El trabajo comunitario de las redes de apoyo social al adulto mayor como promoción de salud |
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Facultad de Santiago De Cuba Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte “Manuel Fajardo” |
MsC. Raquel Morasén Cuevas (Cuba) |
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Resumen El envejecimiento es un fenómeno global que tiene su incidencia en todos los países de América Latina y el Caribe, es este grupo uno de los más vulnerables dentro de la sociedad a las deficiencias sociales, es por ello que son cada vez más las gestiones que deben acometerse para tratar de aliviar la carga que significa las personas de la tercera edad, jugando un papel significativo las redes de apoyo social al anciano tanto formales como informales que contribuyen y juegan un rol muy importante en la interacción del anciano con su entorno para el logro de un envejecimiento satisfactorio. Para esta investigación se hizo una revisión bibliográfica sobre las redes de apoyo al adulto mayor como objetivo fundamental pudiendo hacer un análisis del papel que desempeñan fundamentalmente en el plano comunitario exaltando la preocupación por mantener al anciano físicamente activo jugando un rol importante el ejercicio físico factor que garantiza el estado saludable del adulto mayor. Palabras clave: Adulto mayor. Trabajo comunitario. Promoción de la salud.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 177, Febrero de 2013. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción
La tendencia hacia el envejecimiento rápido de la población latinoamericana y del Caribe es un hecho ya reconocido.
En general el sistema de protección social en los países de América Latina especialmente la ligada a necesidades económicas y de salud, no cubre a toda la población o su aporte es insuficiente para mantener una calidad de vida acorde con las exigencias de las edades avanzadas. Ello hace que una parte significativa de la población mayor deba seguir trabajando u obtener recursos de sus familias o de otras redes sociales.
Existe consenso de que el estado juega un papel activo en los esfuerzos por mejorar las condiciones de vida de las actuales personas mayores, pero también en crear condiciones para que los ahora adultos jóvenes puedan llegar a la madurez con independencia económica y buenas condiciones de salud y les permitan vivir la vejez en forma adecuada y activamente, disminuyendo los costos personales, sociales y económicos de las incapacidades tempranas. Sin embargo es impensable si no se cuenta con una estructura social que permita, facilite y potencie las redes de apoyo, de intercambio de carácter informal existentes en toda sociedad y que tome cuerpo en torno a los apoyos familiares y comunitarios.
El estudio de las redes de apoyo es importante porque constituyen la base de las ayudas que las personas requieren, son las instancias donde toman sentido los roles sociales, y son el soporte de aquellos estímulos sociales que promueven la sensación de pertenencia y generan la integración social, constituyendo de gran importancia la promoción y contribución al desarrollo del ejercicio físico en el adulto mayor a fin de mantenerlo activo y saludable.
Durante años la categoría redes sociales fue asumida como indicador de apoyo si se pertenecía a una red se estaba apoyado. La investigación gerontológica desmintió tal aseveración y empezó la preocupación por un análisis más detallado de la calidad, frecuencia, efectividad disponibilidad los apoyos.
El estudio del tema de redes de apoyo reviste, aparte de su novedad en el marco del estudio del envejecimiento, una importancia singular .Cómo viven las personas mayores, los arreglos familiares, las transferencias, las redes de apoyo, son temas que no pueden analizarse fuera del contexto social y económico que los modela y desde otras dimensiones como educación, salud, asistencia y seguridad que lo determinan.
Objetivo
Valorar el papel que desempeñan las redes sociales de apoyo al adulto mayor en la comunidad fin de mantenerlo activo y saludable.
Desarrollo
“Nadie envejece solo por vivir un número de años, la gente envejece únicamente al abandonar las ideas. Los años arrugan el rostro, pero peder el entusiasmo arrugan el alma”.
La vejez fue salmódicamente alabada por los antiguos griegos y romanos, árabes y persas. La importancia de los ancianos en la sociedad fue trascendental, representaban el tesoro de la minoría y guardaban los descubrimientos de los grupos humanos, en épocas en que no habían escrituras para archivar la memoria y la mayoría de la gente no sabía leer. La edad era un criterio objetivo de autoridad (consejo de ancianos), los viejos eran los especialistas en el pasado.
El envejecimiento, es un proceso, no es un estado, por ello la gerontología, se define como ciencia que trata de la vejez y así también se recoge en el diccionario de la Real Academia Española, es una ciencia extremadamente reciente. Se ha desarrollado en la segunda mitad del siglo XX, porque es cuando ha comenzado a producirse un fenómeno extremadamente importante, el envejecimiento de la población.
Este fenómeno, ha sido debido a dos factores esenciales, de una parte la mortalidad ha disminuido a la vez que se ha incrementado la esperanza de vida y todo ello junto a una fuerte caída de la tasa de natalidad.
Esto da lugar a mayor cantidad de personas adultos mayores en el mundo tanto en proporción como en números absolutos, por tanto se debe pensar en ajustar, los sistemas y servicios de las sociedades que envejecen para que las personas de edad puedan disfrutar de ingresos y atención de la salud sostenible.
El fenómeno del envejecimiento de la población, que se inicio en los países desarrollados hace varias décadas avanza con extraordinaria rapidez, esto ha impulsado a las organizaciones internacionales a los gobiernos nacionales y a las asociaciones científicas gremiales, entre otras a analizar el tema y adelantar planes y acciones que puedan dar respuestas oportunas adecuadas y económicamente factibles a los efectos de dicho envejecimiento.
La ONU, ha estudiado la cuestión de las personas de la tercera edad desde 1948, cuando la asamblea general aprobó la resolución 213, relativa al proyecto de declaración de los derechos de la vejez. Desde entonces el tema fue abordado de forma directa por la asamblea y por los organismos interesados en las cuestiones sociales. Si embargo en 1977, se abordó el problema de forma directa al hacer énfasis en que era necesario organizar una Asamblea Mundial sobre las personas de edad, en 1978, se acordó que dicha conferencia tuviera lugar en 1982, desde entonces las Naciones Unidas han adoptado medidas de gran importancia tales como el plan de acción internacional sobre envejecimiento, aprobado en la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento de Viena en 1982, recomienda medidas en sectores tales como el empleo y la seguridad económica, la salud y la nutrición, la vivienda, la educación y el bienestar social, además asegura que las personas de edad son consideradas como un grupo de población diverso y activo con aptitudes diversas y necesidades especiales en algunas cosas.
En 1991, la Asamblea de Naciones Unidas, señaló un conjunto de principios que se deben de respetar en cuanto a los ancianos. Entre ellos se encuentran los relativos al ascenso a los alimentos, al agua, a la vida a los servicios de salud, mediante la previsión de ingresos la capacitación y el apoyo familiar y comunitario. Además se le convoca a participar en las decisiones de su jubilación, a formar asociaciones y vivir con dignidad.
En 1992, fue aprobada la proclamación sobre el envejecimiento en una conferencia Internacional sobre el envejecimiento, que tuvo lugar por el 10 Aniversario de la Asamblea Mundial sobre el envejecimiento y establece la orientación general para seguir aplicando el plan de acción y proclamó 1999, como año Intencional de las personas de Edad. Este año tenía como tema unificador hacia una sociedad para todas las edades.
En 1998 tuvo lugar en Cuba la reunión del grupo de experto, en ella participaron especialistas del tema, en el taller Envejecimiento en Cuba, tendencias y estrategias, con el auspicio del Ministro de Salud Pública y La Organización Panamericana de Salud. Este taller ilustró una vez más la importancia que nuestra sociedad les otorga a los adultos mayores.
La información demográfica disponible permite confirmar que la población de América Latina y el Caribe, presenta una marcada tendencia al envejecimiento que será mucho más pronunciada en las próximas décadas.
Las políticas de vejez se entienden, como aquellas acciones organizadas por el Estado, frente a las consecuencias sociales económicas y culturales del envejecimiento poblacional e individual y nos permite tener una visión, del Estado en acción a través de la diferente toma de posiciones de este respecto a una determinada cuestión.
Por mucho tiempo se consideró que los problemas del envejecimiento y de los viejos formaban parte de la viada natural y que habían que resolverlos en el ámbito individual en cada caso se convirtieron en objeto de problemas públicos solo cuando se empezó a definir a la vejez como una categoría social, distinta, compuesta por personas que en razón de su edad merecían consideraciones especiales.
En América Latina y el Caribe, existe una presencia política muy débil de planes y políticas coherentes a favor de los ancianos tanto por parte de las instituciones, como de los grupos que los representan.
En consecuencia hay una necesidad imperiosa y de corto plazo de abrir un espacio político que permita otorgar una identidad definida a este grupo social, así como un desarrollo armónico que permita satisfacer sus urgentes demandas.
Para lograr el bienestar de los ancianos es indispensable la participación de varios sectores que deben actuar enérgicamente, hacía objetivos comunes, de acuerdo con el momento histórico y la etapa de evolución de la sociedad.
Es preciso que las políticas y los programas que se diseñen para los ancianos hagan hincapié en la inserción de los mismos en la comunidad. Se debe también promover la organización de los beneficios que le conciernen.
En nuestro país se están promoviendo numerosas acciones a favor del estudio y atención a la tercera edad. Aun los estudios apuntan más a aspectos médicos demográficos o psicológicos, relacionados también con estudios de cualidades aisladas de nuestros mayores.
“El adulto mayor en Cuba ocupa más del 12 % de la población y se espera que para el año 2025, uno de cada cuatro cubanos se encuentre en instituciones, el 9 % vive solo y resto lo hace en convivencia familiar”.
El ministro de salud publica incluye la atención a los mayores dentro de los programas priorizados que deben de cumplir los médicos de familia quienes a su vez promueven la existencia de los llamados círculos de abuelos en coordinación con el Instituto de Deporte, Cultura física y Recreación.
El país cuenta además con las llamadas casas de los abuelos que ofrecen atención diurna y ciclos de alimentación a la población mayor de cada municipio. Estas Instituciones disponen de recursos básicos para la atención comunitaria a ancianos que pagan un precio módico por pasar el día en dicho centro aun cuando viven en familia.
A nivel comunitario también existen los liceos o clubes que se organizan entre los mayores de sus lugares de residencia y que radican en museos o en las casa de atención a la mujer y a la familia perteneciente a la FMC.
El Ministro de Cultura ha elaborado proyectos para la tercera edad en el Centro del Cultura Comunitaria.
Algo representativo en las últimas investigaciones ha sido el hecho de que la representación social de la vejez se expresa como pérdida y muy temida para los tres grupos de edades. Ello pudiera ilustrar la carencia de políticas educativas que contribuyan al mejoramiento de la imagen de la vejez. El desarrollo de política educativa en nuestro país aun carece del conocimiento de esta edad a pesar de que en Cuba los ancianos han desempañado un papel doméstico importante así como la incorporación, laboral y social en todos estos años “de hecho se les reconoce pero creo que aun no se les conoce”.
Es preciso que en Cuba los adultos mayores al igual que la familia, la comunidad en general tenga una preparación para la llegada de la vejez.
“Las necesidades de tribunas y de participación social de los mayores se incrementan y van emergiendo en las expectativas, necesidades de los mayores de estos tiempos y en los de mañana”.
El avance del conocimiento en relación con el proceso de envejecimiento demuestra claramente que cuando se logran las condiciones necesarias los ancianos pueden alcanzar un grado de autonomía independencia y bienestar que les permite continuar participando en forma activa en el desamparo y la organización de la sociedad con una aceptable calidad de vida.
La literatura científica ya cuenta y sobre todo en la última década con un conjunto de investigaciones y publicación teóricas acerca de la edad que permite una revisión del tema y un reto a la continuidad.
Uno de los autores que mayor aportes a realizado al trabajo con la edad en Latinoamérica es el psicogeriatra Argentino Leopoldo Salvarezza. Al describir esta etapa de la vida plantea que “la vejez es un tema conflictivo no solo para el que lo vive en sí mismo, sino también para aquellos que sin ser viejos diariamente la enfrenta desde sus salas profesionales de médicos, psicólogos, asistentes sociales, enfermeros, como hijos, como colegas, como socios, como vecinos, o como un simple participante anónimos de las multitudes que circulan por nuestras grandes ciudades.
Este autor de formación psicoanalista a realizado una sistematización de las principales teorías acerca de la vejez, fundamentalmente critica la denominada “teoría del desapego” o de la desvinculación, lo cual justifica el apartamiento progresivo de la sociedad debería proporcionar a los ancianos toda vez que han llegado a la edad de la muerte.
Salvarezza emplea el término “viejismo” para identificar esos prejuicios sociales negativos acerca de la edad y ha realizado numerosos trabajos dirigidos a los ancianos teniendo en cuenta el contexto teórico y psicoterapéutico de la vejez en nuestro continente.
El adulto mayor es portador de regularidades propias de una etapa del desarrollo humano así como de una serie de limitaciones en gran medida provenientes de una serie de prejuicios que la ha deportado la cultura.
Hasta hoy en día los autores estudiosos de la edad los incluyen a todos como adultos mayores o ancianos, indistintamente y comienzan a separar los estudios demográficos por proyectos específicos de trabajo.
Se ubica alrededor de los 60 años asociada la evento de la jubilación laboral incluso hoy comienza a hablarse de una cuarta edad para referirse a las personas que pasan de los 80 años.
Las nuevas generaciones de ancianos son más sanas, más sociables y más educadas en comparación con los mayores de antes. Muchos desean una jubilación temprana para continuar trabajando a medio tiempo o de manera voluntaria según sus economías.
El apoyo oficial o de instituciones comunitarias cobra mayor importancia con el aumento de ese sector de la población y de los años por vivir.
En la actualidades Latinoamérica y el Caribe lo que más caracteriza a la población mayor de esta área geográfica es su convivencia con la familia según datos ofrecidos en el seminario Introducción a la Gerontología organizado en 1996.
La mayoría de las personas de edad avanzada se pueden valer por sí mismas y cuentan con una familia que responden a sus interese materiales y afectivos. Se considera la salud del anciano como la capacidad funcional de atenderse a si mismo y desarrollarse en el seno de la familia y la sociedad lo cual le permite de una forma dinámica el desempeño de sus actividades, con respecto a ese apoyo familiar los ancianos se reportan diferentes motivaciones, se incluyen sentimientos de afecto, expectativas de reciprocidad siendo de obligación o deber. Desdichadamente no siempre se desarrollan de forma afectiva esas relaciones entre las personas de edades y la familia. La característica más general de la situación de la tercera edad en el contexto actual es la carencia de relaciones familiares. El anciano o la pareja anciana es frecuentada con tendencia, solamente los días festivos, reconocen la ausencia de la familia.
Se han creado numerosas sociedades gerontológicas pero aun los servicios de atención a los mayores carecen de las condiciones materiales y humanas necesarias para satisfacer sus necesidades. Según investigaciones ha aparecido cifras alarmantes de suicidios y otros fenómenos sociales, son sujetos más vulnerables a las políticas neoliberales que propician condiciones de desempleo y niveles de empobrecimiento en determinados sectores de la población.
El importante escritor Erikson, investigador sobre el tema del envejecimiento, denomina la fase final de la vida con el término de “vejez” apuntó como crisis característica de la etapa de la relación entre la “integridad del yo mismo contra la desesperación “. Según este autor para el viejo sería más integrado su yo a medida que acepte su vida pasada. De no ser así le espera la desesperación y un miedo constante a la muerte.
De acuerdo con Ericsson, “los niños llegan a no temerle a la vida si sus abuelos mantenido la integridad suficiente para no temerle a la muerte”. Describe entonces la vejez como la etapa que prepara al hombre para la etapa final, la muerte y para la experiencia de la soledad.
Una importante búsqueda en el campo del envejecimiento ha demostrado que muchos adultos mayores de 60 años mantienen identidades de edades subjetivas. De acuerdo con la visión popular de que uno es tan mayor como realmente se siente, hay evidencia de que estas autoconcepciones de la edad pueden ser mejores predoctores del funcionamiento físico, psíquico de adultos que envejecen que su edad cronológica.
Aunque se ha estudiado ampliamente las autopercepciones de la edad en los adultos mayores se sabe poco sobre como cambiar estas percepciones o si lo hacen difieren a lo largo de la vida. En la investigación del envejecimiento es importante la identificación de los patrones de desarrollo de las percepciones subjetivas de edad, porque no está claro si las percepciones de edad en adultos mayores reflejan una opinión sobre uno mismo estable o cambios en la autopercepción que acompañan a las transiciones del curso de la vida y del envejecimiento.
Las teorías en el campo de la investigación del envejecimiento han indicado que la tendencia de los adultos que envejecen de mantener identidades de edad subjetiva más jóvenes es una forma de negación defensiva por lo cual pueden liberarse del estigma social de hacerse viejo.
La negación del envejecimiento se ha convertido en un instrumento eficaz para la promoción del envejecimiento exitoso y se ha demostrado que una mejor adaptación psicológica y mejor salud se relacionan de forma positiva con la definición de uno mismo como más joven que la edad real.
La concepción del envejecimiento como un proceso social admite a su vez diversos enfoques. Entre ello se destacan el abordaje sociológico, cuya unidad de análisis es la sociedad y cuya tensión se centra en el estudio de las características de la sociedad y en la forma en que estas configuran similares oportunidades y condiciones de vida para la categorías de los adultos mayores, otro enfoque de índole, más psicológico cuya unidad de análisis son los individuos que envejecen, hace hincapié en la manera en que estos enfrentan su proceso de envejecimiento. Una combinación de los dos anteriores en el enfoque psicosocial que se interesa por la forma en que los individuos como miembro de una categoría social encaran su envejecimiento dentro de un contexto social que lo condicionan.
La psicología del desarrollo y por ende también la psicología de la educación aun requiere de esfuerzos teóricos para abordar la vejez desde una posición auténticamente de desarrollo humano.
Una actitud positiva ante la vida proporciona mayor felicidad en la vejez que el estado de salud, según una investigación desarrollada por la Universidad de California en San Diego, la misma pone de manifiesto que el optimismo y la aptitud de hacer frente a las cosas son más importantes para conseguir un envejecimiento feliz que los medios tradicionales de salud y bienestar.
“La investigación ha demostrado que la gente pasa algo de tiempo cada día socializándose, leyendo o participando en otras actividades de ocio tienen un nivel de satisfacción más alto en la vejez“
Sin embargo es bueno destacar que numerosos estudios publicados han abordado la repercusión del deporte sobre la salud física de las personas mayores. Sin embargo la mayoría de estas investigaciones han centrado su estudio en los efectos físicos. La repercusión psicológica ha tenido aun menos reflejo en la literatura gerontológico.
Una de las variables que contribuye a este bienestar psicológico es sin dudas el apoyo social.
Las referencias al apoyo social que aparecen en las publicaciones vinculadas a la psicología del deporte apenas hacen referencia al proceso de envejecimiento y la utilización del deporte como elemento saludable en esta etapa de la vida.
Envejecer de manera saludable implica no solo tener la posibilidad de los cuidados médicos ante los problemas de salud que se presenta en esta etapa de la vida, implica reconocer a los ancianos como seres humanos con necesidades y posibilidades. Significa aceptar que además de un buen estado de salud física los ancianos necesitan reconocimiento, respeto, seguridad sentirse partícipes de la sociedad a la cual pueden aportar todavía sus experiencias e intereses, alcanzar estos logros no más allá de las acciones individuales que estas sean es preciso que las familias las comunidades y el estado actúen en conjunto para conseguirlo.
Hay que educar a la familia a la comunidad en una concepción del envejecimiento, de la ancianidad que sea conmensurable para que el individuo no se engañe y tenga una percepción más auténtica de esta etapa de su vida que es la comprensión y reconocimiento de la población sobre envejecimiento y la forma en que los integrantes de la comunidad asimilan el proceso de envejecimiento en su persona, familia y el entorno.
Promover el envejecimiento activo, no se basa solo en crear políticas y planes de acción que lo propicien, por los gobiernos e instituciones y trabajar para los mayores, se requiere de un cambio de actitudes sociales en cuanto las imágenes que se proponen de la vejez como parte de la vida y en especial, se precisa de una modificación a nivel individual del concepto y la autovaloración de las personas para lo cual es imprescindible la conocida preparación para un buen envejecimiento.
Con el decursar del tiempo la persona debe ser capas de valorar sus capacidades rompiendo los paradigmas tradicionales en los que se tiende a hacer las cosas de la misma forma en que siempre se hicieron. En otras palabras es necesario ser flexibles, aceptar las diferencias sin que esto signifique resignarse, sino comprender que en todas las edades vamos siendo diferentes y que nunca antes de la vejez esto constituye un motivo de preocupación para las personas.
Una vez que se acepta esta edad como una etapa más del ciclo vital es que estamos en condiciones de llevar a cabo un proceso de selección y optimización de los recursos personales, a través del cual se puede conseguir una vida digna y satisfactoria mediante la minimización de las potencialidades. En fin es un método en el que identificamos nuestras capacidades y competencias, las contratamos con las aspiraciones e intereses sobre esa base optimizamos las que puedan ayudarnos a trazar un proyecto de vida satisfactorio con autonomía independencia, bienestar, participación y productividad.
Un objetivo clave es hallar las maneras y los medios de aprovechar el potencial de los adultos mayores como una base para el desarrollo futuro de las sociedades. La integración continua de las personas mayores en sus comunidades es esencial. Se necesitan iniciativas para promover intercambios mutuos y productivos entre las generaciones centrándose en la persona adulta mayor como un recurso. En todos los lugares se necesita una mayor capacitación para quienes se encargan de cuidar personas de edad. Al mismo tiempo se requerirá una educación de mayor cobertura, programas de capacitación en geriatría y tecnología en este campo para hacer frente a la revolución demográfica. Es en este contexto que pretendo abordar la percepción social del envejecimiento como un proceso.
Conclusiones
El envejecimiento como un fenómeno global de las sociedades actuales debe garantizar una mayor prestación de servicios a las personas que transcurren por esta etapa de sus vidas para hacerlas menos vulnerables a las afecciones sociales.
El envejecimiento y la prolongación de la vida son un éxito de nuestra sociedad en general, pero debe serlo en la comunidad en particular
La protección social es una condición previa y necesaria para el envejecimiento activo y de calidad creciente.
La familia ha sido tradicionalmente la titular del apoyo informal a los mayores siendo esto siempre una carga que recae en las mujeres por lo que las redes de apoyo formales deben jugar su función y ayudar a aliviar esa carga.
Las redes de apoyo comunitario son un espacio social que debe potenciarse y fortalecerse frente a la deficiencia de la seguridad social.
Debe incrementarse el apoyo social al anciano vinculado con la práctica del deporte y el estudio de su repercusión psicológica por constituir un factor saludable en esta etapa de la vida.
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