Representaciones corporales en la construcción del proceso civilizatorio argentino en la obra de Sarmiento |
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Universidad Nacional de Río Cuarto Provincia de Córdoba (Argentina) |
Prof. Dr. Esteban Manuel Barcelona |
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Resumen Sarmiento, personalidad combativa, fue y es aún una figura conflictiva en la historia y en la historiografía. Mucho se ha escrito y debatido en torno a la figura de Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) y su papel en la conformación del sistema educativo argentino que muchas veces se la vinculó a una formación netamente intelectual. Sin embargo, Sarmiento defendía una concepción de educación integral, entendida como la formación intelectual, física y moral. Por eso, el objetivo de la presente comunicación es presentar un proyecto de investigación en Historia de la Educación Física, a partir de los escritos de Sarmiento. Palabras clave: Historia. Educación Física. Educación Integral (Intelectual, Moral y Física).
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 18 - Nº 181 - Junio de 2013. http://www.efdeportes.com/ |
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Prefacio
El proyecto que aquí se publica mantiene la propuesta inicial elaborada en 2006 -sin alteraciones- para el ingreso al doctorado de la Universidade Gama Filho, UGF/RJ/Brasil. El mismo pretendía dar continuidad y profundizar la concepción de Educación Integral del polémico e inagotable personaje Sarmiento; trabajado anteriormente en el artículo “Higienismo, disciplina y civilización: Sarmiento y la nueva práctica corporal para la ciudadanía” (BARCELONA, 2006). No obstante, el programa del doctorado llevó a incursionar otra problemática de investigación1. Posteriormente, fue a partir de la vinculación con la cátedra Historia de la Educación Física (UNRC) desde 2012 que surgió el interés por difundir este escrito con el fin de socializarlo. El texto permite mostrar un recorrido metodológico posible de elaboración de un proyecto de investigación en Historia de la Educación Física y deja abierta la posibilidad de continuar esta perspectiva de análisis.
1. Introducción
La valorización del cuerpo en la formación de los individuos tuvo en el transcurso del siglo XIX un renovado impulso. Para el historiador Mario Manacorda, fue en este período que se dio “el renacimiento de la educación física”, considerando a ese incentivo como “un gran hecho innovador, laico en cuanto revaloriza lo físico, y democrático en cuanto marca la disponibilidad del hombre para sí mismo” (1987: 252). Esta preocupación democrática que hace alusión el autor es entendible en el contexto de conformación del Estado Moderno como ordenamiento político que fuera al mismo tiempo acompañado con la consolidación capitalismo como sistema económico. En dicho entorno el comportamiento corporal, pareciera a decir de Goellner (1997) preocupaba una mejoría de la condición de salud de las personas con cuerpos fuertes y ágiles, la preparación de los soldados combatientes para actuar en las delimitaciones territoriales entre los propios estados. A partir de ello se inicia la sistematización de las actividades físicas por parte de los distintos Estados Modernos como lo plantea, entre otros autores, Grifi (1989).
En ese ámbito también, los pedagogos de la Ilustración como sus continuadores en el siglo XIX plantearon la importancia de la formación corporal y del cuidado del cuerpo en la educación, entre los que es posible mencionar a Jean Jacques Rousseau (1712-1778)2, Johann Bernhard Basedow (1723-1790), Juan Enrique Pestalozzi (1746-1827), Federico Froebel (1728-1852), Hebert Spencer (1820-1903) entre otros. Pero sería fundamentalmente en el transcurso del siglo XIX que se gestarían movimientos gimnásticos desde el centro europeo que luego darían origen a las distintas escuelas con la elaboración de metodologías educativas a través de la gimnasia y que fueron la base de la educación física actual. Algunas hacia el movimiento corporal y otras hacia posturas políticas militaristas (Pedrás, 1988). Para este período de la sistematización de la Educación Física Estatal se consideran aportes significativos a autores como Johann Christoph Guts Muths (1754-1839), Francisco Amorós (1770-1848), Franz Nachtegall (1774-1844) Henrik Ling (1776-1839), Pierre Coubertin (1863-1937) y Georges Hébert, (1875-1957). Cada uno de ellos tuvo importancia fundamental en su país en la etapa fundacional de la Educación Física (ver Pedrás, 1988; Grifi, 1989; Barrow y Brown, 1992).
En Argentina, Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), personalidad combativa que se involucró en el accionar de la construcción de la nueva hegemonía liberal fomentó la revalorización del cuerpo. Sobre él se ha estudiado y analizado sus obras y sus acciones, que acompañaron a la formación del Estado y sus discursos acerca de la importancia que le dio a la educación estatal, pero poco se conoce sobre su entendimiento propuesta sobre la educación corporal y las representaciones corporales que asocia al mundo bárbaro y al mundo civilizado.
Tal como los educadores europeos de su época –él viajó a diferentes países para “reconocer los métodos educativos avanzados” en 1848-, también es posible identificar la preocupación por la educación corporal. Así en sus escritos se puede reconocer influencias de Spencer comentarios sobre Amorós y críticas a gimnasia alemana (Barcelona, 2001).
2. El Problema y su importancia
Uno de los primeros textos que se localizó acerca de la formación corporal en la propuesta de Sarmiento, fue el de Guillermo Canessa3, constituyéndose en la principal referencia para indagar esta temática. Canessa publicó el artículo “Sarmiento y la Educación Física” en el Monitor de la Educación Común Nº 909, año 1948. Para esa fecha la tendencia nacionalista militarista en Argentina gozaba de cierto apoyo del proyecto peronista (1945-55) por lo que se evidencia el rescate y revalorización de esta concepción en el autor del artículo. Treinta y siete años después, Jorge Saraví Riviere (1923-...) lo reproducía “íntegramente” considerándolo “un trabajo difícil de superar” (1985: 26). Esta fue la primera aproximación al tema que llevaron a indagar sobre los distintos discursos de Sarmiento para identificar sobre su representación cultural del cuerpo y su propuesta educativa corporal (Barcelona, 2001).
En una primera instancia, para comprender la propuesta sarmientina se buscó relacionarla con las categorías sobre concepción de Educación Física que realizara Ghirardelli. Junior Ghirardelli en su libro Educação Física Progressista. A pedagogía crítica-social dos conteúdos e a Educação Física Brasilera4, elabora una periodización teniendo en cuenta las tendencias principales de la Educación Física en Brasil. Interesa particularmente, de este trabajo las definiciones que el autor considera sobre educación física higienista y educación física militarista, intuyendo que en la representación corporal de Sarmiento se encontrarían las dos interrelacionadas, dado que no serían excluyentes y estarían en la conformación del Estado Moderno así como en la constitución del proyecto civilizatorio. Estas concepciones asimismo incorporan “saberes médicos y militares”, a decir de Raumar Rodríguez Jiménez (2000), necesarios al Estado Moderno.
La concepción higienista insiste en la tesis de la Educación Física como actividad capaz de garantizar la adquisición y manutención de la salud y estaría vinculada al lema “mente sana en cuerpo sano”. Cabría, entonces, a la Educación Física un papel fundamental en la formación de hombres y mujeres sanos y fuertes. Así la Educación Física es un agente de saneamiento público, en busca de una “sociedad libre de enfermedades infecciosas y de los vicios deteriorados de la salud y del carácter del hombre del pueblo”.
Respecto a la concepción militarista, Ghirardelli plantea que el objetivo es la obtención de una juventud capaz de soportar el combate, la lucha, la guerra. La Educación Física debe ser suficientemente rígida para “elevar la Nación”, a la condición de “servidora y defensora de la Patria”. En tal perspectiva, la Educación Física funciona más como seleccionadora de “elites conductoras”, capaz de distribuir mejor los hombres y mujeres en las actividades sociales y profesionales. En la Educación Física Militarista, la gimnasia, el deporte, los juegos recreativos, etc. solo tienen utilidad si buscan la eliminación de los “incapacitados físicos”, contribuyendo para una “maximización de la fuerza y poderío de la población”. El coraje, la vitalidad, el heroísmo, la disciplina exacerbada componen la plataforma básica de la Educación Física Militarista.
Asimismo, Adriana Puiggrós (1990: 43) hace mención a que Sarmiento creía en el “poder redentor” de la educación a la humanidad, dándole impulso a la educación física basada en la doctrina de Herbert Spencer (1820-1903) que apuntaba a la formación integral del hombre (física, intelectual y moral), las leyes del positivismo y los conceptos difundidos por el darwinismo y la escuela antropológica de él derivada, que servia para estudiar al niño.
En la propuesta de Sarmiento de formación integral, entonces, se podría preguntar ¿estarían incluidas en una concepción higienista y militarista de la educación física? Si el programa de Sarmiento consistía en transformar la sociedad a partir de la educación del pueblo ¿qué correlatos tendrían en la conducta corporal en la mirada sarmientina? “Educar al soberano”, es decir, convertir al gaucho “bárbaro” en un hombre “civilizado” ¿implicaba una nueva conducta corporal?
Si formación integral (en la que se incluía salud, robustecimiento del cuerpo y deber moral), era la base educativa de Sarmiento ¿Porqué su programa educativo se lo relaciona prácticamente con la educación intelectual? ¿Qué implicancias ha tenido en la construcción histórica de la educación física argentina? La propuesta de formación integral: ¿Se corresponde al “proceso civilizador” que implica cambios en la estructura de comportamiento y en la constitución de una nueva psíquica tal como la entiende el sociólogo Norbert Elías (1990)?
Precisamente, la dicotomía “civilización o barbarie” instalada por Sarmiento y latente en sus diferentes conceptualizaciones (progreso o retroceso, tradicional o moderno; desarrollo, subdesarrollo; etc.) aún vigentes -reactualizadas y resignificadas junto a los juicios que tal dicotomía ha ocasionado-, invitan a reflexionar y a tratar de rescatar una mirada sobre la conducta corporal que va más allá de un modelo educativo intelectual que se pretendía imponer.
Esta lectura de Sarmiento permitirá reconocer representaciones corporales que se definen por ausencias de intelectualidad pero que a la vez se admiran (destrezas corporales expresadas en los hábitos, costumbres y habilidades físicas de la campaña). El hombre campestre es “fuerte, altivo, enérgico” mientras que “el hombre sedentario de las ciudades (...) puede haber leído muchos libros, pero... no sabe aterrar un toro bravío y darle muerte” ni “resiste a un par de corcovos del caballo (Sarmiento, [1845] 1971: 83). El peligro o el lado oscuro de la civilización es que no eduque hombres sino “literatos o profesores” (Sarmiento, en Canessa, 1985: 29). Así, desea para las “clases cultas” el vigor y las “destrezas físicas” de la “montonera anárquica”, ecuación casi perfecta para el esquema civilizatorio incluida en su perspectiva de educación integral. Por lo que su propuesta no rechaza la barbarie sino la incorpora civilizándola, es decir pretendía “...desarrollar el hombre de manera que se encuentre en un justo equilibrio... la vida física con la intelectual para que la humanidad no produzca ni enanos ni sabios, ni atletas sanguinarios o idiotas” (Sarmiento, en Canessa, 1985: 29).
En este contexto ¿cuanto hay de apropiación de Sarmiento sobre las teorías pedagógicas que circulan en el siglo XIX? ¿Cuáles son los componentes “civilizatorios” extraídos del considerado mundo civilizado? ¿Qué acomodaciones, traslaciones, resignificaciones realiza en su propuesta “civilizatoria”?
3. Presupuesto de trabajo
La metamorfosis del “proceso civilizatorio" que postulaba Sarmiento estaba basada en los siguientes componentes: una perspectiva de educación integral: intelectual, moral y física. A la vez la visión de Educación Física incluía una concepción higienista (cuerpos sanos para mentes sanas) y una concepción militarista (cuerpos vigorosos y disciplinados), dos requisitos básicos en la conformación del Estado Moderno y consolidación del capitalismo. En su propuesta discursiva de producción de un nuevo sentido para la civilidad es posible observar que muchas de las prácticas corporales referenciadas, entre ellas las “bárbaras”, no deberían ser abandonadas, sino disciplinadas y complementadas. Pero al mismo tiempo, en su propuesta, advierte que las prácticas corporales civilizadas eran limitadas, por ser carentes de “fuerza y destreza”, por lo que con ello justificaría la complementariedad. Es decir en la propuesta sarmientina de educación corporal lo “bárbaro” y “civilizado” no son antinomias sino componentes necesarios para una educación integral.
Educación Integral en el proceso civilizatorio y el nuevo comportamiento corporal
4.1. Objetivo general
El objetivo de la presente investigación es analizar en los escritos de Sarmiento, las representaciones corporales y el programa educativo implícitas en la propuesta civilizatoria para la construcción social de un nuevo comportamiento corporal, es decir, para la preparación de cuerpos sanos y disciplinados al servicio tanto de la patria como de la “civilidad”.
4.2. Objetivos específicos
Reconocer la trayectoria de vida de Sarmiento en el contexto de época, transición hacia la formación el Estado moderno.
Identificar los principales referentes de pedagogos y teóricos en que basa su propuesta de educación integral.
Analizar, a través de las obras escritas por Sarmiento, la práctica discursiva sobre las distintas prácticas corporales: campo, ciudad.
Identificar las concepciones higienista y militarista de Educación Física en el Programa sarmientino como formas de inculcación del “habitus” civilizatorio.
Analizar las representaciones corporales de la época en los escritos de Sarmiento, fundamentalmente en la obra Facundo.
5. Fundamentación
La búsqueda por este recorrido indagando a uno de los hombres más discutidos de nuestra historia pretende sensibilizar cómo la disciplina que nuclea a los profesionales de la Educación Física tiene un largo recorrido y extensas páginas escritas. Conocer el pasado posibilita entender un poco más en el presente para volver a preguntar y replantear sobre las actuales prácticas corporales, sobre las bases de los saberes médicos y militares. En síntesis, en este caso, sobre las prácticas corporales fundacionales de la Educación Física. Cómo sostiene Ángela Aisenstein “resulta difícil negar la tarea ordenadora, moralizante e higienista en el modelo fundacional”, por lo que se reconoce que se apela a la actividad física “en nombre del orden social o de la salud pública”.
Dentro de esa propuesta de homogeneizar la sociedad y orientar mentes y cuerpos se encontraba el Proyecto del Estado Moderno. Basado en los principios de la modernidad, un estado que se construía y que a la vez construía a sus ciudadanos para que actuaran dentro del mismo, para potenciarlo, para defenderlo, para glorificarlo, basado en la razón, la razón del Estado.
En ese planteo, Sarmiento fue, y es aún, una figura emblemática para la historia de la Argentina, pero dado su accionar se lo ha relacionado mucho más al mundo de la cultura intelectual que a la cultura corporal, sin que en ello pueda observarse la íntima vinculación que en su programa civilizatorio habría entre formación intelectual y corporal basado en el concepto de educación integral. Quizás por su mayor actuación en el ámbito político y básicamente comprometido con la instrucción pública, con marcado carácter enciclopedista, minimiza la preocupación por un nuevo modelo corporal que postula Sarmiento.
En este contexto, se hace necesario situar la trayectoria de Domingo Sarmiento en su época, sus preocupaciones; de manera que ello permitirá una mejor comprensión de la problemática que se pretende desarrollar.
Sarmiento y su biografía. Un recorrido necesario
La vida de Sarmiento (1811-1888) se entronca en el propio proceso civilizatorio y su biografía es una historia de vida paradigmática. La vida de Sarmiento transcurrió en un contexto normativo contradictorio y su elección forma parte de un proyecto individual que transfiere a lo colectivo como única salida, sin reconocer otras alternativas. Había nacido en San Juan en 1811, en una de las ciudades del interior más importante de la región cuyana de lo que será la República Argentina. Al año siguiente de haberse iniciado, desde la ciudad portuaria de Bs. As., el proceso revolucionario que rompió con los lazos coloniales que se mantenían con España. Su figura surgía del seno de un hogar pobre, según comenta Halperín Donghi. Su padre era un arriero de mula con una presencia fugaz en la casa y su madre era descendiente de una ilustre familia colonial en decadencia. La ciudad andina se basaba en una cultura mediterránea de viñedos y olivares y tenía la característica de un centro colonial “con artesanos, muleteros y viñadores, presidida por iglesias y conventos” que, a decir de Halperín Donghi, “no crecían junto a la Argentina de las pampas ricas en ganado” (1997: 9).
Sarmiento vivió, entonces, el siglo de los cambios radicales del orden colonial al nuevo orden moderno. Es decir de la crisis de hegemonía colonial a la lucha por el control del territorio entre dos visiones de mundo diferentes representadas por los conservadores y liberales, o los que también se consideraban como federales y unitarios. Estas visiones de mundo implicaban también conductas corporales disímiles.
“La niñez”5
Con una infancia “pobre”, según su propio relato en “Recuerdos de Provincia” (1850), se reconocía como autodidacta (bajo la guía de sus tíos clérigos) y diferente. El mismo se describía: “no supe nunca hacer bailar un trompo, rebotar la pelota, encumbrar una cometa, ni uno solo de los juegos infantiles” (Sarmiento, 1850:161). Ingresó a una de las “Escuelas de la Patria”. Estas formaban parte del nuevo programa revolucionario que pretendía reemplazar a las suprimidas “Escuelas del Rey” con el fin de inculcar los principios de la ilustración y del catecismo laico en oposición al colonialismo católico. Su experiencia educativa la dejó registrada en “Mi defensa” (1843). Allí relató el entusiasmo pedagógico y patriótico de los hermanos Rodríguez que llegados de Bs. As. eran los encargados de difundir el programa de Mayo (Matsushita, 2000). Sin embargo, a pesar de haberse iniciado en los principios revolucionarios, en su adolescencia acompañó al destierro a su tío don José de Oro, eclesiástico opositor a las reformas liberales. Regresaba luego a San Juan pero vio frustrada su intención de arribar a Bs. As. a través del otorgamiento de una beca de estudios. A mediados de la década del 1820, cuando los adversarios de las reformas liberales ocuparon el poder en diferentes espacios regionales, la situación política cambiaba significativamente. En La Rioja -ciudad de la región cuyana- el control político quedaba bajo una milicia rústica y rural y Facundo Quiroga (1790-1835), el caudillo que había surgido entre los pastores “bárbaros” del Llano, se transformaba en el jefe político y militar que pasaba a dominar la ciudad.
Desde ese momento, la causa de Sarmiento fue “la causa de las ciudades” a decir de Halperín Donghi (1997:11). De esta manera, asimilando la propuesta revolucionaria de la ilustración, concibió la idea de transformar la “barbarie” del mundo rural a partir de la instrucción estatal. Fue entonces que concibió la Causa Unitaria como la única redención posible para América.
“Tu ilusión y tu contento”
Se convertía así en un opositor a los poderes de las oligarquías regionales. Estas oligarquías eran representadas en formas anárquicas, con intereses particulares y sustentadas en el mundo rural. A inicios de la década de 1830 cuando Facundo Quiroga controlaba la Gobernación de La Rioja, Sarmiento con veinte años, se encontraba desterrado en Chile. A mediados de esa década, cuando Quiroga fue asesinado, por una intriga de caudillos rivales, regresaba a San Juan y todas sus estrategias y acciones apuntaban al cambio radical de la América Colonial. Actitud que se concretizaba en dos planos: en lo educativo y en lo político. En lo educativo, con la fundación del “Colegio de Señoritas de la Advocación de Santa Rosa de Lima”, ponía en práctica sus ideas en favor de la extensión y mejoramiento de la educación popular. En lo político, con la creación del periódico denominado El Zonda (1839), imaginándolo como el órgano difusor de la nueva cultura política, criticaba el régimen de gobierno. Esta acción en la construcción de una contra-hegemonía al gobierno provincial le implicaría la censura y nuevamente el exilio.
De nuevo en el destierro se dedicó a embestir los regímenes considerados “bárbaros” y a proponer formas de eliminarlos. Escribía así “Civilización y barbarie - Vida de Juan Facundo Quiroga. Y aspecto físico, costumbres y hábitos de la República Argentina.” (1845) y “Educación Popular, Métodos de lectura y manuales para maestros” (1849). La primera obra era una denuncia a las prácticas existentes en las provincias unidas que debían ser transformadas. Obra que habría de perdurar en el tiempo y que planteaba la dicotomía de la Argentina. La segunda proponía el programa educativo para ingresar a la modernidad. La misma había sido escrita a pedido del Ministro chileno de Instrucción Pública don Manuel Montt (1809-1880), publicado entre 1848-1849, a su regreso de recorrer otras ciudades y países que le llevarían a construir un modelo parámetro por el cual Argentina debía delinearse. En sus distintas reseñas biográficas se mencionan los diferentes lugares que Sarmiento conoció y que fueron posteriormente parte de sus referentes, por ejemplo pasa por Montevideo, Madrid, Barcelona, Argel Marsella, Roma, Florencia Venecia, Milán, Zurich, Munich, Nuremberg, Dresde, Leipzig, Berlín, ciudades de Países Bajos, Londres, Liverpool, Birmingham, Nueva York, La Habana y Santiago de Cuba).
El recambio político y la constitución del Estado de la Confederación Argentina (1852) hicieron que Sarmiento pasara de la resistencia a la acción y a la participación en la construcción de la nueva hegemonía poniendo en práctica su modelo de transformar la “barbarie” y lo “bárbaro” para instalar los dispositivos de la Civilización. Sin embargo, las desavenencias con Urquiza, como la persistencia de ciertas prácticas culturales federales y la continuación de algunos caudillos en el poder, lo llevaron nuevamente a apartarse de la política y de nuevo partir a Chile.
“Con la luz de tu ingenio iluminaste”
En 1855, regresaba a Argentina dirigiéndose al Estado de Bs. As. para participar, a partir de entonces, en distintas instancias políticas. Se observa así que los cargos públicos que desempeñaría y todas las estrategias que utilizaría en sus discursos estaban modelados por un solo objetivo: la civilización, la inculcación de la modernidad y la aniquilación del pasado colonial. Cuando llega al máximo cargo de ejercicio de poder, es decir desde la presidencia de la Nación (1868-1874), se planteó introducir los vehículos de la modernización material: ferrocarril, correo, telégrafo. En el campo del área de la cultura: escuelas públicas, escuelas normales, bibliotecas, academias científicas y en 1870, por su iniciativa, el Colegio Militar y, dos años más tarde, la Escuela Naval.
Maestro, escritor, político, militar. Cualquier cargo era pertinente para poner en práctica las estrategias de acción política bajo la intencionalidad civilizadora. Tal vez por eso, sus escritos - libros, artículos, discursos – fueron reunidos con el título de Obras Completas, en 52 volúmenes y pasaron a formar parte de los estantes de distintas bibliotecas públicas como irradiación continua de la puesta en marcha del proceso civilizatorio que pretendiera. Negaba la tradición colonial y pretendía dar nuevas formas de vida a la América Española. Así la educación era la herramienta necesaria para la libertad y la democracia en América. Atacó todo cuanto representaba el “atraso” y la “barbarie” (caudillismo) y apoyó lo que representaba la civilización a partir de la formula creada en la dicotomía civilización o barbarie, procurando la eliminación de las costumbres propias y la inculcación de hábitos de los países que admiraba.
Murió en el año 1888 en Asunción del Paraguay, a ocho años después de la consolidación definitiva del Estado Argentino. Por eso, para comprender su programa es necesario reconocer que su vida transcurrió en la crisis de transición entre el viejo orden colonial y la modernidad. Sus discursos apuntaban de derrumbar lo viejo e impulsar nuevas prácticas culturales y por ende prácticas corporales que posibilitaran la construcción del orden moderno y civilizado.
Sarmiento después de Sarmiento
Los cuestionamientos al modelo liberal surgidos desde el centenario (1910) implicaron la revisión de la propuesta liberal y surgirán biografían que intenten resignificar su propuesta. Biógrafos de Sarmiento, como Leopoldo Lugones (1874-1936)6 y Ricardo Rojas (1882-1957), lo interpretaron bajo una perspectiva netamente nacionalista y ello tendrá sus implicancias en la connotación de educación integral. Según Lugones, el programa educativo de Sarmiento se ubica dentro del pensamiento integralista7, en que “la educación intelectual esta fundada en la educación física”. Y agrega “es como se ve todo el integralismo: educación física, estética e intelectual (Citado por Canessa, en Saraví Riviere [1948] 1983: 27).
En síntesis, Sarmiento fue y es una figura polémica, una sombra que atraviesa la historia de la Argentina. Por eso, para comprender su programa de formación corporal, es fundamental considerar además los escritos sobre educación sino aquellas referencias que quedaron plasmadas en “Facundo”...
La preocupación de incluir a la Argentina como parte del “proceso civilizatorio occidental” renegando de todas prácticas anárquicas e “incivilizadas” y la inculcación de comportamientos culturales acordes a nuevas representaciones sociales están presentes en Sarmiento. Recordando las representaciones del mundo social construidas, que si bien aspiran a la universalidad, son siempre determinada por los intereses de grupos de lo constituyen (Chartier, 1990: 17), es necesario indagar a que intereses de grupo respondía Sarmiento y que “habitus” pretendía inculcar (Bordieu, 1992).
6. Metodología
A partir de la problemática planteada, primeramente se comenzará con la lectura de los textos escritos por Sarmiento que permitan identificar categorías y razonamientos a tener en cuenta respecto a la representación cultural del cuerpo y programa civilizatorio sobre moldeamiento de los cuerpos. En una segunda lectura atenta y minuciosa se seleccionarán párrafos significativos en relación a las categorías propuestas.
La índole del trabajo requiere una metodología cualitativa y de análisis de contenido. En ese sentido se enfatizará el análisis interpretativo, buscando identificar los modos expresos en la nueva concepción civilizatoria como transformación de los comportamientos (Elías, 1990) y como transformación de las representaciones sociales y culturales (Chartier, 1990). Un recorrido exploratorio del corpus documental permitió reconocer estas categorías a profundizar y analizar:
Formación Integral (Intelectual, moral y física);
Concepción higienista y concepción militarista o saberes médicos y militares;
Saneamiento de los cuerpos;
Disciplinamiento pedagógico del cuerpo;
Disciplinamiento militar;
Disciplinamiento civilizatorio;
Destrezas bárbaras; y
Las antinomias de Sarmiento
Estas posibles categorías serán consideradas dentro de conceptualizaciones de “proceso civilizatorio”, “representaciones culturales” e “inculcación de hábitus”.
Se presenta, a continuación -como modelo de trabajo- las categorías sobre Higienismo y Militarismo en las que se exploran las concepciones militaristas e higienistas en Sarmiento.
A modo de ejemplo se transcribe un escrito de Sarmiento al final del proyecto, que permite identificar las concepciones planteadas (ver Discurso Inaugural del Gimnasio Científico 1885).
Higienismo en Sarmientoa.
La concepción higienista el cuerpo, muy presente en la Argentina de fines del siglo XIX, estaba vinculado con el proceso de modernización: limpieza y desinfección de las ciudades, saneamiento del cuerpo y por tanto control del Estado sobre la Salud Pública. Los cuerpos enfermos eran considerados un peligro para la salud de la población. La Higiene, parte de la medicina que se preocupa en evitar enfermedades y mantener la salud, comenzó a cobrar importancia estatal en Buenos Aires, a partir de 1870 (Recalde, 1989: 9). Esta preocupación acompañaba al proceso de secularización sobre el control de los cuerpos que hasta entonces había permanecido en manos de la Iglesia: desplazamiento de cementerios, mayor limpieza en los centros urbanos.
En ese sentido, para la Educación Física Higienista8, la salud estaba en primer plano y la educación del cuerpo tenía un papel fundamental para la formación de hombres y mujeres sanos, fuertes y dispuestos a la acción, que actuaran como protagonistas en un proyecto de “asepsia social”. A decir de Recalde, “Educando el cuerpo por medio del ejercicio metódico y de la gimnasia, se lo fortalece; educando la inteligencia y dirigiendo por buen camino la conducta, se robustece en general las aptitudes morales y se prepara una sociedad civilizada”(1989: 9). De esta forma, para tal concepción, la gimnasia, el deporte, los juegos recreativos, etc., debían fundamentalmente disciplinar los hábitos de las personas en el sentido de llevarlas a que se alejen de prácticas capaces de provocar el deterioro de la salud y de la moral. Por lo cual la formación de la educación física o preocupación por el cuerpo estuvo presente en esta etapa imbuida de conformación de la Nación.
Esta visión de la educación del cuerpo estaba presente en Sarmiento. Para él, la Escuela tenía una función importante tanto en la civilización de las mentes como en la de los cuerpos y en el desarrollo de un carácter controlado. Al respecto, escribía: “La escuela debe ser el primer correctivo de nuestras costumbres, pasadas de moda ya en el mundo”, por ello era fundamental “la limpieza de las escuelas, así como la higiene individual y desarrollo físico de los niños” (Sarmiento, Obras Completas tomo XXVIII, Ideas Pedagógicas. Limpieza de las Escuelas, 1952: 348).
El modelo civilizatorio en el que es posible identificar las concepciones higienistas y militaristas se materializaron también en el Proyecto de la Generación del 80 con la Ley 1420/1884. Ley de Educación Común que comenzó a regir la educación elemental, primero en la Capital de la nación y territorios nacionales para luego, por Ley Lainez (1905), extenderse a todas las escuelas primarias nacionales que se crearon en las provincias. En los articulados de esta legislación se manifiesta la orientación y rol de la Educación Física en la formación de los niños:
“desarrollo moral, intelectual y físico9 del niño de 6 a 14 años”, (Art. 1); “la instrucción primaria debe ser obligatoria, gratuita, gradual y dada conforme a los preceptos de la higiene”, (Art. 2); En “El mínimun de instrucción obligatoria” se comprende “gimnástica”, (...) y para los varones será obligatorio, además el conocimiento de ejercicios y evoluciones militares más sencillas”, (Art. 6); y “las clases diarias de las escuelas públicas serán alternadas con intervalos de descanso, ejercicio físico y canto”(Art. 14).
De esta manera, en esa normativa del sistema educativo elemental, la educación corporal estaba presente en la tríada de formación moral, intelectual y física, sea a través de los conceptos de higiene y salud, sea a través de la gimnástica, formando parte de los contenidos mínimos del currículo escolar o alternando las actividades intelectuales con ejercicios físicos; posibilitando así, el modelado de los cuerpos civilizados.
Esta ley posibilitaba homogeneizar a la población y modelar los cuerpos tanto en la “campaña” como en la ciudad. Tanto para los gauchos como para los inmigrantes, procurando forjar así la identidad nacional con cuerpos dóciles, disciplinados e higiénicos, pero cuerpos fuertes y vigorosos para la defensa de la propia nación. Y estos habían sido los idearios de Sarmiento.
Y, si bien Sarmiento difirió del modelo liberal, oligárquico y agro-exportador que se materializaba definitivamente en Argentina en la década de los 80 del siglo XIX, él había tenido una participación activa junto a quienes lucharon para otorgar una presencia activa al Estado en su función civilizatoria de las costumbres imponiendo una nueva cultura del cuerpo.
Posteriormente el programa de educación integral se iría desvaneciendo dentro de una enseñanza enciclopedista e intelectual acorde a la función política que el Estado Oligárquico pretendía dar a la política educativa. Así se fue disociando la educación entre educación física y educación intelectual. Y Sarmiento quedaba asociado a la formación intelectual del ciudadano y poco se comentaría sobre su programa de formación integral. La figura de Sarmiento en su perfil intelectual sería posteriormente desplazada cuando se planteó la crítica a la visión civilizatoria según modelo europeo que colocara la raíz del dilema sarmientino de civilización o barbarie y que seguirá rigiendo a los intelectuales que pretendían a decir de Jauretche (1900-1974) “crear Europa en América trasplantando el árbol y destruyendo al indígena que podía ser obstáculo al mismo para su crecimiento según Europa y no según América” ([1968] 1982: 47).
A fines del siglo XX, cuando se plantea la crisis del proyecto de la modernidad y se denuncia la razón instrumental de dominio del Estado sobre toda la sociedad civil nuevamente se cuestiona a Sarmiento porque no reconoció el propio proceso civilizatorio no-occidental. (Fernández Retamar, 1989). En esta nueva perspectiva Sarmiento es considerado como constructor de la “barbarie liberal”. En ese sentido, Fernández Retamar parafraseando El Facundo inicia su articulo diciendo “Sombra terrible de Sarmiento: voy a evocarte” (1989:173).
Retomando al modelo higienista, se podría afirmar decir que Romero Brest tendría una continuidad en el proyecto racionalista de Sarmiento. Sin embargo, en el centenario de la independencia (1910) se reconocería el aporte de Sarmiento básicamente en su posición militarista y nacionalista, por lo que minimiza o se ocultan sus preocupaciones higienistas.
b. Militarismo en Sarmiento
La militarización también fue una inquietud sarmientina. Junto al discurso preventivo para el saneamiento de los cuerpos relacionado con las propuestas higienistas de la civilización moderna, estaba también el interés por la formación de un Estado fuerte defendido por los propios ciudadanos.
Para Sarmiento la preparación de los futuros “ciudadanos-soldados” era el reaseguro y defensa de la Nación. En ese sentido, Canessa10 ha extraído varios expresiones que reflejan la preocupación militarista de Sarmiento, por ejemplo que la gimnasia militar “ahorra tiempo, perdido en aprenderla en edad adulta y desenvuelve en el niño cualidades artísticas de que carece naturalmente: tenerse erecto (...), marchar con aplomo, sacar el pie con gracia, mover brazos y cuello con elegancia y llevar la cabeza erguida y la vista al frente” (Citado por Canessa, en Saraví Riviere [1948] 1983: 34).
Aquí se observa la intención de modelar los cuerpos en una perspectiva armónica tanto civilizatoria como disciplinadora. Para Canessa, esa fuerza disciplinadora de la gimnasia fue reconocida por Sarmiento cuando planteaba que los niños necesitaban “aprender a obrar de concierto a ejecutar una idea, a hacer que sus piernas aprendan a medir el largo preciso, inefable, de manera que marchando al galope, lleguen a su destino de alto, en la misma cantidad de segundos que trescientos compañeros que forman la línea y que han empleado la misma cantidad de segundos en dar cien pasos a la carrera” (Citado por Canessa, en Saraví Riviere [1948] 1983: 34).
Así, los batallones escolares y la gimnasia militar que fueron la preocupación de Sarmiento pasarían a tener “aplicaciones muy útiles y específicas en el adiestramiento del hombre para la defensa armada de la nación” (Citado por Canessa, en Saraví Riviere [1948] 1983: 34).
Sarmiento reconocía que se requería tiempo para “aprender a ser una nación armada”, por lo que era necesario “tomar a la niñez años economizados a la edad adulta”. Para él, “la escuela requiere orden, y el niño movimiento. Pueden hacer un convenio entre maestro y discípulo. Moverse en orden” (Citado por Canessa, en Saraví Riviere [1948] 1983: 34). En ese sentido considera que los ejercicios militares de la escuela de la Patria eran el “germen de la institución del porvenir” (Citado por Canessa, en Saraví Riviere [1948] 1983: 33).
Asimismo, se refería a la importancia de la preparación del soldado en las escuelas, afirmando que “La guerra moderna con sus armas científicas y perfeccionadas, requieren gran tiempo de preparación del soldado, y en muchos Estados las Escuelas y Colegios enseñan como gimnástica los ejercicios militares (Sarmiento, [s/f] 1951: 209-210).
La preparación del futuro soldado en la escuela elemental fue acompañada con la creación del Colegio Militar cuando Sarmiento asumía la presidencia. Precisamente el Colegio Militar buscaba transformar el “viejo ejército” en un ejercito moderno profesional y disciplinado, capaz de contrarrestar a los caudillos del interior e imponer el centralismo estatal (Rouquier, 1978).
Fuentes a ser consultadas
Los escritos y discursos de Sarmiento fueron reunidos en 52 Tomos. Estos textos constituyen el corpus documental a ser analizado (se toma como referencia el año de su primera publicación).
1843 Mi Defensa / 1844 Memoria / 1844 Método de Lectura Gradual / 1845 Vida del General Fray Félix Aldao / 1845 Facundo. Civilización y Barbarie / 1849 Viajes por Europa, África y América / 1849 De la Educación Popular / 1850 Recuerdos de Provincia, en Febrero / 1850 Argiópolis, Marzo / 1852 Campaña en el Ejército Grande. Aliado de Sud América / 1853 Las Ciento Una / 1853 Comentarios a la constitución de la Confederación Argentina / 1855 Educación Común / 1858 Espíritu y condiciones de la historia en América/ 1858 Anales de la Educación Común / 1865 Vida de Lincoln, Escuelas, bases de la prosperidad de la República de los Estados Unidos / 1866 Vida de Chacho / 1876 Funda Revista Educación Común en la Provincia de Bs. As. / 1881 Funda Monitor de la Educación Común / 1883 Conflictos y Armonía de las razas en América / 1885 Vida y Escritos del Doctor Coronel Francisco Javier Muñiz / 1885 Vida de Dominguito / 1888 Condiciones del Extranjero en América. Aclaración: esta documentación ya ha sido consultada parcialmente.
7. Cronograma de ejecución según actividades propuestas
Discurso inaugural del Gimnasio Científico. 04/05/1885 (Pág. 266-269, XXII seg. Vol.)
“Señoras y señores: Me encontrarán algunos un poco depaysé en este recinto, desde que se sabe que todas estas máquinas, correas, ruedas y los manubrios que las mueven, son remedios, como los indios del Norte de América llaman medicina a todo lo que les es desconocido por sus causas, como el rayo, y sus efectos, la muerte. Pero hace tiempo que estoy en contacto con muy afamados médicos: y sin duda que no es este el caso de decir, que ando entre la miel, etc., pues al contrario, creo que desde que trato con médicos, he dado en enfermarme.
Había sido invitado por mi antiguo amigo el Dr. Aberg, para exponer el propósito y el alcance benéfico del establecimiento que abre hoy día, y me excusé como ya lo había hecho de presidir el Círculo Médico, en el arte de repartir los premios acordados a los mejores trabajos de sus miembros, fundándome en mi absoluta incompetencia en materias científicas de este carácter, admitiendo sólo el honroso título de padrino cuyas funciones vosotros lo sabéis, se reducen a tener fe en la religión o en la ciencia y a desear al ahijado toda clase de prosperidades, incluso que Dios lo haga un santo. A la Gimnasia Mecánica le desearemos que sea eficaz para curar las enfermedades y a sus padres aquí presentes que llene los propósitos y les atraiga las bendiciones de los beneficiados. A más no puedo extenderme; pudiendo felizmente contar con el saber profesional de médicos notables que se encargan de satisfacer la curiosidad de los presentes, sobre el nuevo sistema de tratar las enfermedades. Un hecho que se viene produciendo y verificando en la última parte de este siglo, llega hasta modificar creencias que pertenecían a la humanidad. Los médicos y naturalistas empiezan a estar de acuerdo en que la vida del hombre es de cien años, poniendo en fe erratas la antigua noción de que era de sólo setenta. Fuera de controversia está que las poblaciones en masa viven en término medio más de cuarenta años, de ocho que vivía la de Ginebra hace tres siglos, tal era la rudeza, miseria, desabrigo e ignorancia de las muchedumbres, con las hambrunas que los errores económicos favorecían o creaban. En Londres, el término medio de la vida es de 43 años, y un médico prusiano que recorría la América con el fin de estudiar enfermedades endémicas, me aseguró oficialmente (siendo yo ministro del Estado de Bs. As.) que esta ciudad seguiría a Londres en salubridad, con diferencia de medio año. No había ocurrido entonces caso de cólera morbus, ni fiebre amarilla, ni había tantos médicos como ahora, que los hay hasta en la política. Nos contentábamos por entonces con nuestra enfermedad casera, las viruelas, que despueblan callandito un barrio o un partido, o una provincia entera. Pero se ha llegado a resultados positivos todavía. Sábense las personas que mueren en al año por cada mil habitantes, con poca diferencia de un país a otro, lo que sirve para los cálculos en las compañías de seguros sobre la vida. En Londres han omitido las cuarentenas. En cambio hay las comisiones parroquiales, que sabido por el censo cuántos habitantes tiene la parroquia, saben cuántos han de morir cada semana, y comparara una de este año con la de la misma fecha del anterior, se nota la diferencia; y si es mayor la mortalidad se procede a buscar la causa en algún desarreglo, en las condiciones higiénicas del barrio, pantanos, falta de ventilación en las casas, etc., etc.; con lo que se restablece el equilibrio.
Un hecho más, y llegaré a las maquinitas estas que nos rodean, y solicitan. En Inglaterra hay muchos hospitales de marina y otros en que la dirección por ser del Estado ejerce mucha influencia. Suponed veteranos inválidos, acostumbrados a la disciplina. Se les prescribe un régimen de vida: levantarse temprano, lavarse, frotarse con la crueldad que lo hacen los ingleses, caminar, leer, escribir, ejercer una profesión, dormir, etcétera; todo en proporciones acordadas con baño, abrigo, sol y demás. Pues bien, si en la sociedad ocurre un número de defunciones por cada mil habitantes, en el hospicio de inválidos ocurren menos y cada vez menos, según la vida metódica, ejercitada, física y moralmente, se establece y se hace normal. Luego puede prolongarse la vida por sistemas higiénicos por el ejercicio y el orden, y como las enfermedades, si no son hereditarias o endémicas, proceden de una causa conocidas, un resfriado, una indigestión, una herida, puede esperarse que removiendo las causas cesen los efectos. Para las enfermedades endémicas el Mr. Pasteur halla cada día un microbio a quién echarle la culpa de cada una de ellas, pero no siempre hay a quien culpar si no es a sí mismo, de haber comido cosas malsanas o expuéstose acalorado a la acción de un aire glaciar.
Otra causa de enfermedades es la débil constitución orgánica en que venimos al mundo, y hace precaria y enfermiza la existencia. El sistema no bastaría si no se aplicasen medios de corregir y robustecer la naturaleza. He visitado en Massachusetts un Colegio de señoritas en que la educación era del cuerpo, más que del alma, sometiendo a las pensionistas a ejercicios corporales que iban subiendo de punto a medida que el tiempo y las fuerzas adquiridas lo permitían. La primera clase de neófitas, por ejemplo, andaba cinco cuadras antes de almorzar; la segunda una milla; la tercera cinco millas y las de mayores diez millas, y aun volvían al Colegio a pié. Pocos entre nosotros lo hacen, siendo sanos. Muchas enfermedades del pecho, del pulmón, provienen de que la caja que contiene los instrumentos respiratorios es estrecha y por que la clavícula es corta, y en los esqueletos franceses parisienes se nota que es mas larga que en los de las mujeres de Inglaterra, efectos de la fuerza del corsé, el cual engendra otras enfermedades, deteniendo el curso de la sangre.
He concluido, señores, de decir lo que se me alcanza sobre este establecimiento de gimnasia higiénica con que ya me viene amenazando un grupo de médicos amigos, que se encargan de conducirme a la muerte por el camino mas largo posible, lo que yo acepto con tal que no sea muy escabroso. Mis piernas, por ejemplo, no se prestan como antes a las largas marchas y bruscas evoluciones; pero he aquí que el doctor Aberg nos trae una máquina de caminar, sin movernos de la silla en que nos sentamos, acaso leyendo un buen libro, como el viejo Catón iba por las calles de Roma cuando sus esclavos lo llevaban en silla de manos. Aquí el esclavo es aquella maquinita que se apodera de sus piernas de usted después de preguntar al director cuántas leguas, y hace marchar velis nolis, hasta que el propietario, extraño a estos movimientos, suda a mares, y le pide le devuelvan sus piernas por sentirse fatigado de tanto andar. Con seis meses de este ejercicio diario, el doctor Aberg promete hacer bailar valses a los ancianos mas deteriorados. Todos los órganos tienen aquí un aparato para que los haga entrar en ejercicio y robustecer sus fuerzas; se enderezan espinazos que tienen a encorvarse y con el ejercicio disminuye el embonpoint y la fatiga, y se acelera la falta de circulación de la sangre. Para comprender esto no se necesita haber estudiado medicina, pues el buen sentido nos lo enseña, como es lástima malograr los médicos sus raros conocimientos metiéndose en política donde no hacen de ordinario sino disparates.
Pero como hay aquí un mundo científico que no se contenta con explicaciones dadas por un profano, yo he obtenido de la deferencia de mi amigo el doctor Gil, llene el vacío que yo dejo y satisfaga la expectación de sus concolegas, sobre la importancia y trascendencia de la bella importación que ha hecho el doctor Aberg trayendo de su antigua patria, la Suecia, un don con que reconocer a esta provincia y ciudad el haberle dado una familia muy distinguida, y una esposa que se encontraba entre las estrellas de nuestro firmamento. A los señores Ayerza y Aberg mis concordiales felicitaciones. Tiene la palabra el doctor don Juan B. Gil.
e dicho.” DFS
Notas
Representações sociais de jornalistas argentinos e brasileiros sobre Maradona e Romário. Movimento. UFRGS, v. 18, n. 2, 2012.
Para este caso, ver el estudio de Goellner (1997), quién a través de la obra Emilio o la Educación, realiza un análisis del pensamiento de Rousseau identificando sus principales ideas acerca de la educación en el cuerpo del niño.
Guillermo Canessa (27/5/1906-14/9/1984) fue profesor del Instituto Nacional de Educación Física nº 1 Enrique Romero Brest durante 30 años, desde 1929 hasta 1959.
GHIRALDELLI, Junior (1988). Capítulo I. Introducción pp. 15 a 21. Trabajo realizado a partir de una investigación que consistió en la lectura de libros de época entre los años 20 y 30 y en el análisis de 1.863 artículos publicados en las principales revistas de Educación Física de los años 30 hasta el momento que escribe.
El presente título como los siguientes fueron extraídos del Himno a DFS, compuesto por Eduardo María de Ocampo en homenaje al cincuentenario de su fallecimiento (Bs. As., 1938) y que fuera impuesto para su canto en las escuelas argentinas. Este apartado se corresponde a al texto publicado anteriormente (Barcelona, 2006).
La biografía de Sarmiento escrita por Lugones fue encargada por el presidente del Consejo Nacional de Ed., Dr. José Ramos Mejía (Leopoldo Lugones, Historia de Sarmiento, Bs. As., Comisión Arg. de Fomento Interamericano, 1911).
Lugones, simpatizaba con el movimiento integralista europeo que criticaba las democracias liberales en la década de 1930 (Cantón, Moreno y Cia. Historia Arg., Vol. 6. La democracia constitucional y su crisis. 1980: 109). La concepción “integral” de DFS de fines del siglo XIX, no se corresponde a la corriente integralista que surgió en la década de 1930.
El médico higienista Enrique Romero Brest (1873-196X), cuyo tema de tesis doctoral trata El ejercicio físico en la escuela desde el punto de vista higiénico (1900), fue “creador del que se llamó Sistema Argentino de EF; y del juego de Pelota al Cesto” (Saraví Riviere, 1985: 61). Y se lo reconoce como el fundador de la Educación Física en la Argentina a partir crear y dirigir el “1° Curso de Educación Física de Vacaciones” entre el 20/12/1901 hasta el 20/02/1902 (Saraví Riviere, 1985: 49).
En negrita destaque del autor.
Cabe aclarar que Canessa no presenta en su texto citas de referencia directa, por lo que no se pudieron localizar dichos discursos en los propios escritos de Sarmiento. Tarea esta que se realizará con una minuciosa lectura de la propia fuente.
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