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La relación del hombre con la naturaleza a través de su historia

 

Profesor Nacional de Educación Física, CRUB, UNCOMA (Centro Regional

Universitario Bariloche – Universidad Nacional del Comahue)

Guía de Trekking en Cordillera – AAGM (Asociación Argentina de Guías de Montaña)

Prof. Adjunto de la materia “Actividades en el Entorno Regional” CRUB, UNCOMA

Director de Proyecto de Extensión “Aulas Naturales” 2010 -2012

Prof. Eduardo Speroni

nhanuk2@hotmail.com

(Argentina)

 

 

 

 

Resumen

          Es objeto de este trabajo abordar los cambios en la relación de hombre con la naturaleza tomando como eje los grandes cambios sociales. Partiendo desde la propia aparición del hombre sobre la tierra, demostrando la intima relación que existió entre éste y el medio ambiente natural a través de una comparación entre diferentes pueblos originarios. A continuación resalta iconos históricos representativos a la sociedad occidental como lo son Grecia y Roma antigua, Siglo I AC, como punto de ruptura en la relación hombre naturaleza. La Sociedad Industrial como momento de enajenación del individuo y perdida del contacto con el trabajo en la naturaleza, la revalorización del Tiempo Libre como tiempo de desarrollo personal donde las actividades en espacios naturales vuelven a tomar valor. El Juego en la historia de nuestra especie y llegando a la actualidad con una visión de cambio en nuestras conductas político-sociales, las cuales apuntan a una nueva relación entre hombre y naturaleza, relación desde el conocimiento, respeto y disfrute de estos espacios pero desde una vida urbana.

          Palabras clave: Relación hombre-naturaleza. Historia.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 172, Septiembre de 2012. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    El hombre hace su aparición en la tierra hace aproximadamente 250.0000 años, evoluciona a través de este tiempo para terminar convirtiéndose en el hombre moderno hace aproximadamente 40.000 años. África aparece mayoritariamente como postulado sobre el lugar del origen del hombre moderno y otros proponen lo que hoy conocemos como China, sea cual fuera el lugar de origen del hombre los vestigios de población en el sur de Argentina y Chile datan de aproximadamente 11.000 años.

    Desde una visión al pasado el hombre sobrevivió, aprendió, se reprodujo y evoluciono, a lo que hoy determinamos como hombre moderno durante 2500000 años en un íntimo contacto con la naturaleza. Una convivencia inseparable e indisoluta, permanente en cada aspecto de la vida del hombre primitivo, el entorno lo condiciono a aprender a sobrevivir o perecer y con él, la especie humana. Podemos imaginar esta etapa de la existencia del hombre o bien como una escena cinematográfica de caos y fuego donde a vida era poco más que efímera o una vida dura, con peligros, pero con una tranquilidad mínima para garantizar la reproducción de la especie, aprender de lo que los rodeaba y transmitirlos a las generaciones siguientes.

    Esta era -que constituye más del 99% de la historia de la humanidad- está caracterizada por la integración a la naturaleza de los pueblos recolectores, pescadores y cazadores. Estos primeros hombres se adaptaron al medio, sin afectar la autorregulación del ecosistema. No destruían masivamente las selvas ni las plantas. No exterminaban las especies animales sino que consumían las que eran imprescindibles para su subsistencia. Su dieta se hacía a base de lo que proporcionaba el medio natural. Fueron capaces de generar una tecnología, no debidamente evaluada por los científicos modernos. Tenían otros valores y otra etología con respecto a la Naturaleza. (Historia de Nuestra América, Centro de Estudios Latinoamericanos, 1991: 4)

    Es muy notable advertir que en el recorrido del hombre moderno a través del mundo, desde África a Europa y Asia y finalmente por el Noreste Asiático, por lo que hoy se conoce como Mar de Bering e Islas Aleutianas, utilizando un puente de hielo y una baja notable en el nivel de los océanos, el hombre llega a América y luego a América del Sur. Si tomamos al hombre como especie y vemos las diferencias antropomórficas que son apreciables hoy, podemos comprender que ese hombre lleva impreso en el cuerpo las marcas que la naturaleza le impuso para su adaptación y es resultado de esa gran migración a través de los más diversos y opuestos climas. De esta forma son de piel blanca o trigueña o más oscura, o más altos o con huesos cortos y fuertes como los esquimales, tienen el pelo rojo como adaptación a cielos permanentemente nublados, diferentes colores de ojos y rasgos.

    Ese humano aprendió cada detalle de su entorno, entendió como aprovechar recursos, construir herramientas, como cazar en grupos, comprendió cual es el ritmo de la vida que lo rodea y lo transmitió generación tras generación, nuevamente se adapta y se supera.

    Un signo claro del conocimiento del entorno lo podemos encontrar en los pueblos originarios de diferentes lugares y comparándolos. Para dar un ejemplo de lo expuesto anteriormente, es fácil pensar que la Patagonia Sur nunca estuvo poblada ya que no se ven grandes ciudades en ruinas sin embargo, existen yacimientos arqueológicos que datan de 11000 años, hay indicios de comercio o trueque de herramientas de obsidiana provenientes de Neuquén halladas en Santa Cruz, simplemente no existen asentamientos permanentes porque la rigurosidad del clima no lo permitió y las poblaciones se movían conforme se movían las presas de caza, en un ciclo permanente de invierno-verano, alternando asentamientos precarios desde los valles cordilleranos, más altos durante el verano, y otros hacia el Este, más bajos y con climas menos rigurosos durante el invierno. Coincidiendo estos lugares con los desplazamientos de las manadas de guanacos principalmente. Por contrapartida en Perú encontramos vestigios de civilizaciones desarrolladas, ciudades, templos, ETC… Esta gran diferencia, a pesar de existir ambas culturas en el mismo momento histórico nuevamente lo marca la climatología, en un Perú estable y previsible en cuanto a las lluvias lo cual favorecía la agricultura y de esta forma alimentos permanentes para una gran población. Por último podemos citar a los Intuís, la más nórdica de las tribus Esquimales donde el conocimiento de cada aspecto de la vida es, en sí mismo, un acto de supervivencia. Donde el máximo aprovechamiento de cada recurso disponible es vital. Carne, hueso, piel, tendones, marfil, intestinos, hielo agua, temperaturas, etc. Son parte de la muy limitada disponibilidad de recursos sobre el mar congelado.

    Esta diferencia climática, periódica y previsible, conforma parte del conocimiento común a cada cultura sobre el medio que los rodea y condiciona. Es en base a este conocimiento que cada cultura se desarrolla por miles de años con diferencias tan notables en sus estilos de vida.

    Hoy, vemos esta etapa de nuestra historia desde una distancia tan grande que no nos permite comprender que hoy estamos aquí basados en el conocimiento intimo de la naturaleza, conocimiento profundo que permitió la evolución de las tecnologías, desde el neolítico y las primeras herramientas de piedra que permitieron no solo casar sino dejar de ser nómades y permitir el establecimiento de los pueblos a través de la agricultura. Tecnologías que aun están presentes y vigentes en la actualidad en su forma evolucionada y depurada por la propia tecnología.

    Creemos haber demostrado que tuvieron un modo de producción, denominado comunal; que no hay “pueblos primitivos” -vocablo peyorativo que tiende a deprimir los avances de las culturas aborígenes y conlleva una concepción unilineal y “desarrollista” de la historia- sino pueblos en evolución multilineal. (Historia de Nuestra América, Centro de Estudios Latinoamericanos, 1991: 36)

    Hoy vemos el pasado y la relación con la naturaleza desde la comodidad de nuestras casas, sin grandes necesidades, hoy no comprendemos el verdadero valor de las cosas, vivimos una vida más fácil y despreocupada en comparación con muy poco tiempo atrás, claramente no es la misma sociedad la del siglo XV que la actual. Como dicen Berger y Luckman, tenemos un conocimiento más profundo de la vida social que del entorno natural.

El distanciamiento

El ocio griego.

    Podemos poner en este punto el principio del distanciamiento del hombre de la naturaleza. La sociedad evoluciona como tal, las ciudades crecen, ofrecen seguridad, comodidades que el campo no otorga, diferentes maneras de ganarse la vida, una vida más fácil y es por esto que las ciudades crecen.

    En esta sociedad evolucionada, dividida entre hombre libres y esclavos, vemos que el conocimiento que permitió al hombre evolucionar hasta ese punto pasa a ser propiedad de los esclavos, quienes lo utilizan para producir y cubrir las necesidades de los hombres libres, ya no importan las tecnologías relacionadas al trabajo ya que los hombres libres no trabajan. Esta diferencia es fundamental al interpretar el significado del ocio para los griegos como estado ideal que permite el total desarrollo del ser humano. Este estado de contemplación requiere de tiempo liberado de todo trabajo y por supuesto excluía a los esclavos y las mujeres. El ocio como se entendía también era una cuestión de género que incluía solo a hombres libres.

    El ocio permite el desarrollo de la potencialidad del ser humano y en este sentido se configura en ideal. Es así como entendían los griegos que los esclavos eran necesarios porque con su trabajo se cubrían las necesidades materiales de una sociedad, mientras otros dedicaban su tiempo y energía al intelecto activo, la búsqueda de las verdades supremas. La contemplación -destacada habitualmente como actividad del ocio griego- se fundó en la razón. Esta característica de la contemplación griega fundada en la razón, es condición para sentar las bases de la ciencia. De allí que la contemplación griega se interprete como ocio creativo. (Gerlero, 2004: 17)

    Ya el conocimiento para la vida en la naturaleza no es necesario, no existe un único conocimiento de subsistencia. El hombre crea conocimiento desde la filosofía, la política, las nuevas necesidades dentro de una sociedad urbanizada.

    Las representaciones y espectáculos tenían un sentido político religioso, pero en estos mismos podemos apreciar como en los “Juegos del Toro” se representa ante los espectadores la casería del toro. El pueblo comienza a ser espectador de muchas actividades que tiempo atrás fueran parte de su vida de subsistencia.

Roma

    Este imperio, solapado con el griego en el siglo I antes del Cristianismo toma el ocio de forma diferente al los Griegos, la tensión entre realidad e ideal que preocupaba a los griegos no encontró resonancia en Roma. A Roma le interesaban sus asuntos interiores, la expansión imperial y el enriquecimiento personal.- Fundado en el desarrollo de la moneda -, los que a su vez arrojaban una sostenida y creciente urbanización, diferenciación de sectores sociales, grandes masa de desocupados “libres”, nuevos oficios y ocupaciones que se derivaban de la urbanización, lo que los mantenía ajenos a intereses comunes que se dilucidaran en el plano de las ideas. (Gerlero, 2004: 19)

    Roma utiliza el ocio como herramienta política de dominación del pueblo. Ya no es exclusivo de los hombre libres, como sucedía en Grecia, Roma lo traslada a las grandes masa, lejos del plano intelectual el ocio en Roma se expresa a través de actividades, es concreto y cumple una función política de dominación del estado. El calendario de festividades dirigidas a la plebe era promovido por el Estado y abarcaba una parte importante del año.

    Tanto los espectáculos de masas como la desmedida construcción de templos, circos, teatros y el trazado urbano, tenían dimensiones monumentales.

    Aparece el concepto de Otium como tiempo de descanso del cuerpo y recreación del espíritu, necesario para volver a dedicarse al trabajo o al servicio público luego de recuperados.

    El impero romano no solo incrementa el distanciamiento de la naturaleza, sino que desnaturaliza la vida en las ciudades, con construcciones monumentales, con normas, códigos y actividades que solo tienen cabida en una ciudad. Paralelamente, Roma deja de hacer uso de la naturaleza para iniciar el saqueo que llega a nuestros días. El imperio gasta, consume, todo tipo de animales, pieles, piedras, metales, hombres y mujeres como esclavos, maderas y alimentos a escala desmedida.

Más cerca

    La era industrial, lejos de retroceder en el consumo de materias primas, lo eleva una situación de irreversibilidad, el daño ocasionado a los bosques, la tierra, el agua, la fauna silvestre y el uso de recursos no renovables de forma indiscriminada.

    La búsqueda de riquezas por medio de la producción aplasta cualquier pensamiento ético, conservacionista. La sociedad industrial pierde el ritmo de la vida y cada vez somos más extraños en el planeta. Se ve a la naturaleza como la fuente inagotable e inalterable de riquezas y recursos. La sociedad ve satisfechas sus necesidades en el entorno urbano comenzando a olvidar que los alimentos que los nutren, la madera que los calienta y construye sus muebles y casas, las materias primas que son la fuente de su trabajo y su sustento provienen de la naturaleza. Se dice que antes de la época industrial una ardilla podía ir desde el Mar Cantábrico hasta el Mar Mediterráneo sin tocar el suelo, pudiendo hacer esto pasando de rama en rama, Hoy España, Al igual que grandes extensiones de Europa, se encuentra prácticamente despojada de sus bosques a excepción del Norte.

    Esta época no solo hace impacto sobre el planeta sino sobre la misma sociedad, donde la clase trabajadora es forzada a afrontar jornadas de trabajo cada vez más largas, llegando a las 18 horas diarias. El trabajo cobra un papel central en la vida de los hombres, no hay tiempo más que para el trabajo y descansar para volver al mismo. La Burguesía, que simultáneamente critica el tiempo perdido por la clase baja como tiempo improductivo, disfruta del ocio a través de la ostentación, signo inequívoco de la clase a la que pertenece. El ocio es un instrumento que utiliza la clase superior para señalar su posición privilegiada.

    La enajenación que vive el hombre de trabajo llega a valorar cada vez más el tiempo fuera del trabajo, no se lo denomina ocio ya que este término se relaciona directamente con la burguesía, del ocio de la clase social que los explotaba. Comienza a surgir el concepto de Tiempo Libre, como tiempo libre de trabajo, no tiempo de descanso sino de esparcimiento, de desconexión momentánea de una rutina aplastante a través de la búsqueda de actividades sociales placenteras.

    El tiempo libre pasa a ser parámetro de calidad de vida y este se consolida en función de un tiempo obligado, tiempo de trabajo.

    En consecuencia la principal medida de la riqueza social no residirá en el tiempo de trabajo, sino en el tiempo libre, esto es, en el tiempo no dedicado al trabajo y que sirve al completo desarrollo del individuo.

    El concepto de tiempo libre se asocia al concepto de recreación como forma de disfrute de ese tiempo libre. Los productos recreativos rápidamente de transforman en bien de consumo. La clase trabajadora que estuvo agobiada por las interminables jornadas laborales, ahora dispone de tiempo de consumo. Los productos recreativos no solo apuntan a las clases más bajas, sino que los ricos, consumen productos recreativos más exclusivos, más caros, más lejos, con menos gente o en épocas del año solo accesibles a este estrato social. Paralelamente la televisión pasa a ser el elemento recreativo por excelencia en casi todos los hogares, los espectáculos deportivos, carreras y muchos otros eventos masivos son ahora más accesibles. En relación a este fenómeno de espectáculos masivos, podemos encontrar una correlación con el ocio romano, una relación desde el control político de grandes multitudes, más aun si el evento se encuentra en transmisión directa por televisión, funcionando como placebo de las dolencias o distracción de problemas más profundos que afectan esa sociedad. Otra reflexión respecto a este tipo de actividades es el carácter cada vez mas pasivo del espectador, ahora ve como alguien escala una montaña desde el sillón de su casa, disfruta de los espectáculos deportivos pero sin practicarlos, en muchos casos nunca, viven experiencias a través de otros actores. La búsqueda de emociones agradables se relaciona directamente con la participación de actividades recreativas miméticas. La búsqueda del júbilo, temor, odio, felicidad, un desborde de sensaciones que en otro momento y lugar no sería socialmente aceptado. El ejemplo más claro es el del señor de impecable traje que entra a un bar porque transmite un partido de futbol, posiblemente durante el desarrollo del encuentro veamos a este respetable señor, insultar al árbitro, saltar sobre una mesa alentando a su equipo y cantar abrazado de un completo extraño, vivirá con euforia cada momento de tensión y festejara con júbilo el triunfo de su equipo. Terminado el encuentro, abrochara su camisa, colocara su corbata, y retornara a su oficina sin que nada fuera de lo normal halla pasado, con seguridad el comportamiento del bar no se repetirá en la oficina ya que estaría socialmente desaprobado.

Desde pequeños

    El niño utiliza el juego como medio de práctica de la realidad, a través del ensayo y error, en una situación libre de riesgo el niño aprende, explora su entorno. El juego es el nexo entre la sociedad y él, la de pares y adultos.

    Si observamos cachorros de otras especies vemos que también juegan, también ensayan la realidad de forma concreta, aprenden a casar, a comer, a defenderse, etc. Si trasladamos esta situación al hombre hace algunos miles de años podemos inferir que el juego de los cachorros, también cumplió idéntica función para nuestra especie, también podemos pensar en una etapa de juego más prolongada, un simulacro de la vida venidera. Considero que el juego mantiene algo de esta etapa pero que en la medida que nos fuimos alejando de la naturaleza comenzamos a jugar a otras cosas solo por el placer que producen.

    Los juegos de nuestra infancia o la de nuestros padres aun mantenían la esencia de preparación para la vida, los juegos brindan aptitud física y actitud ante semejantes o situaciones diversas. Aportan al desarrollo intelectual a través del desarrollo físico, brindan seguridad en uno mismo y por sobre todo felicidad por momentos compartidos.

    Por contrapartida hoy es más común el juego a través de elementos electrónicos, la persecución de un puntaje que brinda un juego de PC. El juego en solitario, enajenante, irreal y violento en lo que en alguna medida está reemplazando el juego como tal. Ya no se juega en la plaza, en la calle o en los árboles, las problemáticas sociales relacionadas con la inseguridad en las ciudades, los horarios de trabajo de los padres y el temor presente en la sociedad produce niños y jóvenes ermitaños, encerrados en su mundo unipersonal durante horas.

El retorno de un extraño

    Por muy contradictorio que parezca este título el regreso del hombre a la naturaleza es ese, el de un extraño.

    El hombre regresa a la naturaleza a través de nuevas tendencias recreativas, educativas, de esparcimiento y disfrute de los espacios naturales. Las nuevas tendencias ecológicas, naturales, orgánicas, de bajo impacto en las actividades en la naturaleza son un más que esperado síntoma de cambio del pensamiento social. Las políticas de estado respecto de la conservación no son todo lo expeditiva que deberían ser pero podemos ver un cambio en las políticas de conservación, turísticas y de recreación.

    Las actividades denominadas deporte aventura están de moda, al igual que está de moda la búsqueda de sensaciones fuertes pero sin gasto físico. Esto quiere decir que cambia el entorno pero no el objeto de búsqueda, el placer inmediato y sin esfuerzo. Las actividades como vuelo en parapente, rapel, puenting y canopy son, por nombrar algunas, actividades que brindan sensaciones muy fuertes en cuanto sensaciones de vértigo pero que son acotadas en el tiempo, controladas y no demandan carga física.

    El Hombre revalora cada vez más el contacto con entornos naturales pero accede a ellos en un estado de completa inocencia y desconocimiento de lo que ve y siente, se fascina con los paisajes, el bosque, la playa, pero hace mucho que perdimos nuestro lugar. Difícilmente podríamos subsistir si retrocediéramos 4 o 5000 años en el tiempo. El rango de conocimientos que hoy manejamos ya no se adecua a esa situación y estaríamos en una situación indefensa contra el problema más insignificante.

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