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La lucha antidopaje, un proceso que 

comienza con la selección de talentos deportivos

 

Especialista en Psicología del Deporte. Jefe del Departamento de Investigaciones

del Centro Provincial de Medicina del Deporte de Pinar del Río

(Cuba)

MSc. Kenia Gámez García

kenwil@princesa.pri.sld.cu

 

 

 

 

Resumen

          El doping es un fenómeno de aprendizaje social. En la base del alto rendimiento deportivo, generalmente, se manifiesta por errores en la selección de talentos y comportamientos de riesgo de los atletas, sus padres y entrenadores. Por lo que la prevención del doping debe establecerse como un proceso que comienza con la propia selección y adquisición de talentos en nuestras escuelas de iniciación deportiva y debe llevarse a cabo durante toda la trayectoria del deportista.

          Palabras clave: Doping. Prevención. Atletas.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 171, Agosto de 2012. http://www.efdeportes.com

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    Han sido muchos los esfuerzos de los profesionales del deporte para eliminar del ámbito deportivo el uso del doping. Sin embargo, se evidencian nuevos casos de atletas dopados cada año. La esencia de los motivos que llevan al dopaje varían en cada atleta que resulta positivo en los controles antidoping, aunque sí queda claro la finalidad del doping activo: la obtención de logros en la competencia deportiva.

    Generalmente este fenómeno se evidencia en el alto rendimiento deportivo; pero la aparición de casos en el deporte base nos hace cuestionarnos acerca de la tendencia en la que puede convertirse el uso de sustancias y métodos dopantes, así como del momento en el que se debe comenzar la prevención del fenómeno.

    El ser humano no nace deportista, el serlo no es más que una formación social en la que intervienen obviamente el espacio y tiempo en el que se desarrolla el individuo y las condicionantes biológicas y psicológicas.

    Asimismo el dopaje ha adquirido con el paso del tiempo diferentes formas de uso, y aunque no es propio de un deporte específico es un fenómeno que surge, se modifica y recrea condicionado por el aprendizaje social en el ámbito deportivo.

    La práctica deportiva del alto rendimiento se inicia desde edades tempranas en busca de la especialización deportiva. Esto implica que niños y adolescentes novatos en la práctica del deporte de alto rendimiento, totalmente ajenos a las normas, responsabilidades y restricciones derivadas de la propia práctica deportiva, puedan incurrir en el uso del doping.

    Asimismo, y partiendo de la propia selección de los talentos deportivos, se pueden mencionar algunas limitantes que pueden influir en que la selección incida en el uso del doping.

    Cuando hablamos de talento deportivo nos referimos a una imbricación imprescindible de características que solo podrán desarrollarse y potenciarse hasta un límite determinado, en dependencia de la potencialidad que el niño posea y en correspondencia con su edad biológica y mental. La selección de talentos se orienta básicamente hacia la identificación de aptitudes en el niño ya sean biológicas, físicas coordinativas u otras.

    Encontrar en un niño la mayoría de las aptitudes antes mencionadas se convierte en una labor difícil y exhaustiva; por lo que es necesario hacer una distinción entre aquellos criterios que son innatos en el niño y aquellos que se pueden desarrollar en el propio entrenamiento deportivo. Generalmente los entrenadores deportivos son los encargados de elegir a los sujetos que integrarán la selección para la conformación de sus equipos deportivos, ya sea mediante la observación, el estudio de los rendimientos y de la participación destacada de los escolares en las competencias, o mediante un acercamiento entre el entrenador y el profesor de educación física, quien puede indicarle a aquellos alumnos con ciertas habilidades y capacidades que se acercan a los requerimientos planteados. Sin embargo, no se puede decir que el sujeto ya captado será una perspectiva y que formará parte del equipo deportivo.

    Un atleta debe cumplir con requisitos antropométricos, características físicas y características psicológicas como: la capacidad de aprendizaje; la predisposición para el rendimiento, diligencia en el entrenamiento, disposición para el esfuerzo corpóreo, perseverancia, la tolerancia a la frustración; la dirección cognoscitiva; los factores afectivos, etc.

    Es evidente que ciertas características psicológicas pueden ser un importante indicador para la inclusión de un niño en la práctica de los deportes en dependencia de las exigencias de este, por ejemplo: “Un niño que es capaz de realizar las tareas orientadas por el adulto, y se destaca en ejercicios de conjunto, en las habilidades de interacción y acciones de cooperación con otros compañeros en el juego, puede valorarse su inclinación a los llamados deportes colectivos, como el baloncesto, fútbol, béisbol, etc. O en el caso de que el niño se destaque en las tareas que sólo dependan de él mismo y se observe determinado potencial de desarrollo, que le permita desenvolverse en un deporte individual y sus aptitudes anatomofisiológicas así lo declaren”. (Cañizares, 2004)

    Existen niños que se destacan en una y otra prueba física (velocidad, resistencia a la fuerza entre otras), por sus características físicas, su somatotipo y al realizarles una caracterización psicológica resultan no aptos para la práctica deportiva. ¿Cuándo se considera un niño, que posee todas las características físicas para el deporte, no apto psicológicamente para el deporte?

    Algunos trastornos mentales y del comportamiento incapacitan al niño o adolescente potencialmente talentoso para el deporte, a incorporarse a una escuela deportiva. Por ejemplo, los trastornos de adaptación, las fobias (sociales o específicas), los trastornos de ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno disocial, trastorno psicótico, entre otros.

    Estos son ejemplos de trastornos con una gran variedad de síntomas que al expresarse incapacitan al niño o adolescente a la práctica deportiva sistemática. “Estos tipos de trastornos abarcan formas de comportamiento duraderas y profundamente arraigadas, que pueden manifestarse como modalidades estables de respuestas a un amplio espectro de situaciones individuales y sociales. Representan desviaciones extremas, o al menos significativas, del modo como el individuo normal de una cultura determinada percibe, piensa, siente y, sobre todo, se relaciona con los demás”. (CIE-10; 2005).

    Algunos de estos trastornos son controlables con medicamentos, propiciando la integración social e interacción favorable con el medio, pero por lo general, los medicamentos que se utilizan para mejorar los síntomas son sustancias clasificadas por el COI como sustancias dopantes, lo que también es una limitante para la práctica de deportes de alto rendimiento.

    Los síntomas provocados por estos trastornos pueden pasar inadvertidos a las pruebas de captación que se le realizan a los sujetos y obstaculizar el proceso de selección de talentos, perjudicando así, el buen desarrollo del deporte. Pueden incidir en que el niño o adolescente con potencialidades deportivas no llegue a formar parte de la selección o surgir en la medida que el curso escolar avance. Además, pueden provocar fluctuación de atletas en el primer período de entrenamiento deportivo, ya sea en la primera etapa del entrenamiento o en el propio curso escolar.

    Al incluirse en un equipo deportivo de cualquier deporte a un atleta cuya estabilidad comportamental dependa de medicamentos clasificados como doping, se está incidiendo en el fenómeno doping, destruyendo a una persona, creándole falsas expectativas, influyendo en sus proyecciones futuras, frustrando posibilidades reales, motivándole hacia su participación en el deporte como ente activo, aún sabiendo que este intento es un intento fallido, destruyendo su autoestima en la medida que se identifica más con el deporte. Aceptar a un atleta conociendo que estas son sus condiciones, es un error que implica importantes pérdidas económicas al estado, así como una absoluta falta de ética profesional.

    Por otra parte, todos los atletas tienen una formación común: Las escuelas de iniciación deportiva, por lo que no se debe esperar a que el atleta ascienda en la pirámide deportiva para que comience a aprender acerca de los comportamientos de riesgo, de su responsabilidad como atleta o de las sanciones respecto al doping.

    El niño o adolescente se considera atleta desde el mismo momento en el que comienza a practicar el deporte de alto rendimiento, desde que se inicia en la escuela deportiva y por lo tanto, debe acatar las normas y reglas que lo distinguen como tal.

    No es una justificante que el atleta no posea los conocimientos necesarios para evitar el dopaje, que no pertenezca aún al alto rendimiento o que posea corta edad. Un atleta que resulta positivo en los controles antidoping, es un atleta que transgredió las normas del deporte no importan los motivos, ni las situaciones que pudieron haberlo originado.

    Ya decíamos que el doping es un fenómeno social y en la base del alto rendimiento deportivo, suele manifestarse a raíz de comportamientos de riesgo provocados por desconocimiento de los involucrados, ya sean los atletas con poca experiencia en el deporte, los padres de los atletas, los propios entrenadores y todo aquel personal que de una forma u otra trabaja cerca de los atletas en la élite deportiva. (Gámez, 2007)

    Esto demanda, de los miembros de la triada deportiva, absoluta preparación con respecto al doping, a los aspectos más importantes a tener en cuenta en su prevención y a los manejos para su tratamiento en caso de que aparezca. Además de la responsabilidad que les atañe como parte en la selección de talentos deportivos. No debe recaer toda la responsabilidad de la selección en el entrenador de los equipos deportivos.

    Se puede decir que el trabajo preventivo es la vía más eficaz de acercamiento a los atletas y al medio que influye en sus vivencias y conflictos con respecto al doping. Es justo en sus inicios en el deporte cuando se debe ser más cuidadoso respecto al fenómeno, debido a la falta de experiencia de los atletas.

    La prevención del uso del doping, debe establecerse como un proceso que comienza desde la propia selección y adquisición de talentos en nuestras escuelas de iniciación deportiva y debe llevarse a cabo durante toda la trayectoria del deportista. En un inicio con una finalidad informativa, formativa y de generación de alternativas, que contemple la intervención psicosocial como vía principal profiláctica en la que se incluyan y responsabilicen a atletas sus padres y entrenadores, además de los miembros de la triada deportiva (médico, psicólogo y masajista). En la etapa de maestría deportiva debe establecerse en forma recordatoria, destacando los principales riesgos con respecto al doping que pueden ir apareciendo con los avances de la ciencia y la tecnología.

Referencias bibliográficas

  • Cañizares, Marta (2004) Psicología y equipo deportivo. Editorial Deportes. Ciudad de la Habana. Cuba.

  • CIE-10 (2005) Décima Revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades. Trastornos Mentales y del Comportamiento. Descripciones Clínicas y Pautas para el Diagnóstico.

  • Gámez K. (2007) Estudio de la relación entre creencias y actitudes acerca del doping en atletas de deportes de combate de la EIDE “Ormani Arenado” de Pinar del Río. Tesis en opción al título de Master en Ciencias de la Psicología del Deporte. Instituto Superior de Cultura Física” Manuel Fajardo”. Cuba.

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