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Sobre el centenario del nacimiento de James ‘Jesse’ Owens

 

Grupo de enseñanza de Ciencias

de la Uniararas

(Brasil)

Celso Luís Levada

celsolevada@yahoo.com.br

Ana Laura Remédio Zeni Beretta

analaura@uniararas.br

Miriam de Magalhaes Oliveira Levada

miriamlevada@uniararas.br

 

 

 

 

Resumen

          James Cleveland Owens, atleta y líder civil afro-americano, nació en Oakville el 12 de setiembre de 1913 y falleció en Tucson, el 31 de marzo de 1980. Era hijo de Henry Cleveland Owens y Emma Mary Fitzgerald. Owens se casó con Ruth Salomon, en 1935, y tuvo tres hijas. Owens participó en los Juegos Olímpicos de 1936 en Berlín, Alemania. En este evento ganó cuatro medallas de oro en los 100 y 200 metros, en salto en largo y en la posta 4x100 metros.

          Palabras clave: Berlín 1936. “Jesse” Owens. Juegos Olímpicos.

 

Abstract

          James Cleveland Owens, athlete and civic leader african american, born in Oakville on September 1913 and passed away in Tucson on March 31, 1980. He was the son of Henry and Emma Owens Cleveland Mary Fitzgerald. Owens married Ruth Solomon in 1935 and had three daughters. Owens participated in the Olympics games of 1936 in Berlín, Germany. In this Olympiad he won four gold medals in the 100 and 200 meters, the long jump and the 4x100 relay.

          Keywords: Olympics Games. “Jesse” Owens. Berlín 1936.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 178, Marzo de 2013. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936, tuvieron 49 naciones participantes, totalizando 3.963 atletas divididos en 19 modalidades deportivas. La Ceremonia de Apertura se realizó el 1 de agosto, con palabras de Adolf Hitler y la clausura fue el 16 de agosto. La posición de las cinco primeras naciones fue: en primer lugar, Alemania con 33 oros, 26 platas y 30 bronces, totalizando 89 medallas. En segundo lugar, Estados Unidos con 24 oros, 20 platas y 12 bronces, totalizando 56 medallas. En tercer lugar, Hungría con 10 oros, 15 platas y 16 bronces, totalizando 41 medallas. En cuarto lugar, Italia con 8 oros, 9 platas y 5 bronces, totalizando 22 medallas y en quinto lugar, Finlandia con 7 oros, 6 platas y 6 bronces, totalizando 19 medallas. Iniciados en 1886, poco a poco los Juegos Olímpicos se transformaron en uno de los principales eventos culturales del planeta y su organización demandaba la participación directa del poder público y de la iniciativa privada. Los megaeventos actualmente son tomados en la actualidad como una estrategia para reformular, reordenar e rehabilitar espacios degradados de la ciudad.

Estatua de Jesse Owens en el Parque Memorial en Oakville, Alabama, EE.UU.

    Se observa que obras planificadas y previstas para ese fin demoran años, si no décadas, para ser implementadas por los trámites habituales. Los megaeventos pasaron a ser usados como la excusa para la realización de esas obras, onerosas al erario público, desestabilizadoras del orden cotidiano (por alterar el flujo del tránsito e impedir el acceso, entre otros trastornos) y de finalidad discutible cuando no cuenta con la participación popular. Conforme afirma Vigarello, el deporte es necesariamente político. ¿Qué decir entonces de los Juegos Olímpicos de 1936 realizados en el ápice del nazismo? En función de la derrota sufrida en la I Guerra Mundial, Alemania fue excluida de las competiciones olímpicas por 10 años. Así, la elección de Berlín como sede de la competición olímpica de 1936 era un deseo de las autoridades alemanas. Tal pretensión era reforzada por una cultura de valorización de la actividad gimnástica y deportiva diseminada entre la juventud alemana. En este sentido, los Juegos Olímpicos estaban en perfecta sintonía con las ideas del nacionalismo alemán.

El orden era para impresionar al mundo

    La presencia de Hitler y la determinación de mostrar al mundo la perfección del nazismo produjeron muchas teorías y análisis al respecto de la influencia de la política y de la ideología en el Olimpismo y la flexibilidad con que el Movimiento Olímpico lidiaba con las cuestiones políticas y nacionales (Rubio, 2007).

    Se acreditaron para Berlín ’36 aproximadamente tres mil periodistas. Ya sea por el creciente interés acerca del deporte o por causa de la curiosidad sobre lo que ocurría en aquellos días en Alemania, los profesionales de la prensa realizaron una gran cobertura del evento, siendo recibidos personalmente por Joseph Goebbels, el responsable del área de comunicación y difusión nazi (López, 1992).

    No se sabe con certeza si los vencedores de los Juegos de 1936 sacaron ventajas políticas substanciales de sus éxitos deportivos, pero lo que es verdad es que la imagen política de Hitler salió reforzada no sólo en suelo alemán, sino también en el exterior (Beamish & Ritchie, 2006). De acuerdo con Lira (2010), el racismo fue una de las cuestiones que estuvo en el tapete durante la realización de algunos eventos olímpicos. Citamos como ejemplo, el año de 1936, por ejemplo, durante la realización de los Juegos de Berlín, el canciller alemán Adolf Hitler quería aprovechar los Juegos Olímpicos para demostrar la superioridad de la raza aria y promover el nazismo, optando entonces por retirarse del estadio para no tener que saludar al atleta afro-norteamericano Jesse Owens por su victoria frente a uno de los grandes atletas alemanes.

    Otro hecho relevante relacionado al racismo ocurrió en la Ciudad de México (1968), cuando los atletas estadounidenses Tommie Smith y John Carlos subieron al podio usando guantes negros y mantuvieron los puños cerrados y erguidos para protestar contra el prejuicio racial que imperaba en los Estados Unidos.

La política en los deportes

    El Comité Olímpico Internacional anunció en 1931 que los Juegos de 1936 serían realizados en Berlín. Todo indica que la elección fue política, pues, establecida la vuelta de Alemania al escenario mundial, tras el aislamiento producto de su derrota en la Primera Guerra Mundial.

    A pesar de que los Juegos Olímpicos de Berlín se confunden con el régimen nazi, es importante destacar que la postulación de la ciudad ocurrió todavía durante la República Constitucional. Según Salvador (2004) todavía en 1932 el Partido Nacional Socialista se oponía a la realización de los Juegos Olímpicos en Berlín a causa de su carácter cosmopolita y alto costo, además de las implicaciones integradoras y multirraciales. Apenas en enero de 1933, con la ascensión de Hitler al poder es que esa situación se transformó. A partir de marzo de 1933 Hitler aceptó con entusiasmo los Juegos Olímpicos en Berlín y afirmó su determinación de realizar una edición de los Juegos por entender que ellos contribuirían a favorecer la relación de Alemania con otras naciones del mundo. El legado político de los Juegos Olímpicos de Berlín provoca hasta los días de hoy intensos debates entre los estudiosos del tema, principalmente por la imposibilidad de distanciar la realización material de la competición de todos los objetivos implícitos en esa tarea, afirmando la proximidad entre Juegos Olímpicos, ideología y Estado. Sin embargo, en 1936, el líder del Partido Nazi, Adolf Hitler, se tornó canciller de Alemania. Hitler transformó la democracia alemana en una dictadura que perseguía a los judíos, a los gitanos, y a todos los adversarios políticos, inclusive en los deportes. La imagen de los deportistas alemanes de la década de 30 sirvió para promover el mito de la superioridad racial y del valor físico de los "arios", un pueblo de Asia Central de la prehistoria. Tales imágenes también reflejaban la importancia que el régimen nazi daba a la buena forma física, un prerrequisito para alistarse en el servicio militar. Podemos decir que los Juegos Olímpicos de Berlín pueden ser tomados como ejemplo para organizar los demás Juegos Olímpicos, toda vez que la Alemania nazi es detestable, pero no los Juegos Olímpicos que ellos organizaron en Berlín. No hay duda de que los Juegos de Berlín fueron un éxito de organización y de público, éxito que costó 30 millones de dólares al gobierno, destinados a la construcción de estadios, gimnasios, piscinas y demás instalaciones. En verdad, Hitler sabía de la importancia y del impacto de aquel evento, pues, ninguna otra máquina de difusión era capaz de tanta publicidad como los Juegos Olímpicos.

    Los profesionales de la prensa realizaron una gran cobertura del evento. En medio a ese cuadro los Juegos Olímpicos fueron manipulados como una forma más de demostración de poder político y fuerza social. Las medallas pasaron a ser contadas como puntos a favor de sus respectivos regímenes, afirmando una forma de superioridad no pretendida por el Movimiento Olímpico.

Owens y Hitler

    En los Juegos Olímpicos de Berlín se pueden percibir los esfuerzos de los nazis para comprobar la superioridad de los arios, glorificando la fuerza física, la salud y la pureza racial de los alemanes. Esto es, fueron hechas tentativas para comprobar la teoría del "ario" en términos de superioridad racial, en relación a una posible raza "inferior". Sin embargo, esa tentativa de enaltecer la "raza aria" fue derrumbada por el norteamericano Owens, ganador de cuatro medallas de oro en estos Juegos. Antes de comenzar la saga de Owens, Cornelius Johnson, otro atleta negro, ganó la medalla de oro en salto en altura. En seguida Owens venció los 100 metros llanos. Con un tiempo de 10s3, igualó el record olímpico establecido cuatro años antes. Al día siguiente, venció los 200 metros, conquistando su tercera medalla de oro en 3 días, venciendo a los oponentes, a la lluvia y al viento en Berlín, con un tiempo de 20s7. Jesse Owens además cerró la posta norteamericana de 4x100 metros, conquistando así su cuarta medalla de oro. Las victorias en Berlín y la consternación causada en Hitler transformaron a Jesse Owens en el símbolo de los Juegos de 1936.

Una vida no tan victoriosa

    A pesar del clima hostil en Berlín, Owens triunfó en la carrera de 100 metros, la carrera de 200 metros y salto en distancia. Con el equipo de relevos de 4x100 metros ganó su cuarta medalla de oro. Con eso, Owens se tornó el primer norteamericano en la historia del atletismo en conquistar cuatro medallas de oro en una única Olimpiada, hasta 1984, cuando Carl Lewis ganó la misma cantidad medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Verano de Los Angeles 1984.

    Jesse Owens largó bien en la prueba de 100 metros rasos, sobrepasando a todos sus formidables oponentes y cruzó la línea de llegada con un tiempo de 10,3 segundos, igualando al récord mundial. En los 200 metros estableció un nuevo récord olímpico de 20,7 segundos. En salto en distancia fueron 8,06 metros, otro récord olímpico. Finalmente, junto con otros miembros de su equipo, Jesse Owens ayudó a establecer un nuevo récord mundial de 39,8 segundos en los relevos de 4x100 metros.

    De acuerdo con Hopwood (2012), Owens comentó más tarde que la verdadera Olimpiada es la vida, la vida interior de cada persona. La propia vida es una Olimpiada donde luchamos todos los días para mejorar nuestros propios récords. Primero, tenemos que ser fuertes. No existe ninguna forma de vencer en este mundo caótico si uno se entrega a su debilidad. No importa lo que los otros puedan decir o hacer, uno debe juntar todas sus habilidades y colocarlas en práctica. Cada uno de nosotros debe encontrar su propio camino, hacer resplandecer nuestra propia ruta y recorrerla valientemente. De esta manera, podemos engalanar nuestra vida con victorias duraderas.

    De acuerdo con Hopwood, en su autobiografía, Owens recordó: "Cuando volví a mi país natal, después de todas las historias que dicen que no fui invitado para apretar las manos de Hitler, tampoco fui invitado para ir a la Casa Blanca para apretar la mano del presidente." Después de los Juegos Olímpicos, Owens tuvo dificultades para encaminar su vida y se dedicó a la promoción deportiva, esencialmente, transformándose en un animador. Para conseguirse un ingreso, Owens realizó distintas exhibiciones, como correr contra caballos de carrera antes de los partidos de la liga de béisbol profesional.

Consideraciones finales

    Conforme menciona Souza (2012), en diversas situaciones, muchas personas se limitan a observar que los nazis emprendieron una gran persecución hacia los judíos. En términos de enseñanza el profesor puede usar el desarrollo de los Juegos Olímpicos de 1936 para mostrar otra faceta del racismo nazi. Frente de la dimensión internacional del evento, los representantes del Estado nazi no sólo buscaban la realización de un evento que promoviera el progreso del nuevo gobierno, sino también establecer en la competición deportiva una forma de reafirmar la superioridad del pueblo alemán. La ideología nazi determinaba que los arios constituían una raza superior a todas las demás. Al mismo tiempo, se puede discernir que la victoria de un atleta negro ponía en evidencia no sólo el racismo inherente al nazismo, sino también su ineficacia frente de la capacidad que Jesse Owens tuvo para conquistar varias medallas de oro. De esta forma, además de evidenciar las cuestiones del contexto trabajado, el profesor puede aprovechar esta misma discusión para destacar la fragilidad que el comportamiento racista posee en la vida cotidiana. Con esto, queda evidenciado que el estudio del pasado también puede significar un espacio significativo en la formación de ciudadanos críticos y capaces de cultivar el respeto hacia sus semejantes.

Referencias bibliográficas

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