El alcohol en la población joven y su relación con la actividad física |
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Diplomado en Magisterio de Educación Física Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte por la Universidad de Murcia |
Antonio Martínez Martínez (España) |
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Resumen En este artículo vamos a tratar de realizar una síntesis sobre diferentes investigaciones que tratan la cuestión del alcoholismo en la población joven española, y trataremos de centrarnos en aspectos relacionados con la edad, el sexo, el nivel de estudios y, principalmente, su relación con la actividad física. Palabras clave: Actividad física. Alcohol. Jóvenes españoles.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 18 - Nº 182 - Julio de 2013. http://www.efdeportes.com/ |
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1. Introducción
Existe una gran preocupación en la sociedad actual por el índice de consumo de alcohol de los individuos y, en especial, sobre la iniciación cada vez más temprana de éstos en el hábito de consumo. Es habitual ver cada fin de semana en las plazas de las ciudades españolas cómo grandes grupos de adolescentes se reúnen con el propósito de ingerir grandes cantidades de alcohol.
Distintas investigaciones apuntan a un aumento en la instauración y desarrollo del consumo de sustancias tóxicas, que se han consolidado como hábitos de vida en los adolescentes (Moreno, Moreno y Cervelló, 2009). No debemos olvidar que, según la OMS, el alcoholismo es una de las más extendidas en nuestra sociedad, representando la tercera causa de años de vida con discapacidades (Ruiz-Risueño Abad. Ruiz Juan y Zamarripa Rivera, 2012).
En este contexto, se plantea la incidencia de la actividad física como medio de protección frente a este tipo de conducta. Pero, como veremos más adelante, existen estudios que han demostrado la relación directamente proporcional entre el consumo de alcohol en jóvenes y su participación en actividades deportivas.
En esta síntesis de investigación recogeremos alguno de los puntos clave sobre los que se centra el consumo de alcohol en los jóvenes españoles.
2. Alcohol y edad
La relación que existe entre el consumo de alcohol y la evolución de la edad es positiva, es decir, a mayor edad de los sujetos, más beben. Así lo indican estudios longitudinales realizados sobre jóvenes españoles, que indican que desde los 12 a los 18-20 años se produce un acercamiento masivo de los adolescentes hacia el alcohol. Encontramos la explicación a este fenómeno por la gran aceptación social que tiene en España el alcohol, una droga que hasta ahora no se considera peligrosa y que, en determinados contextos, significa un acercamiento a la madurez de las personas.
También el auge del botellón, una costumbre muy extendida entre los jóvenes españoles durante los fines de semana, que se reúnen en grandes grupos para consumir alcohol y pasar el rato. A esto ayuda las facilidades que existen para adquirir alcohol en nuestro país, puesto que existen multitud de establecimientos en los que es relativamente fácil comprar alcohol incluso siendo menor de edad, ante la permisividad de las autoridades legales.
Vemos por tanto que es una especie de círculo vicioso, donde los jóvenes demandan alcohol por costumbres arraigadas en la sociedad, y la sociedad no pone las barreras necesarias para su acceso prematuro, que desencadenará a posteriori problemas a esta misma.
3. Alcohol y sexo
Los diferentes estudios consultados han arrojado diferencias significativas entre el consumo de alcohol por parte de los chicos y de las chicas. En España, la prevalencia de consumo de alcohol en la adolescencia es mayor en las chicas que en los chicos, sin embargo, los chicos beben con mayor intensidad.
Sin embargo, en otros países (como México), se produce al contrario. Esta diferencia puede explicarse por la mayor integración de la mujer en la sociedad occidental.
4. Alcohol y actividad física
Este es el tema fundamental de nuestro trabajo. Existen multitud de estudios que analizan la relación entre la práctica de actividad física en la edad adolescente y el consumo de alcohol.
Por una parte, en un estudio comparativo entre jóvenes españoles y mexicanos, se observa que, en España, los jóvenes que son sedentarios, tienden a beber con mayor frecuencia. Del mismo modo, también se relaciona la intensidad de la práctica deportiva con la probabilidad de consumo de alcohol, siendo ésta más baja cuanto mayor es el nivel de intensidad de la práctica. Se concluye de este estudio que el ser un joven activo ejerce un efecto protector sobre el consumo de sustancias nocivas y, por el contrario, que aquellos adolescentes que se manifiestan sedentarios tienen un mayor riesgo de consumir alcohol.
En este mismo estudio también se trata la llamada “hipótesis del deporte”. Se trata de la creencia de que los deportes de equipo favorecen el consumo de alcohol en mayor medida que los deportes individuales. Esto se relaciona con la motivación de los participantes en dicha modalidad deportiva, siendo mayormente intrínseca en aquellos que practican deportes individuales, y extrínseca en aquellos que lo hacen en modalidades colectivas. Los resultados que se obtienen al comprobar la existencia de dicha hipótesis concuerdan, es decir, aquellos individuos que practicaban una modalidad deportiva colectiva manifestaban una motivación extrínseca hacia la actividad física y, además, tenían unas pautas de consumo de alcohol más altas que aquellos que competían en deportes individuales. Cabe destacar también la incidencia de la competición, siendo un factor de riesgo la no existencia de una competición en la práctica deportiva para el consumo de alcohol.
Otros estudios se dirigen hacia la misma dirección, como el de Belanger, Ohi, Berchotld, Akre y Suris (2012), en el que se analiza exhaustivamente en jóvenes suizos, qué patrones de práctica deportiva llevan a los jóvenes a un consumo peligroso de alcohol. Aquellos que manifestaban mantener un patrón de consumo alto o peligroso se relacionaban en mayor medida con los deportes de equipo, y, sorprendentemente, con un mayor consumo en contextos sociales distintos al de la práctica deportiva, es decir, con otra gente. sin embargo, aquellos que manifestaban un consumo de alcohol “normal”, tenían mayor valor en la escala de la competición, de la misma manera que bebían en mayor medida en el contexto social deportivo.
También se han obtenido conclusiones acerca de la incidencia del nivel de actividad física medido mediante el Índice Finlandés y el consumo de alcohol, de modo que aquellos jóvenes que indican realizar una actividad física de carácter insuficiente o ligero, tienen una tendencia hacia el consumo ligero de alcohol (de 1 a 3 unidades a la semana), mientras que aquellos que realizan una actividad moderada y/o intensa, manifiestan consumir una mayor cantidad (de 7 unidades en adelante).
5. Alcohol y nivel de estudios
Otro de los estudios consultados analiza la relación entre los estudios elegidos por los adolescentes universitarios y los patrones de consumo de alcohol y práctica física. En éste podemos observar cómo, aunque la mayoría de los estudiantes universitarios analizados cumple con las recomendaciones de actividad física que se disponen, la prevalencia de consumo de alcohol entre ellos es de un 58% aproximadamente. También existen diferencias entre las distintas vías de formación elegidas, siendo los estudiantes de Medicina los que menos beben y los de Psicología los que más, aunque no se extraen conclusiones sobre estos elementos.
Sin embargo, en otro estudio realizado en las provincias de Murcia, Almería y Granada en adultos de todas las edades, nos muestran que una tendencia hacia el consumo cuanto mayor es el nivel de estudios. Dicho estudio no concuerda con los resultados obtenidos en su discusión, pero resulta significativo cuando lo ponemos en relación con el anterior. En la etapa universitaria proliferan cada vez más las fiestas donde el alcohol es una parte fundamental de la misma, y el acercamiento de los jóvenes a su consumo es mayor.
6. Alcohol y variables psicológicas relacionadas con la práctica deportiva
La motivación hacia la práctica deportiva influye decisivamente en el consumo de alcohol en los jóvenes. Hemos visto estudios que han relacionado la motivación intrínseca con la práctica de deportes individuales, y la motivación extrínseca con los deportes colectivos. Pues bien, estos mismos estudios han determinado que aquellos individuos que manifiestan una motivación intrínseca hacia la práctica deportiva beben menos que aquellos que lo hacen de manera extrínseca. Esto se relaciona con los valores personales que los individuos otorgan al deporte. Aquellas personas que tienen una motivación extrínseca para la práctica deportiva, acuden a ella para socializarse, estar con sus amigos o sentirse aceptado, más que para cuidar de su propia salud. Casualmente, estos son los motivos que la mayoría de jóvenes esgrime para consumir alcohol, por lo que la relación está clara.
En la misma línea encontramos aquellos que manifiestan una motivación intrínseca hacia la actividad física, que buscan el placer por la actividad, sentirse mejor con ellos mismos o cuidar su salud. Este tipo de motivación poco o nada tiene que ver con el consumo de alcohol, ya que precisamente los efectos que produce son, definitivamente, contrarios.
Otro estudio, acerca de la relación con del consumo de alcohol con la actividad física y el autoconcepto, muestra la relación existente entre los patrones de consumo de alcohol y distintos componentes del autoconcepto físico. Según lo observado en sus resultados, no existen diferencias significativas en el autoconcepto físico entre los adolescentes que son bebedores y los que no. Sin embargo, sí existe una relación directamente proporcional entre el consumo de alcohol y el alto grado de autoconcepto que presentan los adolescentes.
7. Conclusiones
A lo largo del artículo hemos podido observar como cada vez es mayor la incidencia del alcohol en la juventud, por lo que debemos considerar la necesidad de establecer programas de actuación directa en los jóvenes escolares de nuestro país para alertar sobre los riesgos del inicio prematuro del consumo de alcohol para su salud, así como la creación de programas de intervención sobre los hábitos de ocio en los jóvenes durante los fines de semana.
También debemos considerar el problema del alcoholismo desde una perspectiva multidisciplinar, donde la administración, el sector médico, educativo y las familias deben seguir unas mismas pautas de actuación en cuanto a la direccionalidad de las mismas, de modo que no se produzcan contradicciones en los mensajes que reciben nuestros jóvenes.
Bibliografía
BELANGER, R., OHI, F., BERCHTOLD, A., AKRE, C., Y SURIS, J.C. (2012). Social contexts of sports-practicing youths’ hazardous drinking. Swiss Med Wkly, 142:w13526.
MANTILLA TOLOZA, S.C., GÓMEZ CONESA, A. E HIDALGO MONTESINOS, M.D. (2011). Actividad física, tabaquismo y consumo de alcohol, en un grupo de estudiantes universitarios. Rev. Salud pública [online]. vol.13, n.5, pp. 748-758.
MORENO, J.A., MORENO, R., Y CERVELLÓ, E., (2009). Relación del autoconcepto físico con las conductas de consumo de alcohol y tabaco en adolescentes. Adicciones, 21(2); 147-154.
RUIZ-RISUEÑO ABAD J., RUIZ-JUAN F. y ZAMARRIPA RIVERA J. I. (2012). Alcohol y tabaco en adolescentes españoles y mexicanos y su relación con la actividad físico-deportiva y la familia. Rev Panam Salud Pública, 31(3):211–20.
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