que afloren ciertas enfermedades mentales relativas a la mala percepción o distorsión de la imagen corporal, como la Anorexia y Bulimia, que se encuentran agravadas con trastornos de la alimentación. El presente artículo pretende contribuir a fortalecer la imagen corporal de las personas que padecen este tipo de enfermedades a través de los verdaderos valores que subyacen a la actividad física. Destacamos lacontribución de la actividad física de carácter aeróbico al bienestar general del organismo, o la contrición a la motivación, la autoestima y la mejora en la capacidad de afrontamiento del estrés psicosocial y la depresión. Para ello, el presente artículo pretende hacer especial hincapié en el trabajo del área del Cuerpo “Imagen y percepción”, “Expresión y comunicación”, así como de “salud corporal” y pedagógica a través de las dinámicas del juego. De igual forma evaluaremos los efectos nocivos de la práctica deportiva de elite que inducen en desordenes de alimentación por presiones de rendimiento o de peso como selección de categorías, ayudando a los/as atletas a entender que el entrenamiento les traerá beneficios a largo plazo y que los valores de salud y bienestar están por encima de todo.

          Palabras clave: Actividad física. Trastornos de la alimentación. Anorexia. Bulimia.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 183, Agosto de 2013. http://www.efdeportes.com

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1.     Ventajas y desventajas de la actividad física

    La importante contribución de la actividad física al bienestar general del organismo es ampliamente reconocida tanto por la comunidad científica como por la población general.

    La práctica de actividad física tiene consecuencias beneficiosas a corto y largo plazo que constituyen un factor importante en la motivación al propio ejercicio y contribuyen significativamente a la salud mental de las poblaciones clínicas y no clínicas.

    A pesar de la ausencia de estudios longitudinales y de que en muchos casos la relación entre la actividad física, en especial el de tipo aeróbico, y la salud mental es poco más que asociativa, existen tres áreas en las que este vínculo parece relativamente sólido:

  • En la reducción de la ansiedad y la depresión.

  • En el incremento de los sentimientos de autoestima.

  • En la mejora de la capacidad para afrontar el estrés psicosocial

    Por otro lado, la realización de actividad física produce una serie de beneficios a nivel de salud mental, ya que:

Mejora

  • El rendimiento académico.

  • La asertividad.

  • La confianza en sí mismo.

  • El equilibrio emocional.

  • La independencia personal.

  • El rendimiento intelectual en los ancianos.

  • La capacidad de autocontrol.

  • La memoria.

  • Mejora el estado de ánimo.

  • La capacidad perceptiva.

  • La sociabilidad.

  • La autoimagen corporal.

  • La capacidad para disfrutar del sexo.

  • La sensación de bienestar personal.

  • El rendimiento en el trabajo.

Disminuye

  • El absentismo en el trabajo.

  • El abuso de alcohol y otras sustancias.

  • Los sentimientos de ira.

  • La ansiedad.

  • La depresión.

  • La sensación de irrealidad.

  • Los dolores de cabeza.

  • La agresividad y la irritabilidad.

  • Las fobias.

  • Las conductas psicóticas.

  • La activación fisiológica en situaciones de estrés.

  • Las conductas tipo “patrón A”.

  • Los errores en la ejecución de tareas.

  • Los trastornos del sueño.

2.     Posibles efectos psicológicos negativos de la actividad física

    Hemos de tener presentes, que la realización de actividad física no siempre es un hábito saludable. A veces puede ser síntoma de problemas psicológicos.

    En las personas que sufren algún tipo de trastorno de la alimentación, hemos de tener en cuenta que la realización de actividad física es un arma de doble filo.

    Por un lado, y como ya mencionamos con anterioridad, proporciona una serie de beneficios, pero también tenemos que pensar que las personas que sufren anorexia o bulimia nerviosas, realizan la práctica de actividad física de manera compulsiva y con el único propósito de quemar calorías para así conseguir perder el peso que ellos/as piensan que les sobra.

    Por tanto hemos de considerar, que la realización de actividad física de manera compulsiva, a parte de agravar la situación de las personas que sufren anorexia o bulimia nerviosas, también acarrea una serie de efectos psicológicos negativos, como son:

  • Adicción a la actividad física.

  • Compulsividad.

  • Deterioro de la relación con el trabajo, la familia, la pareja, etc.

  • Evitación o huida ante los problemas.

  • Exacerbación de la anorexia y la bulimia nerviosas.

  • Síndrome de abstinencia.

  • Fatiga.

  • Primacía del espíritu competitivo.

  • Hábitos alimentarios deficientes.

  • Excesiva preocupación por el fitness, la dieta y la imagen corporal.

  • Egocentrismo.

3.     Anorexia y bulimia nerviosas y la actividad física

    Es evidente que existe estrecha relación entre los trastornos del comportamiento alimentario y la actividad física. La actividad física “para adelgazar” es una conducta compensatoria habitual de los excesos de peso reales o supuestos.

    El exceso de actividad, la “hiperactividad”, de la mayoría de los/as pacientes que sufren trastornos alimentarios es un hecho proverbial. Tradicionalmente se ha considerado que esta actividad física más o menos desmedida de anoréxicos/as y bulímicos/as era una consecuencia de su trastorno alimentario, de su preocupación por la silueta y el peso. Sin embargo, actualmente se piensa, por lo menos en muchos casos, que la relación de causa a efecto bien pudieran estar invertidas, o adoptar modalidades impensadas hace muy poco tiempo.

    Parece demostrado que tanto humanos como no humanos reducen su ingestión alimentaria cuando la actividad física se hace excesiva. Si la actividad es moderada, la reducción suele ser temporal. También se ha observado que la reducción alimentaria suele ir asociada al grado de cambio de la actividad física; es decir, cuanto más habitual y regular es la actividad en cuestión, tanto menos se altera el patrón de ingestión. La persona sedentaria que inicia un programa de ejercicio físico o el deportista que incrementa su entrenamiento pueden experimentar “pérdida de apetito”. Esta pérdida discurre durante la ingestión o con una disminución del poder reforzador del alimento.

    Estos datos permiten formular diversas hipótesis. La más importante sería la posibilidad de que existiera un tipo de anorexia basado fundamentalmente en la actividad física. La actividad física por sí sola no podría explicar todo el cuadro anoréxico, puesto que los datos experimentales sólo señalan relación entre la actividad física y la pérdida de peso si se produce restricción alimentaria.

    Por tanto, la auténtica situación de riesgo vendría definida por la reducción de la alimentación y la oportunidad de practicar o estar practicando algún género de actividad física. En tal caso, esta actividad iría incrementándose a medida que descendiera el peso y se incrementara la restricción alimentaria. Esta concatenación de hechos no puede desestimarse al juzgar la anorexia en general.

    Pero debe ser ubicada en un muy primer plano al abordar el tema de los trastornos alimentarias asociados a la práctica deportiva.

4.     Deporte, anorexia y bulimia nerviosas y otros complementos afines

    Los deportes son con frecuencia semillero de trastornos del comportamiento alimentario. Muchos deportistas de élite, o que están en camino de serlo, o que a ello aspiran, sufren irregularidades y disfunciones alimentarias de gravedad fluctuante. Los trastornos del comportamiento alimentario parecen darse con mayor frecuencia en la práctica de deportes individuales que en deportes de equipo, más en deportistas de élite o que pretenden serlo que en practicantes corrientes; más en mujeres que en varones, y más en adolescentes que en adultos. Todo indica, pues, que a los factores específicos de la práctica deportiva, se suman otros propios de las distintas edades y sexos de los practicantes.

    Existen fundamentalmente tres posturas que intentan explicar el porque de la incidencia de este tipo de trastornos en el deporte Alto Rendimiento Deportivo:

  • Una de ellas esta representada por aquellos que defienden que la influencia de la presión social es el factor responsable del desarrollo del trastorno (Garner y Garfinkel, 1982; Rosen y Hough, 1988; Perez, Rodríguez, Esteve, Larraburu, Font, Pons, 1992)

  • Otros autores (Eisler y Grange, 1990; León, 1984), apuntan que los individuos con personalidades susceptibles de desordenes alimentarios son atraídos por los deportes que requieren un control de peso.

  • Una tercera postura, defendida para el caso de la anorexia nerviosa, la representan los defensores de un subtipo anoréxico llamado “anorexia basada en la actividad” o “Anorexia por Hiperactividad” (Epling, Pierce y Stefan, 1983).

    Según estos autores, el exceso de ejercicio físico puede provocar el inicio de una anorexia nerviosa. Teóricamente, un incremento de la actividad física debería conducir a un incremento de la ingesta, sin embargo, se ha visto que no es esto lo que suele ocurrir (Epling, Pierce Stefan, 1983, Jonson, Mastropalo y Wharton, 1972). Los defensores de esta teoría sugieren que la influencia entre actividad física e ingesta de alimentos tiene un carácter reciproco. La concreción clínica que en la anorexia nerviosa, o en algunos casos de este trastorno, la restricción voluntaria del alimento produciría mayores tasas de actividad, esta actividad facilitaría, a su vez, por lo menos en un principio, la disminución de las ingestas estableciéndose un dramático círculo vicioso:

    Según todo esto, un incremento de la actividad física podría funcionar como un factor precipitante de ciertas anorexias. De hecho, ellos sugieren que entre el 38 / 75% de las anorexias pueden ser inducidas por la “actividad”.

    En lo que concierne al sexo femenino, se han detectado trastornos del comportamiento en la práctica totalidad de los deportes. Entre la multitud de deportes afectados nos encontramos principalmente con:

  • Gimnasia deportiva.

  • Gimnasia rítmica.

  • Patinaje artístico.

  • Carreras de fondo.

  • Natación.

  • Saltos de palanca o trampolín.

  • Culturismo.

  • Animadoras (cheerleaders, majorettes).

  • Aerobic.

  • Ballet.

  • Etc.

    También los varones pueden incurrir en trastornos del comportamiento alimentario asociadamente a la práctica deportiva. En principio, cabe suponer que su riesgo es menor que el de las mujeres. La menor presión social general a favor de la delgadez que sobre ellos se ejerce, el ideal físico viril de desarrollo muscular todavía vigente, y el hecho de disponer de menos tejido graso y más elevadas tasas metabólicas son otros tantos factores “protectores”. El riesgo es, pues, menor, pero existente.

    Entre los deportes más afectados realizados por los varones nos encontramos con:

  • Boxeo y lucha.

  • Halterofilia.

  • Judo y taekwondo.

  • Carreras de fondo.

  • Culturismo.

  • Remo.

  • Nadadores.

  • Etc.

    Finalizado este paseo exploratorio por los distintos deportes afectados, cabe convenir en que una serie de características observadas en pacientes afectados de trastornos del comportamiento alimentario se encuentra también en muchos deportistas de élite. Aquellos pacientes y estos deportistas suelen ser meticulosos seguidores de instrucciones, tienden a esforzarse notablemente en sus trabajos, incluso más de lo prudente, son perfeccionistas, aspiran ardientemente a rendimientos superiores y cuentan con una elevada capacidad para soportar el dolor o malestar.

    Cuando a estas características se añaden, en ciertos deportes, exigencias relacionadas con la proporción de grasa corporal deseable (p. ej., fondistas), relevancia del peso (p. ej., boxeadores), o importancia de la silueta (p. ej., gimnasia rítmica) la propensión a los trastornos del comportamiento alimentario queda plenamente justificada por aquellos/as que sufren dichos trastornos.

    Como hemos visto, en el ámbito deportivo se detecta una prevalencia de trastornos del comportamiento alimentario significativamente superior a la hallada en la población general, especialmente en algunas especialidades deportivas. Junto a los factores de riesgo que acabamos de apuntar, pueden definirse otras circunstancias que determinen la asociación de un trastorno alimentario con un tipo de práctica deportiva.

    En primer lugar, puede suceder que el deporte en general o un deporte concreto atraigan a personas que ya padecen un trastorno del comportamiento alimentario o estén en trance de padecerlo. Actividades deportivas como las carreras de fondo o la gimnasia rítmica pueden resultar especialmente atractivas para personas que sufran estos trastornos. Dedicándose a ellas, su delgadez puede quedar camuflada o incluso legitimada a ojos de los demás o incluso a los suyos propios.

    Al margen de exigencias ponderales o estéticas, el simple hecho de exigirse actividad física de manera sistemática e intensiva ya les puede resultar atractivo.

    También puede suceder que la práctica deportiva sea la causa del trastorno del comportamiento alimentario. En el apartado anterior ya describimos la posibilidad de que la actividad física provoque anorexia nerviosa si coincide con algún género de restricción alimentaria. Esto es lo que sucede en bastantes deportes. A la actividad física en ellos implícita se suma una presión explícita para disminuir el peso.

    Por último, la actividad deportiva puede precipitar el trastorno alimentario. Esta posibilidad supone que una persona predispuesta a este género de trastorno, sea por razones biológicas, sociales o psicológicas, puede ver la eclosión del mismo al afrontar o experimentar algunos de los aspectos de la práctica deportiva.

    En muchos deportes la presión para adelgazar se basa en que muchos entrenadores creen que la supresión de grasa corporal permite al deportista soportar y trasladar menos peso, disponiendo proporcionalmente de más masa muscular para hacerlo. En consecuencia, la reducción de grasa debiera mejorar el rendimiento.

    Mas si el peso disminuye y el tejido graso se reduce, ciertamente el porcentaje de masa muscular aumenta, pero la cantidad absoluta de músculo tiende a disminuir por la pérdida paralela de tejido magro. Toda pérdida de peso da lugar a la pérdida no sólo de grasa, sino también de tejido magro y de líquidos. Este proceso suele complicarse porque en muchos deportes la deseada pérdida de peso es exigida perentoriamente, es decir, que se lleve a cabo con la máxima rapidez. Pero el adelgazamiento veloz se asocia a una mayor pérdida de líquidos. Este hecho junto con la reducción de la masa muscular va a conseguir... un peor rendimiento deportivo. Y también importantes alteraciones emocionales.

    La preocupación de muchos entrenadores por conseguir reducir la grasa de sus deportistas constituye, además de un error deportivo, una arriesgada supeditación de la salud a los objetivos de la competición.

    A continuación vamos a dar diez claves que los entrenadores deberían tener muy presentes a la hora de dar la información a sus atletas.

Dichas claves son:

  1. Evitar comentarios genéricos del peso.

  2. Proporcionar la información del rendimiento atlético separado del peso corporal.

  3. Si el/la atleta necesita perder peso, es recomendable un apoyo y control por parte del entrenador.

  4. Toda decisión de pérdida de peso debe razonarse y entenderse.

  5. Aceptar una amplia gama de somatotipos entre los/as atletas.

  6. Apoyo psicológico y educativo con los atletas de sexo femenino tanto en el periodo antes, durante y post adolescencia.

  7. Vigilar y controlar los síntomas que pueden revelar casos de anorexia y bulimia nerviosas.

  8. Mantener una comunicación abierta para clarificar dudas en cuanto al control del peso.

  9. Evitar lo más que se pueda la utilización de TEST de medición de la grasa corporal.

  10. Ayudar a los/as atletas a entender que el entrenamiento les traerá beneficios a largo plazo y que los valores de salud y bienestar están por encima de todo.

5.     Objetivos de la actividad física para personas que padecen trastornos de la alimentación

    Los principales objetivos que debemos trabajar a la hora de realizar actividad física con personas que padecen problemas de trastornos de la alimentación, son los siguientes:

    Valorar los efectos positivos que tiene la práctica habitual y sistemática de actividades físicas sobre el desarrollo personal, en los aspectos biológicos, psicológicos, sociales y en las mejoras de las condiciones de calidad de vida y salud.

    Comportarse de forma consecuente con un conocimiento responsable del cuerpo y de sus necesidades, evitando las prácticas que tienen un efecto negativo para la salud.

6.     Contenidos de la actividad física para personas que padecen trastornos de la alimentación

    Ahora, vamos a analizar los contenidos más apropiados que deberíamos trabajar con personas que padecen algún tipo de trastorno en su alimentación. Los bloques de contenidos que podríamos trabajar, son los siguientes:

  • El cuerpo: imagen y percepción.

  • El cuerpo: habilidades y destrezas.

  • El cuerpo: expresión y comunicación.

  • Salud corporal.

  • Los juegos.

El Cuerpo: Imagen y Percepción

  • Hechos, conceptos y principios

    • El esquema corporal global y segmentario.

    • Estados físicos ligados a diferentes actividades.

    • Elementos funcionales relacionados con el movimiento.

    • Las posibilidades corporales: sensoriales, expresivas y motrices.

  • Procedimientos

    • Experimentación y exploración de las habilidades motrices y perceptivo-motoras.

    • Percepción y estructuración espacial.

    • Percepción y estructuración del espacio en relación con el tiempo.

    • Equilibración y actitud postural.

    • Control del cuerpo en relación con la tensión, la relajación y la respiración.

  • Actitudes, valores y normas

    • Valoración y aceptación de la propia realidad corporal, sus posibilidades y limitaciones.

    • Actitud de respeto y de responsabilidad hacia el propio cuerpo y la mejora de su desarrollo.

    • Seguridad, confianza y autonomía personal.

    • Sentimientos de autoestima, autoeficacia, etc.

El Cuerpo: Habilidades y Destrezas

  • Hechos, conceptos y principios

    • Esquemas básicos de movimientos.

    • Cualidades, formas y posibilidades de movimiento.

  • Procedimientos

    • Control y dominio motriz y corporal desde un planteamiento previo de la acción (razonamiento motriz).

    • Equilibrio estático y dinámico y equilibrio con objetos.

  • Actitudes, valores y normas

    • Valoración del trabajo bien ejecutado desde el punto de vista motor.

    • Disposición favorable a participar en actividades diversas aceptando la existencia de diferencias en el nivel de destrezas.

El Cuerpo: Expresión y Comunicación

  • Hechos, conceptos y principios

    • El cuerpo: instrumento de expresión y comunicación.

    • Recursos expresivos del cuerpo: el gesto, el movimiento.

    • Tipos de posibilidades expresivas asociadas al movimiento: mímica, danza, dramatización.

    • Relación entre el lenguaje expresivo corporal y otros lenguajes.

  • Procedimientos

    • Exploración y análisis de las posibilidades y recursos expresivos del propio cuerpo.

    • Utilización del gesto y el movimiento para la expresión, la representación y la comunicación.

    • Ejecución de ritmos y bailes inventados, populares y tradicionales de ejecución simple.

  • Actitudes, valores y normas

    • Reconocimiento y valoración de los usos expresivos y comunicativos del cuerpo.

    • Interés por mejorar la calidad del propio movimiento.

    • Participación en situaciones que supongan comunicación con otros, utilizando recursos motores y corporales.

    • Desinhibición y espontaneidad.

Salud Corporal

  • Hechos, conceptos y principios

    • El cuidado del cuerpo: rutinas, normas y actividades.

    • Efectos de la actividad física en la salud y el mantenimiento corporal.

  • Procedimientos

    • Hábitos de trabajo presentes en la actividad corporal: calentamiento y relajación; economía y equilibrio en la dosificación y alcance del propio esfuerzo; concentración y atención en la ejecución.

    • Hábitos de higiene corporal y postural.

    • Hábitos de relación abierta y respetuosa en la participación en actividades físicas colectivas.

  • Actitudes, valores y normas

    • Gusto por el cuidado del cuerpo.

    • Aceptación de los propios límites y restricción de los deseos cuando impliquen un riesgo por encima de las posibilidades o un peligro para la salud.

    • Valoración de la importancia de un desarrollo físico equilibrado y de salud

Los Juegos

  • Hechos, conceptos y principios

    • Tipos de juegos y actividades deportivas.

    • El juego como fenómeno social y cultural.

  • Procedimientos

    • Utilización de las reglas para la organización de situaciones colectivas de juego.

    • Utilización de las estrategias básicas de juego.

    • Habilidades básicas de iniciación deportiva en situaciones de juego.

    • Práctica de juegos de campo, de exploración y aventura.

  • Actitudes, valores y normas

    • Actitud de respeto a las normas y reglas de juego.

    • Aceptación, dentro de una organización en equipo, del papel que corresponda desempeñar como jugador/a.

    • Confianza en las propias posibilidades y valoración de las mismas en la elección de las actividades para el empleo del tiempo de ocio y recreo.

7.     Prescripción de actividad física para personas que padecen trastornos en la alimentación

    La prescripción de actividad física para personas que sufren anorexia o bulimia nerviosas, podríamos decir que es muy similar a la indicada para obtener beneficios cardiovasculares.

    La actividad física a realizar con personas que sufren trastornos en la alimentación podríamos resumirla en los siguientes puntos:

Tipo de ejercicio aeróbico.

Duración: entre 20 y 50 minutos. (Nunca más de una hora).

Frecuencia: entre 3 y 5 veces por semana.

Intensidad: entre un 55 y un 70 % de la capacidad aeróbica. (Nunca intensidades altas)

Progresión gradual del ejercicio.

    Teniendo en cuenta esta serie de características, nos sería muy útil la realización de sesiones de actividad física del siguiente tipo:

  • Gimnasia suave o dulce.

  • Expresión corporal.

  • Iniciación a la danza.

  • Bailes y danzas populares.

  • Juegos. (Colectivos).

  • Estiramientos y flexibilidad.

  • Relajación.

8.     Conclusiones

    En primer lugar, deberíamos resaltar que los medios de comunicación realizan una labor muy negativa en contra de este tipo de enfermedades. Por lo tanto, deberíamos cambiar el ideal estético, buscando formas más positivas y saludables de vivir, que impliquen mayor respeto hacia el propio cuerpo y la integridad personal. También deberíamos plantearnos él cuestionarnos los modelos actuales, para poder mantener una actitud más crítica y asumir unos valores diferentes.

    La adolescencia y la juventud son momentos de mayor vulnerabilidad, ya que las personas construyen su propia identidad. Para un adolescente es más difícil tener un criterio y unos valores propios, entre otras cosas, porque el grupo es muy importante en esta etapa. Por tanto, sería de gran utilidad, realizar campañas informativas de forma indirecta tanto en escuelas, como en institutos o incluso en asociaciones para las mujeres, con el fin de dar a conocer este tipo de enfermedades.

    Aún queda mucho por saber sobre este tipo de enfermedades, es preciso, por tanto, seguir profundizando en el estudio y la investigación, intentar conseguir tratamientos más efectivos, así como procurar aumentar los recursos asistenciales.

    También sería útil, apoyar y promover organizaciones de auto ayuda que cumplen una importante labor de sensibilización social, de información y apoyo a familiares y personas afectadas. Asimismo, realizar acciones reivindicativas para intentar conseguir una mejor asistencia médica y psicológica.

    Por otro lado debemos tener muy presente, que los que nos encargamos de la educación de niños y niñas también tenemos una labor muy importante en la detección precoz de estos trastornos, observando los comportamientos, cambios emocionales y aspecto físico que pueden hacer pensar en un problema de alimentación.

    En lo referente a la práctica de actividad física y este tipo de enfermedades, lo más importante sería dar a conocer, que los principales objetivos a la hora de realizar cualquier práctica deportiva deberían ser:

    Valorar los efectos positivos que tiene la práctica habitual y sistemática de actividades físicas sobre el desarrollo personal, en los aspectos biológicos, psicológicos, sociales y en la mejora de las condiciones de calidad de vida y salud.

    Comportarse de forma consecuente con un conocimiento responsable del cuerpo y de sus necesidades, evitando las prácticas que tienen un efecto negativo para la salud.

    Examinados los resultados de de diferentes investigaciones en relación a los trastornos Alimentarios , la Actividad física y el deporte de Alto Rendimiento Deportivo, podemos decir que en general entre todos ellos existe relación, es decir, que los trastornos alimentarios inciden en sujetos dedicados a determinados deportes y actividad física. Sin embargo a este respecto existe una gran polémica, puesto que algunos autores consideran que determinados individuos al estar involucrados en actividades deportivas desarrollan trastornos alimentarios (Yates, 1987); mientras que otros autores afirman que los sujetos que padecen trastornos alimentarios realizan actividades deportivas como medio de control de peso y además , los deportistas no presentan las mismas características psicopatológicas que presentan las personas no deportistas con trastornos alimentarios (León, 1984)

    Si nos centramos en el trastorno capital de este área de estudio, la anorexia Nerviosa encontramos que se presenta fundamentalmente en nuestras féminas dedicadas al ballet, gimnasia rítmica o artística y al atletismo modalidad carreras de fondo. Los deportistas que sufren este trastorno muestran características psicopatológicas semejantes a los enfermos con este tipo de trastornos, no obstante, el que los deportes donde mas frecuente se presenta sean los anteriormente citados, puede deberse a sesgos en la selección de las muestras, ya que la mayoría de los estudios no comparan las características de este trastorno en los diferentes deportes, sino que se centran exclusivamente en aquellos que requieren un bajo peso corporal.

    La sintomatología propia de la Bulimia Nerviosa ha sido identificada en sujetos, varones, mujeres, dedicados a deportes de lucha boxeo, Gimnasia y la natación. En este sentido, Drewnowski y Grinker (1987), defienden que la preocupación por el peso y la motivación para adelgazar pueden ser los precursores de los trastornos alimentarios asociados a algunas formas de entrenamiento riguroso y que exija gran esfuerzo.

    Respecto a las variables que están relacionadas con el desarrollo de los trastornos alimentarios en Actividad Física y Deporte, encontramos que las más destacables son: Presión Social; El carácter Competitivo de las Actividades, la Percepción del sujeto en cuanto a su Peso Ideal y las Características de los Deportes.

    Las investigaciones han evidenciado la importancia que ejercen las presiones sociales sobre los deportistas para que se ajusten a determinados estereotipos estéticos y como ello repercute en el desarrollo de trastornos alimentarios. En el ámbito deportivo, el carácter competitivo y sus acciones se suman a este tipo de presiones. A veces, las actividades competitivas en las que se hallan involucrado el deportista ocasiona una auto exigencia muy elevada para conseguir logros importantes; auto exigencias que pueden repercutir en su salud física psicológica.

    Otra variable importante, es al necesidad del deportista de mantener un peso corporal óptimo para lograr el éxito en sus actividades (Pérez, Esteve, Larraburu y Font, 1992). En concreto, la percepción que el sujeto tenga de su propio cuerpo y peso, y comparación de este con el que el o ella considera “ideal”, puede provocar una serie de conductas dietéticas anómalas encaminadas a adelgazar.

    Y para finalizar, una variable considerada en la totalidad de los trabajos, es el tipo de Actividad física en el deporte en el que los sujetos se encuentran inmersos. En general los deportes en los que han sido identificados trastornos alimentarios son aquellos en los que el bajo peso resulta beneficioso para los movimientos y en los que se valora la buena presencia ante jueces (Gimnasia, Ballet); los de resistencia (carreras) o aquellos en los que se establecen categorías por peso (boxeo, lucha).

Bibliografía

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  • CERVERA, M. “Riesgo y prevención de la anorexia y la bulimia”. Barcelona, Ediciones Martínez Roca, 1996.

  • FERNÁNDEZ-BALLESTEROS, R. “Evolución conductual hoy. Un enfoque para el cambio en psicología clínica y de la salud”. Madrid, Ediciones Pirámide, S.A., 1994.

  • GÁLVEZ OCHOA, B. MIGALLÓN LÓPEZ, P. “Anorexia y bulimia nerviosas”. Madrid, Ministerio de Sanidad y Consumo, 1997.

  • GUILLEMOT, A. LAXENAIRE, M. “Anorexia nerviosa y bulimia. El peso de la cultura”. Barcelona, Masson, S.A., 1994.

  • MORANDÉ, G. “El cuerpo como delito. Anorexia, bulimia, cultura y sociedad”. Barcelona, Editorial Ariel, S.A. 1996.

  • MORANDÉ, G. “Un peligro llamado anorexia: la tentación de adelgazar”. Barcelona, Editorial Ariel, S.A. 1996.

  • SCHIMIDT, U. “Aprender a comer”. Barcelona, Ediciones Martínez Roca, 1996.

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