efdeportes.com
La educación a través de la instrucción:
la asignatura, la clase y el profesor

 

*Licenciado en Educación Física. Master en actividad física en la comunidad

Profesor auxiliar. Docente en el nivel superior

Universidad “Hnos. Saiz Montes de Oca” Pinar del Río

(Cuba)

MSc. Manuel Valdez López Portilla

ale@eco.upr.edu.cu

MSc. Jesús Costa Acosta*

costa@af.upr.edu.cu

MSc. Alexis Rodriguez Madera

arodriguez@vrect.upr.edu.cu

 

 

 

 

Resumen

          La Universidad de cara al siglo XXI reclama las exigencias de una sólida formación integral como fundamento de la comprensión global de la época en que se vive. El proceso formativo debe orientarse hacia una amplia y profunda visión determinada por el impetuoso desarrollo de la ciencia y la tecnología en estrecha interconexión con las diferentes esferas del saber, así como por su repercusión en toda la vida de la sociedad. En el presente trabajo se muestran reflexiones y experiencias relacionadas con este enfoque formativo, tiene el interés de crear en los profesores motivaciones para educar a través de la propia instrucción. Se patentiza que todas las formas de enseñanza son propicias para lograrlo, con un proceso consciente, creativo, flexible, en el cual se conjuguen armónicamente tanto lo profesional como lo ético, estético, ideológico e intelectual, capaces de incidir positivamente en los modos de actuación del futuro profesional.

          Palabra clave: Educación. Instrucción. Profesor.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 167, Abril de 2012. http://www.efdeportes.com/

1 / 1

Introducción

    En el proceso educativo intervienen la escuela, la familia y las organizaciones sociales, esa influencia se lleva a cabo con un mayor o menor grado de fundamento teórico y de sistematicidad. La escuela desempeña el papel rector de la educación de las nuevas generaciones y es el centro de su ejecución. La concepción social de una escuela productiva y formadora alcanza su plena realización en el proceso docente-educativo, bajo la conducción del profesor se desarrollan los métodos y formas de enseñanza y aprendizaje que motiven e interesen al estudiante a una participación activa, planificada y creadora en la práctica social, en la vida.

    La misma es la institución social por excelencia en la que entran en acción los protagonistas principales de la práctica educativa: docentes y alumnos, quienes contribuyen y se apropian del conocimiento científico, sentimientos patrióticos, políticos, de amor a la naturaleza y la comunidad, el medio ambiente, de lo ético, estético, solidario. Cada profesor y alumno forman parte de este contexto, desde lo que cada uno es y trae consigo, se encuentran en un espacio y tiempo común (el aula) y allí se genera una trama propicia para facilitar o entorpecer su misión.

    La ausencia de un enfoque dialéctico ha implicado que, en ocasiones, el resultado inmediato del proceso docente-educativo: la instrucción y la educación se vean como fenómenos dados de un modo aislado. Hablar de una apropiación de conocimientos, de actitudes en los alumnos implica hablar del saber hacer del docente, quien establece una particular relación posible del alumno con esos conocimientos. Una relación facilitadora del aprendizaje conlleva a encontrar el modo afectivo entre profesor-alumno (sujetos de la práctica educativa), quienes mediatizados por el saber y saber hacer dan sentido y significado a esta relación, movilizan afectos que también se trasmiten y sienten, los cuales pueden o no ser positivos para el aprendizaje, o para la enseñanza. Esto supone un análisis crítico permanente y la reflexión de la trama y vínculos generados en todo centro escolar y en cada aula en particular.

    En el presente trabajo se muestran reflexiones y experiencias en relación con este enfoque formativo, tiene el interés de crear en los profesores motivaciones para educar a través de la propia instrucción.

Desarrollo

    La experiencia demuestra que el proceso educativo y el instructivo se dan en una unidad dialéctica, es decir, cuando se instruye se educa y viceversa. Esto significa que el proceso educativo lleva implícito el instructivo (Álvarez de Zayas, 1996).

    José de la Luz y Caballero en su tiempo expuso: "Instruir puede cualquiera, pero educar solo un evangelio vivo". Este enunciado fue retomado y enfatizado por José Martí en sus distintas obras. En la actualidad trasciende y conlleva a la siguiente interrogante: ¿Todos los docentes de la Educación Superior están motivados para convertirse en evangelios vivos?

    Los docentes al dar el saber y el alumno al saber hacer logran una formación científica de la Educación física, en el camino se utilizan diversas formas, puede recordarse que "cada maestro tiene su librito", pero este proceso debe tener en cuenta:

  • Articulación de los hechos con la teoría.

  • La historia de los conceptos y la Educación física.

  • Desarrollo de hábitos y habilidades necesarias para realizar las actividades propias en el desempeño del profesional.

  • La Educación física para el desarrollo.

  • Multi e interdiciplinaridad.

  • Aprendizaje significativo.

  • Desarrollo de actitudes.

    Dos definiciones de enciclopedia:

  • Educar: desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales, físicas y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios y ejemplos.

  • Instruir: enseñar, informar o comunicar ideas o doctrinas

    En estas definiciones se pone de manifiesto la diferencia esencial entre las dos acciones. El educando es parte activa del proceso educativo. Quien se está instruyendo, en cambio, recibe y acumula conocimientos. La educación requiere plazos más largos y difíciles de precisar que los de la mera instrucción.

    Las clases de cualquier materia podrían ser dadas de un modo educativo o instructivo. Por ejemplo, las clases de gimnasia podrían tener por meta el desarrollo físico de los alumnos, o el aprendizaje de los reglamentos de las distintas disciplinas deportivas; las clases de Religión podrían ser dadas tratando de inculcar ciertos valores, o poniendo el énfasis en cuestiones rituales o históricas; las clases de química podrían ser dadas tratando de desarrollar ciertas habilidades manuales y la capacidad de deducción, o presentando y haciendo memorizar colecciones de fórmulas.

    ¿Qué es lo que hacen los docentes cuando dan clase? ¿Cuál es la misión de las escuelas? Las respuestas a estas preguntas son sencillas. Todo docente aspira a educar, pero el tiempo asignado a cada materia, los plazos impuestos por planificaciones pensadas para cumplir con los requerimientos de la etapa siguiente, y la gran cantidad y heterogeneidad de alumnos hacen que este objetivo sea muy difícil de alcanzar.

    La educación requiere tiempo y trabajo personalizado. En otros términos, la educación es cara, muy cara. Cuando los recursos escasean, invariablemente la educación se convierte en instrucción. En general, la escuela no puede reemplazar a la familia: por un lado, el tiempo que los niños y jóvenes pasan en su casa es mayor que el que pasan en el colegio; por otro lado, los compañeros son siempre más que los hermanos. En consecuencia, sería preferible reservar la palabra "educación" para la tarea que realizan los padres y usar la palabra "instrucción" para referirse a la tarea de la escuela.

    Pero éste no es el único argumento en favor de este uso de la palabra "educación". El otro proviene del carácter integral del proceso educativo. Esto lo diferencia del instructivo, que puede ser parcial.

    Dos opiniones autorizadas:

    “Educar es desarrollar en el hombre toda la perfección de que es capaz su naturaleza.” (Immanuel Kant)

    “La educación es la evolución armónica y progresiva de las diversas facultades humanas de un modo integral.” (Edith Stein)

    Educar a través de la instrucción.

  1. El desarrollo del pensamiento y los sentimientos se concibe como una unidad.

  2. Existe es una unidad y relativa independencia entre lo educativo y lo instructivo.

  3. Lograr transmitir un mensaje educativo coherente desde la propia Ciencia.

  4. Lograr condicionar la educación desde la dimensión curricular.

  5. La determinación de las potencialidades educativas de cada asignatura

    Las funciones de la Educación Física, según las intenciones educativas predominantes. Entre ellas destacan las siguientes:

  • Función de conocimiento, en la medida en que el movimiento es uno de los instrumentos cognitivos fundamentales de la persona, tanto para conocerse a sí misma como para explorar y estructurar su entorno inmediato. Por medio de la organización de sus percepciones sensomotrices, el alumno toma conciencia de su cuerpo y del mundo que le rodea.

  • Función anatómico-funcional, mejorando e incrementando, mediante el movimiento, la propia capacidad motriz en diferentes situaciones y para distintos fines y actividades.

  • Función estética y expresiva, a través de las manifestaciones artísticas que se basan en la expresión corporal y en el movimiento.

  • Función comunicativa y de relación, en tanto que la persona utiliza su cuerpo y su movimiento corporal para relacionarse con otras personas, no sólo en el juego y el deporte, sino en general en toda clase de actividades físicas.

  • Función higiénica, relativa a la conservación y mejora de la salud y el estado físico, así como a la prevención de determinadas enfermedades y disfunciones.

  • Función agonística, en tanto que la persona puede demostrar su destreza, competir y superar dificultades a través del movimiento corporal.

  • Funciones catártica y hedonista, en la medida en que las personas, a través del ejercicio físico, se liberan de tensiones, restablecen su equilibrio psíquico, realizan actividades de ocio, y, gracias a todo ello, disfrutan de su propio movimiento y de su eficacia corporal.

  • Función de compensación, en cuanto que el movimiento compensa las restricciones del medio y el sedentarismo habitual de la sociedad actual.

    La asignatura es un sistema que integra los temas y es un subsistema de la Disciplina. (…).

    La asignatura es aquel proceso docente que posibilita que el estudiante caracterice una parte de la realidad objetiva, que resuelva los problemas inherentes a ese objeto en un plano teórico, que tiene un objetivo cuya habilidad es compleja y de un orden de sistematicidad también complejo y que integra en un sistema de operaciones aquellas que aparecerán como habilidades a nivel de tema. (Carlos Álvarez de Zayas)

La Clase y el profesor que educa

La clase práctica (CP)

    Tiene como objetivos instructivos fundamentales que los estudiantes ejecuten, amplíen, profundicen, integren y generalicen determinados métodos de trabajo de las asignaturas y disciplinas que les permitan desarrollar habilidades para utilizar y aplicar de modo independiente los conocimientos.

    En la clase se tiene que cumplir con funciones instructivas, educativas y desarrolladoras, tal como expresara José Martí “No hay buena educación sin instrucción, las cualidades morales suben de precio cuando están realizadas por las cualidades inteligentes”

    Un colectivo de autores cubanos en la década de los 80 que consideró que “la Didáctica o Teoría de enseñanza tiene por objeto el estudio del proceso de enseñanza de una forma integral. Actualmente tiene como objeto: la instrucción, la enseñanza, incluyendo el aspecto educativo del proceso docente y las condiciones que propicien el trabajo activo y creador de los alumnos y su desarrollo intelectual.”

    El maestro o profesor en una educación formalizada es aquel quien contribuye en el proceso de enseñanza-aprendizaje de los educandos.

El profesor

    En relación con los aspectos formativos

  • es un pedagogo de la acción

  • enseña a planificar y controlar la planificación

  • orienta la acción propuesta

  • facilita la revisión de los procesos y de los resultados

  • escucha y comprende las experiencias de los otros

    En relación con los aspectos técnicos

  • se preocupa por su propia formación

  • estudia los problemas

  • plantea soluciones y planifica formas de acción

  • es creativo

  • juzga sus propios actos

  • revisa y mejora sus actuaciones

    Funciones del profesor orientador:

  • Detectar las necesidades de los alumnos conectándolas con los programas de aprendizaje

  • Animar, dinamizar y facilitar el desarrollo de los alumnos

  • Diseñar, dirigir y realizar cursos y talleres de su especialidad

  • Localizar recursos para el desarrollo de las actividades

  • Participar en el proyecto general formativo, responsabilizándose de las tareas específicas que le son encomendadas

  • Participar en un equipo multidisciplinar que desarrolle una acción formativa

Conclusiones

  • En cada carrera es indispensable de forma cooperativa y participativa la limitación del problema, enmarcar el objeto y definir, materializar tanto los objetivos educativos como instructivos para establecer el vínculo de naturaleza dialéctica entre el contexto social y el proceso docente-educativo.

  • Los docentes deben estar preparados para enfrentar el reto de educar e instruir. Para ello es necesario explotar de una forma más eficiente las posibilidades de las ciencias para ejercer una mayor influencia educativa mediante el fortalecimiento de la orientación y la motivación profesional, el desarrollo de la cultura humanística y de actitudes que estén acordes con las exigencias sociales.

  • Para lograr los éxitos esperados se impone la búsqueda de todos los soportes capaces de coadyuvar al nivel participativo y creativo para hacer más dinámica la interacción entre alumnos y profesores quienes aisladamente no pueden desarrollar el proceso docente-educativo.

  • Todas las formas de enseñanza son propicias para lograr la educación a través de la instrucción.

Bibliografía

  • Álvarez de Zayas, C. M. (1996). Hacia una escuela de excelencia. Editorial Academia. La Habana. p 94.

  • Batista, M, (1999). Un modelo metodológico para la formación de valores. Tesis en opción al título de Máster en Ciencias de la Educación. Universidad de Pinar del Río. Cuba.

  • Domingo, M. y Ambrós, S. (1996). Que puede aportar el conocimiento de la historia de la Geología a los profesores en formación. Enseñanza de las Ciencias de la Tierra (4.1), 13-20.

  • Freire, P. (1993). ¿Extensión o Comunicación? La concienciación en el modelo rural. Editorial Siglo XX, México. p 77.

  • Guyot, V. y Neme, A. (1997). Filosofía y cambio educativo. El lugar de la ética en la educación ciudadano. Alternativas. Serie: Espacio Pedagógico. Publicación Periódica del LAE. San Luis. Argentina. Año II-No 7, p 105-110.

  • Lacreu, H. (1997). Aportes de las Geociencias a la formación ciudadana. Alternativas. Serie: Espacio Pedagógico. Publicación Periódica del LAE. San Luis. Argentina. Año II-No 7, p 63-90.

  • Martí, José (1978). Diario de Campaña de Cabo Haitiano a Dos Ríos. Editorial Ciencias Sociales. Ciudad de La Habana.

  • Ponce, N. (1990). José Martí y la Geología. Boletín Sociedad Geológica de Cuba. vol. VII, No. 1. p 13-14

  • Pedro, E. Inmaculada de la Fuente, J. y Fernández, M. J. (1999). Evaluación de actitudes ambientales en la ESO. Análisis de un instrumento. Alambique. Didáctica de las Ciencias Experimentales. Vol. 22, p 77-86.

  • Rabadán, J. M. y Martínez, P. (1999). Las actitudes en la enseñanza de las ciencias: aproximación a una propuesta organizativa y didáctica. Alambique. Didáctica de las Ciencias Experimentales. Vol. 22, p 67-77

  • Rodríguez, C. R. (1983). Intervención en ocasión de imposición del título de Profesor de Mérito de la Universidad de La Habana, Cuba.

  • Savatier, S. (1997). El Valor de Educar. Editorial Ariel SA. p 222.

  • Sequeiros, L. (1997). Educar para la Solidaridad. Ediciones Octaedro. España. p174.

Otros artículos sobre Formación docente

  www.efdeportes.com/
Búsqueda personalizada

EFDeportes.com, Revista Digital · Año 17 · N° 167 | Buenos Aires, Abril de 2012
© 1997-2012 Derechos reservados