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Consideraciones generales sobre aspectos 

importantes para la redacción de textos

 

*Licenciado en Español-Literatura. Master en Ciencias Pedagógicas

Profesor Asistente de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Blas Roca Calderio de Granma

**Licenciado en Cultura Física. Master en Longevidad Satisfactoria

Profesor Auxiliar de la Universidad de Ciencias Médicas de Granma

***Licenciada en Biología. Profesora Instructora

de la Universidad de Ciencias Médicas de Granma

****Licenciado en Historia y Ciencias Sociales

Profesor Auxiliar de la Universidad de Ciencias Médicas de Granma

MSc. Lic. Miguel Alberto Anaya Almeida*

MSc. Lic. Dixan Alba Martínez**

Lic. Nilda Guisado Núñez***

Lic. Pedro Angel Alfonseca Blanco****

dixan7@yahoo.es

(Cuba)

 

 

 

 

Resumen

          La asignatura Español ocupa un lugar priorizado, dada la importancia del lenguaje como recurso revelador y vehicular de todo tipo de ideas y contenidos por medio de temas relacionados con la especialidad junto a la reflexión lingüística, gramatical y ortográfica. Con este enfoque se subraya la función comunicativa del texto al entenderse como proceso dinámico del habla y no como unidad estática de la lengua. Lo comunicativo debe inferirse como totalidad, no en la suma de aspectos gramaticales, pues la validez estará en ese carácter comunicativo que se da en un tiempo y espacio determinados entre un emisor y un receptor.

          Palabras clave: Lenguaje. Redacción. Textos.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 18 - Nº 180 - Mayo de 2013. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    El texto es el producto lingüístico del discurso o proceso comunicativo en el que los interlocutores cooperan en la construcción del significado informativo e intencional mediante un proceso de interacción verbal que supone la producción-interpretación con un marcado carácter sociocultural. El texto es una unidad del habla, de la lengua en uso; una unidad de significado que supone:

  • un acto referencial, puesto que se habla algo;

  • un acto predicativo, puesto que se dice algo de eso de lo que se habla;

  • un acto elocutivo, por cuanto responde a una intención específica.

    El texto se erige, desde estas posiciones que venimos sustentando, en la unidad básica de la comunicación verbal humana, conformado por una secuencia coherente de signos lingüísticos, producido en una situación concreta, dotado de una intencionalidad comunicativa específica y de una determinada función cultural. Para la Pedagogía este concepto debe tornarse clave, central, básico, porque todo el saber disciplinar se transmite, se concreta, se produce, se “almacena” en textos de muy variada naturaleza. Los procesos de enseñanza-aprendizaje, entonces, estarán mediados por los textos. Y esos textos, sus estructuras y su naturaleza, estarán en correspondencia con la naturaleza y características de esas áreas en las cuales se agrupa el saber humano. ¿Qué rasgos generales caracterizan al texto –y a los textos? Las características generales son las siguientes: carácter comunicativo, pues la función esencial es comunicar significados en una situación concreta. Carácter social, puesto que se emplean en el proceso de interacción y socialización cultural humana; es su unidad lingüística fundamental.

    Carácter pragmático, porque todo texto responde a una intención comunicativa, a un propósito del emisor en una situación comunicativa concreta. Cierre semántico, dado que conforma él una unidad semántica, dotado de significación y de sentido, de carácter independiente por cuanto no depende de otro(s) texto(s) para ser entendido. Coherencia y cohesión, pues es una secuencia lógica de proposiciones, expresadas mediante oraciones, párrafos o segmentos, que se relacionan entre sí por medio de elementos sintácticos, cohesivos, que lo hacen perfectamente comprensible. Carácter estructurado, dado que está dotado de un carácter sistémico, es decir, es un todo coherente, cuyas partes se hallan perfectamente interrelacionadas en dos planos: el del contenido (o macroestructura semántica) y el de la forma o expresión (o macroestructura formal).

    Ahora bien, ¿qué funciones cumple el texto? Siguiendo la propia teoría de la semiótica de la cultura de Luri Lotman y sus seguidores, cabe afirmar que el texto –y los textos- cumplen las siguientes funciones: Todo texto cumple una función comunicativa porque es siempre un producto y un resultado de la actividad comunicativa humana destinado a decir algo a alguien. Todo texto genera nueva información, nuevos procesos de significación y (re)significación como resultado de los procesos de lectura y comprensión a los que está destinado y, en tal sentido, genera sucesivos procesos de (re)escritura. Todo texto cumple una función creativa pues al generar permanentes procesos de lectura, de comprensión/interpretación y de (re)escrituras, lleva en gérmenes, implícitamente, un incremento o plus de significación. Todo texto cumple una función simbólica vinculada estrechamente al proceso de conformación de la memoria cultural, por cuanto no solo crea información sino que también es capaz de almacenarla, de guardarla y acumularla en su estructura a lo largo de su ininterrumpido diálogo con la cultura y los hombres; así, los textos se convierten en símbolos culturales y memoria fundacional de la cultura.

    Todas estas funciones provocaron que el propio Iuri Lotman y sus seguidores definieran el texto como “objeto inteligente”, como “dispositivo pensante”, pues el texto –y los textos- permiten:

  1. conservar y transmitir información;

  2. realizar o generar operaciones algorítmicas de transformación correcta de esos mensajes;

  3. formar o generar nuevos mensajes, nuevos textos.

    Por último, todo texto es el resultado de la integración de múltiples saberes: lingüísticos, comunicativos, temáticos, estéticos y estilísticos, ideológicos, éticos; y ello es lo que permite explicar la naturaleza interdisciplinaria del texto. De hecho, la clase, el proceso de transmisión y adquisición del conocimiento, el proceso de enseñanza-aprendizaje, puede y debe ser valorado como un texto, como un discurso –claro está que un discurso particular: pedagógico, caracterizado por procesos de absorción y transformación de otros muchos textos que se construyen desde la cita, la alusión, el parafraseo, la interacción profundamente dialógica que se concreta en tres procesos básicos, válidos para cualquier acto de enseñanza-aprendizaje: el proceso de comprensión de significados, el de análisis o reflexión y el de construcción de significados compartidos.

Desarrollo

    En su formación profesional es, sumamente importante que los estudiantes que cursan la Licenciatura en Español y Literatura se adiestren en la construcción de todo tipo de textos: confección de fichas, elaboración de comentarios y de resúmenes, preparación de artículos, ponencias, trabajos científicos, exposiciones orales de temas, narraciones de cuentos y recitación de poesías, elementos muy importantes en su formación académica, pues esa es su razón de ser como futuro profesor.

    Pero nada valdría adelantar ideas sobre estos particulares, si no comienza hablando de lo que es piedra angular para cualquier intento de trabajo más acabado: la redacción de notas de clase, apuntes personales derivados de una lectura, una conferencia, una exposición del profesor, etc.

    Los siguientes planteamientos tienen el propósito de orientar, de manera muy práctica, qué pasos deben seguirse al redactar sus apuntes personales para que adquieran la mayor unidad posible en función del estudio o de la elaboración de trabajos posteriores.

    Sería indispensable hincar estos planteamientos recordando qué suele llamarse notas o apuntes de clase:

Notas de clase

    Las notas son instrumentos destacados de estudio, pues en ellas se registran las ideas o informaciones más importantes que expone una persona (que puede ser un maestro, un expositor, otro estudiante, etc.); además permite recordar con precisión el contenido y valor de lo que se expuso. Para lograr la toma de buenas notas se debe saber escuchar con atención.

    Entre el acto de tomar notas y su resultado, las notas tomadas, median múltiples habilidades que hay que desarrollar y/o adiestrar:

  • Saber escoger, clasificar, sintetizar, interpretar y adaptar la información procedente de la clase, la conferencia, la lectura.

  • Saber aprovechar la experiencia y los conocimientos personales previos para seleccionar la información que conviene anotar.

  • Saber relacionar los conceptos procedentes de la lectura o la clase con la experiencia personal.

  • Saber leer críticamente un texto, lo cual implica estar en condiciones de asumir un criterio frente a la información aportada, identificar los problemas de interpretación, caracterizar el estilo lingüístico, la estructura; incluso, relacionar su contenido con el de otros textos.

  • Saber organizar la información, de manera que pueda ser utilizada en el momento oportuno.

    En efecto, al tomar notas, el estudiante construye su propio texto, con la información personalizada. Es por ello conveniente añadir a las habilidades ya apuntadas, estos otros saberes que deben revisarse para hacer más efectivo el ejercicio de la toma de notas:

  • Saber escuchar para entender.

  • Escribir con letra legible.

  • Personalizar los escritos.

    No es tampoco ocioso recordar las ventajas que se derivan de haber alcanzado un apropiado desarrollo de habilidades para la toma de notas:

  • Nos pone en camino de poder discernir qué es lo importante y qué lo irrelevante de la información que se procesa.

  • Facilita el estudio, ya que las notas personales, con el estilo de cada cual, son más fáciles de comprender que las derivadas de otras fuentes.

  • Ayuda a recordar lo estudiado.

    Para aprender a tomas notas, se puede tener en cuenta los siguientes momentos:

  • En el momento inicial puede incorporarse – como práctica – la lectura de textos cortos que permitan tomar la información para personalizarla en un texto. Pueden emplearse abreviaturas, símbolos, códigos, frases orientadoras de la estructura del texto, enumeraciones.

  • En el segundo momento es preciso diferenciar la información esencial de la complementaria o adicional. Aquí cabe transformar la información, reelaborada mediante la escritura.

  • En el tercer momento se combinan todos los elementos de las notas y se organiza el material, de manera que puedan precisarse el tema, los epígrafes, sub-epígrafes, etc.

  • El cuarto momento o final es importante, en tanto se trata de la construcción del texto, que ha de ser coherentes y eficaz como para que pueda ser entendido por su autor y, en consecuencia sirva para su aprendizaje.

  • La revisión es un momento que debe soslayarse, aunque por el carácter personalizado del tipo de texto que nos ocupa puede ser tratada más como auto revisión, lo que no excluye, si se estima pertinente, la consulta del profesor, de un facilitador o de otros compañeros.

    La toma de notas precisa de algunos procedimientos que pueden estar en relación con el referente del cual se quiere extraer información. Un procedimiento muy utilizado es la lluvia de ideas, que consiste en concentrarse en un tema y escribir todo lo que nos venga a la mente sobre éste, sin tener en cuenta el orden o la gramática.

    A continuación proponemos un conjunto de técnicas creadas por el catalán Daniel Cassany en su libro La cocina de la escritura, que pueden apoyar el adiestramiento en la toma de apuntes:

    La técnica del cubo, estudia las seis caras posibles de un tema a partir de seis puntos de vista diferentes: describirlo, analizarlo, relacionarlo, compararlo, argumentarlo, aplicarlo.

    La estrella, derivada de la fórmula periodística de las noticias, que incluye la formulación de preguntas sobre un tema: quién, qué, cuándo, dónde, cómo, por qué, las cuales deben ser respondidas en relación con el tema elegido.

    El desenmascaramiento de palabras claves (palabra con alta carga informativa) a partir de las cuales se puede generar un proceso de escritura libre, acabar frases como lo más importante es… etc.

    Elaboración de mapas conceptuales, que nos enseñan a ordenar ideas y hacer esquemas. Tienen las ventajas de ser irrepetibles e ilimitados: por tanto, más fáciles de recordar. Parten de un rectángulo central en que se determina el tema, expresado en palabras claves o llenas: sustantivos, adjetivos y verbos. A partir de ahí, los conceptos se sitúan del centro hacia fuera, en dependencia de su importancia.

    En el proceso de elaboración de apuntes, conviene seguir los siguientes consejos:

  • Anote las palabras cuyos significados desconoce.

  • Fije su atención en los resúmenes parciales del profesor o en las diapositivas – resúmenes.

  • Mientras el profesor explica, o usted analiza los textos de estudio, anote mediante símbolos, abreviaturas, esquemas, mapas conceptuales.

  • Cree sus propios símbolos.

  • Escriba literalmente definiciones y conceptos, nombres y fechas.

    Si se tuviese la pretensión de que las notas tomadas se utilicen para redactar un texto escrito con carácter definitivo, tenga presente otros consejos como:

En relación con el vocabulario

    Al construir las frases, evite incurrir en faltas como estas:

  • Violación de las reglas gramaticales, como las de concordancia o del uso correcto de preposiciones; empleo de barbarismos léxicos, incoherencias, todo lo cual se conoce como solecismos.

  • Hacer compatibles los significados expresados, pero incompatibles las formas en que estos se expresan, defecto que se conoce como silepsis.

  • Frases que quedan inconclusas o en las cuales se abandona la estructuración sintáctica inicialmente elegida por otra. Este error se llama anacoluto.

  • Uso de más palabras que las necesarias para expresar una idea, falta conocida con el nombre de pleonasmo.

  • Empleo de palabras o expresiones con más de una lectura, lo cual provoca ambigüedad en lo que se escribe y dificulta su comprensión. Ello se nombra anfibología.

  • Repetición de sonidos que producen asonancias, sonoridades desagradables, es decir, cacofonía.

  • Incorporación de tics personales, comprensibles acaso para el que redacta, pero no para el que lee.

Al componer los párrafos debe atenderse lo siguiente:

  • No desarrollar más de una idea central por cada uno de los párrafos que se construyan.

  • No elaborar párrafos no demasiados breves ni demasiado extensos. Las características del tema ya reclaman su justa extensión y usted debe descubrirla.

  • No abusar de ninguna de las tres formas de relación interoracionales: la yuxtaposición, la coordinación y la subordinación. Un uso balanceado, siempre de acuerdo con el tipo de texto y la intención del emisor, hace más fluida la prosa, más grata la lectura.

  • No descuidar la coherencia y la cohesión entre las oraciones que constituyen cada párrafo y entre los párrafos que conforman el texto como un todo, lo que incluye la relación entre el escrito y su título.

    A propósito de la coherencia, llamada por algunos autores coherencia semántica, conviene precisar que se logra cuando todas las ideas del texto son compatibles entre sí. Son índices de coherencia la adecuación de las relaciones temporales, espaciales, de causa – efecto, etc., que puedan darse entre las ideas desarrolladas en un texto. La cohesión, por su parte, es la expresión formal de la coherencia, razón por la que algunos la llaman coherencia formal. Favorecen la cohesión los llamados conectores (pronombres, preposiciones, conjunciones), las elipsis (omisiones para no repetir lo nombrado antes), las sustituciones. Existen además, marcadores textuales que contribuyen a la pertinencia, a concretar las intenciones del emisor en cada momento del texto y, consecuentemente, a esclarecer su lectura y comprensión por parte del usuario.

    Los marcadores del texto son palabras, frases o expresiones que ayudan a la lectura y van guiando al lector por el entramado del escrito. Su conocimiento, por parte del que escribe, tiene la doble utilidad de preparar lo para sus potenciales lecturas y a la vez aumentar la capacidad de recepción de sus propios escritos. Los marcadores textuales obedecen a muy diversos propósitos:

  • Iniciar un texto.

  • Ordenar y realizar enumeraciones.

  • Establecer relaciones temporales.

  • Establecer relaciones espaciales.

  • Enfatizar o establecer jerarquías.

  • Introducir una causa.

  • Introducir una consecuencia.

  • Introducir una comparación.

  • Incluir una idea contraria o una objeción.

  • Introducir una aclaración.

  • Insertar una idea adicional.

  • Introducir un ejemplo.

    Una vez terminado de escribir el texto, no debe olvidarse la fase de revisión o como se ha dicho antes, auto-revisión. Para ello se presenta, a modo de sugerencia, una guía que puede ser consultada antes, durante o después del proceso de escritura, como mecanismo de autocontrol. Su propósito es el logro de un texto lo más acabado posible.

Guía de auto-revisión del texto escrito

1.     Sobre el referente o tema del texto

  • ¿Acumulé previamente la suficiente información sobre el tema?

  • ¿Utilicé la necesaria información de acuerdo con los requerimientos de la situación comunicativa planteada?

  • ¿Necesito suprimir o añadir idea, o reajustar algún matiz de las ideas expuestas?

  • Fue necesario un título para mi trabajo. Si lo fue, ¿el texto da lo que el título promete? Si no, ¿qué cambios tendría que introducir en el título o en el texto para acercarlos y ganar con ello mayor coherencia en lo escrito?

  • ¿Es mi título suficientemente sugerente? ¿Qué habría que transformar en este para mejorarlo?

2.     Sobre el emisor o autor del texto

  • Es adecuado el tipo de texto que seleccioné, de acuerdo con la situación.

  • ¿Consigue el texto mi propósito? ¿Queda clara mi intención?

  • ¿Logré revelar las circunstancias que motivan el escrito?

  • Entiendo todo lo que he escrito. ¿Qué debo mejorar?

3.     Sobre el receptor o destinatario del texto

  • ¿He tenido en cuenta quién o quiénes serán mis lectores, sus conocimientos previos sobre el tema y lo que esperan conocer?

  • ¿Me dirijo a él (ellos) con el tratamiento adecuado (tú, usted, masculino o femenino, singular o plural, perspectiva impersonal sin establecer vínculos) según el caso?

  • Reaccionará(n) tal como espero al leer el texto. ¿Atraerá su interés?

  • ¿Entenderá(n) todo lo que escrito? ¿Quédelo ajustar?

4.     Sobre el mensaje o texto en sí mismo

  • La estructura que adopté, ¿ayuda a entender el mensaje? ¿Hay introducción, desarrollo y conclusiones, sin son necesarios? ¿Incorporo preguntas, comparaciones, ejemplos si hacen falta?

  • La información relevante ¿está bien situada, se percibe claramente?

  • Cada párrafo, ¿trata un subtema o aspecto distinto? ¿Tienen la extensión adecuada? ¿En cada uno se percibe su idea central? ¿La información avanza coherentemente de uno a otro párrafo?

  • Los sintagmas y oraciones dentro de cada párrafo, ¿son variados en extensión, orden o estilo? ¿He abusado de algún tipo de oración en particular, de modo que produce un mal efecto? ¿Logro una adecuada cohesión del párrafo?

  • En cuanto a las palabras, ¿He usado un léxico apropiado? ¿Hay repeticiones innecesarias que debo sustituir por sinónimos? ¿Alguna resulta inconveniente, de acuerdo con el contexto? ¿Su distribución en la frase produce buen efecto sonoro? ¿Necesito consultar el diccionario para precisar el significado de alguna? ¿He utilizado adecuadamente las preposiciones, conjunciones, pronombres y otros medios de cohesión?

  • Sobre la puntuación. ¿He revisado todos los signos? ¿están bien situados? ¿He abusado de alguno que merezca ser sustituido?

  • En general, ¿He manejado el lenguaje con originalidad? ¿muestro un estilo personal al expresarme?

5.     Sobre el canal (presentación del texto)

  • El efecto visual del escrito. ¿Es apropiado? ¿El título (si procede) se destaca? ¿Los párrafos se distinguen bien unos de otros?

  • ¿He respetado los márgenes y la sangría?

  • ¿Mi caligrafía resulta legible y es la correcta en sus trazos y enlaces?

  • ¿Qué puedo y debo mejorar?

  • ¿Doy por concluido mi trabajo de revisión? ¿He quedado satisfecho o leo una vez más?

Conclusiones

    Este artículo pretende poner en manos de los profesores y estudiantes una serie de planteamientos sobre la forma correcta de redactar textos a partir de la toma de notas en clases y a enseñarlos a redactar cualquier tipo de texto.

Bibliografía

  • Beuchot, M. (2000) Tratado de hermenéutica analógica. Méjico: UNAM.

  • Bono, A. La producción de escritos académicos de los estudiantes universitarios. Análisis de aspectos conceptuales y estratégicos, Contextos de Educación Nº 1.

  • Camps, A (1997) Escribir. La enseñanza y el aprendizaje de la composición escrita. La Habana: Signos Nº 20.

  • Cassany, D. (1997). La cocina de la escritura. Editorial Anagrama: S. S.

  • Cuadernos de Pedagogía (1993) Ideas para desarrollar los procesos de redacción.

  • Decálogo didáctico de la enseñanza de la composición (2001). Glosas Didácticas Nº 4.

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EFDeportes.com, Revista Digital · Año 18 · N° 180 | Buenos Aires, Mayo de 2013  
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