Concepciones martianas acerca del amor como base para el fortalecimiento de los valores humanos |
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* Máster Ciencias de la Educación. Metodóloga de la Facultadde Cultura Física "Nancy Uranga Romagoza" de Pinar del Río **Master en Actividad Física en la Comunidad Profesor de Recreación de la Facultad de Cultura Física de Pinar del Río |
MSc. María Ofelia Armas Álvarez* MSc. Salvador Enrique González Armas** (Cuba) |
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Resumen El trabajo es resultado de una detallada revisión de los textos escritos por José Martí referidos al amor, importante y repetido tema en toda su obra y vida. Este estudio incluye un análisis de la concepción que Martí tuvo acerca de este sentimiento universal y su importancia en el fortalecimiento de los valores humanos, mediante la recopilación de frases contenidas en su obra que expresan su preocupación constante por un porvenir luminoso para los pueblos, donde prevaleciera el amor a todo y a todos los que nos rodean, y que constituyen postulados con plena vigencia en los programas de estudio que se llevan a cabo actualmente y en consecuencia en la formación de profesionales de la Cultura Física y el Deporte. Palabras clave: José Martí. Amor. Valores humanos.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 178, Marzo de 2013. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción
“El amor es el lazo de los hombres, el modo de enseñar y el centro del mundo.
¡Pero es duro, es muy duro vagar así de tierra en tierra, con tanta angustia en el alma y tanto amor no entendido en el corazón!”
Es el Amor un sentimiento universalmente conocido, ha sido capaz de tocar hasta las fibras más íntimas del más necio de los seres humanos sin importarle sexo, raza, época o lugar. Jamás ha sobrevivido un ser sin que haya sido movido por tal fuerza.
¡Imagínense entonces con cuanta profundidad llegó el amor al ser de alma exquisita, sensible y profunda que fue nuestro Martí! Lo amó todo: a la Patria porque de ella nació, a la madre porque el ser le dio, al hijo porque lo engendró, a la mujer porque lo endulzó, a la naturaleza porque lo impresionó, al trabajo porque lo formó, al amigo porque lo apreció, a la cultura porque lo engrandeció y amó en especial a la libertad porque es la meta suprema de todo hombre.
Sin perderse la figura del héroe, Martí fue un hombre sensible que amó profundamente. “Las mujeres son sagradas”, expresó refiriéndose al sexo femenino y dijo más:
“Mujer debe llamarse compensación”.
“… verdad que una mujer hace versos con solo ser mujer”.
“Es mujer copia feliz de cuanto hay de animado y bello”.
“… dícese mujer y se adivinan ternuras”, abnegaciones, divinas locuras y promesas”.
“Miradas de mujer, premio gratísimo”.
Tan alta era su estima hacia la Mujer que planteó
“¿Qué será de los hombres el día que no puedan apoyar su cabeza en un seno caliente de mujer? “
Todo lo anteriormente expuesto demuestra el gran respeto que sentía el Apóstol por las mujeres, así como lo consiente que estaba de la importancia de ella en toda obra a emprender, reconociendo su rol en la sociedad.
De forma entrañable amó a sus padres, de quienes consideraba había aprendido todo lo bueno que sabía de la vida: honestidad, respeto, nobleza, amabilidad, sinceridad, honradez, valentía, firmeza, entereza, rebeldía; todos heredados de sus padres.
“Mi madre tiene grandezas y se las estimo y amo”.
“¡Madre, madre!, ¡y cómo te siento vivir en mi alma!, ¡cómo quema mis mejillas la lágrima amarguísima de tu memoria!
Aquí se manifiesta la definición de Madre tan honda que Martí tenía, el profundísimo amor por la que el ser le dio. En toda la correspondencia que Martí escribió a su madre se demuestra la amorosa preocupación de un buen hijo. Él se encuentra en el extranjero ocupado en muchos menesteres y no puede dedicar todo el tiempo que quisiera a mimar, cuidar y proteger a su madre. Desde temprana edad se preocupó por su buena madre y prueba de ello es también la carta que le escribe teniendo solo 9 años a Doña Leonor Pérez.
En relación con el amor a su Padre expone en cartas escritas a su hermana Amelia:
"Tú no sabes, Amelia mía, toda la veneración y respeto ternísimo que merece nuestro padre. Allí donde lo ves, lleno de vejeces y de caprichos, es un hombre de una virtud extraordinaria… Piensa en lo que te digo… Ese anciano es una magnífica figura. Endúlcenle la vida. Sonrían de sus vejeces. Él nunca ha sido viejo para amar”.
“Papá es sencillamente un hombre admirable. Fue honrado cuando nadie ya lo es y ha llevado la honradez en la médula, como lleva el perfume una flor y la dureza una roca. Ha sido más que honrado, ha sido casto”.
Estas cartas están llenas de amorosa preocupación, ternura, sanos consejos a seguir en cuanto a la conducta de las hermanas con el padre; ponen de manifiesto el cariño y el respeto que sintió por su padre desde que comprendió las virtudes que encerraba el alma de Don Mariano Martí.
Son estas lecciones para todos los hijos que se impacientan con las cosas que parecen majaderías de los padres y los abuelos y que muchas veces son el producto del cansancio como consecuencia del exceso de trabajo y de preocupaciones.
A diferencia con Don Mariano Martí, al Héroe Nacional de Cuba le tocó vivir un nostálgico amor paternal, en su obra Ismaelillo planteó con autenticidad sin igual su tristeza, mima, halaga y aconseja al niño con versos sentidos y candorosos que hablan de sus sueños, de su amor por él, de la patria; todo sin perder la frescura y novedad de los mismos. La añoranza por José Martí Zayas Bazán está latente en varios de sus escritos.
Ejemplo de ello es el siguiente fragmento tomado de la carta que le escribe el 1º de Abril de 1895.
“Hijo. Esta noche salgo para Cuba: salgo sin tí cuando debieras estar a mi lado. Al salir, pienso en tí. Si desaparezco en el camino, recibirás con esta carta la leontina que usó en vida tu padre. Adiós. Sé justo”.
Mediante la sinceridad en sus sentimientos y esta diafanidad en el verso Martí trasmite todo su amor paternal, todo el cariño y la nostalgia que le inspira el hijo ausente y a la vez su preocupación por inculcarle ideas nobles y limpias. Su hijo siempre fue para él amparo e incitación para la existencia.
Otro de los componentes esenciales de la vida de este gran pensador fue el amor al trabajo como fuente que nutre al hombre y prepara para la subsistencia. A través de sus propias palabras veamos algunas de las definiciones planteadas:
“El trabajo, este dulcísimo consuelo, esta fuente de fuentes, esta fuente de orígenes, este cincel, pincel, creador, evocador, este amigo que une, añade, sonríe, avizora y cura,...el trabajo me place”.
“En lo que se trabaje no importa, sino que se trabaje”.
“El trabajo es el aire y el sol de la libertad”.
Varios son los conceptos que alrededor de este tema abundó el maestro y todos sin lugar a dudas son de interés supremo. Fue el poeta hombre consagrado al trabajo.
Tuvieron una significación extraordinaria en su vida numerosas amistades, tales son los casos de Gonzalo de Quesada, Rafael María de Mendive, Fermín Valdés Domínguez, por solo citar algunos. Las siguientes afirmaciones dan prueba fehaciente de ello:
“Amigo es como ser de nuestro ser, como continuación de sí mismo”.
“La amistad es el crisol de la vida”.
“No se pueden hacer grandes cosas sin grandes amigos”.
“...compartidas con las amistades las pesadumbres son más leves”.
El Apóstol siempre estuvo rodeado de muy buenos amigos y eso solo por saber ser amigo
Un lugar de honor ocupa en el amante corazón martiano la Naturaleza, pues sagrada y consoladora es rica fuente de bienestar espiritual y material para los hombres. Refiriéndose a ella dijo:
“...el espectáculo de la naturaleza inspira fe, amor y respeto”.
“La naturaleza inculca, cura, fortalece y prepara para la virtud al hombre: y el hombre no se halla completo, ni se revela a sí mismo, ni ve lo invisible, sino en su íntima relación con la naturaleza”.
“A la aves alas, a los peces, aletas; a los hombres que viven en la naturaleza, el conocimiento de la naturaleza: esas son sus alas”.
En lo anteriormente expuesto se advierte una prueba preclara de Martí sobre la importancia de los conocimientos naturales para el hombre.
La Cultura es una de las expresiones máximas de la obra humana y entre nosotros uno de sus mayores hacedores fue José Martí, amó esta manifestación artística como sabedor de la importancia que tenía la misma para los hombres, por todo lo que ella podía mejorar su condición humana. Martí se refugia en el arte, específicamente en los versos para desahogarse, para plasmar sus penas y sus tristezas...
Yo te quiero, verso amigo,
porque cuando siento el pecho
ya muy cargado y deshecho,
parto la carga contigo.
Tú me sufres, tú aposentas
en tu regazo amoroso,
todo mi amor doloroso,
todas mis ansias y afrentas.
Tú porque yo pueda en calma
Y hacer bien consientes
en enturbiar tus corrientes
con cuanto me agobia el alma.
Tú porque yo cruce fiero
la tierra y sin odio y puro,
te arrastras, pálido y duro,
mi amoroso compañero.
Y porque mi cruel costumbre,
de echarme en tí te desvía
de tu dichosa armonía
y natural mansedumbre;
Porque mis penas arrojo
sobre tu seno y lo azotan,
y tu corriente alborota,
y acá lívido, allá rojo.
Blanco allá como la muerte,
ora arremetes y ruges,
ora con el peso crujes
de un dolor más que tu fuerte
¿Habré, como me aconseja
un corazón mal nacido,
de dejar en el olvido
a aquel que nunca me deja?.
Verso, nos hablan de un Dios
A donde van los difuntos:
¡Verso o nos condenan juntos,
o nos salvamos los dos!
Según su maestro Rafael María de Mendive, Martí era un enamorado de la belleza, de ahí su amor a la cultura que es belleza, reconociendo la importancia que tiene la misma para el mundo; así mismo se enamora de la cultura mexicana, argentina, colombiana, guatemalteca, estadounidense, sabe que se puede amar profundamente lo propio y amar la cultura universal.
Martí fue un genio del decir, su palabra pletórica de amor, justicia social y preñada del gran deseo de hacer libres a todos los pueblos de la tierra, llenó todos los ámbitos de la América Hispana y no dejó dudas sobre su gran amor a la libertad. Refiriéndose a ella expresó:
“Sin libertad, como sin aire propio y esencial nada vive”.
“Solo la libertad trae consigo la paz y la riqueza”.
“El ejercicio de la libertad fortifica”.
Es evidente el deseo desmedido que por la libertad de los pueblos tenía el maestro y no faltan apuntes que demuestren tales ansias, que de forma breve han sido citados anteriormente.
Por el amor a Cuba lo sacrificó todo, el calor del hogar, los intereses personales, la unión de la familia y reflexionemos acerca de toda la profundidad que tuvo su concepción de Patria, tal como para que con solo 17 años de edad escribiera Abdala, poema épico en que el autor refleja que la libertad es bien importante, aún cuando se deje sola y triste a la madre, que todo sea por ser libres.
...El amor madre a la Patria
no es el amor ridículo a la tierra
ni a la yerba que pisan nuestras plantas;
es el odio invencible a quien la oprime
es el rencor eterno a quien la ataca...
Indudablemente las ansias de Martí por ver libres a los hombres eran desmedidas y en otro de sus importantes escritos planteó:
“Si me preguntan cuál es la palabra más bella diré que es Patria”.
“Para su Patria deben trabajar todos los hombres”.
“La Patria no es de nadie: y si es de alguien, será y esto solamente en espíritu, de quien la sirva con mayor desprendimiento e inteligencia”.
Es por eso que después de muchos años de angustias y sufrimientos, de siembra y de siega, de haber organizado lo disperso; vuelve Martí a Cuba con el objetivo de lograr su independencia, causa esta a la que había dedicado todos sus esfuerzos. Él no podía permitirse andar de brazos cruzados cuando podían estar siendo azotados, maltratados y obligados a trabajar excesivamente miles de niños, a los que amó con afán sin igual, pues sabía que formarían parte de los hombres del futuro.
...todo niño lleva en sí un hombre dormido”.
Y por todo ello debía educárseles, enseñarles y dedicarles horas de entrega total para conducirlos por buen camino, lejos de imposiciones sin sentido y prácticas bárbaras.
En la Edad de Oro esto se refleja claramente (obra insuperable de la Literatura Infantil); contiene versos, cuentos y artículos instructivos llenos de un entrañable cariño, una admiración única y un inmenso respeto hacia los héroes de nuestros pueblos, aspecto este que queda demostrado en su artículo Los Tres Héroes:
“Los hombres no pueden ser más perfectos que el sol. El sol quema con la misma luz que calienta, el sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de sus manchas, los agradecidos aman su luz”.
Martí inculca a través de estas palabras el amor a los héroes y la disposición que deben tener los demás a perdonar las faltas que estos cometan, ya que dedican toda su vida a la lucha por la libertad de los pueblos.
Todos los hombres del mundo, en especial los cubanos, deben venerar la memoria del Apóstol, pues fue y es un gran amigo de ellos y tuvo una de las almas más nobles y puras que han existido. Es paradigma a seguir, hombre excepcional, amante de valores humanos positivos y fiel impulsor de buenas virtudes.
Cuestiones éticas del hombre a las que Martí profesó todo su respeto y su práctica
La
virtud
“Mi
corazón no tiene fuerza más que para la virtud”.
El respeto
“...el respeto a lo que lo merece honra al que sabe respetar”.
La responsabilidad
“La medida de la responsabilidad está en lo extenso de la educación”.
El saber
“Los que no quieren saber son de la raza mala”.
La sencillez
“Que la sencillez sea condición recomendable, no quiere decir que se excluya del traje un elegante adorno”.
La sinceridad
“La sinceridad legitima hasta lo monstruoso”.
La ternura
“No ha de desperdiciarse ocasión alguna de consolar toda tristeza, de acariciar la frente mustia, de encender la mirada lánguida, de estrechar una mano caliente de amor. Perpetua obra, obra de todo instante es la ternura. Si no, el amor no satisfecho busca empleo”.
La utilidad
“Para ser recompensado se necesita ser útil”.
La valentía
“...nos honramos a nosotros mismos honrando a un valiente”.
La verdad
“La verdad ideal es resultado de la reflexión sobre los hechos”.
La vergüenza
“La vergüenza se ha de poner de moda y fuera de moda la desvergüenza”.
La gratitud
“...en la gratitud hay un gran placer”.
La justicia
“...solo se honra estrictamente a la justicia honrando a la Patria”.
La piedad
“La piedad hacia los infortunados, hacia los ignorantes y los desposeídos no pueden ir tan lejos que encabecen o fomenten sus errores”.
La paciencia
“La paciencia es la dote de los fuertes”.
La nobleza
“No hay más nobleza que la que el hombre con sus hechos logra”.
La modestia
“...la modestia del crítico calla lo mucho que sabe”.
El honor
“Sin honor no hay hombre: Cada cual viva de su sudor o no viva”.
Muchos fueron los valores que Martí apreció en los hombres y abogó siempre porque reinaran en el interior de todos los seres de la sociedad.
José Martí es el más connotado hombre de nuestra historia y es esta su mayor grandeza, porque no solo vivió dentro de su momento histórico, sino que se proyectó en el futuro, teniendo indiscutible vigencia su pensamiento y acción en la formación de valores humanos en las presentes y futuras generaciones. Se advierte como en el Apóstol el amor es uno de los valores que no pueden obviarse y mucho menos ejercerse a partir de concepciones aisladas, inconexas, el conjunto de sus principios no es la suma fría de los preceptos: es una unidad orgánicamente estructurada que se fundamenta en la dependencia del hombre respecto a la naturaleza y en la historia de la humanidad, sobre la cual se erige no solo su aspecto patriótico, también el latinoamericanista y humano. Estos valores deben constituir esencia en la personalidad de cada ciudadano, pero sobre todo en cada deportista, en cada profesional de la Cultura Física y el Deporte por la misión que les ha encargado la sociedad. Y como expresión más alta de amor, como fieles seguidores del pensamiento martiano, por encima de todo deben amar, conocer y defender su cultura, no copiar una cultura ajena, “ese no es el camino, nos quedaríamos sin bosques”, como dijera, en una de sus sentencias el Maestro. Pocos pueblos tienen el privilegio del nuestro; porque su Apóstol es y será por siempre inspirador y hacedor de la Independencia, genio político, ser humano de intimidad amorosa, cuajado de pasión y de ternura, el más lúcido de los héroes mundiales, el que vio más lejos entre nuestros padres fundadores y por tanto modelo a seguir por todos los que le sobrevinieron. En la obra martiana es evidente la profundidad, la claridad, el amor (en su más amplia acepción), entrega a la causa de la revolución, del hondo amor que sintió y profesó a todas las causas justas a favor de hacer mejores a los hombres, de la lucha incansable que tuvo hasta el último de sus días para que cada ser social fuera mejor y que todos estuvieran preñados de loables valores, tanto los niños como los hombres, abogó por una sociedad donde la igualdad y la justicia reinaran en armonía. Su obra no murió al desaparecer físicamente, por el contrario siguió engrandeciendo y haciéndose fuerte y valiosa con el decursar de los años y tanto es así que hasta los más pequeños habitantes comienzan a temprana edad a amarle y quererle como él merece y cada vez son más los estudios que en relación con la vida del Maestro se inician, demostrando todos la permanencia imperecedera de su obra.
Nota aclaratoria
Cuando se citan los Versos Sencillos de José Martí, aparece la palabra crujes, escrita de la siguiente forma: cruges, esto se debe a una licencia poética que utiliza el autor para no romper con la rima de los versos.
Bibliografía
Martí Pérez, José. Obras completas. Tomos 1 al 27. Editorial Pueblo y Educación. La Habana 2010.
Martí Pérez, José. Poesías. Colección de libros cubanos. La Habana, 1953.
Miranda Aurelio, Martí. Político. Edit. Pueblo y Educación. La Habana, 1969.
Pichardo, Hortensia. Lecturas para niños. Edit. Oriente. Santiago de Cuba, 1984.
Santos Moray, Mercedes. Biografía: Martí a la luz del sol. Edit. Política. Ciudad de la Habana, Cuba.
Valdés Galarraga, Ramiro. Diccionario del pensamiento Martiano. Edit. Ciencias Sociales. La Habana, 2002.
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