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Nuevos métodos de adelgazamiento para deportistas: de la dieta y actividad física a los entrenamientos en altitud o en hipoxia intermitente

 

*Centro Público de Enseñanzas para Deportes, KIROLENE. Gobierno Vasco

**Asesoramiento Científico-Técnico para la Planificación Deportiva, NUTRIAKTIVE

***Programa de Tecnificación de triatlón. Universidad de Alicante

****Facultad de Farmacia. Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV-EHU)

(España)

Aritz Urdampilleta* **

José Miguel Martínez** ***

Saioa Gómez-Zorita****

aritz.urdampilleta@nutriaktive.com

 

 

 

 

Resumen

          Es evidente que el sobrepeso en el colectivo deportivo puede ser muy perjudicial sobre todo en deportes de larga duración que tienen que arrastrar su peso corporal, así como en deportes que compiten por categorías de peso. Todos ellos están la lucha continua para bajar de peso corporal para las fases competitivas. Para ello los métodos saludables habituales suelen ser realizar una dieta y combinar esta con ejercicio físico específico. Algunos utilizan métodos no tan saludables como ayudas farmacológicas o el método de la deshidratación. No obstante, estos dos últimos métodos no son recomendables y además de la dieta y ejercicio físico se necesitan buscar nuevos métodos que ayuden al deportista a perder peso corporal, especialmente de tejido adiposo. Hay antecedentes de cómo los alpinistas-turistas que acuden a grandes altitudes pierden peso muy rápidamente, entre ellos por la termorregulación intensa que tiene el organismo para mantener la temperatura corporal en ambiente muy fríos y además por el estado hipóxico que se produce por la disminución de la presión barométrica. La tecnología actual permite simular estados hipóxico a la altura del mar, y los últimos indicios nos dicen que estos estímulos pueden ayudar a adelgazar más rápidamente, entre otro porque los estados hipóxicos aumentan el estado simpático-adrenal (son estimulantes) así como podrían ejercer ciertos fármacos estimulantes, pero en este caso sin efectos secundarios nocivos. Es más, se ha demostrado que el entrenamiento en hipoxia es cardio y nero saludable.

          Palabras clave: Adelgazamiento. Deportistas. Entrenamientos en altitud. Hipoxia intermitente.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 173, Octubre de 2012. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Las pautas habituales de tratamiento en la disminución de peso y grasa corporal en sujetos con sobrepeso, obesidad o deportistas suelen enfocarse en: 1) Plan dietético, 2) Programa de Actividad Físico-Deportiva, y en casos más extremos 3) Tratamiento Farmacológico (el fármaco más utilizado en el tratamiento de la obesidad, es el Ortlistat, que disminuye la absorción de la grasa dietética en un 30%, del mismo modo, lo hace con la absorción de las vitaminas liposolubles, A, D o E, de gran importancia para el cuerpo humano (Urdampilleta et al, 2012).

    Como norma general, el plan dietético suele ser el primero en instaurarse en cualquier programa de adelgazamiento. Se ha demostrado que solamente con el plan dietético, además de favorecer la pérdida de peso y masa grasa, también lo hace en la masa muscular, aspecto que no interesa en el colectivo deportivo.

    Es por ello que la pérdida de peso ha de realizarse, combinando la actividad físico-deportiva junto a una dieta no demasiado restrictiva, para así preservar el contenido muscular del cuerpo y en consecuencia, no disminuir la fuerza del sujeto. En este sentido, no deberíamos hablar de pérdida de peso para el colectivo deportivo, sino más bien de pérdida de grasa corporal.

    A continuación, desarrollamos las pautas generales a considerar, en el tratamiento de pérdida de peso corporal:

1.     Plan dietético-nutricional

    Una restricción energética de 500 kcal/día respecto a la dieta habitual se traduce en una pérdida ponderal de 0,5 kg/semana, lo que representa un promedio de un 6-8% del peso corporal inicial en los 6 meses. No obstante, esta pérdida de peso, no es totalmente lineal. Esta restricción, no debería suponer un aporte calórico por debajo de 1.000-1.200 kcal/día en mujeres y 1.200-1.600 kcal/día en hombres (excepto obesidad mórbida), debido a que es el mínimo aporte energético que garantiza la ingesta de micronutrientes en las cantidades necesarias. En el colectivo deportivo, es mejor tener pérdidas de peso inferiores a 2kg/mes y conseguir una perdida gradual al o largo del año, salvo que tengamos que seguir una estrategia concreta de pérdida de peso, como el caso de deportes que compiten por pesos.

    Respecto a la distribución de macronutrientes, hay cierta controversia, siendo el planteamiento clásico respecto a 1000-1600kcal/día, una distribución de: 10-20% proteínas (P), 50-65% hidratos de carbono (HC) y 25-35% grasas (G). Se ha visto que consigue bajar peso a corto plazo, pero se recupera a largo plazo (Abete et al, 2006).

    La reducción del metabolismo basal, se vincula como uno de los causantes de que la pérdida de peso, no continúe. Además, al realizarse ingestas muy pequeñas de energía, el metabolismo basal se ralentiza como un mecanismo de defensa ante una posible situación extrema.

    La ingesta proteica se mantiene en dichos porcentajes con el objetivo de aminorar la pérdida de masa magra y retrasar la estabilización del peso. No obstante, seguir dietas altas en proteínas a largo plazo (más del 30% de la energía), son desaconsejables por su asociación con pérdidas urinarias de calcio así como una tendencia hacia la acidosis, por aumento de los cuerpos cetónicos en el organismo. En las últimas investigaciones parece ser que dietas moderadamente hiperproteicas (hasta un 20% de la ingesta energética diaria, hasta un máximo de 1,9g de proteínas por kg de peso) (Urdampilleta et al, 2012) pueden ser adecuadas si la ingesta de hidratos de carbono es de bajo índice glucémico, es decir, que los azucares entren lentamente al torrente sanguíneo, sin que se segregue demasiada insulina (inhibe la quema de grasa al ser una hormona anabólica). En estas dietas, es importante mantener una alta ingesta de ácidos grasos monoinsaturados (poseen un poder cardiosaludable más que demostrado), proveniente de alimentos como el aceite de oliva, almendras, pistacho, etc. aconsejables para deportistas.

    Como conclusión al tratamiento dietético, destacar que en la mayoría de las dietas extremas, con diferentes proporciones de macronutrientes, se pierde la adherencia, siendo la causa de que a la larga no sean tan efectivas, necesitando otro tipo de ayudas.

2.     Plan de actividad física

    Las organizaciones internacionales para la salud nos dicen que 60’ diarios serán necesarios como acción preventiva y 90’ diarios de ejercicio moderado para el tratamiento del sobrepeso/obesidad. No obstante, estas recomendaciones quedan lejos de la actividad física diaria que deberíamos de hacer para mantener una adecuada composición corporal adecuada, forma física y salud mínima.

    Tradicionalmente se han recomendado ejercicios aeróbicos para la pérdida de grasa corporal, pero los últimos estudios muestran que los ejercicios de fuerza-resistencia (circuitos de 6-10 ejercicios de 10-15 repeticiones, con una frecuencia de 2-3 veces/semana) pueden ser más eficaces, sobre todo para reducir la grasa abdominal así como tejido adiposo visceral (acúmulo de grasa que suele estar muy relacionada con las enfermedades de gran prevalencia, tales como obesidad, diabetes, hipertensión, etc.). Los ejercicios de fuerza-resistencia tienden a quemar prioritariamente la grasa abdominal, así lo han demostrado las últimas investigaciones (Ibáñez et al, 2005; Idoate et al, 2010; Jeffery et al, 2003).

    Para que los ejercicios de resistencia de larga duración (ejercicios prioritariamente aeróbicos) tengan máximo efecto a nivel metabólico, tienen que tener un umbral de intensidad, la intensidad debería de ser de entre 60-70% del VO2max, ya que por debajo de esta no se potenciaría al máximo la vía lipolítica.

Figura 1. Para potenciar al máximo la vía lipolítica se necesita un umbral mínimo de intensidad, que se sitúa entre el 60-70% del VO2 máx, según el nivel de 

condición física de cada uno (Cedido de Aritz Urdampileta, Ponencia: Curso de Nutrición Deportiva, Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas, Lleida, 2012).

    Parece ser que el tratamiento más eficaz es el que combinar ejercicios de fuerza y resistencia aeróbica, para mejorar los parámetros de salud y de composición corporal.

    Por otra parte, es sabido que el ejercicio físico aumenta la secreción de endorfinas, mejorando el estado anímico, ayudando de este modo, a mantener la motivación del paciente, en la adhesión al tratamiento para la pérdida de peso corporal (situación que la mayoría de las veces, resulta difícil desde un punto de vista psicológico).

Figura 2. Los ejercicios de musculación y de fuerza, han resultado más eficaces para la reducción de masa grasa, a la 

vez que se da un aumento de la masa muscular (hipertrofia) y en consecuencia un aumento del gasto metabólico basal.

3.     Tratamiento farmacológico

    Si el objetivo de la pérdida de peso no se ha conseguido tras seis meses, mediante una buena adherencia a la terapia combinada de dieta y actividad física, se puede plantear la utilización de tratamiento farmacológico, siempre bajo prescripción médica (Salvador, 2008).

Figura 3. Capsulas de cafeína (Durbitan, 300mg de absorción lenta) y el Orlistat (Allí), inhibidor de la absorción de la grasa, tanto por el colectivo 

deportivo, así como para los sujetos con obesidad, se podrían considerar los fármacos más utilizados, con el fin de mantener o reducir el peso corporal

    Actualmente la cafeína puede considerarse uno de los fármacos más utilizados por el colectivo deportivo, no solo con los fines de estimular la lipólisis sino para aumentar el rendimiento deportivo en deportes, especialmente de resistencia de larga duración para mantenerse activo mediante un estímulo simpático-adrenal. Las dosis de cafeína superiores a los 300 mg pueden ser perjudiciales para la salud si su consumo se mantiene de manera crónica y además, dosis muy elevadas de estas causan una mayor ansiedad precompetitiva, una posible tendencia a la deshidratación.

    En el tratamiento farmacológico destacan los inhibidores del apetito, bloqueadores de la absorción/digestión de alimentos y estimuladores de la termogénesis. Existe una larga lista de perspectivas que muestran un futuro esperanzador para el tratamiento de la obesidad (tesofensina, agonistas y antagonistas de péptidos saciantes y orexiantes). Sin embargo, todos ellos poseen efectos adversos y algunos tienen una relación beneficio/riesgo muy dudosa (James et al, 2000).

    Los tres métodos anteriormente comentados, suelen utilizarse en el colectivo deportivo para perder grasa corporal en situaciones precompetitivas específicas, especialmente en deportes de larga duración, como ciclismo y maratón, y deportes que compiten por pesos.

Figura 4. Hasta el momento la combinación de la dieta y ejercicio físico diaria 

han resultado ser las más eficaces para la reducción de la grasa corporal

    No obstante, la mayoría de los deportistas buscan un peso competitivo ideal, es decir, el peso en el que dan su máximo rendimiento deportivo (mayor eficiencia metabólica), que coincide con el periodo de competiciones principales, pero que se encuentra por debajo de la saludable. Debemos incidir, que no pueden estar durante más de 1-3 meses en un peso no saludable, pues su sistema inmunológico bajaría considerablemente y habría posibilidad de enfermar (situación que suele asociarse con altos niveles de cortisol en sangre, por el gran estrés que supone para el organismo).

    Además de lo comentado hasta ahora, se ha de mencionar un nuevo método de ayuda para la pérdida de grasa corporal y mejorada del rendimiento en deportistas (Roels et al, 2007), que próximamente se podrá ir implantando en centros deportivos, centros de medicina, etc. Se trata de los estímulos de hipoxia intermitente (Urdampilleta, 2010).

Estímulos de hipoxia intermitente

    La hipoxia se resume a una disminución parcial de oxigeno en sangre, y en consecuencia, el organismo actúa segregando una serie de moléculas, con la intención de aportar más nutrientes y oxigeno a los tejidos, entre ellas se encuentran, los vasodilatadores y eritropoyetina (EPO) (muy conocida en el deporte, por casos de dopaje, especialmente en deportes de larga duración) (Marxwell, 2005; Solaini et al, 2010). A su vez, se ha observado como la hipoxia cómo los estados de hiperoxia, producen alteraciones a nivel metabólico y en consecuencia inducir pérdida de peso (Quintero et al, 2009).

    A su vez, la vasodilatación y aumento de los niveles de EPO se puede conseguir de dos formas: 1) expediciones a grandes altitudes (>4000m), como lo hacen los turistas-alpinistas, 2) realizando entrenamientos en altitud y 3) mediante sistemas que reducen la concentración parcial de oxigeno del aire.

    Cuando subimos a altitudes elevadas, pese a estar la misma concentración de oxigeno en el aire, la presión atmosférica baja y a la vez, la presión parcial de oxigeno, generando una situación de hipoxia. Por ello, en estancias prolongadas a grandes altitudes, disminuye el peso corporal por el frío (efecto termorregulador) y la hipoxia, que favorece el aumento de las hormonas simpático-adrenales (estimulantes) y en consecuencia produce un mayor gasto energético en reposo y durante la actividad física. Cabe apuntar que por encima de los 4000m, la situación de hipoxia hace que el apetito disminuya y no apetezca comer. Estos efectos se han encontrado en turistas y alpinista (Antezana et al, 1993).

Figura 5. Fotos cedidas por Roberto Rojo “Gorri” 2010 (Gasherbrum I y II)

    Esto hace que entrenar en altitud o en hipoxia intermitente, mediante sistemas que reducen el contenido de oxigeno en el aire, puedan ser eficaces para mantener un peso competitivo deseable y favorecer la pérdida de peso corporal. Además está exento de efectos secundarios, que podemos encontrar en alguno de los métodos estrictos mencionados, como una dieta demasiado baja en calorías (pérdida de masa muscular) o la utilización de fármacos (que pueden llevar a otra enfermedad asociada o dependencia) (Urdampilleta, 2010).

    Es más, se ha visto cómo estos estímulos pueden ser cardiosaludables, efectos positivos a nivel del metabolismo de la glucosa (Louis et al, 2009) y también se han observado efectos beneficiosos a nivel del sistema nervioso, ejerciendo como neuroprotector (Siren y Ehrenreich, 2001).

Figura 6. Realizando investigaciones con los alpinista del Reto Everest 2011 (Cedido por Aritz Urdampilleta)

    A modo de conclusión, los estímulos de hipoxia intermitente, será el nuevo método innovador para reducir la masa grasa en deportistas y mantener el peso competitivo, ya que se ha observado cómo en los sujetos obesos también puede ayudar a la reducción de peso corporal (Lippl et al, 2010; Urdampilleta et al, 2012).

Referencias bibliográficas

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