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Dismorfia muscular/vigorexia y su relación

con el trastorno obsesivo-compulsivo

 

Lic. en Psicología, Universidad de Buenos Aires

Máster en Psicología del Deporte y la Actividad Física, Universidad Complutense

(Argentina)

Mag. Marcelo Roffé

psicologia@marceloroffe.com

 

 

 

 

Resumen

          El presente estudio trata sobre una revisión bibliográfica sobre el concepto Vigorexia o Dismorfia Muscular. Diferencia la DM de otros trastornos y según el género. Muchos autores la consideran un trastorno psicológico y predomina en hombres que practican físico-culturismo. Diversos factores influyen en su desarrollo y mantenimiento.

          Palabras clave: Vigorexia. Dismorfia Muscular. Físico-culturismo. Género.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 172, Septiembre de 2012. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Los objetivos de este estudio son, en primer lugar, hacer una revisión del constructo de Vigorexia, también denominado Dismorfia Muscular (DM a partir de ahora); en segundo lugar, establecer un diagnóstico diferencial, principalmente si puede encuadrarse en el Trastorno Obsesivo Compulsivo pero también considerar y relacionar los Trastornos de la Conducta Alimentaria, el Trastorno Dismórfico Corporal y la Dependencia al ejercicio físico. Y finalmente, relacionarlo con la categoría de género, donde parece haber predominancia en hombres que practican físico-culturismo y que tienen adicción al ejercicio físico en gimnasios.

    Aunque no está oficialmente listada en el Manual de Diagnostico y estadística de los desordenes mentales (DSM IV, 2000), la Dismorfia muscular es reconocida por muchos investigadores como un legitimo desorden psicológico (Chandler, Grieve, Derryberry, Peg, 2009). Trataremos de establecer su Comorbilidad con otros trastornos de la personalidad teniendo claro que la etiología de la DM masculina es compleja y extensa, así como los múltiples factores que influyen en el desarrollo y mantenimiento de este desorden (Grieve, Truba, Bowersox, 2009).

Introducción a la DM como trastorno de personalidad

    La DM se caracteriza por la distorsión en la imagen corporal que la persona padece, y más concretamente, en relación a su tamaño muscular (Pope, Katz y Hudson, 1993).

    La subestimación de la musculatura por parte de estas personas, hace que en el individuo afloren sentimientos de insatisfacción muscular (Pope, Phillips y Olivardia, 2000) y, por lo tanto, baja percepción de atractivo físico (González-Martí, 2011; Hernández, Guillem y Hernández, 2005).

    Como consecuencia, la persona afectada realiza compulsivamente ejercicios de musculación con el objetivo de aumentar su tamaño muscular, creándose en muchos casos una dependencia al fisicoculturismo (Baile, 2005; Pope et al., 2000), entrenando incluso cuando se encuentran lesionados (Maida y Armstrong, 2005; Olivardia, 2001; Pope et al. 2000). La adicción al entrenamiento de musculación genera en el individuo el querer constatar continuamente su hipertrofia y definición muscular, manifestándose mediante conductas de verificación, ya sea frente a un espejo (Olivardia, 2001; Pope et al. 2000; Ragg y Brothman, 2004), con preguntas a familiares y compañeros de gimnasio, y/o subiéndose continuamente a la báscula (Pope et al., 2000). Además, estas personas hacen uso de suplementación para favorecer la hipertrofia del músculo (Janezic, O’Conor, Bazán y Gancedo, 2005; Pope et al., 2000).

    Lamanna, Grieve, Derryberry and Hakman (2008) examinaron las similares etiologías entre la DM y los desórdenes alimentarios y encontraron los mismos factores sintomáticos que influencias en ambos desórdenes: la insatisfacción corporal, la auto-estima y el perfeccionismo.

El trastorno enmarcado en la modernidad: ¿Actividad física o deporte? ¿Es adictivo?

    Cuando se pone en primer plano la imagen, la estética y la apariencia física, no sorprende que se glorifique la salud, la juventud y la belleza. El cuerpo como objeto de consumo y la exacerbación del cuerpo perfecto tienen bastante que ver con los valores post-modernos de nuestro tiempo (Mirella, 2004). Si bien los cánones de belleza corporal son un hecho que aparece desde los comienzos de la humanidad, desde comienzos del siglo XXI el culto al cuerpo incorpora una nueva dimensión, alcanzando actualmente un culto excesivo de esta belleza corporal. Se trata de una fijación por la perfección del cuerpo que se manifiesta bajo formas diversas que comparten sintomatología común, a partir del deseo de una imagen corporal perfecta. La DM sería una de estas formas manifiestas de obsesión por la perfección corporal definida según Baile (2005) como “una alteración de la salud caracterizada por una preocupación patológica de ser débil y no tener suficiente desarrollo muscular del cuerpo –aun teniéndolo- y que se manifiesta en la incapacidad de ver con exactitud el tamaño del propio cuerpo”. Como si estuviera en juego en esa apariencia de músculos y de perfección muscular la misma masculinidad.

    El objetivo fundamental del deporte es lograr el desarrollo personal y la construcción del yo, que alguien ha denominado “egobuilding” (Lipovetsky 1994). También se desea el perfeccionamiento cuerpo físico, la belleza, el desarrollo mental, la inteligencia o la creatividad. Simultáneamente, el ejercicio produce un estado de ánimo alegre y contribuye a atenuar el estrés que se acumula a lo largo del día, produciendo la liberación de tensiones. Por otro lado, el exceso de ejercicio puede derivar en una conducta adictiva que se recompensa psicológicamente de varias maneras, por ejemplo, generando una mejora del estado de ánimo y la salud o suministrando más oportunidades para relacionarse socialmente (reforzamiento positivo) y estas recompensas pueden promover una conducta adictiva y obsesivo compulsiva.

Factores socioculturales

    La adicción o dependencia al ejercicio supone una circunstancia en donde una persona realiza la práctica de ejercicio excesivo. Las personas con Adicción al Ejercicio tienen una tendencia a no descansar, haciendo ejercicio en forma voluntaria por lo menos una vez al día o más, a pesar de lesiones o enfermedades potenciales; con frecuencia poseen pensamientos compulsivos acerca de la práctica de ejercicio y manifiestan síntomas físicos y psicológicos de retirada cuando están privados de hacer ejercicio (Gutiérrez y Ferreira, 2007).

    La DM se relaciona con factores socioculturales (Baker, 2009; Goldfield, 2009; Grieve, 2007), pero también con déficits serotoninérgicos (Martínez, Fenoller, Rico, Carricajo, García, Piñol, Reinante y López-Higes, 2008) y personalidad de tipo obsesiva (Hollander, 1997), entre otros.

    Grieve (2007) de la Western Kentucky University ha investigado y publicado muchos trabajos en una línea de continuidad de Pope y sus seguidores. El desarrolla los factores que influyen en el desarrollo de la DM (Dismorfia Muscular). Incluye los siguientes factores o influencias: socio-ambiental (la presentación media de la imagen ideal y de la participación en el deporte), emocional (la insatisfacción de la imagen del cuerpo y su efecto negativo), psicológica (imagen del cuerpo idealizada y baja auto-estima) y cognitiva (perfeccionismo).

    Según Young y Anderson, “hay más actitudes y conductas alimentarias de tipo patológico y una pobre imagen corporal cuando los individuos practican ejercicio para evitar sentirse mal (afectos negativos), en comparación con la gente que lo practica por otros motivos. Estos grupos no difieren en la frecuencia o en la intensidad del ejercicio” (Young y Anderson, 2010).

    En la etiología de la DM también denominada Vigorexia, Complejo de Adonis o Reverso de la Anorexia, no hay un consenso. Se reportan causas múltiples con factores de predisposición, desencadenamiento y manutención del vicio al ejercicio físico. Y estos factores pueden ser socioculturales, biológicos y psicológicos. Y la falta de estudios epidemiológicos e investigaciones dificulta el conocimiento de la prevalencia de la DM (Molina, 2007).

    El trastorno de la imagen corporal constituye una condición de características multidimensionales que está vinculada a un gran malestar subjetivo y puede resultar perturbador particularmente para la relación social (Raich, 2004) y la imagen corporal es un concepto que alude a la forma en que la persona percibe, imagina, siente y actúa en relación con su propio cuerpo. Es decir, que se contemplan aspectos perceptivos, subjetivos, tales como satisfacción/insatisfacción, preocupación, evaluación cognitiva, ansiedad y aspectos conductuales (Rosen, 1995).

    La internalización del ideal corporal también incide en el desarrollo de la DM (Grieve, 2007).

Hacia un diagnostico relacionado con el trastorno obsesivo compulsivo

    Los síntomas más frecuentes en los sujetos obsesivos son: obsesiones de perfeccionismo, dudas obsesivas, rituales de comprobación, repetición y repetición mental. Es decir, se trata fundamentalmente de síntomas que suceden encubiertamente, lo cual dificulta la detección, evaluación y tratamiento del problema (Barajas Martínez, 2002).

    En la actualidad se sostiene la existencia de una serie de trastornos que se enmarcan dentro del espectro obsesivo-compulsivo (Candil, 2002), pues probablemente tienen en común bases biológicas, rasgos clínicos y respuestas terapéuticas, que son: la hipocondría, el TDC, la anorexia nerviosa, los trastornos de despersonalización, el juego patológico y las obsesiones y compulsiones sexuales.

    En la DM, se puede observar que los individuos manifiestan comportamientos obsesivos y compulsivos. Resultan invadidos por pensamientos obsesivos y repetitivos acerca de su imagen, su poca musculatura y acerca de qué deberían realizar para incrementarla, por lo cual estos individuos se lanzan compulsivamente a realizar ejercicio físico para compensar esa “falla” de su cuerpo, que es la carencia de suficiente tamaño muscular. Todo esto puede conducir a pensar que nos encontramos frente a un TOC. En conclusión, según Baile (2005), mientras no se considere la DM como un trastorno con entidad propia y así sea considerado por la comunidad científica internacional, los sujetos que muestren esta sintomatología podrían ser clasificados en uno de los tres trastornos, en función de cuál sea el núcleo central de su trastorno: la conducta alimentaria, la afección de su imagen corporal o sus obsesiones-compulsiones.

    La dependencia al fisicoculturismo, en cambio, podría relacionarse directamente con un Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC), debido a la obsesión del pensamiento que les atrae hacia el entrenamiento de pesas (hipertrofia muscular) y la compulsión de realizarlo constantemente. (González-Martí, Fernández Bustos, Contreras Jordan, 2012). Aunque también estos autores establecen una conexión más consistente con el Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) y el Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA).

    Según un estudio denominado ¿Tiene relación la ansiedad y los síntomas obsesivo-compulsivos con la DM? (Chandler, Grieve, Derryberry, Peg, 2009) estos autores confirman la hipótesis subrayando que podría ser que una predisposición a través de pensamientos obsesivos y conductas compulsivas cuando se emparejan con otros factores se vinculan con MD, liderando la expresión de estas obsesiones y compulsiones a través de la preocupación por el cuerpo. Los autores ponen el ejemplo de un individuo que sufre de pensamientos obsesivos y se expone a la imagen media hombre musculoso que puede manifestar sus compulsiones elaborando un esfuerzo para obtener la forma del cuerpo idealizada.

    En conclusión esta investigación de Chandler, Grieve, Derryberry y Peg (2009) apoya la línea de Maida y Amstrong (2005) en el sentido de que el MD debería ser clasificada bajo el espectro de los desórdenes en el cuadro obsesivo-compulsivo.

    Siguiendo a Molina, Miguel, Alcon, Frenzi (2011) también se determinó el vínculo entre la Vigorexia y el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), en el sentido de que tales individuos se muestran obsesionados con la idea de si poseen suficiente musculatura. Las compulsiones se manifiestan pasando muchas más horas en el gimnasio, malgastando grandes cantidades de dinero en suplementos deportivos inútiles, tienen un ingesta de alimentos anormal e incluso recurren al abuso de sustancias. Sin embargo, la DM parece originarse en emociones negativas, por disgusto o por vergüenza, en lugar de en una excesiva ansiedad como es el caso del TOC. En el TOC, la compulsión se repite de forma idéntica, su objetivo es disminuir los efectos negativos de la ansiedad asociada a la no realización. En la DM, la persona podría sustituir perfectamente sus ejercicios por otros que pensase como más eficaces para ganar más masa muscular (Rodríguez, 2007). Según este estudio Se verifica el modelo teórico propuesto, dónde la imagen corporal juega un papel muy importante en dicho trastorno y además parece haber comorbilidad entre rasgos psicopatológicos de personalidad (hipomanía, narcisismo y compulsividad) y la DM, no siendo significativa la comorbilidad con tendencias obsesivas.

Género y edad

    Los trastornos alimentarios como bulimia y anorexia predominan en un 90 por ciento en las mujeres. Sin embargo los físicos culturistas son 80 por ciento hombres.

    Se ha estimado que podría afectar entre el 1 y el 10% de los usuarios habituales de gimnasios. Pope (1993) llega a decir que de los 9 millones de estadounidenses que van al gimnasio, un millón estarían afectados de anorexia inversa.

    Otras estimaciones señalan que de los 700.000 casos de anorexia que puede haber en España el 10% serían varones y de estos 1/3 habrían llegado a la anorexia desde la DM. Es importante agregar que este trastorno que científicamente se denomina Dismorfia Muscular a partir de Pope y no Vigorexia, es también denominado Anorexia Masculina o Mal de los gimnasios (Mirella, 2004).

    Se cree que la DM es un trastorno típicamente masculino y en esto puede influir la presión social predominante sobre lo que es bello que en el hombre es el tener un cuerpo musculado y sin grasa y en la mujer la delgadez extrema. Se estima en torno al 80% hombres y el 20% mujeres. Siguiendo a Lamanna, Grieve, Derryberry & Hakman (2008) es un nuevo desorden que parece con prevalencia en hombres y que afecta a millones de ellos que se ven a sí mismo, según estos autores refieren, como débiles y pequeños.

    Hay discrepancias según los autores. Así, se habla de que la mayoría de los afectados se sitúa entre los 15 y 30 años para unos autores, para otros entre los 23 y 37 e incluso entre 18 y 35. Sesgos metodológicos son el origen de estas diferencias que en todo caso permiten resumir diciendo que entre los 15 y los 35 o 40 años se van a situar la gran mayoría de afectados (Muñoz y Martínez, 2007).

    Es interesante ver las actuales normas de la sociedad y sus efectos en las psiquis de hombres y mujeres. Al respecto una investigación encontrada de Grieve y Bonneau-Kaya (2007) nos habla de que los contenidos de las revistas populares para mujeres se centran predominantemente en bajar de peso, mientras que las revistas para hombres se centran en ganar peso (músculos) y esta línea de investigación relaciona las tasas de Anorexia y Bulimia en mujeres y de Dismorfia Muscular en hombres.

    Una imagen corporal negativa puede causar ansiedad interpersonal (Raich, 2004). Siguiendo esta línea de investigación, Grieve y Jackson (2008) han publicado una investigación denominada “Correlatos de la ansiedad psíquica social en hombres” retomando la hipótesis inicial de Pope (2000) de la que la DM fue reconocida inicialmente como un problema de hombres y como afecta negativamente ha sido postulado por Grieve (2007) como una causa de la DM. Y los resultados de este estudio del 2008 sostienen esta afirmación: hombres con altos niveles de ansiedad psíquica social se asocian con altos niveles de síntomas de DM y bajos niveles de autoestima.

    Atkinson (2011) distingue el esfuerzo al límite de la extenuación de las mujeres por ser excesivamente femeninas mientras los hombres construyen músculos patológicamente a través del consumo de drogas, la alimentación modificada y la adicción al ejercicio en el sentido de ser hiperbólicamente masculinos.

Conclusiones

    El objetivo del estudio fue contribuir a la clasificación de la Dismorfia Muscular bajo un trastorno mental específico, dada la inexistencia de inclusión de la Dismorfia Muscular en los manuales de desórdenes mentales. Este hecho genera una gran controversia entre los diferentes autores que clasifican este trastorno en función de las características predominantes en el individuo que la padece en relación a un TDC, TCA o TOC.

    Según el último estudio encontrado (González Marti, 2012), la DM debería ser incluida en los manuales futuros bajo el criterio diagnóstico de un TDM (Trastorno Dismórfico Corporal). El autor lo fundamenta a partir de variables relacionadas con un TDC y se apoya en una veintena de autores cuyos últimos son Babusa, Urbán, Czeglédi y Túry (2012), Cafri, Olivardia y Thompson (2008), aunque paradójicamente cita a Grieve (2007) en quien nos respaldamos para encuadrar la DM dentro del TOC.

    La DM podemos ubicarla como un trastorno emergente en las sociedades de tipo competitivo (culto al cuerpo). El término de vigorexia, anorexia inversa o complejo de Adonis, se refiere a un trastorno dismórfico corporal o trastorno alimentario en personas con excesiva musculación corporal.

    Predomina en hombres jóvenes, sobretodo en asiduos a los gimnasios. Se relaciona con factores socioculturales, déficits serotoninérgicos y personalidad de tipo obsesiva, entre otros. Con la información disponible, quizá la vigorexia encaja mejor como una variante del TDC, dado que su excesiva preocupación por su imagen corporal parece ser el síntoma central de la patología, sobre la cual se desarrollan las demás (Martí Martínez y otros, 2008).

    Sin embargo la mayoría de los autores coinciden en la carencia de mayor cantidad y calidad de estudios e investigaciones que amplíen el conocimiento sobre la clínica de este trastorno. Y esta parece ser la principal causa de porque no esta encuadrada en el DSM IV en ningún trastorno específico ni tampoco lo estará en el DSM V de próxima aparición en 2013.

    En síntesis, el constructo Dismorfia Muscular es un constructo complejo que se relaciona con la auto-percepción de la imagen corporal, la insatisfacción, el perfeccionismo, la autoestima, la presión social, los síntomas obsesivo compulsivos, la ansiedad psíquica social, que se liga a físico-culturistas y predomina en hombres (reverso de la Anorexia como su nombre lo indica) y que según algunos autores de la línea de Grieve (uno de los que más investigó el tema y con quien coincidimos) se incluiría dentro del TOC y según otros autores de la línea de Rodríguez esta mas emparentado con el TDC, quedando abierta la línea investigativa de cara al futuro.

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