Educación Física, pedagogía y familia. Una triada indisoluble | |||
*Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Titular del Centro de Estudios Pedagógicos de la Cultura Física y el Deporte. Facultad de Cultura Física. Camagüey **Doctora en Ciencias Pedagógicas. Profesora Auxiliar Directora del Centro de Diagnóstico y Orientación. Camagüey ***Licenciada en Educación Física (Colombia) Discente del Doctorado Curricular Colaborativo de Cultura Física. Camagüey ****Licenciad en Educación Física. Panamá. Discente del Doctorado Curricular Colaborativo de Cultura Física. Camagüey *****Licenciada en Educación Especial. Psicopedagoga del Centro de Diagnóstico y Orientación. Camagüey
| Dr.C. Ángel Luis Gómez Cardoso* Dra.C. Olga Lidia Núñez Rodríguez** Lic. Jennifer Lorena Parra Morales*** Lic. Barny Moisés Gallardo Marín**** Lic. Elizabeth Gómez Núñez***** (Cuba)
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Resumen En el presente trabajo se aborda la temática de la familia y la relación que esta establece con la escuela y en particular con la Educación Física. Se trata el tema de cómo la Educación Física de forma conjunta con la familia, puede coadyuvar a la formación de la personalidad del individuo y a enfrentar algunas afecciones crónicas no transmisibles como el asma bronquial y la obesidad por citar algunas. Palabras clave: Educación Física. Familia. Comunicación. Pedagogía. Estudio independiente.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 177, Febrero de 2013. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción
La problemática de la familia es un tema de estudio universal e interdisciplinario por su connotación social, psicológica y pedagógica y por ser uno de los principales agentes educativos y de socialización, lo cual alcanza especial dimensión en los tiempos actuales. Son numerosas las investigaciones que abordan el tema desde la perspectiva sociológica, psicológica, pedagógica y filosófica; entre otras, sin embargo, subsisten interrogantes no resueltas, en parte por las complejidades que implica su estudio.
La formación de un individuo es una tarea compleja en la que todos los miembros de una sociedad deben ser partícipes, es por esto que la escuela como institución social hace todo lo que está a su alcance para lograr dicho fin; sin embargo, es necesario que ésta se integre junto con el trabajo de la familia y dirigirse en pro del desarrollo social.
En la bibliografía especializada consultada, aparecen diferentes definiciones sobre el término “familia”, más valdría la pena hacer referencia a algunas que, a nuestro juicio aportan elementos muy valiosos para análisis posteriores.
Pedro Luis Castro Alegret (1999, p. 9) considera que la familia “…es para la sociedad una institución con cierto status jurídico, con una situación material determinada, con normas de la conciencia social que la regulan, etc.; pero, para sus miembros, es el grupo humano en el cual viven, donde manifiestan importantes manifestaciones psicológicas y las realizan en diversas actividades. Es también el grupo más cercano, con el cual se identifican y desarrollan un fuerte sentimiento de pertenencia, donde enfrentan y tratan de resolver los problemas de la vida de convivencia.”
De cardinal importancia resulta esta última parte donde el especialista señala el sentido de pertenencia en el enfrentamiento y la búsqueda de soluciones para resolver los problemas de la vida cotidiana; aspecto tan necesario para el establecimiento de relaciones armónicas y equilibradas de convivencia que innegablemente se matizan mediante una adecuada comunicación.
Patricia Arés Muzio (1990, p.23), al definir estructuralmente a la familia, la agrupa teniendo en cuenta criterios diferentes: el consanguíneo, el cohabitacional y el afectivo:
Son todas aquellas personas con vínculos conyugales o consanguíneos. Esta definición precisa las llamadas familias nucleares (constituidas por padres e hijos) y las familias extendidas (incluyen, además, otros miembros).
Son todas aquellas personas que cohabitan bajo un mismo techo, unidos por constantes espacio – temporales. Hace referencia a todas las personas que viven en el mismo hogar, independientemente de los lazos o vínculos conyugales o consanguíneos
Son todas aquellas personas que tienen un núcleo de relaciones afectivas estables. El último concepto, y a juicio del autor de valor extraordinario, enfatiza el grado de vínculos afectivos, primordial para el desarrollo de relaciones armónicas y equilibradas y la satisfacción sobre todo de las necesidades afectivas, en ocasiones ausentes en los dos primeros conceptos de familia dados por la especialista. No siempre los lazos de parentesco están ligados al cariño, el cuidado pletórico de amor, el sentimiento de estima; es por ese motivo, la familia afectiva es tan importante, porque el niño necesita sentirse querido, aceptado, con seguridad y confianza.
Por su parte, Alberto Clavijo Portieles (2002, p.70) conceptualiza a la familia como ¨…el conjunto de personas vinculadas por lazos estables de tipo consanguíneo, maritales, afectivos, socioculturales, económicos, contractuales y de convivencia, al objeto de satisfacer necesidades fundamentales al grupo y cumplir con las funciones que le vienen encomendadas a través del devenir social.¨
Esta definición aporta criterios categoriales que, desde distintos puntos de vista, satisfacen en última instancia las necesidades siempre crecientes de la familia, incluido el cumplimiento de las funciones y los roles de cada uno de sus miembros en correspondencia con el momento histórico social que le corresponda.
A fin de cuentas, muchos autores desde sus profesiones han conceptualizado el término familia entre los que se destacan los citados anteriormente, ofreciendo acertados conceptos que brindan un amplio abanico de visiones; sin embargo para la presente se asume el de Ángel Luis. Gómez Cardoso (2007, p 19) que observa a la familia como “… aquella estructura funcional básica donde se inicia el proceso de socialización y a partir de la cual se comienza a compartir y fomentar la unidad de sus miembros, con la consiguiente aceptación, respeto y consideración. Es, en última instancia, donde se debe favorecer la diversidad, y propiciar un estilo de vida que potencie y desarrolle a cada uno de sus miembros, sobre la base de la armonía, la seguridad, y la estimulación, con el propósito de satisfacer sus necesidades.
Desarrollo
Según Álvarez de Zayas (1999, p. 14): “La Pedagogía es la ciencia que tiene como objeto de estudio el proceso formativo”; es decir, el proceso conscientemente estructurado, organizado y dirigido a la apropiación por cada sujeto de la herencia histórico cultural acumulada por la humanidad que le ha antecedido; desde el punto de vista educativo, instructivo y desarrollador, “…para alcanzar altos niveles de calidad y excelencia, en correspondencia con los más caros intereses de esa sociedad.”
Por tal razón, la Educación Física, constituye una de las formas que posee la Pedagogía para llevar a vías de hecho el proceso formativo, pero bajo los objetivos, contenidos, métodos, medios y otros componentes que particularizan su didáctica.
Sin embargo, no solo la escuela ejerce influencias formativas sobre los estudiantes: la familia o la sociedad en su conjunto, a través de organizaciones políticas, de masas religiosas, entre otros; participan en el desarrollo de un trabajo educativo (Álvarez de Zayas, 1997, p. 14).
Por tal razón, el punto de convergencia entre la familia y la Pedagogía, lo constituye el fin educativo que ambas persiguen, de ahí que en el caso específico de la Educación Física, se busque la apropiación por el estudiante de la cultura física que le permita asumir estilos de vida saludables, higiene, hábitos hacia la práctica sistemática de actividad física, alimentación adecuada, entre otros; pero en estrecha relación con el papel que desempeña la familia a través del ejemplo o en el establecimiento de influencias que regulen su comportamiento hacia el logro o no de tales objetivos.
En este sentido, Betancourt Torres, González Urra, Álvarez Betancourt y Domenech Castillo (s. f., p. 50) expresan: “Las relaciones de comunicación del maestro con la familia de sus alumnos es esencial, estas deben caracterizarse por un profundo respeto y deben centrarse en el acercamiento de los padres a la escuela y en la orientación a estos para que puedan ayudar mejor al niño en las tareas escolares y en general en las tareas del desarrollo.”
Sin embargo, de modo regular no se establece relación entre el docente de Educación Física y los padres de familia, a menos de existir problemáticas con el estudiante; aun cuando la familia, puede contribuir en gran medida a la obtención del desarrollo integral de los mismos, generada por la práctica de actividad física y su debida estimulación.
Por tanto, es necesario que el docente de Educación Física, se integre en las reuniones de padres de familia y desde su perspectiva, no solo informe sobre los logros obtenidos por el estudiante, sus dificultades y necesidades; sino diagnostique el contexto en el que se desenvuelve el estudiante, para posteriormente establecer estrategias de intervención, que permitan atender las diferencias individuales y repercuta de un modo positivo en su entorno familiar.
Para ello, es necesario partir del reconocimiento por parte del docente, de los aspectos positivos en el desempeño del estudiante, no solo relacionados al rendimiento físico, sino además actitudinal, procedimental y cognoscitivo; de sus potencialidades para mejorar con ayuda, del tipo de ayuda necesaria y cómo los padres pueden proporcionarla; pues como plantean Betancourt Torres, González Urra, Álvarez Betancourt y Domenech Castillo (s. f., p. 51) “…no siempre que los padres no ayudan a sus hijos es porque no les interese, muchas veces no están preparados para hacerlo.”
A continuación expresamos algunas ideas que le ayudarán al docente de Educación Física profundizar en el conocimiento de sus alumnos:
En cuanto a las características del entorno socio-familiar
Es muy importante la colaboración con la familia y su activa participación en el proceso pedagógico, ajustando o modificando lo que sea necesario y posible, para ofrecerle la respuesta más adecuada.
La información más útil la hemos agrupado en tres grandes bloques:
El alumno: su grado de autonomía en la casa y en la comunidad, hábitos de higiene, alimentación y vestimenta. Las interacciones que establece con la familia, sus aficiones y preferencias.
La familia: estructura familiar, dinámica funcional, hábitos, actitud ante su hijo o hija, conocimiento que tienen sobre sus dificultades, sus preocupaciones, expectativas y proyecto de vida, su grado de colaboración y las expectativas con relación a la escuela. Potencialidades y recursos con que cuenta la familia para ofrecer la ayuda oportuna, autovaloración que realiza la familia de sus fallas y de su propia dinámica. Resulta importante conocer el nivel de integración de la familia y constatar el apoyo que le brinda a la solución de los problemas de sus hijos.
El entorno social: calidad de la vivienda, recursos existentes en la zona residencial, como parques, centros deportivos, recreativos, culturales, etc. y relaciones interpersonales en la comunidad y/o grupos sociales.
En relación a las características del entorno escolar
Contexto próximo: aula
El estilo de enseñanza y educación que ha sido sometido, por ejemplo: peculiaridades de los programas de estudios y la manera en que han sido llevados a la práctica por los docentes, el modo en que estos se relacionan con los alumnos, corrigen sus errores, así como la experiencia profesional de los docentes que los han atendido, entre otros aspectos.
Contexto amplio: centro
La actuación educativa que se pone en marcha en el aula no depende únicamente del docente, sino también, en gran medida de las líneas de trabajo planteadas por el colectivo pedagógico del centro, de las peculiaridades de la comunidad donde se encuentra enclavado.
Resulta cardinal hurgar en los antecedentes patológicos familiares y personales, desarrollo psicomotor y físico, características psicopedagógicas, hechos significativos en su conducta y de aprendizaje, nivel de satisfacción de necesidades básicas biológicas, afectivas y de desarrollo, impactos biológicos, psicológicos y sociales, momento en que aparecen las dificultades, etc.
Esta información se debe recoger en dos grandes áreas:
Aspectos de su desarrollo.
Información del entorno del alumno. En los aspectos de su desarrollo se tendrá en cuenta:
Aspecto biológico: datos de tipo médico (físico, neurológico, sensorial, salud en general) de utilidad en la planificación de la respuesta educativa. Es importante seleccionar entre la información disponible en relación con los alumnos, aquellas que lleven a actuaciones concretas en el contexto escolar o a orientaciones fuera de él.
Aspecto intelectual: información sobre las capacidades básicas (percepción, procesamiento de la información, atención, memoria, procesos de razonamiento), que permitirán explicar las causas de las dificultades académicas y determinar la ayuda que precisa el estudiante para potenciar el desarrollo en esta importante esfera.
Aspecto del desarrollo motor: será necesario tener la información sobre sus posibilidades de desplazamiento, control postural, capacidad manipulativa y de movilidad, que orienten sobre las ayudas y cambios a introducir en el entorno escolar.
Aspecto comunicativo: es muy importante profundizar en el estado de las diferentes habilidades comunicativas relacionadas tanto con el lenguaje verbal (oral y escrito) y no verbal, así como las peculiaridades de la comunicación profesor-estudiante, estudiante-estudiante y estudiante-familia entre otras interacciones.
Aspectos de adaptación e inserción social: a través de la evaluación en las distintas actividades que desarrolla dentro del contexto educativo, es posible obtener mayor información sobre la relación del alumno con los demás, tanto con los iguales como con los adultos.
Aspectos emocionales: la construcción de una auto-imagen positiva, la autoestima, el sentimiento de confianza en uno mismo y en los demás, el grado de bienestar, así como peculiaridades de la esfera motivacional: principales aspiraciones conflictos motivacionales, entre otros, etc.
Nivel de competencia curricular:
La evaluación del nivel de competencia curricular implica determinar lo que es capaz de hacer el alumno en relación a los objetivos y contenidos de las diferentes áreas del currículo ordinario. Es importante insistir en una manera de reflejar los criterios de evaluación empleados, lo que es capaz de hacer el alumno y el tipo de ayuda necesaria.
Estilo de aprendizaje y motivación para aprender: se relaciona con el conjunto de aspectos que conforman la manera de aprender del alumno, o sea el modo en que prefiere desarrollar la actividad de estudio. En este caso deberán contemplarse:
En qué condiciones físico-ambientales (sonido, luz, temperatura y ubicación del alumno dentro del aula) trabaja con mayor comodidad.
En qué áreas, con qué contenidos y en qué tipo de actividades está más interesado, se siente más cómodo, tiene mayor seguridad.
Cuál es su nivel de atención (en qué momentos del día está más atento, de qué manera podemos captar mejor su atención, duración, tiempo concentrado en una actividad).
Estrategias que emplea en la resolución de las tareas: reflexivo, impulsivo, recursos que utiliza, tipos de errores más frecuentes, ritmo de aprendizaje.
Qué tipos de ayuda necesita, si valora su propio esfuerzo, si se siente satisfecho ante su trabajo.
La motivación para aprender:
Es una dimensión más del estilo del aprendizaje, es de suma importancia saber qué tareas le motivan más, qué metas persigue y cuál es la postura que asume ante los éxitos y los fracasos escolares.
A su vez, es necesario conocer el tipo de actividad laboral realizada por los padres, si practican o no de un modo sistemático actividad física, qué actividades realizan los estudiantes en horario extra escolar y extra docente, hábitos higiénicos y alimenticios; en fin, determinar la concepción familiar sobre la cultura física y la disposición para ayudar a los estudiantes en su actividad escolar.
En este sentido Hernández Fernández (2011, p. 42) plantea: “…el entorno de la familia desempeña un papel muy importante, por lo que conocer las características psicológicas de los padres resulta fundamental, ya que en ocasiones hay que comenzar por tratar a los padres y abuelos. Los padres con alteraciones psicológicas no siempre disponen de las condiciones idóneas para dar apoyo emocional, organizar comidas adecuadas o dirigir la ejercitación física apropiada.”
Es por ello necesario que el docente de Educación Física, establezca lazos de comunicación con la familia de los estudiantes, donde emplee la persuasión con el fin de argumentarle la necesidad de participar en la orientación de sus hijos, de estimular su desarrollo integral y sobre todo; de convencerlos en el reconocimiento de la necesidad de intervenir en la creación de estilos de vida saludables, de modo insistente, en caso de presentar obesidad u otra enfermedad crónica no transmisible (mediante el empleo de explicaciones que conciencien a los padres en lugar de incitarlo a la búsqueda de alternativas para evitar la participación de sus hijos en clase de Educación Física).
Atendiendo a ello, cabe aclarar que la Educación Física desde sus contenidos, puede ejercer influencia positiva en familias disfuncionales, por ejemplo, mediante la incorporación de actividades físicas que incluyan la participación de todos los miembros, potenciando una comunicación afectiva, en pro de un objetivo en común; a su vez, influye en familias con presencia de miembros con necesidades educativas especiales, dado el empleo de diversos métodos y medios con objetivo correctivo compensatorio y en algunos casos inclusivo, que estimulan su desarrollo y permiten su participación activa en los grupos clase, familia y sociedad en general.
En el caso de familias con presencia de miembros afectados por enfermedades crónicas no transmisibles, como la hipertensión arterial, asma bronquial, diabetes, enfermedades coronarias, obesidad, u otras, (riesgo de afectar la funcionalidad familiar); la Educación Física puede ejercer influencia, mediante la correcta orientación de actividades (bajo prescripción médica) que permitan la participación activa del estudiante en la clase, contribuyan al mejoramiento de su salud y calidad de vida, propicien la creación de hábitos al ejercicio, la toma de conciencia sobre la importancia de la práctica y en modo indispensable, tengan en cuenta la participación de los padres en el proceso.
De este modo, se plantean un grupo de actividades de Educación Física, donde tiene lugar la participación de la familia en el proceso formativo de los estudiantes, tomando como partida, la tarea o estudio independiente:
Indagar sobre el deporte que haya practicado o tengan conocimiento alguno o ambos padres. Posteriormente, involucrar a los padres en la enseñanza de dicho deporte y la corrección de errores; estableciendo criterios, indicaciones, pasos a seguir, elementos a observar, que lo orienten en el desarrollo de la actividad con sus hijos.
Indagar sobre los juegos tradicionales o recreativos, que practicaban sus padres, abuelos o demás familiares, describir en qué consisten.
Realizar repeticiones de alguna habilidad motriz deportiva, con dosificación acorde a las posibilidades individuales, donde los padres, bajo criterios de observación establecidos, controlen, cuenten las repeticiones, corrijan, estimulen, entre otros.
Observar algún juego deportivo en familia, donde se tenga control de los elementos abordados en clase (cada miembro puede contabilizar o anotar un aspecto específico).
Organizar campeonatos extraescolares, donde participe el estudiante con al menos un miembro de la familia.
Conclusiones
Las relaciones de comunicación de la escuela con la familia, específicamente la coherencia en la dirección de sus influencias en los estudiantes, benefician el desarrollo armónico de la personalidad de los mismos; poniéndose de manifiesto a través de conocimientos, habilidades, hábitos adecuados y valores.
El docente de Educación Física, debe buscar alternativas que satisfagan las necesidades educativas de sus alumnos y amplíen su zona de desarrollo próximo, y de modo creativo, implementar estrategias didácticas que tengan en cuenta la participación de la familia en el proceso formativo.
La intervención familiar en la Educación Física, debe encaminarse a la formación de hábitos hacia la práctica sistemática de actividad física, hábitos higiénicos y alimenticios adecuados, no solo de los estudiantes sino del resto de miembros.
Bibliografía
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Betancourt Torres, J. V., González Urra, A. O., Álvarez Betancourt, Y. y Domenech Castillo, D. (s. f.) Comunicación educativa.
Castro Allegret, P. L., Núñez Aragón, E. y Castillo Suárez, S. (s. f.) Familia escuela: Una forma de cooperación educativa.
Castro Alegret, P.L. y otros (1999) Para conocer mejor a la familia. La Habana: Editorial Pueblo y Educación.
Clavijo Portieles, A. (2002) Crisis. Familia. Psicoterapia. La Habana: Editorial Ciencias Médicas.
Fernández González, A. M., Álvarez Echevarría, M. I., Reinoso Cápiro, C. y Durán Gondar, A. (s. f.) Comunicación educativa.
Gómez Cardoso, A. (2007). Estrategia educativa para la preparación de la familia del niño y la niña con diagnóstico de retraso mental. Tesis en opción al Grado Científico de Doctor en Ciencias Pedagógicas, Camagüey.
Gómez Cardoso, A. (2010). El problema del retraso mental: reflexiones desde una concepción pedagógica. La Habana: Editorial Pueblo y Educación
Hernández Fernández, M. (2011). Usted puede ganarle tiempo a la obesidad. La Habana: Editorial científico técnica.
McDowell, J. (1998). El padre que yo quiero ser: 10 cualidades del corazón que capacitan a sus hijos para tomar decisiones correctas. (Trad. J. de Smith). Editorial Mundo Hispano (Original en inglés, 1996).
Núñez Aragón, E., Castillo Suárez, S. y Montano Jorrín, S. (s. f.) La escuela y la familia en la comunidad: una realidad socioeducativo de hoy.
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