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Comportamiento de hábitos lectores en los
estudiantes de la Licenciatura en Cultura Física

 

Facultad de Cultura Física, Cienfuegos

(Cuba)

MSc. Yoendy Pérez Macías

Lic. Jorge Eliel Barrios Germiñe

omena@ucf.edu.cu

 

 

 

 

Resumen

          La lectura se concibe como un ejercicio que expresa y sostiene la cultura de una nación, su fuerza espiritual, sus valores, su forma de entrar en contacto con el prodigio de la creación intelectual. Para hablar de cultura y educación la lectura tiene que estar en el centro del quehacer. El hábito lector, requiere asumirse de manera consciente y se debe facilitar, inducir y estimular por diversas vías en consideración a su profunda trascendencia y a la huella que deja en la inteligencia y el crecimiento espiritual del hombre. No obstante, en la enseñanza superior, se pueden detectar dificultades preocupantes respecto al desarrollo de hábitos lectores los cuales, en algunos casos, deben tratarse desde su etapa de formación. Por consiguiente, esta investigación se propone determinar el comportamiento de hábitos lectores en los estudiantes de la carrera Licenciatura en Cultura Física mediante un estudio descriptivo con el empleo de métodos teóricos, empíricos y matemático bajo un enfoque cualitativo concluyendo que los estudiantes no practican la lectura como una actividad recreativa; sin embargo, un porcentaje de ellos muestra interés por esta actividad pero necesitan orientación y motivación para relacionar los contenidos de las asignaturas con obras literarias que ofrezcan conocimiento y placer.

          Palabras clave: Hábitos lectores. Estudiantes. Licenciatura en Cultura Física.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 174, Noviembre de 2012. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    La lectura es una traducción intralingual del código del receptor, cada lector reinventa códigos porque no lee solamente con sus facultades cognitivas sino con toda su personalidad, según García Madruga y León Gascón (1989), de lo que se infiere que el acto de leer es individual. Es un proceso interactivo entre el autor y el lector, en la cual el segundo participa activamente en el procesamiento de la información transmitida por el texto. La lectura se concibe como un ejercicio que expresa y sostiene la cultura de una nación, su fuerza espiritual, sus valores, su forma de entrar en contacto con el prodigio de la creación intelectual, la lectura es ampliar las referencias que se tienen del mundo aunque en miles de años fue un derecho negado a la mayoría de la humanidad o se brindaba como opción privilegiada para el ocio.

    Educación y cultura para la población constituyen a lo largo del período revolucionario un apretado haz que representa una de sus más preciadas conquistas democráticas, se reconoce, asimismo, que para hablar de cultura y educación la lectura tiene que estar en el centro del quehacer. El empeño por elevar el nivel cultural de la población propicia la búsqueda de vías pedagógicas para incentivar el hábito de lectura, tener en cuenta lo decisivo del aporte escolar cuando se pretende formar a un público lector, si se quiere que ese público lector sea lo más amplio posible.

    Una buena lectura permite que la inteligencia deje de ser susceptible de manipulación, al menos en gran parte, y comienza y afianza su propio camino hacia la libertad; si se consulta a González (2007) se aprecia esta afirmación al ver cómo la Revolución Cubana comienza con una política encaminada a erradicar el analfabetismo, darle seguimiento a la enseñanza y esforzarse por llevar la educación hacia un lugar cimero, expresión de una voluntad traducida en un hacer. La formación de un hombre con una mentalidad abierta bajo los efectos del pertrecho cultural estuvo presente en la génesis del pensamiento y la obra de la revolución.

    La formación del ser humano como lector debe comenzar desde las edades más tempranas, en un proceso que integre el desarrollo del pensamiento, la imaginación, la sensibilidad estética y el lenguaje. Robert Escarpit ha destacado que la etapa preescolar es decisiva en este sentido, pues en su opinión, el asociar directamente lectura y escolarización, siendo esta última desagradable e incluso traumática para muchos niños, conspira contra la formación de motivaciones e intereses lectorales.

    El lector emprende la lectura de un texto a partir de un propósito determinado; enseguida de manera no consciente a sus conocimientos previos, lingüísticos y conceptuales, para luego proceder a seleccionar la información que necesita para su propósito, finalmente toma posición frente al texto o el autor. Leer acelera el ritmo de la inteligencia, la fortalece y la enriquece, del mismo modo que caminar fortalece los músculos de las piernas y proporciona agilidad; además, esa misma inteligencia adquiere con la lectura tal confianza en sí misma que, al poner a debatir su propio parecer con los pareceres múltiples que le ofrece la lectura, obtiene su propio criterio frente a todos los acontecimientos que la vida nos ofrece.

    La promoción de la lectura es la actividad social encaminada a la formación de hábitos de lectura adecuados, lo cual se logra con la orientación planificada a una población de lectores ‑en activo y potenciales- sobre qué leer, cuánto leer y cómo leer debe constituir una de las prioridades en la labor educativa de la escuela. La lectura da experiencia, imaginación y fantasía, gracias a las cuales, es capaz cada individuo de interpretar un libro y de hacerlo suyo, de tal modo que el resultado de lo que ha recibido lo recrea en función de su propia interpretación. Sumergirse en la lectura, sea de ficción, de opinión o de investigación, proporciona uno de los grandes placeres y para ello cada sujeto dispone de las herramientas necesarias; pero, si no las utiliza, no hay lectura ni hay placer.

    Destacados autores se dedicaron a estudios sobre cómo promover la lectura, entre ellos: Mirta Aguirre, Camila Henríquez Ureña, Beatriz Maggi, Ernesto García Alzola, Dora Alonso y Raúl Ferrer. Correspondió a ellos, con su experiencia docente y el caudal de su cultura, señalar cómo se estimula la lectura literaria, apreciarla, para lo cual su enseñanza desempeña un rol primordial. Existen dos textos claves para la promoción de lectura a través de la enseñanza de la literatura: Invitación a la lectura (l964) de Camila Henríquez Ureña y Lengua y Literatura (l971) de Ernesto García Alzola.

    Los estudios sobre las conductas lectoras han sido destinados a dos vertientes fundamentales: las conductas de la población en general, con especial énfasis en los niños, adolescentes y jóvenes; las conductas de los maestros, profesores y promotores de lectura de las instituciones culturales y educativas. En el país muchos son los docentes, especialistas, escritores e investigadores que se han referido a este tema tan escabroso, desde los ya mencionados con anterioridad hasta los destacados como:

    Virgilio López Lemus, Iraida Rodríguez Mondeja, Alga Marina Elizagaray, Emilio Setién. En los últimos años, un grupo creciente de profesionales de la Cultura y la Educación han dedicado sus investigaciones a los problemas actuales existentes con la lectura: González (2008), Cepero (2008), Hernández (2008), Torres (2007), Castellanos (2007), Rodríguez (2007), Massip (2007), Méndez (2007), González (2006), Rojas (2005), Del Castillo (2005), Gutiérrez (2005), Núñez (2002), Rivero (2002).

    El hábito lector, requiere asumirse de manera consciente, y se debe facilitar, inducir y estimular por diversas vías, en consideración a su profunda trascendencia y a la huella que deja en la inteligencia y el crecimiento espiritual del hombre. No obstante, aun en la enseñanza superior, se pueden detectar dificultades preocupantes respecto al desarrollo de hábitos lectores los cuales, en algunos casos, deben tratarse desde su etapa de formación.

    Los estudiantes de la carrera Licenciatura en Cultura Física no manifiestan interés por practicar la lectura como actividad placentera y de formación espiritual e integral; solamente, consultan los textos científicos que se orientan como estudio independiente en las diferentes asignaturas. Por consiguiente, esta investigación se propone determinar el comportamiento de hábitos lectores en los estudiantes de la carrera Licenciatura en Cultura Física.

Desarrollo

    Los hábitos son acciones del individuo que se repiten consciente e inconscientemente hasta persistir por sí mismas y convertirse en acciones automáticas. A medida que el individuo se va desarrollando, se conforma progresivamente el predominio de los hábitos. El hábito es un mecanismo esencial en la vida del ser humano, permite funcionar rápida, suave y cómodamente, aunque éstos pueden ser perjudiciales o beneficiosos.

    Psicológicamente, el hábito significa que las funciones mentales, una vez establecidas se hacen más fáciles con la repetición y progresivamente dejan de acompañarse de la sensación de esfuerzo. Los hábitos de conducta se alcanzan a través de aprendizajes concretos y congruentes. El proceso de formación de los hábitos pasa necesariamente por tres fases:

  • Provocar la conducta que sea manifestación del hábito pretendido.

  • Fijarla para que aumente su contingencia ante las situaciones de estímulo.

  • Acrecentar su estabilidad y hacerla participe de la estructura personal del sujeto.

    Durante estas tres fases se hará uso de las siguientes técnicas: repetición, entendida como la práctica de la respuesta; la variación de los contextos o situaciones que permitan la futura generalización de las conductas apropiadas; la motivación, el sujeto se ha de encontrar motivado para que el proceso de formación de hábitos tenga resultados positivos; la utilización de modelos para que el sujeto imite las conductas objetivo.

    Es posible definir el hábito por la lectura como un acto normal y frecuente en la vida de las personas. Esto implica que los individuos acudan regularmente y por su propia voluntad a los materiales de lectura y que esta situación se utilice como medio eficaz para satisfacer sus demandas cognitivas y de entretenimientos, es decir, en términos generales, es la frecuencia con que se lee, y el contenido de la lectura, por ejemplo una persona puede tener el hábito de leer el diario todas las mañanas, pero, nunca ha leído una novela, estas son preferencias lectoras. Sin embargo para considerar a una persona como lector habitual es necesario considerar tres factores esenciales que van unidos entre sí:

  • El saber leer: Que implica el dominio de los códigos escritos y la decodificación de estos.

  • El querer leer: Sentir el deseo innato de leer diversos tipos de textos, creyendo que en éstos se encuentra la respuesta a lo que se busca.

  • Poder leer: lo cual implica disponibilidad de condiciones físicas, temporales y materiales para su realización.

    Para conseguir convertir al estudiante en un lector competente y capaz de disfrutar con la lectura, el encuentro con los libros debe producirse en su momento. Existe una edad para los cuentos populares, otra para las historias realistas y una para las historias de aventuras y de romance. Es fundamental una selección de lecturas adecuadas a cada edad y a los gustos de cada sujeto sin que la orientación conlleve a una obligación.

    El hábito lector es una gran herencia que la familia debe transmitir a los hijos. Los padres han de ser conscientes de la importancia de formar buenos lectores y esforzarse en conseguirlo. Se debe crear un ambiente propicio para convertir esta actividad en un espacio habitual, libre, deseado y placentero. Sin embargo, leer es un ejercicio intelectual riguroso, que exige un gran esfuerzo especialmente para determinados sujetos: unos por sus cualidades, su entorno, sus intereses mientras que otros, necesitan ser sistemáticamente orientados y estimulados. No es solo un asunto relacionado con la capacidad intelectual. La capacidad lectora se desarrolla con los hábitos relacionados con la afectividad, la sensibilidad estética y a la interiorización.

    El “Plan de estudio D” para la carrera Licenciatura en Cultura Física concibe el desarrollo de la personalidad del estudiante se concibe mediante la actividad y la comunicación en sus relaciones interpersonales, constituyendo ambos (actividad y comunicación) los agentes mediadores entre el estudiante y la experiencia cultural que va a asimilar. Asimismo, considerar como un aspecto de gran importancia en el trabajo del docente, el conocimiento que debe de tener de lo que el estudiante puede hacer con su ayuda o con la de otros estudiantes (nivel de desarrollo potencial) es decir, en una actividad social de interrelación, y lo que el estudiante ya asimiló y puede realizar solo de forma independiente (nivel de desarrollo real), porque ya constituye un logro en su desarrollo. El conocimiento de esta “distancia entre estos dos niveles evolutivos de desarrollo” o “zona de desarrollo próximo".

    La actividad de aprendizaje, en cuanto a organización y exigencias reúne potencialidades importantes para el logro del desarrollo de la personalidad del alumno. Esta actividad debe organizarse de modo que propicie un papel activo, reflexivo en el estudiante y que se planifique teniendo en cuenta la posibilidad de interacción entre los estudiantes, así como la activación de otros procesos de pensamiento que contribuyan al desarrollo de lo que se denomina pensamiento lógico. Esto significa para las actividades de tipo intelectual y físico, que se incluyan niveles de identificación de conceptos y procedimientos, la realización de los mismos por parte del alumno, la argumentación de hechos, la discusión de problemas específicos del área de formación que se esté trabajando, entre otras actividades.

    Es importante propiciar formas de comunicación eficientes entre los alumnos, de modo de lograr una socialización de aciertos y errores en el proceso del aprendizaje, y la posibilidad de analizar críticamente los resultados personales y colectivos. Potenciar un aprendizaje verdaderamente significativo para el alumno en los tres planos que se debe lograr la significatividad: plano personal, plano social y plano cognitivo.

    En el desarrollo de estrategias curriculares, incluye las relacionadas con el Idioma que se refiere al uso adecuado del idioma español en todas sus formas (oral y escrito), mediante la exigencia sistemática de su empleo correcto en clases y actividades extra clases así como en la presentación y discusión de sus trabajos. No obstante, se detectan problemas relacionados con la falta de interés de los estudiantes hacia la lectura; pues, no logran percibir el acto de leer como una actividad placentera, sino como una actividad de consulta para obtener información sobre bases científicas. Esto puede ser provocado por la orientación de los docentes hacia la revisión bibliográfica ignorando que la clase también puede convertirse en un espacio que desarrolle el placer y el gusto estético.

    Cuando está constituido el hábito por la lectura, el sujeto tiene la capacidad de elegir qué desea leer. Este el momento en que el docente debe actuar como mediador, para que la lectura sea favorable y adecuada, sin olvidar que para que la lectura sea placentera, la última palabra siempre la tiene el lector. “El mediador debe actuar con una actitud de comprensión y respeto ilimitados, intentando descubrir las necesidades y atendiendo las demandas, marcando pausadamente el ritmo de las actuaciones en función del momento evolutivo que vive”. (Constanza).

    El docente debe hacer un mayor esfuerzo, pues es la docencia de manera transversal quien debe inculcar la lectura en los estudiantes y no se debe dejar la responsabilidad solo al profesor de Español y Literatura. No puede limitarse a enseñar a leer, a descifrar los signos, sino que debe procurar, dirigir y monitorear el ejercicio lector con el fin de preparar al educando para la lectura autónoma.

    El estudiante debe sentirse motivado a tomar un libro por iniciativa propia (con motivación, gusto e interés) y con las suficientes competencias lingüísticas que lo habiliten para la construcción de un conocimiento amplio, el cual lo provea, a su vez, de la habilidad para aprender más. El trabajo en grupo estimula el hábito lector; pues, en muchas ocasiones un compañero de clases le ofrece información a otro acerca de un libro así como, recomendar y despertar el interés de diversos escritos y de esta forma, pueden discutir el contenido, colectivamente.

    La formación del hombre nuevo requiere que se cuide de todos los aspectos que intervienen en su formación tanto en el orden físico, ideológico, psíquico y estético. La obra artística, en especial la literatura, contribuye al desarrollo de los sentimientos estéticos, a la visión del mundo circundante y al enriquecimiento material del mismo, por ello las obras que se ofrezcan deben seleccionarse con sumo cuidado, desde las más pequeñas hasta las más complejas. Quien selecciona obras para ellos debe ser un investigador infatigable y buscar vías de comprensión y asimilación de las mismas, no solo del conocimiento de la infancia de forma teórica, sino valiéndose de la experiencia directa y la sensibilización gradual según sus edades.

    Para determinar el comportamiento de hábitos lectores en los estudiantes de la carrera Licenciatura en Cultura Física se emplearon diferentes métodos y técnicas empíricos y se realizó la selección de los sujetos para trabajar con 22 estudiantes de tercer año y 20 profesores de diferentes disciplinas de la carrera.

    La revisión documental permitió sintetizar que el Plan de estudio D para la carrera Licenciatura en Cultura Física se sustenta en un modelo teórico-metodológico integrador de base humanista e histórico-cultural del desarrollo humano. El programa de la Disciplina Idiomas propone una temática para el tratamiento de la lectura que entre sus contenidos plantea: comprender diferentes textos, valorar la importancia de la lectura como base para la comprensión, leer en silencio y expresivamente, identificar las palabras claves en un texto y localizar información en texto. La Resolución Ministerial 210 con la Instrucción 1/09 que norma aspectos que contribuyen a materializar el carácter instrumental de la lengua materna como medio de información, comunicación y expresión, como vía fundamental para el aprendizaje, y como elemento de la identidad nacional. Además, declara que el uso correcto de la lengua materna es, entre otros aspectos, un elemento esencial en la calidad de la formación integral de los profesionales.

    La encuesta a estudiantes demostró que un alto porcentaje declara leer solamente en sus horarios de clases. El 100% reconoce que no posee hábito lector sino compromiso y responsabilidad por realizar el estudio independiente. Solo al 36% le gusta leer. Reconocen que, en ocasiones, comienzan a leer un libro que alguna persona les comenta pero no terminan de leerlo por falta de tiempo. Plantean que prefieren consultar textos relacionados con la línea de investigación que desarrollan. Explicaron de forma correcta los beneficios de la lectura, el 46%. No tienen conocimientos de obras literarias de la localidad lo que demuestra la necesidad de contribuir al desarrollo integral mediante la asimilación de la cultura espiritual y el aprendizaje verdaderamente significativo en los tres planos que se debe lograr la significatividad (personal, social y cognitivo).

    La entrevista a los docentes permitió conocer que existe escasa creatividad a la hora de orientar la lectura de textos científicos para el trabajo independiente. No todos los estudiantes realizan la lectura, esto se aprecia al responder las preguntas de control que hace el docente lo que demuestra la ausencia de lectura previa y de su comprensión. No existe un espacio para promover la lectura en la institución. Poca promoción y animación lectora en el desarrollo de las clases. Insuficiente vinculación de la facultad con los que promueven la lectura en las instituciones culturales lo que limita la motivación por esta actividad. Las asignaturas pueden contribuir al desarrollo de hábitos lectores, pero no se explota con la profundidad que requiere por parte del docente, lo que resulta un factor determinante en la ausencia de hábitos lectores en los estudiantes de esta carrera.

    Se observaron seis clases de diferentes asignaturas de la carrera Licenciatura en Cultura Física con el objetivo de apreciar cómo los docentes contribuyen, desde la clase, a desarrollar hábitos lectores. Se comprobó que pocas veces se llevan al aula medios de enseñanza para motivar, hacer atractivas y significativas las actividades de lecturas. El profesor orienta el estudio independiente limitado a la lectura y análisis; pero, no realiza interrogantes previas que propicien la profundización del texto lo que impide ampliar los conocimientos.

    No se aprecia vinculación de los contenidos con actividades extracurriculares entre ellas las que desarrollen la educación estética aún cuando las temáticas ofrecen estas posibilidades. Los estudiantes no leen los textos adecuadamente, especialmente, cuando son extensos; pero, el docente no aprovecha el marco de la clase para realizar una correcta lectura modelo de un fragmento que puede orientarla a estudiantes con dominio de habilidades lectoras. La interpretación y la extrapolación son habilidades que se pueden desarrollar mediante el análisis del texto; sin embargo, solo traducen a su registro lingüístico lo expresado por el autor.

Conclusiones

    Es significativo que aún cuando se manifiesta el interés por fortalecer los patrones de identidad en los estudiantes, el programa curricular para esta enseñanza propone el trabajo con lecturas relacionadas con fines específicos de la carrera; pero, no son tratadas desde todas las asignaturas. Se considera que los estudiantes no practican la lectura como una actividad recreativa; no obstante, un porcentaje de ellos muestra interés por esta actividad pero necesitan orientación y motivación para relacionar los contenidos de las asignaturas con obras literarias que ofrezcan conocimiento y placer.

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