La competición deportiva: ¿es el único aliciente en la Educación Física para que el alumno se sienta motivado para realizar actividad física? |
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Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV-EHU) Vitoria-Gasteiz (España) |
Nekane Trueba Judith Vega Aritz Urdampilleta |
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Resumen Son muchas las preguntas que se hacen los profesores de educación física, pero muchos coinciden en una concretamente. El objetivo de este artículo es poder dar solución a esa pregunta que se plantean a la hora de impartir clase: La competición ¿es el principal recurso de la educación física para que el alumno se sienta motivado? Para dar respuesta a esta pregunta, se ha llevado a cabo una búsqueda de argumentos tanto a favor como en contra, acabando con una conclusión favorable hacia el pensamiento de “no la competición y sí a la participación”. Palabras clave: Motivación. Competición. Educación Física.
Abstract There are many questions asked by physical education teachers, but many agree on one particular. The aim of this work is to provide a solution to the question posed when teacher gives class: The competition, is it the main source of physical education for students to be motivated? To answer this question, we have conducted a search of arguments both for and against, ending a successful conclusion to the thought of “No to the competition and yes to the participation”. Keywords: Motivation. Competition. Physical Education.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 17 - Nº 170 - Julio de 2012. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción
El tema que se ha llevado a estudio, es la competición como motivación. A los profesionales en ciencias de la actividad física, deporte y la salud nos concierne mirar hacia el futuro y poder dar argumentos hacia nuestra forma de impartir clase. Es por ello que en las páginas siguientes expondremos diversas opiniones sobre si la competición es la manera de motivar a los alumnos, para ello hablaremos sobre las distintas motivaciones que puede haber en clase y cómo se puede hacer para que la competición no sea el recurso para motivar, ya que no motiva por igual a los niños.
Durante el desarrollo del ensayo aparecen autores como Dosil y Caracuel (2004) que definen la motivación, Buceta (1999), Vallerand y Rousseau (2001), Joan Duda (1992), de los cuales obtendremos las distintas motivaciones y Lourdes González López (2005) a través de la cuál sacaremos algunas soluciones para ayudar a motivar a los alumnos sin necesidad de la competición.
Antes de empezar con el desarrollo, creemos oportuno dejar claro los conceptos de Actividad Física y Deporte ya que frecuentemente se confunden estos términos, que en realidad no significan lo mismo. La diferencia radica en el carácter competitivo del segundo, en contra del mero hecho de la práctica del primero.
La actividad física comprende un conjunto de movimientos del cuerpo obteniendo como resultado un gasto de energía mayor a la tasa de metabolismo basal. A veces se utiliza como sinónimo de ejercicio físico, que es una forma de actividad física planificada y repetitiva con la finalidad de mejorar o mantener uno o varios aspectos de la condición física. La actividad física que realiza el ser humano durante un determinado período mayor a 30 minutos y más de 3 veces por semana generalmente ocurre en el trabajo o vida laboral y en sus momentos de ocio. Ello aumenta el consumo de energía considerablemente y el metabolismo de reposo, es decir, la actividad física consume calorías (González, 2005).
Por el contrario, el deporte es toda aquella actividad física que involucra una serie de reglas o normas a desempeñar dentro de un espacio o área determinada (campo de juego, cancha, tablero, mesa, entre otros) a menudo asociada a la competitividad deportiva. Por lo general debe estar institucionalizado (federaciones, clubes), requiere competición con uno mismo o con los demás. Como término solitario, el deporte se refiere normalmente a actividades en las cuales la capacidad física pulmonar del competidor son la forma primordial para determinar el resultado (ganar o perder); sin embargo, también se usa para incluir actividades donde otras capacidades externas o no directamente ligadas al físico del deportista son factores decisivos, como la agudeza mental o el equipamiento. Tal es el caso de, por ejemplo, los deportes mentales o los deportes de motor. Los deportes son un entretenimiento tanto para quien lo realiza como para quien observa su práctica. (González, 2005).
Metodología
A la hora de llevar a cabo la búsqueda de información se han utilizado las bases de datos: Google Académico, CSIC-ISOC, Dialnet, ERIC, Heracles, Informaworld, ISOC (Iedcyt), Latindex, Sport Discus con las palabras clave: “motivación”, “competición” y “educación física”.
Resultados y discusión
La competición como medio educativo ha generado un debate intenso entre los profesionales de Educación Física (EF) y el Deporte. Existen posiciones muy contrastadas sobre el tema, desde los que ven en la competición la fuente más importante para generar motivación en las clases de Educación Física, a detractores que en la competición ven reflejados valores negativos de la sociedad que son perjudiciales para la formación de los escolares. El modelo deportivo altamente competitivo que a nivel mediático se nos ofrece, no es a menudo el mejor ejemplo para promocionar la actividad física y sus aspectos formativos (Garita, 2006).
Se podría considerar la competición no sólo como un aspecto aplicado en nuestra cultura deportiva que puede aportar beneficios a las capacidades motrices, hace falta también analizar su aportación en el desarrollo emocional y formación en valores de nuestros alumnos. Por ello muchos autores como Buceta (1999), Vallerand y Rousseau (2001) y Duda (2001), no están a favor de la competición porque no se tiene en cuenta los valores y emociones que los alumnos llegan a sentir con ello.
La competición es la manera más común de los profesores de Educación Física de mantener a los alumnos entretenidos y motivados, y el hecho de hacer eso en clase puede venir a raíz de que ven que los alumnos no participan en las actividades. No se paran a pensar que el que no participen puede ser por la falta de implicación, si les gusta o no, si ven que pueden superar la actividad porque está dentro de su zona de desarrollo próximo (Vygotski, 1931), por cuestiones de grupo (el contexto marca todo), por miedo, por vergüenza, por incompetencia aprendida, por el hecho de que el Maestro Especialista en Educación Física (MEEF) le obligue, por no encontrar recompensa…
Puede que piensen que con la competición se suple todo esto, pero no es así, ya que se agravan aún más. La competición lo que hace es infravalorar a los que no son buenos en esa actividad o juego y eso hace que no pongan interés y aún menos tener motivación hacia ello (Cecchini et al, 2004).
La EF está muy relacionada con el deporte, ya que los niños que lo practican, según como se les haya enseñado, pueden adquirir unos aprendizajes de competición y de infravaloración hacia los demás, que posteriormente los llevarán al aula y sus compañeros aprenderán de ello. Consideramos que la competición en edad escolar (hasta los 16 años) no es buena porque se deben evitar comparaciones y el éxito debe estar en la mejora personal. Es aquí donde el MEEF debe dejar claro la diferencia entre el deporte y la educación, los valores que se dan a uno y los valores que se dan al otro, ofrecer una actividad competitiva homogénea a grupos heterogéneos no puede funcionar (Buceta, 1999).
Y es ahora donde se hace la pregunta: y si no se realiza competición ¿Qué hacer para motivar a los niños? Pues bien, primero decir que es la motivación: “es un factor que depende de las características del sujeto (condición física, intereses, gustos…), nivel de privación, necesidades, ambiente… que hace que aumente o disminuya en cada momento el valor motivacional y las relaciones presentes o pasadas con sus motivos personales no todos los niños se motivan de la misma manera.”(Dosil y Caracuel, 2003).
Concretamente, en la actividad física “es una variable psicológica que hace mover al individuo hacia la relación, orientación, mantenimiento y/o abandono de las actividades físicas, determinadas por la asociación cognitiva que hace de diferentes situaciones (Positiva: mayor motivación; negativa: menor motivación o neutra: dependerá de la influencia del entorno y sus convicciones) en función de los factores (individuales, sociales, ambientales y culturales)” (Dosil, 2004).
Figura 1. La actividad física resulta interesante por su poder social, comunicación e compartir experiencias (Chamazou, 2007)
Por lo que para estos autores la motivación varía radicalmente en función de la actividad física realizada (diversión, competición, salubridad, terapéutico,…), depende del contexto social y en especial del cultural, es decir, depende de los factores del individuo y del ambiente (Garita, 2006).
Una vez vista la definición nos introducimos en lo que verdaderamente importa como el que existen diversas motivaciones: “básica y cotidiana” (Buceta, 1999); “Intrínseca y extrínseca” (Vallerand y Rousseau, 2001); “orientada al ego y orientada a la tarea” (Duda, 2001), a las que el MEEF debe atender y reorientar:
Básica: depende de los resultados obtenidos y del rendimiento personal.
Cotidiana: interés del niño por la actividad en sí misma, con total independencia de los logros obtenidos, un interés directamente relacionado con el rendimiento personal cotidiano y el divertimento, propio de la realización de una actividad que resulta grata y entretenida.
Intrínseca: se caracteriza porque el niño fija su interés por el trabajo, demostrando un papel activo en la consecución de sus fines, aspiraciones y metas. No depende de los demás, no realiza la actividad en función de lo que digan los demás. La actividad se realiza por el placer y la satisfacción que uno experimenta mientras aprende, explora o trata de entender algo nuevo, realiza una actividad por el simple placer de realizarla, por perfeccionar la práctica, sin que nadie de manera obvia le de algún incentivo externo… Es decir, que se enfocan más sobre el proceso de logros que sobre resultados, puede pensarse que están motivados al logro.
Extrínseca: aquella en la que el niño depende de los refuerzos que provienen del exterior, refuerzos que resultan imprescindibles para que se esfuerce: trofeos, reconocimiento social, etc. Es, sin duda, el tipo de motivación más débil de todos, intenta evitar el fracaso, es la más inestable, ya que no depende del propio niño sino del criterio de otras personas y de la valoración que hagan sobre la actividad realizada. Es decir, que se enfocan más sobre el proceso para llegar a un fin y no el fin en sí mismo, están motivados al ego.
Figura 2. Modelo jerárquico de la motivación intrínseca y extrínseca (Vallerand, 2001)
Orientada al ego: el niño está motivado por la competición que mantiene con los demás niños, tanto a nivel de reto como de resultados (juzgan su nivel de capacidad, si son o no competentes, comparándose con los demás), es decir, que es la competición con los demás.
Orientada a la tarea: no es la comparación del niño con los demás, sino en impresiones subjetivas de dominio y progreso personal (el niño juzga su nivel de capacidad basándose en un proceso de comparación con él mismo), es decir, es el resultado de la auto superación.
Figura 3. Esquema general de las orientaciones que se le pueden dar a la actividad física: orientación a la tarea o al ego (Adaptado de Roberts, 1992)
Como se observa en la Figura 3, todo lo que lleva a la competición es el propio ego de uno mismo, y si lo orientamos a la práctica, se conseguirá un patrón de conducta poco adaptativo el cual no es propio para aprender. Con lo que no es nada adecuado para la educación física y el desarrollo físico y psicológico propio del niño (Roberts, L., 1992).
Conclusiones
Tras ver todos los tipos de motivación hay que tener en cuenta que no sólo depende de ello si no que la motivación en EF sufre ya que es una asignatura “pública” en donde el fracaso se expone ante los demás, por lo que el MEEF debe procurar que las clases se desarrollen en un clima afectivo y relacional positivo, y así conseguir que no se burlen de los errores y conseguir que la motivación no sea en función del fracaso de otros, ni para evitar el fracaso, esto es lo que hace la competición; si no para sentirse bien con lo que se hace y superarse.
Fuentes: López (2011) y MARFFDEP Educación Física (2009)
El que se consiga esto es función del MEEF, él es el que debe reorientar la motivación de los niños y hacer que aquellos que evitan el fracaso, que creen que el éxito se construye sobre el fracaso de otros o ven en el error una amenaza, puedan reorientar la motivación hacia una en la que lo que se quiere es tener éxito en la tarea y ver el error y el reto como una superación suya. Y nos preguntamos: ¿Qué hacer entonces para dar solución a esta problemática?, basándonos y apoyándonos en González López (2005) las soluciones que damos son:
Primero hay que mostrar el para qué o el interés de lo que se hace.
La actividad debe estar dentro de su zona de desarrollo próximo y esto se consigue en función de las características del individuo, y para saber esto hay que hacer una evaluación inicial.
Estimulación individual a los alumnos que tienen poca confianza en sí mismo, en la realización de las tareas de la clase con frases tales como: ¡arriba que estás llegando, ya has hecho lo más difícil!, ¡sigue, ahora si vas bien!…
A través de la corrección directa y la estimulación activa a los menos aventajados, volviendo a demostrarles cómo hacerlo correctamente de manera cordial.
Para los más aventajados y también para los menos, estimulando y demostrando la utilidad de la tarea que realiza y los beneficios de la misma. Ej.: ¡atiende, con este ejercicio lograrás mejorar los lanzamientos que realizan! ¡observad todos, mirad como este ejercicio que ha realizado… le ha servido para mejorar el salto!, etc.
Al finalizar las actividades principales de la clase hacer que los alumnos y alumnas sean capaces de realizar una autoevaluación y evaluar a sus compañeros.
Por lo que concluimos diciendo que con la competición no se motiva a los niños, lo que hace es infravalorar a los demás, creemos que es necesario atender a todos los niños y saber que necesidades tienen para motivarse y que actividades necesitan para estar motivados. Es un trabajo costoso y duro pero es el deber de los maestros atender a los alumnos, a sus características y lo que verdaderamente se debe hacer es entenderles y ayudarles en todo lo posible y no ir por el “camino” fácil y hacer para todos lo mismo para que se motiven, porque por lo expuesto anteriormente no todos se motivan por igual y en la misma actividad, sea realizada por competitividad o no.
Referencias bibliográficas
Buceta, J.M. (1999) Variables psicológicas relacionadas con el rendimiento deportivo. Psicothema, 4 (19).
Cecchini, J.A., González, C., Carmona, A.M. y Contreras, O. (2004). Relaciones entre clima motivacional, orientación de meta, motivación intrínseca, auto-confianza, ansiedad y estado de ánimo en jóvenes deportistas. Psicothema, 1 (16), 104-109.
Dosil, J. (2004): Psicología de la actividad física y del deporte. McGraw-Hill
Duda, J. L. (1987) Toward a developmental theory of motivation in sport. Journal of Sport Psychology, 9, 130-145.
Duda, J. L. (1992). Motivation in sport settings: A goal perspective approach. En G. C. Roberts (ed.), Motivation in sport and exercise (pp. 57-91). Champaign, IL: Human Kinetics.
Garita, E. (2006). Motivos de participación y satisfacción en la actividad física, el ejercicio físico y el deporte. MHSalud: Movimiento Humano y Salud, 1 (3).
González, L.M. (2005). La motivación en las clases de educación física. Monografía.
Roberts, G. C. (1992). Motivation in sport and exercise: Conceptual constraints and convergence. En G.C. Roberts (ed.), Motivation in sport and exercise. Champaign, IL: Human Kinetics
Vallerand, R. J. y Rousseau, F. L. (2001) Intrinsic and extrinsic motivation in sport and exercise: a review using the Hierarchical Model of Intrinsic and extrinsic Motivation. Habdbook of sport psychology (2nd. Ed., pp.389-416). New York: Wiley.
Vallerand, R. J. & Thill, E. E. (1993) Introduction to the concept of motivation. Laval: Éditions Études Vivantes.
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