Programa de actividad física
sobre los niveles de Physical activity program on anxiety levels in elderly deprived of liberty |
|||
*Magíster en Pedagogía de la Cultura Física. Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Docente del Magisterio de Educación **Doctora en Neurociencias de la Universidad de Salamanca en España, con Maestría en Neuropsicología de la Universidad Autónoma de Barcelona. Decana Facultad Ciencias de la Salud de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia ***Psicóloga Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia Psicóloga Fundación Plan |
Meyer Eduardo Sierra Díaz* Lucia Carlota Rodríguez Barreto** Nubia Ibeth López Becerra*** (Colombia) |
|
|
Resumen La literatura científica indica que existe una relación positiva entre la realización de ejercicio físico y la mejora en diferentes aspectos psicológicos, como la ansiedad. El presente estudio tiene como objeto analizar los efectos de un programa de actividad física sobre la ansiedad en adultos mayores internos en una penitenciaría de mediana seguridad en Cundinamarca. Participaron en el estudio 24 hombres con edades comprendidas entre 57 y 73 años divididos en dos grupos: uno control y otro experimental conformado cada uno por 12 participantes. El instrumento para evaluar la ansiedad fue el Inventario de Ansiedad de Rasgo y Estado: IDARE. El programa de actividad física duro 15 semanas con intensidad de 45 sesiones 3 veces a la semana. El grupo experimental presento diferencias significativas en Ansiedad de Estado comparado con el grupo control que lo que demostró que los participantes del grupo experimental presentaron disminución de ansiedad de estado después del programa de actividad física, sin embargo en la Ansiedad de Rasgo no se presentan cambios estadísticamente significativos entre los dos grupos. Finalmente, se realizó un seguimiento sin evidenciar diferencias significativas con respecto al post-test. Palabras clave: Ansiedad de estado y rasgo. Actividad física. Prisioneros.
Abstract
The scientific literature indicates that there is a positive relationship
between physical exercise and psychological improvement in different aspects,
such as anxiety. The present study was to analyze the effects of a physical
activity program on anxiety in elderly inmates in medium-security prison in
Cundinamarca under the National Prison Institute of Colombia. The study involved
24 men aged between 57 and 73 years, divided into two groups: a control group
and an experimental group consisting of 12 participants each. The instrument to
assess anxiety was the Trait Anxiety Inventory and State) IDARE. The hard
physical activity program 15 weeks with intensity of 45 sessions 3 times a week.
It was found that the experimental group showed significant differences in
Anxiety of State compared with the control group which showed that the
experimental group showed a decrease in state anxiety after exercise program;
however in trait anxiety not statistically significant changes occur between the
two groups. Finally tracked where no evidence significant changes with respect
to post-test.
|
|||
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 173, Octubre de 2012. http://www.efdeportes.com/ |
1 / 1
Introducción
En Colombia, son escasos los estudios que se han realizado acerca de actividad física relacionada con la ansiedad en personal privado de la libertad. Luego de hacer una revisión bibliográfica se encontró que existen muy pocos estudios a nivel nacional, sin embargo, a nivel latinoamericano algunos países como Chile, Costa Rica, entre otros, reportan investigaciones acerca de actividad física y ansiedad en reclusos. Esta investigación se llevó a cabo con el fin de generar nuevos aportes que permitan dar a conocer la efectividad de un programa de actividad física sobre la ansiedad de rasgo y estado en población privada de la libertad.
Teniendo en cuenta el rasgo central de la ansiedad es el intenso malestar mental, el sentimiento que tiene el sujeto de que no será capaz de controlar los sucesos futuros. La persona tiende a centrarse solo en el presente y a abordar las ideas de una a una. Los síntomas físicos son: tensión muscular, sudor en las palmas de las manos, molestias estomacales, respiración entre cortada, sensación de desmayo y taquicardia.
Según Benoit (2003 citado por Arias, Morales, Sibaja & Vargas, 2004) dentro de las causas comunes de la ansiedad se tiene: un peligro real, estrés físico y emocional, drogas, abstinencia a drogas, dietas deficientes; además las causas pueden variar según la edad y género de la persona, así como también de acuerdo a las características específicas del síntoma tales como calidad, duración, factores agravantes, enfermedades asociadas. Por tanto siendo la ansiedad uno de los trastornos psicológicos que se presentan con mayor frecuencia en personas privadas de la libertad, debido a sucesos traumáticos que se puede experimentar en prisión, tales como, la ruptura con el ritmo y estilo de vida habitual, la espera del día de visitas para volver a ver a su familia, o el solo hecho de estar esperando el día en que volverá a la libertad, hacen que influyan en los niveles de ansiedad y que sea una constante de malestar físico y psicológico.
Los estudios acerca de cómo el ejercicio influye en la reducción de la ansiedad investigan los efectos agudos (a corto plazo) o los crónicos (a largo plazo) con un foco más en los efectos a corto plazo. Estas investigaciones involucran programas, que en general, duran entre dos a cuatro meses, con dos o cuatro sesiones de ejercicio por semana. (Weinberg & Gould, 2010) así mismo, los investigadores de los efectos crónicos del ejercicio se han focalizado en los cambios en el tiempo de la ansiedad. La gran mayoría de la investigación acerca de la relación entre el ejercicio y el bienestar psicológico ha utilizado el ejercicio aeróbico aunque así mismo el yoga y otros ejercicios no aeróbicos producen los mismos efectos positivos sobre el bienestar psicológico.
De acuerdo con López (2002) la ansiedad provoca en las personas que lo padecen preocupaciones y tensiones crónicas que pueden ir acompañadas de depresión, abuso de drogas, pánico, desórdenes alimenticios, dificultades para conciliar el sueño, temblores, tics nerviosos, tensión muscular, dolores de cabeza, irritabilidad, sudor, calores repentinos, mareos, dificultades para respirar, nauseas, orina frecuente, sensación de tener un nudo en la garganta, fatiga, falta de concentración, mayor facilidad para sobresaltarse e incapacidad de relajarse.
Teniendo en cuenta la necesidad que existe en centros de reclusión de contar con programas de actividad física que le permitan al personal privado de la libertad desarrollar actividades recreo deportivas que brinden bienestar emocional durante su condena, es importante desarrollar una investigación que sirva como antecedente para la creación de espacios formativos y de sano esparcimiento para la comunidad carcelaria contando con el talento humano y recursos físicos apropiados para garantizar el desarrollo personal que permita la reinserción del individuo.
La teoría hace referencia a que la actividad física es el movimiento, la interacción, el cuerpo y la práctica humana. Tiene tres dimensiones: biológica, personal y sociocultural. Desde una dimensión biológica se define como cualquier movimiento corporal realizado con los músculos esqueléticos que lleva asociado un gasto de energía. Pero una buena definición debería integrar las tres dimensiones citadas: “La actividad física es cualquier movimiento corporal intencional, realizado con los músculos esqueléticos, que resulta en un gasto de energía y en una experiencia personal, y nos permite interactuar con los seres y el ambiente que nos rodea”. (Annicchiarico, 2002)
Según la Asociación Americana de la Salud, la actividad física es definida como un movimiento producido por músculos esqueléticos que resultan de una energía expandida, considerando aptitudes cardiorrespiratorias, relaciones con la habilidad de circulación y respiración que suple el oxígeno durante la actividad física. Esta asociación afirma en un reporte que: “la actividad física tiene un bajo nivel de mal sanidad y bajos porcentajes de mortalidad en personas con un mínimo de actividad y el creciente potencial para reducir la mortalidad en el sedentarismo es teniendo más actividad.”
La actividad física es todo tipo de movimiento corporal que realiza el ser humano durante un determinado período de tiempo, ya sea en su trabajo o actividad laboral y en sus momentos de ocio, que aumenta el consumo de energía considerablemente y el metabolismo de reposo, es decir, la actividad física consume calorías (Corbalán, 1997, citado por Escobar Fedrigolli & Henríquez, 2012)
Además esta es uno de los factores más importantes en el entrenamiento de la salud, por lo que su práctica a lo largo de la vida es muy aconsejada. (Bennassar, 2005, citado por Escobar, Fedrigolli & Henríquez, 2012).
Por lo general debe ser desarrollada de forma periódica, coherente y estructurada tiene repercusiones muy positivas sobre el organismo y además en el aprendizaje y el desarrollo óptimo de las distintas cualidades físicas (fuerza, resistencia, velocidad, coordinación, equilibrio, etc.)
Por otra parte, la actividad física presenta algunos beneficios en el organismos por ejemplo a nivel fisiológico encontramos que ayuda a prevenir y a mejorar las enfermedades crónicas, disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares, disminuye el riesgo de presentar ciertos tipos de cáncer, ayuda a mantener y mejorar la fuerza muscular, mejora la regulación de la glicemia y disminuye el riesgo e presentar diabetes, disminuye el colesterol sanguíneo, a ayuda a prevenir la osteoporosis, ayuda a lograr una mejor postura corporal, ayuda a perder peso y mejora la flexibilidad; a nivel psicológico podemos evidenciar que la práctica constante de actividad física mejora el estado de humor y la autoestima, ayuda a liberar tensiones y al manejo del estrés, ayuda a conciliar y mejorar la calidad del sueño, mejora la atención y la concentración, ayuda a combatir la ansiedad, la depresión, aumentando el entusiasmo, ayuda a controlar las emociones, ayuda a expresarse. (Alfaro 2000, Biddle & Mutrie, 2001 citado por Cox, 2009)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como el estado de completo bienestar mental, físico y social, y no la ausencia de enfermedad. Por ello, si se concibe el ejercicio físico como beneficioso, se tiene que señalar los aspectos positivos que conllevan a la vida física, psíquica y social del individuo.
Para determinar si una actividad física o deportiva es la adecuada, es necesario estudiar las características personales de cada participante, como por ejemplo, frecuencia cardiaca, intensidad, duración tipo de actividad. (Cox, 2009)
En el desarrollo de un programa de actividad física con personal privado de la libertad se debe de tener en cuenta que las personas que ingresan a los centros penitenciarios presentan un deterioro físico considerable. Por lo tanto, se puede decir que la actividad física incide de una manera positiva en el estado psicológico de los reclusos por la gran variedad de beneficios que esta trae y ya mencionados anteriormente. Es por esta razón que la actividad física es esencial en cualquier programa de tratamiento. Dentro de los centros penitenciarios los programas deportivos deben constar con los siguientes objetivos: Mejorar las condiciones físicas de las personas, mejorar los niveles de higiene y alimentación, reducir el sedentarismo y el stress, mejorar el autocontrol, la autoestima, y el auto concepto, fomentar la integración a través de la cohesión de grupos de distintas razas, nacionalidades, estamentos sociales, etc., potenciar actividades físicas en las cuales fomenten la responsabilidad y el tomar decisiones, el respeto al compañero, al adversario y a las reglas. (Escobar, Fedrigolli & Henríquez, 2012)
La ansiedad es definida como un estado subjetivo de incomodidad, malestar, tensión, desplacer y alarma que hace que el sujeto se sienta molesto. Se trata, por lo tanto, de una emoción que aparece cuando el sujeto se siente amenazado por un peligro, que puede ser externo e interno. (Jarne, Talarn, Armayones, Horta & Requena, 2006).
De acuerdo con Cano & Vindel (2002 citados por Nuevo, Cabrera, Márquez & Montorio 2008), la ansiedad es definida como una reacción emocional como respuesta a una situación que es percibida por el individuo como aversiva o amenazante; así mismo, esta reacción puede manifestarse a través de niveles de respuesta cognitivo, fisiológico y conductual. El primer nivel está relacionado con pensamientos negativos como temor, estado de inseguridad y preocupación; el segundo nivel, se refiere a las manifestaciones propias del sistema nervioso autónomo; por último, el tercer nivel es descrito como la respuesta motora del individuo bien sea para enfrentar o evitar la situación estresante.
De la misma manera, Rost & Schermer (1989, citados por Márquez 1992) sostienen que la ansiedad es un fenómeno secuencial y multidimensional. En cuanto al primer aspecto, estos autores afirman que está integrado por una serie de antecedentes, diversas maneras de aparición y distintas estrategias de afrontamiento que permiten al individuo tener una noción de los estímulos que generan la ansiedad y los recursos con los cuales pueden enfrentarla. En el segundo término distinguen tres formas de respuesta fisiológica, cognitiva y motora. Asimismo, Gutiérrez, Amat, Ruiz & Shancis (1994), afirman que la ansiedad generalmente es conceptualizada como un patrón de respuestas donde inevitablemente interactúan estos tres sistemas de respuesta y que puede ser activada por estímulos tanto internos como externos que son percibidos como peligrosos.
Por su parte, Mosconi, Correche, Rivarola & Penna (2007), afirman que una situación puede ser percibida como amenazante cuando el individuo experimenta temor; sin embargo en muchas ocasiones puede desconocerse la causa aparente de la ansiedad, por lo que sostienen que esta reacción depende en gran medida del significado que el individuo le atribuya a la situación experimentada.
De esta manera, se espera que entre mayor sea la inseguridad, inhabilidad perciba y focalización en los resultados, se incremente también los niveles de ansiedad al interpretar esta situación como amenazante. De acuerdo con Spielberger (1971 citado por Ramis, Torregrosa, Viladrich & Cruz, 2010), el grado de ansiedad experimentado por un individuo ante una determinada situación está relacionado tanto con el estímulo que la genera como con la percepción del individuo sobre ese evento estresante. La ansiedad está dividida en:
La Ansiedad de Estado (A-Estado) es conceptuada como una condición o estado emocional transitorio del organismo humano, que se caracteriza por sentimientos de tensión y de aprensión subjetivos conscientemente percibidos, y por un aumento de la actividad del sistema nervioso autónomo. Los estados de ansiedad pueden variar en intensidad y fluctuar a través del tiempo. (1964, Spielberger; Díaz, 1975)
La Ansiedad de Rasgo (A-Rasgo) se refiere a las diferencias individuales, relativamente estables, en la propensión a la ansiedad, es decir, a las diferencias entre las personas en la tendencia a responder a situaciones percibidas como amenazantes con elevaciones en la intensidad de la ansiedad estado. Como concepto psicológico, la ansiedad de rasgo tiene las características del tipo de locuciones que (Atkinson 1964, citado por Spielberger, & Díaz, 1975) llama “motivos” y que conceptuados como “disposiciones conductuales adquiridas”. Los motivos son definidos por Atkinson (1964) como disposiciones que permanecen latentes hasta que las señales de una situación los activan. Las disposiciones conductuales adquirida, de acuerdo con Campbell, involucran residuos de experiencia pasada que predisponen al individuo tanto a ver al mundo en la forma especial, como a manifestar tendencias de respuesta “objeto consistente”.
Los conceptos de ansiedad de estado y ansiedad de rasgo pueden concebirse como análogos, en ciertos sentidos a los conceptos de energía cinética y potencial en la física. La A-Estado, como la energía cinética, se refiere a un proceso empírico de reacción que se realiza en un momento particular y en un determinado grado de intensidad. La A-Rasgo como la energía potencial, indica las diferencias de grado de una disposición latente a manifestar un cierto tipo de reacción. En donde la energía potencial destaca las diferencias entre los objetos físicos, respecto a la cantidad de energía cinética que puede ser liberada si se le dispara a través de una fuerza apropiada, la ansiedad de rasgo implica las diferencias entre las personas en la disposición para responder a situaciones de tensión con cantidades variables de ansiedad de estado.
Se podría anticipar en general que quienes califican alto en A-Rasgo, exhibirán elevaciones de A-Estado más frecuentemente que los individuos que califican bajo en ansiedad de rasgo, ya que los primeros tienden a reaccionar a un mayor número de situaciones como si fuesen peligrosas o amenazantes. Las personas con alta A-Rasgo también más probablemente responderán con un incremento en la intensidad de A-Estado en situaciones que implican relaciones interpersonales que amenazan a la autoestima. Se ha encontrado, por ejemplo, que las circunstancias en las cuales experimenta un fracaso o aquellas en las que la capacidad personal de un individuo está siendo valorada (por ejemplo, al resolver una prueba de inteligencia), son particularmente amenazantes para las personas con una alta calificación de ansiedad rasgo (Spence & Spence, 1966; Spielberger, 1966; Spielberger & Smith, 1966 citado por Spielberger & Díaz, 1975) peor el hecho de que las personas que difieren en ansiedad de rasgo muestren o no diferencias correspondientes en A-Estado, depende del grado en el que una situación específica es percibida por un individuo particular como amenazante o peligrosa y eso es influido de manera considerable por la experiencia pasada de un individuo.
Dentro de las causas más comunes de la ansiedad se tiene: un peligro real, estrés físico y emocional, drogas, abstinencia a drogas, dieta deficiente. Además las causas de deben variar según edad y genero de las personas, así como también de acuerdo a las características específicas del síntoma, tales como calidad, duración, factores agravantes, enfermedades asociadas (Taylor, 2002).
Se sabe que la ansiedad y la actividad física están íntimamente relacionadas. Cada uno de nosotros podemos sentir que cuando realizamos actividad física nos sentimos mejor, descargados de las tensiones cotidianas y con los ánimos renovados. Es por esto que desde una percepción individual sentimos un bienestar emocional cada vez que se realiza algún tipo de actividad recreo deportivo generando placer y satisfacción personal.
Tanto la ansiedad como la depresión son de los factores que más contribuyen a la percepción negativa de la calidad de vida. La depresión puede ser considerada como uno de los problemas de salud mental más común (Dowd, 2004) y que, además se da con mayor frecuencia en las mujeres que en los hombres (Kessler, McGonagle, Swatz, Blazer & Nelson, 1993; Lehtinen & Joukamaa, 1994). La ansiedad parece afectar de modo directo a la salud mental en determinadas etapas de la vida, como la adolescencia (Axelsson & Ejlertsson, 2002; Bagley & Mallick, 2001), y unos niveles altos de ansiedad parecen predecir problemas emocionales que acompañan a ciertas patologías y se asocian a menudo con otros rasgos patógenos, sugiriendo un patrón conocido como “afectividad negativa” (Sánchez, Aparicio & Dresch, 2006).
Aunque la sintomatología depresiva y ansiosa parece ser mayor en mujeres que en hombres, el género no resulta ser la variable más determinante para la ansiedad, aunque sí para la depresión, y en ambos casos, factores sociodemográficos parecen tener un gran peso respecto a las diferencias de género (Matud, Guerrero & Matías, 2006). Así, pueden estar influyendo de manera decisiva la edad, la situación laboral, el nivel educativo o el estado civil, por lo que resulta fundamental introducir estudios de las relaciones entre actividad física y variables psicológicas, introduciendo factores sociodemográficos que mediarían en esta relación. En este sentido, el trabajo de Matud, Avero & López (2001) indica que las mujeres con mayores niveles de ansiedad manifestaban mayor insatisfacción laboral y percibían un menor apoyo social.
De esta manera, se puede considerar que se está incidiendo sobre aspectos importantes del concepto de calidad de vida, y éste suele ser percibido de manera más negativa en función de la incidencia de determinados factores sociales y demográficos (Denton & Walters, 1999; Kawachi, Kennedy, Gupta & Prothrow-Stith, 1999).Sin embargo, para algunos autores la práctica de actividad física, de forma regular, parece constituir un factor importante que influye en la calidad de vida produciendo efectos beneficiosos sobre la salud física y psicológica independientemente de la edad y sexo de los sujetos (Blasco, Capdevila & Cruz, 1994; Haskell, 1984; Paffenbarger & Powell, 1985). Desde un punto de vista biomédico, cabe decir que la actividad física crea una serie de hábitos y actitudes que resultan aconsejables, puesto que la vida sedentaria y la falta de ejercicio físico son aspectos que determinan claramente la aparición de ciertas enfermedades, sobre todo en pacientes de cierta edad (Gómez, Santandreu, & Egea, 1995).
Por otra parte según Raglin & Morgan (1987 citado por Weinberg & Gould, 2010) encontraron que el estado de ansiedad se reduce por 24 horas después del periodo de ejercicio; aunque el ejercicio agudo no es más efectivo en la disminución del estado de ansiedad que el reposo o la distracción los efectos duran más tiempo. Específicamente, (Breus & Connor 1998 citado por Weinberg & Gould, 2010) encontraron que la disminución en el estado de ansiedad después del ejercicio duraba varias horas, lo cual era más que con un grupo de distracción o reposo.
Hasta el momento, la mayoría de los estudios de la relación entre el ejercicio y la reducción de la ansiedad han sido correlativos, de manera que no se puede afirmar en forma concluyente que el ejercicio fue lo que causo o produjo el cambio en el estado de ánimo. Más bien, el ejercicio parece estar asociados con cambios positivos en los estados de ánimo y en la reducción de la ansiedad.
Los efectos del ejercicio sobre la ansiedad y la depresión pueden clasificarse como agudos o crónicos. Los efectos agudos se refieren a los efectos temporales, inmediatos y posibles, pero no necesarios, que surgen a partir de un periodo de ejercicio. Los psicólogos del deporte han estudiado los efectos a largo plazo o efectos crónicos del ejercicio, e investigaron la validez del antiguo lema “mente sana en cuerpo sano”. Los investigadores de los efectos crónicos del ejercicio se han focalizado en los cambios en el tiempo de la ansiedad. La vasta mayoría de la investigación acerca de la relación entre el ejercicio y el bienestar psicológico ha utilizado el ejercicio aeróbico aunque así mismo el yoga y otros ejercicios no aeróbicos producen los mismos efectos positivos sobre el bienestar psicológico. (Weinberg & Gould, 2010)
Los sucesos estresantes de la vida, como el ingreso por primera vez a una cárcel, son factores precipitantes para el desarrollo de ansiedad y el desencadenamiento de reacciones fisiológicas como dolores de cabeza, hipertensión y reacciones emocionales como los ataques de pánico. El apoyo social reduce la intensidad de las reacciones físicas y emocionales y la falta del mismo los intensifica (Barlow, 2002).
Experimentar el proceso de encarcelamiento por primera vez se asocia con el desarrollo de respuestas significativas de ansiedad y estrés, la reducción de las mismas ha sido documentada por (Arias, Morales, Sibaja, Vargas & Pérez (2004), en adultos mayores de 50 años privados de la libertad.
Las personas con ansiedad sienten una tensión abrumadora, aprehensión o temor cuando no hay peligro real, adoptan acciones extremas para evitar la fuente de su ansiedad, a nivel biológico se encuentra gran vulnerabilidad a ser heredada y también se asocia con circuitos cerebrales concretos como sistema límbico, el cual actúa como mediador entre la corteza cerebral y el tallo encefálico. Éste último se encarga de registrar y supervisar los cambios de las funciones corporales y transmite estas señales a procesos corticales más elevados (Barlow, 2001).
Método
Diseño de investigación
La investigación tiene un diseño experimental, con pre-test, post-test y grupo control. Este diseño incorpora la administración de pre-test a los grupos que componen el experimento. Los sujetos son asignados al azar a los grupos, después a estos se les administra simultáneamente el pre-test, un grupo recibe el tratamiento experimental y otro no (es el grupo de control); finalmente se les administra, también simultáneamente un post-test. (Fernández, Hernández & Baptista, 2006).
Enfoque investigativo
La investigación tiene un enfoque cuantitativo porque usa la recolección de datos para probar hipótesis, con base en la medición numérica y el análisis estadístico para establecer patrones de comportamiento y probar teorías. En el enfoque cuantitativo tiene las siguientes características: mide fenómenos, utiliza estadísticas, emplea experimentación y analiza causa- efecto; además tiene un proceso secuencial, deductivo, probatorio y cuenta con un análisis de la realidad objetiva.
El enfoque cuantitativo posee bondades como la generalización de resultados, control sobre fenómenos, precisión, replica y predicción. (Fernández, Hernández & Baptista, 2006).
Población y muestra
En este estudio participaron 33 hombres privados de la libertad, luego de un examen de valoración médica hecho por profesionales del campo de la salud del centro penitenciario se encontró que 9 de ellos padecían patologías crónicas que impedían la participación en el programa de actividad física. De esta manera, la muestra quedó conformada por 24 reclusos, con edades comprendidas entre 57 a 73 años, estos participantes están actualmente en condición de reclusos al establecimiento penitenciario y carcelario de mediana seguridad ubicado en el departamento de Cundinamarca, cumpliendo entre 1 y 15 años de condena por diferentes delitos cometidos. Los participantes en esta investigación fueron tomados dentro del total de internos del establecimiento que según el informe de la dirección del Instituto Nacional de Penitenciarias y Carcelarias INPEC es de 168 internos, en condiciones de hacinamiento debido a que la cárcel tiene una capacidad máxima de alojamiento de 120 reclusos.
Se tuvieron en cuenta como criterios de inclusión:
Encontrarse en un rango de edad entre 57 a 73 años de edad.
Tener el concepto del médico de la penitenciaria como apto para participar en el programa de actividad física
Permanencia de un tiempo mayor a 4 meses en prisión para garantizar la participación en toda la investigación.
Criterios de exclusión:
No encontrarse en un rango de edades comprendido entre 57 a 73 años de edad.
Presentar alguna enfermedad o impedimento de acuerdo al concepto del médico de la penitenciaria que le impida participar en el programa de actividad física.
Estar próximo a cumplir la condena y salir en libertad.
En la tabla 1. Se presentan las características sociodemográficas de los participantes teniendo en cuenta la edad, nivel de estudios y estado civil de los participantes
Tabla 1. Características sociodemográficas de los participantes
Instrumentos
La prueba utilizada en esta investigación fue el Inventario de Ansiedad de Rasgo y Estado IDARE de los autores Spielberger, Gorsuch, Lushene (1975) y la revisión de Spielberger & Diaz (2002). En esta investigación se usó la versión revisada que está constituido por dos escalas separadas de autoevaluación que se utilizan para medir las dimensiones de la ansiedad de rasgo (AR) y la ansiedad de estado (A-Estado). Cada una de las escalas contiene 20 afirmaciones en donde los sujetos describen como se sienten generalmente (A-Rasgo) y como se sienten en el momento actual (A-Estado). El IDARE se califica con una puntuación mínima de 20 puntos lo que define niveles bajos de ansiedad y una puntuación máxima de 80 como niveles altos, y una puntuación media con 40 puntos; este criterio, se aplica en la escala A-Estado, A-Rasgo. Los participantes responden a cada uno de los reactivos de la prueba de autoevaluación con una escala de 4 puntos; las 4 categorías para la prueba de estado son: 1. En absoluto, 2. Un poco, 3. Bastante, 4. Mucho; y las categorías para la escala A-rasgo son: 1. Casi nunca, 2. Algunas veces, 3. Frecuentemente, 4. Casi siempre.
Los coeficientes de confidencialidad de Alpha de Cronbach para el IDARE variaron de 0.83 a 0.92 lo cual demuestra una buena consistencia interna para ambas escalas. (Spielberger & Díaz, 1975). El instrumento fue validado concurrentemente en población similar con las escalas de ansiedad IPAT de Cattell y Scheier, la escala de ansiedad manifiesta (TMAS) de Taylor la lista de adjetivos afectivos de Zuckerman, de manera que al correlacionarlas con el IDARE, se obtuvieron valores moderadamente altos que van de 0.41 a 0.85 (Spielberger y Diaz, 1975).
Procedimiento
Fase 1.
Fase 2.
Fase 3.
Después se tomó el consentimiento informado a los participantes quienes aceptaron participar en la investigación de manera voluntaria, luego se aplicó el inventario IDARE, por parte de una psicóloga que contaba con el entrenamiento para la aplicación de esta prueba. Esta se realizó en el salón social de la penitenciaria de forma individual con un tiempo estimado de una hora para cada persona.
Fase 4.
Fase 5.
Fase 6.
Fase 7.
Control de variables
A continuación se muestra la tabla 2. El control de variables que se tuvieron en cuenta para evitar posibles sesgos en la investigación.
Tabla 2. Control de variables
Resultados
A continuación se presentan los resultados que responden a los objetivos planteados para el desarrollo de este estudio, comenzando por la descripción de los niveles de ansiedad predominantes (A-Estado y A-Rasgo) tanto en el grupo control como en el experimental, seguido por la descripción entre dichas variables a través del coeficiente de correlación de Pearson y el paquete estadístico SPSS versión 17.0.
En la tabla 3, se puede observar que el valor t reportado es de (-1.67 y 3.32 para el seguimiento) y al valor de significancia es de (-.123 y -.003 para el seguimiento) se puede concluir que las medias de nivel de ansiedad de estado en el Grupo Control en las pruebas Pre Test y Post Test y seguimiento son iguales; al igual que en el nivel de ansiedad de rasgo en el grupo controlen las pruebas Pre-test, post-test y seguimiento, no se observaron cambios significativos.
Tabla 3. Grupo Control: Ansiedad de Estado y Ansiedad de Rasgo
En la tabal 4, se evidencia que el valor t reportado es de (5.05) y al valor de significancia (-.001) se puede concluir que las medias de nivel de ansiedad de estado en el Grupo Experimental en las pruebas Pre Test y Post Test son diferentes, en particular, en el Grupo Experimental la prueba de Pre Test presenta mayor nivel de A-Estado que en la prueba de Post Test, y el seguimiento presenta resultados homogéneos con el Post-Test. Mientras que en A-Rasgo la prueba pre-test, post-test y seguimiento son iguales es decir no se evidencian cambios significativos.
Tabla 4. Grupo Experimental: Ansiedad de Estado y Ansiedad de Rasgo
En la Figura 1. Se presentan los resultados correspondientes a los niveles de ansiedad de estado para cada grupo (control y experimental), tanto en el Pre-test, Post-Test y Seguimiento. Evidenciándose que las medias de nivel de Ansiedad de Estado en el Pre-Test son iguales para los dos grupos mientras que en el Post-Test las medias son diferentes en los dos grupos; y en el seguimiento se aprecia que las medias no presentan cambio significativos con relación al Post-Test es decir se mantienen diferentes tanto en el grupo control como en el grupo experimental. Concluyéndose que se cumple la hipótesis alternativa donde se observara una diferencia estadísticamente significativa entre la media de puntuaciones en A-Estado después de la implementación del programa y una medida de seguimiento, en el grupo experimental.
Figura 1. Niveles de A-Estado, en el pre-test, post-test y seguimiento en el grupo control y experimental
En la Figura 2. Se presentan los resultados correspondientes a los niveles de A-Rasgo para cada grupo (control y experimental), tanto en el Pre-test, Post-Test y Seguimiento. No evidenciándose cambios significativos en ninguna de las aplicaciones, concluyéndose como se plasma en la hipótesis nula que no se observara una diferencia estadísticamente significativa entre la media de puntuaciones en ansiedad rasgo después de la implementación del programa y una medida de seguimiento, en el grupo experimental.
Figura 2. Niveles de A-Rasgo, en el pre-test, post-test y seguimiento en el grupo control y experimental
Discusión
Los resultados responden a los objetivos planteados para el presente estudio, donde inicialmente se determinan los niveles de ansiedad (rasgo y estado) al inicio y al final del programa de actividad física, seguido se desarrolló el programa de actividad física a adultos mayores en la cárcel, posteriormente se analizan y describen los efectos antes y después del programa de actividad física sobre los niveles de ansiedad en adultos mayores internos en un establecimiento penitenciario y carcelario de mediana seguridad de Cundinamarca, en el grupo control y experimental. Estos hallazgos adquieren importancia en el ámbito de la salud ya que la ansiedad es una variable que puede ser considerada como una causa influyente en la calidad de vida de las personas en este caso particular en la población privada de la libertad.
De esta manera, los resultados muestran en el pre-test que el .55 de los participantes del grupo experimental presentó altos niveles de ansiedad de estado y las medias restante niveles medios-altos; así mismo, se observa que el .54 de los participantes del grupo control mostraron elevados niveles de ansiedad de estado, y los restantes niveles de ansiedad media-alta; es decir que las medias de “nivel de ansiedad de estado” de los grupos Control y Experimental son altos; de acuerdo a estos hallazgos es importante resaltar lo planteado por Dechiara, Furlani, Gutiérrez & Kratje (2009) quienes afirman que al considerar la cárcel como entorno disruptivo, puede pensarse que las condiciones de vida y prácticas habituales de ese ámbito podrían ser potencialmente traumatogénicas. Teniendo en cuenta estos resultados es posible realizar una intervención por medio de una programa de actividad física que permita disminuir los niveles de ansiedad y de esta manera hacer que la estadía de estas personas por el centro de prisión sea más llevadero evitándose así complicación a nivel físico y psicológico.
De acuerdo con Herman (2004) expone que en la prisión siempre se está en peligro. Considerada como entorno disruptivo, la cárcel está cargada de amenazas. Y precisamente el efecto devastador de las situaciones disruptivas se debe en gran medida “al estado subjetivo que imponen en las poblaciones en las que inculcan el sentimiento de vivir bajo intimidaciones generalizadas y crónicas que atentan contra la existencia misma”. La constante sensación de incertidumbre y de que la persona corre riesgo de muerte, provoca un estado de permanente ansiedad, que se generalizará a todo tipo de situaciones. De esta manera considerando la ansiedad como una variable importante en el ámbito de cohibición de la libertad a nivel nacional se encontró la investigación de Dechiara, Furlani, Gutiérrez & Kratje (2009), planteando es posible que los niveles de ansiedad en las personas privadas de la libertad que ingresan por primera vez a una cárcel se incrementan de manera sustancial, lo cual conlleva a desmejorar su calidad de vida y genera consecuencias desfavorables para su salud mental y emocional. Los resultados de esta investigación son coherentes con los encontrados por Ferrer & Cols. (2004), en donde los internos presentaron un alto nivel de ansiedad estado y altos niveles de ansiedad rasgo, debido a su ingreso en un centro educativo de régimen cerrado. Así mismo los resultados de mi investigación demostraron que antes del programa de actividad física los dos grupos (control y experimental) presentaron altos niveles de ansiedad tanto de estado como rasgo, coincidiendo con las investigaciones de Dechiara, Furlani, Gutiérrez & Kratje (2009); Ferrer & cols. (2004).
Con respecto a los resultados de la A-Rasgo en el pre-test se encontró que los niveles de A-Rasgo, antes del programa de actividad física, mostraban una media .45 de los participantes del grupo control presentó altos niveles de A-Rasgo y las medias restante niveles medios-altos; así mismo, se observa que el .44 de los participantes del grupo experimental mostraron elevados niveles de A-Rasgo, y los restantes niveles de ansiedad media-alta; es decir que las medias de A-Rasgo en los grupos Control y Experimental son iguales y presentan homogeneidad. De acuerdo Caracuel, Jaenes & Peréz (1991, citado por Navarro, Amar & González, 1995), la ansiedad de estado está determinada por sentimientos negativos de aprensión y tensión que son activados por el sistema nervioso autónomo durante un breve periodo de tiempo y ante una situación específica. En cuanto a la A-Rasgo, la describen como una predisposición conductual a reaccionar de determinada manera ante situaciones que el sujeto valora como potencialmente peligrosas, por lo anterior se puede interpretar que las personas que están en condición de perdida de la libertad se sienten en peligro por lo que mantiene una ansiedad constante y su pensamiento se convierte en una lucha de pensamientos negativos y sugestivos. Por lo anterior López & Valdez (2002), manifiesta que el ingreso a un centro penitenciario o cárcel, requiere de una adaptación, proceso continuo de la humanidad, motivado por la necesidad de enfrentar situaciones inesperadas y difíciles en el transcurso de la vida. Cuando la adaptación es disfuncional se desarrollan los trastornos adaptativos frente a una circunstancia estresante específica y que conduce a una alteración clara en su capacidad para el trabajo, las relaciones sociales y familiares. Estos trastornos son provocados por estresores psicosociales como el cambio drástico del ambiente, entre los cuales está el ingreso por primera vez a la cárcel (Gómez, Hernández, Rojas, Santacruz & Uribe, 2002; citado por Amaya, Delgadillo, Ramírez, Sánchez & Gantiva, 2008).
En cuanto a los resultados abordados por la investigación en el post- test se encontró que el .57 de los participantes del grupo control presentó altos niveles de A-Estado y las medias restante niveles medios-altos; así mismo, se observa que el .39 de los participantes del grupo experimental mostraron niveles de ansiedad medios, y los restantes niveles de ansiedad bajos; es decir que las medias de “nivel de A-Estado” después del programas de actividad física en los grupos Control y Experimental son diferentes, en particular, el grupo control presenta mayor nivel de ansiedad que el grupo experimental. Estos resultados son coherentes con los de la investigación de Arias, Morales, Sibaja & Vargas (2004) en la implementación de un programa de actividad física y recreativa para reducir la ansiedad privados de la libertad, donde se determinó cómo influye un programa de actividad física recreativa en la reducción de los niveles de ansiedad. Se observó una diferencia significativa, por lo cual se puede afirmar que la actividad física redujo los niveles de ansiedad en esta población. Por lo tanto, se concluye que los centros penitenciarios deberían contar con mejores instalaciones y materiales para la práctica de los distintos deportes; asimismo, de profesionales en el área de la actividad física, que ayuden a ser más llevadera la prisión.
De acuerdo con los resultados obtenidos en la aplicación del programa, se encontró que la actividad física constituye una verdadera herramienta para reducir los niveles de ansiedad, aun después de la ejecución del programa. En este aspecto se comparte la posición de Petruzzello (1991) citado por Arias, Morales, Sibaja & Vargas (2004) que dice que la actividad física está asociada con la reducción de la ansiedad independientemente de la edad; de igual manera se coincide con la teoría de Stephens (1988) citado por Arias, Morales, Sibaja & Vargas (2004) de que la actividad física está relacionada positivamente con una buena salud mental, entendiéndola como un estado anímico positivo y síntomas relativamente infrecuentes de ansiedad.
Por otra parte los resultados abordados en el post-test para A-Rasgo muestras que tanto el grupo control y experimental no cambiaron su A-Rasgo, esto se explica según Atkinson (1964 citado por Spielberger & Díaz, 1975) “disposiciones conductuales adquiridas”. Es decir disposiciones que permanecen latentes hasta que las señales de una situación los activan. Las disposiciones conductuales adquirida, de acuerdo con Campbell, involucran residuos de experiencia pasada que predisponen al individuo tanto a ver al mundo en la forma especial, como a manifestar tendencias de respuesta “objeto consistente”.
Además se evidencio que semanas después del programa de actividad física los participantes mantuvieron niveles de ansiedad acorde al post-test, por lo que se puede decir que, el programa de actividad física ayudo a mantener niveles medio-bajos en la A-Estado sin comprometer la A-Rasgo.
Por último es importante tener en cuenta que los resultados obtenidos permitieron concluir y según lo observado en el análisis estadístico, se considera que un programa de actividad física puede influir positivamente para disminuir los niveles de ansiedad. Lo que se necesita es el interés, por parte de las autoridades, profesionales en el campo, materiales y la disposición de los privados de libertad, ya que esto conlleva a que ellos presenten una mejor calidad de vida durante el tiempo que permanezcan en el establecimiento penitenciario, ya que como lo menciona Stephens (1988) citado por Arias, Morales, Sibaja & Vargas (2004). El nivel de actividad física está relacionado positivamente con una buena salud mental, entendiéndola como un estado de ánimo positivo, bienestar general y síntomas relativamente infrecuentes de ansiedad.
Conclusiones
Antes de iniciar el programa de actividad física el grupo control y el experimental presentaron altos niveles de ansiedad siendo homogéneos sus resultados y sin cambios significativos.
El programa de actividad física insidio positivamente en la disminución de niveles de ansiedad en el grupo experimental siendo este el que lo realizo, por lo que se puede concluir que la actividad física esta relaciona con los niveles de ansiedad.
Las personas que realizaron el programa de actividad física se mostraron más seguras y tranquilas durante el programa aunque se mantiene alta la A-Rasgo en todos los participantes demostrando así gran preocupación constante por el tiempo que les resta en esa prisión.
Semanas después del programa de actividad física los resultados del post-test se mantienen evidenciándose con la aplicación del seguimiento que las personas que realizaron el programa de actividad física se muestran más seguras y tranquilas aun después de haberlo ejecutado.
Sugerencias
Se sugiere implementar en las penitenciarías programas de actividad física con más frecuencia con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas privadas de la libertad.
Es importante que los centros penitenciarios cuenten con personal idóneo para la ejecución de programas de tipo deportivos y de actividades lúdicas con el fin de tener un mejor direccionamiento en las rutinas de actividad física.
Que los privados de la libertad puedan gozar de tiempo para realizar actividad física con más frecuencia.
Referencias
Amaya M., Delgadillo S., Ramírez S., Sánchez L., Gantiva C. (2008) Evaluación de la efectividad de un programas de intervención breve para disminución de la ansiedad en personas que ingresan por primera vez a un centro penitenciario. Revista avances de la disciplina vol 2 1, 7-96.
Annicchiarico, R. (2002) Actividad física y su influencia en una vida saludable. EFDeportes.com, Revista Digital. Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 51. http://www.efdeportes.com/efd51/salud.htm
Archel, E. & Rauvant, J. F. (1989) Le suicide en milieu pénitentiaire: le corps en jeu. Psychologie Medicale, 21 (4), 483-485.
Arias R., Morales J., Sibaja F., Vargas W. (2004) Actividad Física Para la Reducción de la Ansiedad en varones Mayores de 50 años Privados de la Libertad, Costa Rica.
Axelsson, L. y Ejlertsson, G. (2002) Self-reported health, self-esteem and social support among young unemployed people: a population based study. International Journal of Social Welfare, 11(2), 111-119.
Barlow, D. (2001). Psicología anormal un enfoque integral. México: Thomson Learning.
Barlow, D. (2002). Anxiety and its disorders, the nature and treatment of anxiety and panic. Second Edition. New York, London: The Guilford Press.
Beleña, M. & Baguena, M. (1992) Habilidades interpersonales: efectos de un programa de tratamiento en mujeres delincuentes internas. Análisis y Modificación de Conducta, 61: 751-772.
Blasco, T., Capdevila, LL. y Cruz, J. (1994). Relaciones entre actividad física y salud. Anuario de psicología, 61(2), 19-24.
Cox, R. (2009) Psicología deportiva. Edición 6. España, Editorial Panamericana, 419- 427.
Dechiera, Furlani, Gutiérrez, Cazabat (2009) Efectos del cautiverio de las Cárceles sobre las Personas Privadas de la Libertad. Rev Epistemologica y ciencias Humanas.
Denton, M. y Walters, W. (1999). Gender differences in structural and behavioral determinants of health: An analysis of the social production of health. Social Science and Medicines, 48, 1221-1235.
Dowd, D.T. (2004). Depression: Theory, assessment, and new directions in practice. International Journal of Clinical and Health Psychology, 4, 413-423.
DSM-IV: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (1995) Barcelona, Masson.
Escobar, G. Fedrigolli, M. Díaz, Raúl (2012) Estudio descriptivo sobre programas de actividad física, deporte y recreación realizados a los internos de complejo penitenciario de La Serena, Chile.
Fernández, Hernández & Baptista (2006) Metodología de la investigación. Cuarta Edición México - Editorial: McGraw-Hill
Ferrer M. & Cols. (2004) Niveles de ansiedad en jóvenes infractores en un centro educativo del régimen cerrado. IV congreso estatal del educador social.
Gómez, A., Santandreu, M.E. y Egea, A. (1995). El ejercicio en la rehabilitación de los ancianos.
Gutiérrez M., Amat J., Ruiz A. & Shancis C (1994). La respuesta cardiaca como medida de la ansiedad en deportes de riesgo. Revista de psicología del deporte 1-24.
Harding, T. W., Zimmermann, E. (1989). Psychiatric symptoms, cognitive stress and vulnerability factors. A Study in a remand prison. Journal of Psychiatry, 155, 36-43.
Herman, (2004.). Trauma y Recuperación: Cómo superar las consecuencias de la violencia. Colección Espasa Hoy: Madrid, 64, 65, 71, 72.
Jarne A., Talarn A., Armayones M., Horta E., Requena E., (2006) Psicopatología manual Andreu. pp. 119.
Kessler, R.C., McGonagle, K.A., Swartz, M., Blazer, D.G. y Nelson, C.B. (1993). Sex and depression in the National Comorbidity Survey I: Lifetime prevalence, chronicity and recurrence. Journal of Affective Disorders, 39, 85-96.
López, P. (2002) Trastornos de Ansiedad http://www.viatusalud.com/documento.aspp ID 119.
Márquez S. (1992) Adaptación española de los cuestionarios de antecedentes, manifestaciones y consecuencias de la ansiedad ante la competición deportiva y estructura factorial. Revista de psicología del deporte, (2), 25-38.
Martínez M., Santos P. & Casimiro A. (2009). Condición Física y Salud: un modelo didáctico de sesión para personas mayores. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 9 (34) pp. 140-157.
Matud, M.P., Avero, P. y López, M. (2001). Ansiedad en la mujer: un análisis de las variables personales y sociales más relevantes. Internacional Journal of Clinical and Health Psychology, 1, 293-306.
Matud, M.P., Guerrero, K. y Matías, R.G. (2006). Relevancia de las variables sociodemográficas en las diferencias de género en depresión. International Journal of Clinical and Health Psychology, 6(1), 7-21.
Molina V., Tabares F., & Patiño C. (2008) Las Formas del Ocio en las Cárceles de Medellin, Colombia
Mosconi S., Correche M., Rivarola M. & Penna F (2007). Aplicación de la técnica de relajación en deportistas de 16 años para mejorar su rendimiento. Fundamentos en Humanidades, 8 (16), 183-197.
Navarro J., Amar J. & González C (1995). Ansiedad precompetitiva y conductas de autocontrol en jugadores de futbol. Revista de psicología del deporte, 7-17.
Nuevo R., Cabrera I., Márquez M. & Montorio I (2008). Comparación de dos procedimientos de inducción colectiva de ansiedad. Anales de Psicología, 24 (1), 106-114.
Ramis Y., Torregrosa M., Viladrich C. & Cruz J (2010). Adaptación y validación de la versión española de la escala de ansiedad competitiva SAS-2 para deportistas de iniciación. Revista Psicothema, 22 (4), 1004-1009.
Ríos, M. (2004) La educación física en los establecimientos penitenciarios de Cataluña. Tándem, nº 15, pp. 69-82. Barcelona: Graó.
Ruiz (2007) Síntomas Psicológicos, Clima Emocional, Cultura y Factores Psicosociales en el Medio Penitenciario. Revista latinoamericana de psicología. vol.39 no.3 Bogotá.
Sánchez, M.P., Aparicio, M.E. y Dresch, V. (2006). Ansiedad, autoestima y satisfacción autopercibida como predictores de la salud: diferencias entre hombres y mujeres. Psicothema, 18(3), 584-590.
Spielberger, Ch. Y Díaz, R. (1975). IDARE Inventario de Ansiedad Estado-Rasgo. Editorial Manual Moderno. México.
Taylor, D. (2002) Ansiedad, estrés y tensión. http://medlineplus/Spanish/Article/003211.
Weinberg R. & Gould D. 2010) Fundamentos de psicología del Deporte y del Ejercicio Físico. Editorial Médica Panamericana 398-401.
Zamble, E. y Porporino, F. (1990). Coping, imprisonment and rehabilitation: some data and their implications. Criminal Justice and Behavior, 17(1), 53-70.
Búsqueda personalizada
|
|
EFDeportes.com, Revista
Digital · Año 17 · N° 173 | Buenos Aires,
Octubre de 2012 |