La animación en el ámbito de la actividad física como educación no formal: modalidades de animación y funciones del animador |
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Doctor por la Universidad de Málaga Licenciado en Educación Física Profesor del ciclo formativo de TSAFAD en el IES Arroyo de la Miel |
Christian Ballesta Castells (España) |
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Resumen A través de tres publicaciones independientes se pretende dar respuesta al contenido del temario del módulo profesional de Animación y Dinámica de Grupos perteneciente al ciclo formativo de Técnico Superior en Animación de Actividades Físicas y Deportivas. Este tercer y último artículo estudia la integración de la animación en el ámbito de la actividad física dentro del concepto más amplio de animación sociocultural, así como el papel del técnico en animación dentro de la misma. Palabras clave: Ocio. Tiempo libre. Animación sociocultural y deportiva.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 18 - Nº 180 - Mayo de 2013. http://www.efdeportes.com/ |
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Objetivos y modalidades de la Animación
La primera vez que se utiliza el término “animación” es en el año 1955 en Austria durante una reunión organizada por la UNESCO, aunque donde adquiere carta de naturaleza es en la Francia de la década de los sesenta (López y Salas, 1988). La finalidad primera de la animación en este país tras la 2ª Guerra Mundial fue la de dotar de un sentido de comunidad a una población fragmentada por la contienda. A pesar de que el término se ha expandido a estados con influencias francófonas, no ha ocurrido así en países anglosajones, donde se utiliza la palabra “sociocultural community development.”
La animación sociocultural es diferente a la educación popular. Esta última nace a finales del siglo XIX ligado a ideologías políticas que pretendían la democratización de la cultura escolar, surgiendo así universidades populares, institutos de cultura popular, etc. La educación permanente y de adultos son otros ejemplos de su finalidad y del entorno escolar en el que se lleva a cabo. Por el contrario, la animación sociocultural está orientada hacia grupos y no hacia individuos aislados, se inserta en la propia cultura del colectivo y utiliza las actividades educativas y culturales como medio para la emancipación personal, grupal y social.
Los factores que han desencadenado el surgimiento de la animación sociocultural se pueden agrupar en tres tipos (Ventosa, 1998):
Culturales
La existencia de un foso cultural entre los sectores minoritarios favorecidos y los mayoritarios alejados de la cultura.
La evolución de las concepciones y políticas culturales de los países europeos hacia planteamientos cada vez más democráticos.
La emergencia de las utopías culturales surgidas de la confluencia de varias corrientes ideológicas, religiosas y pedagógicas.
Sociales
El proceso de industrialización de la sociedad.
La concentración urbana tras la emigración del campo a la ciudad.
El desarrollo de los mass media.
Educativos
La educación deja de estar dirigida en exclusividad a la población infantil y juvenil, y se convierte en una educación permanente.
La educación pasa de ser formal y llevada a cabo en un contexto determinado, a convertirse en informal y aplicable al entorno cotidiano de la vida.
Esquema 1
La animación sociocultural tiene a su vez asociada dos conceptos, el de democratización cultural y el de democracia cultural. El primero se refiere a la intención de hacer llegar a la mayoría de la población los conocimientos y valores culturales elaborados y disfrutados históricamente por una minoría culta. El segundo, y en relación con el anterior, pretende que colectivos cada vez más amplios participen en la creación y formulación de los valores y actividades culturales que les conciernen y que les afectarán en el futuro. El animador deberá por tanto cumplir esta doble función, por un lado poner sus conocimientos y habilidades al servicio de los alumnos, y por otro implicar directamente al grupo en la toma de decisiones, facilitando así su propia autonomía (esquema 1).
Esquema 2
Para Cembranos y colaboradores (1992), la animación sociocultural es el proceso que se dirige a la organización de las personas para realizar proyectos e iniciativas desde la cultura y para el desarrollo social. Los cuatro ejes semánticos que la componen son (esquema 2):
Cultura: que puede definirse como “los modos socialmente adquiridos y compartidos de pensar, sentir y actuar de los miembros de una sociedad concreta” (Harris, citado por Acuña, 1994.) La trasmisión cultural es en ocasiones inconsciente, pero no cuando se hace a través de la animación sociocultural, que es claramente consciente. Además, debe utilizarse una cultura inteligente, con capacidad para modificar los planteamientos en función de la realidad cambiante, desembarazándose de aquellos aspectos contrarios al crecimiento y maduración del pueblo. Esta inteligencia social da paso a una creatividad social, generadora de respuestas novedosas que ayuden a construir una realidad inacabada.
Organización de las personas: consiste en potenciar la capacidad colectiva para afrontar y resolver los problemas que les afectan, implicando así a la comunidad en la toma de decisiones y en su propio desarrollo. Para ello es imprescindible la participación social, fomentada y facilitada con la animación sociocultural.
Proyectos e iniciativas: son los que conquistan espacios para el encuentro comunitario, para la creación, la toma de decisiones, el aprendizaje, para las realizaciones de la cultura, etc.
Desarrollo Social: ante la existencia de los recursos técnicos y materiales necesarios y suficientes, una de las finalidades de la animación sociocultural debe ser el desarrollo de todas las personas y de toda la persona.
Quintana (1985) entiende que el animador sociocultural tiene un papel muy concreto: “...la consecución de una democratización y democracia cultural, exige un personal especializado, unos agentes que ayuden más eficazmente a participar en la cultura a todos los sectores de la población, y al mismo tiempo acojan y expresen las aspiraciones culturales de éstos, sin olvidar la importancia de unas relaciones de cooperación, es decir, desempeñar un trabajo social, cultural y educativo.”
La trasmisión de los rasgos culturales de un colectivo se realiza de una generación a otra a través del proceso denominado enculturación. Así, los mayores inducen u obligan a los jóvenes, por medio de un aprendizaje que dura toda la vida, a adoptar comportamientos y modos de pensar asentados. Paralelamente, existe una trasmisión cultural entre sociedades, gracias sobre todo al efecto de los medios de comunicación y al contacto personal facilitado por el trasporte, que se denomina difusión. Ésta es la causante primera de la evolución cultural de un colectivo determinado al verse influenciado por otro.
En la dinamización o animación deportiva encontramos todas las características de la animación sociocultural, ya que puede considerarse un medio de enculturación que pretende formar, recrear y socializar a través de la actividad física. También resulta fácil observar la difusión cultural, de la que el deporte es su máximo exponente. En este sentido el animador puede jugar con lo popular y lo novedoso, ampliando su oferta y las posibilidades de ocio de sus alumnos.
Por un lado la sociedad evoluciona hacia el ocio, y como respuesta aparecen programas de dinamización sociocultural, y por otro, el ejercicio físico y el deporte es cada vez más reclamado como ocupación en el tiempo libre. Ante esta realidad, es lógico que se produzca un contacto entre ambos tipos de animación, que son coincidentes en muchos aspectos, ya que están basadas en la intervención social y en la oferta de actividades de ocio. Se ha empezado a hablar de animación deportiva en cuanto se ha comprobado que los recursos que se utilizan, o que se pueden utilizar, en los programas deportivos de tiempo libre coinciden, en muchos aspectos, con los utilizados en los programas de animación sociocultural (Soria y Cañellas, 1998).
Funciones, modelos y actitudes
El animador deportivo es un trabajador (profesional o voluntario) que desempeña una función dinamizadora, formativa y socializadora, tanto en un contexto individual como grupal. No se dedica en exclusiva a una población determinada, por lo que debe poseer recursos y conocimientos suficientes para atender a todos y cada uno de los colectivos con los que trabaje. Su labor en el ámbito del grupo trata de conseguir el máximo crecimiento de la persona a través de dinámicas que requieran una relación y colaboración con los demás como medio para alcanzar un desarrollo social global.
Los conocimientos teórico-prácticos que todo monitor de actividades físicas recreativas debe poseer, y que son precisamente los que se tienen que ofrecer en cursos especializados, pretenden ayudarle y orientarle en su labor, pero en ningún momento pueden considerarse definitivos. Las diferencias existentes entre las personas y los grupos hacen del todo imposible aplicar una norma universal. Al igual que ocurre en la docencia, se podrán identificar comportamientos con cierta trasferencia que deberán ser adaptados al nuevo contexto donde se apliquen. La experiencia adquirida y la base formativa son sin duda elementos claves, pero es sobre todo la actitud personal con la que se afronte la tarea lo determinante en situaciones adversas y escasas en recursos humanos y materiales.
Los conocimientos, cualidades y capacidades deseables en el dinamizador deportivo pueden concretarse en los siguientes puntos:
Conocimientos
Sobre el ocio, el tiempo libre y la animación deportiva.
Metodológicos basados en la didáctica de la Educación Física: estilos de enseñanza, técnicas, estrategias en la práctica, recursos didácticos, etc.
Referidos a las características psicológicas y capacidades adquiridas en diferentes etapas evolutivas y en poblaciones diversas.
Específicos de la actividad física y el deporte: actividades susceptibles de ser utilizadas para la recreación.
Relacionados con la gestión y planificación de actividades físico-deportivas.
Sobre el entorno cultural y social en el que trabaje.
Básicos en derechos, deberes y responsabilidades.
Cualidades y actitudes
Madurez psicológica y afectiva, seguridad personal y sentido común.
Personalidad equilibrada.
Actitud democrática, respetuosa, tolerante, dialogante y afable.
Objetividad.
Sentido de la realidad.
Motivación, iniciativa y autoconfianza.
En continua formación.
En contacto habitual con grupos sociales.
Sentido de responsabilidad y compromiso.
Capacidades
Expresarse correctamente ante diferentes situaciones o grupos.
Poder animar, motivar y llevar al grupo.
Organización y también improvisación.
Saber resolver conflictos interpersonales.
Expresar con acierto emociones y sentimientos.
Utilizar experiencias previas para resolver problemas similares.
Adaptarse a diferentes situaciones.
El papel del dinamizador puede variar según las motivaciones e intereses de los participantes. Su oferta debe ser amplia, y aunque pueda estar limitada en parte por la falta de recursos materiales, nunca debería estarlo por falta de recursos personales. Sería utópico pensar que tiene que controlar todos los contenidos, cuando la estrategia consiste en poseer un repertorio básico y al mismo tiempo diverso, que se irá modificando según las necesidades específicas del alumnado.
Las funciones del animador se pueden resumir en tres: educadora, dinamizadora y socializadora. La clasificación siguiente recoge esta triple finalidad:
Función educadora
Formar al individuo bajo la pedagogía del ocio, haciéndole descubrir todas las posibilidades recreativas a utilizar.
Potenciar el desarrollo individual, grupal y social de la persona.
Función dinamizadora
Facilitar la comunicación y las relaciones interpersonales, generando un clima positivo en el grupo.
Potenciar la creatividad y la autonomía personal y grupal.
Ofertar la recreación deportiva como una experiencia atractiva.
Promoción de medidas que favorezcan la salud y el bienestar.
Promoción de la diversión a través del movimiento y del carácter lúdico de las actividades.
Animar al alumnado para que se implique en la planificación y realización de las sesiones.
Función socializadora
Contribuir al desarrollo sociocultural de la comunidad.
Facilitar la integración del individuo en la comunidad, ayudándole a definir su propia identidad.
Trasmisor de valores, hábitos y tradiciones aceptados por la comunidad, aunque con un espíritu crítico.
Soria y Cañellas (1998) consideran que no tiene sentido la existencia de un especialista en dinamización deportiva, y sí la de una figura polivalente poseedora de conocimientos básicos acerca de la actividad, que sea capaz al mismo tiempo de adecuar su intervención a los principios generales de la animación. Para ellos el animador tiene una triple función: relacional, de agente-modelo social y de técnico deportivo. Sin embargo, hay que señalar que serán las necesidades sociales las que permitirán o no la existencia de tal especialista. Hoy en día, es una realidad que la mayor demanda en actividades recreativas está a su vez incrementando el número de profesionales del deporte que deben especializarse en esta área. Sólo así se podrá asegurar el cumplimiento de los principios y finalidades de la animación deportiva (esquema 3).
Esquema 3
Bibliografía
Acuña, A. (1994). Fundamentos socio-culturales de la motricidad humana. Granada: Universidad de Granada.
Cembranos, F. (1992). La animación sociocultural: una propuesta metodológica. Madrid: Popular.
Dumazedier, J. (1968). Hacia una civilización del ocio. Barcelona: Estela.
García Ferrando, M. (1990). Aspectos sociales del deporte. Una reflexión sociológica. Madrid: Alianza.
García Ferrando, M. (1998). Sociología del deporte. Madrid: Alianza.
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Huizinga, J. (1972). Homo-ludens. Madrid: Alianza.
López, P. y Salas, M. (1988). La animación sociocultural. Formación de animadores y dinámicas de la animación. Madrid: Popular.
Llull, J. (1999). Teoría y práctica de la Educación en el Tiempo Libre. Madrid: CCS.
Martínez, M. (1995). Educación del ocio y el tiempo libre con actividades físicas alternativas. Madrid: Esteban Sanz.
Munné, F. (1980). Psicosociología del tiempo libre. Méjico: Trillas.
Nasser, D. (1994). Principios y objetivos básicos de la animación deportiva. Perfil y tareas del animador. En IX Jornadas Unisport sobre ocio y recreación. Málaga: IAD.
Olivera, J. y Olivera, A. (1995). La crisis de la modernidad y el advenimiento de la posmodernidad: el deporte y las prácticas físicas alternativas en el tiempo de ocio activo. Apunts: Educación Física y Deportes, 41, 10-29.
Pedro, F. (1984). Ocio y tiempo libre. ¿Para qué? Barcelona: Humanitas.
Puig, J.M. y Trilla, J. (1987). La pedagogía del ocio. Barcelona: Alertes.
Quintana, J.M. (1985). Fundamentos de animación sociocultural. Madrid: Narcea.
Serrano, J.A. (1992). Una concepción social del deporte. El deporte para todos. Apunts: Educación Física y Deportes, 29: 18-30.
Soria, M.A. y Cañellas, A. (1998). La animación deportiva. Barcelona: Inde.
Torre, E. y Cárdenas, D. (1999). El proceso de socialización deportiva: factores que influyen en la adquisición de hábitos deportivos. Granada: Universidad de Granada.
Ventosa, V. (1998). Manual del monitor de tiempo libre. Madrid: CCS.
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