Obesidad y ejercicio físico | |||
Diplomado en Magisterio de Educación Física Licenciando en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (España) |
Francisco Gabriel García Ballester |
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Resumen El propósito de la investigación es analizar exhaustivamente un tema que actualmente es una de las grandes preocupaciones de los países desarrollados: el sobrepeso y la obesidad. También se ponen de manifiesto sus causas, así como un programa de ejercicio físico y diferentes recomendaciones dedicadas especialmente a personas con sobrepeso y obesidad. Palabras clave: Obesidad. Sobrepeso. Ejercicio físico. IMC.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 167, Abril de 2012. http://www.efdeportes.com/ |
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Definición de obesidad y prevalencia
Conceptualmente la obesidad es una enfermedad caracterizada por el exceso de grasa corporal y el consecuente aumento del peso y volumen corporal.
La obesidad, se ha convertido en la segunda causa de mortalidad prematura y evitable después del tabaco.
En España, el Estudio EnKid realizado sobre una muestra representativa de población de 2 a 24 años, concluyó que la prevalencia infanto-juvenil de obesidad era de 13,9% y de 12,4% para el sobrepeso, suponiendo un total de sobrecarga ponderal del 26,3%. La prevalencia de obesidad es significativamente mayor en varones (15,6%) que en mujeres (12%). En el subgrupo de varones, las proporciones más elevadas se observaron entre los 6 y los 13 años y en las chicas entre los 6 y los 9 años.
Si atendemos a las regiones los valores más altos de obesidad y sobrepeso se alcanzaron en la zona Sur y Canarias, siendo menores en el Norte de España.
Tabla 1. Prevalencia en varones
Tabla 2. Prevalencia en mujeres
Aunque la obesidad es una condición clínica individual se ha convertido en un serio problema de salud pública que va en constante aumento, tanto es así que la OMS afirma que “La obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial, y cada año mueren, como mínimo, 2,6 millones de personas a causa de la obesidad o sobrepeso”.
El análisis de las causas de la obesidad es fundamental para poder diseñar planes efectivos para su prevención. La lucha contra la obesidad y el sobrepeso requiere una acción conjunta de todos los elementos implicados: familia, entorno educativo, comunidad, entorno sanitario, autoridades y el propio individuo, y que se centra fundamentalmente en el aumento del tiempo dedicado al ejercicio físico y a la modificación de los hábitos alimentarios.
Clasificación de la Obesidad según el IMC
Con el fin de estimar la proporción de grasa corporal, diferentes índices que relacionan el peso y la talla. El método más utilizado por su sencillez para medir la proporción de grasa corporal es el Índice de Masa Corporal (IMC).
El sobrepeso y la obesidad son definidas usando el índice de masa corporal (IMC), por lo que el sobrepeso es definido como el IMC entre 25,0 y 29,9 kg/m², y la obesidad es definida como un IMC por encima de 30,0 kg/m².
Enfermedades relacionadas con la obesidad
Las enfermedades más frecuentes relacionadas con la obesidad son la diabetes tipo II, las enfermedades cardiovasculares y la hipertensión arterial. La obesidad infantil se asocia con un aumento de riesgo cardiovascular; niveles altos de insulina (hiperinsulinemia) y menor tolerancia a la glucosa, alteraciones en el perfil lipídico en sangre e incluso hipertensión arterial.
También se han descrito problemas ortopédicos (artrosis) que se acompañan de alteraciones en la movilidad física e inactividad; trastornos en la respuesta inmune con aumento en la susceptibilidad a infecciones; alteraciones cutáneas que reducen la capacidad de cicatrización de heridas e infecciones y problemas respiratorios nocturnos e incluso apnea del sueño.
El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para determinados tipos de cáncer (colon, mama y endometrial).
Además, La obesidad infantil tiene repercusiones sobre la calidad de vida del niño, favorece la baja autoestima y supone un mayor riesgo de discriminación y estigmatización, es decir problemas a nivel socio-psicológicos.
Obesidad y hábitos alimentarios
Las tasas de obesidad son más elevadas en los chicos con edades entre 6 y 14 años que realizaban con mayor frecuencia consumos de embutidos. La tasa de obesidad es inferior en los niños y jóvenes que realizan mayores consumos de frutas y verduras (4 o más raciones al día).
Los jóvenes que realizan un desayuno completo suelen expresar tasas de obesidad más bajas que los que no desayunan o lo hacen de una forma incompleta. El Estudio enKid puso de manifiesto que el 8,2% de la población infantil y juvenil española acude habitualmente al centro escolar u ocupacional sin desayunar. Incluso, el 4,1% no consume ningún alimento a lo largo de toda la mañana.
Los resultados del Estudio enKid ponen de manifiesto una menor prevalencia de obesidad en los niños y jóvenes que habitualmente realizan un mayor número de tomas a lo largo del día en comparación con los que realizan sólo una o dos comidas principales.
En la actualidad la dieta de niños y adolescentes se caracteriza por ser desequilibrada y excesivamente calórica. En general, los niños toman más cantidad de alimentos de la que precisan y su alimentación es rica en grasas, azúcares sencillos y, en consecuencia, en calorías. Hay un gran consumo de preparados precocinados y dulces y un consumo insuficiente de verduras, legumbres, frutas y pescado.
Tan sólo el 14% de los chicos y el 15,7% de las chicas consumen tres o más raciones de fruta al día. Los consumos más elevados de verduras, tanto en preparaciones cocidas como en ensaladas se observan en las familias de entorno socioeconómico más elevado.
Una recopilación realizada por el IOTF en 2007 para los países de la Unión Europea refiere las tasas más altas en chicos preadolescentes entre 7 y 11 años en Malta, Portugal y España. Las tasas más altas entre los 14 y los 17 años se obtienen en Chipre, Gran Bretaña y España. Entre las chicas, las tasas más altas también corresponden a Portugal, Grecia e Italia entre los 7 y 11 años y a Inglaterra, Irlanda, Hungría e Italia entre los 14 y los 17 años.
España se sitúa en una posición intermedia en el contexto de los países europeos en cuanto a la prevalencia de obesidad en los adultos. Sin embargo, es uno de los países europeos con mayor proporción de niños y adolescentes con exceso de peso, junto con el Reino Unido, Malta, Portugal, Italia y Grecia.
Según datos de la Encuesta Nacional de Salud 2001, el 71,7% de los niños españoles entre 6 y15 años no practica ejercicio físico en su tiempo libre. Los hallazgos del Estudio enKid fueron similares: el 60% de los chicos y el 80% de las chicas no practican habitualmente ningún deporte.
Actualmente la televisión es considerada en los países occidentales como la mayor fuente de inactividad y sedentarismo, por ello, la Academia Americana de Pediatría ha recomendado que en la infancia y adolescencia no se haga uso de más de 2 horas de televisión al día.
La influencia familiar en la obesidad
Se ha visto en niños de 4 a 7 años que la probabilidad de que sean activos es doble si son hijos de madres activas que los hijos de madres inactivas; cuando el padre es activo la probabilidad de que los niños fueran activos aumentaba hasta 3,5 veces y si ambos padres eran activos la probabilidad de que el niño fuera activo se multiplicaba por siete.
De forma significativa destaca la influencia de la obesidad materna, correlacionándose positivamente con el mayor consumo de grasa de los hijos. Los estudios longitudinales de seguimiento a largo plazo en niños y adolescentes muestran que la probabilidad de que los niños obesos sean adultos obesos es el doble que en los no obesos, especialmente en los que tienen un exceso de peso importante y en los que continúan siendo obesos en la adolescencia.
La tasa de obesidad es más elevada en los chicos cuyos padres han completado un nivel de estudios bajo, especialmente si la madre tiene un nivel cultural bajo. El nivel de instrucción de la madre sólo parece tener influencia en los niños más pequeños, hasta los 10 años.
Medidas para reducción de la prevalencia de la obesidad y el sobrepeso en la población infantil y adolescente
Favorecer estrategias que mejoren los hábitos alimentarios.
Favorecer estrategias de promoción de los diversos tipos de actividad física.
Sensibilizar a la sociedad para que entienda la necesidad de modificar los hábitos inadecuados de salud y transformarlos en prácticas saludables, especialmente en lo que afecta a la nutrición y a la realización de ejercicio.
Sensibilizar a los profesionales de la salud sobre la necesidad de establecer mecanismos de detección de los problemas de exceso de peso en sus estadios iniciales para prevenir su progresión y para tratarlos a tiempo.
Integrar dentro de las actividades cotidianas la actividad física: hay que aconsejar reducir hábitos diarios sedentarios y cambiarlos por otros saludables. Ejemplos sencillos y efectivos: ir a la escuela o al trabajo caminando o en bicicleta, bajarse dos paradas antes del autobús, utilizar las escaleras en lugar de coger el ascensor, efectuar caminatas, reducir el tiempo de estar sentado, etc.
Beneficios de la actividad física en personas con sobrepeso y obesidad
Efectos sobre el peso: reducción y posterior mantenimiento del peso, al menos del peso graso, especialmente si se asocia con una dieta adecuada. La actividad física también contribuye a la prevención del sobrepeso y la obesidad, tanto en niños como en adultos. También disminuye el depósito de grasa abdominal.
Efectos sobre el aparato locomotor: aumento de la densidad ósea. Aumento de la masa muscular y, aunque el entrenamiento no afecta a la estatura definitiva, se considera que la actividad física es necesaria para un proceso de maduración y de crecimiento corporal normal.
Efectos sobre el aparato cardiovascular: prevención global de instauración de enfermedades cardiovasculares. Prevención y control de la hipertensión arterial.
Efectos sobre el metabolismo: mejora del perfil lipídico con disminución de triglicéridos y colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad, e incremento de colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad. Mejora de la sensibilidad a la insulina, el metabolismo de la glucosa y el control metabólico de diabéticos.
Efectos psicológicos positivos: aumento de la autoestima, disminución de la ansiedad y de la depresión.
Otros efectos: mejora de la función respiratoria, especialmente en obesos, y reducción del riesgo de determinados tipos de cáncer.
Prescripción de ejercicio físico para personas con sobrepeso y obesidad
Para prevenir el sobrepeso es necesario realizar entre 60-90 minutos diarios de actividad moderada, o algo menos si la intensidad es mayor, para prevenir la transición de sobrepeso a obesidad.
Según el Colegio Americano de Medicina Deportiva es necesario un mínimo de 150 minutos (2,5 h) de actividad física moderada a la semana para recoger los beneficios de la práctica. La población con sobrepeso y obesidad debe de ir incrementando poco a poco estos tiempos hasta llegar a 200-300 minutos (3-3,5h) semanales. Este nivel de actividad permitirá mantener el peso perdido. La Asociación Internacional para el Estudio de la Obesidad (IASO) recomienda en adultos realizar 45-60 minutos de actividad física diaria (315-420 min/semana) como prevención para evitar que las personas con sobrepeso evolucionen hacia la obesidad, y efectuar de 60-90 minutos diarios (420-630 min/semana) de actividad física de intensidad moderada, para evitar la recuperación del peso perdido, en este caso en la fase de mantenimiento del peso perdido.
El Colegio Americano de Medicina Deportiva recomienda una reducción de la ingesta calórica y un incremento de la actividad física, estableciendo un balance energético negativo de 500-1000 kcal/día para la pérdida de peso.
Tipo de ejercicio: Actividad aeróbica: caminar, correr, ciclismo, natación… (Al inicio del programa de entrenamiento se recomiendan actividades de bajo impacto).
Intensidad del ejercicio: La intensidad debe oscilar entre el 45-80% de la Frecuencia Cardiaca de Reserva, dependiendo del estado físico y la etapa de entrenamiento.
Volumen del ejercicio: Entre 60-90 minutos al día, se pueden realizar entrenamientos fraccionados.
Frecuencia del ejercicio: De 3 a 5 días semanales.
Observaciones a tener en cuenta:
Combinar la dieta con ejercicio de resistencia muscular.
Debiendo ser ejercicios dinámicos donde participen los principales grupos musculares; con una intensidad entre el 20-60% de una repetición máxima; realizar 8-10 ejercicios, una serie de 10-15 repeticiones; con una frecuencia de 2-3 días semanales.
En los comienzos se pueden realizar las sesiones de entrenamiento fraccionadas (15’-20’ por entrenamiento, realizando 3-4 sesiones al día).
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