El efecto de un programa de resistencia en la fortaleza muscular y la composición corporal en adultos con Síndrome Down |
|||
*Autor. Departamento de Educación Física (UHS) Escuela Secundaria de la Universidad de Puerto Rico **Co-autora. Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras. Departamento de Educación Física y Recreación (Puerto Rico) |
Alexis Vargas Falero, M.S.* Marta Amaral Figueroa, Ph.D.** |
|
|
Resumen El propósito de este estudio fue evaluar el efecto de un programa de resistencia en la fortaleza muscular (extremidades superiores e inferiores) y la composición corporal en tres adultos con Síndrome Down (SD). Tres adultos saludables con SD ejecutaron un programa de resistencia con una frecuencia de tres veces por semana durante 10 semanas. Las variables que se midieron fueron: fortaleza muscular (extremidades superiores e inferiores) y la composición corporal. Los resultados demuestran que hubo cambio significativo en la variable de fortaleza muscular de las extremidades superiores y en la composición corporal. En las variables de fortaleza muscular de las extremidades inferiores no hubo cambio significativo. En conclusión, la participación de un programa de resistencia con una frecuencia de tres veces por semana durante 10 semanas tiene un efecto positivo en mejorar la fortaleza muscular de las extremidades superiores y la composición corporal en tres adultos con SD. Palabras clave: Programa de resistencia. Fortaleza muscular. Composición corporal. Síndrome Down.
|
|||
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 179, Abril de 2013. http://www.efdeportes.com/ |
1 / 1
Introducción
En Puerto Rico, para el periodo entre el año 2004-2008, existió una prevalencia de Síndrome Down de 14 por cada 10, 000 niños nacidos (Departamento de Salud de Puerto Rico, 2008). Entre las condiciones que afecta la salud de los pacientes con Síndrome Down (SD) se encuentran: problemas cardíacos, endocrino, metabólicos y músculo-esquelétales (National Center for Physical Activity and Disability, NCPAD, 2007). En pruebas de aptitud física, los individuos con Síndrome Down obtienen niveles por debajo de la población general, cuando los comparamos por edad y genero. Entre las posibles causas de estos bajos valores en las pruebas de aptitud física se encuentran: la hipotonicidad, obesidad e inactividad física (Pastore et al., 2000; Tsimaras y Fotaidou, 2004).
El ejercicio tiene importantes implicaciones en la vida de la población con SD. Entre los beneficios a la salud que brinda un programa de ejercicio se pueden señalar, específicamente, el aumentar la fortaleza muscular y disminuir el porciento de grasa corporal de esta población (Johnson y DiRocco, 2005; Ordoñez, 2005). Por lo que, a través de un programa de ejercicios se podría fomentar estilos de vida saludables en esta población para mejorar su calidad de vida. Las personas con Síndrome Down desarrollan comorbilidades tales como problemas cardiovasculares y respiratorios (40-45%), problemas endocrinos (20-54%), obesidad (50.5%) e hipotonicidad (NCPAD, 2007).
El ejercicio es un tratamiento efectivo para tratar las condiciones asociadas con el Síndrome Down, por consiguiente, tiene implicaciones de impacto en la longevidad y productividad de las personas (NCPAD, 2007).
Los individuos con este síndrome tienen un metabolismo basal más lento que la población general cuando se ajusta a las variables de género, edad y índice de masa corporal (IMC), que pueden contribuir a la alta prevalencia de obesidad que es de un 50.5 porciento (NCPAD, 2007). La actividad física reduce significativamente el por ciento de grasa, aumenta la masa corporal y mejora el perfil de lípidos en las personas con SD (Ordóñez, 2005; William, 2005). También, el hipotiroidismo puede desarrollarles un metabolismo anormal y contribuir a la alta prevalencia de obesidad en esta población (Leshin, 2007). La fortaleza muscular es otro de los componentes de la aptitud física que tiene importantes implicaciones en la población con Síndrome Down. La fortaleza muscular les ayuda a realizar actividades de la vida diaria y destrezas relacionadas con el trabajo (Tsimaras y Fotiadou, 2004). El aumentar su fortaleza muscular les ayuda a mejorar su rendimiento laboral, ya que pueden realizar actividades laborales por largos periodos de tiempo (Balic, et al., 2000). Un programa de resistencia y balance dinámico mejora significativamente la fuerza muscular y el balance dinámico en las extremidades superiores e inferiores en esta población (Johnson y DiRocco, 2005; Tsimaras y Fotiadou, 2004). Además, el entrenamiento con resistencia aumenta la eficiencia motriz disminuyendo el tiempo de reacción y aumentando la fuerza muscular (ACSM’s, 2007; Johnson y DiRocco, 2005; Tsimaras y Fotiadou, 2004). De esta forma, los individuos con SD pueden activar sus músculos de forma neurológicamente normal (Almelda, Corcos y Latash, 1994). La hipotonicidad afecta la fortaleza muscular de la población con SD. Ésta presenta de 40- 50 % niveles más bajos de fortaleza muscular que los sujetos de la población en general e individuos con retardación mental que no son Síndrome Down (Johnson y DiRocco, 2005; Tsimaras y Fotiadou, 2004). Una de las posibles causas de los bajos niveles de fortaleza muscular se encuentra la disminución del cerebelo que redunda en una reacción más prolongada a los estímulos neuromusculares (Almelda et al., 1994). Estas anormalidades patológicas pueden causar un pobre desarrollo del movimiento en las destrezas de postura corporal, control del movimiento, balance y coordinación en comparación con la población general e individuos con retardación mental que no son SD (Tsimaras y Fotiadou, 2004). Entre las causas no patológicas se encuentra la inactividad física y la poca oportunidad de practicar las destrezas motrices (Tsimaras y Fotiadou, 2004). Este estudio tiene como propósito evaluar los efectos de un programa de resistencia en la composición corporal y la fortaleza muscular en adultos con Síndrome Down.
Metodología
Participantes
Esta investigación es un estudio de caso en donde participaron tres adultos (media: 27 años, 2 mujeres y 1 hombre) con Síndrome Down (SD). Estas personas cumplieron con los siguientes criterios de inclusión: que fueran mayor de edad, no haber realizado actividad física en los últimos 6 meses, que tuvieran la capacidad para seguir instrucciones, que se podían comprometer con el estudio por 3 meses y que cumplían con las indicaciones de tratamiento para condiciones que podían presentar. Además, que el padre, madre, o persona legalmente responsable podía acompañar a los participantes. Esta investigación fue aprobada por el Comité de Protección de los Derechos de Humanos en la Investigación de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
Variables y protocolos de evaluación
Las variables que se midieron para evaluar fueron: fortaleza muscular (extremidades superiores e inferiores) y composición corporal. Los protocolos que se utilizaron para investigar las variables de interés en esta investigación están descritos en la literatura. Para determinar la fortaleza muscular, se utilizó una máquina de press de pecho (TechnoGym The Wellness Company ™, Gambettola, FC) y una máquina de press pierna (TechnoGym The Wellness Company ™, Gambettola, FC). El protocolo de evaluación para determinar la fuerza máxima fue 1Repeticion Máxima.
Para evaluar la composición corporal se utilizó la formula de Jackson, Pollock y Ward, (1980), para determinar la densidad del cuerpo de las participantes mujeres. Esta fórmula es la siguiente: DB= 1.0994921- 0.0009929 (sumatoria de tres pliegues) + 0.0000023 (sumatoria de 3 pliegues) 2 – 0.0001392 (edad). La formula de Jackson y Pollock, (1978), se utilizó para determinar la densidad del cuerpo del participante masculino. Esta fórmula es la siguiente: DB= 1.109380 – 0.0008267 (sumatoria de tres pliegues) + 0.0000016 (sumatoria de 3 pliegues) 2 – 0.0002574 (edad). Luego, se utilizaron formulas para convertir de densidad del cuerpo a porciento de grasa. Las formulas que se utilizaron fueron las siguientes: (4.95/DB)-4.50 y (4.96/DB)-4.51 para hombre y mujer, respectivamente. Primero, se determinó el peso y la talla utilizando una balanza con varilla de estatura (Detectoscale, Inc., MO, USA). Todas las medidas de pliegues cutáneos se realizaron en el lado derecho del cuerpo, con el sujeto parado. Las medidas fueron tomadas en milímetros (mm). Los pliegues dérmicos para mujeres fueron tríceps, supra ilíaco y muslo; y pecho, abdomen y muslo en hombres se tomó el pliegue utilizando los dedos índice y pulgar. Se agarró con firmeza y se sostuvo el pliegue a lo largo de toda la medición. Se tomó cada medida tres veces y se utilizó el promedio de las dos medidas más cercanas como el valor final.
Procedimiento
Antes de comenzar con las evaluaciones y el tratamiento los participantes se sometieron a una evaluación física. Esto incluyo los siguientes documentos: Historial Médico, PAR-Q®, Cuestionario de Salud y Estilos de Vida. Un día antes de la evaluación para determinar la fortaleza muscular y el porciento de grasa, los participantes se familiarizaron con el equipo de medición. Una semana antes de comenzar el programa de ejercicios de resistencia, el participante se familiarizó con las máquinas y los implementos de ejercicio a utilizarse. No obstante se mantuvo material visual de la ejecución del ejercicio para un mejor aprendizaje. El programa de ejercicio fue individualizado y estuvo supervisado por el investigador, que esta certificado como entrenador físico. Para el diseño del programa de ejercicios se tomó en cuenta lo siguiente: los resultados del cernimiento pre-actividad, los programas de ejercicios utilizados en estudios previos y las recomendaciones generales del National Center of Physical Activity and Disability (2007).
El programa de ejercicio de resistencia se realizó en un horario matutino y tuvo una duración de 1 hora con una frecuencia de tres veces por semana durante 10 semanas. El programa de resistencia se llevó a cabo en un gimnasio privado. La hora de duración se dividió en tres partes: calentamiento (5 minutos), ejercicios (40-45 minutos) y enfriamiento (10-15 minutos). El horario del programa de resistencia se determinó de manera individual de acuerdo a la disponibilidad de horario de los participantes. Como todos los participantes dependían de sus padres para su transportación se tuvo que tomar en cuenta la disponibilidad de los padres para transportarlos.
El volumen de ejercicios para cada parte del cuerpo varió de acuerdo a los días de entrenamiento de cada participante. En cada uno de los días de entrenamiento, el volumen de ejercicio se concentró en unos grupos musculares en específico. En el primer día, el volumen de ejercicios fue mayor para las extremidades superiores, el segundo día para las extremidades inferiores y el tercer día se trabajó todo el cuerpo. No todos los tipos de ejercicios se realizaron el mismo día, ya que la rutina diaria dependió del volumen y grupo de músculo que se determinó. Por otra parte, la asistencia al programa de ejercicios era fundamental para establecer su progresión, mejorar la fortaleza y disminuir la composición corporal de los participantes.
Tratamiento
En el diseño del programa de resistencia se tomaron en cuenta los utilizados en estudios previos y las recomendaciones generales del National Center of Physical Activity and Disability, 2007. El mismo tuvo una frecuencia de 3 veces por semana durante 10 semanas con 1-3 series y una intensidad de 8 a 15 repeticiones.
Análisis estadístico
El propósito de esta investigación fue evaluar el efecto de un programa de resistencia en la fuerza muscular (extremidades superiores e inferiores) y la composición corporal de 3 personas adultas con Síndrome Down. Para el análisis estadístico, se describe la razón de cambio en las variables medidas.
Resultados
La participación de los voluntarios a esta investigación donde se utilizo una intervención es fundamental para el desarrollo de adaptaciones fisiológicas. El porciento de adherencia al programa del ejercicio durante las 10 semanas de entrenamiento demuestra que solamente la participante N3 tuvo una adherencia de un 76% comparado con un 100% de los otros participantes.
Tabla 1. Fortaleza muscular de las extremidades superiores antes y después de 10 semanas del programa de resistencia
Los resultados de las pruebas de fortaleza muscular de las extremidades superiores están descritos en la Tabla 1. En la pre-prueba de fortaleza muscular de las extremidades superiores, los participantes obtuvieron una media de 73. 3 libras. Mientras, que en la misma prueba realizada posterior a las 10 semanas de entrenamiento arrojó unas 85 libras de media. La magnitud de cambio entre la pre-prueba y la pos-prueba de la variable de fortaleza muscular de las extremidades superiores tuvo una media de aumento de 11.6 libras. La Tabla 2 describe los resultados de la pre-prueba y pos-prueba de la variable de fortaleza muscular extremidades inferiores. En la pre-prueba de fortaleza muscular de las extremidades inferiores, los participantes obtuvieron una media de 171.6 libras. Mientras, que en la misma prueba realizada posteriormente, a las 10 semanas de entrenamiento, arrojó unas 191.6 libras de media. La magnitud de cambio entre la pre-prueba y pos-prueba en la variable de fortaleza muscular de las extremidades inferiores tuvo como resultado una media de aumento de 20 libras.
Tabla 2. Fortaleza muscular de las extremidades inferiores antes y después de 10 semanas del programa de resistencia
Los resultados de la pre-prueba y pos-prueba de la variable de composición corporal están descritos en la Tabla 3. En la pre-prueba de composición corporal, los participantes obtuvieron una media en los resultados de 31.4 de porciento de grasa. Mientras que en la misma prueba realizada posterior a las 10 semanas de entrenamiento arrojó una media de 29.8 de porciento de grasa. La magnitud de cambio entre la pre-prueba y la pos-prueba en la variable de composición corporal tuvo una disminución de una media de -1.6.
Tabla 3. Composición corporal antes y después de 10 semanas del programa de resistencia
Discusión
Son pocos los estudios que se han realizado con adultos con Síndrome Down (SD) que utilizan programas de resistencia como tratamiento para evaluar el efecto que este tiene en la fortaleza muscular y la composición corporal (Cowley, 2007; Johnson y DiRicco, 2005; Shields et al., 2008; Tsimaras et al., 2004). El propósito de esta investigación fue determinar el efecto de un programa de resistencia con frecuencia de 3 veces por semana durante 10 semanas en la fuerza muscular superior e inferior y la composición corporal de tres adultos con SD. En este estudio los resultados demuestran que hubo un cambio significativo en la variable de fortaleza muscular de las extremidades superiores y en la composición corporal en los participantes luego de un programa de resistencia. En términos de los resultados de la fortaleza muscular de las extremidades inferiores no hubo cambio significativo en los participantes luego del programa de resistencia.
Los resultados obtenidos en investigaciones donde se mide la variable de fortaleza muscular son inconsistentes. En términos de la fortaleza muscular de las extremidades superiores, los resultados de este estudio concurren con los encontrados en otros estudios que demuestran que un programa de ejercicio de resistencia mejora la fortaleza de las extremidades superiores (Cowley, 2005; Shields, et al., 2008). Pero, no concurren con los encontrados en otro estudio donde no hubo diferencia significativa en la fortaleza de las extremidades inferiores de los participantes (Jonson y DiRocco, 2005). En términos de la fortaleza muscular de las extremidades inferiores los resultados de este estudio concurren con los encontrados en otro estudio que demuestran que un programa de resistencia no mejora significativamente la fortaleza de las extremidades inferiores (Shields et al., 2008). Pero, no concurren con los encontrados en otros estudios donde hubo diferencia significativa en la fortaleza de las extremidades inferiores de los participantes Cowley, 2005; Johnson y DiRocco, 2005).
Los hallazgos de este estudio demuestran que un programa de resistencia de corta duración (10 semanas) desarrolla las adaptaciones neuromusculares necesarias para mejorar la fortaleza muscular de las extremidades superiores en los participantes con SD. La participación en programas de resistencia puede contribuir positivamente al mejoramiento de la aptitud física en población con SD, ya que es seguro y confiable. Además, los participantes completaron de forma voluntaria el programa de resistencia con una adherencia promedio de 92.2 % lo cual sugiere que estuvieron motivados a participar del programa de resistencia.
La composición corporal fue otra de las variables en donde se encontró diferencia significativa luego de un programa de resistencia de 10 semanas. Los cambios más significativos en la composición corporal en la población con SD están más relacionados a los ejercicios cardiovasculares (aeróbico), ya que reduce significativamente el porciento de grasa y mejora el perfil de lípidos (Ordoñez, 2005). Por esta razón, los hallazgos de este estudio son de vital importancia ya que apuntan a que un programa de resistencia mejora la composición corporal de la población con SD. Además, una posible explicación sugiere que el aumento en fortaleza muscular a través del programa de resistencia pudo aumentar el metabolismo basal redundando en la disminución del porciento de grasa de los participantes (Williams, 2005).
Por otra parte, en la variable de fortaleza muscular de las extremidades inferiores no hubo diferencia significativa luego del programa de resistencia de 10 semanas. Una posible explicación es que los participantes en este estudio no tuvieran el mismo potencial para aumentar significativamente en las extremidades inferiores que en las superiores, ya que las extremidades inferiores están más fortalecidos al utilizarse con más frecuencia (Shields et al., 2008). Esto se puede deber a que normalmente se utilizan los músculos de las extremidades inferiores en actividades cotidianas como; mantener la postura, caminar y subir escaleras (Shields et al., 2008). Además, la corta duración del programa de resistencia (10 semanas) pudo propiciar el que no hubiera diferencia significativa.
Por otra parte, la motivación de los participantes durante el programa de resistencia es determinante para que estos generen fuerza máxima (Almeida et al., 1994; Baynard et al., 2005; Ozmen et al., 2007; Tsimaras et al., 2004). En estudios previos se reconoce que para que los participantes generen la mayor fuerza deben entender la técnica correcta y mantenerse motivados durante el programa de resistencia (Cowley, 2005; Shields, et al., 2008; Tsimaras et al., 2004). En este estudio, para evitar la poca motivación y poder generar la fuerza máxima de los participantes durante las pruebas de fortaleza y el programa de resistencia se utilizó el refuerzo positivo. Éste consistió en utilizar palabras de aliento hacia los participantes para mantenerlos motivados a generar la fuerza máxima durante la ejecución de los ejercicios. Entre las palabras de aliento que se utilizaron se encuentran: “tú puedes”, “bien fuerte”, “bien duro” y “da el máximo”. También, se utilizaron palabras para corregir la técnica durante la ejecución del ejercicio como: “extiende o flexiona completamente los brazos”, “movimiento completo” y “espalda recta”. En este estudio la poca motivación para general fuerza máxima se manifestó en ocasiones durante el programa de resistencia. El refuerzo positivo ayudó a los participantes a estar más dispuestos a ejecutar los ejercicios. Los participantes realizaron la mayor parte del programa de resistencia de forma grupal y trabajaron dándose apoyo en equipo. Durante el programa de resistencia los participantes estaban cerca unos de los otros para que el investigador tuviera visibilidad de la ejecución de todos.
La presencia de los padres durante la realización de actividad física ha sido un refuerzo positivo adicional para que los participantes realicen la actividad con mayor motivación (Buckley, 2007). Un dato significativo fue que en este caso los participantes se incomodaron con sus padres y se mostraron poco motivados con la presencia de ellos. Los participantes se sintieron más independientes y motivados si los padres no estaban al lado de ellos durante el entrenamiento. Por esta razón, se tomó la decisión de retirar a los padres del área de entrenamiento y se observó que los participantes estaban más dispuestos a continuar con el programa de resistencia
En resumen, los programas de resistencia mejoran significativamente la fortaleza muscular de las extremidades superiores y la composición corporal de 3 personas con SD. Además, no hubo cambio significativo en la fortaleza muscular de las extremidades inferiores. La falta de cooperación para ejecutar fuerza máxima, la técnica incorrecta al ejecutar el ejercicio, y la corta duración del programa de resistencia (10 semanas) pudieron contribuir a que no hubiera cambio significativo en esta variable.
Conclusiones y recomendaciones
Los hallazgos de este estudio apuntan a que un programa de resistencia tiene un efecto positivo en la fuerza muscular de las extremidades superiores y la composición corporal de tres personas con Síndrome Down (SD). Los resultados demuestran que un programa de resistencia de corta duración (10 semanas) desarrolla las adaptaciones neuromusculares necesarias para mejorar la fortaleza muscular de las extremidades superiores y la composición Corporal. Este aumento significativo en la fortaleza muscular es importante para realizar actividades diarias que requieren esfuerzo físico y destrezas relacionadas con el trabajo (Tsimaras, et al., 2004). También, de este estudio se puede concluir que los programas de resistencia son una buena alternativa de actividad física, ya que son seguros, confiables y mejoran la fortaleza muscular y la composición corporal en los participantes con Sindrome Down (Shields et al., 2007; Tsimaras et al., 2004).
Además, la adherencia al programa de resistencia fue de un 92.2 porciento, lo cual sugiere que los participantes tuvieron una experiencia positiva durante el estudio y no demostraron ninguna dolencia muscular más allá de un dolor tolerable en las primeras semanas del ejercicio.
Los cambios significativos en la composición corporal demuestran que un programa de resistencia es efectivo en mejorar este componente de la aptitud física. Este hallazgo es vital para esta población porque es la primera vez que se evalúa esta variable con un programa de resistencia de corta duración (10 semanas) como tratamiento. Por otra parte, no hubo cambio significativo en la variable de fortaleza muscular de las extremidades inferiores. La falta de cooperación para ejecutar fuerza máxima, las cargas de progresión conservadoras y la corta duración del programa de resistencia (10 semanas) pudieron contribuir a que no hubiera cambio significativo en esta variable.
De los resultados de este estudio se pueden hacer varias recomendaciones para investigaciones futuras con la población con SD. Los estudios futuros se deben realizar con una muestra representativa de la población para que los resultados se puedan generalizar. También, estudios de larga duración deben producir cambios significativos en la variable de fortaleza muscular de las extremidades inferiores. Además, se deben desarrollar nuevas estrategias educativas que estimule a población con SD a realizar los ejercicios de manera independiente.
Para concluir, un programa de resistencia de corta duración (10 semanas) es una actividad física segura y efectiva para las personas con Sindrome Down. Además, el entrenamiento supervisado es efectivo y seguro.
Referencias
Almelda, G. L., Corcos, D. M. & Latash, M. L. (1994). Practice and transfer effects during fast single-join elbow movements in individuals with Down Syndrome. Physical Therapy, 74 (11), 1000-1016.
American College of Sports Medicine (2006). ACSM’ guidelines for exercise testing and exercise prescription (7th edition). Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins.
Balic, M. G. 2000. Síndrome de Down y respuesta al esfuerzo físico. Disertación doctoral no publicada, Universidad de Barcelona, España.
Balic, M. G., Mateos, E. C., Blasco, C., & Fernhall, B. (2000). Physical fitness level of physically active and sedentary adults with down syndrome. Adapted Physical Activity Quarterly, 17, 310-321.
Baynard, T., Goulopoulou, S., Heffernan, K. S., Giannopoulou, I., Collier, S. R., Figueroa, A. & Fernhall, B. (2005). Baroreflex sensitivity during static exercise in individuals with Down Syndrome. Medicine and Sience in Sports and Exercise, 37(12), 2026-2031.
Buckley, S. (2007). Increasing opportunities for physical activity. Down Syndrome research and practice, 12(1), 18-19. Recuperado el 8 de enero de 2008, de www.down-syndrome.org.
Cowley, P. (2007). Strengh training helps those with Down Syndrome. Medical news todays. Recuperado el 10 diciembre de 2007, de www.medicalnewstoday.com
Departamento de Salud de Puerto Rico (2008). Estadísticas Síndrome Down en Puerto Rico. Recuperado el 15 de enero de 2013, http://www.salud.gov.pr.
Departamento de Salud y Recursos Humanos de los Estados Unidos (2007). Healthy People 2010 Goals. Recuperado el 2 de Febrero de 2013, de http://www.health.gov
Jackson, A.S., Poolock, M.L. (1978). Generalized equations for predicting body density of Men. British Journal of Nutrition, 40, 497-504.
Johnson, M. J. & DiRocco, P. J. (2005). Effects of resistance training on adults with Down Syndrome. Research Quarterly for Exercise and Sports, 76(1), A115.
Leshin, L. (2007). Down Syndrome: Health issues. Recuperad el 24 de diciembre de 2007, de http://www.ds-health.com.
Ordoñez, F. J. (2005). Identificación de biomarcadores antropométricos y sorohemáticos de actividad física en jóvenes con Síndrome Down. Disertación doctoral no publicada, Universidad de Cádiz, España.
National Center on Physical Activity and Disability. (2007, 1 de febrero). Disability/Condition: Down Syndrome and exercise. Recuperado el 2 de enero de 2013, de http://www.ncpad.org/disability/fact.
Ordoñez, F. J. & Rosety-Rodriguez, M. (2005). Regular exercise attenuated lipid peroxidation in adolescents with Down Syndrome. Clinical Biochemistry, 40, 141-142.
Ozmen, T., Yildirim, N. U., Yuktasir, B. & Beets, M. W. (2007). Effects of school-based cardiovascular-fitness training in children with mental retardation. Pediatric Exercise Science, 19, 171-178.
Pastore, E., Marino, B., Calzolari, A., Digilio, M. C., Giannotti, A. & Turchetta, A. (2000). Clinical and cardiorespiratory assessment in children with down syndrome without congenital heart disease. Arch Pediatr Adolesc Med, 154, 408-410.
Shields, N., Taylor, N. F., & Dodd, K. J. (2008). Effects of community-based progressive resistance training program on muscle performance and physical function in adults with Down Syndrome: a randomized controlled trail. Arch Phys Med Rehabil, 89, 1215-20.
Tsimaras, V. K. & Fotiadou, E. G. (2004). Effect of training on the muscle strength and dynamic balance ability of adults with down syndrome. Journal of Strength and Conditioning Research, 18(2), 343-347.
William, M. H. (2005). Nutrition for Health, Fitness and Sport (7th edition). NewYork: McGraw-Hill.
Búsqueda personalizada
|
|
EFDeportes.com, Revista
Digital · Año 18 · N° 179 | Buenos Aires,
Abril de 2013 |