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Características de la espondilitis anquilosante

 

Universidad de Cienfuegos

(Cuba)

Aliuska Suárez Calderón

asuarezc@ucf.edu.cu

 

 

 

 

Resumen

          En la presente investigación se pone de manifiesto las características de la Espondilitis anquilosante (EA). Se plantea que esta enfermedad es un proceso inflamatorio de causa desconocida que ataca principalmente el esqueleto axial, pero también puede afectar a las articulaciones periféricas y a las articulaciones extraarticulares. Se utiliza diferentes métodos para la búsqueda de las informaciones (analítico-sintético, revisión bibliográfica y revisión de documentos oficiales); se pudo constatar que la EA suele comenzar a los decenios segundos y terceros de la vida. Su prevalencia es aproximadamente tres veces mayor en los hombres que en las mujeres.

          Palabras clave: Espondilitis anquilosante.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 178, Marzo de 2013. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    La EA es una enfermedad muy antigua, los primeros indicios encontrados fueron lesiones típicas en una momia egipcia que vivió hace más de 8.000 años. No es hasta 1691 que el irlandés Bernard Connor describe “un tronco de esqueleto humano, donde las vértebras, las costillas, el sacro y los ilíacos, que naturalmente son distintos y separados, no forman más que un solo hueso continuo e inseparable, diagnosticando por primera vez algunas de las secuelas de la enfermedad”.

    A finales del siglo XVIII, Strümpell, Bechterew y, sobre todo, Marie realizan una descripción clínica y evolutiva de la EA. Pese a que éste último ya la separa de la artritis reumatoide, en los países anglosajones no se considera como una enfermedad diferente hasta los años sesenta.

    En Krebs (1931) describe las alteraciones radiológicas típicas, especialmente la afectación sacroilíaca, y en 1950 Forestier y Rotés individualizan la hiperostosis vertebral con la que hasta entonces se confundía.

    Los primeros tratamientos que se les diagnosticaba a los pacientes con EA a principios del siglo XIX, era la inmovilización con chalecos de yeso, con la creencia de que las articulaciones inflamadas de la columna y de la pelvis en reposo podrían ser benéficas. Este enfoque terapéutico fue abandonado en 1940 cuando los reclutas que tenían su venda de yeso, se las quitaban tempranamente iniciando el ejercicio físico con lo cual, mejoraban los síntomas y disminuían la inmovilidad. Teniendo en cuenta lo anterior planteado se pudo caracterizar a la Espondilitis anquilosante.

Desarrollo

    Cada autor consultado define el concepto espondilitis anquilosante de diferentes formas según sus puntos de vistas y tal vez la experiencia de su trabajo.

    Según la Revista Cubana Medicina (2007) La EA es una enfermedad reumática crónica progresiva que afecta primariamente el esqueleto axial. Los procesos inflamatorios en las articulaciones de la columna vertebral que caracterizan esta enfermedad pueden conllevar su anquilosis y la invalidez del individuo.

    Al respecto Taurog (2002) plantea que la EA es un proceso inflamatorio de causa desconocida que ataca principalmente el esqueleto axial, pero también puede afectar a las articulaciones periféricas y a las articulaciones extraarticulares. Esta enfermedad suele comenzar en el segundo y tercer decenio de la vida. Su prevalencia es aproximadamente tres veces mayor en los hombres que en las mujeres. Se le considera como el prototipo de las espondiloartropatías.

    Los autores Gijón y Balsa (1992) son del criterio que la EA es una enfermedad que se caracteriza por la inflamación de las articulaciones sacroilíacas y las uniones entre los ligamentos y las vértebras, con calcificación secundaria y la consiguiente pérdida de la movilidad de la columna.

    En este sentido la EA o anquilopoyética es una enfermedad inflamatoria crónica, que se incluye dentro de las espóndilo-artropatías, grupo de enfermedades que presentan similitudes en algunas de sus manifestaciones clínicas, asociación al antígeno de histocompatibilidad HLA-B27, en determinadas características radiológicas, respuesta a tratamientos, etc. Estos espóndilos-artropatías incluirán enfermedades como el: Síndrome de Reiter, artritis y espondilitis psoriásica, espóndilo artropatías juveniles, artritis reactivas, artritis y espondilitis enteropática, etc.

    La EA o anquilopoyética es una enfermedad reumática que causa inflamación de las articulaciones de la columna vertebral y de las sacroilíacas. Se suele manifestar con fases de dolor lumbar, puede afectar a toda la columna y a las articulaciones periféricas y ocasiona dolor en la columna y en las articulaciones, rigidez vertebral, pérdida de movilidad y deformidad articular progresiva. Puede acompañarse de manifestaciones extraarticulares, como inflamación en los ojos o en las válvulas del corazón.

    La EA juvenil, es un tipo de artritis que afecta a la columna vertebral y a los sitios donde los músculos, los tendones y los ligamentos se adhieren al hueso. "Anquilosante" significa "agarrotado" o "rígido", "espondil" quiere decir "columna vertebral" e "itis" hace referencia a una inflamación.

    La EA es una enfermedad reumática dolorosa y progresiva que afecta principalmente a la columna vertebral. También puede afectar otras articulaciones, tendones y ligamentos de distintas áreas como los ojos y el corazón.

    La EA es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta fundamentalmente a las articulaciones de la columna vertebral, las cuales tienden a soldarse entre sí, provocando una limitación de la movilidad (de ahí el término anquilosante, que proviene del griego ankylos y significa soldadura, fusión). Como resultado final se produce una pérdida de flexibilidad de la columna, quedándose rígida y fusionada.

    Al respecto, la EA es un tipo de artritis que afecta más habitualmente a las articulaciones y a los ligamentos de la columna y produce resultados en grado variable de dolor, rigidez y discapacidad. La fisioterapia es un tratamiento importante para mantener o mejorar el movimiento en la columna, mejorar el estado físico y reducir el dolor.

    En este sentido Ferreiro asume como EA, también denominada espondilitis anquilopoyética, a un proceso reumático inflamatorio, de curso crónico, que afecta fundamentalmente a las articulaciones situadas en la columna vertebral y a las que unen la columna a la pelvis (sacroilíacas). Algo más de la tercera parte de los enfermos sufrirá inflamación de otras articulaciones (pequeñas articulaciones del pie, tobillos, rodillas, caderas, etc.), casi siempre en las extremidades inferiores.

    Los autores consultados en las diferentes literaturas difieren en que la espondilitis anquilosante:

  1. Se caracterizan por ser seronegativa, sin presencia de factor reumatoideo, distinguiéndose así de la artritis reumatoidea.

  2. Se compaña de manifestaciones extraarticulares, como inflamación en los ojos o en las válvulas del corazón.

  3. Es un tipo de artritis que afecta a la columna vertebral y a los sitios donde los músculos, los tendones y los ligamentos se adhieren al hueso.

  4. Se presenta como enfermedad aislada la mayoría de las veces, aunque, en algunos casos puede asociarse a una enfermedad de la piel llamada psoriasis o a enfermedades inflamatorias del intestino.

  5. Es un tipo particular de artritis que afecta especialmente a las articulaciones de la columna vertebral y a las sacroilíacas.

    Según el criterio de las diferentes teorías revisadas se asume el concepto reflejado a continuación como definición operacional en esta investigación: La EA es un proceso reumático inflamatorio, de carácter crónico que afecta principalmente a las articulaciones vertebrales, a las sacroilíacas y al esqueleto axial. Puede afectar a toda la columna y a las articulaciones periféricas, ocasionando dolor en las articulaciones, rigidez vertebral, pérdida de movilidad y deformidad articular progresiva.

Incidencia de la Espondilitis Anquilosante

    Según los autores del Manual Merck, la espondilitis anquilosante es tres veces más frecuente en hombres que en mujeres y suele aparecer entre los 20 y 40 años de edad. Es de 10 a 20 veces más frecuente en familiares de primer grado de pacientes con espondilitis anquilosante que en la población general, y la prevalencia elevada del antígeno tisular HLA-B27 en la raza blanca o de HLA-B7 en la raza negra apoya la idea de una predisposición genética, aunque pueden contribuir los factores ambientales. El riesgo de EA en personas con HLA-B27 es de un 20% aproximadamente.

    Los factores de riesgo tienen que ver con antecedentes familiares de espondilitis anquilosante y el hecho de pertenecer al género masculino.

    Antiguamente se creía que la enfermedad se presentaba con el triple de frecuencia en los hombres que en las mujeres. Este error se debe a que la enfermedad se presenta con síntomas más ligeros en las mujeres que en los hombres por lo menos en lo que se refiere a osificación o endurecimiento de la columna vertebral. Los primeros síntomas aparecen por lo general entre los 20 y los 25 años de edad, y sólo en el 5% de los casos después de los 40.

    La aparición de la enfermedad está estrechamente relacionada con el HLA-B27, un antígeno que parece jugar un papel muy importante en la función del sistema inmunológico. Por esta razón se supone que se trata de un mal hereditario. Si bien el HLA-B27 es el gen más conocido en este contexto, no se puede descartar la posibilidad de que otros genes también estén involucrados en la transmisión hereditaria de la enfermedad.

    En Gran Bretaña y los Estados Unidos, al 90% ó más de los pacientes se les manifiesta la EA después de los dieciséis años.

    La diferencia entre la aparición de la enfermedad en los adultos y los niños tiene que ver con el hecho de que a los niños se les suele presentar, no con dolor de espalda, sino de las articulaciones periféricas, generalmente la rodilla, la cadera, el tobillo u otras articulaciones mayores. Por lo que respecta a la prognosis a largo plazo, los niños que manifiestan espondilitis precoz son más proclives a sufrir una enfermedad de cadera persistente que puede hacer necesario reemplazarla totalmente. Dado que esta operación no suele presentar ninguna complicación, tal eventualidad no habría de preocupar excesivamente.

    La principal diferencia entre sexos es que las mujeres tienden más a la espondilitis de las articulaciones periféricas (reminiscente de la de los niños) y tal vez sufren una espondilitis de columna menos agresiva. Así, a las mujeres se les solía etiquetar equivocadamente como pacientes de "artritis seronegativa" o una de las demás enfermedades inflamatorias de las articulaciones. En general, el tratamiento es el mismo para ambos sexos aunque, por supuesto, hay que tener un cuidado especial con las mujeres en edad de gestar.

    La Espondilitis anquilosante es una enfermedad frecuente, sobre todo en personas de piel blanca (0.5-1% de la población). Habitualmente aparece en varones entre los 20 y 30 años de edad. En mujeres es menos frecuente y suele ser más leve.

    Al respecto Ferreiro es del criterio que la mayoría de los casos comienza entre los 15 y 30 años con predominio de los varones: 3-6 por cada mujer.

    No hay criterios unificadores del comienzo de la EA, cada autor tiene una opinión diferente a cerca del tema en cuestión. Nos adscribirnos a la opinión que los síntomas de la EA pueden aparecer antes de los 10 años de edad. Respecto a la prevalencia tanto en hombres como en mujeres hay más coincidencias, ya que casi todos estos autores emiten que es mas frecuente en el sexo masculino que en el femenino.

Etiología de la EA

    La etiología de la espondilitis anquilosante, es todavía desconocida. La posibilidad de heredarla está en estudio, el riesgo de padecerla cuando existen familiares de primer grado, afectados es mucho mayor, al riesgo que tiene el resto de la población.

    Al parecer los factores genéticos juegan un papel importante, hay que destacar la predisposición genética del individuo, ya que es habitual encontrar en la persona afectada el antígeno de histocompatibilidad HLA-B27. Esta teoría no es definitiva pues sólo un 6% de la población es portadora del antígeno, además un 5% de enfermos de espondiloartritis no es portador del HLA-B27, hecho que evidencia que no es necesaria la presencia de esta glicoproteína para desarrollar la enfermedad.

    La causa de la espondilitis anquilosante juvenil (EAJ) es desconocida. Sin embargo, se sabe que los niños que heredan un gen llamado HLA B27 de uno o ambos padres están más predispuestos a desarrollar la enfermedad que aquellos niños que no lo tienen.

    Según los autores Baños y Criado (1992) plantean que la causa de la EA es desconocida pero se sabe que está relacionada en todo el mundo con el antígeno de histocompatibilidad HLA-B27. En los pacientes de piel blanca, la frecuencia de este antígeno se aproxima al 90% y algo menos en afroamericanos y japoneses.

    Los autores de las diferentes bibliografías consultadas no saben cual es la causa de la Espondilitis anquilosante, reconociendo que está asociado con el antígeno de histocompatibilidad HLA-B27, pero no todas las persona portadoras de este antígeno pueden desarrollar dicha enfermedad.

Síntomas de la EA

    Los principales síntomas de la enfermedad habitualmente se advierten al final de la adolescencia o al comienzo de la edad adulta:

  • Dolor sordo, de comienzo indicioso, que se percibe profundamente en los glúteos y la región lumbar baja y que se acompaña de rigidez lumbar matutina de varias horas de duración, que mejora con el ejercicio y reaparece después de un periodo de inactividad.

  • Pérdida de movilidad de la columna, limitación de los movimientos de flexión, extensión y hacia los laterales a nivel de la columna lumbar y menos amplitud de las excursiones respiratorias.

  • Suele haber hipersensibilidad con la palpitación en las zonas con sensibilidad ósea sintomática y espasmos de los músculos parasimpáticos.

    La persona que tiene EA suele ser un dolor lumbar o lumbago, que se produce por la inflamación de las articulaciones sacroilíacas y vertebrales. Este dolor es de tipo inflamatorio, y se manifiesta de forma insidiosa, lenta y paulatina, no pudiendo precisarse con exactitud el instante en el que comenzó el síntoma.

    El lumbago aparece cuando el paciente se encuentra en reposo, mejorando con la actividad física. De esta forma el dolor suele ser máximo en las últimas horas de la noche y en las primeras de la madrugada, cuando el paciente lleva un largo rato en la cama.

    La espondilitis anquilosante es una enfermedad sistémica, lo que significa que puede afectar a otros órganos del cuerpo. En algunas personas puede causar fiebre, pérdida de apetito, fatiga e incluso inflamación en órganos como pulmones y corazón, aunque esto último ocurre muy raramente.

Tratamiento de la EA

    La espondilitis anquilosante es una enfermedad cuya gravedad es relativa. El esfuerzo del paciente por no caer en el abandono físico, el buen control del médico y el comportamiento impredecible de la enfermedad son factores a tener en cuenta para la vida diaria de las personas que la sufren.

    Según los autores Taurog y Meter (2002) La mayoría de los pacientes necesitan de antiinflamatorios para que el alivio de sus síntomas les permitan mantener su actividad funcional. Teniendo en cuenta que el ejercicio aumenta la movilidad y mejora la capacidad funcional, plantean que no se dispone de un tratamiento definitivo para la espondilitis anquilosante, la finalidad principal de las medidas terapéuticas es tratar de que el paciente participe deliberadamente en un programa de ejercicios diseñados para conseguir postura funcionalmente útiles y conservar la mayor amplitud de los movimientos.

    Al respecto Baños y Balsa (1992) plantean que el tratamiento farmacológico se basa en la administración de fármacos antiinflamatorios no esteroides a dosis habituales. Se basan en dos principios fundamentales: eliminar la inflamación, mantener la movilidad y suprimir las deformaciones. Aconsejan además ejercicios de rehabilitación diariamente y deportes suaves como la natación.

    En el Manual Merck, se referencia a la gran dependencia de los fármacos a la a que los pacientes con espondilitis anquilosante están sometidos, aunque plantea que la dosis diaria de (AINE) debe ser la mínima posible, pero pueden ser necesarias dosis máximas de fármacos como la indometacina para controlar la enfermedad activa.

    Se plantea que los narcóticos, son otros analgésicos potentes y los relajantes musculares carecen de propiedades antiinflamatorias y se deben prescribir sólo a corto plazo como coadyuvantes para ayudar a controlar el dolor de espalda y el espasmo muscular.

    Actualmente no existe ningún tratamiento capaz de curar definitivamente la enfermedad. Sin embargo, sí existen una serie de medicamentos eficaces y técnicas de rehabilitación que alivian el dolor y permiten una buena movilidad, con objeto de lograr una buena calidad de vida.

    Los medicamentos antiinflamatorios (AINE) consiguen disminuir e incluso suprimir la inflamación articular, aliviando de esta forma el dolor y permitiendo un adecuado reposo nocturno. Estos fármacos no producen habituación, ni adicción, por lo que pueden tomarse en periodos prolongados de tiempo. Sin embargo, las personas con antecedentes de úlcera de estómago o de duodeno o con problemas de riñón deberán tener más precaución con su uso.

    Se recomienda que los pacientes con espondilitis anquilosante deben tener como tratamiento: antiinflamatorios, analgésicos y rehabilitación, siendo esta última esencial para que los individuos que padecen espondilitis anquilosante, realicen los ejercicios físicos recomendados por el reumatólogo.

Conclusiones

  • La EA es un proceso reumático inflamatorio carácter crónico, que afecta principalmente a las articulaciones vertebrales en general y a las sacroilíacas encargadas de unir la columna vertebral con la pelvis, en particular. Puede producirse la inflamación de otras articulaciones de los miembros, como tobillos, rodillas, muñecas, caderas, etc., teniendo mayor prevalencia en las extremidades inferiores.

  • El tratamiento de la espondilitis anquilosante juegan un papel fundamental la gimnasia y la fisioterapia para conservar la movilidad de las articulaciones y evitar el deformamiento paulatino de la columna vertebral.

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