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El conocimiento será crítico o cómplice
El Viejo Topo

    Como todos sabemos, los regímenes democráticos que se instalaron en las últimas décadas en la Argentina le dieron una fuerte cabida a los recorridos individuales. Moldeados por los vientos huracanados del neoliberalismo que aunque soplen ahora más atenuados dejaron abiertas las puertas para que pudieran instalarse, sin ningún pudor, élites de poder que confunden con demasiada frecuencia sus intereses particulares con el interés público.

    No se desvían un ápice para conseguir sus objetivos, aunque para ello tengan que abrirse a codazos. En ese espacio de pelea florece el hombre camaleón, como bien lo vislumbró José Ingenieros en La simulación en la lucha por la vida: "el cortesano adulador que sirve con igual celo a todos los que pueden colmarle de favores, lacayo de todos los amos".

    Los grupos políticos preponderantes de nuestro país sacan provecho de que en el seno de la sociedad se ha incubado un individuo acepta-todo, al cual cada tanto lo obligan a votar con la amenaza de ser castigado si así no lo hiciera -vale aclarar que en este estado de cosas muchos ciudadanos perciben que con el voto no se puede cambiar nada importante y cuestionan el actual sistema de representación-. Luego el ciudadano es inducido a callar para que no se escuchen voces que se largan a problematizar cuestiones graves del presente.

    En semejante contexto la actividad futbolística, estrechamente imbricada con la política y los quehaceres del Estado, se fue contaminando al máximo con lógicas mercantiles que conllevan procedimientos muy poco claros y alejados de los procederes de la gente común.

    Entonces, los aficionados responden con la impaciencia propia de los que saben que sólo participan engañosamente de las resoluciones importantes. Prefieren aturdirse con los debates superficiales que se generan a diario y poniendo únicamente la mirada en los asuntos inmediatos de poca monta que obturan todo deseo de trasformar una realidad teñida de un cinismo de tan alto nivel que les resulta sumamente difícil de enfrentar y poder posteriormente cambiar.

    En una sociedad en donde sus protagonistas son cada vez menos dueños de saberes construidos colectivamente, resulta obvio que se afirmara un juego tedioso y de mala calidad. Penosos simulacros de un partido de fútbol.

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EFDeportes.com, Revista Digital · Año 18 · N° 181 | Buenos Aires, Junio de 2013   © 1997-2013 Derechos reservados