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Factores psicosociales condicionantes 

del dopaje en el alto rendimiento deportivo

 

Licenciada en Psicología. Universidad de la Habana

Máster en Ciencias de la Psicología del Deporte, mención

Psicología del Alto Rendimiento Deportivo

Instituto Superior de Cultura Física “Manuel Fajardo”

MSc. Kenia Gámez García

kenwil@princesa.pri.sld.cu

(Cuba)

 

 

 

 

Resumen

          La aparición y extensión del doping se debe en gran parte a factores externos a la propia esencia del deporte. La disponibilidad de las sustancias dopantes, el medio familiar, los entrenadores, el avance de la farmacología y el hecho de que los atletas estén insertados en contextos en los que se dan fenómenos como la automedicación y el consumo de drogas de evasión, son condicionantes psicosociales que pueden incidir en el uso de doping, lo que hace más complejo el problema de la prevención del uso y abuso de sustancias tóxicas por parte de la población deportiva.

          Palabras clave: Doping. Atletas. Factores psicosociales.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 17 - Nº 168 - Mayo de 2012. http://www.efdeportes.com/

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    Los motivos que llevan al consumo de drogas se pueden analizar desde diferentes aristas. En el deporte, al empleo de estas sustancias se le denomina doping, así como al empleo de métodos para mejorar de forma artificial los resultados deportivos.

    Según Platonov, citado por Ruiz Ortega (2003) “El aumento de las posibilidades funcionales de los deportistas bajo efectos de sustancias prohibidas se produce en gran medida gracias al bloqueo de los reguladores fisiológicos de las posibles límites de movilización de las reservas funcionales, lo cual puede provocar una tensión excesiva del corazón, hígado, riñones, puede afectar la termorregulación del organismo y tener otras consecuencias que pueden provocar enfermedades e incluso la muerte”.

    A pesar de esto, se puede decir que el uso del doping ha alcanzado proporciones elevadas, pues no solo ha sido utilizado por atletas de alto rendimiento sino que también, abarca hasta la base de la pirámide deportiva. Es conocido que en la actualidad, el doping ha sido utilizado incluso por miembros de equipos deportivos escolares y jóvenes que practican algún deporte. La aparición y extensión del doping se debe en gran medida a factores externos a la misma esencia del deporte.

    El problema se ha hecho mayor en los últimos tiempos debido a la unión de todo un conjunto de factores diversos entre los que se encuentran el desarrollo de la farmacología, el perfeccionamiento de los métodos de síntesis o semisíntesis de drogas, el avance de la bioquímica, la falta de escrúpulos o la ignorancia negligente de algunos entrenadores y atletas, así como el afán de lucro de los traficantes. (Martos Crespo)

    Los atletas pueden encontrarse insertados en contextos en los que se dan fenómenos como la automedicación y el consumo de drogas de evasión. Aunque se puede pensar que el atleta no es culpable cuando usa medicamento clasificado como doping con total ingenuidad, la administración de medicamentos clasificados como tal sin prescripción médica y sin ánimos de que estos influyan en el rendimiento de deportivo, también se considera doping y se sanciona. Asimismo el hecho de pertenecer a medios en los que se pueden presenciar fenómenos como la adicción a sustancias como el alcohol puede representar un riesgo precisamente por las etapas del desarrollo en la que se encuentran la mayoría de los atletas (la adolescencia y primera juventud). Esto hace más complejo el problema del uso de sustancias clasificadas como doping y el abuso de sustancias tóxicas por parte de la población deportiva.

    El ingerir bebidas alcohólicas, fumar cigarrillos o marihuana, inhalar cocaína, etc., por ejemplo, se produce mediante un aprendizaje con otras personas, habitualmente de significación como es la familia, los amigos y dentro del contexto predominante en la sociedad (en el uso socialmente aceptado). De algún modo existe un contagio o presión social que condiciona el uso de las mismas. (González, 2000)

    El deporte de competición es un ejemplo característico de actividad que, inevitablemente compara a cada deportista con sus compañeros, y se le exige además una constante superación para llegar a ser mejor. Ahora bien, el cómo y por qué llega el atleta al uso indebido de sustancias y métodos que pueden ser perjudiciales tanto para su carrera deportiva como para su salud, puede estar condicionado por varios factores psicosociales.

    Según Martos Crespo, el desarrollo de la industria farmacéutica ha influido en el uso del doping ya no solo por el desarrollo de drogas síntesis o semisíntesis sino al producir sustancias para el tratamiento sintomático de enfermedades leves que pueden dar positivo en un control antidoping y que son adquiribles incluso sin recetas médicas como colirios, nebulizadores para la nariz atorada y preparados antigripales que propician el dopaje involuntario.

    Además, existe cierta diversidad legislativa que puede traer consigo confusiones con el uso de diferentes sustancias, al no existir uniformidad entre las diversas federaciones deportivas en cuanto a la lista de sustancias prohibidas a los atletas.

    Otro factor que aumenta el riesgo de uso de doping es la disponibilidad de la sustancia, es decir, el fácil acceso de las personas a las mismas. Por eso al analizar la mayoría de los caso de doping se evidencia una tendencia mayoritaria hacia el uso de sustancias medicamentosas para aumentar no solo el rendimiento en la competencia sino para atenuar la fatiga en el entrenamiento deportivo. En este aspecto se puede apreciar una relación entre la disponibilidad y el consumo: a mayor disponibilidad hay mayor consumo; y a mayor consumo hay mayor daño. Lo que no quiere decir que el consumo lo determine solo la oferta o demanda de las sustancias.

    La familia del atleta, por ejemplo, influye en las creencias relacionadas con los efectos de las sustancias dopantes en la salud (Gámez, 2007). Por lo que resulta importante destacar el medio familiar como un factor de riesgo de uso del doping. Es justo en este grupo en el que el atleta adquiere sus primeras experiencias, valores y concepción del mundo. Se establece como el vehículo trasmisor de pautas culturales a través de varias generaciones, permitiendo al mismo tiempo modificaciones de las mismas. “La socialización de los miembros es especialmente importante en el período del ciclo vital que transcurre desde la infancia hasta la etapa del adolescente y adulto joven. Entre sus objetivos se encuentran: la protección y continuación de la crianza, la enseñanza del comportamiento e interacción con la sociedad, la adquisición de una identidad de género, la inculcación de valores sociales, éticos y morales, la conformación de una identidad personal, familiar y social”. (Arés Muzio, 2004)

    Este grupo social es una de las vías por las cuales el niño llega a las escuelas deportivas y se inicia en la práctica del deporte. El apoyo de los padres en la etapa de iniciación deportiva resulta vital. Contribuyen a fortalecer la autoestima del deportista pero un mal manejo en la comunicación entre ambos puede entorpecer el comportamiento y la preparación del practicante. El exceso de exigencias, el desconocimiento de la realidad del entrenamiento, la aspiración a que el hijo sea obligatoriamente un campeón, la comparación constante de los resultados del hijo con los de sus compañeros de entrenamiento en cuanto a resultados, son con frecuencia errores en los que incurren los padres y que pueden ocasionar conflictos en el deportista. Conflictos que pueden devenir en factores de riesgo potencial de uso de doping si el atleta de la base del alto rendimiento deportivo no logra el correcto afrontamiento y solución de los mismos.

    Los padres, abuelos, tíos etc. pueden influir definitivamente en el fenómeno, ya sea de forma malintencionada en busca de ganancias y éxito, o por desconocimiento, al medicar a los atletas cuando tienen algún padecimiento, desconociendo si los fármacos que ofrecen forman parte de las sustancias dopantes.

    También el hecho de que alguno de los miembros de la familia esté bajo tratamiento con medicamentos clasificados como doping incide en la familiarización del atleta con las sustancias, lo que puede provocar su uso o incidir en la percepción de la realidad acerca de las mismas y la repercusión que puede traerle su uso como atleta.

    El uso de sustancias clasificadas como doping se considera ilegal tanto si son administradas por el propio atleta, por el médico deportivo, sus padres o por el entrenador. Esta consideración se hace teniendo en cuenta los antecedentes históricos, ya que a principios de siglo era muy frecuente que fuese el preparador del deportista quien le suministrara la sustancia que se encargara de aumentar la capacidad de trabajo de los atletas.

    En un estudio realizado por Piney en 1998 se demostró el grado de desconocimiento en entrenadores sobre diferentes productos farmacéuticos y sus probabilidades de uso, así como sus creencias falsas acerca de los productos.

    El entrenador deportivo es el principal responsable de la educación de sus atletas, sobre todo en atletas de la base de la pirámide deportiva. Y cuando de doping se trata es la persona responsable de la educación y preparación de los atletas para el enfrentamiento al fenómeno.

    Pero qué sucede cuando la familia del atleta no incurre en comportamientos de riesgo respecto al doping, cuando el entrenador deportivo lo prepara adecuadamente para no incurrir en el fenómeno y aún así el atleta resulta positivo en los controles antidoping.

    A pesar de lo antes planteado no se puede decir que el medio ejerce una influencia lineal en los atletas sesgando o regulando fielmente su comportamiento hacia un objetivo. El determinante psicológico como determinante del desarrollo psíquico y de la personalidad alcanza su propia especificidad, convirtiéndose en mediatizador de las influencias externas. Y de aquí que se pueda depositar en el sujeto la responsabilidad de dirigir su comportamiento hacia la satisfacción de sus propias necesidades y aspiraciones.

    El atleta posee un rol activo en la decisión del uso o no del doping; no obstante a que las distintas etapas del desarrollo implican riesgos por todos los cambios y adquisiciones de los diferentes períodos del desarrollo. Esta decisión está influenciada por las propias características psicológicas del deportista, por sus necesidades y motivos, por sus actitudes y creencias, por los valores morales y éticos; que si bien se formaron en sociedad y son producto de la interrelación del atleta con su medio, este puede convertirlo en una fuerza motriz y solucionar las contradicciones que puede enfrentar de forma productiva.

    En su mayoría los deportistas son adolescentes y jóvenes que deben explotar al máximo sus potencialidades para obtener al final de su esfuerzo el mérito y la satisfacción que implica el logro. Pero, ¿Llegan todos nuestros deportistas al logro que ansían, después de años de esfuerzo? Obviamente no.

    Si bien el atleta mientras puede o posee características de ganador suele ser sujeto de atención y animado hacia la consecución de perspectivas futuras, bien es cierto que se le tiende a aislar y menospreciar en cuanto suelen desvanecerse sus potencialidades. Esta es una realidad conocida y vivenciada por los atletas.

    La adolescencia y la juventud son etapas claves en el proceso de socialización del individuo; este se prepara para cumplir determinados roles sociales y deberá regular su comportamiento para estar a la altura de las exigencias presentes en su contexto. Al incrementarse las exigencias, se derivan de ello un mayor número de responsabilidades y también niveles de independencia.

    La edad deportiva coincide con etapas de búsqueda de nuevas emociones, de autorreafirmación, donde aparece un sujeto autodeterminado capaz de defender sus convicciones y de autorregular su comportamiento teniendo en cuenta sus propios criterios. Y a su vez es una etapa de riesgo potencial al consumo de drogas. Ya que este fenómeno afecta mayoritariamente a la población joven, que es una población en riesgo para desarrollar conductas que pueden dañar su salud física y mental debido a la influencia que en esta edad representan los retos y la búsqueda de nuevas experiencias. (Domínguez García, 2004)

    A su vez esto requiere por parte de los atletas, el sentido de la responsabilidad respecto a su salud y a su vida, la responsabilidad de la salud de sus futuros hijos y de su prestigio como deportista. Y por qué no decirlo, requiere además del respeto y la ovación del medio deportivo, porque el esfuerzo sano también se condiciona con el estímulo.

    El prestigio social y los beneficios asociados al éxito deportivo, lleva a los atletas a buscar constantemente nuevas formas para obtener una ventaja competitiva sobre sus oponentes, pero la decisión de usar o no sustancias o métodos dopantes va más allá de la influencia circunstancial o social, que aunque es innegable no es definitiva.

    El atleta debe estar preparado para enfrentar el fracaso, para competir empleando solo sus propias fuerzas y conocimientos del deporte que practica, debe ser un conocedor de los riesgos como deportista que puede traerle el uso de sustancias o métodos dopantes ya sea por su propia voluntad o por descuido, debe estar preparado para enfrentarse al medio, ser capaces de asumir la derrota, aceptar las criticas y aprender de los errores decorosamente.

Referencias bibliográficas

  • Arés Muzio, Patricia (2004) Psicología de la familia. Editorial Félix Varela. La Habana.

  • Domínguez García, L. (2004) Psicología del desarrollo: adolescencia y juventud. Selección de lecturas. La Habana: Editorial Félix Varela.

  • Gámez, K. (2007) “Estudio de la relación entre creencias y actitudes acerca del doping en atletas de deportes de combate de la EIDE “Ormani Arenado” de Pinar del Río. Tesis en opción al título de Master en Ciencias de la Psicología del Deporte. Instituto Superior de Cultura Física” Manuel Fajardo”. Cuba.

  • González, R. (2000) “El alcohol y otras drogas”. Editorial Félix Varela. La Habana.

  • Martos Crespo. “Doping, una carrera sin meta”. Departamento de farmacología y terapéutica clínica. Seminario sobre farmacología del doping. Facultad de Medicina. Universidad de Málaga. Folleto.

  • Piney, León N. (1998) “Estudio del estado del conocimiento acerca del doping en entrenadores de combinados deportivos del municipio Pinar del Río”. Trabajo de diploma. Facultad de Cultura Física “Nancy Uranga Romagoza“.

  • Ruiz Ortega, A. (2003) “Propuesta de lineamientos de la Educación antidoping para la clase de entrenamiento de la EIDE ‘Ormani Arenado’ de Pinar del Río”. Tesis de Maestría. Facultad de Cultura Física “Nancy Uranga Romagoza”. Pinar del Río.

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