La actividad física en la Tercera Edad
Luis Javier Chirosa Ríos, Ignacio Jesús Chirosa Ríos y Paulino Padial Puche (España) Departamento de Educación Física. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Universidad de Granada. lchirosa@ugr.es |
Lecturas: Educación Física y Deportes | http://www.efdeportes.com/ revista digital | Buenos Aires | Año 5 - Nº 18 - Febrero 2000 |
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1. Introducción
El aumento de la esperanza de vida en las sociedades avanzadas como consecuencia de la estabilidad y el bienestar alcanzado, ha ocasionado un cambio radical en las pirámides demográficas, produciéndose una transformación, alcanzando lo que se conoce como efecto cono. En la actualidad son muchas las personas en el mundo que dedican su esfuerzo y estudio a lo que podría denominarse como la nueva cultura de la longevidad. En realidad, el intento de vivir más años o prolongar la esperanza de vida, no se trata de algo nuevo. El hombre, a lo largo de toda su historia ha estado obsesionado, a la vez que ha mantenido un pulso con la naturaleza, por encontrar la mágica pócima de la eternidad. Pero... la realidad no es otra que todo lo que empieza tiene un fin. La madre naturaleza ha creado los mecanismos necesarios para que la vida en la tierra vaya siempre renovándose y evolucionando, aunque no sepamos hacia donde.Desgraciadamente y a pesar de la vertiginosa velocidad con que avanza la ciencia, no tenemos, ni siquiera, una hipótesis lo suficientemente consistente o sólida que nos ayude a desvelar cual es el origen de la vida. Se cree que cuando nos aproximemos a éste, se despejarán muchas de las incógnitas que reinan en nuestro conocimiento, o mejor nuestro desconocimiento.
El envejecimiento, un proceso más dentro de la carrera de la vida de los seres vivos... Se están haciendo numerosos descubrimientos relacionados con las causas que lo provocan, son varias las teorías que se mueven en torno a tan misterioso proceso de deterioro de la vida. Todas en su mayor parte fundamentadas y aprobadas, pero ninguna llega al fondo de la cuestión, o quizá no hay fondo, simplemente hay que aceptarlo tal como es.
El presente artículo va a tratar el tema desde la perspectiva de la pérdida de la funcionalidad física que conlleva el envejecimiento. Se va a hacer un análisis de los distintos estudios realizados en torno a la actividad física y la senectud como vía asequible - placentera de retardar sus efectos, a la vez que se previenen multitud de enfermedades a que ésta conduce si no se ponen los medios adecuados. Muchas de las veces aún poniendo todos los medios se padecen, pues estamos expuestos a miles de factores que pueden conllevar una afección.
2. Envejecimiento y capacidad funcional
Si se considera al hombre como un sistema de sistemas (figura 1) se aprecia como cuando se incrementa la edad de éste sus diferentes elementos o componentes van perdiendo eficacia en su funcionalidad. Al tratarse de un sistema perfectamente coordinado, es decir, perfectamente interconectado entre sus partes, la disminución en la actividad de una de sus partes afecta directa o indirectamente al resto.
Figura 1: Estructura del cuerpo humano en sistemas. Diseñado a partir del texto de Gutiérrez et all 1997
Sistemas de Control
- Sistema Nervioso
- Sistema Endocrino - Metabólico
Cuerpo Humano
Sistemas de
Aprovisionamiento
- Sistema Cardiovascular
- Sistema Respiratorio
- Sistema Digestivo
Sistemas Ejecutores
- Sistema Locomotor
Concretando más, se sabe que el envejecimiento opera de la misma manera que la inactividad. Los efectos que produce el paso del tiempo son similares a los que el sedentarismo ocasiona (Hagberg, J. 1985; Conoine, C. et al. 1991; Parkattif, T. et al. 1998). La edad trae consigo un aumento en la potencialidad de sufrir ciertas enfermedades. Si a esto se le suma el hecho de no realizar ninguna actividad física el riesgo será mayor. En la figura 2 se han seleccionado una serie de factores de riesgo a padecer enfermedades que conlleva tanto la inactividad como la edad, en algunos casos son motivo de la unión de los dos factores.
Figura 2: Relación de algunos factores de riesgo y enfermedades
Factores de riesgo para padecer enfermedades con la edad
- Sexo
- Nivel elevado lipídico en sangre
- Hipertensión
- Tabaco
- Dieta
- Sedentarismo
- Osteoporosis
- Obesidad
- Herencia
- Patrones de personalidad y comportamiento
- Anormalidades en el sistema respiratorio
- Tensión y Estrés
2.1. Funciones fisiológicas
Las medidas fisiológicas y de rendimiento mejoran generalmente con rapidez durante el desarrollo del individuo hasta que lleva a su valor máximo entre el final de la adolescencia y la edad de los 30 años. La capacidad funcional disminuye entonces con la edad (figura 4). Aunque todas las medidas disminuyen, no todas lo hacen al mismo ritmo. Por ejemplo, el índice cardiaco de reposo disminuye un 20 - 30 %, la capacidad respiratoria máxima a la edad de 80 años es el 40% de la de una persona de 30 años. Esto sumado al descenso de la eficacia en los sistemas de producción de energía, nos proporciona una visión global aproximada del complejo proceso de envejecimiento. Hay que pensar que estamos sometidos a muchos ataques del medio en el que nos desenvolvemos, por eso no es fácil controlar exactamente las causas que producen nuestro ocaso. En la figura 5a. - 5b. se muestra un sistema de obtención de energía y una representación del proceso total de transformación de energía que poseemos los seres vivos. Con una pequeña alteración en alguna parte, el conjunto del sistema se vería afectado, repercutiendo directamente en el aparato u órgano al que pertenezca dicha célula.
Figura 4: El envejecimiento está acompañado del
descenso por el descenso de algunas de las capacidades funcionalesEn el siguiente apartado se va a hacer un análisis de distintas funciones que repercuten en el rendimiento de una persona y como el ejercicio físico retarda el descenso de la funcionalidad. En relación con esta última afirmación existe mucha controversia pues nunca se ha creído que esto fuera así. Recientes estudios están demostrando que el efecto de ciertas conductas dietéticas junto a programas de actividad física reportan bastos beneficios, a la vez que posee fines preventivos.
Figura 5a y 5b: En estos esquemas se representa dos ejemplos de sistemas energéticos. Los dos tienen una característica común. En los dos se está transformando la energía para poder ser utilizados de forma más adecuada. Nos sirven de ejemplo para comprender como funciona la máquina de la vida. Una de las causas principales del envejecimiento está encerrada aquí: la pérdida de efectividad del sistema energético.
3. Variables que afectan al rendimiento físico de una persona
Como antes se ha mencionado, en este apartado vamos a centrar nuestra atención sobre las distintas variables morfofuncionales que se ven más afectadas por el paso de la edad. Vamos a ver como la edad afecta a alguno de nuestros sistemas y como a través del entrenamiento disminuye el porcentaje de riesgo a padecer enfermedades relacionadas con dicho sistema.
3.1. Fuerza muscular
Con relación a la capacidad de producir fuerza son varios los motivos que disminuyen la eficacia de ésta. Las causas hay que buscarlas tanto a nivel neuronal como a nivel morfológico. El potencial de fuerza necesario para satisfacer las exigencias de la vida cotidiana no varía a lo largo de la vida. No obstante, la fuerza en todas sus manifestaciones de una persona, generalmente muy superior a las exigencias cotidianas al comienzo de la vida, va reduciéndose de forma constante con el envejecimiento. Por ejemplo, estudios realizados en torno a actividades comunes como puede ser levantarse o sentarse de una silla, comienzan a hacerse difíciles a los 50 años, y a los 80 años se convierte en imposible para algunas personas (Saltin, B. 1990). En otro estudio donde se analiza la fuerza de los músculos extensores de la rodilla en hombres y mujeres de un nivel de actividad normal disminuye rápidamente una vez pasados los 45/50 años. En éste se aprecia como las personas que han realizado actividad física durante toda su vida reducen en un menor porcentaje la pérdida de fuerza (Costill, D. et al. 1998).
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