Acciones afirmativas en Educación Superior: impactos y desafíos | |||
Mestra em Metodologia de Ensino, UFSCar Doutora em Educação, UFSCar Integrante do Núcleo de Estudos Afro-Brasileiro e do Grupo de Pesquisa Práticas Sociais e Processos Educativos do Programa de Pós-Graduação em Educação-UFSCar Coordinadora ex-Projeto Equidade na Pós-Graduação, UFSCar-F. FORD |
Stella Araújo-Olivera (Brasil) |
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Resumen El trabajo reporta algunas reflexiones que se encuadran en una investigación, en proceso, que discute la excelencia académica en la universidad brasilera y su compromiso social. Busca entender el impacto producido por la implementación de acciones afirmativas en educación superior para la población negra e indígena que demandan igualdad racial, ciudadanía y participación activa como interlocutores en diversas esferas de la sociedad. Palabras clave: Acciones afirmativas. Educación superior. Igualdad racial.
Resumo O trabalho apresenta reflexões provindas de uma pesquisa em andamento que discute a excelência acadêmica na universidade brasileira e o compromisso social. Busca-se entender o impacto da implementação no ensino superior de ações afirmativas para populações historicamente excluídas, que demandam igualdade racial, cidadania e participação plena como interlocutores nas diversas esferas da sociedade. Unitermos: Ações afirmativas. Ensino superior. Igualdade racial.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 175, Diciembre de 2012. http://www.efdeportes.com/ |
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No es cuestión de hacer simplemente una nueva habitación para los excluidos en la antigua casa. Es necesario hacer una nueva casa, con una nueva distribución.
De lo contrario los indígenas, las mujeres y los afrodescendientes irán a las habitaciones de “servicio”… como antes, como siempre.
Enrique Dussel
Introducción
El estudio del impacto producido por la implementación de acciones afirmativas en educación superior para la población negra e indígena -que demandan reconocimiento positivo de la diversidad, ejercicio de la ciudadanía y participación activa como interlocutores en diversas esferas de la sociedad- asume relevancia especial ante la reciente aprobación de la Ley 12.711/2012, representando un avance normativo en dirección a la democratización de la educación y la promoción de la igualdad racial.
La población negra, así como los indígenas, históricamente han compuesto el grupo de los excluidos en una sociedad que se auto percibe monocultural y blanca, donde las relaciones entre las diferentes camadas sociales se articulan jerárquicamente en función de supuestos criterios de “superioridad” de unos e “inferioridad” de otros –éstos últimos considerados menos humanos, “bárbaros”- criterios que diseminaron los invasores que colonizaron territorios, economías y conciencias, de acuerdo con visiones de mundo eurocéntricas (DUSSEL, 2001; ARAÚJO-OLIVERA , 2002).
Este marco ideológico propició la distribución de roles sociales a los diferentes grupos étnico y raciales, distribuyó o negó derechos y humanidad de acuerdo al color de la piel, así como fertilizó ideologías y mitos tales como el de la “democracia racial”, el “blanqueamiento” cuyos efectos perduran en la actualidad, como lo manifiesta el Procurador Regional de los Derechos del Ciudadano de Sao Paulo, en documento de 2006:
Los persistentes efectos (lingering effects) de la esclavitud son sentidos hasta hoy [...] en los años siguientes a la abolición el gobierno brasilero adoptó políticas agresivas de “blanqueamiento” de su población, estimulando a la sustitución da mano-de-obra negra por la europea. Con tales medidas, los negros recién libertos fueron marginalizados y excluidos del mercado de trabajo formal, reservándoles los peores puestos. (SUIAMA, 2006, p 3)
El mito de la “democracia racial” y la tesis del “blanqueamiento” hace evidente la existencia de un ideal de homogeneidad racial que implica para los racialmente diferentes (negros, indígenas) no ser aceptados como sujetos humanos con derechos, puesto que su presencia desafía ese ideal de nación brasilera. La trama de representaciones forjadas en estos supuestos, difunde la idea de que las interrelaciones raciales, en el campo social se dan de manera tranquila, armónica, sin conflictos. Más que eso, la idea de un paraíso racial fomentó imaginarios y representaciones sociales sobre lo que es ser negro y lo que es ser blanco. También creó una pedagogía racista que educó y educa a los negros y a los no negros, condicionando las relaciones entre los diferentes grupos y generando desigualdades en el acceso y goce de los bienes culturales.
En otras palabras, la historia de la población negra, en Brasil, como en otros países sudamericanos (ANDREWS, 2007) es resultado de la colonialidad que pautó –y aún modela- su vida social, política, cultural y económica a partir de los efectos de las determinaciones de una cultura hegemónica, universalista-excluyente, fundada en la visión de mundo blanco y patriarcal (DUSSEL 2001; LANDER, 2005; MIGNOLO, 2005; GONZÁLES CASANOVA, 2006).
A pesar de los niveles de des-humanización, de las desigualdades sociales y de los impedimentos materiales de producir la vida digna (empleo, salud, vivienda, educación) provenientes de esa colonialidad, mujeres y hombres negros, revindican, desde la época de la esclavitud hasta el presente, para sí y para otros segmentos excluidos, la construcción de una sociedad en la que otros mundos puedan co-existir. Brasil pasó, a lo largo de los últimos años, por un proceso de cambios en lo que se refiere a la percepción y tratamiento de las relaciones raciales. Por ejemplo, no siendo él único, bajo la influencia del proceso preparatorio de la Conferencia Mundial contra el racismo, en 2001, hubo una intensa movilización por parte das organizaciones del Movimiento Negro. Además de haber contribuido para promover el debate sobre el tema del racismo en el país, demandó acciones concretas del Estado para corregir errores del pasado y reparar sus efectos en el presente. Esta movilización y la repercusión que tuvo en los medios de comunicación, hicieron posible el debate público sobre el racismo y sus diversas manifestaciones en el espacio nacional. También crearon condiciones en la opinión pública y en las esferas de gobierno para discutir propuestas específicas, en el campo de las políticas públicas.
En este punto vale la pena subrayar que el reconocimiento discursivo de la diversidad – sea racial, de género, de preferencias sexuales, de pertenencia étnico, entre otros-, como derecho individual y colectivo, en Brasil, es una conquista reciente, lograda fundamentalmente por la acción de los movimientos de los afectados, pues, como afirma Macas:
…lo que aún subsiste es la visión del Estado colonial que ahora se expresa con otras formas pero con el mismo contenido básico: la invisibilización del Otro. […] y no sigamos dándonos la espalda como desde hace quinientos años. Hemos estado quinientos años juntos, pero de espaldas. (MACAS, 2005, p38)
Siendo así, los pueblos originarios, las poblaciones negras y los blancos contemporáneos -aunque no hayamos creado ni adhiramos a las ideologías ni las estructuras que negó derechos y humanidad- si pretendemos una sociedad mas humana, justa y democrática, tenemos el compromiso ético de corregir los errores y distorsiones heredados de un pasado racista que se perpetúa en el presente.
Acciones Afirmativas para una educación plural y anti-racista
Aunque el racismo, el mito de la democracia racial y la ideología del blanqueamiento nos afecta a todos los ciudadanos, colocándonos diferentes condicionamiento y dificultades, sea en las trayectorias de vida escolar o social (BRASIL, 2004: 09), la demanda por una educación anti-racista fue iniciada por los movimientos negros mediante la denuncia y la articulación de acciones de combate y superación del racismo; ejemplo de esto son las acciones afirmativas que vienen siendo implementadas en instituciones de educación superior.
El concepto acciones afirmativas hace referencia a un conjunto de medidas que se explicitan en políticas del estado, en programas gubernamentales, y/o en determinaciones institucionales (públicas o privadas), que aspiran disminuir o eliminar las desigualdades sociales que condicionan el acceso a la participación política ciudadana. Se encuadran, entonces, en las políticas de promoción de la igualdad racial. Siendo así, está relacionado al campo de la política y de las luchas por ciudadanía y derechos iguales que respeten las diferencias o reparen efectos adversos provocados por la exclusión.
En Brasil, es usado tanto para denominar las acciones políticas de y para segmentos marcados por las relaciones étnicas/raciales, de género y/o de clase, es decir, grupos desprovistos del ejercicio pleno de la ciudadanía y afectados por un tratamiento desigual, en el marco de un sistema que se presume democrático por ostentar un orden jurídico formalmente pautado por principios de igualdad y justicia. Son medidas especiales y temporarias, tomadas o determinadas por el Estado, espontánea o compulsivamente, con el objetivo de eliminar desigualdades históricamente acumuladas, garantizando la igualdad de oportunidades y de tratamiento, compensar pérdidas provocadas por la discriminación y la marginalización producidas por motivos raciales, étnicos, religiosos, de género y otros.
Merece ser destacado como lo hacen Jaccoud y Beghin (2002) que, por lo menos, hay tres tipos de políticas o acciones de combate al racismo y las desigualdades raciales:
acciones represivas; que buscan combatir el acto discriminatorio, la práctica de la discriminación directa, usando la legislación criminal existente.
acciones que valorizan; cuyo objetivo es combatir los estereotipos negativos, estigmas racistas construidos y consolidados en la forma de preconceptos y racismo. Buscan influir, no solo sobre la población racialmente discriminada – contribuyendo para que ella pueda reconocerse en la historia y en la nación – sino en toda la población, permitiéndole a las poblaciones negras y no negras, identificarse en su diversidad étnica y cultural.
acciones afirmativas, que buscan combatir la discriminación indirecta, ejercida por medio de formas veladas de comportamiento cuyo resultado provoca la exclusión de carácter racial. Buscan combatir el resultado de la discriminación, que provocan el alejamiento de los grupos raciales de los espacios valorizados en la vida social y que se hacen visibles como desigualdad social (pobreza, menos años de escolarización, vivienda precaria, dificultad de acceso al empleo o a la salud). Por eso son medidas temporarias que buscan garantizar la oportunidad de acceso de los grupos discriminados, ampliando su participación en diferentes sectores de la vida económica, política, institucional, cultural y social.
Como se puede ver, las políticas de acciones afirmativas son un tipo (no siendo el único) de políticas de promoción de la igualdad racial. Merece ser subrayado que el concepto “acciones afirmativas” no es sinónimo de “políticas de promoción de la igualdad racial”, porque ésta –siendo más amplia y compleja- no se limita ni restringe a la primera. Igualmente es necesario destacar que, para promover la igualdad racial en Brasil y combatir la práctica del racismo, son necesarios varios tipos de políticas públicas y/o privadas, conjugadas, articuladas y en interacción entre ellas y con las políticas universales. Es precisamente el efecto del conjunto de esas políticas, en influencia mutua, el que posibilitará la construcción de sociedades democráticas y equitativas, sustentadas en los principios de igualdad de oportunidades, de acceso y de tratamiento, para que todos sus miembros puedan ser actores de su historia.
Esta aclaración, permite aún indicar otro error de interpretación que aparece con insistencia en los medios de comunicación. Frecuentemente se reduce la discusión sobre acciones afirmativas al ámbito de la educación superior y estrictamente a una de sus metas: las cuotas destinadas a garantizar el ingreso de los negros, los indígenas y los empobrecidos. Conforme Silva “de esa forma, no pocas veces el término cuotas es utilizado, por falta de información o de mala fe, como sinónimo de acciones afirmativas”. (SILVA, 2009, p 263)
Iniciativas del Estado y de la sociedad civil para promover la igualdad racial
Enfrentado a presiones provenientes del ámbito nacional e internacional, el Estado brasileiro dio algunos pasos en dirección al combate de las desigualdades raciales, más fácilmente identificadas en los documentos y recomendaciones que en las acciones prácticas. Innegablemente merece ser reconocida la creación de secretarias y/o ministerios (SEPPIR, SECAD), la aprobación de la leyes (Ley 10.639/2003; Ley 12.288/2010, Ley 11.645/2008; y recientemente la Ley 12.711/2012) que tienen como objetivo promover la igualdad racial.
Consideramos que la Marcha Zumbí de los Palmares contra el Racismo, por la Ciudadanía y la Vida, realizada en Brasilia, el 20 de noviembre de 1995 y la Conferencia de Durban, en 2001, fueron eventos, uno nacional y otro internacional que marcan fuertemente la aproximación entre el Movimiento Negro y el Estado introduciendo la temática racial en la agenda política y que se traducen en la implementación de acciones afirmativas.
El objetivo de la Marcha Zumbí de los Palmares contra el Racismo, por la Ciudadanía y la Vida, era reafirmar su lucha contra el racismo y las desigualdades y exigir políticas públicas. Sus dirigentes, recibidos en el Palacio de Planalto, entregaron al presidente en ejercicio un conjunto de propuestas, denominadas Programa de Superación del Racismo y de la Desigualdad Racial.
La militancia del movimiento negro demandaba medidas concretas, que para la educación podemos resumir en:
Recuperación, fortalecimiento y ampliación de la escuela pública, gratuita y de buena calidad.
Implementación de la Convención sobre Eliminación de la Discriminación Racial en la educación.
Análisis de los libros didácticos, manuales escolares y programas educativos controlados por la Unión.
Desarrollo de programas permanentes de entrenamiento de profesores y educadores que los habilite a tratar adecuadamente con la diversidad racial, identificar las prácticas discriminatorias presentes en la escuela y el impacto de éstas en la evasión y repetición escolar de niños y niñas negras.
Desarrollo de programas educativos de emergencia para la eliminación del analfabetismo, con el otorgamiento de becas para adolescentes negros de baja renta, de manera de garantizar no sólo el acceso a la escuela, también la conclusión del nivel básico escolar.
Desarrollo de acciones afirmativas para el acceso de los negros a los cursos profesionalizantes, a la universidad y a las áreas de tecnología de punta.
Otros hechos significativos, con repercusión política y académica, fueron:
el reconocimiento público, de que el país era racista, realizado en 1996 por el Presidente de la República en la abertura del seminario Multiculturalismo y Racismo, realizado en Brasilia;
en ese mismo año, el Plan Nacional de los Derechos Humanos (PNDH, 1996, p 30), incluía entre sus objetivos “acciones afirmativas para el acceso de los negros a los cursos profesionalizantes, a la universidad y a las áreas de tecnología de punta” y el “desarrollo de políticas compensatorias que promuevan social y económicamente a la comunidad negra”;
la creación del Grupo de Trabajo Interministerial, también en 1996;
la presentación ante el Senado del Proyecto de Ley Social del Negro que propone medidas de acción compensatoria para la implementación del principio de isonomía social del negro.
Entre las iniciativas adoptadas por el Estado deben ser destacadas:
La creación, en 2002, por el Ministerio de Educación, del Programa Diversidad en la Universidad que apoya a las instituciones que promueven cursos “pre-vestibulares” para estudiantes negros e indígenas y otorga becas de estudios a los matriculados.
El Programa Universidad para Todos, ofrece acceso, con gratuidad total o parcial a estudiantes -egresados de la educación pública- en instituciones privadas (sin fines lucrativos/comunitarias) de educación superior; también dispone de reserva de plazas para estudiantes negros o indígenas.
La Secretaría Especial de Políticas de Promoción da Igualdad Racial (SEPPIR) creada en 2003, con la función de asesorar a la Presidencia da República y realizar la articulación de ésta con los demás ministerios para elaborar políticas de promoción de la igualdad racial, particularmente para la población negra.
La aprobación de la Ley 10.639/03 y la Ley 11.654/2008 que introducen la diversidad étnica y racial como contenido curricular, promoviendo desafíos a la educación brasilera, a las escuelas y a los profesores, al proponer que los currículos escolares contengan una nueva lectura sobre el lugar de África en la historia nacional y universal, y sobre el papel de los afrodescendientes e indígenas en Brasil, ya no estigmatizados ni puestos al margen de la historia oficial.
En 2010 entró en vigor el Estatuto de la Igualdad Racial.
La reciente aprobación de la Ley 12.711/2012 que instituye un sistema de cuotas sociales y raciales en las instituciones federales de enseñanza superior vinculadas al MEC y en las instituciones federales de enseñanza técnica y nivel medio, representando un avance sustantivo en dirección a la democratización de la educación.
Este hecho merece ser señalando pues las acciones afirmativas en curso en numerosas universidades brasilera carecieron de una base legislativa más sólida. Esa falta de sustentación legislativa, no impidió que algunas universidades, por efectos de la presión del movimiento, implementaran programas de acción afirmativa procurando la inclusión social de la población negra e indígena, promoviendo una mayor oportunidad de acceso a los cursos de nivel superior.
Esas iniciativas en andamiento adoptaron medidas con formatos y modalidades diferentes, manteniendo como objetivo la disminución de las desigualdades; entre ellas se identifican: los denominados “cursinhos pre-vestibulares” (cursos de ingreso); sistemas de bonificación y de reserva de plazas en el examen “vestibular” a partir de criterios socioeconómico y étnico-racial; oferta de becas de estudio después del ingreso a los cursos de graduación y creación de cursos específicos para estos segmentos, como, por ejemplo, la licenciatura para profesores indígenas en algunas universidades.
Es pertinente destacar que en la educación superior, las acciones afirmativas generalmente adoptaron el sistema de cuotas para el ingreso de estudiantes negros e indígenas. Según Santos (2007) y Rosemberg (2006), esta es una técnica de implementación de las acciones afirmativas, en que se reserva, en un proceso de competencia por bienes sociales (por ejemplo, el ingreso en la universidad), un porcentaje de las plazas para que uno o más grupos sociales discriminados compitan solamente con los miembros de su mismo grupo de pertenencia. Por lo tanto, en un proceso selectivo, un determinado número de las plazas es garantizado anticipadamente para la disputa entre los miembros de uno o más grupos discriminados, por sus características reales o atribuidas y estigmatizadas, pero que, por eso, fue contemplado por este tipo de acción.
Las cuotas para ingreso y permanencia de sectores subrepresentados en la educación superior no constituyen las únicas medidas adoptadas, sin embargo, estas estrategias de intervención, orientadas a reparar el cuadro de injusticia racial, desencadenaron intensos debates entre sectores opositores; periodista, representantes del movimiento negro y académicos, frecuentemente participaron en programas de televisión; la prensa escrita también publicó reportajes y artículos sobre el tema. Una de las preocupaciones se centró en la amenaza que estas cuotas representaban para la “excelencia académica” argumentando que la garantía de está radicaba en el ingreso en función de los “méritos”.
Contestando estas posturas Silva Junior (2003, p 113) observa que “el verdadero mérito es aquel mensurable en el desempeño de los alumnos en el transcurso del curso, y no en la ante-sala de las universidades”. En esa misma línea de pensamiento, Moehlecke (2004), en artículo que analiza las argumentaciones a favor y contra las acciones afirmativas articuladas mediante cuotas raciales, pondera que:
Las políticas de acción afirmativa tensionan no solo los marcos de la tradición liberal universalista y su noción de igualdad y mérito, sino también nuestra noción de pueblo mestizo conviviendo bajo una armonía racial, idea con la cual Brasil se ha identificado desde hace años (Moehlecke, 2004: 764)
Una propuesta que trae como objetivo redistribuir los bienes sociales de manera más equitativa, claramente representa una amenaza y ella es resistida tanto por los grupos que han sido históricamente privilegiados, porque desafía el statu quo, como para aquellos que defiende la igualdad de derechos de los seres humanos (universalista) en el momento de su nacimiento pero que a la hora del reparto de los bienes, los recursos o ante la democrática movilidad social, adoptan el “mérito” y el “esfuerzo personal” como unidades de medida.
A pesar de las resistencia y a propósito de las reacciones, el debate sobre la aceptación o no-aceptación de las cuotas trajo como consecuencia la discusión pública de un tabú: el racismo en Brasil, malestar que fue enmascarado por el mito de la “democracia racial”, concepto que sintetiza el pensamiento de toda una época y de una generación de intelectuales, aún habita en las representaciones de la población blanca y en muchas de las no blancas. Asimismo, el debate contribuyó a abrir brechas de cuestionamiento a la “idea de que Brasil era una sociedad sin ‘línea de color’, o sea, una sociedad sin barreras legales que impidieran el ascenso social de las personas de color a cargos oficiales o a la posesión de riqueza y prestigio” (Guimarães, 2002:139)
Al mismo tiempo este debate desaprovechó la oportunidad de discutir –como destaca Silvério (2002)- el principio de igualdad; la causalidad que determina las desigualdades sociales; los mecanismos y estrategias con las que las diferencias naturales y culturales son construidas socialmente, produciendo desigualdades sociales, e incluso eludió la necesidad de pensar como crear puentes sociales, jurídicos, para conjugar el principio de la igualdad con el derecho a las diversidad/es.
Iniciativas de implementación de acciones afirmativas en el campo educativo y particularmente en el nivel superior, sean gubernamentales, de instituciones internacionales o de organizaciones de la sociedad civil (movimientos sociales, ONG's, entre otros) son indicadores de que hay un reconocimiento creciente de las desigualdades raciales. A pesar de eso es difícil afirmar que la sociedad brasilera está realmente comprometida con la disminución de esas desigualdades.
Algunas consideraciones
La implementación de acciones afirmativas en educación superior surge en el último decenio, por lo que constituyen una novedad dentro del panorama brasilero. Significa un avance en el reconocimiento de la diversidad que caracteriza a la sociedad brasilera. Sus efectos impactan en la opinión pública y en las comunidades académicas pues promueve la discusión sobre la diversidad negada, la desigualdad racial ampliamente enmascaradas por el mito de la democracia racial. A partir del momento en que las universidades han incluido políticas institucionales de acciones afirmativas, están reconociendo la exclusión y marginalización de estos grupos en la sociedad y particularmente en el ejercicio de derechos como el acceso a la educación superior. Asimismo están admitiendo que tienen un compromiso con la construcción de una sociedad más justa; que valorice todas las diversidades. Con todo, cabe subrayar el desafío que implica la diversidad en la universidad y preguntarse ¿De qué manera y en que grado las comunidades académicas, inspiradas y articuladas en principios homogeneizadores, conjugarán el diálogo intercultural y la producción de conocimientos?
Referencias
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