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José Martí: un periodista de opinión deportiva

 

Licenciada en Filología en la Universidad de Oriente

Master en Estudios culturales cubanos y del Caribe

Doctora en Ciencias Lingüísticas

Dra.C. Alina Bestard Revilla

revillaba@gmail.com

(Cuba)

 

 

 

 

Resumen

          La vida y la obra de José Martí rebasan los límites territoriales cubanos y se alzan con plena vigencia en toda Latinoamérica y el mundo en general. Su labor como intelectual resulta bien conocida por su sello particular y originalidad renovadora que ha sentado pautas en la literatura moderna posterior. El objetivo de este trabajo se dirige al análisis de la obra martiana como periodista de opinión pública, profesión que desarrolló en numerosos países de habla hispana y en Estados Unidos. Dentro de los temas abordados por Martí en estos trabajos periodísticos están los dedicados a diversos deportes, de los cuales hizo sabias reflexiones sobre el profesionalismo y resaltó aspectos vinculados con los valores humanos, éticos y profesionales que estas actividades físicas debían poseer y que, en nuestra opinión, sirven de sustento a la escuela deportiva cubana de hoy. De hecho, muchos de los resultados positivos que la escuela deportiva cubana exhibe actualmente encuentran su sustento en los fundamentos martianos acerca del deporte, a saber: la solidaridad, la honestidad, el humanismo, el predominio de los intereses colectivos por encima de los individuales que todo deportista debe poseer. A partir del estudio y análisis de las crónicas periodísticas martianas hemos querido extraer las bases de su pensamiento crítico acerca del deporte que empleamos en los análisis lingüísticos de textos en las clases de la asignatura Español Comunicativo que se imparte en la carrera de Cultura Física de Santiago de Cuba con la intención de educar a estos futuros profesionales en las ideas que Martí nos legó acerca de cómo debían practicarse los deportes de manera sana y educativa.

          Palabras clave: Ideario martiano. Deporte. Cuba.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 172, Septiembre de 2012. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    La grandeza del pensamiento y las ideas de Martí se centran específicamente en su lucha infatigable por alcanzar la dignidad plena del hombre, sobre todo del hombre latinoamericano, al que trató de redimir de toda la ignominia y la humillación que el europeo implantó con la colonización de América. Como cubano, supo ganarse un lugar de honor en nuestra historia con la preparación y organización de la Guerra de 1995, con la creación del Partido Revolucionario Cubano, con su trabajo con la emigración cubana en Estados Unidos y finalmente, con su incorporación a la lucha en los campos de cuba donde brindó su preciosa vida.

    No menos importante es la labor de José martí como intelectual donde vistió de gala a las letras de nuestro continente con una obra renovadora, original e identificada con sus raíces mestizas. Incursionó en casi todos los géneros literarios conocidos en la época: la poesía, el teatro, la crítica literaria, la narrativa, el ensayo y el periodismo. En el periodismo se destacó por su agudeza de pensamiento, por la claridad y valentía al emitir sus opiniones, por su lucidez y honestidad intelectuales al abordar diversos temas de interés para la opinión pública de los países donde ejerció como corresponsal periodístico, como fueron: Venezuela, España, México, Argentina, Guatemala y Estados Unidos.

    Uno de los temas tratados por Martí en sus crónicas periodísticas fue el deporte, actividad a la que dedicó varias reflexiones, que tienen un gran interés en nuestros días, porque están plenas de valores humanos, éticos y profesionales, que en nuestra opinión, no puede perder de vista la actual escuela cubana de deporte. De hecho sobre la base de muchos de estos fundamentos teóricos martianos acerca del deporte se ha erigido la actividad deportiva cubana, que presenta ante el mundo importantes resultados sustentados en los principios de solidaridad, del humanismo, de la honestidad, del predominio de los intereses colectivos por encima de los individuales. Precisamente, es aquí donde radica el objetivo de este trabajo: el análisis de la obra martiana como periodista de opinión pública en relación con sus consideraciones acerca del deporte, destacándose los valores profesionales de esta labor y su influjo en la escuela cubana deportiva de hoy.

Desarrollo

    Anteriormente se ha hecho alusión a la actividad periodística de José Martí en varios países del continente europeo y latinoamericano. Durante su estancia en los Estados Unidos, país en el que residió por quince años, se empleó como colaborador periodístico de algunos diarios latinoamericanos interesados en conocer la vida política, social, económica, religiosa y cultural del llamado “país de la libertad”. En la etapa que va desde 1876 a 1893, realizó numerosos trabajos dedicados a reflexionar sobre el desarrollo del deporte norteamericano, muchos de los cuales se han perdido por la razón de no haber sido escritos aquí, pero otros que han sido conservados, analizan la actividad físico-deportiva de su época erigiéndose en defensa del amateurismo y de la actitud leal en los enfrentamientos.

    Es importante destacar aquí algunos de los rasgos del deporte en la época que vivió Martí para poder entender la agudeza de sus observaciones. En este sentido, el deporte norteamericano se caracterizaba por: la deshumanización, el profesionalismo, el mercantilismo, la deslealtad, indignidad en los enfrentamientos y la imagen del deportista como un objeto productor de importantes ganancias vinculado al juego y las apuestas. Estos rasgos del deporte de su época fueron criticados fuertemente en sus crónicas donde dejó sentado que concebía la actividad deportiva como algo limpio y honorable, lo cual quedó expresado en estas palabras que al respecto dijo: “la mente ha de ser bien nutrida, pero se ha de ver de dar, con el desarrollo del cuerpo, buena casa a la mente” (Obras Completas, t. 23, 1978: 171). Esta primera idea martiana que traemos a considerar constituye uno de los pilares del deporte cubano actual, expresa el binomio que debe existir en el profesional del deporte: debe poseer una preparación integral, tanto física como intelectual. Es el reconocimiento al valor que como ser humano tiene este profesional que no es un objeto en bruto productor de satisfacciones y emociones a un público ávido de distracción, es un individuo que debe y puede desarrollar tanto sus capacidades físicas como las intelectuales porque tiene el potencial para ello. En sociedades pasadas ese potencial la había sido denegado al deportista por erróneos conceptos que se habían tejido alrededor de estos individuos. Martí supo captar y ver esa equivocación, criticarla y ponderar una posición mucho más humanista con relación al deporte y los deportistas.

    Seguidamente se analizarán algunas ideas martinas con respecto al boxeo y el atletismo.

El boxeo

    Refiere Martí que se le hace pesado el oficio de escribir cuando tiene que hacerlo para narrar escenas brutales donde los hombres en la práctica del boxeo se “embisten como toros (…), se muerden y desgarran en la pelea, y van cubiertos de sangre, despobladas las encías (…), bamboleando y cayendo, en medio de un público que lo vitorea, aclama o se burla según les haya proporcionado el resultado de la pelea el dinero esperado como parte de las apuestas hechas” ( De “Sección constante, en La opinión nacional, Caracas, 25/1/1882).

    El Martí periodista se asombra ante lo que ven y oyen sus oídos, toda la nación está suspensa de lo que pasa en el ring, se suspenden casi todos las actividades cotidianas, se describen las condiciones físicas de los deportistas, se cuentan sus hábitos, sus comidas, sus frases, su peso, se siguen sus pasos en las peleas, se alaban o se vituperan los contendientes, se hacen apuestas a favor o en contra de ellos, sin embargo, todo ese ir y venir alrededor de este deporte de combate no está movido por sentimientos humanos hacia él, no se destaca la profesionalidad en los asaltos, ni la destreza o habilidad de los golpes, sino la brutalidad y bajeza de los rivales para lograr a toda costa la victoria que satisfará los bolsillos de los apostadores, la codicia de los que propiciaron el encuentro, y que en última instancia, solucionará, parcialmente, la miseria de los infelices que se han enfrentado en un espectáculo animal. El boxeo en esta etapa está marcado por el mercantilismo, no importa otra cosa, es un lucrativo negocio que brinda importantes dividendos, eso es lo que prima aquí, no valen reglas, no vale en lo que se convierte el hombre, no interesa lo que haya que hacer para lograr la victoria, se juega sucio, se compran voluntades, se miente. La deshumanización en el deporte de combate es otra característica básica, es un rasgo que aceptan hasta los mismos deportistas, que no comprenden en la posición que quedan y en el precio tan alto que tiene que pagar para ganar, contratados como animales de carpa, como gladiadores de un circo que tiene que satisfacer el gusto sangriento de un público que paga para ver un espectáculo violento, desprovisto de reglas donde gana el más brutal, no el más preparado en la técnica de combate. Otro rasgo del deporte boxístico es el profesionalismo, entendido como una vía de ganarse la vida, aún en detrimento de perderla en el lance, porque el deporte no es concebido aquí como un canto a la preparación física del hombre, ni un canto a la vida, sino un canto a la supervivencia del más fuerte, del más violento, como si en vez de un ring de combate se tratara de una jungla selvática.

    Martí destaca que al concebir el boxeo bajo estos conceptos lo único que se alcanza es sacar a relucir en el hombre sus instintos animales, la fiera que lleva dentro y que había sido dominada por miles de años de evolución. Para él el verdadero mérito de la actividad deportiva radica en sacar a flote los rasgos humanos del individuo, en contribuir a su crecimiento físico e intelectual, no en estimular la brutalidad ni el salvajismo. Expresa que desde la antigüedad el hombre ha luchado por ser cada vez más humano, por pulir su educación, y en esa educación ocupa un lugar distinguido tanto la mente como el cuerpo humano. Siempre hay que recordar la máxima romana que dice: mens sana en corpore sano. Los antiguos griegos y romanos dedicaban mucho tiempo a cultivar su espíritu y su cuerpo a través de la práctica del ejercicio físico y el origen de las Olimpiadas demuestra ese afán por alcanzar la belleza intelectual y corporal que ellos poseían.

Atletismo (“Los caminadores”)

    En otra crónica acerca del deporte en EE.UU., específicamente en la ciudad de Nueva York, denominada “Carta de Nueva York. Los bárbaros caminadores”, que apareció en el diario La opinión de Caracas el 22 de marzo de 1882, Martí reflexiona sobre esta actividad deportiva y la acogida que tenía por el público de la época. En primer lugar, relaciona las difíciles condiciones en las que se desarrollaba la caminata, la mísera posición a la que era llevado el atleta sin un atuendo acorde con el deporte y el terreno. Los inhumanos rasgos de este deporte provocaban en los deportistas llagas en los pies, ojos salidos de sus órbitas y una imagen enfermiza que solo pensaba en satisfacer a aquellos que habían aprendido a mirar sin dolor su esfuerzo sobrehumano. Relata Martí que la caminata no está sujeta a reglas, se hace el recorrido a cualquier hora del día o de la noche, no importa el cansancio de los deportistas, no importa sus estado mental ni físico, solo importa que camine sin tregua en medio de los hurras estruendosos de millares de hombres y mujeres que disfrutan el sufrimiento de esos hombres, que en lugar de transitar hacia un estado mental o moral elevado propio de la satisfacción que provoca el ejercicio físico, transitan hacia un retroceso del hombre al bruto, hacia su deshumanización. A Martí le sorprende también la presencia en estos espectáculos de la mujer neoyorquina, quien alaba y disfruta las escenas violentas de la caminata, que aplaude el sacrificio inútil de estos hombres halagándolos con sus flores y palabras.

    Como ya se ha mencionado Martí destaca la inexistencia de reglas, la despreocupación por el hombre, refleja cómo entre ellos mismos se empujan, se dan golpes, se quitan el puesto, se ofenden, se insultan a sí mismos. Sus cuidadores, de pasada, le brindan algunas cosas de comer que toman sin detenerse para continuar en esa carrera sin fin que los llevará a la meta. La carrera se extiende hasta el otro día, no existe una dieta registrada que esté acorde con el esfuerzo físico que realizan, cada quien consume lo que puede, lo que le facilitan o lo que considera que debe ingerir. Cuando se apartan de las pistas vencidos por el cansancio son devueltos a ellas por sus cuidadores que los ponen en pie, los reaniman mediante golpes eléctricos o los puños y los entregan a la pista a que continúen con la carrera, sin fuerzas, vencidos por el cansancio, pero con el terror pintado en el rostro a perder la carrera porque conocen de cuánto dinero hay en juego, y de cuán mercantilizado está. Con sus pies vacilantes, con su andar tambaleante vuelven los caminadores a la pista a entregar el último esfuerzo que les queda.

    Por otro lado, refiere Martí, están los apostadores del juego que en mesas pequeñas pone los libros donde llevan las cifras que se ponen a nombre de cada caminador. Ellos también gritan, gesticulan y alientan a los hombres de la pista a ganar por el premio del dinero. A su lado se mueve una ansiosa muchedumbre que sopesa sobre qué caminador apostará su dinero evaluando sus condiciones físicas de la misma manera que si fuesen caballos o perros de carrera.

    El valor de ganar se mide en dinero, se les promete a los caminantes que aquel que haya andado más espacio al cabo de ciento cuarenta y dos horas, ganará para sí tantos millares de pesos cuantos sean los que se han presentado a tornear, cada uno de los cuales deposita un millar a la entrada, y ganará también si anda los seis días del torneo, quinientos veinticinco millas, o más, todo el dinero del público que acude ávido a toda hora del día y de la noche a ver cómo marcha la carrera. Son las verdaderas reglas del sistema capitalista las que rigen, violentas, rudas, sangrientas, donde no se premian los valores profesionales, sino la brutalidad del hombre. Este concepto del deporte nada tiene que ver con el concepto que tenían los griegos de él, donde el premio era un ramo simbólico de laurel, era cantarle poemas y hacerle estatuas al vencedor, era suspender las guerras para asistir a la fiesta de ejercicio del cuerpo humano. Tampoco es el concepto que tiene la actual escuela cubana de deporte que considera la preparación profesional del individuo, donde se respetan las reglas del juego, la dignidad del hombre, en el que el esfuerzo individual se suma al colectivo, y donde el dinero no es lo principal, sino la alegría sana de vencer y ofrecer ese premio a la Patria. Ejemplos de esto se observan a diario en la actuación de los equipos deportivos cubanos y de atletas individuales que asisten a los eventos deportivos internacionales donde se patentiza su entereza y su inclaudicable dedeo de vencer, su colectivismo y honestidad en el juego sin traicionar los principios ético-morales que se les ha inculcado.

    Cuba es un país pequeño, bloqueado, con limitaciones materiales, sin embargo, ha dado muestras de tener un deporte sano al servicio de todos, que brinda posibilidades a todos los miembros de la sociedad de ejercerlo, con un estilo propio de hacer cultura física para el cuerpo y para el alma, brindando su apoyo al crecimiento deportivo de otros pueblos del mundo.

    El deporte en Cuba es un medio fundamental del desarrollo físico y de las esferas intelectual, volitiva y afectiva de la personalidad, de la formación de valores y de la conducta ciudadana.

    En el modelo deportivo que defendemos se encuentra plena articulación con los principios martianos acerca del deporte, aún cuando fueron escritos en otra época tienen plena vigencia en el actual sentido profundamente humanista de nuestro deporte, en su carácter amateur, contrario al espíritu mercantil y a la práctica comercial y nociva del deporte profesional, donde los atletas pierden hasta su patria porque cambian su nacionalidad y se venden al mejor postor.

    En este sentido, las instituciones educativas del sistema deportivo cubano tienen la misión de formar en los atletas y en la población en general los valores esenciales de nuestra sociedad socialista, martiana y fidelista, perceptibles en la conducta deportiva, estudiantil, familiar, laboral y ciudadana. Es por esto que la educación deportiva cubana integra los valores humanos y los dimensiona hacia el deporte, en el que se manifiestan las conductas individuales y colectivas haciéndose eco de las palabras del Comandante en Jefe Fidel Castro cuando dijo: “El deporte es una actividad sana y limpia, una actividad noble”.

    A pesar de esto sabemos que actualmente el deporte se ha desnaturalizado por el comercialismo, el doping, el juego sucio, la compra y venta de atletas, de jueces y árbitros, el dinero, el soborno a atletas, entrenadores y atletas, árbitros para “pactar” resultados deportivos en función de intereses de países, del espectáculo o de las mafias del deporte competitivo los cuales entronizan un sistema ajeno al ideal olímpico. Tales rasgos que ya despuntaban en la época de Martí fueron duramente criticados por su periodismo de opinión que puso al descubierto los peligros que entrañaba esta práctica deportiva mercantilista e inhumana.

    El sistema deportivo cubano, fiel a los principios éticos del deporte, tiene la ardua tarea y la gran responsabilidad de formar a los atletas incomparables, que en las peores y más adversos escenarios sean capaces de actuar siempre y mantener en alto la dignidad, los principios y el nombre de la patria.

    Se asume pues, dentro del sistema de valores expresados en el Programa Director, los siguientes: dignidad, patriotismo, humanismo, responsabilidad, laboriosidad, honestidad y justicia. Por ello, la escuela deportiva cubana debe tener una organización escolar deportiva estructurada en procesos que abarquen la formación integral del estudiante-atleta y en los cuales desarrolle su cultura general política, deportiva y de sus funciones vitales. Un papel fundamental lo jugarán las organizaciones estudiantiles y juveniles que junto al colectivo pedagógico trabajarán en el proceso formativo con sus métodos propios.

    Por último, exponemos algunos pensamientos martianos que expresan los valores que deseamos formar en los deportistas cubanos y que están presentes en los textos incluidos en las clases de Español Comunicativo de la carrera de Cultura Física de Santiago de Cuba:

Conclusiones

    Finalmente, hemos querido concluir este trabajo parafraseando algunas palabras de Martí en las que dice que en tiempos de ansiedad de espíritu y de confusión, urge fortalecer el cuerpo que ha de mantenerlo. Sobre todo, en las ciudades, donde el aire es contaminado, el trabajo excesivo, la vida dinámica y existe tanta violencia es necesario practicar el ejercicio físico para equilibrar nuestras energías, para lograr un sistema saludable de circulación de la sangre. Para los niños previó la necesidad de ejercitar sus cuerpos en el deporte sano, tanto como la de desarrollar sus mentes.

    Todas estas consideraciones martianas acerca del deporte cobran actualidad en la sociedad moderna de hoy, demuestran que su pensamiento está vivo, que es susceptible de aplicarse en cualquier esfera de la vida y que encierran un caudal cognoscitivo de gran valor para las nuevas generaciones de cubanos que integran el gran ejército de deportistas. ¡Qué gran verdad hay en las palabras martianas que resumen ese saber, cuando dice que nadie debe rehusar un noble combate aún cuando se crea vencido porque ya es una victoria haber intentado vencer en ese combate!

Bibliografía

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EFDeportes.com, Revista Digital · Año 17 · N° 172 | Buenos Aires, Septiembre de 2012
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