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Opúsculo de la memoria

 

UCCFD ”Manuel Fajardo”

(Cuba)

Dra. C. Bárbara Paz Sánchez Rodríguez

babipaz@inder.cu

 

 

 

 

Resumen

          La necesidad de registrar, documentar y conservar el pasado reciente de las prácticas físicas en Cuba, sus imaginarios y la multiplicidad de formas en que se han organizado no ha encontrado entre los historiadores del ámbito disciplinar -ni fuera de él- un espacio de rigor. El ánimo que acompaña al llamado movimiento de historiadores del deporte ha contado con un espíritu tenaz orientado a llenar el vacío institucional que por décadas padecen los estudios históricos entre nosotros, sin lograrlo. Sobre la responsabilidad del historiador y el impulso institucional que deben cobrar, advierte este trabajo.

          Palabras clave: Historia. Prácticas físicas. Cuba.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 17 - Nº 168 - Mayo de 2012. http://www.efdeportes.com/

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    ¿Quiénes son los historiadores del deporte? ¿Sobre que bases teóricas levantan sus investigaciones? ¿A que institucionalidad se acogen? Estas y otras interrogantes me inquietaron al recibir la invitación a participar en el II Taller de historiadores del deporte en esta ciudad y en este mismo sitio, el pasado año. Más por curiosidad que por interés académico, concurrí. Celebramos entonces, el 50 aniversario de la constitución del Instituto Nacional del Deporte, la Educación Física y la Recreación, INDER. Para el homenaje, allí coincidieron protagonistas y actores de varias generaciones. Aquellos días -con muy sutiles excepciones- asistimos a una dimensión intangible y vibrante de la historia contada entre recuerdos, anécdotas y emociones. Admito el privilegio que supone el acercarnos a la gloria vivida, empero, guardé sin responder las preguntas con las que pretendo inquietarlos: ¿quiénes son los historiadores del deporte?, ¿qué manejo de la historia hacemos?, ¿cuáles son sus investigaciones? Les propongo meditar acerca del oficio del investigador y su responsabilidad con la memoria de la Nación.

Los historiadores y la Historia, lo estratégico

    A la pregunta recurrente que motiva este trabajo: ¿quiénes son los historiadores? Corresponde un argumento analítico. Son los talleres de historia del deporte un espacio académico, o forman parte de una tradición que viene del periodismo deportivo y concomita con el relato de acontecimientos históricos.

    La forma que en nuestro ámbito disciplinar de la cultura física es considerada la historia, así como las políticas institucionales del INDER a su respecto, debería ser la fuente de este encuentro; si como es de suponer existe en el espíritu de la organización deportiva cubana tal intención. Lo cierto es que aún no se cuenta con una política a su respecto. Lo cierto es que este encuentro responde a una iniciativa de la Dirección de Docencia del INDER en el que se dan cita muchos interesados en la historia y muy contados historiadores.

    La práctica acumulada por la historiografía del deporte en Cuba está minada de aficionados a la historia que si bien han animado el comentario entorno a acontecimientos, actores y eventos significativos no han estado dotados de la metodología de esta ciencia para presentarlos. Otro, es el caso regular del funcionario o el directivo que al manejar datos para realizar su trabajo emplea el informe, el balance o el discurso político para mostrarnos una historia, su historia o la no historia. Hacer historia se convierte, lamentablemente, en el repaso de hechos calendariados hasta el delirio y que se repiten tanto en las currículas de formación general, universitaria y hasta en las académicas. Y esto es una crítica.

    La tendencia descrita pudiera responder parcialmente la pregunta que motiva este artículo. Y una aproximación a la respuesta, está seguramente en el hecho –presumible- siguiente: no contamos con historiadores en nuestra comunidad deportiva especializados, formados en las universidades del país. Habrá que decir claramente que en el caso de los claustros de nuestra universidad, ha ganado la ingenua decisión de promover a Licenciados en Cultura Física a profesores de Historia, sin la preparación básica para asumir tal desempeño, bajo el concepto -en mi opinión equivocado- que pueden impartir la historia de las prácticas físicas y deportivas “porque de eso sí saben” cuando se ha desconocido que impartir historia es tarea de un tipo singular de docente que además de estar formado en esta ciencia deberá contar con las herramientas metodológicas de rigor y un ethos que solo se consigue con el apoyo de esa comunidad. Se ha producido al menos en nuestros centros de enseñanza de la red de Cultura Física y el Deporte -una investigación que espera- que los graduados en las universidades pedagógicas con especialidad de Historia, Filosofía y Ciencias políticas integran los departamentos de Ciencias Sociales. Estos profesionales no imparten Historia de la Cultura Física, justo por el prejuicio que saben de esos campos pero de la educación física y el deporte, no.

    He descrito hasta aquí una realidad que nos acompaña por más de 30 años. Se comprende que el investigador y el docente pueden partir de una determinada formación y que las exigencias de su puesto de trabajo o su propia orientación dirigida por una alta motivación lo pueden conducir a formarse, luego, en otro campo de saber pero en cualquiera de los casos en que ello se produzca, pasa inevitablemente por el dominio del método científico, por un compromiso ético, por una actitud responsable para alcanzar su meta.

    El problema a debate obliga a la institucionalidad de la ciencia en la organización deportiva atender -en el caso de los estudios sociales- a fijar una política, unos objetivos precisos, como corresponde a la organización de la ciencia y la tecnología en nuestro país. El Dr. J. Núñez Jover en La ciencia y la tecnología 1 argumenta “El caso cubano adquiere una complejidad adicional si consideramos al decir de M. Lowy que “...en las ciencias de la sociedad (...) donde las opciones ideológicas condicionan no solamente la selección del objeto sino también la argumentación científica misma, la investigación empírica, el grado de objetividad alcanzado y el valor cognitivo del discurso; así, las ideologías y las utopías conforman no solamente los encuadres exteriores de la investigación sino también su estructura interna, su amplitud en tanto que conocimiento objetivo de la realidad”.2

    En 1998 surge el Grupo Reto encargado por la dirección de nuestro organismo, de cara a su aprobación por la Asamblea Nacional, la creación del Sistema de Ciencia e Innovación tecnológica conocido por sus siglas, SCIT. El grupo logró reunir a un efectivo equipo de profesionales del Instituto Superior de Cultura Física (ISCF) hoy Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte “Manuel Fajardo” y directivos, funcionarios y metodólogos del nivel central del INDER. El proceso fue asesorado por especialistas del CITMA y se produjo un movimiento que involucró a toda la universidad por la demanda de investigadores. La pretensión era extraordinaria.

    Debemos considerar que el SCIT surge como parte de un proceso orientado por los acuerdos del V Congreso del PCC., que aprobó los lineamientos del país en los que “...la ciencia y la innovación tecnológica tienen un importante papel, unido a la necesidad de acelerar la recuperación del sector científico, también afectado en determinados aspectos durante los primeros años del período especial, plantean la necesidad de actualizar las políticas y estrategias nacionales en este campo...”.3

    Para el año 1994 la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente promovió nuevas formas de organización de la ciencia y la tecnología que se reflejaron en la Proyección Estratégica del organismo:

  1. La implantación y consolidación del Sistema de Ciencia en Innovación Tecnológica.

  2. Desarrollo sostenible del Deporte, la Educación Física y la Recreación, asociado al incremento de la eficacia y eficiencia de los procesos.

  3. Incremento de la práctica de actividades físicas y deportivas, el uso del tiempo libre en la población cubana, así como el mejoramiento de la calidad de los servicios.

  4. La formación de valores ciudadanos, éticos, patrióticos, políticos e ideológicos en el proceso de preparación de los deportistas.

  5. Preservación de la salud de los atletas.

  6. La reserva deportiva.

  7. Sustentabilidad de nuestro tipo de actividad en la conservación del medio ambiente y como vía para la educación ambiental.

  8. Potenciar la producción de bienes materiales para la práctica de las actividades físicas.

    El establecimiento de una política científica en diferentes etapas de este proceso en los últimos 40 años, no ha estimulado el levantamiento de investigaciones de este corte. El propio Sistema de Ciencia e Innovación Tecnológica no contempla entre sus prioridades los estudios sociales e históricos.4 Una década después el problema sigue en pie.

    La política institucional de nuestro organismo no considera la necesidad de estudios sociales: históricos, antropológicos o etnográficos ello no ha impedido el reconocimiento implícito de su necesidad, en muchas de sus acciones. El problema se expresa en la ausencia de objetivos precisos dentro de su política científica tecnológica. Esta ausencia no es responsabilidad única de la organización INDER.

    El proceso de investigación para el SCIT implicó a un importante número de doctores, profesores universitarios e investigadores; ellos no repararon -tampoco- en la importancia de fijar objetivos claros que movilizaran a la comunidad científica de la organización deportiva al registro de su patrimonio.

    El espaldarazo a los estudios sociales de las prácticas físicas y deportivas desde la propia política institucional llama la atención acerca de la visión de este campo del saber, explícitamente incongruente con sus resultados. Reparar esta ausencia, implica en primer lugar asumir la responsabilidad de los historiadores, producir un debate sobre la historia que hacemos; un debate por supuesto académico que oriente, sistematice, aúne, conquiste y nos devuelva el espíritu de la nación a través de sus obras, que han sido muchas y altas. Esta consideración es estratégica para la organización deportiva en Cuba.

Los espacios vacíos

    El comportamiento de las investigaciones históricas del campo de las actividades físicas en general y las deportivas en especial, no está documentada suficientemente, ni han sido favorecidas por alguna metodología al uso. Las investigaciones de valor son raras y en su mayoría denotan una comprensión de la Historia francamente divorciada del sistema lógico conceptual con que la comunidad de historiadores ha sido formada en nuestro país.

    Desde luego, figuras imprescindibles salvan la honrilla en el ámbito: el profesor J. Fernández Corujedo quién recogió en un conjunto de trabajos memorables. Mucho y bueno. Hoy no sabemos donde podemos encontrar aquella obra.

    Un caso ejemplar es el del historiador Carlos Reig con un impresionante currículo y una pasión solo comparable a su obstinación en la batallas frente a tantos molinos de vientos. Su contribución como suele pasar en estos casos, aún no ha sido colocada en su puesto. Otros docentes en el pasado siglo hicieron su labor básicamente en la enseñanza de una asignatura, sobreviviente en cada programa de estudios de la Licenciatura de Cultura Física, Historia de la Cultura Física, vale mencionar al eminente Profesor Titular Nicolás Cosio y al Ingeniero Miguel Llaneras quién desde la Academia Olímpica fue un promotor del conocimiento de la historia del Movimiento Olímpico Cubano. Otro espacio para la historia que debe ser sometido a un análisis crítico, tiene que ver con el periodismo deportivo que por su función social, merece una atención inmediata que beneficiará el reajuste de su misión en los medios de difusión masiva.

    El debate sobre la docencia de la historia en la curricula universitaria es otro asunto pendiente.

    ¿Quiénes son los historiadores? Es una inquietante pregunta. Por una parte, admitir que hasta hoy -y eso si con una vocación y un valor respetables- los ponentes de estos encuentros y de los que le antecedieron en los años ‘90 del siglo XX, lograron estabilizar una reunión anual en el Museo del Deporte, dicho sea de paso, otra pérdida. Por otra, el espacio ganado por la Academia Olímpica sin funcionar en el último lustro.

    En mi opinión este interés tiene el mérito del esfuerzo fundacional; pero se necesita mayor alcance. Digamos que fue una etapa superada. Aquellos iniciadores fundaron y muchos desde el relato que construyeron dejaron la intención y el ideal. No se niega el valor de la historia como relato pero ellos no dominaron siquiera la metodología de la investigación bajo las coordenadas del método científico. Hoy contamos con una comunidad científica donde concurren historiadores, sociólogos, axiólogos, politólogos, científicos sociales formados por nuestras universidades, responsables de hacer un balance crítico y dar continuidad a los estudios sociales del ámbito desde posiciones consensuadas con el más alto rigor científico.

    Los espacios de conquista próximos están a la vista: AFIDE, Universidad, Pedagogía; estos encuentros de historia donde deben acudir investigadores e investigaciones; fuerzas que debe favorecer a la política de la organización, consolidar los fundamentos ideológicos del modelo deportivo cubano y contribuir con ellas a la salvaguarda del patrimonio deportivo de la nación.

Notas

  1. Núñez Jover, J. La ciencia y la tecnología como procesos sociales. Ed. F. Varela. La Habana, 1999.

  2. Lowy, M. ¿Qué es la sociología del conocimiento? Fontamarra S.A. México, 1986.

  3. Documentos y resoluciones del V Congreso del PCC. Publicaciones del CC. del PCC. La Habana, 1998.

  4. Sánchez, B. P. Cultura Física y Epistemología: una propuesta para el estudio de la experiencia cubana. Tesis doctoral, defendida en el ISCF “Manuel Fajardo”, La Habana, 2004. Pág.107-108.

Referencias bibliografías

  • Documentos y resoluciones del V Congreso del PCC. Publicaciones del CC. del PCC. La Habana, 1998.

  • Núñez Jover, J. La ciencia y la tecnología como procesos sociales. Ed. F. Varela. La Habana, 1999.

  • Lowy, M. ¿Qué es la sociología del conocimiento? Fontamarra S.A. México, 1986

  • Sánchez, B. P. Cultura Física y Epistemología: una propuesta para el estudio de la experiencia cubana. Tesis doctoral, defendida en el ISCF “M. Fajardo, La Habana, 2004. Pág.107 -108.

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