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Ayudas mecánicas, psicológicas y fisiológicas en el deporte

 

*Profesor de Fisiología del Esfuerzo y Nutrición Deportiva

Centro Público para la Enseñanza de Deportes, KIROLENE. Gobierno Vasco

**Unidad de Fisiología del esfuerzo. Entrenamientos en Hipoxia Intermitente, NUTRIAKTIVE

Centro Deportivo K2. Vitoria-Gasteiz

***Facultad de Farmacia. Universidad

del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV-EHU)

Aritz Urdampilleta* **

Saioa Gómez-Zorita***

José Miguel Martínez-Sanz**

a.urdampilleta.kirolene@gmail.com

(España)

 

 

 

 

Resumen

          Las ayudas ergogénicas se pueden clasificar en mecánicas, psicológicas, fisiológicas, nutricionales o farmacológicas. No obstante, no tiene sentido empezar a utilizar las ayudas ergonutricionales o farmacológicas, si anteriormente no hemos optimizado las mecánicas, psicológicas o fisiológicas, a través de la mejora de la biomecánica deportiva, adquirir las destrezas psicológicas o probar todo tipo de entrenamientos para la mejora de la condición física o adaptación a diferentes situaciones como pueden ser las situaciones competitivas habituales de los deportes de larga duración como se realizan en ambientes calurosos. Por otra parte, también se han observado mejoras deportivas a través de la realización de entrenamientos en altitud o en situaciones de hipoxia intermitente. Todas estas ayudas ergogénicas son de utilidad para el deportista y para seguir mejorando su rendimiento deportivo, es esencial optimizar todo tipo de ayudas como se exponen en este caso, las mecánicas, psicológica o fisiológicas.

          Palabras clave: Ayudas ergogénicas. Ayudas mecánicas. Ayudas psicológicas. Ayudas fisiológicas. Deporte.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 175, Diciembre de 2012. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    En general, se define la ayuda ergogénica como aplicación de cualquier método o maniobra (ya sea de tipo nutricional, farmacológico, físico, mecánico o psicológico) que se realiza con el fin de mejorar la capacidad de realizar un trabajo físico determinado o rendimiento deportivo. Según la terminología, la palabra “ergon” procede el de griego (trabajo) y “gen” (producción de), así definiendo, el incremento del potencial del trabajo (Williams, 2002).

    Williams (2002) definición el término “ergogénico” como cualquier medio para aumentar la utilización de energía, incluyendo la producción de energía; su control y su rendimiento. Si una determinada manipulación mejora el rendimiento a través de la producción de energía, se denomina ergogénica y si lo reduce, ergolítica, cosa que puede sucede si un producto ergogénico la utilizamos inadecuadamente. Sin embargo, en la literatura científica no hay consenso sobre qué debería de ser claramente ayuda ergogénica, ya que se podría considerar según esta definición: cualquier ayuda mecánica, psicológica o ergonutricional, pero también cualquier plan de entrenamiento o técnica concreta de entrenamiento, para mejorar las adaptaciones del entrenamiento. Lo que es realmente difícil es demostrar, científicamente y con rigor, si estos métodos producen un aumento efectivo del rendimiento. Para verificar la efectividad es necesario plantear la realización de trabajos de investigación de carácter experimental, bien diseñados, que incluyan un grupo control o placebo y con un elevado control de todas las variables implicadas.

    Además, hay que tener en cuenta que existen muchos intereses y presiones comerciales para lanzar al mercado nuevos productos con la publicidad de ser ayudas ergogénicas. Todos estos factores son clave a la hora de valorar la fiabilidad de los resultados de los estudios que investigan la capacidad ergogénica real de un método o sustancia.

    Así, dentro de las ayudas ergogénicas podríamos hacer dos clasificaciones claramente diferentes: 1) ayudas ergonutricionales legales y 2) ayudas ergogénicas ilegales, clasificados como métodos o sustancias dopantes. No obstante, sí que resulta interesante comentar, que las ayudas ergogénicas que a continuación se tratarán serán las legales, y para ello tiene que cumplir los criterios de no encontrarse en método o sustancias dopantes, es por ello debería de cumplir las siguientes características (González-Gallego, 2006):

  1. No ser nocivos para la salud del deportista.

  2. No estar prohibidos por las autoridades nacionales o internacionales que regulan las competiciones de cada deporte.

    Existen 5 categorías de ayudas ergogénicas: mecánicas, psicológicas, fisiológicas, farmacológicas y nutricionales (Williams, 2002), pero en este artículo trataremos solamente las ayudas de tipo no nutricional ni farmacológicas, es decir, solamente las ayudas mecánicas, psicológicas y fisiológicas.

Tabla 1. Ayudas ergogénicas mecánicas, psicológicas y fisiológicas (elaboración propia)

    A la hora de asegurarnos que las ayudas ergogénicas están científicamente avaladas deberíamos de asegurarnos de lo siguiente, ya que muchos estudios se basan en sus efectos ergogénicos teniendo los siguientes defectos y en consecuencia no estar científicamente demostrado su aval como ayuda ergogénica:

  • No se han contrastado suficientemente con otros estudios rigurosos.

  • No se han realizado a doble ciego (ni los deportistas ni los investigadores saben quien está recibiendo tratamiento o no).

  • No se han efectuado con deportistas de buen nivel (a veces se utilizan estudios realizados en sedentarios para extrapolar los efectos en el colectivo deportivo).

  • Tienen algún defecto estadístico que los invalida.

  • Se han efectuado bajo el patrocinio de alguna empresa involucrada en su comercialización.

Tipo de ayudas ergogénicas (no farmacológicas ni nutricionales)

    A continuación se exponen los tipos de ayudas ergogénicas, no farmacológica ni nutricionales que son la base antes de acudir a ningún tipo de ayuda ergonutricional o farmacológica.

1.     Ayudas mecánicas

    La eficacia en el deporte está muy relacionada con el peso corporal del deportista. El descenso en el peso corporal del deportista de 200 gr., puede suponer una mejora de 1,2% de la eficiencia energética (en deportes de larga duración), mientras que en un maratoniano la pérdida de un 5% del peso corporal puede llegar a suponer una mejora de 5-6 minutos en una competición (Wilmore y Costill, 2004). En este caso, está claro que en deportes de resistencia de larga duración, que los deportistas tiene que arrastrar su peso corporal en el espacio, pierden economía y eficiencia metabólica por cada kilo más que tengan que arrastrar, eso por ejemplo en deportes de fondo como el atletismo puede ser crucial, en el ciclismo de ruta por ejemplo en una etapa llana no tanto, pero sí que puede ser crucial en una etapa de montaña…

    No obstante, hemos de tener en cuenta que las pérdidas de peso corporal, entrañan el riesgo de que se eliminen ciertos nutrientes necesarios y fundamentales. Así, se cree que el límite de pérdida de peso corporal esta en un 5% de grasa corporal total en varones y un 8% en mujeres, dependiendo del tipo de deporte. El organismo necesita un porcentaje de grasa corporal para el buen funcionamiento de los órganos, por ejemplo, si perdemos más grasa de lo normal, puede que incluso se nos cayesen los riñones, ya que sabemos que estas las sujetan cierta cantidad de grasa visceral.

    Así mismo, todas las mejoras en material e instrumentos utilizados en el deporte, producen mejoras mecánicas en el rendimiento deportivo. Así el uso de nuevos materiales sintéticos en los suelos de las pistas, nuevos materiales en la composición de las prendas y el calzado utilizado en la actividad física y el uso de implementos de nuevo diseño, se consideran ayudas mecánicas.

    Por ejemplo en la natación, cuando diseñaron un nuevo buzo aerodinámico, se catalogó como ayuda ergogénica, y la ayuda al ser tan grande la ilegalizaron porque los aumentos en las marcas competitivas en casi todos los nadadores eran considerables, en consecuencia prohibieron su uso. A su vez, las manoplas o las aletas, para las competiciones en las pruebas de natación están prohibidas, al ser ayuda ergogénica mecánicas ilegales, por aportar una ventaja considerable en cuanto a la propulsión en el agua.

Figura 1. Ayudas ergogénicas (ilegales) mecánicas en la natación. Manoplas, buzo aerodinámico o aletas

    En las competiciones de triatlón por ejemplo, que el manillar sea más ancho que unas medidas concretas (máxima anchura 76cm) tampoco se permite, entendiendo que si el anillar es muy ancho el triatleta puede hacer más fuerza con los brazos. A su vez, también hay limitaciones en el diámetro de la rueda, ya que están no puede ser más grande que 650mm (26´´). A su vez, en la largura de la biela también podemos encontrar limitaciones.

Figura 2. Las limitaciones legales en cuanto a las medidas de la anchura del manillar, diámetro 

de ruedas o largura de la biela en las competiciones de triatlón o contra reloj en bici de ruta

    En las carreras de montaña y alpinismo, el camelback, material que nos permite llevar bebida isotónica y azucares (en este tipo de pruebas se recomienda consumir entre 40-60g de HC/h y a partir de 6 horas una ligera toma de proteínas), indispensable por las características de estas pruebas, al ser de muy larga duración y no tener habitualmente ayuda externa.

Figura 3. Camelback de 2l y Riñoneras de 0,6-0,7l. Material de ayuda para carreras de montaña (Congreso Internacional sobre 

carreras de montaña. “Estrategias dietético-nutricionales para corredores de montaña”. Cedido por José Miguel Martínez-Sanz, 2012)

    Por otra parte, comentar que llevar peso en la mochila en las carreras que no haya mucho desnivel supone una pérdida de aerodinámica, y es por ello que deberíamos valorar en pruebas inferiores a 2 horas llevar la mochila o no, cosa que en la mayoría de las veces, solamente estaría justificado su uso en las carreras superiores a las 6 horas, ya que el factor limitante del rendimiento será la deshidratación y el desequilibrio hidroelectrolítico, así como el vaciado de los depósitos de glucógeno (Wilmore y Costill, 2004).

Figura 4. Los puntos negativos que tiene llevar una mochila durante una competición de carrera 

(Curso de Nutrición Deportiva, AEDN, Lleida, 2012. Cedido de Aritz Urdampilleta)

    En el alpinismo, la bebida isotónica será crucial, no sólo para aumentar el rendimiento deportivo y evitar la deshidratación y el equilibrio hidroelectrolítico, sino también ejerce como protector de la salud, ante posibles congelaciones que se dan a altitudes superiores a los 7000m de altitud en el alpinismo, en la mayoría de las ocasiones debido a la deshidratación de los alpinista y pérdida de la termorregulación de la temperatura corporal en las extremidades (Urdampilleta y Martínez-Sanz, 2012). A su vez, las temperaturas extremadamente frías que se dan en al alpinismo (-20-40ºC) lo más habitual es que se congele el líquido que llevamos en los bidones y es por ello importante llevar la bolsa del camelback dentro del pecho del alpinista, lugar donde mejor se conserva la temperatura (Urdampilleta y Martínez-Sanz, 2012).

    Para terminar con ayudas mecánicas, nos parece importante comentar sobre las últimas tendencias de los corredores de atletismo especialmente. Nos referimos a las medias de compresión.

    Las medias de compresión recientemente han comenzado a ser utilizadas por deportistas de distintas disciplinas deportivas (Kraemer et al, 2000). Mejoran la hemodinámica venosa ya que reducen la distensión patológica de las venas, restauran la insuficiencia valvular y reducen el volumen de sangre venosa, acelerando el retorno venoso (Brizzio, 1994). Se ha postulado que mejoran el rendimiento deportivo, permitiendo una recuperación muscular más rápida. Además, evitan ampollas, rozaduras y vibraciones debido a la sujeción que provocan en la zona, previniendo el movimiento lateral de los gemelos y en consecuencia la prevención de lesiones musculares (Doan, 2011).

2.     Ayudas psicológicas

    Algunos autores durante años realizaron teorías sobre los aminoácidos y su relación con la fatiga, señalando que al igual que las anfetaminas, los aminoácidos retrasan la percepción del inicio de la fatiga. La existencia de altas concentraciones de triptófano en el suero que llega al cerebro, estimula la formación de serotonina, que tiene conocidos efectos depresivos.

    De la misma forma, en esfuerzos de larga duración, al llegar a la depleción del glucógeno, se utiliza como substrato energético los aminoácidos ramificados, bajando en consecuencia su concentración. Al existir una mayor concentración de Triptófano, que de aminoácidos ramificados, se produce un aumento de la serotonina y en consecuencia una acción depresiva del SNC. La asimilación de aminoácidos, retrasan la depresión del SNC, protege al resto de los aminoácidos de una degradación oxidativa; y por lo tanto son aconsejables en períodos de entrenamiento especialmente intensos o para fases de musculación. Pues bien, esto no está demostrado científicamente, es más hoy en día se sabe que los aminoácidos ramificados no aumentan el rendimiento deportivo durante la competición, aunque sí que le han encontrado efectos como recuperador muscular pero para tomar después del ejercicio físico (Urdampilleta, 2012).

    También dentro de las ayudas psicológicas, Odriozola (1996), señala las técnicas de concentración, relajación, pérdida de ansiedad, hipnosis….puede resultar ser ayudar ergogénicas psicológicas para aumentar el rendimiento deportivo.

    Por otra parte, no cabe duda que cualquier tipo de efecto placebo es una ayuda ergogénica psicológica, es decir, mejora del rendimiento deportivo debido a la fuerte creencia que una ayuda le va permitir aumentar sus capacidades sin necesidad que la sustancia o método en cuestión se realmente eficaz y tenga resultados beneficiosos. Por otra parte, la simple palabra de refuerzo positivo que hace uno a sí mismo es otra de las ayudas psicológicas. Por otra parte, hemos encontrado un estudio, que cuestiona si el grito personal, aplicado por muchos deportistas de fuerza –velocidad, pueda ser otra de las ayudas ergogénicas psicológicas para aumentar la fuerza en los brazos, piernas o saltos verticales (Cordero-Aguilar y Zamora-Salas, 2010). Este recurso parece ser muy interesante para deportes explosivos, aunque necesita ser investigado más profundamente al haber estudios que se contradicen a esto.

Figura 5. Una inadecuada focalización de atención, inadecuado control de activación (demasiado o muy poco) o poca autoconfianza lleva a disminuir 

el rendimiento final del deportista, lo cual el control de estas variables psicológicas es crucial ante cualquier tipo de ayudas ergogénicas (Sosa, 2009)

    Los deportes especialmente que comparten el mismo espacio, que haya contacto físico directo, deportes muy traumáticos o los que son de muy larga duración, tienen necesidades psicológicas especiales, sobre todo para tolerar esfuerzos intensos, repetidos y bajo ciertas condiciones determinadas de presión. Así, para dar el máximo rendimiento, un deportista necesita controlar a un nivel óptimo de las siguientes cualidades psicológicas: control del nivel de activación (ansiedad), autoconfianza, evitar pensamientos negativos, y focalización de la atención, esto hace que la preparación y entrenamiento de las destrezas psicológicas en los deportistas sea crucial y a su vez sean ayudas ergogénicas psicológicas una vez se controlen estas destrezas. Así, no tenemos que descuidar que las destrezas psicológicas hay que entrenarlos durante la temporada y fuera de temporada. Un adecuado control psicológico es vital para cuando los deportistas se lesionan y por lo tanto afecta en su recuperación (Sosa et al, 2009).

    Como norma general podríamos considerar el control de las siguientes variables psicológicas como ayudas ergogénicas psicológicas:

Tabla 2. El control de las variables psicológicas en el deporte se consideran una ayuda 

ergogénica psicológica trascendental para el máximo rendimiento deportivo (elaboración propia)

3.     Ayudas fisiológicas

    Dentro de las ayudas ergogénicas fisiológicas podríamos meter el hecho de la preparación física antes las situaciones competitivas, como pueden ser aclimatación al calor, aclimatación a estados de altitud (hipoxia) o métodos para la mejora de la competencia deportiva mediante métodos que han demostrado ser válidos para la mejora de rendimiento deportivo (Barbany, 2002). Todos estos métodos ayudan al preacondicionamiento del organismo ante situaciones extremas, así como competir a altitudes elevadas (por encima de los 2000m) o situaciones de gran estrés térmico, humedades relativas altas o temperatura ambiente superior a 25ºC.

    Por otra parte, las ayudas de tipo fisioterapéutico (masajes deportivos), o el uso de oxigenoterapia, crioterapia o fármacos con efecto directo a nivel neurofisiológico como el bicarbonato sódico (mecanismo de tampón ante la acidosis) podrían integrarse en este apartado.

    Los tres factores que influyen en la termorregulación en ambientes extremos son básicamente tres: 1) aclimatación previa del organismo, 2) estado de forma física y sobre todo 3) estado de hidratación. A continuación hablaremos sobre la aclimatación ante ambientes extremos como calor extremo, frío o altitud.

Aclimatación al calor

    La aclimatación es el conjunto de adaptaciones que le permiten a una persona tolerar mayor estrés por calor ambiental. Este proceso, parte fundamental en la prevención de las enfermedades relacionadas con el calor, básicamente induce cambios en la cantidad y calidad de la sudoración así como en el flujo sanguíneo, adaptando al organismo a trabajar más eficientemente en climas calurosos generando menos calor interno. Sabemos que si la temperatura interna sube por encima de los 36,5ºC empezamos a entrar en una situación de fiebre y en consecuencia, además de que el organismo no trabaja eficazmente a nivel de los procesos enzimáticos para la obtención de energía. Esto suele se debido por la deshidratación que se da habitualmente en días calurosos y deportes de muy larga duración.

    Para aclimatarse al calor, se aconseja entrenar en días calurosos (25ºC) a intensidades medias (entre 55-70%VO2max) durante 7-14 días (aunque la mayoría de las adaptaciones fisiológicas, un 75% se consiguen al final de la 1º semana), alcanzando la aclimatación completa a los 14 días (Billat, 2002). Así, la vasodilatación cutánea y un aumento del volumen sanguíneo (+10-12%) al entrenar en calor se observan a finales de la 1º semana y a los 14 días, se observan mejoras en el ritmo de sudoración para disipar mejor el calor interno y la concentración de sales (Na y Cl) perdidos por cada litros de sudor es menor. Algunos autores afirma que se necesitan sesiones diarias de más de 90' de duración para aclimatarse bien al calor (Pandolf, 1996).

Figura 6. La importancia de la aclimatación al calor como ayuda ergogénica para aumentar la eficiencia 

metabólica a la hora de competir en ambientes de calor y humedad relativas altas (Cedido de Aritz Urdampilleta)

Aclimatación al frío

    Para la aclimatación al calor, las medidas generales serían así como la aclimatación al calor exponerse a situaciones de frío intenso. Para ello, podríamos seguir las siguientes estrategias como: Utilizar ropas adecuadas (traspirables), una dieta equilibrada con un mayor aporte de calorías del habitual en los deportistas que no tengan tendencia al sobrepeso y con un discreto incremento de proteínas y lípidos a fin de garantizar un mayor aporte calórico y enfrentar los gastos extras debidos al frío, hidratarse adecuadamente en orden a mantener un correcto flujo sanguíneo periférico así como realizar un óptimo calentamiento para garantizar el aumento y mantenimiento del calor corporal mediante el aumento del metabolismo. Si fracasan estas medidas, se produce una disminución de la temperatura corporal por debajo de lo normal, lo cual disminuye el VO2max, el gasto cardíaco, la capacidad de trabajo y recuperación así como los índices de fuerza y velocidad que están directamente relacionados con la temperatura muscular.

    La adaptación crónica al frío disminuye la vasoconstricción cutánea intensificando la circulación sanguínea periférica y disminuyendo menos la temperatura cutánea y muscular. Aumenta la coordinación, la fuerza-velocidad, la movilidad articular y la resistencia (O’Brien, 2000). La adaptación debe de durar entre 7-14 días. Siendo, al igual que sucede con el calor, más lenta en los niños.

Aclimatación a estados hipóxicos

    En los últimos años, han salido estudios que demuestran que con los estímulos de hipoxia intermitente inducen adaptaciones periféricas-musculares (mayor encimas oxidativas, capilarización…), justificando una mejora del rendimiento deportivo especialmente cuando se compite en altitudes superiores a los 2000m y a nivel del mar. Diferentes investigadores, han realizado aportaciones interesante interesantes sobre los métodos de hipoxia utilizados para el rendimiento deportivo, concluyendo que entrenar en situaciones de hipoxia al menos con 12 sesiones de 60-90´ simulando altitudes entre 3000-500m pueden darse adaptaciones musculares y cardiovasculares más que interesantes (Urdampilleta, 2011; Wilber, 2007), mayores o menores según la susceptibilidad individual a estados hipóxicos.

    Por otra parte, no cabe duda que estos estímulos son eficaces para prevenir el Mal Agudo de Montaña (MAM) en los alpinistas y así hacer más agradable las expediciones alpinísticas (Fulco et al, 2012).

Figura 7. Tiendas de hipoxia utilizadas para el preacondicionamiento hipóxico en los alpinistas y mejora del rendimiento deportivo. 

Unidad de Fisiología. Entrenamientos en altitud y Estímulos de Hipoxia Intermitente. NUTRIAKTIVE. Centro K2. Vitoria-Gasteiz (España)

    Resumiendo las ayudas ergogénicas fisiológicas propuestas las podemos observar en la siguiente tabla:

Tabla 3. Factores beneficiosos para la respuesta adecuada antes situaciones extremas ambientales (frío intensos/ calor o altitudes elevadas) (elaboración propia)

Referencias bibliográficas

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