Aspectos perceptivos del propio cuerpo. La lateralidad | |||
*Licenciado en Educación Física. Profesor Titular de Escuela Universitaria en la Facultad de Educación de la
Universidad Complutense de Madrid |
César
Fernández-Quevedo Rubio* (España) |
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Resumen El cuerpo humano se caracteriza por estar constituido por partes anatómicas pares y simétricas, sin embargo esta simetría anatómica no se manifiesta en el aspecto funcional. La lateralidad es uno de los elementos de lo que se viene denominando “esquema corporal”, es decir que es uno de los aspectos de la “percepción del propio cuerpo” y consiste en la tendencia a utilizar, de forma preferente, uno de los dos elementos pares del cuerpo (brazo, pierna, ojos y oídos). No debemos confundir la lateralidad con el conocimiento de la izquierda y la derecha, algo muy frecuente, la primera, como hemos dicho, forma parte de los aspectos perceptivos del cuerpo mientras que el segundo hace referencia a uno de los conceptos que corresponden a la percepción espacial. Es cierto que la lateralidad será la base en que se apoye dicho conocimiento, pues el niño conoce el espacio a partir de su cuerpo y a diferencia de lo que ocurre con conceptos correspondientes a la percepción espacial, como el arriba y abajo o el delante y detrás, que en su cuerpo se traducen en partes muy diferentes; cabeza y pies o tripa y espalda, la izquierda y la derecha son anatómicamente iguales por lo que la única forma de distinguir un lado de otro consiste en su preferencia de uso (lateralidad), pero esto no puede llevarnos al error de confundir ambos conceptos. Palabras clave: Percepción. Imagen corporal. Lateralidad.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 175, Diciembre de 2012. http://www.efdeportes.com/ |
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1. Introducción
Antes de iniciar esta exposición resulta obligado hacer alguna aclaración pues este es un tema que da lugar a muchas confusiones.
El cuerpo humano se caracteriza por estar constituido por partes anatómicas pares y simétricas, sin embargo esta simetría anatómica no se manifiesta en el aspecto funcional.
La lateralidad es uno de los elementos de lo que se viene denominando “esquema corporal”, es decir que es uno de los aspectos de la “percepción del propio cuerpo” y consiste en la tendencia a utilizar, de forma preferente, uno de los dos elementos pares del cuerpo (brazo, pierna, ojos y oídos). No debemos confundir la lateralidad con el conocimiento de la izquierda y la derecha, algo muy frecuente, la primera, como hemos dicho, forma parte de los aspectos perceptivos del cuerpo mientras que el segundo hace referencia a uno de los conceptos que corresponden a la percepción espacial.
Es cierto que la lateralidad será la base en que se apoye dicho conocimiento, pues el niño conoce el espacio a partir de su cuerpo y a diferencia de lo que ocurre con conceptos correspondientes a la percepción espacial, como el arriba y abajo o el delante y detrás, que en su cuerpo se traducen en partes muy diferentes; cabeza y pies o tripa y espalda, la izquierda y la derecha son anatómicamente iguales por lo que la única forma de distinguir un lado de otro consiste en su preferencia de uso (lateralidad), pero esto no puede llevarnos al error de confundir ambos conceptos.
El siguiente párrafo viene a confirmar lo que acabamos de exponer.
(Bento, 1968; en Rigal, 1987, pág. 539)El origen de la posibilidad de distinguir la derecha de la izquierda provendría de excitaciones diferentes nacidas de los músculos y de las articulaciones de ambos lados del cuerpo. Si tales diferencias deben manifestarse desde un punto de vista sensorial, deben aparecer igualmente desde un punto de vista motor, es entonces susceptible de existir una relación entre la preferencia manual y la discriminación derecha-izquierda
Sin embargo no todos los expertos defienden esta posibilidad, así en el texto redactado por Rigal (1987) encontramos el siguiente párrafo.
(Rigal, 1987, pág. 540)“La adquisición de la discriminación derecha-izquierda se explica a menudo a partir del establecimiento de la preferencia manual. Sin embargo esta reacción es puesta en duda, se da cada vez importancia mayor solo a la inteligencia.”
Sea cierto el primer planteamiento o el segundo, lo que no cabe duda es que la lateralidad no debiera confundirse con el conocimiento de la izquierda y la derecha.
2. Definición
La definición que hace de este término la Real Academia de la Lengua “Preferencia espontánea en el uso de los órganos situados al lado derecho o izquierdo del cuerpo, como los brazos, las piernas, etc.” (2001) corrobora nuestro pensamiento. Del mismo modo que lo hacen los estudios de autores como Harris (1961), Pieron (1968), Rigal (1987), Le Boulch (1992), Magarizo y Cruz (sin fechar).
El único trabajo, que hemos podido encontrar, que introduce la lateralidad dentro de lo que es la percepción espacial corresponde a Castañer y Camerino (2002) quienes, después de incluir la lateralidad como un subapartado de la espacialidad, definen la lateralidad en los siguientes términos:
(Castañer Balcells & Camerino Foguet, 2002, pág. 298)La lateralidad es el término que define el “sentimiento interno” de la direccionalidad o tropismo corporal en relación con el espacio circundante. Es un proceso que se desarrolla conjuntamente con la conceptualización verbal de los componentes espaciales: arriba-abajo-derecha-izquierda-delante-atrás…”
El profesor Iglesias (1999), en la fundamentación de su tesis, hace una revisión de las diferentes definiciones que recibe este término concluyendo que hay dos interpretaciones: las que la entienden como dominancia lateral y las que la asocian al conocimiento de la izquierda y derecha, pero finalmente optan por utilizar como sinónimos los términos “lateralidad” y “preferencia manual” coincidiendo con la idea que apoyamos en nuestro artículo.
(Iglesias Soler, 1999, pág. 28)Debemos indicar que en nuestro trabajo hablaremos indistintamente de lateralidad y dominancia o preferencia lateral, denominando con dichos términos el empleo predominante de uno de los lados del cuerpo en la ejecución de las tareas planteadas.
Coincidiendo con la definición que aporta la Real Academia de la Lengua encontramos la que expone Rigal, para quien “la lateralidad es la preferencia de utilización de una de las dos partes simétricas del cuerpo: mano, ojo, oído pierna”. (Rigal, 1987, pág. 453)
Según este mismo autor “la lateralización cortical es la especificidad de uno de los dos hemisferios en cuanto al tratamiento de la información sensorial o en cuanto al control de ciertas funciones. (Rigal, 1987, pág. 453)
Lateralización (Rincón del Logos)
Aunque el término lateralización, sin el calificativo “cortical” o “hemisférica”, también se emplea para referirse al proceso de desarrollo de la lateralidad en el niño.
Dentro de lo que sería la lateralidad como preferencia en la utilización de una de las dos partes del cuerpo Le Boulch (1992) distingue entre: la lateralidad de utilización, para referirse a la parte del cuerpo utilizada en las actividades corrientes y que puede haber sido adquirida en la interrelación con el medio circundante, y la lateralidad espontánea o gestual, manifestación del potencial genético y resultado de la especialización hemisférica innata.
Por otra parte, además de la lateralización segmentaria podemos hablar de una lateralización axial o de rotación como apunta Soulin (1983, en López, Gil, & Vernetta, 1992). En una prueba realizada por estos últimos autores el 86 % de los sujetos testados giraban a la izquierda. Dorochenko, (sin fechar) propone dos test uno para ver la rotación de hombos y otro para la cintura (Test de Solin).
3. La lateralización cortical
Parece demostrada cierta localización cerebral, pero las zonas simétricas del otro hemisferio son potencialmente susceptibles de ejercer las mismas funciones. Por ello en caso de lesión, hasta los diez años se puede producir la restauración funcional.
(García Alba, 2010, pág. 69)El proceso de lateralización de las funciones cerebrales se desarrolla a lo largo de los años y en torno a la pubertad parece estar asentado definitivamente, según uno de los pioneros en el estudio de la lateralización, Lenneberg. La fundamentación empírica de su afirmación se basa en el estudio de pacientes de menos de dos años con lesión cerebral, en los cuales el proceso de adquisición del habla se dio normalmente, pero niños con las mismas condiciones a edades posteriores no lo consiguieron o lo hicieron con retraso, independientemente de donde estuviera la lesión, bien en el HD o en el HI.
Dentro del cerebro, el cuerpo calloso, constituido por millones de fibras que unen ambos hemisferios, es la estructura principal que los relaciona anátomo-fisiológicamente. Por eso se dice que permite conocer a un hemisferio lo que está haciendo el otro, e impide que ambos hemisferios trabajen aislados. Sería gracias a este traspaso de información por lo que se puede producir la asunción de funciones por el hemisferio opuesto en caso de lesión cerebral.
4. Tipos de lateralidad
Lateralidad homogénea o integral. Es el uso preferente y evidenciado de un lado del cuerpo sobre el otro; misma mano, mismo ojo y mismo pie
Diestro: Cuando emplea mano, ojo y pie derecho.
Zurdo: Si utiliza preferentemente mano, pie y ojo izquierdo.
Lateralidad indefinida o no integrales. Cuando usa indiferentemente un lado u otro, o duda en la elección. Ambidextro. Aquel que utiliza ambos lados del cuerpo con la misma habilidad.
Lateralidad cruzada. Predominio diferente entre uno y otros miembros. También podíamos incluir el ojo pero hay que señalar que la “dominancia” ocular no está asociada a una especialización hemisférica ya que la retina envía a cada lóbulo occipital la mitad de los estímulos recibidos.
Lateralidad invertida. Cuando con un uso preferente de uno u otro lado, en una etapa dada, y sin causa aparente, pasa a emplearse el miembro opuesto. En algunos textos se confunde la lateralidad invertida con la lateralidad forzada.
Lateralidad forzada o contrariada. Cuando tiene un dominio neurológico diferente al del miembro que emplea en sus acciones, o lo que es lo mismo cuando se ha obligado a usar la mano contraria a la que se hubiera utilizado de manera natural (zurdos contrariados). En los últimos 50 años el número de zurdos ha aumentado del 2,5% al 11 % de la población (Rigal, 1987). Esto da una idea del números de zurdos contrariados que ha habido.
Castañer y Camerino (2002) hablan de laterales no integrales; incluyendo bajo esta denominación a los ambidextros, aquellos que poseen una lateralidad cruzada y los que tienen una lateralidad invertida, entendiendo que esta última hace referencia a la lateralidad de aquellos individuos que ha sido forzados a modificar su preferencia natural por los aprendizajes.
5. Origen de la definición lateral
Parece demostrado que hay predominio de sujetos diestros en todas las épocas históricas y situaciones geográficas (Toth, 1985), pero aún hoy en día se desconoce porque determinados individuos son diestros o zurdos.
Rigal (1987) señala tres posibles factores para dicha determinación:
Los factores de tipo neurofisiológico: la predominancia de uno u otro hemisferio, en lo que respecta al control del movimiento, determinará que la persona sea zurda o diestra.
Los factores genéticos (Tesis ingénita): La lateralidad de los padres, puede condicionar la de los hijos.
Padre y madre zurdo: 46 % de los hijos zurdos
Uno zurdo y otro diestro: 17 %
Padres diestros: 2 %
Los factores sociales (Tesis watsoniana): Algunos factores sociales que pueden condicionar la lateralidad del niño, como por ejemplo:
El simbolismo religioso que considera el lado derecho como el lado bueno.
El lenguaje: donde el término diestro siempre se ha relacionado con lo positivo y el izquierdo con o negativo. Lo siniestro.
El ambiente: los modelos familiares, el mobiliario, los utensilios habituales, muchos confeccionados para el uso específico de los diestros.
6. Características de las preferencias manual, ocular y de pierna
La preferencia ocular, como ya se ha señalado, no está asociada a una especialización hemisférica puesto que cada retina transmite a cada lóbulo la mitad de los estímulos que recibe.
En la preferencia de pierna
La preferencia manual sensorial
7. Evolución de la lateralidad
En lo que respecta al momento en que puede determinarse la preferencia manual existen muy diferentes opiniones:
Para algunos ya es posible determinar el lado preferente de utilización a los 7 u o meses de la gestación, observando el dedo pulgar que el feto introduce en su boca (Hepper, Shahidullah y White, 1991, en Hernández, 1993).
Le Boulch (1976) subraya la relación entre el reflejo tónico del cuello y la posterior preferencia manual. En 14 de 19 casos coincide el lado al que vuelve la cabeza con manualidad (Rigal, 1987).
Pero donde ya se manifiesta de forma evidente, con variaciones según los sujetos, la preferencia por una u otra mano es a partir de los cuatro meses, al golpear objetos con una mano y a los 8 cuando el niño participa en actividades homolaterales.
En los casos de lateralidad homogénea esta queda perfectamente definida a los 4 años.
En algunos casos pueden presentarse unos periodos de inestabilidad (lateralidad invertida) entre los 2 y 3 años y los 6 y 8 años.
Según Castañer y Camerino (2002) la lateralización se va estableciendo alrededor de los cuatro o cinco años de edad, se consolida sobre los siete y se afianza alrededor de los once.
8. Evaluación de la lateralidad
Los medios que se pueden emplear para conocer la preferencia lateral de uso segmentario son los siguientes:
Información de los padres.
Cuestionarios. Con ellos es posible determinar el porcentaje de uso de la mano no dominante de un sujeto. Entre las acciones sobre las que se le pregunta hay que diferenciar las habituales de las que requieren gran habilidad. En las primeras la especialización de un lado es reducida y la utilización indistinta de ambos lados, lejos de ser un problema, se considera una ventaja funcional.
Examen de la motricidad. El lado preferente es el menos extensible y las sincinesias desaparecen antes.
Las pruebas de eficiencia manual o test de lateralidad. Mayolas (1997) diferencia entre:
Test de preferencia. Se proponen diferentes tareas homolaterales y se observa que lado utiliza.
Test de eficacia. Se realiza una tarea con un lado y luego con el contrario y se observa con cual es más eficaz.
Los mejores test para la detección de la lateralidad son los que apuntan a la habilidad y precisión del movimiento.
Creemos que hemos de evitar aquellas pruebas que, estando incluidas en algunas baterías de test, su ejecución, por la forma en que se ha construido el material utilizado, resulta más sencilla para uno de los segmentos corporales (siempre el derecho). Como, por poner un ejemplo, ocurre con la Prueba II del Harris Tests of Lateral Dominance (en Vayer, 1985) que, en el listado de diez tareas para reconocer la preferencia manual, incluye entre otras:
Dar cuerda al despertador de mamá
Girar el pomo de la puerta
Utilizar las tijeras
9. Aspectos pedagógicos
Parece necesario confirmar la lateralidad en uno de los lados.
Hay que facilitar al niño situaciones en las que se manifieste la independencia segmentaria.
Nunca utilizar los términos “izquierda” o “derecha” antes de los 6 ó 7 años.
Utilizar tareas poco cotidianas en las que se exija precisión y eficacia.
10. Actividades propuestas para la etapa de infantil
A continuación presentamos una pequeña relación de actividades que pueden servir para orientarnos en la confección de muchas otras.
El pistolero. Todos en círculo sentados y uno en el medio de pie. Este último señala de golpe a dos de los alumnos. Los señalados deberán levantarse apuntar con el índice al otro y decir su nombre. El que más tarda eliminado. En infantil podemos hacer que se ponga en medio y se encargue de señalar (como si se la ligara).
Robar la cola.
Pisar la cola
Uno con la cuerda hace la culebrilla y el otro la intenta pisar (parejas).
Dejamos las cuerdas por el suelo (colores). A la señal pisamos… (verde, azul, etc.)
Con cualquier objeto jugamos a “La Raya”. Se lanza dicho objeto tratando de dejarle lo más cerca posible de la línea marcada (Se pude hacer pasándose o no de la raya, se pude hacer por aproximación a una pared, etc.).
Con una pelota Pequeña lanzar arriba y coger. Lanzar e intentar darle una patada, Lanzar y golpear con la mano. Pasársela al compañero rodando, lanzándola, etc. Hacerla girar en el sitio en un sentido y otro.
Jugar a Tierra, Agua y Aire. Sentados en círculo uno en el medio les pasa una pelota “Pequeña” rodando a los de alrededor, diciendo en el momento del pase “agua”, “tierra” o “aire”. El que la recibe la devuelve rodando rápidamente, pero antes de hacerlo ha de nombrar un animal de “tierra”, “agua” o “aire” según le haya pedido el del centro.
Pajaritos. La mitad de la clase en un cuadrado y la otra mitad dividida en dos grupos fuera del cuadrado en dos lados opuestos. Han de eliminar a los del centro golpeándoles con una “Pequeña” pelota de foam. Los del centro no pueden tocar la pelota y los de fuera siempre lanzan desde detrás de la línea, aunque entren a por la pelota que ha quedado dentro. Gana el equipo que antes elimina al otro. En infantil es indiferente contar el tiempo.
Lanzamiento de alpargata. Lanzar una zapatilla por debajo de las piernas, pero recuerda que estás de frente al lugar hacia el que hay que lanzar la alpargata.
Saltar y girar cayendo con pies juntos.
Lanzamientos con el Freesby de gomaespuma.
Lanzar a un cono anillas pequeñas.
Pasarse de mano en mano una pelota pequeña. Se pueden hacer carreras entre equipos.
Marcar ritmos con una maraca (Bote con arroz).
Juegos de rayuela. (Si hay problemas con pata coja, se puede saltar con dos pies).
Etc.
Bibliografía
Castañer Balcells, M., & Camerino Foguet, O. (2002). Lateralidad. En D. Blázquez Sánchez, Fundamentos de educación física para enseñanza primaria. (págs. 299-301). Barcelona: INDE.
Dorochenko, P. (sin fechar). Interés de las lateralidades en el deporte. Recuperado el 19 de noviembre de 2012, de Centro Internacional de Rehabilitación del Deportista: http://www.cve.gva.es/val/formdep/pdf/2.lateralidad_1.pdf
García Alba, J. (2010). Deficits neuropsicológicos en Síndrome de Down y valoración Doppler Transcraneal. Tesis . Madrid: Universidad Complutense.
Harris, A. (1961). Manuel d’application des tests de latéralité. París: Bigot.
Hernández, S. (1993). Lateralización cerebral del lenguaje, preferencia manual y rendimiento lector. Tesis doctoral . La Laguna: Universidad de la Laguna.
Iglesias Soler, E. (mayo de 1999). Estudio de la lateralidad funcional en la ejecución de habilidades específicas de judo, a partir de dos formas de entrenamiento. Tesis doctoral . La Coruña: Universidad da Coruña.
Le Boulch, J. (1992). Hacia una ciencia del movimiento humano. Barcelona: Paidos.
Le Boulch, J. (1976). La educación por el movimiento en edad escolar. Buenos Aires: Paidos.
López, J., Gil, J., & Vernetta, M. (1992). Relación ntre la dominancia lateral y el sentido de rotación longitudinal en movimientos gimnásticos. Apunts , 44-52.
Magarizo, C., & Cruz, S. (sin fechar). Desarrollo físico y psicomotor en la primera infancia. Recuperado el 16 de noviembre de 2012, de: http://www.sc.ehu.es/ptwmamac/Capi_libro/38c.pdf
Mayolas, M. D. (1997). Un nuevo test de valoración de la lateralidad para los profesionales de la Educación Física. Apunts , 14-22.
Pieron, H. (1968). Vocabulaire de la Psychologie. París: PUF.
Real Academia de la Lengua Española. (2001). Diccionario de la Lengua. (R. A. Española, Ed.) Recuperado el 13 de noviembre de 2012, de rae.es: http://lema.rae.es/drae/?val=lateralidad
Rigal, R. (1987). Motricidad Humana fundamentos y aplicaciones pedagógicas. Madrid: Pila Teleña.
Rincón del Logos
Toth, N. (1985). Archaeological Evidence for Preferential Right-Handedness in the Lower and Middle Pleistocene, and its Possible Implications. Journal of Human Evolution , 607-614.
Vayer, P. (1985). El niño frente al mundo. Barcelona: Científico-médica.
Young, G. (1977). Languague development a neurological theory: implications for lateralization of brain function. Academic Press, , 189-311.
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