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Presencia de la ética martiana en la formación
del profesional de Cultura Física y el Deporte

 

ISCF “Manuel Fajardo”

Santiago de Cuba

(Cuba)

MSc. Sulay Marrero Gorra

MSc. Magda de Quesada Varona

Lic. Alejandro Castilla Mesa

smarrerog@iscf.ciges.inf.cu

 

 

 

 

Resumen

          Ante los retos del mundo capitalista globalizado de hoy, en la que las transferencias de cultura, ideologías, van permeando los modelos de desarrollo de los países latinoamericanos, urge el análisis y rescate de las raíces, costumbres, y conductas más autóctonas depositarias del ideal revolucionario, en tal sentido el estudio martiano es indispensable como paradigma de las futuras generaciones a alcanzar. El presente trabajo profundiza en el estudio de la ética martiana como elemento esencial en la formación del profesional de la Cultura Física y el Deporte en tanto él mismo ha de ser un educador y promotor del desarrollo de la cultura del cuerpo físico y la mente en el cual su comportamiento deberá el de un celoso defensor del humanismo.

          Palabras clave: José Marti. Ética. Cultura Física y Deportes.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 175, Diciembre de 2012. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    La trascendencia de la ética martiana estriba en que el Maestro fue un vivo ejemplo de consecuencia entre el pensamiento y la acción en el ámbito de la moralidad. En Martí no encontramos contradicciones entre el pensamiento y la acción; por lo que es una máxima para cualquier educador demostrar con nuestras conductas se reflejen las ideas, sentimientos y valores de los cuales somos depositarios.

    Ser moral en términos martianos significa vivir de espaldas a los intereses personales, ponernos en el lugar de los otros; es sentir el dolor ajeno como propio y sobre todas las cosas estar dispuesto a sacrificarse por el bien colectivo.

    Ninguna propuesta de convivencia social en grupos, ó de procesos educativos en la escuela cubana puede funcionar de modo adecuado sin la presencia del valor moral y la ética profesional como elemento orientador de la conducta de sus miembros, de igual forma es indispensable tener en cuenta para el estudio de estos fenómenos las pautas y normas martianas que enriquecen cualquier análisis de estos temas.

    En el saber ético martiano encontramos el conjunto de principios, normas que enriquecen el mundo espiritual para cualquier profesional y que adquiere mayor relevancia en el de la Cultura Física y el Deporte, en tanto este se ocupa de desarrollar el cuerpo físico, psíquico de sus educandos mediante la actividad física con el propósito de alcanzar la armonía, el equilibrio, las destrezas y las fuerzas de los niños, jóvenes y adultos.

    En el proceso de formación del profesional de la Cultura Física es importante la unidad de lo instructivo y lo educativo, de lo racional y lo emocional; de ahí que la tarea suprema de la formación de este profesional sea la humanización de su accionar en las diferentes esferas de actuación. Sin embargo no siempre se manifiesta el ideal en el actuar del profesional, por lo que las autoras del presente trabajo diagnosticaron las causales fácticas que evidencian las inconsistencias en la formación ética profesional del especialista de la Cultura Física y el Deporte; que revela la contradicción entre el fin del proceso de formación y el modo de actuación del profesional durante las prácticas laborales, por lo que nos preguntamos ¿cómo lograr un profesional de la Cultura Física que manifieste una conducta ética humanista en las diferentes esferas de su actuación?

    Para resolver el problema antes planteado las autoras del presente trabajo se proponen como objetivo: profundizar en algunas concepciones éticas de José Martí para contribuir a una conducta social humanista en los profesionales de la Cultura Física acorde a nuestro proyecto social socialista.

Desarrollo

    “El hombre no es lo que se ve, sino lo que no se ve”.

                                                     José Martí

    Tal como expresa la idea martiana anterior la formación del profesional de la Cultura Física y su ética no puede ser concebida como la expresión fáctica, espontánea de este profesional ante el desempeño de sus funciones, sino como la derivación de un desarrollo educativo que en su devenir, desarrollo, consolida el comportamiento, las conductas y valores de la profesión. En su formación se van adquiriendo normas, valores, principios y una concepción de la profesión que altamente individualizada, se convierte en un regulador esencial de su comportamiento moral, por lo que la conducta manifiesta del profesional deberá responder a la ética y moral de su profesión. Sin embargo en ocasiones se manifiestan actitudes y comportamientos en los educandos que revelan el sistema de influencias más allá de la institución educativa profesional y que de manera latente, implícita, reflejan normas y patrones de los diversos contextos culturales en los cuales estos conviven, por lo que el modelo de comportamiento deseado deberá ser atendido y evaluado a lo largo del proceso de formación para que este determine mayoritariamente en la conducta profesional y sea la manifestación de los conocimientos y sentimientos adquiridos.

“Da gusto ver, el hombre entero, que dice faz a faz lo que piensa y lo que teme”.

    Para el profesional de la Cultura Física el valor honestidad y su representación como parte de la conducta ha de ser elemento esencial en su vida social y profesional por lo que pensar y actuar han de estar en unidad dialéctica que demuestre no solo preparación técnica, pedagógica y cultural sino y también compromiso social con los fines, objetivos y proyectos del organismo INDER y de la sociedad cubana. Este profesional debe ser un crítico social que se caracterice por no ser contemplativo sino transformador, por lo que las reflexiones críticas deberán estar en los medios y procedimientos para su formación así como centradas, dirigidas hacia aquellos elementos negativos presentes en el proyecto social cubano.

    “Solo en el cumplimiento triste y áspero del deber está la verdadera gloria. Y aún ha de ser el deber cumplido en beneficio ajeno, porque si va con él alguna esperanza de bien propio por legítimo que parezca, o sea, ya se empaña y pierde fuerza moral”.

    Según la expresión martiana anterior para el profesional que nos ocupa los distintos grupos, problemas y necesidades se convierten en el fin de su accionar y nunca un medio para la obtención de beneficios personales. El actuar legítimo, austero debe ser principio obligado en cada uno de los modos de actuación, no esperar remuneración o beneficio alguno aún cuando la práctica especializada lo sitúe como técnico indispensable para elevar la calidad de vida de los comunitarios.

    Teniendo en cuenta lo anteriormente planteado tenemos que en la formación ética de este profesional, el hombre, el prójimo, sus semejantes son la razón y fuerza esencial para su actuar y puede llegar a ser un profesional integral en la medida que sea capaz de sentir respeto por la dignidad de sus semejantes.

    “En la mejilla ha de sentir todo hombre verdadero el golpe que reciba cualquiera mejilla de hombre”.

    La identificación con el dolor, el sufrimiento, las carencias de los otros en los diversos contextos socioculturales en los que se mueve el profesional de la Cultura Física, forma parte esencial de las concepciones humanistas que identifican y presuponen a éste. Luchar contra el abuso, la humillación, indignarse frente a lo mal hecho, no contemplarlo sino por el contrario cambiar las formas negativas, viciadas, indolentes de pensar y actuar de los colectivos en los cuales inciden en su labor educativa.

    “…mientras que el que debe su bienestar a su trabajo y ha ocupado su vida en crear y transformar fuerzas, y en emplear las propias tiene el ojo alegre, las espaldas anchas, y la mano segura. Se ve que son esos los que hacen el mundo; y engrandecidos, sin saberlo acaso, por el ejercicio de su poder de creación, tienen cierto aire de gigantes dichosos, e inspiran ternura y respeto.”

    Otorgar un papel destacado al trabajo como vía fundamental del desarrollo ético, moral del profesional es indispensable en la formación de la personalidad del profesional de la Cultura Física y el Deporte. Según Martí el trabajo ennoblece eleva moralmente y al margen de éste, jamás podrá formarse un verdadero hombre; es por ello que dentro de la formación integral, la práctica laboral constituye una disciplina transversal desde el primer hasta el quinto año de la carrera recorriendo las diferentes esferas de actuación desde la Educación Física, Recreación, Deporte, y la Cultura Física Terapéutica entrenándolos en el saber, saber hacer, saber actuar y convivir con sus semejantes.

    “La patria es ara y no pedestal. Se le sirve pero no se le toma para servirse de ella.”

    El humanismo martiano manifiesto en el accionar nacional e internacional de los profesionales de la Cultura Física en los diferentes países y regiones de América, Asia y África son expresión de los principios de patriotismo, solidaridad expreso en los diversos programas de colaboración internacional a los pueblos que dan muestra de la sensibilidad, entrega, desinterés, altruismo de los profesionales en el cumplimiento del deber, sin importar las condiciones materiales, humanas existentes para su desempeño. El profesional de la Cultura Física ha de ser capaz de servir a sus semejantes y para ello se comprometen a prestar servicio social donde las necesidades y los grupos lo ameriten; por todo ello en su formación el servicio a los demás y a la patria es esencia y fin de su actuar.

    “Los hombres crecen, crecen físicamente, de una manera visible crecen, cuando aprenden algo, cuando entran a poseer algo, y cuando han hecho algún bien”.

    El profesional de la Cultura Física tiene la misión de desarrollar capacidades, fuerza y velocidad en los diferentes grupos etáreos, contribuye desde el desarrollo de los músculos a desarrollar el cuerpo físico, sin embargo ha de profundizar en el pensamiento científico y ha de realizar acciones que ennoblezca su actuar y trascienda en su área de influencia, no solo como un profesional técnico, sino además como pedagogo, gestor sociocultural dado a la transformación de los diversos contextos en los que se desarrolla.

    Finalmente las autoras coinciden con el pensamiento martiano de que: “ No hay nada que embellezca como el ejercicio de sí propio, ni nada que afee como el desdén o la pereza, o el miedo de poner nuestras fuerzas en ejercicio “ por lo que la actividad física promovida por el profesional de la Cultura Física ha de estar acompañada por los fines principios, esencias de la ética humanista martiana para lograr de este un verdadero defensor del proyecto social cubano y un profesional más competente capaz de resolver los problemas de su tiempo.

Conclusiones

    El ideario ético de José Martí no es una doctrina academicista sino una herramienta pedagógica que sirve como fundamento para la formación integral de los profesionales. Predicar con el ejemplo martiano es formar especialistas con la teoría científica y el hacer revolucionario de cambiar, transformar los diversos contextos, así como luchar por la felicidad de sus semejantes.

    Cumplir la máxima martiana de que la vida debe ser diaria, movible y que el primer deber de un hombre de estos días es ser un hombre de su tiempo es síntesis de la esencialidad en la formación del profesional de la Cultura Física y que las autoras del presente trabajo defienden como conclusión.

Bibliografía

  • Diccionario pedagógico martiano.

  • López Bombino, Luis R. El Saber ético de ayer a hoy. Editorial Félix Varela, La Habana, 2006, p. 11.

  • Martí Pérez, José. Cartas de Martí, La Nación, Buenos aires, 18 /3/1883, Obras Completas, tomo 9. p. 348.

  • Martí Pérez, José. El gimnasio en la casa. En Obras Completas t. 23, p. 171-172. La América. Nueva York, marzo de 1883.

  • Martí Pérez, José. Un cuerpo vigoroso en La Opinión Nacional, 25 de enero de 1882.

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